
El rescate
—Lo encontré. Encontré a Harry Potter —declaró Lucius cuando entró en el despacho del Señor Tenebroso, muy feliz de haberlo encontrado.
Aunque no sabía qué hacer con la información adicional que había descubierto. Le tomó casi un año encontrar la dirección, pero al fin lo hizo.
El Señor Tenebroso y Severus lo miraron con sorpresa.
—¿Dónde está?
Por fin el Señor Tenebroso acabaría con la estúpida profecía y tomaría el control sin problemas del vejete.
—En la casa de sus tíos muggles. Sin embargo, no es bueno. En serio no lo es.
Lucius le entregó los pergaminos en su mano a su lord. Los vio leerlos y enojarse.
—¿Estás seguro?
La magia del Señor Tenebroso estaba saliendo debido a su ira. No había perdido el control así en un buen tiempo.
—Sí. Los observé por unos días. También investigué sus registros de salud y reportes. Los policías y otras autoridades tienen encantamientos de memorias. Es por eso por lo que sigue ahí.
Lucius no pensaba decirle esto, pero tuvo que hacerlo. Nadie merecía ese tipo de tratamiento.
Ante esas palabras Severus se levantó y fue por los pergaminos. Empezó a leerlos.
—Voy a matar a ese vejete.
Ante las palabras de Severus, el Señor Tenebroso y Lucius lo miraron en busca de una explicación.
—¿Recuerdan que les dije que el vejete me hizo hacer un juramento?
Severus los vio asentir.
—Era para Harry. Dumbledore me hizo prometer protegerlo cuando fuera a Hogwarts. Ahora sé por qué. Quiere que sea abusado. Creo que Dumbledore cree que Harry es el niño de la profecía. ¿Por qué más me haría hacer ese juramento? ¿Y por qué solo para cuando Harry vaya a Hogwarts? Puso al niño ahí para que abusaran de él. Dumbledore sería su primer contacto o alguien que lo adora. Le dirán al niño lo maravillosos que son los Potter —escupió el nombre—. Lo maravilloso que es Dumbledore. Quiere que vea a Harry como su salvador. Después de todo, ¿no hicimos también lo mismo cuando nos “rescató”?
—Y así el chico lo vería como el siguiente Merlín y haría cualquier cosa para poder quedarse en el mundo mágico como nosotros quisimos —terminó el Señor Tenebroso por él.
Severus asintió en acuerdo.
—¿Y si vamos y lo rescatamos?
Severus y el Señor Tenebroso miraron a Lucius y lo vieron sonreír.
—Podríamos sacarlo de una mala situación antes de que empeore. Es tan joven.
—Tenemos que salvarlo, ningún niño merece ser criado así —añadió serio el Señor Tenebroso.
Severus asintió en acuerdo. Después se preocuparía con lo que harían con el niño.
[***]
Severus leyó el papelito que salió de su varita.
—¿Por qué no hay barreras de protección? Me dijeron que había protecciones sanguíneas.
—Hay barreras de odio, obediencia y de sumisión.
A Lucius no le gustaba lo que leía.
—Sí, a mí también me salió eso. ¿En qué piensa ese vejete?
El Señor Tenebroso le entregó los papeles a Lucius.
—Necesitamos sacarlo de ahí.
—Y son nuevas. No había ninguna hace un año. Él ha estado viviendo aquí por casi dos años. ¿Por qué las puso hace un año?
Severus iba a dosificar con pociones los caramelos de limón de Dumbledore.
—¿Quizás porque era muy joven? Dumbledore podría haberse preocupado. No tenía ni tres años cuando se establecieron.
Lucius sabía que Dumbledore ya estaba formando los puntos de vista de Harry sobre el futuro.
—Por los reportes, el abuso comenzó apenas llegó. Supongo que la magia del niño comenzó a defenderlo y por eso puso las barreras.
Los tres caminaron hasta la entrada y Severus levantó la vista cuando escuchó gritos.
—Fenómeno, trae tu trasero para acá. Quiero que limpies esto correctamente o no comerás de nuevo.
Ante esas palabras, los tres palidecieron. Severus tocó la puerta con algo de fuerza. Tenía muchas ganas de hacerla volar de sus bisagras.
La puerta se abrió y una voz asquerosamente dulce y falsa los recibió.
—Hola, ¿puedo ayudarlos? Le dije a ese viejo fenómeno que no quería a los de tu clase aquí —su voz se llenó de malicia—. De hecho, me lo prometieron después de que aceptamos acoger a ese pequeño monstruo el año pasado.
—Estamos aquí para llevarnos a Harry —dijo Lucius mucho más calmado frente a cómo se sentía.
En verdad quería maldecir a la mujer.
—No pueden llevárselo. El viejo fenómeno nos prometió que podíamos usarlo hasta que fuera el momento, y no vamos a dejar que se vaya.
Petunia no iba a dejar que su futuro esclavo se fuera. No quería volver a tener que cuidar de la casa. Ya había empezado a enseñarle a cocinar y limpiar.
—¿Qué te hace pensar que tienes algo que decir, Tuney? —dijo Severus con desprecio, haciéndole saber de su presencia.
—¡Tú! Eres ese fenómeno mentiroso que arruinó mi vida. Me dijeron que nunca tendría que volver a verte. Lily vendrá por el monstruo cuando sea hora de que vaya a esa aberrante escuela tuya.
El Señor Tenebroso tuvo suficiente y la empujó para entrar en la casa. Vio a un niño enorme y gordo con cabello rubio y a un pequeño y flaco niño con cabello oscuro. Caminó hacia Harry que empezó a alejarse.
—Tranquilo, Harry, hemos venido a sacarte de aquí.
Las manos del niño comenzaron a moverse y hacer movimientos extraños con los dedos, la duda lo recorría. El Señor Tenebroso se acercó más a Harry que dejó de alejarse.
—El retardado no puede oír —señaló con soberbia el niño gordo.
El Señor Tenebroso fulminó con la mirada a los muggles, preguntándose qué hicieron para dejar sordo al niño.
—¿Saben lo que está diciendo, Severus, Lucius? —preguntó el Señor Tenebroso, mirándolos por encima de su hombro.
Severus se acercó a él y se arrodilló enfrente de Harry, comenzando a responderle con señas mientras lo repetía en voz alta.
—Harry, venimos por ti. No te vamos a lastimar. Queremos llevarte a un lugar seguro.
Harry hizo unas señas y señaló al Señor Tenebroso.
—Quiere saber por qué —tradujo Severus—. Te recuerda a ti, una luz verde y algo sobre hacer cenizas para ti.
El Señor Tenebroso se rio.
—Sí, me proporcionó la excusa perfecta para mi desaparición.
Severus se lo tradujo a Harry.
—Me impacté cuando la maldición fue devuelta. Casi ni la esquivé. Cuando me recuperé, presencié como Harry movía su mano y aparecía una pila de cenizas donde estuve parado, luego me sonreía.
—No quería que lo lastimaran —dijo Harry entre señas—. James y Lily me hacían mucho daño. El pelirrojo era malo conmigo.
Severus palideció mientras repetía esas palabras.
—¿A qué te refieres?
Lucius había atado a los muggles.
—Me detestaban. El hombre de cabello blanco dijo que el pelirrojo haría algo. Me trataron de forma diferente. El hombre de cabello oscuro —señaló al Señor Tenebroso— llegó. Parecía divertido y su color era diferente.
—¿Color? —preguntó Lucius con curiosidad.
El Señor Tenebroso miró a Harry de cerca.
—Puede ver auras, sentir y leer la magia.
—¿Por qué dejaron a Harry aquí y dijeron a los Potter que Charlie era el salvador? —preguntó Lucius, pensando en lo que habían hecho creer.
Los tres miraron al niño.
—Dumbledore quiere que el niño lo obedezca para poder utilizarlo como herramienta para controlar el mundo mágico —respondió el Señor Tenebroso a la pregunta de Lucius—. Los separó a propósito.
—Harry, ¿quieres venir con nosotros?
Severus observó como Harry los miraba a los tres y por un momento sintió la magia del niño sobre él. Por lo que acababa de experimentar, el niño era poderoso y sólo tenía 4 años. No puede esperar a ver cómo será cuando alcance la mayoría de edad.
—¿No volveré aquí? —preguntó Harry, esperanzado.
Severus le dio una sonrisa tranquilizadora.
—No.
El niño era muy maduro para su edad. Se preguntó por un momento cómo y por qué podía comunicarse tan bien.
—Por los libros en el ático —respondió Harry ante la cara de desconcierto de Severus.
Una vez más los tres se sorprendieron.
—Creo que es hora de que nos vayamos —dijo el Señor Tenebroso con urgencia—. Severus, encárgate de sus memorias. No queremos que sepan que estuvimos aquí ni que nos llevamos a Harry.
—¿Fingimos su muerte? —preguntó Lucius.
—Sí, eso funcionará.
El Señor Tenebroso agarró una lámpara.
—Podemos transfigurar esto para que se vea como Harry y que estos viles muggles al fin sean castigados.
Comenzaron a trabajar con la ayuda de Harry que les dijo dónde poner el cuerpo. Les enseñó la alacena debajo de las escaleras y señaló su cama. La sangre derramada de sus heridas debido a las golpizas era visible.
Harry comenzó a mover las manos de nuevo. Severus parecía desconcertado sobre lo que decía.
—Harry dice que hay unas cosas plateadas atadas a él.
El Señor Tenebroso se giró hacia los muggles, se acercó a Petunia, entró a su mente y —después de unos minutos— obtuvo la respuesta.
—Son artefactos del vejete que monitorean la vida de Harry y si deja las barreras por mucho tiempo.
—¿Podemos eliminar las ataduras? —preguntó Lucius.
—Sí, sólo denme unos minutos. Nos iremos tan pronto como haya acabado. Severus, hazte cargo de las memorias. Lucius, tú te llevarás a Harry. Saldremos por la puerta trasera y tenemos que estar lo suficientemente lejos de aquí para poder aparecernos. No queremos dejar nuestras firmas mágicas después de que lance el hechizo que las eliminará.
