
Capítulo 12
CAPÍTULO 12
Después de las declaraciones de Harry en la radio mágica, no hubo forma de que la gente pudiera seguir engañándose. Todos lo entendieron y no les gustó lo que él les dijo, no porque pensaran que no tenía derecho de decir lo que dijo, sino porque les abrió los ojos y les mostró que en busca de comodidad y una vida fácil para sus familias, se habían condenado a si mismos y a los suyos a un destino peor del que hubieran podido esperar.
Los magos entendieron: “pusilánimes, no querían esforzarse por nada y a cambio de eso condenaron a sus familiares a la muerte, crean en Dumbledore todo lo que quieran, porque no estaré aquí para verlos caer, haré lo que pueda y si les va bien felicidades y si no, ni modo, de todos modos no lo hago por ustedes, sino por los míos que se quedan aquí. Los goblins son más confiables que mi propia especie. Soy una persona normal, no un salvador, sálvense ustedes mismos. Prefiero dejarle todo lo mío al hijo de un mortífago incluso si no se cómo usará mi dinero que uno del lado de la luz”.
Los muggles se sintieron orgullosos de este pequeño niño al que la mayoría ni siquiera habían conocido, pero que fue capaz de ponerse de pie y protegerse de aquellos que se empeñaban en lastimarlo, ahora entendían por qué sus hijos habían estado tan preocupados y avergonzados en sus cartas cuando les contaron cómo lo habían culpado sin pruebas. Y aquellos muggles cuyos hijos querían tanto a ese niño no pudieron evitar llorar por él y agradecerle, porque por ellos él no les pidió a sus hijos que fueran con él. Sus hijos adoraban a este muchacho y si se los hubiera pedido se habrían ido sin dudarlo siquiera.
En el atrio del Ministerio habían dos parejas obviamente muggles y una bruja. La bruja estaba arrodillada en el piso llorando por lo que había escuchado en la radio, mientras las otras parejas la consolaban sin entender por qué estaba llorando. Este grupo parecía bastante improbable, una de las parejas era de origen notoriamente humilde, la otra pareja se veía que era de una buena posición económica, aunque no podías decir que fueran ricos, y la mujer que lloraba era una mujer rubia que, a juzgar por su apariencia, gozaba de una buena posición económica.
Entonces, la mujer de origen humilde abrió los ojos bastante grandes y dijo:
- Ohhh ahora lo recuerdo, usted es la señora Malfoy ¿Cierto? -Le dijo-. Ahora entiendo por qué está así, tiene mucho de que estar orgullosa, por lo que ese muchacho dijo en la radio se nota que respeta mucho a su hijo.
- Sí, ¿Verdad? -Dijo Narcissa Malfoy-. Estaba tan preocupada por el futuro de mi hijo, nosotros gozamos de una buena posición económica, pero mi esposo y mi suegro hicieron cosas que pusieron en riesgo el futuro de mi hijo. Tenía miedo de que nadie pudiera ver lo maravilloso que es mi Dragón y que cuando se hiciera cargo de la familia tuviera demasiados enemigos. No pensé que justamente él podría llegar a pensar en mi hijo de esta manera, jamás lo imaginé. -Continuaba balbuceando Narcissa, casi como si no se diera cuenta de lo que estaba diciendo, y tal vez no lo hiciera.
- Bueno, mi Hermione es su mejor amiga, y siempre dice que Harry es un buen muchacho y que siempre está viendo lo bueno de las personas -Dijo la otra mujer del grupo.
- Oh ¿Es así? -Dijo Narcissa, todavía con los ojos medio desenfocados y lagrimosos-. Sí, supongo que lo es. Mi hijo no se lleva bien con él, siempre están peleando por algo -Dijo. Pero de pronto empezó a reaccionar poco a poco y parece que los pensamientos que le vinieron a la cabeza no le gustaron, porque sobresaltada dijo-: Creo que voy a tener que enviar un mensaje a mi esposo para que saque a mi hijo del colegio, Dumbledore seguramente está allá y podría lastimar a mi hijo -Dijo sobresaltada.
Esto no fue escuchado sólo por la pareja con la que charlaba, sino por todos a su alrededor, corriéndose rápidamente la noticia entre todos, y se dieron cuenta que probablemente era cierto, Dumbledore no había estado en el colegio, pero descubrió todo y regresó, dio la entrevista y probablemente el siguiente lugar haya sido Hogwarts. Entonces todos empezaron a preocuparse, porque todos sus secretos se habían descubierto y un hombre atrapado era un peligro.
