
Maybe
El basilisco persiguió a las chicas por la cámara de los secretos. Hermione, sin dejar de correr miró hacia atrás justo cuando la serpiente lanzaba una estocada con sus dientes y empujó a la pelirroja a un lado tres segundos antes que el monstruo la alcanzara con su boca. El basilisco pasó de largo y chocó contra un pilar, derrumbándolo y creando una humareda que Hermione aprovechó para levantarse y arrastrarse hacia Lily.
—¿Estás bien? —le preguntó ayudándola a levantarse.
—Necesitamos un plan —dijo entre jadeos mirando como el basilisco se retorcía entre los escombros, lanzándolos por todos lados—. Y rápido antes que nos despedace.
—Tal vez… —Pero Hermione se calló y nuevamente se puso delante de la pelirroja con la varita en alto.
El basilisco se había quedado quieta frente a ella a unos metros, olfateando, aún buscándolas. Las dos chicas retrocedieron lentamente, tratando de no hacer ruido, pero con la fuerza que latía su corazón, Hermione estaba segura que el basilisco no necesitaría por mucho tiempo más olerlas para saber en donde estaba.
Lily la empujó hacia un lado porque estaban acercándose a la pared, y quedarían atrapadas con la bestia frente a ellas, pero Hermione la agarró del brazo.
—¡¿Qué haces?!- le dijo entre dientes lo más cercano a su oreja—. ¡Si nos quedamos aquí nos va a matar!
—Eres ágil y flexible. Así que cuando te diga, saltas —murmuró Hermione y miró a Regulus, quién estaba al lado de otro pilar unos metros lejos de ellas—. ¡Ayúdala a saltar!
—¡¿Eh?!
La serpiente oyó el gritó de Hermione y movió su cabeza hacia donde estaban las chicas. Moviendo su lengua viscosa, mostró sus colmillos llenos de veneno, listos para matarlas. Lily chocó contra la pared y quedó junto a Hermione, agarrándose a su espalda. Regulus se acercó un poco a ellas con Kreacher en sus brazos. La serpiente abrió su boca de par en par, esbozando una desagradable sonrisa.
—Cuando quieras… —avisó la pelirroja nerviosa, temblando.
La serpiente estaba casi sobre ella. El veneno caía por la punta de sus colmillos. Hermione respiró hondo y gritó.
—¡Kreacher! ¡Lánzala a la cabeza!
Hermione se agachó y Lily posó un pie en su hombro para saltar. Gracias a la magia de Kreacher, Lily se elevó varios metros por encima del basilisco dando una vuelta hacia atrás y cayó justo sobre su cabeza en el momento en que la bestia se lanzaba sobre Hermione. La chica esquivó el ataque por solo un centímetros. La pared se destruyó y varios pedazos de concreto cayeron al suelo.
La serpiente sintió a Lily sobre su cabeza y la sacudió con fuerza.
—Deprimo! —gritó Lily afirmándose como pudo justo al centro de la cabeza de la serpiente.
Hermione lanzó un hechizo a los ojos del basilisco al mismo tiempo que Lily, esperando atravesar su cráneo, pero no lo lograron.
Un par de escamas fueron chamuscadas y los huecos de los ojos de la serpiente se abrieron más, lanzando sangre hacia todos lados, pero nada más pasó. La piel del monstruo era demasiado dura.
La serpiente se retorció de nuevo, y Lily resbaló hacia atrás sin lograr afirmarse. Hermione no logró saltar la cola de la bestia y quedó aplastada entre los escombros, perdiendo gran parte del aire de sus pulmones. La serpiente volvió a retorcerse y se alejó de la chica, dejándola en el suelo, muy mareada y con ganas de vomitar.
—¡Emma, levántate!
Escuchó a Regulus gritar, pero al levantarse el mundo le dio vueltas con más fuerza. Alguien la agarró del brazo y la empujó a un lado justo cuando la serpiente enterraba su cara en los escombros del suelo, lanzando pedazos y polvo por todos lados.
Sin esperar mucho, el chico levantó a Hermione del sweter y corrió con ella hacia uno de los pilares para poder esconderse.
—Fue una buena idea, lástima que no funcionó —dijo Regulus a su lado, respirando agitado.
