Black: De amor y otros vínculos

Harry Potter - J. K. Rowling
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Black: De amor y otros vínculos
Summary
¿Y si tanto Regulus como Sirius hubieran salido juntos de Grimmauld Place? Los hermanos Black van a tener que lidiar con cambios bruscos en sus vidas y los vínculos que daban por sentado (o que ni siquiera creían tener) se van a volver cada vez más complejos de entender.
Note
Advertencia: Abuso infantil (expresado a través de la magia)Referencia a adicción de sustancias (expresada a través de pociones)
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Capitulo 10

CAPÍTULO X

 

«Las personas fueron creadas para ser amadas. Las cosas fueron creadas para ser usadas.

La razón por la que el mundo está en caos, es porque las cosas están siendo amadas y las personas están siendo usadas.» 

Buscando a Alaska – John Green

 

Regulus 





Regulus había vuelto a entablar una amistad con William Stone. Algunos días su compañía era demasiado desconcertante. Liam era vibrante, siempre tenía un aura de felicidad que por momentos era bastante molesta e intensa. Sin embargo, debía admitir que su presencia lo hacía sentir cálido.

 

Disfrutaba oirlo divagar, siempre parloteaba emocionado de las cosas que le interesaban. William era propenso a soltar datos al azar en todo tipo de momentos. Regulus se imaginaba que era capaz de teorizar una forma no tóxica de utilizar la saliva de una carnívora mientras asistía a una ceremonia fúnebre. Era así de inesperado. Irónicamente, sus datos eran erróneos la mayor parte del tiempo y entonces Regulus se encontraba corrigiendo todo lo que decía con amabilidad. Sería una catástrofe que Liam desaprobara sus exámenes por delirar demasiado.

 

Otra cosa curiosa de su amigo era su docilidad,  era extremadamente suave y transparente en algunas cosas. Era parte de su encanto, pero igualmente irritaba a Regulus que su comportamiento fuera casi infantil la mayor parte del tiempo. Esto último cambiaba un poco cuando se encontraba con su hermana menor. William se volvía increíblemente maduro y si su nivel de amabilidad pudiera ser medible, rompería el aparato de medición por una sobrecarga de consideración. Era como si toda su luz se potenciará. Un día no pudo evitar preguntarle porque se volvía tan brillante cuando pasaba tiempo con Delia y la respuesta de William había sido bastante desconcertante. 

 

"Es mi familia." Había dicho. Como si eso fuera explicación suficiente. Regulus no sabia que hacer con aquella respuesta, pues  era un hecho que los Stone distaban bastante de los Black. Tal vez para ellos el concepto de familia era distinto. Sin tantos reglamentos arraigados a viejas tradiciones, ni obligaciones tan pesadas, sus castigos debían ser mucho más suaves. Debía ser diferente con hermanos que sí sabían expresar sus sentimientos,  que no habían sido manchados con tanto dolor o resentimiento. Con padres que quisieran ejercer un rol de padres en lugar de actuar como verdugos. Sería lindo formar parte de una familia que lo vea como un individuo al que apreciar en lugar de una pieza que usar o desechar según le convenga al núcleo familiar. Regulus no estaba seguro de cómo sería ser un hijo del que estar orgulloso. Se había acostumbrado a ser el reemplazo, una herramienta de último recurso y una marioneta bien educada. Tampoco sabía cómo  ser un buen hermano,se  le hacía difícil el pensar que estaba cumpliendo bien con su papel.

 

Liam solía hablar de sus hermanas con orgullo y cariño. De hecho, Liam amaba hablar de sus hermanas, era por eso que Regulus sabía que su hermana Delia adoraba los animales, tocaba el violín y tenía cierta fascinación por el color rosado desde los cuatro años. También sabía que  la mayor de los  Stone era inventora de hechizos. Pandora trabajaba para el departamento de misterios y se iba a casar muy pronto con Xenophilius Lovegood, el editor de El Quisquilloso. Regulus creía que ese sería un matrimonio de lo más peculiar. 

 

William se veía muy ilusionado con la idea de una boda pero Regulus no entendía que de todo eso podía ser emocionante. Las bodas a  las que había asistido habían sido de por más aburridas. Exceptuando  la tétrica ceremonia que había tenido su prima Bellatrix. Bueno, Bella siempre había sido especial por no decir espeluznante. Cissy también estaba comprometida pero Regulus dudaba de que hicieran algo de lo que William mencionaba: Vestidos blancos, luces, danzas y coloridas flores. Algo viejo, nuevo, azul o prestado. Siendo sincero, Regulus no tenía ni idea de lo que todo eso significaba pero  cada vez que pensaba en la boda de Narcissa  no se podía imaginar nada más que una gala sobria y trajes incómodos.