- Oh por Dios, eso es cierto. ¿Podría ayudarnos por favor? Somos muggles y no tenemos como ir al colegio. ¿Cómo podemos hacer para sacar a nuestros hijos de ahí? -Dijo sobresaltado el esposo de la mujer que había reconocido a la señora Malfoy.
- Oh, bueno, mi esposo está ahí, por lo que puede traer a nuestro hijo con él. Pero ustedes pueden pedir un traslador de emergencia aquí mismo. Es un objeto que cuando lo agarran transporta a una persona de un lugar a otro -Les explicó al ver su confusión-. En el momento en que lo tomen los llevará a donde esté configurado el traslador.
- Pero no hay nadie trabajando aquí -Dijo uno de los padres muggles que estaba escuchando.
- Siempre hay gente trabajando -Les dijo Narcissa-. Es sólo que no atenderán visitantes porque cualquier visitante tiene que entrar por este lugar. Mientras que los trabajadores pueden llegar por algunas chimeneas que tienen en sus pisos. Algunos que tienen un rango alto también tienen autorización para Aparecerse directamente en sus oficinas. Solo tienen que tomar el ascensor y bajarse hasta el departamento de Transportes Mágicos -Les explicó.
Entonces todos los padres empezaron a despejar el Ministerio rápidamente, los magos para ir a buscar a sus hijos personalmente, ya que no querían esperar hasta que les organicen un traslador y los padres muggles al ascensor para ir a solicitar un traslador para sacar a sus hijos de ese colegio. De ningún modo les permitirían regresar hasta que el Director estuviera en la cárcel.
Narcissa estaba a punto de salir, sin embargo, miró a las dos parejas que habían estado con ella, y recordó que Harry le había pedido a su hijo que cuide de sus amigos. Entonces pensó que bien podría ir hasta Hogwarts y traer a los hijos de estas personas, de todos modos no le costaría nada hacerlo.
- Esperen -Les dijo, impidiendo así que se alejaran más. Cuando voltearon a verla confundidos ella les dijo-. ¿Cómo se llaman sus hijos? Iré a Hogwarts a recoger a mi hijo vía floo y puedo traer a sus hijos también -Les explicó. Ahora se preguntó por qué había despreciado tanto a los muggles antes, hoy había sido un día muy estresante, pero tenía que reconocer que se había divertido también. Todavía no podía creer que realmente hubiera gritado y hasta abofeteado a varios Aurores cuando intentaron hacerles despejar el Atrio, tal vez más tarde lo recuerde y se avergüence, pero en este momento parece que no le importa demasiado.
- Oh, gracias ¿Realmente podría hacer eso? Mi hija es Hermione Granger -Dijo la sra. Granger.
- El mío de llama Colin Creevey -Dijo el señor Creevey-. Está en primer año -Agregó.
- Bien, no se preocupen, iré y los traeré hasta aquí -Les dijo, dando la vuelta y yendo hacia la chimenea, al parecer le tocaría esperar, ya que todas las chimeneas estaban ocupadas, probablemente también intentando ir a Hogwarts.
Llegar a Hogwarts fue muy complicado, pero una vez llegó, y fue hacia el Gran Comedor Narcissa se encontró con una imagen que nunca había esperado ver.
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Ante el silencio en la radio después de las declaraciones Dumbledore no sabía qué hacer, se puso en pie lentamente, mientras en su mente giraba una y otra vez todo lo que había descubierto desde que básicamente escapó de la reunión con los Vampiros. Todos sus planes tan cuidadosamente elaborados se habían ido al infierno después de todo lo que había declarado Harry hace unos minutos, lo sabía. El maldito mocoso se había aliado con los goblins, y de alguna manera había obtenido su total respaldo y protección, y no conforme con eso había ido a la radio y juró por su magia que todo lo que estaba diciendo era real. ¿Cómo lograría encontrar una manera de revertir semejante despropósito?
Sin embargo, necesitaba encontrar una manera, no podía dejar que Harry se marche. En éste momento estaba seguro que toda la comunidad mágica estaba cuestionando cada cosa que sabían de él, seguramente preguntándose por cada persona que había muerto en las últimas dos guerras y si él era el causante, pensando en cada persona que había sido enviada a Azkabán y si él los había enviado allí sin juicio al igual que a Sirius Black.
