Leones contra serpientes

Harry Potter - J. K. Rowling
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Leones contra serpientes
Summary
¿Qué pasaría si Harry hiciera dos juramentos? ¿Uno de que no ingresó al torneo de forma voluntaria y otro diciendo que nunca participaría a menos que estuviera bajo un hechizo, poción o fuera coaccionado? ¿Qué pasaría si Harry señalara que la guerra era entre Slytherin y Gryffindor, no entre la luz y la oscuridad?
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Chapter 12

No pudieron irse el fin de semana porque Lucius estaba bastante ocupado en Gringotts recopilando información interesante, con la ayuda de los duendes. Había mencionado que había encontrado más información incriminatoria sobre Dumbledore, pero quería asegurarse de tener hechos, documentos y recuerdos certificados. Además, Lucius se reuniría con alguien del Valle de Godric, aunque no reveló el nombre de la persona. Fue un fin de semana tranquilo, en parte porque Granger había desaparecido rumbo al Ministerio, jactándose de estar tomando sus TIMOs. Todos pensaban que se estaba excediendo al intentar hacer los exámenes de dos semanas en solo dos días, pero ella ignoró los consejos, incluso acusando a los demás de obstaculizar y arruinar su educación.

Dumbledore y Ginny Weasley, quien continuaba afirmando que no había violado a nadie, seguían detenidos en las celdas del Ministerio, mientras que Sirius Black se encontraba en Azkaban. Ron Weasley aún permanecía en su casa, sin que nadie supiera mucho de él, aunque los gemelos Weasley habían ido a visitarlo el fin de semana a petición de su padre. Cuando los aurores llegaron a Hogwarts para hablar con las múltiples víctimas de Ginny, los rumores comenzaron a propagarse, y todos culpaban tanto a Dumbledore como a ella. Poppy Pomfrey había hecho arreglos para que sanadores mentales estuvieran presentes durante los interrogatorios de los aurores, y los demás estudiantes estaban mostrando un apoyo considerable a las víctimas.

A Harry le informaron que Amelia Bones y Minerva McGonagall visitarán a los padres de los estudiantes para informarles sobre la situación. Harry apenas salió de su habitación hasta la mañana del lunes, temiendo lo que sucedería en el transcurso de la semana, ya que Granger había estado alardeando de los resultados de sus exámenes. La mayoría de los alumnos de Gryffindor se vieron obligados a buscar refugio en otras casas para evitarla, mientras que Harry había pasado el fin de semana ayudando a Minerva, Filius Flitwick, Barty Crouch y Severus Snape con varias tareas como: corregir exámenes, calificar trabajos y hacer rondas de patrullaje. Harry estaba disfrutando de su tiempo en Hogwarts.

Cuando Severus salió de la cocineta con una taza de café en cada mano, Harry no levantó la mirada, concentrado en sus pensamientos.

—Granger se apresuró a tomar sus TIMOs, Harry. Estoy seguro de que no le fue tan bien como ella cree —comentó Severus, colocando la taza frente a Harry—. Después de todo, tuvo que estudiar más de un año y medio de material escolar en una semana para presentar los exámenes el fin de semana.

Él sabía que, aunque habían lastimado a Harry, este no era como ellos. Harry se sintió traicionado al descubrir que sus “amigos” no eran verdaderos amigos. Como un niño que también había estado emocionado por asistir a Hogwarts y hacer amigos, Severus entendía cuánto dolía perderlos.

—Me da pavor escucharla cuando reciba los resultados, que estoy seguro los obtendrá pronto. Sabes que no podrá evitar despotricar al respecto. Fue una gran molestia la noche anterior en la biblioteca —se quejó Harry, levantando la mirada mientras recordaba que tuvo que irse sin haber avanzado en su investigación por culpa de ella—. Temo que su ego la haga fallar los TIMOs.

