Realize

Harry Potter - J. K. Rowling
Gen
G
Realize
Summary
Cuando algo parece estar mal con el heredero Malfoy, Harry va a hablar con uno de los pocos adultos en que cree poder confiar.Tal parecer eso desencadena una serie de cambios también en su vida, la cual, con el paso del tiempo, mejorará, o eso esperaba.Una familia conformadas por personas que de alguna manera están rotas. Las posibilidades son prácticamente infinitas.
Note
¡Buenas! Nuevo fic, y otro Severitus más con la increíble participación de la futura relación de hermanos de Harry y Draco. Aunque todo a su debido tiempo.No piensen adorar mucho a Lucius aquí, y creo que no hace falta advertir de los Dursley.Alguna que otra referencia a los shipps canon: Romione, Hinny y Drastoria de forma secundaria.Publiqué esto hace unos días, y lo tuve que enviar a borrador por motivos de corrección, pero ya está de regreso. Siento las molestias.
All Chapters Forward

Refuerzo de amistades

❛Siento que me encierro cada vez más... Gracias por acompañarme.❜


A la mañana siguiente, Harry fue el primero en despertarse. Había conseguido dormir un poco más, pero aún se sentía algo cansado tras haberse despertado a mitad de la noche por la pesadilla. 

Sin dudarlo dos veces, fue al baño para darse una buena ducha y animarse un poco con una ducha de agua cálida, haciendo una mueca al ver las cicatrices que adornaban su cuerpo, tanto viejas como nuevas. Es extraño, pues estas aparecían y desaparecían continuamente.

Cuando regresó, tres de sus compañeros estaban esforzándose todo lo posible para levantarse, mientras Ron aún parecía agotado tras su detención del día anterior. A saber que le mandó a hacer Flich. Conociéndolo, seguro que algo tendría que ver con limpiar con cepillos de dientes.

Aunque a Harry le hubiera gustado dejar un poco más de tiempo de sueño a su mejor amigo, sabía lo mal que se pondría si no desayunaba.Con unas cuantas sacudidas en el hombro, intentó despertarlo, consiguiendo solo un gruñido de este.

— Vamos, Ron, se nos va a hacer tarde para el desayuno.— Y como si esas fueran las palabras mágicas, el pelirrojo dio un salto para incorporarse, enredándose a su vez con la manta. Harry no pudo evitar soltar una pequeña carcajada por ello, recordando sus momentos pasados en la Madriguera, uno de los lugares más caóticos, pero a la vez más acogedores, que había conocido.

Bajaron a la sala común, donde Hermione, algo impaciente, esperaba por ambos.

— ¡Por fin se deciden a bajar!— Exclamó ella, arrastrando a ambos para que se dieran prisa.

Caminaron a un ritmo ligero por los largos pasillos de Hogwarts, dispuestos a llegar lo antes posible al Gran Comedor, donde la mayoría de los estudiantes ya estaban disfrutando de la primera comida del día.

Una vez sentados junto a los gryffindors, Harry le echó un vistazo a la mesa de los profesores, donde el director y la profesora McGonagall parecían mantener una charla amena, todo lo contrario a la otra conversación que pasaba a pocos asientos de ellos, protagonizada por Snape y el profesor Lupin. Este último intentaba mantener una conversación, mientras el profesor de pociones ponía una de sus caras más feroces y molestas. 

Harry estaba seguro de que había algo más escondido entre ellos. Vale, debía admitir que Snape no parecía ser el compañero más querido entre los demás profesores, pero lo de esos dos ya se pasaba de la raya.

Como si un interruptor se hubiera encendido, a Harry empezó a picarle la curiosidad, esa curiosidad que para algunos sería muy característica de Lily Evans. Aún así, utilizó todas sus fuerzas para apartar esa curiosidad. Por ahora.

Conseguido eso, puso su atención a la conversación que los gemelos y Lee tenían, una pequeña discusión debido a la última broma hecha por los hermanos, la cual casi salía muy mal para ellos por culpa de casi ser pillados.

— No tiene sentido lo que estás diciendo, querido amigo.—  Empezó George

— Todo el mundo sabe que cuando haces una broma, tienes que tener dos planes de repuesto— Le siguió Fred.

— y uno de salida de emergencia— 

— E incluso uno de emergencia para el de salida de emergencia.— Lee los miró, inexpresivo por un momento. A Harry le hizo algo de gracia su interacción, sobre todo como los dos hermanos se complementaban tan bien.

— ¿No creéis que estáis exagerando?

Si lo estuviéramos haciendo— 

— Ten por seguro que nos hubieran pillado en más de una ocasión.