Severus y el Señor Tenebroso empezaron a trabajar mientras que Harry se acomodó en los brazos de Lucius y comenzó a jugar con su cabello, casi quedándose dormido. Lucius sonrió cuando Harry cayó dormido unos minutos después..
—Cissy te va a amar.
Estaban a casi una cuadra de distancia de la casa cuando oyeron como más de un mago aparecía en Privet Drive, y sonrieron.
Más tarde esa noche
Severus entró en el despacho del Señor Tenebroso después de la reunión con Dumbledore.
—Está furioso.
—¿Qué sucedió?
El Señor Tenebroso atrajo a Severus a sus brazos y le dio un beso.
Flashback
Severus fue convocado a Hogwarts. Apenas se había sentado cuando Dumbledore llamó por la red flu a la mansión Malfoy para pedirle que volviera al colegio. Severus suspiró y aceptó. Tan pronto como Dumbledore desapareció de las llamas, su rostro no ocultó el disgusto que sentía por él.
—Va a ser una muy larga y aburrida reunión.
—Me pregunto qué va a hacer ahora —comentó Lucius frustrado.
—Ni idea. Su arma ha muerto. Supongo que ahora en verdad va a tener que entrenar al mocoso. Sé que apenas posee magia. Es por eso por lo que quería matar a Harry primero. Él es el más poderoso. El bribón se rio cuando le lancé el Avada Kedavra.
El Señor Tenebroso aún no podía superar eso. Un bebé de 18 meses lo venció. Aunque estaba feliz de que sucediera ya que por eso se dio cuenta de cuán loco se había vuelto. Trabajó mucho para recuperar su cordura. En verdad fue la llamada de atención que necesitaba y la que le proporcionó una forma para que la oscuridad trabajara en secreto.
—Sí, bueno, me tengo que ir —avisó Severus, mirándolos—. Las cosas que tengo que hacer.
—Podría ser peor —comentó Lucius, riéndose de la ironía—. Imagínate trabajar con los Potter.
—Que Dios no te oiga.
Severus aborrecía a la familia Potter. Lily perdió todo su respeto cuando comenzó a salir con Potter. Ella sabía que el hombre era un acosador. Incluso le había advertido a Severus a veces sobre sus complots.
Severus llegó a su despacho por el flu, luego se dirigió hacia la oficina del director y dejó escapar un quejido cuando vio a los idiotas. Se inclinó sobre la pared en su rincón habitual donde podía ver a todos y esperó a que Dumbledore comenzara.
—Tengo muy malas y tristes noticias.
Severus observó a los Potter. Sus ojos no mostraban ni un ápice de emoción. Se preguntó cuándo aprendieron a fingir tan bien. Notó que sus caras trataban de reflejar el dolor y la pena que debían mostrar. Quería lanzarles unas buenas maldiciones.
—Harry Potter fue asesinado por sus tíos esta tarde. Ellos ya han sido arrestados por homicidio.
Los jadeos que se escucharon por la habitación fueron de sorpresa. Severus esperó para ver si los Weasley estaban conmocionados u horrorizados. Se dio cuenta de que ni Black ni Lupin parecían sorprendidos. El resto de la habitación mostró la usual sorpresa y conmoción que esperaba ver. Se preguntó por qué los Weasley, Lupin y Black actuaron diferente, así que decidió echarle un vistazo a la mente de Black. El chucho era un libro abierto ya que no tenía las barreras que se esperarían de un Black. Lo que vio lo sorprendió. Lo sabían. Ellos sabían que Harry era el verdadero niño de la profecía. La parte de que planeaban hacer que Harry se casara con la niña Weasley si seguía vivo después de matar al Señor Tenebroso fue interesante. Esperen, él es el primogénito. Podían usar eso para destruir a los Potter. Severus se asegurará de llevar a Harry esta noche a Gringotts antes de que Dumbledore y los otros puedan hacer algo.
El resto de la reunión se enfocó en el entrenamiento del gemelo inútil —como Severus decidió llamarlo—. Por las preguntas que la mayoría hacía al no recibir las respuestas que merecían, Severus también pudo sentir la ira de los Potter, Lupin, Black, Weasley y Dumbledore. Cuando la reunión acabó, estaba a punto de irse cuando escuchó que lo llamaban.
—Severus, por favor, quédate.
Severus volvió a su lugar habitual en la misma posición mientras que los demás salían. El grupo de idiotas se quedó atrás.
—Severus, necesitamos tu ayuda.
—¿Para qué?
—Necesitamos que ayudes a entrenar a Charlie.
—No.
—Severus, es importante. Ahora que Harry se ha ido necesitamos asegurarnos de que Charlie esté listo para cuando el Señor Tenebroso vuelva.
—Deberías haber empezado a entrenarlo desde hace mucho tiempo. Dudo que lo que sea que le pueda enseñar a ese mocoso sirva de algo.
—Concuerdo. Quejicus es un inútil —dijeron Potter y Black al unísono.
—Me alegra que estemos de acuerdo. Buenas noches.
Severus comenzó a irse, dejando a todos atónitos. Nadie esperaba que hiciera eso.
—Severus, quédate —repitió Dumbledore, ocultando su desesperación—. Si no les importa, necesito hablar con él en privado.
Sus mansas ovejas se levantaron y se fueron, dejándolos al fin solos.
—Severus, ¿tengo que recordarte tu juramento?
—El juramento era para Harry cuando comenzara Hogwarts. Ahora es inválido.
—Sí, soy consciente de eso. Esta vez necesito que hagas uno para Charlie. Serás tú quien comience su entrenamiento. El niño necesita tu magia y habilidades.
—¿A qué te refieres con que necesita mi magia?
—Quiero que jures que te vincularás con Charlie cuando sea mayor de edad. Le darás acceso a tu magia para que pueda derrotar al Señor Tenebroso.
—No, ni en tus más oscuros sueños voy a hacer eso. Voy a jurarlo ahora mismo si es necesario.
—Es la única manera, Severus.
—No. Black o alguien más puede tener ese “honor”. No quiero tener nada que ver con los Potter en ninguna manera, aspecto o forma. ¿No nos acabas de decir que los Potter abandonaron a uno de sus hijos? Ahora está muerto por culpa de la hermana de Lily y su esposo. ¿Por qué ayudaría a alguien que permitiría eso? No apreciaron a su hijo y aun así quieres que ayude al niño con el que decidieron quedarse. El que se supone que será nuestro salvador mientras que al otro se le permitió morir.
—No se le permitió morir. Fue un accidente.
—¿Un accidente? El abuso no es un accidente.
—No fue abuso.
—Ningún niño de 4 años muere asesinado en una casa si no es por abuso. Llámalo como quieras, pero fue un abuso. Sé lo que en verdad quisiste decir. También vi sus caras. Sabían que estaba siendo abusado. Así que olvídate de que yo los ayude en lo más mínimo.
Dumbledore se dio cuenta de que no ganaría esta vez. Severus tenía razón. Ningún niño muere así a menos que haya sido abusado. Se sentía culpable de ello. No quería que Harry sufriera tanto, solo que experimentara un poco de dolor y dificultades ya que lo habrían hecho más fuerte, pero no que fuera abusado de ese modo. Se estremeció ante su propia culpa. ¿Las barreras que puso lo permitieron? Aún recuerda cuando lo hizo. La magia del niño se estaba volviendo loca por lo que sucedía en esa casa y él no quería que el niño matara a sus parientes. De repente se dio cuenta de lo que había hecho. Él fue el responsable de su muerte. Miró a Severus y notó que sabía lo que acababa de pasar.
—No fue así, Severus.
—No me mientas. Puedes mentirles a ellos y a quien quieras, pero yo sé la verdad. Tú lo permitiste. Tú permitiste que se deshicieran de su hijo. Apuesto a que incluso les sugeriste ponerlo ahí y ellos obedecieron.
Por la cara de Dumbledore, Severus se dio cuenta de que tenía razón y se sintió enfermo. Inhaló varias veces para controlar su ira.
—Te metiste tú solo en este lío, así que arréglalo tú solo. Yo no los voy a ayudar. Voy a ayudar a la Orden, pero me rehúso a ayudar a los Potter. Tu decisión causó la muerte de un niño inocente.
Dumbledore asintió con la cabeza y Severus se fue. Dumbledore no notó la sonrisa en su rostro mientras se iba. Después de destruir algunas cosas en sus aposentos, Severus volvió por la red flu a la mansión Malfoy.
Fin del Flashback
—Necesitamos ir a Gringotts. Déjame despertar a Harry y nos vamos.
El Señor Tenebroso había pasado la mayoría de la noche estudiando diferentes libros de lengua de señas y quería poner a prueba sus habilidades. Tocó a Harry, quien saltó sorprendido por el contacto. Que se pusiera alerta después de ser tocado no sorprendió al Señor Tenebroso.
—Lo siento —se disculpó en señas.
Harry asintió y luego abrió los ojos como platos al darse cuenta de que el Señor Tenebroso le hizo señas. Sonrió un poco.
—Tenemos que llevarte al banco. Es para tu protección.
Harry asintió y se levantó mientras el Señor Tenebroso sacaba algunas prendas del armario y ajustaba su tamaño para que le quedaran bien. Una vez vestido, el Señor Tenebroso lo cargó y lo llevó a su despacho.
Los tres fueron al banco después de aplicarse potentes glamours. No querían ser vistos por Dumbledore o alguno de sus asociados. Se sorprendieron cuando Harry usó su magia para igualar su apariencia con la del Señor Tenebroso y Severus. Los tres rubios cenizos entraron al banco. Cualquiera que los viera asumiría que eran familia.
—Necesito hablar con mi administrador de cuentas Gandsop —le informó el Señor Tenebroso al cajero.
El cajero levantó la mirada.
—Me disculpo por la hora. Sé que este tipo de asuntos se hacen durante el día, pero es importante.
El cajero asintió, dejó su puesto y les indicó que lo siguieran.
Mientras esperaban a Gandsop, Severus miró al Señor Tenebroso.
—Tom, deberíamos de decirle.