—¿Dónde está Lily?
Kreacher y Lily aparecieron a su lado. La pelirroja estaba aún más pálida y despeinada que antes, y Kreacher tenía sangre en una de sus orejas. Hermione miró por detrás del pilar. La serpiente había quedado atrapada entre todos los escombros que habían caído sobre ella.
Aprovecharon para recuperar el aliento y pensar en alguna forma de matar a esa cosa. La cabeza de Hermione echaba humo por todas las ideas que tenía, pero todas terminaban ya sea en una muerte segura aplastados por la cola del monstruo o ensartados en sus colmillos.
—Esto no pinta bien ¿verdad? —murmuró Regulus tratando de sonreír, pero solo logró hacer una mueca dolorosa—. Deberíamos volver otro día.
—¡¿Y dejar que esa cosa libre por Hogwarts?! —exclamó Lily en susurro. Respiraba con dificultad por el miedo.
—Bueno… ¿Qué tanto mal puede hacer? Dumbledore puede encargarse. Es más, deberíamos ir a pedirle ayuda.
—Claro, expliquemos como un mortífago como tú descubrió el Horrocruxe de Voldemort, y esperemos que no te lleve a Azkaban por haber despertado a este basilisco. Que no nos lleven a Azkaban a todos.
—Mmmm… Pero es un anciano simpático, probablemente nos entendería…
—Podemos matarla… —los interrumpió Hermione- Hizo una mueca por el dolor en su estómago—. Sólo que aún no se me ocurre cómo sin salir muertos de aquí.
—Es un reptil muy inteligente —murmuró Lily con angustia—. Inteligente y rápido.
—Por lo menos sabemos que los lugares débiles de esa cosa son sus ojos y la boca.
—¿Sabemos? —preguntaron Hermione y Lily al unísono.
—Son los únicos lugares sin escamas —Regulus se subió de hombros—. Si hacemos lo mismo que intentaron antes, pero ahora apuntando dentro de su boca, quizás funcione.
—Tendríamos que mantener su boca abierta. Con lo inteligente que es, veo difícil lograr eso.
—Aplastemos su cola, así chillará de dolor.
—¿Resultará? Con esas escamas infernales que tiene quizás con suerte le den coquillas
—¿Y con un petrificus totalus? Justo cuando abre la boca.
—Si se la mandamos todos al mismo tiempo podría funcionar.
—Amo.
—Dime Kreacher.
—El basilisco no está.
Los tres se quedaron en silencio, miraron a Kreacher y luego hacia donde había estado la serpiente. Solo estaban los escombros. Definitivamente no era una buena señal.
—Varitas listas —murmuró Lily con la voz temblorosa.
—Kreacher, atento —le ordenó Regulus.
Pero antes que Kreacher contestara, el pilar se vino abajo. La cola de la serpiente apareció entre el polvo y atrapó a Lily antes que siquiera lograse cubrir su cabeza de los escombros, levantándola y apretándola con fuerza.
—¡¡LILY!! —gritó Hermione desde sus entrañas.
—¡AAAAAAHHHHH! —gritó la chica de dolor, soltando la varita.
El monstruo siseo con satisfacción y acercó a Lily hacia su rostro, olfateando con placer. En cualquier segundo las costillas de la chica se quebrarían como astillas.
—¡SUÉLTALA, SERPIENTE ASQUEROSA! —chilló Hermione lanzándole una ola de hechizos, pero todos rebotaron en las escamas del monstruo.
Regulus recogió la varita de Lily y también atacó junto con Kreacher.
La serpiente bufó al recibir tanto ataque, y cerró sus mandíbulas alejándose de Lily, quien luchaba por mantenerse despierta por la falta de aire. El basilisco mostró sus dientes hacia Hermione y Regulus como una amenaza y se deslizó hacia ellos.
—¡Kreacher, Emma! ¡Petrificus totalus ahora! —gritó Regulus levantando la varita de Lily.
—Petrificus totalus!