—Si Granger pagó extra, seguramente recibirá los resultados dentro de poco tiempo. Dado que no es la temporada habitual para los TIMOs, es posible que lleguen esta noche. Después de todo, el Ministerio está abierto los fines de semana también. Además, recuerda que no es tu culpa si falla —afirmó Severus, sintiendo que debía ofrecer algo de consuelo.

Eso no era algo en lo que se sintiera particularmente hábil. Harry había pasado por muchos cambios en un corto periodo de tiempo, y Severus pensaba que lo estaba manejando bien, ya que había pasado horas desahogando su ira y dolor en los maniquíes de entrenamiento.

—Tienes razón. Será divertido ver su expresión cuando reciba los resultados y se dé cuenta de que no le fue tan bien como esperaba —admitió Harry, recordando cómo en el pasado no comprendía la obsesión de Granger con su estricto horario de estudio—. Estudiar de esa manera no le ayuda ni a ella ni a su cerebro. Espero que no termine arruinando más cosas.

Harry seguía sin poder entender cómo Granger intentó abarcar casi dos años de temario en menos de una semana. Era demasiada información. Él había pasado muchos veranos estudiando porque era lo único que podía hacer cuando los Dursley lo encerraban en su habitación. A veces, escapaba al Ministerio o a Gringotts para buscar información en sus archivos.

Severus también tenía curiosidad por ver los resultados de Granger. Aunque Harry lo había sorprendido con todo su conocimiento, sabía que él había invertido mucho tiempo en estudiar, mientras que Granger, pese a ser excelente con los libros, no se había dado cuenta de que los TIMOs abarcaban cuatro años de estudio. Los primeros cuatro años te enseñaban las bases, y el quinto año se trataba de conectar todo ese conocimiento. Harry, gracias a su experiencia de vida, había aprendido a hacer esas conexiones rápidamente, mientras que Granger, protegida por sus padres, no tenía la misma habilidad. No era algo negativo, pero la vida que Harry había llevado le enseñó a no confiar completamente en los libros, algo que cualquier sobreviviente o niño abusado aprendería. Granger, por otro lado, creía que todas las respuestas estaban en ellos.

—Vamos al Gran Comedor —indicó Severus, enviando las tazas vacías al fregadero con un leve movimiento de su varita.


El día pasó más rápido de lo que Harry esperaba. Había notado las miradas de suficiencia que Granger le dirigía a lo largo del día, pero decidió ignorarlas. Desafortunadamente, los Gryffindor habían tenido que soportar sus interminables charlas la noche anterior y todo el lunes. Cuando llegó la hora de la cena, la mayoría de los Gryffindor rogaba que los resultados de Granger llegaran ese día para que, finalmente, se callara. Dado que el correo normalmente se entregaba por la mañana, esa lechuza sería la única que llegaría, y todos sabrían si su miseria terminaría.

Harry se había sentado esa noche entre Severus y Filius en la mesa del personal; había pasado el día asistiendo a clases y ayudando a Barty y Minerva. La cena estaba a punto de comenzar cuando la lechuza del Ministerio llegó, dando una vuelta por el comedor antes de dejar caer la carta sobre la cabeza de Granger.

Granger atrapó ansiosamente la carta antes de que tocara el suelo y la abrió rápidamente, mientras varios estudiantes se levantaban para leer por encima de su cabeza los resultados.

—¡No! ¡Es imposible! —exclamó Granger con frustración, leyendo la carta nuevamente—. ¡Es imposible que yo haya reprobado!

Cuando Granger miró alrededor del comedor, Harry se preguntó si esperaba que Dumbledore estuviera allí para quejarse de sus resultados.

—Los resultados deben estar mal. Sí, eso es. Los resultados deben estar mal —se convenció a sí misma, con lágrimas en los ojos.

Harry se sintió un poco mal al verla llorar, pero sabía que ella misma se lo había buscado al ignorar las advertencias de que no tenía suficiente tiempo para estudiar adecuadamente para sus TIMOs. Él había esperado que Granger aprendiera la lección de una vez por todas, pero al verla mirando con furia la carta, se dio cuenta de que no fue así. Sabía que Granger ya estaba planeando volver a hacer algo similar a lo ya que había hecho antes con los elfos.