El Señor Tenebroso miró al niño que dormitaba y tocó suavemente su brazo. Cuando Harry volteó a verlo, el Señor Tenebroso señaló a Severus. Harry dirigió su mirada hacia él, pero mantuvo su cabeza y cuerpo apoyados en el Señor Tenebroso.
—Tom y yo estamos casados, Harry. Así que lo que vamos a hacer es para tu protección. ¿Tenemos tu autorización para ello?
—¿Qué van a hacer? —preguntó Harry, confundido.
Nadie nunca había hecho nada para su protección hasta que estos hombres llegaron a su vida.
—Te queremos adoptar.Los duendes te harán una prueba de herencia. Después de eso, haremos lo que sea necesario para proteger todo lo que tengas.
Los ojos de Harry se agrandaron sorprendidos ante la palabra “adoptar”.
—¿Me quieren?
—Sí, te queremos —confirmó el Señor Tenebroso, apretando su agarre—. Por eso te salvamos de tus parientes. Esta es solo una formalidad. ¿Te parece bien ser nuestro hijo?
Severus observó como Harry inclinaba la cabeza como si buscara algo. Después de unos minutos de silencio, asintió en acuerdo y cerró los ojos de nuevo.
—Fue más fácil de lo que pensé.
—No me sorprende. Es un niño. Y todos los niños quieren ser amados y queridos. Supongo que también fue por lo que leyó sobre nosotros hace rato. El lado luminoso no estará feliz de que tengamos un hijo. Lo que no saben no les hará daño. Creo que es momento de que me cree otra identidad.
—¿Tienes una en mente?
Severus se preguntó cuál había elegido. No se casó con el Señor Tenebroso por su título, sino porque lo amaba.
—Sí. Ya que estamos casados, ¿por qué no usamos el apellido Prince?
El Señor Tenebroso le sonrió levemente y vio una pequeña sonrisa aparecer en el rostro de Severus cuando entendió lo que significaba. Por lo general, no lo expresaba con palabras. Sin embargo, sabía que cuando actuaba de esa manera, Severus lo tomaba como una muestra de su amor. En verdad lo amaba. Severus tampoco era el tipo de persona que expresaba sus sentimientos abiertamente.
Gandsop entró a la oficina justo en el momento en el que dejaron de hablar.
—Que fluya su oro y la sangre de sus enemigos —lo saludó el Señor Tenebroso.
—Que su oro crezca y sus enemigos le teman —respondió Gandsop—. Ahora, ¿en qué puedo ayudarlos?
—Necesitamos hacerle una prueba de herencia a Harry. Dependiendo de lo que salga, podríamos necesitar más ayuda. Lo adoptaremos sanguíneamente y le cambiaremos el nombre —dijo el Señor Tenebroso con seriedad.
—¿Pueden despertarlo? Necesitamos un poco de sangre para la prueba de herencia y la adopción —informó Gandsop, sacando los pergaminos necesarios.
Severus tocó el brazo de Harry. Cuando se despertó, le dijo lo que iba a suceder. Harry palideció ante la palabra “sangre” y se rehusó a hacerlo. Severus entendió de inmediato el problema.
—¿Qué tal si lo hacemos los tres?
Harry pareció escéptico, pero estuvo de acuerdo después de que el Señor Tenebroso aceptara.
El Señor Tenebroso, Severus y Harry proporcionaron sangre para la prueba de herencia. Todos se sorprendieron por los resultados. Severus y el Señor Tenebroso se preguntaron por qué no lo habían hecho antes. El Señor Tenebroso decidió que todos sus mortífagos deberían someterse a una prueba de herencia.
Tom Sorvolo Ryddle
Padre: Thomas Sorvolo Ryddle †
Madre: Methrop Ana Gaunt †
Títulos
Lord:
Slytherin — materno
Ravenclaw — materno
Heredero:
Peverell [Sin reclamar] — materno {Linaje de Antioch}
Severus Tobías Snape
Padre: Tobías Elliot Snape †
Madre: Eileen Bethany Prince †
Títulos
Prince — materno
Thompson — materno
Harrison James Potter
Padre(s):James Charles Potter
Sirius Black
Madre:Lilian Ruth Potter Evans
Hermano(s): Charles Harold Potter
Tío(s): Petunia Dursley Evans
Regulus Black
Primo(s): Dudley Dursley
Narcissa Malfoy Black
Draco Malfoy
Abuelos: Charles Harrison Potter
Dorea Mary Potter
Orión Black
Walburga Black
Harold Andrew Evans
Rose Daisy Evans
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Potter — paterno
Gryffindor — paterno
Peverell [Sin reclamar] — paterno {Linaje de Cadmus}
Slytherin — luego de la batalla con Tom Ryddle
Ravenclaw — luego de la batalla con Tom Ryddle
Hufflepuff — materno
Magrill — materno {Linaje muerto}
Hartnell — materno {Linaje muerto}
Tudor — materno {Linaje muerto}
Black — por adopción sanguínea
—Creo que necesitamos una explicación de los resultados de Harry. ¿A qué se refiere con “Sin reclamar”? —preguntó Severus, recuperándose primero—. Vi que uno de sus títulos lo tiene.
—Significa que nadie lo ha reclamado. Hay múltiples herederos. Al primero en reclamarlo se le otorgará el título de lord y el otro se convertirá en heredero —explicó Gandsop—. El joven Harry es un tipo de mago que no hemos visto en años. Por otro lado, se les llama “Linaje muerto” a los linajes familiares en los que no queda ningún mago vivo, hasta que aparece uno. Por lo general son linajes de squib. Eso significa que el joven Harry es un sangre pura. La mayoría de los nacidos de muggles provienen de los linajes de squib y dependiendo de quién sea su ancestro se determinará cuál linaje obtendrá el título. Algunos son producto del matrimonio de dos squibs —les informó.
El Señor Tenebroso y Severus parecieron conmocionados por unos segundos. Nadie nunca se los había dicho.
—¿Por qué nadie lo sabe? —cuestionó el Señor Tenebroso, sintiendo que Dumbledore tenía algo que ver con esto.
—Se lo informamos a Dumbledore y a algunos cuando hicimos el descubrimiento hace 50 años. Ellos optaron por no creernos y nos dijeron que pondría en peligro a los nacidos de muggles si los sangre pura lo sabían. No tengo idea cómo fue que Dumbledore llegó a esa conclusión. Creímos que devolvería los linajes de squib a sus familias originales. Por eso muchos no se hacen una prueba de herencia.
—A menos que lo hiciera para quedarse con el dinero. Él no proviene de una familia rica, sino de una muy pobre. Y la mayoría de sus posiciones no le darían tanto dinero —comentó el Señor Tenebroso, algo pensativo.
—Quiero comprobar algo. Discúlpenme unos minutos, por favor.
Gandsop salió de la oficina.
—Ya sé lo que vamos a hacer. Reclamaré el señorío Peverell y así podremos asegurar a Harry. Nuestro apellido será ahora Peverell-Snape.
—Peverell-Prince-Snape suena mejor. Voy a reclamar mis señoríos también. Necesitaremos esos asientos y así podremos darle a Harry una mejor protección.
—Sí, suena mejor Peverell-Prince-Snape —concordó el Señor Tenebroso, se inclinó y besó a su esposo en la mejilla—. No soy tan orgulloso como para no tomar tus apellidos.
—¿Cómo crees que deberíamos llamarlo? —preguntó Severus, sonriéndole y apretando su mano.
—He estado pensando en eso. ¿Qué tal suena Steffan Tomas Severus Peverell-Prince-Snape?
—En verdad será nuestro —comentó Severus, mirando a Harry con cariño.
Gandsop al fin volvió a la oficina, con una mueca de desprecio en su rostro.
—Por desgracia, están en lo correcto. Encontramos que, desde que Dumbledore se convirtió en profesor y luego director de Hogwarts, numerosas herencias de linajes de squib, que de repente se volvieron mágicas, se han transferido a él. Ya no podemos hacer nada porque se hizo con sangre. Al parecer hizo que los niños se las cedieran sin que se dieran cuenta.
—¿Podemos usar eso en su contra? —inquirió el Señor Tenebroso, horrorizado con la información.
—No. Podría dañar su nombre, pero eso sería todo ya que lo hizo legalmente.
—Podríamos usarlo después —dijo Severus, frunciendo el ceño—. Una vez que tengamos suficiente evidencia incriminatoria en su contra, cualquier cosa que pueda dañar su nombre será de ayuda.
—Sí, es cierto. Y ya que hemos hallado cosas muy interesantes, también vamos a revisar sus finanzas —se burló Gandsop con desdén—. Asimismo revisé las bóvedas personales de Harry. Tienen protección sanguínea y dado que es considerado muerto, el dinero y artículos serán trasladados a la bóveda principal de los Potter a menos de que tomes el señorío. Cuando lo hagas, las bóvedas Peverell absorberán la bóveda familiar de los Potter.
—Planeo tomar el señorío, pero no sabía que eso les quitaría a los Potter su bóveda familiar.
—La familia Potter desciende del segundo hijo. La única razón por la que tienen dinero es porque el señorío Peverell no ha sido reclamado. El señorío Potter proviene de Antheia Potter de soltera Peverell cuando se casó con un miembro de la familia Potter. Su abuelo le otorgó el título a su esposo luego de la muerte de sus padres. No tenían dinero. Todo provino de las bóvedas Peverell. Ahora, las bóvedas de los fundadores irán a Harry si lo reclamas como tu heredero. La adopción sanguínea demostrará que aún tiene el derecho a ellas. Los Potter no podrán hacer nada. Si solicitan una prueba de herencia, ningún linaje aparecerá en ella.
—¿Qué hay de su hijo y el linaje Black? —preguntó el Señor Tenebroso, mientras procesaba toda la información.
