Tiempo

Harry Potter - J. K. Rowling
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Tiempo
Summary
Todo había salido mal. Voldemort había ganado y lo único que podían hacer los sobrevivientes era escapar de una muerte segura. Sólo tenían una oportunidad de arreglar el pasado y era un viaje en el tiempo sin retorno, la única opción para que Hermione Granger recuperara todo lo que habían perdido... el problema fue que nunca pensó en la posibilidad de toparse con un par de ojos de un color esmeralda, grandes, intensos, hermosos...
Note
Buenos días, buenas tardes.Esta es una historia extraña, una especie de What If que se me ocurrió hace un tiempo después de leer muchos, muchos, muchos fics... Y bueno, nació el chocapic.Espero que les guste, y si no. Coméntenme porque O.OCheers!
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Chamber

El pasillo en donde aparecieron estaba vacío y frío, como lo era cualquier pasillo en Hogwarts. El corazón de Hermione se acongojó de melancolía al verse en ese lugar, y un sinfín de imágenes se apretujaron como una avalancha. Sacudió su cabeza de manera y brusca y miró a su lado, y frunció el ceño.

—¿Por qué? —preguntó a Regulus apuntando a Lily.

—Porque quería venir.

—¡Es peligroso para ella!

—En este momento yo soy un peligro para ustedes dos —murmuró Lily cruzándose de brazos.

—Me da miedo decirle que no —comentó Regulus aparentando terror

—Viene alguien, señor —avisó Kreacher apuntando hacia el fondo del pasillo.

Sin pensarlo, Lily agarró a Hermione del cuello del sweter y la arrastró a la primera sala que encontró. Regulus y Kreacher las siguieron rápidamente y juntaron la puerta.

Una sombra pasó por fuera, caminando tranquilamente y sosteniendo una lámpara en su mano. Filch se veía más joven, aunque con la misma nariz arrugada y cara desagradable, como si siempre estuviera oliendo o buscando algo. Los tres se quedaron quietos incluso después de que el celador desapareciera en una curva del pasillo. Si Filch andaba dando vueltas, la Señora Norris también debía estar cerca.

Después de esperar un minuto entero y sin ver señales de la gata, decidieron salir del aula con mucho cuidado. No se veía nadie.

—Bueno. ¿A dónde vamos? —preguntó Regulus peinándose el cabello.

—Al baño de chicas del segundo piso —contestó Hermione, mirando hacia los dos lados del pasillo.

—Uy, que emoción. El lugar prohibido para los chicos pervertidos —bromeó Regulus con una sonrisa picarona mientras avanzaba detrás de las chicas.

—Cómo si no hubieras entrado a un baño de chicas antes —dijo Lily mirándolo de forma burlona

—Siempre con invitación —contestó tono depravado más una sonrisa al abrazar a la pelirroja.

—¿Sabes que si James te ve hacer esto, te golpearía? —lo amenazó Lily sacando la mano del chico de su hombro con desdén.

—James no me preocupa, es un tarado.

—¿Y sabes además, que si hablas mal de él en mi presencia, te vuelvo un tarado a golpes? —lo apuntó con su varita, sonriendo bajo la luz de uno de los candelabros.

—Mmmm, sí. Lo sé- dijo Regulus deteniéndose y levantando las manos y mostrando sus dientes—. Hagamos las paces. Total, estamos aquí por una misma razón, ¿o no?

Silencio. Lily lo miró por unos segundos sin bajar la varita, poniéndose seria. Hermione y Kreacher los miraban con los ojos muy abiertos, expectantes y con algo de miedo por cómo podría reaccionar la pelirroja. Lily suspiró y bajó la varita. Sonrió y miró a la castaña.

—Por lo menos él quiso traerme.

Hermione puso los ojos en blanco.

Pasaron frente a los cuadros de Hogwarts en silencio, sin querer despertarlos. Sólo se escuchaban sus pisadas, y alguno que otro uluar de algún fantasma. Hermione observaba esos pasillos con nostalgia y con un nudo en el estómago. Una imagen de Fenrir Greyback comiéndose a un estudiante azotó su cabeza de golpe al subir las escaleras, y tuvo que sacudir su cabeza con fuerza.

