
Avances en plena madrugada
❛Paso a paso. No hay prisa mientras se vea algo de avance.❜
Puede que pensar que todo saldría bien fuera una mala idea, al final siempre le acompañaba la famosa suerte Potter, ¿no?
Al principio, para su deleite, todo fue bien. Había estado sentado en el escritorio ojeando un libro de Quidditch que Hermione le regaló el año pasado durante los últimos minutos, sin prestarle mucha atención a las palabras, enfocándose más bien en los dibujos que se movían y en las pequeñas anotaciones que hizo hace tiempo.
Pasaron la una, las dos, las tres de la madrugada hasta que, cuando menos lo esperó, sus ojos empezaron a sentirse más cansados y la fuerza que antes tenía se evaporó.
No luchó mucho contra el repentino cansancio, no tenía energías para hacerlo, por lo que su cuerpo cayó rendido a los pocos minutos. Aún con el libro abierto su cabeza cayó entre sus brazos cruzados. Segundos después, Harry ya estaba acurrucado en los brazos de Morfeo, rompiendo el plan que tenía para quedarse despierto.
3:45 de la madrugada, en ese momento Severus empezó a removerse entre sus mantas. Se sentía intranquilo por alguna razón desconocida, algo que no le agradaba en ningún sentido.
Frustrado por no poder regresar a dormir se levantó con pesadez de su cama, dispuesto a ir a la cocina a por algo de beber para saciar la sensación de sed que tenía. Solo, por si acaso, se llevó su varita con él, aunque las protecciones le avisaban si había algún intruso indeseado.
Caminó por el pasillo a oscuras, sin tener mucha dificultad para ver (privilegios de estar acostumbrado a la oscuridad). Hubiera seguido con su ritmo tranquilo si no fuera por un sonido proveniente de la habitación en donde Potter dormía.
Entró con cuidado en ella, no queriendo causar demasiado ruido para no alterar más al adolescente que, probablemente, estuviera metido en un mal sueño. Recorrió el cuarto con su vista hasta encontrar al chico sentado en la silla, con su cabeza entre sus brazos y colocado de una forma que de seguro le generaría un dolor de espalda.
Harry se removía intensamente en su asiento, mientras leves murmullos irreconocibles salían de su boca. El maestro tuvo que acercarse con prisa al notar la alta probabilidad de que el chico se cayera de la silla.
Sin querer sobresaltar al joven colocó ambas de sus manos en su cabeza, empezando a moverlas con lentitud y suavidad sobre su pelo, en un intento de transmitir calma. La idea de estar haciéndole eso a Harry Potter no pasó por su mente, ya sea por el cansancio que tenía, o lo acostumbrado que estaba a tratar con las pesadillas de su ahijado.
A Draco casi siempre le funcionaba eso, pero al parecer no estaban teniendo el mismo efecto con el otro adolescente. Cuando vio que eso no sería suficiente decidió también hablarle al chico.— Shhh… tranquilo, estás en la mansión Prince, en tu cuarto.— Miró satisfecho como, poco a poco, la tensión en los hombros de Harry se redujo, y los murmullos pararon.
Iba a cargar al chico para dejarlo en la cama cuando este, de repente, abrió sus ojos. Poco después un grito se escuchó por toda la habitación.
Sentir algo de confort en mitad de una pesadilla era una sensación extraña para Harry, por ello permítanle creer que era alguna jugarreta que su mente le estaba haciendo, aunque, bueno, debía admitir que se dejó influenciar por ella y el calor que transmitía por toda su fría alacena.
Cualquier esperanza de despertar con tranquilidad se vio cortada cuando la puerta se abrió de repente, dejando ver a su tío Vernon luciendo bastante cabreado.
Rogó para que le dejara en paz, pero poco hicieron sus plegarias. Su tío ya se aproximaba a él, dispuesto a castigarlo por algo que ni siquiera sabía. (¿Pero desde cuando Vernon necesitaba una razón para desquitar su rabia con él?)
¿Dónde estaba ese calorcito de antes? Rezaba a cualquier deidad que regresara.
Golpe tras golpe su cuerpo ardía más. No tuvo otro remedio que morderse la lengua para evitar chillar y no enfadar más a su tío, pero después de un golpe mal dado en la zona de su costado no pudo resistirse.
Después todo se volvió negro por unos segundos, y despertó asustado en algún sitio desconocido.
Notó una figura muy cerca suya, su mente intuyó que era su tío, algo que le hizo alterarse e intentar separarse lo máximo posible de la silueta. Eso produjo que se hiciera para atrás, hasta el punto de notar que estaba cayendo. ¿Por qué? No tenía idea.
El repentino movimiento de Potter obligó a Severus a agarrar al chico en una posición incómoda para evitar que este se cayera de su asiento. El agarre era fuerte para evitar que Harry, en un intento de alejarse del profesor, volviera a caerse.