— Nunca pensé que mis hermanos fueran tan minuciosos en sus bromas. En la madriguera parecían más instantáneos.— Le susurró Ron a Harry, quien terminó de tragar un bocado de su comida antes de responderle a su mejor amigo.

— Pero tienen razón.— Admitió el más bajo.— Si lo miramos de una manera general, tienen una misión que cumplir, y eso perfectamente podría irse al garete ante el más mínimo inconveniente.— La conversación de ambos atrajo la atención de Hermione, quien no tardó en meterse en ella.

— Es como en todas las guerras, siempre debes ser consciente del abanico de posibilidades.

— ¿Y porque nosotros nunca lo tenemos en cuenta?

— Es que…— Harry tomó un sorbo de su zumo de calabaza, dejando a un impaciente Ron esperando por la respuesta.— Nosotros no tenemos la misma suerte que los gemelos.— Comentó con obvieda, subiendo sus hombros, restándole importancia.

— Es como cuando pasamos por la trampilla de primer año.— Intervino la leona.— Teníamos un plan, y era evitar el robo de la piedra, y aunque Hagrid nos dijo lo de las pruebas, no podíamos estar seguros de lo que nos iríamos a encontrar. No éramos adivinos.

— Bueno, Ron si es, un poco.— Susurró Harry, bromeando. Los otros dos miembros del trío no pudieron evitar reírse.— Aún así, nunca hubiéramos adivinado que Voldemort estaría justo allí.— Dijo Harry, y sus amigos no pudieron evitar estremecerse un poco ante el nombre.— Aunque eso es más bien la suerte Potter: Si crees que algo de por sí no es suficientemente malo, siempre se puede poner peor.— Y Harry ya tenía muchas experiencias con esa suerte familiar.

— ¡Pues lo único que tenemos que hacer la próxima vez es tenerlo todo en cuenta!

— ¿Qué piensas hacer? ¿Crear un millón de planes ante cualquier mínima posibilidad?— Le preguntó Hermione.

— Podría funcionar. Y empezaríamos con la teoría de que tu gato está mal.— Harry rodó los ojos, sabiendo que la llama ya había sido encendida. ¿Cómo siempre acababan discutiendo de lo mismo?

— ¡Quieres dejar ya a Crookshanks!— Expetó Hermione, furiosa, ganando la atención de algún que otro estudiante más de su casa.— ¡Es un gato! ¡Está en su naturaleza que quiera ir a por tu rata!

— ¡Tiene tendencias asesinas!

¡¿Y por qué no podemos suponer que no es Crookshanks quien está mal, sino que es Scrabble?!

Harry solo suspiró, esa batalla ya lo tenía un poco harto, y no quería que sus dos mejores amigos se separasen por ello. ¿Qué haría él entonces? Si se iba con uno, entonces el otro de seguro se enfadaría con él.

De repente, todo ese apetito mañanero se había acabado, con aún la mitad de su desayuno en la mesa.

Esperaron en silencio, obviando las charlas ajenas a ellos tres, y las eventuales miradas que recibían de sus compañeros de casa, hasta que los alumnos empezaron a levantarse para ir a clase. Hermione fue la primera en ponerse en pie, saliendo a paso apresurado, siendo seguida por Ron tras unos segundos.

Harry solo se quedó allí, sin ganas de ir con ninguno de sus amigos, a sabiendas de que en esos momentos solo se meterían mierda el uno al otro.

Los gemelso, al ver el mal estar de su hermano de otra madre, utilizaron todo su ingenio para animar el estado del león jovén, quien no pudo evitar reir cuando la lengua de Seamus cambió de color.

Incluso Neville, quien se había mantenido callado durante toda la mañana, observando la disconformidad de su compañero de casa, se le acercó para proponerle ir junto a él a la clase de Criaturas mágicas.

A Harry le pilló por sorpresa la propuesta de su tímido compañero, dándose cuenta de que nunca le había dado la oportunidad de crear un buen lazo de amistad, por lo que, sin una reconsideración más, aceptó su oferta, y ambos, por fin, salieron del ya muy vacío comedor, siendo seguidos a pocos metros por Dean y Seamus. 

Harry sospecha de que había algo más entre ellos dos, pero no podía estar seguro.

Cuando llegaron a las afueras del castillo, ya la mayoría de los estudiantes estaban preparados, sentados en unas sillas rústicas de madera, algunos rebuscando en sus bolsas. En ese momento Harry recordó el ensayo que debían tener hecho para hoy, ese ensayo marcado la semana pasada para repasar a los hipogrifos.