—¿Estás bien? —le preguntó Lily. Se veía preocupada.

—Un pequeño mareo, es todo. Ya llegamos.

La humedad atravesaba el pasillo de lado a lado, y un posa gigante salía de la puerta del baño de chicas. Olía bastante mal. Al menos en la época de Hermione habían intentado que el baño fuera usable, pero esta época estaba completamente abandonado. Regulus levantó una ceja, un tanto indignado.

—De todos los baños tenía que ser el más feo.

—Pero su Myrtle lo tiene maravilloso —dijo Lily con sarcasmo, y entró.

Había muchos charcos de agua que llenaban el piso. Las puertas a los escusados estaban en el suelo y una llave del lavamanos goteaba constantemente. Los tres chicos y Kreacher miraron por todos lados hasta que una figura gris y triste apareció de entre uno de los escusados, del único que tenía una puerta. La figura de Myrtle la Llorona se alzó sobre ellos. Hermione no pudo evitar sonreír.

—¿No deberían estar durmiendo, estudiantes? —preguntó con tristeza al verlos.

—Gracias, pero ya dejé el colegio hace un tiempo —dijo Regulus pasando su mano por su cabello. Kreacher asintió.

—¿No son estudiantes? ¿Y a qué vienen? Supongo que no a verme.

—Me cae bien, pero no. No venimos a verte —contestó Lily como si fuera obvio. Pero después de unos segundos, miró a Hermione con duda—. ¿Verdad?

—No exactamente —Hermione saludó a Myrtle con la cabeza, y se acercó al lavamanos en donde estaban las dos serpientes—. Pero ella fue la víctima de la Cámara de los Secretos.

—¡¿Myrtle?! —exclamaron Lily y Regulus al mismo tiempo.

—Fue la primera muerte causada por Voldemort, el heredero de Slytherin. Un detalle importante que deben recordar cuando vayamos por los otros Horrocruxes.

—Hablas como si estuvieras dando una clase —dijo Lily mirando al fantasma.

—Era un chico guapo y simpático —comentó Myrtle sentándose en un lavamanos al lado de Hermione—. Me trató muy bien.

—Entendí que te mató, ¿no? ¿No es eso todo lo contrario a tratarte bien? —Regulus se acercó a Hermione con curiosidad—. ¿Qué buscas, Emma?

—La entrada.

Lily, Regulus y Kreacher se acercaron al lavamanos que apuntaba Hermione, y vieron las dos serpientes con los zafiros rojos en sus ojos.

—Ese Slytherin era todo un sinvergüenza —se burló el chico—. Venir a hacer la entrada a la cámara secreta en el baño de niñas. Francamente…

—¿Y cómo vamos a entrar? —preguntó Lily

—Esa es tarea de Regulus Black.

—Ya tengo todo listo.

El chico sacó un apartado de su bolsillo y se los mostró. Parecía ser un cuadrado de papel de color crema brillante, como si el papel tuviera brillitos. Regulus lo puso en la palma de su mano y le susurró algo. Este tembló, y su parte superior se abrió, y se escuchó un sonido siseante, muy parecido a cuando Harry hablaba pársel. Hermione abrió los ojos, sorprendida, a diferencia de Lily, quién estaba con un gran signo de interrogación en su rostro. En eso, se escuchó un ruido.

El lavamanos se movió. Los cuatro pegaron un salto y se alejaron unos centímetros de él. Las serpientes desaparecieron junto con el lavamanos, dejando a la vista un agujero lo suficientemente grande como para que una persona pasara por ahí, o una serpiente.

—Es un Traductor —murmuró Regulus viendo el agujero sorprendido—. Y al parecer funciona.

—No había escuchado sobre traductores de pársel —dijo Hermione también sorprendida, pero por el Traductor más que por la entrada a la Cámara de los Secretos.

—Las familias simpatizantes a Slytherin inventaron esto. Sólo algunas pocas lo poseen. Mi madre dice que es bueno que nosotros sepamos algo de pársel, para asemejarnos más con Slytherin y enorgullecer su casa… bla, bla, bla.

