Realize

Harry Potter - J. K. Rowling
Gen
G
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Summary
Cuando algo parece estar mal con el heredero Malfoy, Harry va a hablar con uno de los pocos adultos en que cree poder confiar.Tal parecer eso desencadena una serie de cambios también en su vida, la cual, con el paso del tiempo, mejorará, o eso esperaba.Una familia conformadas por personas que de alguna manera están rotas. Las posibilidades son prácticamente infinitas.
Note
¡Buenas! Nuevo fic, y otro Severitus más con la increíble participación de la futura relación de hermanos de Harry y Draco. Aunque todo a su debido tiempo.No piensen adorar mucho a Lucius aquí, y creo que no hace falta advertir de los Dursley.Alguna que otra referencia a los shipps canon: Romione, Hinny y Drastoria de forma secundaria.Publiqué esto hace unos días, y lo tuve que enviar a borrador por motivos de corrección, pero ya está de regreso. Siento las molestias.
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Progresar y asegurar

No hay necesidad de seguir siendo enemigos, de seguir fingiendo.


Cuando por fin Severus se enteró de todo lo que había pasado en su abstinencia no tardó en preguntar por el estado de los dos jóvenes a su cargo. Albus, no sorprendido por la preocupación del hombre, le aseguró casi de inmediato que estaban bien, dentro de lo que cabía, por supuesto.

Pidió verlos, algo que ni el director ni Poppy rechazaron. El anciano envió un patronus a Minerva, quien actualmente se encontraba con los adolescentes. A su vez, el pocionista suspiró, aún procesando los dos casos particulares de sobrecarga emocional que sus pupilos habían sufrido.

Cuando los dos chicos entraron notó de primeras el cansancio que presentaban, Draco más que Harry. Instintivamente el rubio fue quien primero se acercó al profesor, dándole de primeras un fuerte abrazo. Severus correspondió, sabiendo que, probablemente, su sobrino necesitaba ese apoyo.

Harry se quedó atrás, no queriendo estropear ese momento, pero la voz de Severus se lo impidió: — Harry, ¿te vas a quedar ahí todo el día? ¿Te sigo cayendo tan mal que ni siquiera quieres saludarme?— Bromeó Severus al ver que el chico no se acercaba. Cinco segundos después tenía otro cuerpo encima de él, el cual le abrazaba con bastante fuerza.

Albus, Minerva y Poppy observaban bastante contentos toda la escena, quién hubiera dicho que esas tres personas llegaran a tener un lazo tan fuerte como el que estaban presenciando.

En esa posición duraron un par de minutos, Severus sin querer dejar ir a los dos muchachos que se habían abierto un hueco en su vida y los adolescentes bastante cómodos gracias a ese agradable calor que se transmitían.

— Muy bien, ya ha pasado suficiente tiempo, ahora todo el mundo a descansar.— Ordenó Poppy después de un rato. Los dos alumnos se quejaron un poco, pero no les quedó otra opción que seguir las órdenes de la enfermera si no querían meterse en problemas.

Los pocos días restantes de vacaciones pasaron con una extraña tranquilidad, pues los adultos teorizaban de que en cualquier momento Lucius podría aparecer y empezar un ataque.Pero nada pasó. 

En cambio los jóvenes tenían otras preocupaciones más importantes; Harry, quien por fin pudo reencontrarse con Ron y Hermione tras la celebración de año nuevo, pasó bastante tiempo actualizando a sus dos mejores amigos actualizando todo lo sucedido (dejando bastantes detalles que él consideraba irrelevantes)

Las preguntas que Ron guardó desde la celebración salieron a la luz, las cuales, sin sorprenderle, se centraban en la nueva y cambiada relación que tenía con Draco. Si bien ya eran esperadas, eso no quitó que fueran bastante repetitivas, diciéndole sobre todo si estaba seguro que Malfoy no tenía dobles intenciones.

Le faltó poco para explotar, mas pudo controlarse.

Hermione fue de gran ayuda. La chica fue la primera en comprender la situación tras esa larga explicación, para luego ayudarle a convencer a Ron. Sin duda alguna, no se esperaba menos de su mejor amiga.