—Es el segundo hijo, así que no tendrá ningún derecho una vez que reclames el señorío antes que ellos. El linaje Black estará en apuros. Si Sirius Black decide adoptar sanguíneamente a Charles Potter, no habrá ninguna diferencia, ya que Harry es el heredero. De hecho, es posible que Lord Black crea que el joven señor Malfoy es el nuevo heredero. Se le informó que el joven señor Malfoy era el heredero de repuesto cuando se hizo la adopción sanguínea en Harry. Está estipulado en la familia Black que el primogénito es el heredero. Esa es una de las razones por las que Lord Black no ha sido renegado, aunque tampoco ha habido razones válidas para ello. Su familia es una de las pocas que requiere razones muy estrictas para la eliminación —dijo Gandsop.
—Así que la adopción sanguínea de Charles no hará ninguna diferencia. Interesante. Los linajes de la madre son de Harry porque es su primogénito, ¿no?
Gandsop asintió.
—Empecemos —dijo el Señor Tenebroso, complacido por cómo estaba resultando todo.
Después de un par de horas extenuantes, Severus, el Señor Tenebroso y el recién nombrado Steffan salieron de la oficina de Gandsop y vieron a los Potter, Lupin, Black y a Dumbledore entrando al banco. Estaban agradecidos por sus glamours.
—Me encantaría escucharlos cuando descubran que lo han perdido todo.
—Creo que será interesante. Ironclaw es su administrador de cuentas —informó Gandsop, sonriendo con malicia—. No les tiene mucho aprecio.
Si bien los duendes afirmaban ser neutrales, ayudaban más al lado tenebroso que al luminoso. El lado luminoso era la razón por la que existían muchas leyes en contra de las criaturas.
El Señor Tenebroso y Severus le sonrieron con diversión al duende.
—Gandsop, vales cada moneda de oro que he gastado aquí.
—Siempre es un placer hacer negocios con usted —afirmó Gandsop, complacido por las palabras del Señor Tenebroso.
[…]
Los Potter, Lupin, Black y Dumbledore estaban sentados atónitos en la oficina de Ironclaw.
—¿Cómo que soy pobre?
James Potter estaba muy confundido, aunque no era algo nuevo para él.
—No puede ser cierto. Sé que los Potter tienen numerosas bóvedas, ya que los he ayudado varias veces con sus finanzas. Sus padres vinieron a mí cuando fue el momento de redactar sus testamentos. También estuve presente cuando James y Lily hicieron sus testamentos hace unos años —contó Dumbledore, negándose a permitir esto ya que necesitaba el dinero de la familia Potter.
—Lord Peverell es ahora el patriarca de su linaje y cuando reclamó el señorío, las bóvedas familiares volvieron a ser de su propiedad. Sus bóvedas originalmente provenían de allí. La familia Potter nunca tuvo un señorío hasta que su bisabuela se unió a la familia. Sin embargo, el título no vino con ninguna bóveda. Las únicas bóvedas que ahora tienen son las de su hijo Charles, que se establecieron el día que nació y que Lord Peverell no vio la necesidad de tomar, ya que son el fideicomiso de su hijo, y las bóvedas personales creadas debido a sus diversos trabajos.
—¿Quién es Lord Peverell?
Dumbledore no podía dejar que se le escapara. Necesitaba el dinero de los Potter. Sí, tiene mucho dinero pero no lo iba a gastar en la futura guerra que sabía que vendría cuando Tom volviera. Comenzó a formar un plan mental para conseguir que Lord Peverell se uniera al lado luminoso.
—¿Qué hay de las bóvedas de Harry y la adopción sanguínea que le hice? —preguntó Sirius inquieto, mirando a Dumbledore.
Ironclaw se había estado preguntando cuándo mencionarían a Harry. Trató de no dejar que la sorpresa y la ira se reflejaran en su rostro porque no fueron los padres quienes lo mencionaron. La opinión de los duendes sobre Dumbledore y los Potter se hundiría aún más una vez que Ironclaw les informara de la poca consideración que le tenían a Harry Potter.
—Sus bóvedas fueron selladas con sangre cuando murió y, por lo tanto, absorbidas por el linaje Peverell. La adopción sanguínea no cambia nada. Él era tu heredero y los fondos que agregaste también fueron dados al linaje Peverell. Aunque adoptes a Charles, él no heredará ningún título ni dinero familiar, como se te informó el día que adoptaste a Harrison.
Ironclaw omitió la información de que el heredero no era el señor Malfoy. Les dejará pensar lo que quisieran. Odiaba tener que lidiar con ellos; decían que querían ayudar, pero solo mira lo que le hicieron a su propio hijo.
—Quiero una prueba de herencia —exigió James Potter—. Y para Lily también.
Ironclaw asintió y sacó lo necesario para la prueba. Iba a disfrutar esto.
James Charles Potter
Padre: Charles Harrison Potter
Madre: Dorea Mary Potter
Hijo(s): Harry James Potter †
Charles Harold Potter
Títulos
Potter — sin asientos ni bóvedas
Lilian Ruth Potter Evans
Padre: Harold Andrew Evans
Madre: Rose Daisy Evans
Hermano(s): Petunia Dursley Evans
Hijo(s): Harry James Potter †
Charles Harold Potter
Sobrino(s): Dudley Dursley
Títulos:
Ninguno
Dumbledore quería gritar de rabia. Todo se había ido por el desagüe debido a una muerte y al nuevo Lord Peverell. Lamentaba no haberles hecho una prueba antes, pero no quería que reclamaran algo para lo que él no estuviera preparado para que tomaran. Había estado haciendo esto por más de cincuenta años y nunca le había fallado. No tenía idea de qué títulos había perdido ni quién los tenía, o incluso si tenían algún otro aparte del Peverell. Por la muerte de Harry, el señorío Black pasaría a manos del joven Malfoy. Perdería el dinero a menos que hiciera que Sirius cambiara su testamento para que se lo diera a él.
—Sirius, ¿puedes cambiar tu testamento para evitar que Draco Malfoy consiga las bóvedas de la familia Black? —pidió Dumbledore, pensando en una forma de evitar que eso sucediera.
—No, está prohibido. Solo puedo hacerlo con mi bóveda personal, pero, lamentablemente, no es mucho. Solo recibo una cantidad limitada, al igual que el resto de la familia. Mi padre cambió su testamento y las estipulaciones familiares. Solo soy el lord temporal debido a mis tendencias “luminosas”. La familia apoyó los cambios, y como yo fui el único en oponerme, no hay nada que pueda hacer al respecto. Por eso, no puedo ofrecer o darle mucho dinero a nadie. Originalmente me iban a desheredar, pero las estipulaciones familiares son muy estrictas en cuanto a eso.
Dumbledore estaba frustrado. Le habían quitado otra fuente de dinero, lo que le obligaba a depender de sus propios recursos en lugar de los de los Potter. Necesitaba a estas personas en su Orden por su dinero, pero ahora que se volvían inútiles, tendría que empezar a pagarles de su propio bolsillo. Muchas familias prominentes estaban pasando por dificultades financieras, y Dumbledore necesitaba encontrar personas adineradas para mantener cerca a sus peones. No quería perder el control sobre Charlie Potter. Recordó la limitada habilidad mágica del niño y se preguntó si había cometido un grave error al declararlo como el niño de la profecía. Harry, en realidad, era el más poderoso. Sin embargo, pensó que si dejaba que todos creyeran que era Charlie, podría mantener a Harry bajo su control, facilitando así la tarea de derrotar a Tom Ryddle. Ahora se encontraba atrapado con un niño con escasa magia y no lograba encontrar a alguien que se vinculara con Charlie para proporcionarle el poder necesario para derrotar a Ryddle.
—¿Por qué crees que sigo viviendo en mi departamento? —señaló Sirius con resentimiento, sacando a Dumbledore de sus pensamientos—. No puedo entrar a las propiedades familiares. ¿Debería adoptar sanguíneamente a Charlie? —sugirió, inseguro de sí eso ayudaría.
Amaba al niño y deseaba poder ser su padrino en lugar del de Harry.
—No serviría de nada —afirmó James, derrotado—. No puedes darle tu magia familiar —pensó por unos minutos—. ¿Hay algo que podamos hacer?
—Me temo que no —contestó Ironclaw, mirándolo—. Harrison era tu hijo mayor. Si todavía estuviera vivo, podría objetar ya que él era el heredero.
—¿Podrías contactar a Lord Peverell por mí? —pidió James, desesperado—. Necesitamos hablar con él sobre esto.
—James, ¿no crees que sería mejor viniendo de nosotros?
Lily no estaba feliz por lo que sucedió. Tenían suficiente dinero en sus cuentas personales como para no preocuparse por mantener a su hijo durante algunos años, y un título honorífico. Ni James ni ella le habían dedicado un pensamiento a Harry. Desde que Dumbledore les dijo que Charlie era especial, lo dejaron a un lado. James estuvo de acuerdo. Todos se fueron de la oficina de Ironclaw, preguntándose qué salió mal.
Ironclaw notó que nadie expresó tristeza ni remordimiento por la muerte del joven Harry. Incluso cuando su nombre fue mencionado, pasó desapercibido. No se arrepentía de no haber ofrecido su ayuda. Cualquiera que hiciera lo que ellos hicieron a su hijo merecía lo que les ocurrió. La idea de que la magia les quitara sus poderes le hizo sonreír. Informará a Lord Peverell sobre la reunión. Los duendes habían decidido proteger al joven heredero, e Ironclaw se asegurará de que cumplan esa promesa; después de todo, su hermano era el rey. Asimismo le informará sobre todo lo ocurrido esta noche. Su hermano estará de acuerdo en ayudar al lado tenebroso mientras ellos mantenían una fachada de neutralidad.
[***]
—Tom, tengo una idea —anunció Severus, entrando al despacho.
Tom lo miró.
—Dumbledore todavía no consigue un profesor de defensa. ¿Por qué no aplicas para el puesto?
—Preferiría no hacerlo —respondió Tom contemplativo, inclinándose en su silla—. Sin embargo, sí me voy a mudar a tus aposentos como acordamos. Quiero empezar a hacer cambios en el ministerio. Si trabajo en Hogwarts, el vejete lo usará para controlarme. Si estamos ahí, podremos vigilarlo, pasar tiempo con Steffan y mandarlo a la escuela en Hogsmeade hasta que reciba su carta.
—¿Lucius ha descubierto algo sobre los asientos?