—Los educaban bien —se burló Lily levantando una ceja.

—Sí… Cómo sea. ¿Esto lleva directo a la cámara? —farfulló Regulus con el ceño fruncido y cruzando sus brazos. Kreacher bufó a su lado. Al parecer el comentario de Lily no les había gustado.

—Nos llevará hacia la entrada.

Lily se subió de hombro y se acercó al borde del lavamano. Miro de reojo a Regulus, y dándole una sonrisa socarrona se lanzó al vacío, dejando a Hermione con el corazón en la mano.

—¡Lily! —le gritó metiendo su cabeza en el agujero—. ¡Ni siquiera sabe que hay ahí! ¡Esa mujer va a matarme de un infarto!

—Así son los Gryffindor. Confunden la estupidez con la valentía —Regulus guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón, sin moverse ni un centímetro hacia el agujero—. Damas primero.

Hermione puso los ojos en blanco y saltó rápidamente hacia la oscuridad. Con muy poca elegancia detuvo la caída por el tobogán y se quedó al lado de Lily, que ya de pie observaba las cañerías con fascinación.

—No sabía que las cañerías de Hogwarts eran tan grandes —dijo con los ojos abiertos de par en par.

—Es para que quepa un basilisco. ¡Un basilisco! ¿Sabes como matan esas cosas? —Hermione estaba enojada por lo temeraria que era la chica frente a un peligro de esa magnitud.

—Claro, te matan con la mirada —la expresión de Lily cambió abruptamente, y se dio vuelta hacia Hermione, palideciendo—. Aún no estamos en la Cámara de los Secretos. ¿O sí?

Regulus cayó con elegancia al lado de ella ayudado por Kreacher, y se sacó un poco de polvo de su chaqueta.

—Niñas, silencio. Hay un basilisco por aquí- dijo el chico como si hablara del tiempo.

—Por aquí no, pero cerca. Lumos!

—¿Y cuál es tu plan para que no nos mate al momento de verlo? —preguntó Lily también levantando su varita.

Hermione se quedó callada. La verdad, no tenía ni idea de cómo derrotarían a ese monstruos. Porque si no era por la mirada, de seguro un roce de sus colmillos los llevaría al inframundo en minutos. Quizás debería haberse enfrascado en aprender a crear fuego maldito en vez de enfrentarse a un monstruo mitológico. Bueno, si Harry lo derrotó cuando tenía doce años, solo con la ayuda de un fénix, ¿Cómo no podrían hacer lo mismo tres adultos responsables y un elfo doméstico?

—Hay que atacar sus ojos. Si lo cegamos, tendremos ventaja.

—Que alentador… —murmuró Regulus mirando de reojo a Kreacher—. Atacar la parte más peligrosa.

—¿Alguna debilidad? —preguntó la pelirroja con un dejo de desesperación.

—Dicen que el canto de gallo los debilita, pero no es calgo que se haya comprobado. El último basilisco del que se supo fue visto en la edad media.

—Justo vine sin mi gallo de bolsillo.

—De verdad, tu sarcasmo no está ayudando.

—Me pongo así cuando estoy nervioso.

Hermione lo podía culpar. La situación en la que estaban era muy delicada, y con cada paso que daban hacia la cámara, más ganas tenía de darse la vuelta y salir corriendo. Tomó aire e hizo aparece cuatro espejitos de bolsillo.

—Uno para cada uno. Si miramos indirectamente a los ojos del basilisco, no moriremos. Sólo quedaremos petrificados, lo cual es un poco más alentador. Si eso llegara a ocurrir, necesito que Kreacher desaparezca con la persona petrificada hacia la enfermería de Hogwarts. ¿Entendido?