Con dos largas zancadas llegó hasta la cama, donde depositó al chico aún algo temeroso. Lo recostó de tal manera que no estuviera tan cerca suyo, para después sentarse a uno de los lados y, manteniendo las distancias, empezar una conversación en un intento de calmar a su estudiante.
Al principio notó como el chico evitaba responder a algunas de sus preguntas, murmurando repetidas veces ‘lo siento’, algo que impacientaría y desconcertaría a Severus si no conociera el comportamiento típico de una persona tras una pesadilla, y más aún de alguien que fue abusado.
Intentó asegurarle al chico de que no tenía nada por lo que disculparse por unos minutos, de que no había hecho nada malo, y que en la mansión no estaba ninguno de sus familiares, para luego presionar un poco más en el tema en un intento de conseguir algo más de contexto. Al ver que no obtendría respuesta, con un movimiento con su mano hizo aparecer un vial medio lleno de algún líquido.
—Es una poción para dormir si sueño de efecto leve.— Le informó, acercándole el envase.— La cantidad es la suficiente como para dormir unas cuatro o cinco horas más sin ningún problema.— Esperó a que el chico se la tomara, solo para asegurarse de que el vial quedara completamente vacía. ¿Cuántos minutos tardó? No lo podía asegurar con certeza, pero por lo menos más de tres.
Asintió satisfecho cuando el líquido desapareció por completo, para luego deshacerse del vial y ayudar al joven que intentaba, y no conseguía, meterse entre las mantas.
Quien pensaría que estuviera arropando al hijo de su mayor enemigo sin mostrar ninguna queja…
— Buenas noches, Potter.— Dijo Severus antes de salir del cuarto y cerrar con cuidado la puerta.
No oyó cuando Harry, en un susurro, le pidió que le llamara por su nombre y no por su apellido.
— ¿Trey?— Llamó algo dubitativo el profesor al entrar a la cocina.— ¿Qué haces con una taza de chocolate caliente a las— le da un rápido vistazo al reloj viejo de madera— 4:20 de la madrugada?
— Trey quería dárselo al joven mago Harry Potter, pero el joven mago no está disponible.— En eso, el elfo intercambia miradas entre la taza y su amo.— Trey sabe que el amo maestro Severus Snape ayudó al joven mago Harry Potter…— Severus asintió, y vio algo extrañado cómo la criatura le acercaba el chocolate.— Puede que esto ayude al amo maestro Severus Snape a dormir.— Sabiendo que esa era la forma del elfo para agradecerle cuidar del adolescente, el profesor lo aceptó.
— Gracias, Trey.— El elfo se removió algo incómodo en su sitio, aún sin estar acostumbrado a los agradecimientos.— Puedes ir a descansar ya.— La criatura no esperó mucho más y con un ‘pop’, desapareció.
Severus sonrió levemente mirando a su taza, removiendo el contenido suavemente con la pequeña cucharilla. Ese elfo era un caso perdido, llevaba con él desde que tenía memoria y aún no se acostumbraba a un trivial agradecimiento.
“Aunque sí desarrolló la costumbre que tenía mi madre de hacer chocolate caliente cada vez que yo tenía una mala noche” Pensó el pocionista, saboreando el reciente trago que tomó de la bebida.
Fregó el recipiente con un movimiento de su varita una vez que terminó con él, y tomó rumbo a su cuarto, no sin antes echar un vistazo a los dos jóvenes, quienes, para su alivio, dormían sin ningún problema.
Justo antes de regresar a dormir, se dio cuenta de que tener al chico Potter con él durante los últimos días no había sido un gran suplicio como pensó en un principio. Si bien no eran cercanos, el mítico odio ya no aparecía tanto. Estaban en paz, y si seguían así, puede, solo puede, que admitiera que las vacaciones no hubieran sido tan malas.
Y todo, prácticamente, fue gracias a enterarse de la verdad.
Otra dilema sería ver cómo las cosas cambiarían una vez regresaran a Hogwarts. Severus no tenía la esperanza de que el poco proceso que hizo con el chico permaneciera.
Hay una cosa de la cual Draco Malfoy estaba seguro tras haberlo pensado mucho durante la mañana del día siguiente: Harry Potter, el niño de oro, vivió algo muy similar a lo que experimentó él con su padr- con Lucius, y eso no le agradaba en lo absoluto.
Lo odió durante estos dos últimos años, tras el rechazo del azabache de ser su amigo, pero algo ahora le incitaba a intentar enmendar ese odio, aunque también necesitaría que el león pusiera de su parte.
¿Podría haber sido culpa del grito desgarrador? Puede ser. ¿O de escuchar las reiteradas y frenéticas disculpas de Potter desde el otro lado de la puerta? A lo mejor. ¿Y la desesperación de Potter por protegerse de su tío? Vale, puede que hayan sido las tres. Muchos hubieran sentido como sus tripas se removían al escuchar las palabras de su compañero.
Intentará enmendar las cosas con Potter, aunque no puede prometer que todo salga bien.
Por el momento, seguiría durmiendo. Ya mañana será otro día.