Ese mocoso infeliz se había asegurado de no dejarle ninguna salida, pero mientras Harry estuviera cerca todavía había posibilidad de hechizarlo, drogarlo, o manipularlo discretamente para lograr que haga lo que quiera, y poner a la población de su lado una vez más, sin embargo, si el mocoso lograba su propósito de marcharse sin que él pueda seguirlo, entonces ese sería el clavo en su tumba.
Descubrir que las reliquias no le darían el poder de la muerte no tranquilizaba a Dumbledore, porque sabiendo lo que sabía de los Peverell, y después de escuchar lo que Harry dijo sobre ir a un lugar donde él, Albus Dumbledore, no podría seguirlo, un lugar donde estaría muerto para toda la comunidad mágica, sólo podía significar que había encontrado una manera de viajar en el tiempo, o tal vez viajar a algún lugar desconocido para los magos. Los Peverell eran conocidos nigromantes, incluso si la capa no fue entregada por la misma muerte, no quitaba el hecho de que realmente podía lograr que evadas la muerte mientras lo usas. Entonces ¿Qué maravillas más podrían haber creado que no era de conocimiento público para nada más que sus herederos?
Definitivamente no podía dejar que Harry escape con un conocimiento tan maravilloso e infinito, él podría usar toda esa información mucho mejor que ese mocoso, que lo único que quiere es vivir una vida simple y sin complicaciones, él podría usar todo ese conocimiento para mejorar el mundo, ¿Por qué era tan difícil de entender? ¿Por qué tenían que complicarle la existencia y poner trabas a sus planes?
Tomando la decisión de salir estaba a punto de dar la vuelta para dirigirse hacia su oficina cuando algo lo distrajo, más adelante maldeciría su curiosidad y tal vez incluso su necesidad de saberlo todo, o tal vez no, pero por el momento, no lo pensó y se dirigió lentamente hacia la mesa de Ravenclaw, donde un periódico había caído al piso y mostraba una foto de muchas personas aparentemente peleando.
Al acercarse se dio cuenta que era The Quibbler, el periódico de los Lovegood. Sólo que en lugar de ver una de esas locas teorías sobre el Ministro torturando goblins, o conspiraciones secretas relacionadas con alguna de sus inexistente criaturas mágica, lo que encontró fue mucho más de lo que Dumbledore podría haber esperado y que le mostró hasta qué punto todo lo sucedido con Harry lo había hundido.
La foto mostraba a varios miembros de prominentes familias mágicas, tanto Sangres Puras como Mestizos, en el mismo lugar se podían ver varias personas Muggles, todos ellos atacando a un grupo de aterrados Aurores y al Ministro Fudge. Aparentemente estaban golpeándolos, y lanzándoles lo que parecían huevos y verduras en descomposición. Mientras varios magos lanzaban hechizos a aquellos Aurores que intentaban reducirlos por medios mágicos. Incluso reconoció a brujas como Narcissa Malfoy, Lady Zabini en el grupo.
Dumbledore se quedó en absoluto shock, ante esto, jamás en su vida se había visto enfrentado a una escena de personas peleando físicamente, con varitas, por supuesto, había enfrentado dos guerras, después de todo. Pero jamás había visto personas mágicas atacando a otras físicamente.
Con el rostro ceniciento y las manos temblorosas leyó el artículo.
EXPULSIÓN Y CÁRCEL PARA ALBUS DUMBLEDORE
Queridos amigos, no van a creer con lo que me encontré esta mañana en el Ministerio. Como muchos padres indignados por los descubrimientos de los aterradores actos de Albus Dumbledore, hoy me dirigí al Ministerio para emitir una denuncia en la oficina de Aurores contra Albus Dumbledore y solicitar que sea despojado de los cargos que ostenta en nuestra comunidad, así como exigir su encarcelamiento por sus crímenes.