El elfo arrugó la nariz y miró a su amo, el cual le devolvió la mirada junto con una sonrisa y asintió. El elfo agachó las orejas he hizo una reverencia a la chica. Esta sonrió y agradeció al elfo, y a Regulus.
Regulus, Kreacher y Lily recibieron los espejitos, y se miraron mutuamente, pero no dijeron nada. Hermione leyó en entrelíneas lo absurdo de todo eso, y agradeció que no hicieran comentarios obvios. Los cuatro caminaron varios minutos en silencio, sintiéndose cada vez más nerviosos. El túnel por el que iban era oscuro y húmedo, y se escuchaba caer gotas en algún lugar. Sus pisadas resonaban en la piedra, y hasta la respiración de Kreacher se escuchaba con bastante claridad. Miraban a su alrededor de vez en cuando, apuntando con sus varitas no solo hacia adelante, sino que hacia las paredes y hacia atrás, por si algo aparecía de la nada.

El desagradable palpitar del Horrocrux no ayudaba en nada a que Hermione se mantuviera calmada. Hasta le dio la sensación que el palpitar aumentaba de velocidad con cada paso que daba.

Caminaron más de diez minutos, hasta que por fin, vieron el final del túnel. Una puerta redonda muy grande y con dos serpientes alrededor. Tal cual la había visto cuando fue con Ron a en otra época. Los tres chicos y Kreacher se pararon frente a ella y la observaron, temerosos, como esperando que se abriera de repente y saliera el basilisco a comérselos. La observaron durante un minuto entero, sin atreverse a mover un solo músculo.

—Entonces… ¿Cómo se abre esto? —preguntó Regulus al fin, con la voz temblorosa.

—Misma idea del lavamanos —Sabía a lo que se enfrentaba, y no le agradaba—. ¿Puedes sacar tu Traductor?

Regulus lo dejó en su palma. Lily miraba la puerta con ojos aterrados, no muy diferentes a los de Kreacher, que temblaba al lado de su amo. Y el rostro serio de Regulus gritaba que solo quería salir de ahí. Era difícil saber quién estaba más asustado.

—¿Tienen listos sus espejos? —preguntó la castaña levantando su varita para iluminar mejor las caras de los chicos y del elfo.

—¿Hay algún antídoto para volver a la normalidad después de haber sido petrificados? —preguntó Lily. Su voz estaba más aguda de lo normal.

—Mandrágoras.

—Ah… algo fácil de obtener.

—Espera —Lily agarró el brazo de Hermione. Temblaba—. ¿Estás completamente segura que los colmillos de basilisco destruyen Horrocruxes?

Hermione asintió mirándola a los ojos, sabiendo que ella también hubiera deseado una forma un poco más amena de destruir las almas de Voldemort. Pero no había nada más por ahora, y Lily suspiró derrotada. Apretó por un segundo el brazo de Hermione y lo soltó, estiró su cuello y dijo.

—Hagamos esto.

Todos asintieron, preparados y muy asustados. Regulus le susurró algo al Traductor. Este se abrió de la misma forma y siseó. Al segundo que dejó de emitir ese ruido, las serpientes de la puerta temblaron, y se deslizaron por la puerta de la cámara. Esta hizo un ruido seco lanzando mucho polvo, y comenzó a deslizarse hacia adentro. Hermione sintió como el relicario le dio un golpe en el pecho.

—Prepárense, no sabemos cómo nos recibirá el basilisco —advirtió con miedo mirando por el espejo. Alzó la varita en modo ataque.

Los otros tres hicieron lo mismo, esperando a que la puerta se abriera completamente. Con otro ruido sordo, la puerta se detuvo lanzando más polvo, abierta de par en par.

Silencio.

La cámara se alzó sobre ellos de forma majestuosa. Un aire helado llegó a los rostros de los chicos y el elfo, poniéndoles la piel de gallina. Mediante los espejos vieron que la cámara estaba vacía. La estatua de Salazar Slytherin los miraba con seriedad, y una pizca de orgullo en sus ojos al fondo de la cámara.

Se quedaron quietos unos segundos antes que Hermione, en contra de toda voluntad, diera unos pasos dentro, haciendo eco en la piedra. Los otros tres la siguieron, siempre mirando por el espejo hacia todos lados. Después de avanzar bastante y revisar detrás de las columnas, se dieron cuenta que estaba vacía.

—¿Estás segura que esa cosa está aquí? —preguntó Regulus mirando alrededor, siempre acompañado de Kreacher, que tenía las orejas hacia atrás.