—Sí. Ya que ninguno estaba siendo utilizado, hice que me los asignaran. Tomaré sus asientos y los nuestros.
Tom sonrió coqueto y puso a Severus sobre su regazo.
—Ahora, ya que nuestro hijo está en la mansión Malfoy, ¿por qué no disfrutamos este tiempo a solas?
—Creo que puedo estar de acuerdo con eso —dijo Severus, sonriendo—. Todavía le tengo que decir a Dumbledore sobre nosotros y Steffan.
—Tengo una idea de cómo hacerlo para que no descubra que Steffan es Harry. Espero que no te importe esperar hasta que comiencen las clases.
Severus lo miró con una expresión dudosa.
—Será sorpresa y creo que te encantará.
—Siempre me gustan tus ideas —confesó Severus, dándole una sonrisa amorosa—. Nadie aparte de nosotros sabe que Harry es sordo. Dumbledore debió haberlo revisado. Por cierto, descubrí que el vejete trató de hacer que le quitaran los cargos a los Dursley. El ministerio intervino y dejó de ceder. Fue todo lo que pudo lograr para que no fueran a Azkaban. En su lugar, cumplirán condena en una prisión muggle. Hice que Lucius difundiera lo que sucedió a diferentes personas en el mundo muggle. No creo que duren mucho en prisión. Su hijo está bajo el cuidado del gobierno. Se rehusaron a dárselo a su tía porque al parecer también era abusiva.
—Gracias por encargarte de todo eso. Estoy feliz de que lo hayamos sacado de ahí. Al parecer los muggles son más listos que Dumbledore cuando se trata sobre el abuso —dijo Tom, satisfecho—. Ahora, ¿por qué no te muestro cuán feliz estoy?
—Me gusta esa idea.
[***]
A finales de septiembre, Severus estaba sentado en la mesa de los profesores, fulminando con la mirada a los Potter, Black y Lupin, que ahora formaban parte del personal de Hogwarts. No estaba nada impresionado con las decisiones del director y lo dejaba muy en claro. La única razón por la que no renunciaba era porque no quería que Steffan asistiera a Hogwarts sin su presencia para protegerlo. Deseaba que Tom hubiera solicitado el puesto de Defensa Contra las Artes Oscuras, que ahora ocupaba Lupin, con Black cubriéndolo durante su problema mensual. Entendía por qué Tom no lo hizo, pero no le impedía estar muy descontento con las elecciones del viejo.
Pensó en las posiciones que Dumbledore le asignó a los Potter. Lily era la nueva profesora de Estudios Muggles, mientras que James se encargaba del entrenamiento de vuelo y supliría a cualquier maestro que no pudiera dar clases. Dumbledore había intentado que James fuera el asistente de Minerva, pero sabía que ella no confiaba en él. Minerva lo conocía muy bien. Le agradaba, pero no creía que James fuera lo suficientemente maduro y responsable para manejar a sus leones o los asuntos escolares. Severus coincidió con ella, y Dumbledore terminó perdiendo en esa cuestión. Personalmente, pensaba que era una forma de Dumbledore de ofrecerles más dinero sin tener que proporcionarlo él mismo.
Severus vio a la lechuza de Tom acercándose. Se preparó para esto y tomó la carta cuando Hades aterrizó enfrente de él. La abrió y la leyó con lentitud. Hizo todo un drama. Se aseguró de que su rostro mostrará las emociones correctas.
—Albus, estaré ausente unos días. Volveré lo más pronto posible —Severus se levantó sin esperar una respuesta y se fue dejando la carta atrás.
Al salir del Gran Comedor, lanzó un rápido hechizo que le permitiría ver y oír lo que sucedía en la mesa de los profesores. Vio a Minerva mirar la carta cuando Sirius la recogió. Como el imbécil que era, Sirius la leyó en voz alta.
Amor,
Tengo muy malas noticias. La niñera de Steffan murió anoche. Los sanadores dijeron que fue por causas naturales. Steffan está devastado. Le he dado una poción calmante junto con una poción de sueño sin sueños hasta que puedas llegar.
Con cariño,
T
—¿Alguien sabía que se había casado y que tenía un hijo? Me preguntó quién es su esposa.
Lily estaba sorprendida. Pensó que conocía a Severus. Sí, sabía que no habían hablado desde su quinto año, pero estaba segura de que él le hubiera contado las buenas noticias.
—No. Me pregunto qué sucedió —dijo James, curioso.
—Ahí dice que murió la niñera —espetó Black, frunciendo el ceño.
—No me refiero a eso. Me pregunto por qué el niño está molesto porque él no está ahí. No lo ve diez meses al año.
—No, te equivocas. Nunca lo cuestioné, pero Severus se va mucho durante la semana y los fines de semanas cuando no está de guardia —reflexionó Minerva—. Solo asumí que salía a buscar ingredientes para pociones.
Severus sonrió dichoso ante la situación. Estaba agradecido de haber desaparecido tantas veces para visitar a su esposo.
—Yo también pensé lo mismo —razonó Dumbledore—. Me pregunto qué deberíamos de hacer. Le ofreceré a Severus unos aposentos más grandes si los necesita. ¿Deberíamos de ayudarlo? Será un momento difícil para su esposa. Me pregunto si contratarán a una nueva niñera.
—Solo si quieres que Severus te mate —les informó Filius y suspiró ante sus miradas confundidas—. Si quisiera nuestra ayuda, nos hubiera dicho hace años que estaba casado y que tenía un hijo. Todos sabemos lo reservado que es Severus. Déjenlo en paz o se enfrentarán a su ira.
—Él tiene razón. No vayas a interferir, Albus —advirtió Minerva con fiereza.
Severus sonrió; de todo el personal, Filius y Minerva eran los que mejor lo conocían. Se dirigió a sus aposentos para volver a su hogar por la red flu.
[***]
—Tenías razón. Albus me va a ofrecer otros aposentos. Filius y Minerva trataron de evitar que interviniera, pero ambos sabemos que eso no va a pasar. Por cierto, ellos asumieron que eras mujer.
Severus pasó sus manos por el cabello de Steffan que chocó con sus piernas y envolvió sus brazos en ellas. Se agachó y lo cargó.
—No puedo esperar a ver su cara cuando descubra con quién te casaste y cuál es tu verdadero nombre.
Tom había cambiado permanentemente sus rasgos faciales. Aún tenía el cabello negro, pero ahora sus ojos eran color chocolate como los de Steffan. Su rostro era una combinación de su antigua cara, su nariz ahora era un poco más recta y no tan larga, sus labios eran más gruesos, y todavía era alto y esbelto.
Steffan era una gran combinación de ellos. Tenía el color y la textura del cabello de Severus, los pómulos altos, las cejas y los nuevos ojos, nariz y labios de Tom. Tenía la misma altura y era igual de delgado que antes, pero sus pequeños músculos iban creciendo cada día que jugaba y aprendía algunas habilidades de combate. Pero Steffan no sabía que eran habilidades de combate y control mágico básico. También era un ratón de biblioteca como ellos. Y descubrieron que tenía memoria eidética. Por eso Steffan recordaba con mucho detalle lo que sucedió la noche del ataque y lo que sus padres biológicos le habían hecho. También sabía que era culpa de Dumbledore que lo colocaran en la casa de sus parientes y lo odiaba. Ni siquiera podían mencionar al hombre sin que Steffan hiciera caras o muecas.
—¿Cuándo quieres mudarte a mis aposentos?
Severus caminó hacia su esposo y le dio un rápido beso en la mejilla. Desde que acogieron a Steffan, se habían vuelto más abiertos a brindarse muestras de afecto cuando solo estaban ellos tres en la mansión.
—Hoy es lunes, ¿qué tal el jueves?
Tom le dijo por señas a Steffan que se mudarán.
—Dumbledore me separará de ustedes.
Steffan enterró su cara en las túnicas de su papá hasta que sintió un gentil toque en su espada. Giró su cabeza para poder ver las manos y la boca de su padre.
—No, recuerda que eres nuestro. Él ni siquiera sabe que eres Harry Potter y nunca lo hará. Nunca podrá separarnos —le aseguró Tom con confianza.
—¿Lo prometen? —preguntó Steffan, mirando a Severus con ojos acuosos.
—Sí —respondieron los dos.
Steffan asintió aliviado con la cabeza y la apoyó contra el hombro de su papá.
—Steffan, recuerda que cuando vayamos allá no puedes hacerle muecas a Dumbledore donde cualquiera pueda verte —le recordó Tom a su hijo y recibió un asentimiento—. Con palabras, por favor.
Steffan respondió con señas. No le gustaba, pero estuvo de acuerdo y se dio cuenta de que sus padres lo sabían cuando Tom lo atrajo para un abrazo.
—No tiene que gustarte, pero nos alegra que estés de acuerdo. No dejaremos que alguien te haga daño —dijo cariñoso Severus.
Tom estuvo de acuerdo con él.
[***]
El jueves llegó y Severus, Tom y Steffan se dirigían desde Hogsmeade a Hogwarts. Steffan estaba maravillado con el castillo y hacía señas rapidísimo para que vieran lo que él veía y contarles sobre ello. Severus y Tom solo le sonrieron y dejaron que disfrutara de la caminata. Sabían lo que sentía ya que ellos mismos lo experimentaron cuando vieron el castillo por primera vez. Estaban casi en la entrada cuando todas las personas del lado luminoso aparecieron junto a Filius.
—Ah, Severus, mi muchacho, qué bueno verte de nuevo —habló Dumbledore, sonriéndoles.
No sabía quiénes eran el hombre y el niño, pero supuso que el mayor debía ser su esposo. Había estado esperando a una mujer, pero podía arreglársela con ellos. El niño sin duda parecía una perfecta mezcla de ambos.
Severus trató de no estremecerse ante el “mi muchacho”; detestaba cuando Dumbledore hacía esto y el vejete lo sabía.
—Albus, ¿por qué todos están aquí?
—Para darle la bienvenida a tu familia.