Lavender Brown le arrebató la carta y comenzó a leerla en voz alta, mientras Granger intentaba quitársela, lo que hizo que Harry recordara las veces en que Granger había hecho lo mismo con él.

Querida señorita Granger:

Le adjunto a continuación los resultados de su Título Indispensable de Magia Ordinaria, junto con el sistema de calificación correspondiente:

Calificaciones aprobatorias

Extraordinario [E]

Supera las Expectativas [S]

Aceptable [A]

Calificaciones reprobatorias

Insatisfactorio [I]

Desastroso [D]

Troglodita [T]

Resultados por materia

Transformaciones

Escrito: I

Práctico: I

Total: I

Defensa Contra las Artes Oscuras

Escrito: I

Práctico: A

Total: I

Encantamientos

Escrito: A

Práctico: A

Total: A

Pociones

Escrito: I

Práctico: D

Total: I

Astronomía

Escrito: A

Práctico: A

Total: A

Historia de la Magia

Escrito: A

Práctico: N/A

Total: A

Herbología

Escrito: A

Práctico: I

Total: A

Aritmancia

Escrito: I

Práctico: I

Total: I

Estudio de Runas Antiguas

Escrito: I

Práctico: I

Total: I

Cuidado de Criaturas Mágicas

Escrito: A

Práctico: A

Total: A

Estudios Muggles

Escrito: E

Práctico: E

Total: E

De los once TIMOs que presentó, ha aprobado seis. Podrá retomar los exámenes de las asignaturas reprobadas en dos años, el 15 de noviembre de 1996. Si vuelve a reprobar, sólo podrá repetir los exámenes cada dos años. Las asignaturas aprobadas no pueden ser presentadas nuevamente, por lo que no podrá retomar los exámenes de Encantamientos, Astronomía, Historia de la Magia, Herbología, Cuidado de Criaturas Mágicas y Estudios Muggles. Solo podrá cursar las clases de E.X.T.A.S.I.S. de Estudios Muggles una vez que haya aprobado los exámenes reprobatorios de TIMOs.

Cordiales saludos,

Miles Hightower

Secretaria del Departamento de Educación

Ministerio de Magia

—¿Solo puede retomarlos en dos años? —repitió Harry, sorprendido.

Él no sabía que se podían retomar los exámenes reprobados.

—Sí, basándose en cómo le fue. Granger sólo pasó seis TIMOs y, dado que apenas está en cuarto año, el ministerio no le permitirá retomar los exámenes reprobados hasta que llegue a sexto. El año adicional es para asegurarse de que esté lista. Usualmente, el Ministerio no concede una segunda oportunidad, pero probablemente lo hicieron por su edad —explicó Filius, quien no se sorprendía por los resultados de Granger.

Él había intentado explicarle que no estaba asimilando bien el material, pero ella no quiso escucharlo.

—¿Qué habría pasado si no le daban una segunda oportunidad? —preguntó Harry, consciente de que algunos estudiantes estaban escuchando su conversación.

Granger estaba observando enfurecida la mesa del personal, claramente atenta a lo que decían.

—Entonces solo habría podido cursar la clase de Estudios Muggles —respondió Severus, elevando un poco la voz con la intención de que Granger lo escuchara.

—Estos resultados son falsos —afirmó Granger, arrebatándole la carta a Lavender—. Es absurdo que yo haya reprobado —dijo bastante encabronada, abandonando el Gran Comedor con pasos pesados.

—Ella nunca aprenderá que las cosas no siempre salen como uno quiere —murmuró Pomona, negando con la cabeza.

—No, me temo que es porque Albus la dejó creer que es la bruja más brillante de su generación. Aunque Granger es inteligente, confía demasiado en los libros y su ego no le permite aceptar que otra persona pueda ser más listo que ella —comentó Minerva, comenzando a arrepentirse de haber permitido que Dumbledore influyera tanto en esa creencia.

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