—Sí. ¿Habrá que llamarlo? —Hermione pensó, sin dejar de mirar la estatua de Salazar Slytherin—. Quizás…

—¿El Horrocruxe pueda ayudar? —propuso Lily, mirándola con ojos gigantes. Aunque trataba de controlar el miedo, su cuerpo temblaba.

La castaña sintió cierto alivio al sacarse el relicario del cuello. Quizás el estar en la Cámara de los Secretos, lugar sagrado de Salazar Slytherin y de su heredero, hacía que el relicario sintiera la presencia de su dueño, y del monstruo que reinaba ahí.

Lo sostuvo en el aire, apuntando hacia la estatua del fundador, y caminó hacia ella. De repente, escuchó como salía un silbido del relicario casi imperceptible, que fue deambulando entre los pilares, rebotando en la pared de piedra hasta llegar a la estatua de Salazar Slytherin. Un ruido sordo los hizo saltar en el lugar, y Kreacher chilló. De la boca de la estatua de Slytherin comenzó a salir polvo, como si se hubiera movido, y poco a poco se dieron cuenta que comenzaba a abrirse. Lily se agarró del brazo de Hermione con fuerza.

Del interior de la boca de la estatua pudieron ver una masa gigantesca moviéndose.

—¡Ahí viene! ¡Dispérsense sin dejar de mirar por el espejo! —gritó Hermione retrocediendo con Lily mientras se guardaba el relicario.

Se separaron en dos grupos y fueron directo a cada extremo, escondiéndose detrás de los pilares. El sonido que llenó la cámara fue parecido a una masa gigante arrastrándose por la arena, siseando. Podían sentir los ojos del monstruo en sus nucas y el veneno de sus colmillos traspasar el aire.

Hermione vio el rostro de Lily, que estaba blanco y brillante por el sudor. Conteniendo la respiración, movió el espejó en dirección hacia la cámara, tratando de que no le temblara tanto la mano. Dio un brinco al ver la cola de la serpiente perdiéndose entre los pilares que estaban frente a ellas.

Al segundo después escuchó un grito horrible y el ruido de piedra cayendo al suelo. El grito de Regulus fue igual al que dio en la cueva, y la sangre de Hermione se le heló. El chico había perdido la varita en el lago gracias a los INferis, y su único escudo era Kreacher.

Asustada, salió de detrás del pilar y vio como la serpiente lanzaba sus colmillos detrás del pilar donde se habían escondido Regulus y Kreacher. Apenas pudieron defenderse con la magia del elfo, y no poder ver directamente al monstruo no ayudaba. Un pedazo gigante del pilar salió disparado hacia el centro de la cámara. Era cosa de tiempo para que los destrozara a ambos.

Hermione lanzó un expelliarmus poderoso, pero solo remeció un poco al monstruo, llamando su atención. Sin esperar a ver la bestia se había dado vuelta a verla y sin escuchar los gritos de Lily, salió corriendo. Por el espejó verificó que ya se había puesto a seguirla. Perfecto, tenía su atención… ¿y ahora qué?

—¡EMMA! ¡¿QUÉ HACES?! —Captó el grito de Lily.

—¡LOS OJOS! —gritó mientras corría hacia la estatua de Slytherin, y vio agua.

Tuvo una idea fugaz y aumentó la velocidad. Si se paraba sobre la piscina podría ver la cara del basilisco y destruir sus ojos. Recordaba que demoró cerca de cinco segundos en petrificarse cuando se enfrentó a esa criatura en segundo año. Cinco segundos eran suficientes para atacar los ojos de la serpiente antes de quedar petrificada. Lily era lo suficientemente inteligente como para buscar la cura en las mandrágoras, y entre ella, Regulus y Kreacher podrían derrotar al monstruo. O al menos, eso quería creer.

Saltó sobre el agua sintiendo a la serpiente demasiado cerca, pero para su horror, se hundió completamente en el agua como si fuera de varios metros de profundidad. ¿Cómo no pensó en que esa pequeña piscina podía ser así de profunda?