Imaginen mi sorpresa al encontrarme con ésta escena en el Atrio del Ministerio, debo reconocer que en mis años como reportero jamás había encontrado una escena de una pelea al mejor estilo muggle en la comunidad mágica, sin embargo, más sorprendido quedé cuando, después de que el Ministro, acompañado de sus Aurores, desaparecieran del Ministerio, al preguntar entre los presentes me explicaron que desde la madrugada del día de hoy, varios padres de origen muggle se habían presentado en el Ministerio para protestar por los abusos del Director Dumbledore durante su gestión como Director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, a quienes se les unieron posteriormente un grupo bastante molesto de magos y brujas cuyos hijos también estudian en el Colegio Hogwarts.
Según declaraciones de los presentes, los muggles ya estaban en el Atrio cuando los magos y brujas llegaron, y luego de entender que ambos tenían el mismo objetivo, los magos y brujas decidieron unirse al grupo de muggles en su protesta. Lo que dio lugar a la imagen que pueden ver en la primera plana.
Este es el grado de indignación que Albus Dumbledore ha despertado en nosotros los padres, demás está decir, amigos, que yo también me quedaré en esta vigilia hasta que Albus Dumbledore sea castigado por sus crímenes contra nuestros hijos.
Si desean unirse a nosotros sean bienvenidos, detengamos el abuso de poder que está infringiendo Dumbledore sobre nuestra amada comunidad, ya nos ha quitado demasiado, no permitamos que esto continúe.
Xenophilius Lovegood
Editor.
Dumbledore sólo entendió una cosa después de esto, necesitaba encontrar a Harry Potter de inmediato, por lo que dio la vuelta y empezó a salir del Gran Comedor, sin embargo, no llegó demasiado lejos, pues alguien le lanzó un Incarcerous y cayó al suelo antes que pudiera registrar lo que había sucedido.
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Por otro lado, los otros presentes en el Gran Comedor se quedaron bastante tiempo intentando procesar todo lo que habían escuchado, cada palabra, cada revelación, absolutamente todo en esa declaración fue un shock para ellos. Solo ahora comprendían la magnitud del daño que había sufrido Harry Potter y eran muy pocos los que podrían decir que no habían hecho nada para aumentar el infierno que había sido la vida de Harry.
Mientras Harry perdió a sus padres y fue enviado con una familia que lo maltrataba incluso al punto de golpearlo y negarle la comida, ellos habían crecido creyendo que él era una especie de Príncipe encantado que podía vencer a Voldemort con apenas un año y medio, que podría vencer dragones sólo con desearlo, que mientras él quisiera podrían estar en una burbuja protectora que impediría que cualquier daño los tocara.
Esos eran los cuentos que habían escuchado, el héroe que los niños querían ser, el príncipe con el que las niñas se querían casar. Y ahora veían la realidad, un niño que fue maltratado en su casa y había llegado a este colegio donde ellos también lo habían maltratado, sólo que de manera diferente. Aislándolo, exigiéndole imposibles, lanzándole maldiciones por la espalda por no ser lo que ellos esperaban, insultándolo.
Y se preguntaban ¿En qué momento se habían convertido en este tipo de personas tan despreciables? Nadie más tenía la culpa de lo que habían hecho, excepto ellos mismos, y ahora tendrían que cargar con parte de la culpa de que Harry se vaya de la comunidad para no regresar jamás.
Algunos de ellos, los más grandes y que podían entender mejor todo lo que había revelado Harry se hicieron a un lado y volvieron sus estómagos, totalmente asqueados por la sobrecarga de emociones. Lo que peor les sentó y que los llevó a enfermarse fue la idea de haber pasado todo un año asistiendo a clases y que su profesor era Voldemort, descubrir que Ginny Weasley había usado un diario que no solo le había hecho abrir una puerta y sacar un basilisco, sino que la había ido drenando de su magia y su energía y que podría haberla llevado a la muerte trayendo a la vida a Voldemort. Ambas cosas con el conocimiento del que se suponía era su Director de escuela amable y paternal. Simplemente no pudieron soportarlo.
Saber que se había tomado la libertad de darle ideas equivocadas a alguien para que no pueda reclamar su herencia sólo porque consideraba que no la merecía, les hizo ponerse en el lugar de esa persona, preguntarse qué pasaría que un día Dumbledore llegaba a pensar que ellos no merecían lo que tenían. ¿Les haría lo mismo? Si quisiera algo que ellos tuvieran, ¿Les haría lo mismo que les hizo a Harry y Riddle? ¿Les había hecho eso alguna vez a alguien en su familia?