La serpiente se detuvo unos segundos con la boca abierta, temblando bajo el hechizo. Hermione y Kreacher también quedaron inmóviles por la fuerza y concentración para mantener el maleficio. Regulus corrió y saltó sobre el cuerpo de la serpiente con destreza, y manteniendo el equilibrio avanzó hasta quedar sobre la cabeza de la bestia. Se agachó lentamente y colocó su mano dentro de la boca del monstruo, entremedio de sus dos colmillos gigantes.
—Te tengo —murmuró con una sonrisa—. Sectum!
La serpiente tembló descontroladamente por el dolor y la furia del maleficio que cortó su boca, lanzando sangre hacia todos lados, casi haciendo que Regulus cayera. Hermione, temblando y comenzando a sudar, sintió como aumentaba la fuerza del monstruo para salir del hechizo y poder moverse. Kreacher tenía las orejas hacia abajo y el ceño fruncido con cara de concentración.
Sólo era cosa de segundos para que el monstruo se libere del maleficio.
—¡Regulus, ataca de nuevo!
—Tiene que ser en el mismo lugar —murmuró el chico frunciendo el ceño y sin sacar su brazo de la boca del basilisco—, sino perderemos la oportunidad.
—¡Ba… baja de a-ahí, estúpido! —gritó Lily casi sin aire. Se escuchó un pequeño crack.
—¡Lo tengo! Solo aguanta unos segundos.
—¡AMO!
Los maleficios de Kreacher y Hermione cedieron, y la serpiente se retorció haciendo que el chico resbalara. Un destello rojizo brilló en la cámara.
El chillido de Kreacher fue desgarrador. Hermione cerró sus ojos y apretó los dientes, conteniendo un grito. La serpiente levantó su cabeza con Regulus en su boca mientras este le lanzaba varias maldiciones con la varita de Lily, sacudiendo la cabeza para que el chico dejara de disparar.
Estirando su cuerpo casi por completo, cayó de espalda con la boca semi abierta. Su cola se relajó y Lily se desplomó por el suelo abrazando su estómago. Un hilo de sangre muy fino cayó por su labio inferior. La serpiente dejó de moverse.
Silencio.
Regulus estaba inmóvil dentro de la boca del monstruo, mientras una poza de sangre se deslizaba debajo de los cuerpos.
—Amo.
Kreacher corrió hacia el chico con sus ojos grandes, brillando por las lágrimas. Hermione fue directo hacia Lily y la ayudó a levantarse con cuidado, sintiendo como su corazón golpeaba su pecho con furia.
—¿Hay alguna… cura…? —preguntó la pelirroja sin aire, observando el desastre con cara de dolor. Tenía los ojos brillantes—. ¿Hay alguna cura para ese veneno?
—Hasta ahora no se ha logrado llegar a uno —contestó Hermione, conteniendo las lágrimas.
Caminaron hacia donde estaba Regulus y Kreacher. El elfo lo había sacado de la boca del basilisco con cuidado, y ahora lloraba amargamente sobre su cuerpo. La sangre era demasiada y no se sabía si provenía del basilisco o del chico que estaba blanco como el papel, con los ojos muy abiertos y desorbitados. Aunque se veía a simple vista que tenía miedo, esbozaba una sonrisa.
—Mierda, este veneno funciona muy rápido —dijo con un hilo de voz.
Kreacher sollozó más fuerte, sosteniendo la helada mano de su amo. Grandes lágrimas caían de sus ojos, mezclándose con la sangre de Regulus. Si sólo él fuera como Fawkes, pensó Hermione con pesar.
—Kreacher… quiero que… que las ayudes en lo que te pidan —Regulus miró al elfo con lágrimas en sus ojos—. No dudes en ir si ellas te llaman.
—Sí amo —murmuró Kreacher con voz chillona, sin dejar de sollozar.
El chico juntó todas las fuerzas que le quedaban y miró a Hermione. Sus ojos perdían brillo, pero aún mostraban una sola emoción.
Odio.
Abrió levemente su boca llena de sangre.
—Mátalo.
Y el brillo de sus ojos se apagó por completo.
Kreacher cerró sus ojos y dejó de emitir sonido, quedándose quieto y en silencio. Hermione contuvo un torrente de lágrimas que quisieron salir y un grito desde sus entrañas. Lily le apretó el brazo al que se estaba aferrando
Respiró hondo, conteniendo la rabia, y dejó a Lily de pie para acercarse al elfo. Se sentó de rodillas al lado de él, y lentamente cerró los ojos de Regulus para que se viera en paz.