Miró hacia arriba y vio una boca llena de colmillos gigantes entrando al agua con la intención de tragarla viva. Cómo pudo se movió hacia un lado en mitad del agua, sintiendo como las duras escamas rozaban su cuerpo… y viendo como Kreacher, quién estaba sentado en la cabeza de la serpiente se hundía junto con ella.

Hermione abrió la boca, horrorizada pero la cola del basilisco la golpeó con fuerza, lanzándola hacia afuera del agua. Fue a dar justo sobre el cuerpo de Regulus, quién gritaba por su elfo doméstico, cayendo los dos al suelo.

—¡Kreacher! —El chico ni se preocupó de Hermione y se levantó mirando el agua.

—¡Emma! ¡¿Estás bien?! —chilló Lily corriendo a ayudarla.

—Sí, sí. ¿Por qué Kreacher estaba sobre el basilisco? —preguntó, toda mojada y mareada por el golpe de la serpiente.

—Se lanzó detrás de la serpiente cuando vio que te seguía y se lanzó a su cabeza —respondió la pelirroja ayudándola a levantarse.

—Ay, no… —La culpa le carcomió la cabeza. Si algo le pasaba al elfo sería su culpa.

Regulus se quedó quieto, observando el agua esperando algo, inclinado levante hacia adelante como si fuera a saltar en cualquier momento. Pasó un minuto completo de silencio y sin nada de movimiento. El corazón de Hermione se contrajo al ver como el chico daba un paso hacia adelante, quedando al borde del agua.

—Iré a buscarlo.

—Espera, qué pasa sí… —comenzó a decir Lily, pero una explosión desde el agua los cayó y mojó, y el basilisco apareció como una serpiente marina, con toda su boca abierta y emitiendo un terrible silbido—. ¡ESO! ¡QUE PASA SI ESO!

Lily y Hermione empujaron a Regulus antes que fuera aplastado por la serpiente. Esta convulsionó en el suelo, moviéndose por todos lados. Lily esquivó un ataque saltando sobre la cola al igual que Hermione, pero la bestia se retorció hacia el otro lado y las empujó a ambas a un lado. Regulus también había sido empujado hacia el otro lado quedando al borde del agua, pero no gritó de dolor. Más bien, dio un grito de júbilo al levantarse.

—¡SUS OJOS! —gritó apuntando al monstruo— ¡Kreacher, tú, elfo maravilloso!

Kreacher aún estaba sobre la cabeza de la serpiente, pero se sujetaba de los ojos de esta, y los había aplastado con magia. La sangre negra del monstruo caía por sus escamas y salpicaba hacia todos lados. El elfo parecía bastante mareado, pero estaba vivo, y al ver a su amo, sin pensarlo dos veces saltó hacia él. Regulus lo agarró, y cubriéndolo de los latigazos de la cola del monstruo corrió hacia los pilares.

La fuerza con que la serpiente se retorcía de dolor era tal que lanzaba pedazos de escombro y la choca contra el suelo. Hermione levantó la cabeza justo cuando un gran pedazo de suelo iba hacia ella y Lily.

—Reducto!

El pedazo de escombro explotó en mil pedazos, llenando de polvo a las dos chicas. Hermione suspiró, pero al segundo después contuvo su respiración al ver como la cabeza de la serpiente se quedaba quieta en dirección hacia ella y Lily. Dejó de moverse de forma esquizofrénica y volvió todo su cuerpo hacia las dos chicas, quienes se quedaron con el corazón en la mano.

Hermione se puso frente a Lily dándole la espalda, apuntando a la serpiente con su varita. Temblaba. La serpiente ladeó su cabeza, e hizo un sonido de succión con sus fosas nasales. El corazón de la castaña se detuvo unos segundos.

—Está oliendo —murmuró Lily temblando de miedo detrás de Hermione—. Nos está oliendo.

—Es la serpiente de Slytherin, y nosotras somos unas sangre sucias —dijo Hermione con una sonrisa nerviosa, muerta de miedo—. Kreacher dijo que yo olía diferente a los magos de sangre pura.

—Cómo odio a Voldemort.

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