Dumbledore les sonrió afable de nuevo y vio a Severus inhalar profundo y exhalar. Sabía que Severus detestaba cuando hacía esto, pero no iba a permitir que eso lo detuviera. Quería establecer desde un principio que este era su castillo y que Severus era su peón.
—Albus, te presento a mi esposo Tomas Steffan Peverell-Prince-Snape, también conocido como Lord Peverell. Él es nuestro hijo Steffan Tomas Severus Peverell-Prince-Snape, heredero de Peverell y Prince.
Severus observó sus expresiones mientras procesaban lo que había dicho. Casi se rio de su conmoción y sorpresa. Notó que Dumbledore se recuperó rápido, pero no lo suficiente como para ocultar su ira. James y Lily trataron de recuperarse, pero aún luchaban por controlar sus emociones mientras que Black no se contuvo y explotó.
—Te casaste con el que robó las bóvedas de los Potter.
Sirius trató de agarrar a Tom que enseguida se hizo a un lado y vio a Black caer de bruces.
—Disculpe, yo no robé nada. Soy descendiente del hijo mayor, lo que me hace el lord legal y legítimo —informó Tom, consternado—. ¡Cómo te atreves a acusarme de robo!
Black iba a decir algo, pero Lupin le tapó la boca con la mano y lo arrastró.
—Si es así como vamos a ser tratados, amor, creo que deberíamos volver a la mansión —sugirió Tom, indignado y añadiendo un ligero acento español a su voz junto con una pequeña alteración del tono.
El encantamiento estaba en el anillo en su mano que podía apagar y encender cuando quisiera.
Dumbledore logró recuperar su expresión afable. No quería que Lord Peverell se fuera, necesitaba clavarle las garras. Tenía demasiados asientos en el Wizengamot y las bóvedas de los Peverell y los fundadores. Se enteró de eso último cuando vio que las llaves no estaban y se le informó que Lord Peverell era el propietario legítimo de esas bóvedas.
No se había dado cuenta de los artículos que desaparecían gradualmente del castillo ya que había estado demasiado ocupado tratando de encubrir la muerte de Harry al público e intentando obtener el control del Wizengamot. Perdió el puesto de Jefe de Magos con la re-asignación de los asientos que perdieron. No estaba seguro de quiénes eran y ahora tiene la respuesta.
—No, no hay necesidad. Son bienvenidos aquí en Hogwarts. Estoy seguro de que Sirius aún sigue afligido por la muerte de su ahijado. Falleció durante el verano.
Steffan comenzó a hacer señas. Severus lo miró.
—Sí, aquí es donde vamos a vivir y en donde trabaja papá.
—¿Es sordo? —comentó James con rudeza—. No podemos tener a los de su clase aquí.
—No, solo hace señas porque le gusta. Por supuesto que es sordo, idiota —espetó Severus, sarcástico—. ¿Y a qué te refieres con “los de su clase”? —frunció el ceño.
Tom arqueó una ceja cuando Steffan hizo señas.
—¿Qué más puedo hacer para preguntar algo? Escribir toma mucho tiempo. Papá, ¿a qué se refiere?
—Sí, así es, Steffan y él solo está siendo un idiota —dijo Tom en señas, manteniendo un ojo en Dumbledore que los observaba detenidamente.
Se sintió aliviado cuando el anciano miró a James con horror.
James quiso replicar, pero Lily lo pateó. La miró como si dijera “¿Qué?”. Dumbledore también lo miró con desaprobación.
—Estoy seguro de que James solo se equivocó con su elección de palabras. Los tres son bienvenidos aquí.
—Oh, estoy tan contento de ser bienvenido en mi trabajo y mis propios aposentos.
Severus rodó los ojos, ganándose una sonrisa de Steffan y una oculta de Tomas. Cargó a Steffan con suavidad y se dirigió hacia el interior.
—Vamos, cariño, déjame mostrarte dónde estaremos viviendo por el resto del año escolar.
[***]
—Sabes, no creo haber visto al vejete recuperarse tan rápido antes —comentó Tom en la noche cuando ya estaban acostados—. Debe estar planeando cómo controlarme y mantener a sus peones a raya. La cena fue interesante por la forma en la que Potter y Black seguían buscando formas de insultarnos, pero a la vez no ya que Dumbledore se enojaría con ellos.
—Aún no has visto nada. Apuesto a que intentarán sobornar a Steffan para llevarse bien con nosotros.
Severus rodó y se colocó encima de Tom.
—Pueden intentarlo, pero el niño ya ha visto a través de ellos.
—Tienes libre hasta el lunes, ¿no? —preguntó Tom, pasando su mano por la espalda de su esposo.
—Sí. El vejete pensó que necesitaríamos unos días para instalarnos. Creo que planea venir unas cuantas veces a nuestros aposentos como una forma para conocerte mejor. Me pregunto qué hará cuando Draco venga.
Tom soltó una carcajada al imaginárselo.
—Yo digo que disfrutemos los siguientes días y al mismo tiempo hagamos de su vida un infierno.
—Sabes que querrá hablar contigo sobre los asientos y tus señoríos para que te unas al lado “luminoso” —mencionó Severus, acurrucándose entre los brazos de Tom y soltando un bostezo.
—Lo sé, mi amor, lo sé. Ahora, ¿por qué no duermes? Nuestro hijo nos despertará al amanecer.
Tom recibió un ronquido como respuesta y apretó su agarre sobre Severus.
—El vejete no sabrá qué lo golpeó.
7 años después
Steffan entró corriendo al despacho de su padre, agitando su carta de Hogwarts con felicidad.
—¿Ya llegó? —habló Tom, poniendo a su hijo en su regazo—. ¿Papá te está siguiendo?
—Sí —contestó Steffan, sonriéndole.
—Tendremos que esperar —indicó Tom, sonriéndole de vuelta.
—Steffan, ya te dije que no corrieras en la mansión —lo regañó Severus cuando entró, asegurándose de que su hijo pudiera ver su rostro y manos cuando habló.
Steffan pareció culpable por tres segundos y luego levantó su carta en respuesta.
—Entiendo que estés emocionado y que quieras mostrársela a tu padre, pero la próxima vez no corras.
Severus sabía que estaba siendo suave con su hijo. Tenía que admitir que se había vuelto un Hufflepuff con él.
Tom le sonrió divertido a Severus, sabiendo muy bien lo que estaba pensando.
—Ábrela.
Steffan miró el sobre y lo abrió con lentitud como si temiera que dijera que no había sido aceptado en Hogwarts. Aún no confiaba en Dumbledore.
Los tres leyeron la carta y la sonrisa de Steffan iba creciendo con cada palabra.
—¿No se permiten serpientes? —preguntó confundido cuando leyó la parte de las mascotas.
Severus miró desconcertado la carta.
—Qué extraño. En la Historia de Hogwarts dice que las serpientes están permitidas. Me pregunto por qué lo cambiaron.
Tom lo miró y Severus soltó un suspiró.
—Dumbledore —le explicó a Steffan.
Steffan puso la misma cara que siempre hacía cada vez que escuchaba el nombre de Dumbledore cuando estaba en la mansión.
—Debe ser porque Potter y Black nos vieron jugando con las serpientes en la tienda de mascotas. No estaba hablando en pársel sino explicándole a Steffan sobre las diversas serpientes.
—Así que prohibió a las serpientes por su culpa —dijo Severus, exasperado—. Firma tu aceptación y haré que Hades la entregue.
Severus vio a Steffan firmando la carta.
—Iremos de compras en unos días —anunció Tom.
Steffan asintió. No estaba preocupado por eso. Ya tenía la mayoría de las cosas que venían en la lista. Solo necesitaría túnicas, algunos libros, tinta y pergamino. Comenzó a tachar unas cosas en su lista con diligencia. Cuando terminó se la dio a Severus.
—Al parecer no necesitas mucho. Vamos a comprar más de tres juegos de túnicas escolares, ingredientes para pociones y al menos tres calderos. Dudo que no destruyan el tuyo por accidente cuando los cabezas huecas exploten algo.
Severus agregó más útiles a la lista. A su hijo le encantaba hacer pociones con él.
Steffan se encogió de hombros. Le encantaba estar en el regazo de su padre.
—¿Puedo tener un gatito?
—¿Un gatito? ¿No quieres una lechuza?
Tom estaba un poco confundido. A Steffan nunca le habían interesado los gatos. Sabía que algunos de sus amigos tenían gatos y otros animales como mascota, pero Steffan nunca mostró interés en ellos.
—A Hades no le gustaría eso —dijo Steffan, resignado.
—Sí, es cierto. Pero en serio, ¿un gatito?
Tom en verdad no les veía ningún uso a los gatos.
—Es mejor que una rana, puaj —respondió Steffan con desagrado—. A menos que papá quiera usarla para pociones.
—No, no necesito ranas, pero ¿un gatito?
Severus no le tenía mucho aprecio a esas cosas por la señora Norris y Minerva que se transformaba en gato para espiar a veces a las personas. Se giró hacia Tom y articuló “la señora Norris”. Se dio cuenta de donde Steffan obtuvo la idea de un gato. Sabía que su hijo pasaba mucho tiempo con el viejo celador y su gata.
Steffan los miró y se dio cuenta de que no les gustaban los gatitos.
—Mejor no —se bajó del regazo de su padre y se fue a jugar.
—Sabes que vamos a conseguirle un gato.
Tom sabía que Steffan no estaba molesto. El niño era muy abierto con ellos acerca de sus emociones.
—Sí, lo sé. Detesto esas cosas.
—Concuerdo. Aunque nunca pide mucho. El último año solo pidió unos libros.
Tom se sentía muy orgulloso de su hijo. Steffan sabía que sus padres le darían todo lo que quisiera y nunca sintió la necesidad de adquirir nada más que libros. Los amaba al igual que sus padres.
—Sé que sabe que le daremos todo lo que pida. Es muy diferente a Draco. Ese niño no deja de pedir cosas. Está malcriado. En cambio, Steffan casi no pide nada y rara vez tiene una rabieta —le dijo Severus afectuoso—. Odio negarle algo cuando lo pide, pero ¿un gatito? Al menos con una serpiente podemos decir que es para ingredientes para pociones.