La segunda parte de su ‘plan’ llegó cuando por fin ambos fueron convencidos de que todo esto no era una mala idea. Les pidió que se quedaran un segundo en la sala común de Gryffindor, que él vendría en unos momentos.

Salió apresurado del lugar, y corrió por el camino más corto, y bien memorizado, para llegar a las mazmorras, directo a las habitaciones de Severus. Supuso que Draco se encontraba allí, probablemente leyendo un libro, y no estuvo equivocado.

Arrastró al rubio, obviando sus quejas, por todo el camino de regreso. No había nada que lo parase para conseguir que sus dos mejores amigos y su nueva amistad se llevaran bien.

— ¡¿Te has vuelto loco, Harry?! ¡Para un poco!— Para tranquilidad de Draco pocos segundos después llegaron a la entrada de la torre Gryffindor, donde la serpiente pudo por fin recuperar el aliento con largas inhalaciones.— ¡No todos tenemos el mismo aguante ni la misma velocidad que tu, Har!— Se quejó, aún con su mano apoyada en la pared.

— Tampoco fue para tanto.— Respondió Harry rodando los ojos. El león no parecía verse muy afectado por la carrera reciente, privilegios de llevar corriendo desde que tenía memoria para escapar de su tío y de su primo.— Anda, vamos adentro.— Harry tuvo que tirar un poco otra vez del rubio, ya que no parecía muy seguro y complacido de entrar al territorio de los leones.

Draco solo pudo suspirar, derrotado. Debía admitir que Harry podía ser demasiado insistente cuando se lo proponía. Cuando menos se lo esperó estaba enfrente de los otros dos integrantes del trío dorado. Miró primero a la chica, Hermione estaba tranquila, nada a comparación con las caras de asco que Ron le mandaba. Él, para no quedarse atrás, le respondió igual.

— ¿Vamos a empezar ya de esa manera?— Preguntó por fin Hermione, intercalando su mirada entre los dos jóvenes que parecían quererse matar con la mirada— Porque si es así me avisan para terminar de leer este libro mientras ustedes siguen haciendo esa estupidez.— Harry rió ante la ocurrencia de la chica, quien cambió ese semblante tranquilo a uno de irritación tras casi cuatro minutos esperando a que algo pasara.

Ambos jóvenes apartaron por fin la mirada, a la vez que Ron se disculpaba con un breve ‘Lo siento’. El ambiente se mantuvo tenso por un corto periodo de tiempo más hasta que Harry decidió hablar. Explicó con brevedad cómo pasó todo, aún dejando datos que él consideraba que no tenían relevancia. Explicó cómo había llegado a la Mansión Prince por culpa de que sus tíos ya no podían hacerse cargo de él (una mentira piadosa de la que sus dos mejores amigos no se tenían por qué enterar) y dijo algunos cortos detalles más sobre su estancia en la mansión (obviando los peores momentos). Los otros dos leones parecían complacidos. Aunque a veces sentían que faltaba algo, no preguntaron.

La tarde llegó a su fin, y cuando menos se lo esperaron, la profesora McGonagall llegó para avisarlos de que la cena ya estaba. Esa noche sería la última vez que estaría esa tranquilidad en el Gran Comedor, pues mañana lunes 3 de enero regresarían los demás alumnos, llenando el colegio de vida nuevamente.

Harry tenía sentimientos encontrados con respecto a eso, pues no sabía qué pasaría cuando comenzaran de nuevo las clases. ¿Volvería todo a la normalidad? ¿Severus regresará a tratarlo como lo hacía antes? ¿Su amistad con Draco se vería afectada? 

Ese tipo de pensamientos provocó que en esos momentos el joven se encontrara jugueteando con la comida que tenía en el plato, mientras los profesores hablaban entre ellos, Hermione y Ron peleaban por algo que a él no le interesaba, y Draco respondía algunas preguntas del grupo de jóvenes serpientes. El hambre que sintió antes se había ido por completo debido a los recientes pensamientos inclusivos.