—Llévate su cuerpo y entiérralo en un lugar que solo tú conozcas. Luego regresa donde tu ama y dile que murió de forma heroica, para que no sienta vergüenza. ¿Lo harás, Kreacher?
El elfo miró a Hermione y se demoró unos segundos en responder. Con ojos del tamaño de pelotas de tenis, rojos y brillantes por las lágrimas y con las orejas bajas, asintió y murmuró gracias. Se levantó, tomó la varita de Lily y se la pasó a la castaña con educación.
—El amo me ordenó que las ayudara cuando me lo pidieran. Aunque sean sangre sucia, seguiré los deseos del amo.
Era obvio que Kreacher no sentía ni el menor cariño por las dos chicas, pero el amor que le tenía a Regulus era mucho más grande que el repudio hacia las dos hijas de muggle. Hermione entendía eso, y sin replicar por lo de sangre sucia recibió la varita, y sonrió le sonrió.
El elfo colocó su pequeña mano sobre el cuerpo de Regulus Black, y desapareció con un fuerte CRACK. Hermione, respirando y dándose ánimos se levantó y se acercó a Lily para pasarle la varita.
—Hay que irnos de aquí.
—¿Estás bien? —le preguntó Lily, viendo los ojos de la castaña.
—Sí… sólo que… —Se le hizo un nudo en la garganta. Sentía mucho dolor por la muerte de Regulus y muchas imágenes de la batalla de Hogwarts y la muerte de Ron volaban en su cabeza como un torbellino—, lo había salvado esta mañana…
Las lágrimas cayeron por sus mejillas y agachó la cabeza. A pesar de todo su esfuerzo, el destino no había cambiado. ¿Y si ocurría lo mismo con todo lo que iba a venir? Con Harry, con Ron, con Lily. Apretó sus puños, sintiendo mucha rabia, sintiéndose inútil, pensando en que todo sería en vano.
Pero Lily la abrazó. De repente se dio cuenta que el palpitar del Horrocruxe, que no se había parado en todo ese tiempo, disminuyó al sentir el toque de Lily.
—Sácate de tu cabeza la idea de que fue en vano lo que hiciste —murmuró en su oído—. Fue su decisión y sabía a lo que se enfrentaba. No fue tu culpa. Además, me salvaste a mí.
Hermione abrió los ojos y levantó la mirada. Lily le sonreía con tanta serenidad, que la castaña fue se tranquilizando rápidamente. Esta mujer tenía una magia extraña. El corazón de Hermione dio un salto repentino al mirar los ojos de Lily, y se separó de ella instintivamente. Le pasó la varita mirando al suelo y sintiendo como sus mejillas ardían.
Se dio vuelta hacia donde estaba el basilisco para sacar uno de sus colmillos.
—¿Y ahora a dónde vamos? —preguntó Lily.
—Hay otro Horrocruxe aquí mismo en Hogwarts —Se sacó su sweter y envolvió uno de los colmillos. Lo sacó sin mucho esfuerzo—. No debería ser mucho problema conseguir ese, a comparación con los otros.
Miró a Lily y sintió un escalofrío al ver su rostro adolorido, sujetándose sus costillas. Corrió a ella.
—¿Qué te duele? ¿El bebé?
—Tranquila. Él está bien, y yo igual.
—Mentira —Hermione frunció el ceño—. El basilisco casi te parte en dos, y es probable que te haya roto alguna costilla.
—Estoy bien, tranquila. Tenemos que ir por el Horrocruxe ahora.
Hermione la miró, seria. Ella misma había recibido varios golpes del basilisco y le dolía todo el cuerpo, así que podía imaginar el estado de Lily. Lily asintió justo cuando se desvanecía por unos segundos, y Hermione alcanzó a sostenerla antes que cayera de lleno al suelo con un brazo, alejando el colmillo de basilisco lo más que pudo.
—No, no en estas condiciones. Podemos volver después.