Tom asintió de acuerdo.
—¿Así que vamos a comprarle un gatito? —preguntó Severus con seriedad.
—Si lo pide de nuevo, sí —dijo Tom contemplativo.
—Sabes que no lo hará. ¿Qué tal si lo llevamos a la tienda de mascotas y dejamos que elija? Si es clasificado en Slytherin, podremos colar la serpiente en su dormitorio o mantenerla en nuestros aposentos. Nadie dijo nunca que no podamos tener una serpiente en nuestros aposentos.
A Severus le gustaba más esa idea que la de darle a su hijo un gatito.
—Creo que tienes razón. Entrará a Slytherin.
Severus se rio.
—Oh, sí lo hará. ¿Has visto la forma en la que consigue que sus amigos cumplan sus órdenes? Es astuto.
Mientras que Draco era el mocoso mimado del grupo, Steffan era el líder. Severus estaba orgulloso de los protectores que eran sus amigos.
—Solo no quiero presionarlo.
En la cena de esa noche le dijeron a Steffan lo que habían decidido. El niño casi saltó de emoción en su asiento al oír que le comprarían una serpiente en lugar de un gatito. En verdad amaba a las serpientes y sabía que sus padres también.
[***]
Dumbledore estaba sentado en su oficina con los Potter, la familia Weasley, Black y Lupin.
—Espero que sean de mucha ayuda para Steffan este año ya que es su primer año en Hogwarts y necesitamos a Lord Peverell de nuestro lado. Ron, intentarás ser su amigo. No me importa en qué casa sea clasificado.
—¿Y si va a Slytherin? —cuestionó Ron, horrorizado ante la idea.
Había visto al niño un par de veces y en verdad no quería ser el amigo del fenómeno. Había escuchado a James y Sirius hablar del fenómeno demasiadas veces cuando visitaba a Charlie.
—Entonces tú también irás ahí —respondió Dumbledore, comenzando a arrepentirse de tener al niño en la reunión.
Necesitaba que todos supieran lo que debían de hacer y no iba a dejarlo pasar.
—Albus, si el niño va a Slytherin entonces no hay esperanza para él —juzgó Molly, inconforme con la idea.
—Él no es como sus padres. Es un niño muy dulce.
Lily había caído por el niño tan pronto como lo vio acariciando a la señora Norris y enseñándole a Filch la lengua de señas. El niño era el único que hablaba con el celador. Filch amaba al niño y siempre permitía que lo siguiera. Lily había visto a Steffan tomar el té con él en varias ocasiones.
—¿Qué sabes que nosotros no sepamos? —interrogó Dumbledore, girándose hacia Lily.
Lily les contó sobre la señora Norris y Filch. Todos se sorprendieron ya que tanto Filch como su gata odiaban a todos.
—Ya veo —dijo Dumbledore luego de que el silencio reinó por unos minutos.
—¿Así que no le importan los squib y los nacidos de muggles? —dijo Molly con confusión, pensando que el niño los odiaba dado quienes eran sus padres.
Todos sabían que el lado tenebroso no quería a los squib o nacidos de muggles.
—No, él es amable con todos siempre cuando ellos lo sean con él. Si lo tratas mal, no se te volverá a acercar —incluyó Lily.
Lo que Lily no sabía es que el niño sabía las intenciones de las personas y por eso evitaba a su grupo. Sabía que sólo lo veían como un medio para llegar a sus padres.
—Ni siquiera nos habla —espetó Lupin contrariado.
—¿Y por qué debería hacerlo? Ninguno de nosotros ha aprendido cómo hablar con él. Esperamos que él haga todo, pero hacemos poco para animarle a hablar con nosotros —señaló Lily, sintiéndose culpable porque sabía que ella también lo había hecho—- Tuvimos siete años para aprender la lengua de señas, ¿y cuántos de nosotros lo ha hecho? Sé que Minerva y Filius lo saben, ¿pero el resto? He visto al niño hablar con la mayoría de los estudiantes durante años. No le importa en qué casa estén.
—Bueno, tendremos que aprenderla y rápido. Eso te incluye a ti, Ron. Quiero que te conviertas en su mejor amigo y lo alejes de las malas influencias.
Dumbledore sabía que Severus era amigo de los Malfoy y que su esposo —basándose en su registro de votaciones— tenía suficientes tendencias oscuras como para preocuparse. Aún tenía que lograr que Lord Peverell estuviera de acuerdo con él.
—No quiero ser amigo de alguien malvado —respondió Ron con altivez.
—Harás lo que te diga, Ronald. Te vas a asegurar de hacerte su amigo y tú también Charlie. Quiero que los tres sean amigos.
—Oh, no. Mi pobre Charlie no será amigo de una serpiente. No me importa si el fenómeno es sordo. Mi hijo no se hará amigo de ningún Slytherin —dijo James disgustado.
—Estoy harta de esa actitud, James. Él no es un fenómeno.
Lily volvió a patear a su esposo. En serio se estaba cansado de su actitud. Si el matrimonio no fuera para siempre en este mundo hace mucho tiempo que lo habría dejado. Él era impetuoso, grosero y aún no había madurado.
—Es un fenómeno. ¿Qué clase de mago es sordo? —agregó Black con desagrado, ganándose un golpe en la cabeza de Lupin.
—No puedo creerlo. ¿Siguen con eso después de casi siete años? Es un milagro que con sus actitudes y sus mentalidades obsoletas la gente no haya dejado el lado luminoso. No puedo creer que me haya casado contigo —le Lily dijo a James y se giró hacia Black—. Esperaba más de ti. ¿No es esto lo que te hicieron tus padres? ¿Ridiculizarte por ser diferente a ellos? ¿No fue por eso por lo que te fuiste de casa? —se levantó disgustada y se fue.
—Estoy de acuerdo con ella —declaró Arthur decepcionado—. Deberían estar avergonzados de ustedes. No puedo decir cuán decepcionado estoy de ti, Ronald. Te crié mejor.
Todos los niños Weasley expresaron sus opiniones y Molly les gritó con ira.
La pelea entre todos estaba empezando a molestar a Dumbledore. No era necesario. Solo quería asegurarse de que Steffan se uniera al lado de la luz y, con suerte, pudiera influenciar a sus padres. No necesitaba las quejas de James y Sirius, ni quería escuchar a los Weasley gritándose entre ellos. Empezó a preguntarse cuándo perdió el control de su propia escuela. También esperaba que si Steffan se volvía cercano a Charlie, ambos pudieran unirse y así Charlie tendría acceso a la magia de Steffan. Si podía lograr que Severus y Thomas aceptaran, tendría que ser muy cuidadoso al redactar el contrato. Dumbledore miró a James y Sirius. Sabía que tendría que cambiar sus actitudes si quería que eso sucediera.
Con Lord Peverell tomando control de sus asientos, Dumbledore ya no estaba a cargo de la Confederación Internacional de Magos ni del Wizengamot. Esto permitió que Lucius Malfoy se convirtiera en el líder durante los últimos siete años, rechazando la mayoría de los proyectos de ley propuestos por Dumbledore, incluyendo la anulación del Registro de los Hombres Lobo. Dumbledore miró a Lupin y se sintió satisfecho de haber asegurado la lealtad de su "mascota" al educarlo en Hogwarts, pudiendo mantener en secreto el incidente en el que casi mató a Severus, y por su trabajo.
Necesitaba controlar a James y Sirius, quienes habían estado fuera de control durante los últimos siete años. No eran los mejores profesores y trataban a los Gryffindor como si no pudieran hacer nada malo. Dumbledore sabía que Severus tenía que compensar todos los puntos perdidos de Slytherin por eso. La rivalidad entre las casas había empeorado debido a James y Sirius. No sabía qué podía hacer para cambiar sus actitudes, pero debía encontrar una solución antes de que todo estallara.
Sabía que los problemas que enfrentaba no eran tanto por la muerte de Harry sino por las consecuencias que esta acarreaba. Nadie —excepto él, cada vez que miraba a Charlie y percibía su falta de poder— parecía recordarlo. Esto no impedía que James y Lily aprovecharan al máximo el dinero que obtenían del título de "El Niño que Sobrevivió", a pesar de saber que era una mentira. Ellos sabían que Harry había sido el elegido.
Cuando Dumbledore pensaba en Charlie, todo lo que veía era a un mago codicioso, mimado y mediocre. Steffan se ajustaba más a lo que debía ser un héroe. Era poderoso, no engreído ni mimado, y había hecho amigos en todas las casas.
—Suficiente —habló fuerte y firme, deteniendo las discusiones—. Ron, te harás amigo de Steffan. Todos aprenderán la lengua de señas. Somos sus maestros y debemos darle una educación adecuada. Si los comerciantes locales de Hogsmeade pueden aprenderla, nosotros también podemos. He visto que incluso ellos la conocen. Ninguno de ustedes será duro con ese niño. Si él rompe las reglas, lo cual dudo que haga ya que no lo he visto hacerlo en los últimos siete años, espero que sean justos. Si descubro que no lo fueron, no les gustará. Ron y Charlie seguirán su ejemplo. Steffan es amigo de todas las casas. James, no quiero ver ni a Ron ni a Charlie molestando a los estudiantes. También terminarás con tu tormento a la casa de Slytherin —vio las miradas entre James y Sirius—. Si no cambian sus actitudes, yo lo haré y créanme que no les gustará. No molestarán a Steffan solo porque es hijo de Severus.
—¿Qué va a impedir que Quejicus lo haga con Charlie? —replicó James con altanería.
—Dejarán de llamar a Severus así. En caso de que no lo hayan notado, Severus es estricto con todas las casas excepto Slytherin porque hemos sido muy injustos con ellos. Eso termina ahora. Hablaré con Severus, pero no espero que cambie su modo de enseñanza. Es el único maestro de pociones al que no se le han muerto estudiantes. Al principio, no me gustaba su forma de enseñar, pero luego me di cuenta de que tenía razón: el miedo evita que los estudiantes lancen ingredientes a los calderos de sus compañeros y los mantiene con vida. Así que lo dejarán en paz.
