Hopes
La vida está compuesta de decisiones, o eso es lo que dicen. Si es verdad entonces yo nunca he hecho una buena. En realidad, tampoco me han dejado hacerlas.
He sido criado para obedecer, para vivir una vida que han puesto para mí y yo, tonto de mí, nunca me he cuestionado que lo que ellos decían era incorrecto. No intento justificarme, sé que mis actos han sido aborrecibles, que en mi espalda cargo muchas muertes, no directamente, pero si indirectamente al ni haber frenado esta situación. Por muchas disculpas que ofrezca, ninguna será suficiente pues una pérdida tal jamás podrá taponarse con meras palabras. Aun así, las pido, no para redimir mi conciencia pero si para que comprendan que estoy muy arrepentido. Yo nunca he querido ser malo, es más durante un tiempo pensaba que estaba del lado del bien. ¡Cuan estúpido fui!
Cuando desperté ya no había salida. La amenaza sobre mi familia me impedía el escape. Los grilletes de mi apellido que tantas puertas en su momento me habían abierto, ahora significaban traición y ni siquiera una ventana quedaba para mí por la cual huir.
Busqué una salida pacífica, pero en mi ingenuidad debo decir que creí tener la solución y poder con ello solo. Obviamente erré, la situación me sobrepasó y terminé recibiendo en mis carnes todo el daño que yo había propiciado siendo un maldito abusón.
Ahí tirado en el baño viendo sus ojos esmeraldas brillar de preocupación, entendí que lo único que yo ansiaba era un minuto, un único minuto donde su atención estuviera en mí. No importaba en costo. Como un niño mimado vi el rechazo que le produjo mi mano y solo encontré esa manera de no ser invisible para él. Muy tarde comprendí que jamás encontraría amistad, que estaba condenado a una vida de falsedad e interés. Esa noche lloré tanto que enfermé del rechazo que mi vida me provocaba. Las cicatrices que porto son fruto de lo que yo mismo he conseguido durante años.
Para el mundo era y sigo siendo un traidor, asesino, nadie me escucharía, me daría una vía de escape. En el fondo lo entiendo, tampoco yo me la daría. Debo decir en mi defensa, la cual ya no sirve de nada, que nadie entiende lo que es pasar un verano en compañía de un asesino viviendo en tu casa. Intentando dormir a pesar de las súplicas de todas las víctimas que han muerto a sus manos. Huyendo de su llamado para evitar mancharte las manos con sangre de personas cuyo único error ha sido nacer de manera diferente, de no ser magos, lo cual a mí ya no me parece tan increíble y digno de admiración como antes. Un mundo así de manchado, de estigmatizado no merece la pena. Ellos mal que nos pese han avanzado con sus propias manos y conservando las tradiciones han evolucionado no solo tecnológicamente sino socialmente mientras nosotros nos hemos quedado siglos atrás confiando tanto en la magia que sin ella no valdríamos ni un galeón.
Ahora lo entiendo, pero es muy tarde, lo se. De nada me ha servido intentar huir de esto pues al final el destino es implacable y me han dado lo que merezco, o al menos lo que ellos dicen que merezco. Cada noche vienen y me recuerdan lo que soy, para lo que valgo. Al inicio no les creí, aunque poco importa nadie me defenderá pues estoy solo y ellos solo "castigan" a un malo. A un malo que nunca quiso ser malo pero que la vida le ha puesto de antagonista.
Dicen que escribir aliviará mis penas, que mis pecados se harán tinta y la tinta se ira con mis lágrimas. Lástima que eso no sea verdad pues ¿cómo las lágrimas de un traidor podrán dar paz a los que perdieron amigos, familia en la guerra? Lo hecho, hecho esta y he de cargar con ello.
Debo decir que lo peor de la cárcel no es la cárcel en sí, es saber por qué estás ahí. La conciencia puede ser tu peor carcelero o al menos para mí que, aunque no lo parezca la tengo. Cada noche me despierto al sonido de la campana de medianoche mientras las pesadillas se ocupan de volverme loco. Hay veces que no se si estoy despierto o dormido porque ambas realidades son tan malas que quiero despertar. Eso no es posible ya que esta oscuridad es lo que me queda, al menos hasta mi muerte.
Los días más bonitos son cuando mi madre viene a visitarme y me habla sobre cómo es la vida fuera. Siento felicidad cuando la veo venir sabiendo que ella está lejos de todo esto, se lo merece, no tuvo la culpa de amar a un mortifago pues nunca compartió sus ideales. Ella dice que cuando el juicio llegue encontrare a un guardián, que seguro alguien se apiadara de mí. Patrañas. Nadie querrá hacerlo. No tengo amigos, conocidos que crean que merezco algo que no sea el beso del dementor. Se que ella no quiere creerlo y yo no le digo nada para no matar sus esperanzas. Dicen que es lo último que se pierde, a mí ya no me quedan.
No tengo fuerzas para continuar, quiero descansar pues nada hay por decir que no haya dicho ya. Y por mucho juicio que me vayan a hacer bien se mi condena. Ojalá acaben pronto con esto. Cuanto antes muera, mejor para todos. Incluso para mí.
Si alguien tiene tal vez las ganas de leer lo que este despojo que alguna vez fue un orgulloso Malfoy piensa me gustaría hacer llegar esto a alguien especial. No para que me saque de aquí sino para decirle algo que jamás me he atrevido a poner en palabras. Al ver mi fin tan cercano pensé que al menos me gustaría morir viendo sus hermosos ojos verdes. Ya que eso no es factible, por favor quien sea que lo esté leyendo déselo a Harry Potter. Si le digo te amo tal vez pensará que la locura ha hecho mella en mí. No lo desmiento.
Harry si algún día esto llegara a ti quiero pedirte perdón por todos estos años de acoso. Debo decirte que cuando rechazaste mi amistad te odie profundamente, yo quería ser u amigo aun a costa de la amenaza velada de mi padre. Tu no quisiste, ahora entiendo tus razones pues yo tampoco sería amigo mío, por eso te ataque, deseaba tu atención. Aun ahora la deseo, pero he crecido y para bien o para mal comprendí a la fuerza la imposibilidad de mi anhelo. Sobre el sectumsempra no te culpo, sé que no sabias lo que hacías. Yo te iba a lanzar un crucio, no lo olvides. Supongo que me vi sobrepasado y tu presencia me recordó cuan inútil era, aun así, jamás quise hacerte daño. Cuando lo lance, no te apuntaba a ti. Solo quería que te fueras.
Mi redención vino a modo de mentira, como mi vida había sido. Se que sabias que te reconocería y no esperaste esa reacción mía. En la Sala de Menesteres nunca pude responderte, pero lo haré ahora. Nunca desee que murieras y si había algo que pudiera hacer para evitarlo así sea. Te amo como un hombre ama a una mujer, como un hombre ama a otro hombre. El amor tiene tantas maneras de manifestarse que nos hace ciegos, tontos, porque cada uno es diferente y no existen normas para ello. No te sientas presionado por esto, yo sé a quién tú quieres. Ojalá seas feliz con ella pues no todos tuvimos esa oportunidad.
La alarma suena, es hora de descansar y con ello el fin de mi historia, de mi carta a nadie. Siempre tuve afán por la escritura. Tal vez y solo tal vez en otra vida podría haber sido escritor y tal vez nuestros caminos se hubieran unido, esta vez con un final feliz para mí. Pero no existe ese tal vez.
Aquí se despide Draco Lucius Malfoy, un malo que no quiso ser malo, un reo condenado a muerte.