
Capitulo 12
Poco a poco el ambiente general de Hogwarts se iba tornando en uno muy tenso con la llegada de los exámenes.
Los que parecían estar muy nerviosos eran los chicos de Quinto y Séptimo curso cada uno con sus designaciones que definirán su futuro laboral.
Al ser de primer año, Petunia preguntó a los que estaban en segundo. Ella no sabía cómo, pero logró convencer al Heredero Lucius Malfoy que les ayudará con lo referente a que tenían que estudiar o la modalidad de cómo los exámenes serán impartidos.
Petunia era consciente que este no era un favor por buena voluntad, Malfoy esperaría el momento adecuado para solicitar su pago mediante un favor.
— La profesora McGonagall divide sus exámenes en teóricos y prácticos —les dijo Malfoy mientras señalaba en el libro de Judith los posibles temas que vendrían para Transformaciones — No la miren a los ojos cuando estén el examen teórico Te congelas y te quedas en blanco.
— No verla a los ojos — escribió Judith con seriedad en su libreta. Bellatrix bajó un poco la cabeza para evitar reírse de la pelirroja — ¿Y si hay exámenes de recuperación y todo eso? Era común en la escuela muggle una segunda oportunidad.
— No. No eso en Hogwarts — contestó el Heredero Malfoy. Judith soltó un gemido lastimero apoyado su cabeza en su libreta, Petunia le dio unas palmaditas de consuelo.
—Ni modo. A quemarnos las pestañas estudiando — dijo Petunia — Heredero Malfoy. ¿Y el profesor Sloughorn?
— Teóricamente es amable — contestó él con los brazos cruzados — Pero cuando ya es en el momento de elaborar las pociones ya es más estricto. Los alumnos que obtuvieron buen puntaje el curso pasado los colocan como sus asistentes para los demás alumnos. Por eso estoy aquí con ustedes.
— Muy amable de tu parte, Lucy — sonrió Bellatrix jugando con su pluma. La expresión del Heredero Malfoy se torció en su elegante rostro.
—¿A veces me preguntó por qué convivo contigo?
Petunia vio a Bellatrix sonreír, como un gato a punto de hacer alguna travesura.
—Nuestros padres esperan que seamos aliados cuando lleguemos a ser adultos — ella se encogió de hombros — Así que Lucy y yo debemos aprender a convivir sin el deseo de arrancarnos los ojos como si fuéramos cuervos.
— Ignórala Evans — el heredero Malfoy le comentó — Bellatrix tiende a hacer comentarios fuera de lugar en ocasiones.
—Es mi amiga. Así que ya estoy acostumbrada — contestó Petunia.
—Mis condolencias por tal amiga — le sonrió levemente. Bellatrix abrió ligeramente la boca con los ojos entrecerrados, con una expresión de clara indignación.
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Había noches en que a Rabastan le gustaba estar solo en la sala común, el silencio y la vista del Lago Negro. Una noche anterior al inicio de exámenes se topó con la niña con cabello dorado como el sol.
Su cabello estaba tejido en una trenza perezosa, tenía un camisón rosa con un listón de seda brillante en la parte delantera, era tan largo que le cubría hasta los dedos de los pies.
Estaba acurrucada en uno de los ventanales con una bolita de luz perpetua sobre ella y el libro que estaba leyendo. Su ceño estaba fruncido, señal en la absoluta concentración en aquel momento.
—Señorita Evans — dijo Rabastan, ella bajó el libro esgrimiendo en un elegante movimiento.
—Señor Lestrange — Petunia arqueo una ceja expectante a una respuesta de una pregunta no dicha.
—Veo que está leyendo. ¿Por qué no se encuentra en su habitación leyendo?
—No quiero molestar a mis compañeras con mis estudios. Mañana son los exámenes.
—Sobre todo a Bellatrix. Es gruñona cuando no duerme sus horas correspondientes.
Petunia soltó una risita baja y Rabastan no pudo evitar sonreír ante el sonido de su risa, con cuidado se sentó al otro extremo del marco del ventanal, cara a cara con la niña de ojos bonitos.
—Debería descansar. Mañana será un día pesado.
—No puedo. Tengo miedo.
—¿Miedo?
—A fallar — recalcó —No puedo fallar en mis exámenes.
—No pasa nada si fallas. Es normal.
—No. Tu naciste en una familia mágica, envuelto en este tipo de temas desde que eras muy joven. Todos aquí como niños crecidos en este mundo tienen una ventaja que pocos ven. Yo y Judith no lo tenemos.
Rastaban notó como sus ojos se cristalizaron un poco.
—Nadie te creerá inferior.
—Muchos de nuestros compañeros nos ven, a los nacidos de muggles, como inferiores.
—Yo no te creo inferior. Creo que eres como una estrella en el día, que necesitan la noche para brillar. Tu noche aun no llega, y cuando sea el momento brillas magníficamente.
—Gracias Lestrange.
—Llámame por mi nombre — le pidió — Y por favor, déjame llamarte por el tuyo.
Ella no dijo palabras, pero su sonrisa fue lo único para saber que le dio permiso de tal intimidad por llamarla Petunia en vez de señorita Evans.
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La semana de exámenes fue dura, Petunia estudio, estudio y estudio mucho.
La recompensa fue su puntaje, el quinto lugar en el promedio general era algo bueno. O así lo percibió ella cuando el profesor Sloughron la felicitó por sus puntajes alcanzados.
—Es una niña muy aplicada señorita Evans— le dijo un día en el salón con Bellatrix y Judith a sus costados —¿Le gustaría formar parte de mis pequeños asistentes?
Petunia no necesitó meditar.
Si lograba demostrar que era alguien capaz de enseñar su posición ante los profesores estaría en buenos términos.
—Sería un placer — sonrió Petunia — Ya tengo experiencia enseñando a niños pequeños. Tengo una hermanita pequeña llamada Lily y un amigo que su nombre es Severus. Antes de Hogwarts los ayudaba con su tarra de la escuela muggle.
—¡Una hermanita! — se emocionó el profesor Sloughron.
—Y es una bruja. La he visto haciendo flotar flores y hacer que se vean frescas — dijo con casualidad Petunia — Y mi amigo Severus igual. Si mis cálculos no me fallan entrarán el mismo año que la señorita Narcissa Black y el heredero Black.
—Petunia y Judith son pupilas de la casa Black — comentó Bellatrix — Mis tíos, Lord y Lady Black, ya han tenido el placer de conocerlas.
—¡Oh fabuloso! — expresó con una sonrisa — Hace tiempo que no se ha escuchado que los Black tomarán en su manto a jóvenes pupilos.
—Estamos agradecidas por la confianza de la casa Black en nosotras — sonrió Judith. — Y esperamos estar a la altura de tal honor.
—¡Oh por supuesto! — les señaló — Estoy seguro de que conseguirán su estatus de New Blood antes de su séptimo año. Con gusto les ayudaré a navegar en la alta sociedad mágica. Dos joyas esperando a brillar.
Petunia y Judith se miraron para luego sonreír.
Tenían un objetivo y no descansarán hasta conseguirlo.