Dumbledore no podía creer que estaba defendiendo a Severus y sus acciones. Necesitaba que Severus se quedara, y Steffan también, ya que sentía que el niño podía ayudar a Charlie a derrotar a Tom. Creyó que sería Harry quien lo haría, pero tal vez se equivocó. Charlie era el único niño que quedaba. Por un momento pensó en Neville Longbottom, pero lo descartó, ya que él había nacido un día antes.
—Eso no es justo —gritó Black molesto.
—No me importa si no es justo para ustedes. Hemos sido injustos por más tiempo del que me gustaría con la casa de Slytherin. No permitiré que desquiten sus viejos rencores en un niño —declaró Dumbledore, sin dejar lugar a más discusiones—. Ahora, mañana tendremos nuestra primera clase de lengua de señas. Váyanse y cambien sus actitudes.
Tom y Severus sonrieron cuando todos salieron de la oficina y eliminaron el encantamiento en el retrato del director Black que los mantenía informados de lo que sucedía en la oficina de Dumbledore.
—No esperaba eso —declaró el director Black, desconcertado.
—Ni yo —dijo Severus atónito.
—Tengo una idea —anunció Tom, mirándolos.
Realmente le gustaba esa idea.
—¿Cuál es tu idea?
Severus en verdad amaba a su esposo y sus ideas.
—Steffan debe saber lo de Ron y Charlie, y deberá evitarlos. Estoy pensando en que podemos usar las reglas contra Black y Potter —explicó Tom, sonriendo astuto—. No pueden ser vistos como injustos. ¿Qué tal si nos aseguramos de que sí lo sean? No van a tratar de aprender la lengua de señas. Sé que serán malos con Steffan, pero no son Slytherin como nosotros. Voy a asegurarme de que sean despedidos antes de que finalice el año.
—No quiero que Steffan sea lastimado —dijo Severus afligido.
—Será mejor que no lo lastimen. Si lo hacen, los asesinaré —manifestó Tom, controlando su ira.
Sabía que eran protectores con Steffan y con razón.
—Amor, estaba pensando en usar a los hijos de nuestros seguidores para hacerles la vida un infierno y que les informen a sus padres lo que ellos hagan. Nada molestará más al Consejo Escolar que demasiadas quejas de los padres sobre los profesores.
—Se han quejado de mí —le recordó Severus las cartas anuales de los padres de los alumnos de primer año quejándose de él— y no ha funcionado.
—Porque tu estilo de enseñanza, como dijo Dumbledore, mantiene a los estudiantes con vida. Nadie se ha unido e ido tras uno por prejuicios e injusticia o incluso acoso escolar. Ya sabemos que son bravucones y que Lupin no hace nada para detenerlos.
—¿Cómo protegeremos a Steffan?
—Con encantamientos, joyas y lo sacaremos de sus clases cuando ellos estén enseñando —dijo con seriedad el director Black—. Está estipulado en las reglas que si un estudiante es objeto de un trato injusto entonces los padres pueden retirarlo de la clase donde eso suceda y hacer que otra persona le enseñe. Ya que Potter enseñará Vuelo, no se preocupen por eso. Steffan es sordo, así que no podrá tomar la clase con los demás. Pueden enseñarle personalmente ya que necesitará que alguien vuele junto a él. En cuanto a Defensa, Black sólo enseñará tres días al mes. Si esos días caen cuando Steffan tenga clase entonces pueden buscar una excusa para sacarlo hasta que podamos probar que él es injusto. Durante esas horas, ustedes pueden enseñarle —pausó—. No puedo creer que esté emparentado conmigo —suspiró con decepción.
—Eso es lo que estaba pensando —comentó Tom, sonriendo con ironía—. Que nuestros seguidores de todas las casas escriban las cartas quejándose para que así no piensen que es sólo Slytherin quejándose sobre la injusticia.
Severus besó a su esposo en la mejilla.
—Estoy de acuerdo con eso. Steffan es lo primero.
—Siempre —respondió Tom con cariño.
—De esta manera también mancharemos el nombre de Dumbledore —declaró el director Black—. Él no ha hecho nada más que arruinar esta escuela. Creo que debemos agregar más clases de nuevo para mantenerlo ocupado mientras esto sucede. No leerá ninguna misiva durante los cambios a menos que sea del Wizengamot o del Consejo Escolar.
—Ya tengo algunas clases que quiero agregar. Haré que Lucius y los otros presenten las ideas —dijo Tom, revelando algunos de sus planes.
—Bien, ahora tengo que irme —avisó el director Black—. Quiero mantener al vejete despierto un rato para molestarlo —desapareció.
—Sabes, deberíamos sacarlo de Hogwarts y terminar con esto de una vez —dijo Severus, sonriéndole a su esposo.
—Dumbledore aún tiene mucho poder. Los duendes están investigando su historial de abuso a los niños y de poder en los últimos cincuenta años. Nos desharemos de él usando sus crímenes cuando comience a hablar sobre la guerra.
—Desearía ya poder terminar con esto. No quiero que Steffan vaya al colegio con él como director. Ya es bastante malo vivir ahí, no quiero ni imaginar cuando Steffan esté estudiando —expresó Severus, haciendo un puchero.
Odiaba ser tan abierto con sus emociones o dejar que estas se reflejaran en su cara, pero ¿con quién podría hacerlo si no era con su esposo?
Tom lo sentó en su regazo, rodeándolo con sus brazos y abrazándolo por unos minutos.
—Lo sé, mi amor, yo también lo deseo. Ya probamos con otras cosas y él pudo bloquearlas. Primero nos desharemos de Potter y Black, y después de Lupin y Lily para poner a nuestra gente en sus puestos. Ya tenemos a algunos en los nuevos roles de enseñanza. Luego debemos trabajar en exponer al director. Si nos deshacemos de él mientras sus peones aún operan en la escuela, todo será en vano porque Minerva tomará su lugar y ella escucha al vejestorio.
—Quiero que paguen por lo que le hicieron a Steffan —confesó Severus, enterrando su rostro en el cuello de Tom—. Me refiero a destruirlos hasta que no les quede nada, ni siquiera sus nombres.
—Por supuesto, mi amor, eso es lo que pienso hacer —dijo Tom, besando a Severus en la cabeza—. Será muy fácil. Una vez que Potter y Black sean despedidos, voy a permitir que los duendes revelen que los Potter abandonaron a Harry Potter y permitieron que sea abusado, lo cual provocó la muerte de su legítimo heredero.
Severus alzó la mirada.
—Debemos proteger a Steffan.
—Ya hablé con Steffan y fue su idea publicar sobre el abuso. Yo no lo iba a hacer, pero él me lo pidió. También quiere que paguen por todo lo que le hicieron. Él sabe que está a salvo con nosotros. Los duendes sólo revelarán sobre la muerte de Harry Potter y no mencionarán a Steffan.
—¿Fue su idea? —preguntó Severus sorprendido—. Se lo dijiste a él antes que a mí.
—La verdad es que no. Él lo descubrió hace unos días y vino a mí. Me leyó los labios cuando estaba hablando con Lucius y le pedí los documentos sobre su abuso.
Severus asintió, entendiendo; habían atrapado a Steffan un par de veces leyéndoles los labios y así fue como se enteró sobre sus regalos de Yule y de cumpleaños.
—No debimos haberle enseñado a leer los labios.
Tom se rio ante la entretenida situación.
—Es muy listo y nos ha proporcionado mucha información porque los miembros de la Orden creen que no los entiende cuando hablan cerca de él.
Severus sonrió al recordarlo. Su hijo era un hábil espía que evitaba ser atrapado por Dumbledore, ya que el anciano sabía que era casi imposible que supiera lo que planeaba algunas veces; recordó la última ocasión en que les había funcionado.
—Todavía me muero de risa cuando me acuerdo de la cara de sorpresa que puso Albus cuando diste a conocer tu forma de vencer su plan de deshacerse de algunas clases de nuevo.
Dumbledore había estado hablando con Potter afuera, sin darse cuenta de que Steffan los observaba. Le dijo que iba a presentar sus “investigaciones” al Wizengamot para prohibir ciertas clases de nuevo, argumentando cuán perjudiciales eran. Tom fue informado a tiempo y pudo contrarrestarlo, proporcionando datos más sólidos que Dumbledore quería ignorar.
—Me preocupa que sea mucha presión para él —afirmó Severus.
—Nunca le pedimos que espiara para nosotros, mi amor. Él solo consigue la información porque está en el lugar correcto en el momento correcto. Sabes que no va a buscarlos ni se escabulle para espiarlos.
—Lo sé, pero solo tiene once —señaló Severus aún preocupado—. Sé que estoy sonando como un Hufflepuff, pero él es nuestro bebé.
—Sí, él es nuestro bebé y está creciendo —dijo Tom, resistiendo el impulso de reírse de Severus—. Él sabe que no esperábamos que espíe o vigile a los miembros de la Orden por nosotros. En fin, debemos de advertirle sobre el niño Weasley y el mocoso Potter.
—Sí. No dejará que lo atrapen. Ni siquiera le agradan los Potter.
—Tienes razón. Aunque Lily por fin lo está defendiendo —afirmó Tom, considerando esa variable—. No me gusta que vayan a ser sus profesores, pero Lily es la menos desagradable y no le dará clases hasta su tercer año si es que Steffan elige su clase.
—Cierto. Voy a amenazar a Lupin para que no se le ocurra hacerle algo a nuestro hijo —añadió Severus inflexible—. No quiero que Steffan se acerque al lobo, pero sé que no podemos evitarlo hasta que lo saquemos del colegio.
Tom pareció perdido en sus pensamientos por unos segundos.
—Si no hiere mucho a los hombres lobos, desearía usar tu sufrimiento para desacreditarlo.
—O podríamos hacer que Fenrir se encargue de él.
—Sí y lo haremos después de que nos deshagamos de Potter y Black. Un alfa puede reclamar a los miembros de su manada que él mismo creó.
—Me alegra haberlo resuelto. Vamos a la cama.
Severus iba a bajarse del regazo de Tom, pero él lo cargó y lo llevó a la cama.