Doppelgänger

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
Doppelgänger
Summary
Ok, básicamente tiré los siete libros por la ventana con esto...Harry Potter salvó la piedra filosofal, pero Vomdemort logró escapar con el cuerpo de Quirrel. Los planes cambian y el Señor Tenebroso es traído de regreso antes de lo esperado.¿Por qué crees que esto se llama "doppelgänger"?
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Plan B

El año era 1992, en el colegio Howarts de Magia y Hechicería, terminando el periodo escolar.

En una escuela de magia uno no espera encontrar cosas precisamente normales, ¿no? Pero ese año era particularmente... inusual, por decirlo amablemente.

Un niño de once años acababa de arriesgar su vida defendiendo un artefacto muy valioso y demasiado poderoso de un hombre (¿y medio?) extremadamente peligroso. Claramente nada de eso debería haber sido su responsabilidad y en circunstancias ideales las personas mencionadas nunca se habrían encontrado en el mismo edificio, pero esas no habían sido circunstancias ideales en lo absoluto.

Al final, el niño logró milagrosamente ahuyentar al ladrón (¿ladrones?) y salir relativamente ileso del encuentro. Y es así como Harry Potter se encontraba ahora en la plataforma de la estación de tren en Hogsmade, a punto de abordar el Expreso Howarts camino a Londres.

Severus Snape observaba el tren irse desde la plataforma. Vestido con su usual túnica negra abotonada hasta el cuello y portando su típica mueca de desdén. Usaba gruesos escudos de oclumancia para esconder de quien fuera la pena que sentía al ver al hijo de Lily partir a un lugar donde sabía que no sería bien resibido.

Potter no era un mal niño (porque con once años de edad, eso era todo lo que era, un niño). Se esforzaba en clase, tenía amigos y era amable con todos en general. Dentro de todo, Severus veía mucho de Lily en él. Sin embargo, el estado de su ropa, su actitud callada, aspecto pequeño y falta de conocimiento general del Mundo Mágico, eran cuando menos, muy malos indicios.  

Como fuera, Dumbledore no escucharía razones y los demás profesores confiaban ciegamente en el anciano.

Sin más, Severus dio media vuelta y fue de regreso al castillo a empacar y prepararse para unas vacaciones que de ninguna forma serían suficiente para reponerse del año pasado o prepararse para lo que estaba por venir. El profesor ya podía imaginar todas las tareas ridículas, difíciles y peligrosas que debería cumplir para el director de Howarts. Cosas que ningún otro miembro de la Orden sabía, cosas que ninguno de ellos podría hacer y cosas por las que seguramente sería enviado a Azkaban, fuera a enterarse la persona equivocada.

Por lo menos no será un verano aburrido, pensó disimulando un suspiro.

Y de este modo, el maestro de pociones hizo su camino por las mazmorras y hasta sus cuartos privados.


En un compartimento del tren, Harry Potter, Ronald Weasley y Hermione Granger discutían y repasaban los eventos de ese año. Harry les informaba y los ponía al corriente con todo lo que ellos no pudieron ver del enfrentamiento con Voldemort.

Por supuesto, los tres estudiantes eran completamente ignorantes del pequeño oyente que los acompañaba.

Dentro de la jaula apoyada en el asiento junto a Ron, una rata color marrón y con un dedo faltante, pretendía dormir mientras escuchaba la conversación entre su 'dueño' y sus dos amigos.

Es así que, horas después, en medio de la noche en la Madriguera de los Weasley, la rata Scabbers escapó de su jaula, bajó las escaleras y recorrió las paredes hasta encontrar una grieta que le permitiera salir de la casa. Ya afuera empezó a correr hasta llegar lo más lejos que puediera a un lugar donde sabía que no sería visto por nadie. Cambió a su forma humana: Un hombre bajito y regordete, con poco pelo rubio arenoso mezclado con canas, ojos pequeños y redondos y unos dientes frontales más grandes de lo habitual que le daban a su rostro cierta semejanza al de una rata.

Peter Pettegrew arremangó el brazo izquierdo de su mugrienta y rahída camisa, exponiendo la difuminada Marca Tenebrosa. Con su varita, apretó la imagen. No pasó nada por unos segundos. Luego sintió fuego bajo su piel y su cuerpo comprimirse y estirarse al ser transportado a la fuerza para aterrizar ante los pies de un hombre que en apariencia le estaba dando la espalda. Pero al alzar la vista se podía ver una cara deformada.

"¡Maestro!", chilló el hombre-rata, dando una exagerada reverencia.

"De pie, Pettigrew", le indicó Lord Vomdemort impaciente. "¿A qué has venido?".