Las personas a menudo no pueden entender el sufrimiento ajeno, pero cuando se dan cuenta que eso mismo podría haberles pasado o podría llegar a pasarles a ellos o a sus seres queridos, golpea más duro y rápido que ver el sufrimiento ajeno, y eso es lo que todos estaban sintiendo en este momento.
Las declaraciones de Harry, no les hizo pensar en lo que Harry o Voldemort habían sufrido a manos de Dumbledore, les hizo pensar en lo que ellos y sus familias podrían haber pasado por su culpa, lo que ellos o sus familias podrían llegar a sufrir si es que tenían algo que él quería, o si le podían resultar de utilidad, como Ginny Weasley, condenada a morir sólo para que Dumbledore consiga enfrentar a Harry y Voldemort.
Si Harry no hubiera decidido marcharse de manera tan radical y definitiva de la comunidad mágica, tal vez el golpe no habría sido tan fuerte, pero Harry se iba, ni él mismo sabía a donde, sólo que sería lejos del alcance de Dumbledore y ese conocimiento fue, de hecho el que más fuerte golpeó a todos. Imaginar el sufrimiento y desesperación que pudo haber pasado Harry para tomar esa decisión les hizo cuestionarse su propio lugar en los planes de Dumbledore y preguntarse si no llegaría el día en que ellos también desearían huir sin importar a donde mientras Dumbledore no esté.
Los presentes sólo regresaron a la realidad cuando escucharon una voz gritar:
- ¡Incarcerous Máxima!
Al mirar alrededor del Gran Comedor encontraron a Madame Bones, jefa del DMLE, con la varita extendida hacia la puerta de entrada, donde se encontraba un completamente atado Albus Dumbledore tirado en el piso.
- ¡Accio Varita de Albus Dumbledore! -Dijo Amelia unos segundos después.
- Amelia, ¿Qué crees que estás haciendo? No creerás reamente lo que dijeron en la radio ¿Verdad? Es obvio que no se trata de Harry ¿No es cierto? Libérame para que pueda ir y aclarar todo esto -Protestaba Albus, girándose levemente, ya que había caído de frente y al parecer su nariz se había roto nuevamente debido a la caída.
- No, eso no ocurrirá Albus -Le dijo Amelia acercándose con la varita de Dumbledore en su mano-. Ahora soy yo quien te dirá a ti lo que sucederá. Te voy a llevar al Ministerio, te colocaremos unos brazaletes para suprimir tu magia, luego te llevaremos a una celda y te quedarás ahí. Entonces encontraré a quien sea que tenga esos recuerdos de los que habló Harry y los voy a hacer revisar por los Inefables. Entonces, cuando todos los recuerdos hayan sido verificados prepararé un juicio frente al Wizengamot y serás juzgado por los crímenes que hayas cometido. Si eres inocente será libre, si eres culpable tendrás que aceptar la condena que se te imponga. Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, desde este momento en adelante se encuentra bajo arresto, tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga podrá y será usando en su contra durante su juicio, tiene derecho a un abogado, si no tiene uno se le proporcionará uno. ¿Ha entendido? -Preguntó.
Dumbledore sin embargo no respondió, totalmente atónito ante la idea de ser arrestado como si fuera un vulgar delincuente. Esto no podía estar pasando, tenía que hacer algo, pero ya.
- Amelia, no entiendes -Dijo mientras intentaba liberarse usando magia sin varita para poder escapar, sin embargo, no estaba funcionando-, todo esto es una confusión, tienes que dejarme buscar a Harry para aclarar todo esto -Le suplicó desesperado al notar que nada funcionaba, haciendo que se pregunte ligeramente si los Aurores habían empezado a usar variaciones de los hechizos que él no conocía-. Te aseguro que cuando lo encontremos podrás comprobar que todo es una mentira para difamarme -Le aseguró suplicante.
Amelia, sin embargo, no estaba impresionada ni interesada en todo lo que estaba diciendo Albus, ella simplemente le hizo una seña a los Aurores, quienes rápidamente procedieron a agarrar a Dumbledore y sacarlo del colegio. Una vez que cruzaron las barreras se aparecieron con él en la oficina de Aurores, donde efectivamente le colocaron brazaletes supresores de magia y luego fue llevado a una de las celdas Ministeriales. No necesitaban que de Madame Bones para colocarle todas las protecciones extras que se les pudo ocurrir para evitar que le ayudaran a escapar. Después de lo que había declarado Harry Potter, nadie quería que este monstruo saliera libre.