—Está bien, está bien —murmuró Lily sonriendo con cierta vergüenza—. Tengo todo en casa para revisar nuestras heridas. No estoy de ánimo para explicarle a un sanador que un basilisco casi nos mata.
—Puedo hacer una posición que te ayude. Pero primero veamos cómo salimos de aquí.
En eso, Kreacher volvió a aparecer al lado de las chicas con un fuerte crack. Aún tenía los ojos llorosos, y el trapo que llevaba para cubrirse estaba manchado de sangre. Hermione y Lily lo miraron sin entender.
—Vengo a llevarlas a su casa. Prometí al amo que las ayudaría —dijo con voz triste, levantando su mano para que ellas la tomaran.
Las chicas se miraron, y no lo pensaron dos veces. Ya el salir de la cámara era un camino largo, y no querían imaginarse lo que les costaría salir del castillo en ese estado.
Hermione sostuvo a Lily con firmeza pero con cuidado, y tocó la mano de Kreacher con su brazo sin soltar el colmillo, y con mucho cuidado para no rozar al elfo con el veneno. Instantáneamente desaparecieron y aparecieron en la casa de la pelirroja. Lily estuvo a punto de desmayarse de nuevo por el efecto de la aparición, y Hermione agradeció haberla sostenido desde antes. Le dio las gracias a Kreacher, quien apenas asintió y volvió a desaparecer.
—¿Dónde está el bolso médico? —preguntó la castaña muy nerviosa, arrastrando a Lily hasta su dormitorio.
—En el armario del pasillo.
Hermione recostó a la pelirroja en la cama con sumo cuidado, dejó el colmillo de basilisco en la mesita al lado de la cama y corrió fuera de la habitación hacia el armario. Encontró ropa, toallas, sábanas y zapatos. Sin mucha paciencia, tiró casi todo al suelo hasta que vio el bolso. Corrió hacia la habitación mientras lo abría. Había varios frasquitos con pociones, vendas, algunas pinzas y una bolsa con muchos bezoars.
—Ok… Nunca he curado huesos, pero sé más o menos la base y que tienes que tomar —comentó rápidamente con la voz temblorosa—. ¿No te queda más de la poción que me diste el otro día? Me tomará unos minutos hacer más.
—Hay un caldero debajo del lavamanos de la cocina —contestó Lily con una sonrisa.
Hermione la miró unos segundos, y salió corriendo nuevamente. A los segundos volvió con el caldero, y se sentó en el suelo para mezclar los ingredientes que tenía. Los revisó todos rápidamente, dejó los que necesitaba ordenados frente a ella, y comenzó a trabajar.
Se sentía observada por la pelirroja, y eso la ponía nerviosa, así que prefirió imaginar como si estuviera en clases dando un examen importante. Sonrió de lado al recordar cuando Ron saboteó una poción de malfoy sin que el chico se diera cuenta, y tuvieron que abandonar la sala para no morir intoxicados. Estuvieron dos semanas sin clases de pociones.
Después de cerca de diez minutos, Hermione puso un poco de la poción que había creado en un vaso y se la pasó a Lily. Ella sonrió con el rostro cansado y la recibió.
—Eres muy buena en pociones. Y muy meticulosa.
—Gracias. Tómatela toda y no te muevas. Buscaré si tienes algún hueso roto.
Estuvieron en silencio un rato mientras Hermione hacia su trabajo. Lily dormitaba en la cama gracias a la poción. Sólo se escuchaba un perro ladrar a lo lejos y los murmullos que la castaña hacía.
Era pasada la medianoche, y la luna menguante brillaba por la ventana de la habitación. Al terminar, Hermione se enderezó y se secó el sudor de la frente. Requería mucha concentración hacer el hechizo de curación, sobre todo para alguien que no era experta. Miró como Lily parecía dormir sin dolor.
Sonrió aliviada. Al menos Lily había sobrevivido. Ella y Harry. Y a pesar de que Regulus ya no estaba, y que eso le provocaba un dolor profundo en su pecho, también sentía alivio al ver a Lily viva, frente a ella.