"Maestro", repitió poniendose de pie, pero manteniendo su cabeza inclinada en señal de sumisión. "He venido a servirle, Maestro. Yo sé cómo encontrar a Potter. Puedo matarlo... Puedo eliminarlo por ust..."

"¡Crucio!", lo interrumpió Voldemort, usando a Quirrel para maldecir a su sirviente. "¡Solo yo puedo matar a Potter!", siseó con furia. Pero se detuvo a pensar un segundo.

La Rata dice saber donde está Potter...

En su estado actual, intentar matar al muchacho una vez más sería inútil, pero tal vez había una forma de recuperar su cuerpo e inhabilitar la protección que Lily Potter había dejado en su hijo.

Bajando la mirada hacia la figura retorciendose en el suelo y con una mueca que buscaba parecerse a una sonrisa, Voldemort empezó a trazar un plan.


Pasaron varios días antes de que Ron se decidiera a enviar una carta a Harry para saber cómo iban sus vacaciones y poder contarle algunas cosas que había hecho.

El pelirrojo estaba escribiendo en el escritorio de la habitación que aún compartía con su hermana Ginny. Su rata Scabbers era al momento su única compañía.

El llamado de su madre en la cocina lo hizo bajar. El olor a comida recién hecha le hacía gruñir el estómago.

Ron bajo los escalones a los saltos, dejando la carta y el sobre listos para sellar y enviar.

Scabbers se aseguró de que no hubiera nadie cerca antes de esconderse tras la puerta que Ron había dejado medio abierta y volver a su forma humana. Peter Petigrew cerró la puerta y la trabó solo por si acaso. Con un rápido movimiento de su varita puso un hechizo rastreador en la carta y volvió a transformarse en rata para volver a su posición inicial en el escritorio.

Al volver, Ron no pensó ni una vez en la puerta cerrada que él mismo había dejado abierta. Su atención estaba depositada por completo en la carta que pronto sería enviada.

Dos noches después, Scabbers escapó de casa de los Weasley para aparecer en Privet Drive. Caminó siguiendo el pulso en su magia hasta llegar a la casa con el número 4 en frente. Todo estaba oscuro y no había manera de distinguir quién o quienes vivían allí, pero la fuerza que lo hizo caer sobre su trasero al intentar pisar en césped de la casa fue suficiente prueba de que El-Niño-Que-Sobrevivió estaba dentro del hogar.

Esa noche Pettigrew se reportó a su Maestro y este le dio órdenes para buscar a algunos de sus seguidores. Ellos entonces esperarían el momento oportuno y secuestrarían a Potter para llevarlo a la mansión Gaunt.


A casi un mes de vacaciones, Harry Potter se encontraba contento con como las cosas se estaban dando para él. Sus tíos y su primo no eran menos desagradables de lo habitual. Aunque ser mágico y que la familia no supiera de la restricción de edad era una gran ventaja.

El niño no pudo evitar sonreír al recordar como esa mañana su primo Dudley había intentado molestarlo. Pero Harry no necesitó más que decir algunas palabras como Hocus Pocus o Abracadabra para tener a su primo corriendo arriba las escaleras. Por supuesto, su tía Petunia había estado furiosa. Y después de un largo regaño lo había mandado a tender la ropa, aspirar la sala y cortar el césped (no que no le hubiera tocado hacer todo eso de cualquier forma).

Y claro, el pobre Dudders debía recibir un regalo para compensarlo por el terrible susto que el fenómeno de su primo le había dado.

Y mandando a Harry con la vecina, Arabela Figg, tía Petunia y Dudley fueron al centro a buscar el regalo perfecto.

A Harry solo le faltaban unos metros para llegar a la casa cuando dos hombres en túnicas negras y con horribles máscaras de metal se le pararon en frente. No había casi nadie en la calle, a pesar de ser pleno día. Las pocas personas arreglando sus jardines parecían completamente ignorantes de esos hombres (esos vecinos siempre hacían la vista gorda a lo inusual).

Harry reaccionó dandose la vuelta para correr en dirección contraria, pero un tercer hombre le bloqueó el camino.

De los dos a sus espaldas, uno alzó su varita y aturdió al niño, antes de que este pudiera siquiera pensar en gritar por ayuda. El tercer hombre lo agarró y lo alzó, y los tres caminaron a un callejón fuera de la vista de todos para desaparecer.

Petrificada, Arabela Figg presenció el secuestro desde su ventana, completamente impotente.

Cuando salió de su estupor corrió a toda velocidad a la chimenea para llamar a la Orden por la red floo.

Harry Potter había sido secuestrado por los mortífagos.

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