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Dumbledore siendo arrestado y transportado por los Aurores fue la imagen que se encontraron los magos y brujas que habían ido a Hogwarts para recoger a sus hijos, lo que les dejó felices de saber que ahora sus hijos podrían quedarse en el colegio sin que sus vidas corran peligro, sin embargo, de todos modos fueron hacia sus hijos para asegurarse de que estuvieran bien.
Lo mismo ocurrió con los padres que esperaban en el Ministerio para solicitar los trasladores para sus hijos, pues luego de dejar a Dumbledore encerrado en su celda, la información pasó a todos los departamentos, incluido en el Transporte. Entonces, los padres más tranquilos decidieron regresar a sus casas o conseguir un hotel en el caso de aquellos que habían viajado desde sus ciudades de residencia, allí esperarían noticias de sus hijos y decidirían qué era lo mejor para sus hijos, dejarlos en ese colegio o retirarlos y buscar otras opciones más seguras.
Mientras tanto, Narcissa, al notar que ya no era necesario llevarse a los niños, recordando a las dos familias que habían quedado esperando, fue hacia Severus y le preguntó si era posible hacer que los padres de los niños muggles ingresaran en Hogwarts. Después de todo, aunque eran muggles y ella había aprendido desde niña a odiarlos, esa pareja había sido muy amable con ella hoy, incluso habían alagado a su hijo.
- Severus -Le dijo, atrayendo su atención-. ¿Los padres muggles pueden ingresar a Hogwarts?
- Sí -Le dijo Severus, frunciendo el ceño por su pregunta-. Son padres de alumnos que estudian aquí, en caso de accidentes los padres tienen que poder ingresar para visitar a sus hijos -Le explicó Severus.
- Oh, eso es bueno. Le prometí a unas personas en el Ministerio llevar a sus hijos, temíamos que nuestros hijos estuvieran en peligro con Dumbledore aquí, pero al ver que ha sido arrestado creo que sería mejor traer a esas personas para que puedan asegurarse de que sus hijos están bien -Le explicó, causando que Severus recordara el artículo de The Quibbler y la foto de Narcissa en primera plana. Debía admitir que su respeto por esta mujer había aumentado muchísimo. Después de todo, él sabía que quería a su hijo, pero no sabía que pudiera llegar a estos extremos para protegerlo.
- En ese caso ve a buscar a Draco, yo iré al Atrio y los traeré. ¿Cómo se llaman? -Le preguntó.
- Son los padres de Granger y un niño de primer año Creevey -Le dijo agradecida-. Gracias Severus, iré con Draco -Con eso dio la vuelta y fue a buscar a su hijo, sin darse cuenta que había dejado a Severus bastante sorprendido al escuchar esos nombres. Después de todo, no estaban ni cerca del nivel social de una Lady como Narcissa Malfoy.
Mientras se dirigía a la chimenea de la habitación contigua, Severus se preguntó qué había pasado realmente en el Ministerio que había hecho que los magos se olvidaran de sus varitas y estatus de sangre y no solo se unieran a una protesta muggle sino que también atacaran físicamente al otro bando.
Una sonrisa maliciosa apareció en el rostro de Severus al recordar los arañazos que se veían en los Aurores y el Ministro después de enfrentarse a esas damas Sangre Pura. Dudaba mucho que alguno de ellos se atreviera a ponerse de su lado malo en el futuro.
Con ese pensamiento llegó al Atrio, donde después de encontrarse con ambas parejas los llevó al colegio, mientras descubría que al parecer los padres muggles tenían la errónea impresión de que no se les permitía el acceso a Hogwarts por ser muggles. Más tarde haría llegar una carta a Madame Bones informándoles de este hecho. No se podía negar el acceso al colegio a los padres de sus alumnos, menos si los niños se enferman o sufren algún accidente.
Si esta era una restricción para todos, o sólo para algunos, supuso que la comunidad se enteraría más adelante, sin embargo, sería un clavo más para la tumba de Dumbledore. De eso no le cabía ni la más mínima duda.
Y así, feliz por primera vez en mucho tiempo, dejó a los padres en el Gran Comedor con sus hijos y se fue hacia su oficina. Tenía muchas cosas que acomodar, después de todo.