Observó la habitación. Tenían dos mesitas de cama, una a cada lado, y las dos con fotos de familiares y amigos. La cama era de dos plazas y al lado había un gran ventanal por el que se veía un patio pequeño. Todo seguía siendo con tonos rojos marrones. Dos cuadros estaban justo sobre la cama, los dos títulos de James y Lily que decía que salieron de Hogwarts con honores. Hermione sonrió con melancolía, pensando en que ella nunca tendría ese documento.
Dio un salto en el lugar al sentir la helada mano de Lily tocando la suya.
—James quería poner una fotografía de su equipo favorito de Quidditch —bromeó Lily con una sonrisa—. Lo amenacé con que si hacía eso, pondría un cuadro gigante de nuestro padres justo frente a la cama. Al final, todas las cosas de quidditch quedaron en la habitación donde duermes tú.
—Ahí se ve todo muy bien —dijo Hermione devolviéndole la sonrisa, aunque temblaba levemente. Le dio un apretón a la mano de Lily y se levantó—. Ahora debes dormir. Mi hechizo no es tan poderoso como el de un sanador, pero te recuperarás en una semana aproximadamente.
—Es un buen tiempo.
—¿Estás segura que el bebé está bien?
—Sí, puedo sentir como respira sin complicaciones —Se llevó una mano a su vientre—. Tomo una poción que me hace poder escuchar sus latidos constantemente. Es muy útil.
—Había leído sobre eso.
Se quedaron unos segundos en silencio, mirándose. Los ojos de Lily brillaban bastante con la luz de su lámpara, sobresaliendo en esa habitación tan roja. Aunque se parecían mucho a los de Harry, poco a poco comenzaba a verles diferencias. Y los encontraba hermosos.
—Debes descansar —le dijo a Hermione, haciendo que esta saliera un poco de su ensimismamiento.
—Eh… sí, sí… ¿Segura que estás bien? —volvió a insistir mientras tomaba las cosas que había dejado en el suelo.
—Sí. ¿El colmillo del basilisco?
—Ahí, en la mesita.
—¿Y el Horrocruxe?
—Conmigo.
—No creo que deba ser agradable tener un objeto con magia oscura cerca tuyo. Me dijiste que esa cosa palpita.
—Sí. Es extraño —Pero no se había percatado del objeto desde que llegó a la casa.
—Y lo que pasó con Regulus no fue tu culpa. Fue su decisión —volvió a repetir, poniéndose seria—. Recuerda eso.
—Lo sé… Sólo que me cuesta no pensar que pude haberlo evitado. Lo salve esta mañana… —murmuró Hermione con pesar. No sólo Regulus ensangrentado se le apareció en su mente, sino que también Ron recibiendo el Avada Kedabra de Bellatrix mientras ella se quedaba de pie.
Como había ocurrido con Harry.
—Quizás él lo deseaba —murmuró la pelirroja mirando hacia el techo—. Quizás fue su redención por haber estado del lado de Voldemort.
—Hay otras formas de pedir perdón.
—Las personas buscan el perdón a su manera —Lily la miró y sonrió de forma soñadora—. La verdad, me alegro por Regulus. Él podrá descansar de este pequeño infierno. Ahora ve a descansar. Buenas noches.
—Sí… buenas noches.
Hermione tomó el colmillo de basilisco con cuidado y salió de la habitación cerrando la puerta, y se quedó en el pasillo unos segundos. Volvió a sentir el palpitar del Horrocruxe en su pecho, pero sentía aún más fuerte el palpitar de su propio corazón. Regulus había muerto, pero habían logrado su propósito. ¿Será así de ahora en adelante? ¿Alguien siempre se sacrificará para que otro logre su cometido? Al igual que hizo Ron, al igual que hizo Harry. Quizás, en algún momento, sería su turno.
Sólo esperaba que fuera ella en vez de Lily. No le gustaba verla sufrir, y lo que vio en la Cámara de los Secretos le removió el corazón de angustia.
Ella quería que Lily estuviera bien, y que estuviera feliz. Sonrió al pensar en su sonrisa, y su estómago dio un brinco. Se asustó al sentir esa sensación tan familiar que había sentido con Ron, aunque esta era un poco diferente. Sacudió la cabeza, sacándose todo pensamiento extraño y dando grandes zancadas entró a su habitación.