Lo sacó de su bolsa junto a una anticuada carpeta muggle de plástico que Dudley nunca llegó a utilizar, donde guardaba algunos apuntes en hojas sucias que hacía rápido. Neville miró curioso al objeto.

— Era de mi primo. Mi tía me la dejó a finales del verano. Los muggles las utilizan para guardar papeles, aunque con los pergaminos es algo complicado.— Bueno, en realidad, la había encontrado guardada en su habitación, la cual antes era el segundo cuarto de su primo, y la había cogido a escondidas, sabiendo que se metería en problemas si alguien se enterase. 

Harry se levantó, dispuesto a entregar su ensayo y el de Neville, cuando escuchó unas quejas provenientes de un grupo de serpientes.

— Encima que pasó aquello, tenemos que seguir estudiando a estos bichos.— Se quejó Malfoy.— ¿No podemos dejarlo pasar ya?— La chica que estaba junto a él “¿Pansy, era?” Se entristeció al escucharlo.

— Es materia, Draco, tendrás que aguantarlo.— Fue su respuesta, y Harry se obligó a seguir caminando para no ser notado. Ahora sabía algo, y es que esa chica era consciente sobre algo de toda esa situación.

“¿Por qué no hacía nada?” Esa era su pregunta principal.

Cuando regresó a su asiento junto a Neville, el chico, al ver su preocupación ante cualquier tema, empezó una conversación sobre herbología, sin hacer ninguna pregunta sobre la razón de su cambio de ánimo.

Sorprendentemente, Harry se vio interesado en dicha conversación, e incluso se entristeció cuando Hagrid empezó a dar las clases. Si bien no era un gran estudiante en herbología, si que le tenía cierto cariño gracias a las exigencia de la tía Petunia con su jardín. Definitivamente, Harry no se arrepentía de darle una verdadera oportunidad a Neville, regañándose mentalmente por no haberle dado una antes.

Tras acabar con las clases, Harry se despidió de Neville para regresar a la sala común de Gryffindor, queriendo tener un rato a solas. Allí estuvo tranquilo hasta que Ron entró, luciendo algo arrepentido.

— ¿Pasó algo?— Preguntó Harry, dejando a un lado su pluma.

— Siento lo de antes.— Dijo el pelirrojo, sentándose en el sofá, al lado de su mejor amigo. Harry solo lo miró sin entender mucho— La discusión entre Hermione y yo.

— Oh.— Fue lo único que dijo el chico por un momento, pensando en lo que debería decir ahora, y algo confundido por las disculpas de su amigo.— ¿Sabes? deberías solucionar las cosas con ella.

Sí. Eh… digamos que Fred y George nos obligaron a hablar de ello en la comida.— Contestó el pelirrojo, rascándose su nuca, y con una pequeña sonrisa.— No nos dejarían en paz sin antes hablar las cosas. Incluso nos amenazaron con una de sus bromas. Al final quedamos bien, creo.— Murmuró Ron por último. Harry no pudo evitar soltar un sonido de alegría, y sonreír un poco.

Se alegraba ver que sus dos mejores amigos no se separarían, aunque, conociéndolos, de seguro no sería la última vez que pelearían por ese tema.

Debería agradecerle a los gemelos más tarde, si es que se acordaba.

Ron pareció rebuscar algo en los bolsillos de su túnica, hasta dar con un sándwich envuelto en una servilleta.— No has comido nada para desayunar. Angelina te envolvió esto y me pidió que te lo diera después de disculparme por ser un “tremendo gilipollas.”— Harry lo desenvolvió, no tardando en dar un mordisco al exquisito sandwich de pollo.

Justo después de acabarse la comida, mientras él y Ron jugaban a una partida de ajedrez, la cual perdió, el otro miembro del trío dorado llegó a la sala común, siendo seguido por Neville.

Hermione, al igual que Ron, se disculpó con él, y Harry tuvo que apartar a un lado la incomodidad que sentía en esos momentos, sin su terca cabeza comprendiendo el comportamiento de los dos.

Se la pasaron en la sala común hasta la hora de ir a pociones, siendo prácticamente obligados por Hermione a repasar, aunque Neville parecía bastante agradecido con ella. 

Cualquier otro movimiento de estudiantes fue obviado por el grupo de leones.

Quince minutos antes de empezar la clase, se pusieron en marcha. Sinceramente, muchas ganas no tenía Harry de ir a las mazmorras, siendo prácticamente arrastrado por la chica hasta allí. Al menos Ron y Neville tenían el mismo ánimo que él.