Cuando notó que empezaban a desaparecer la comida sobrante y la loza sucia de la mesa se apartó un poco de su plato en un intento de indicar que podrían llevárselo. Las conversaciones de su alrededor aún estaban activas, mas Harry sintió cómo alguien le estaba mirando.

Levantó su cabeza que hasta hace poco se encontraba baja solo para notar que se trataba de su profesor de pociones, quien no hizo mucho para ocultar su rostro preocupado al ver a Harry de esa manera. Cuando ambas miradas se encontraron, el joven apartó la suya con rapidez, no queriendo preocupar al adulto.

No mucho después la mesa empezó a quedarse vacía. Harry, queriendo salir de allí lo antes posible, se levantó para dirigirse hacia la puerta, pero antes de salir, una mano le impidió continuar.

— Creo que debemos hablar de un par de cosas, Harry.— El chico suspiró derrotado, sabiendo que por lo menos no llegaría a su habitación hasta dentro de media hora— Será mejor hablar en mis habitaciones. Acompáñame.— Severus lo soltó, confiando en que el chico le hiciera caso. 

Harry, sin ganas, lo siguió. Los dos se mantuvieron en silencio durante todo el recorrido, solo se escuchaban el ruido de los pasos, y algún que otro sonido que provenía de los exteriores del colegio. 

Una vez dentro Severus se sentó detrás de su escritorio, mientras con un gesto le pedía a su pupilo que se sentara en alguno de los dos asientos vacíos. El maestro no tardó mucho en empezar a hablar una vez Harry tomó asiento. — ¿Puedes decirme lo que pasa por esa cabeza tuya?— Preguntó Severus con tranquilidad, apoyando sus brazos en el escritorio. No se apresuró a conseguir una respuesta, dejando que el joven tuviera tiempo para pensar y ordenar todo el lío que probablemente tenía en su cabeza.

—¿Qué pasará ahora?— Esa preguntá lo desconcertó un poco. ¿A qué se refería con ‘qué pasará ahora’?— Las clases van a continuar, así que… ¿volveremos a cómo las cosas estaban antes?— Ahhh, así que se trataba de eso… Severus tenía ganas de golpearse la frente al no pensar en esa posibilidad— ¡No le estoy diciendo cómo comportarse en su clase!

— Harry…

— ¡Puede que tenga alguna explicación para eso!

— Harry…

— Pero solo esperaba poder mejorar en mis clases de pociones…

— ¡Harry James Potter!— El grito hizo que el chico para por completo y diera un pequeño salto en su asiento, para luego mirar al adulto, quien parecía entre preocupado y sereno, sin el enfado que Harry pensó que tendría— ¿Puedo hablar ya?— La sonrisa tranquilizadora no hizo mucho para bajar los nervios de Harry, quien asintió sin pensarlo. Severus se levantó de su asiento al ver cómo estaba el chico, sentándose en la silla libre que tenía a su lado— Las cosas cambiarán, Harry, ya no serán igual que antes, no hay motivos para que sea así.— Agarró una de las manos temblorosas del chico, intentando transmitirle seguridad. Harry no hizo ningún movimiento para intentar alejarlo, algo que lo tomó como una pequeña victoria— No sé cómo esto afectará en el futuro, pero ten por seguro de que mi comportamiento inadecuado del pasado no continuará,— El león se atrevió a mirar a su profesor a los ojos, en busca de algún rastro de mentira, mas no consiguió ver ninguno— además, puedo asegurarte que lo mismo pasará con Draco. Y según me han contado las malas lenguas, has logrado una tregua entre Weasley y él, algo que pocos consideran posible.— Harry no pudo evitar reír, logrando incluso que Severus sonriera también. Al notar cómo el joven bostezaba, Severus decidió que ya tuvieron suficiente charla— A la cama contigo ahora— Sentenció, levantando al chico de un movimiento,— dormirás aquí hoy, no acepto quejas al respecto.— Siendo sinceros, Harry tampoco iba a quejarse.

Antes de quedarse dormido en la comodidad de su cama, oyó la puerta principal abrirse y a las voces de Severus y Draco.

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