En la entrada, se encontraron con los demás leones de su curso, y algún que otro grupo de serpientes que andaban a lo suyo. Harry y Neville no tardaron en empezar una conversación con él sobre su tema favorito en común. Hermione también llegó a uniser, mientras Ron y Seamus hablaban de quidditch a unos metros de ellos.

Hubieran seguido así de no ser por Crabbe y Goyle, quienes parecían estar dispuestos a molestarlos. Harry estaba seguro de que esos dos eran sólo puro músculo, poco cerebro.

Fue Goyle quien empezó todo, acercándose a Hermione con intención de empujarla. Por suerte, la chica pudo esquivarlo, pero eso no le sirvió para evitar que se cayera hacia atrás. Ambos se rieron, mientras Crabbe lanzaba comentarios despectivos sobre sangres sucias, y traidores de sangre, que solo hacían hervir las entrañas de Harry.

Viendo como ambos parecían dispuestos a sacar sus varitas y atacar, el joven león fue más rápido, y sacó la suya.

Silencio… Eso fue todo lo que se escuchaba antes de que un carraspeo sonase detrás de Neville. El tímido león no tardó en reconocerlo, dándose la vuelta para encontrar a su profesor más temido. Este estaba con una extraña mueca de felicidad, o eso suponía Harry que era.

— ¿Apuntando a unos estudiantes con su varita, Señor Potter?— Hermione, quien ya se incorporó gracias a la ayuda de Ron, parecía estar dispuesta a salir en defensa de su amigo. El joven Potter solo negó, provocando que, con una ceja alzada, mirara a los otros dos chicos del trío.— Justo como su padre, causando un revuelo en cada lugar que pisa.— Ante la mención de James, Harry tuvo que morderse la lengua para no replicar.— Cuarenta puntos menos para Gryffindor, y una semana de detención conmigo empezando por hoy. A las nueve y media en mi despacho— Se dio la vuelta, dispuesto a entrar en la sala.— Y agradezca que las consecuencias no puedan escalar más.

Las risas de las dos serpientes no tardaron en llegar, siendo secundadas por otras de algunos de sus compañeros.

Harry, por un segundo, miró al pequeño grupo que se había formado alrededor de Draco Malfoy, y aunque no tenían expresiones serias, no se reían al aire libre.

Ron fue quien le ayudó a llegar a su asiento dentro del aula, mientras Hermione hacía todo lo posible para tranquilizar a un asustado Neville, proponiéndole incluso a ser compañeros por ese día, a sabiendas de que el chico lo necesitaba.

Durante todo el periodo, Harry solo deseaba que el tiempo pasara más rápido, sintiéndose asfixiado allí dentro. Gracias a Merlin que Ron lo mantenía cuerdo, y que la clase pasó sin ningún incidente.

Y aún le quedaban las malditas detenciones con Snape.”Oh, genial”

Cuando la clase acabó, los dos amigos no tardaron en entregar el frasco con la poción y salir de la sala, sin darle la oportunidad a Snape para que le recriminara algo.

Desganado, y con algún rastro de enfado aún en su interior, Harry se dirigió al gran comedor, donde una Hermione algo preocupada se encargaba de llenar su plato con comida.

— Vamos Harry, no has comido casi nada hoy.

— En serio, 'Mione, ya te estás pareciendo a Madame Pomfrey.— Bromeó él, intentando desviar la atención de la chica.— ¿Terminaste ya el ensayo de astronomía sobre las constelaciones del norte?— Hermione se mostró indignada por un momento, y Harry sonrió internamente al notar que su pequeño plan funcionó.

— ¡Por supuesto!— Exclamó ella, provocando que algunos alumnos la miraran, mientras su cara se enrojeció de la vergüenza. Harry no pudo evitar reírse, ganándose una leve patada en la rodilla de parte de su amiga. 

Sus ojos se abrieron con sorpresa ante el golpe. Le había dolido más de lo esperado. Hermione, dándose cuenta también de su expresión de dolor, no tardó en preguntarle si algo andaba mal.

— No, no— Se apresuró a decir.— Creo que solo diste en un punto sensible.— No sonaba muy creíble, y eso Harry lo sabía, pero por alguna razón, la leona no siguió presionando.

Aún quejándose un poco del dolor, pero escondiéndolo de la mejor forma posible, subió junto a sus compañeros hasta la torre de Astronomía, donde tendría su última clase antes de la detención con Snape. 

En ese momento fue cuando Harry se dio cuenta de lo pesadas que podían ser esas largas escaleras. Durante todo el trayecto su mente solo pensaba en lo bien que se estaría acostado en su cama, con un descanso libre de pesadillas.

Forward
Sign in to leave a review.