 

A Regulus le agradaba Cissy, era su prima favorita. No es como si tuviera mucho para elegir, entre la psicópata de Bellatrix y una Andromeda ausente, Cissy era la única por la que podía albergar sentimiento alguno. Regulus sabía que ella respetaría las tradiciones de los Black, no era tan extremista como Walburga pero tenía alguna que otra opinión bastante fuerte sobre el asunto. Aunque Regulus sospechaba que a su prima le importaba poco el asunto de la pureza de sangre, lo que a ella le interesaba era la buena reputación y las fuertes conexiones. Fue una fortuna para ella que se enamorara de un hombre que cumplía con todos sus requisitos. Esperaba que Lucius Malfoy también correspondiera a sus sentimientos, sería una pena que no fuera de ese modo. Luego de oír las opiniones de Liam sobre el matrimonio, una boda se sentía como algo muy grande e importante como para tenerla sin sentimientos de por medio. Tal vez no era algo tan superficial como había creído hasta ahora. Por lo que había visto en el último tiempo, había varias personas que se querían casar por amor. Y si lo pensaba bien, eso podía aplicarse en su propia casa. Después de todo, Regulus podía decir varias cosas sobre sus padres pero nunca podría decir que no se amaron.

 

¿No eran ellos una prueba de que los matrimonios no eran únicamente comerciales? Después de todo se amaban. 

 

Claro,  de una manera bastante perturbadora llegando a la obsesión, siendo posesivos y controladores con el otro, sin mencionar que parecían absorberse mutuamente y que también parecían tener que estar compitiendo por quien era el mejor en todo, incluyendo quien daba los mejores castigos a sus hijos o que tenían luchas de egos que a veces se volvían violentas de una manera física y que probablemente su unión era de carácter incestuoso. Posiblemente Walburga y Orion no eran buenos referentes en esto ni en nada. 

 

Daba igual, a Regulus todo el asunto del romance y matrimonio se le hacía un poco nauseabundo. Reprimió los escalofríos que le había generado pensar  en sus padres y trató de centrarse en la conversación que estaba manteniendo con los hermanos Stone.

 

"Te verás hermosa en ese vestido." Le dijo William a su hermana menor quien al parecer sería una niña de las flores. O algo similar,  Regulus no entendía que podría significar eso. ¿Haría crecer flores? ¿Se convertiría en una flor? "Dora misma lo encantó para que brillara, sabes que es la mejor."

 

"No se si pueda hacerlo bien..." Delia se movió en su lugar y agachó la cabeza en un gesto tímido. Regulus no podía evitar ver el gran parecido entre los hermanos. Si no fuera por la evidente brecha de edad entre ambos pensaría que eran mellizos. "Me gustaría estar solo como invitada, no quiero tropezar y hacer un desastre."

 

"Lo harás genial."

 

"¿Lo harías por mi?" Ella hizo un puchero infantil.

 

"Lia, sabes que no puedo." Le dijo con cariño y abrazó sus hombros en un gesto fraternal. "Debo llevar a Pandora al altar."

 

"Eso puede hacerlo mamá. " se quejó ella pero apoyó su cabeza contra su hermano.

 

"Claro". Confirmó William. "Pero ella me pidió que yo la escoltara y no pienso decepcionar a Pandora el día de su boda. "

 

"Si ... tienes razón." Dijo pensativa.

 

Regulus trató de ocultar una sonrisa al notar lo que William estaba haciendo. El rayito de luz más brillante de Hufflepuff estaba manipulando a su hermanita, que divertido. La chica endureció el rostro en algo similar a la determinación. Parecía un pichón decidido.

 

"Bien, seré la mejor niña de las flores que haya podido pedir. " declaró la pequeña.

 

"Esa es mi chica". Dijo Liam mientras despeinaba los rubios cabellos de su hermana quien se quejó en el acto por el gesto que arruinaba su peinado.

 

Regulus desvió la mirada y trató de ahogar un suspiro de resignación. 

 

Estaba celoso.

 

Los veía relacionarse de tan buena manera y se preguntaba: ¿Porque todo tiene que ser  tan complicado con los Black?



Cualquier otro día no le hubiera afectado ver tan lindas muestras de fraternidad ( o tal vez sí) pero en un par de días iba a ser el cumpleaños de Sirius y él no sabía que se suponía que debía hacer. ¿Debía darle un regalo? ¿Invitarlo a tomar el té? ¿Que se suponía que hacían las personas que tenían vínculos funcionales con sus hermanos?

 

Liam lo hacía parecer tan fácil. Que lindo debía ser compartir vivencias no traumáticas con tus hermanos. 

 

"¿y ahora qué te pasa?" Preguntó el susodicho cuando su hermana se alejó. "No digas nada porque se nota a leguas que estás de malas."

 

"Siempre estoy de malas."

 

"Eres un poco dramático."

 

"Y tu muy molesto" Dijo mientras ponía los ojos en blanco, como si esa acción probara su punto.

 

"Vamos, Reg. Yo te escucho."

 

"Lo sé. Siempre escuchas." Miró sus manos antes de confesar. "Dentro de poco es el cumpleaños de Sirius."

 

"¿Te preocupa?"

 

"Simplemente no sé cómo debería actuar."

 

"¿Que hiciste en los últimos años?"

 

"Apenas nos hablábamos, no había tiempo para saludos ni mucho menos regalos cuando hacíamos como si el otro no existiera."

 

"Si existe, Reg." Liam le dedicó una mirada suave, de esas que te hacían creer que el mundo podía ser un poco más amable en su presencia.

 

"Claro que existimos, William." Espetó con una falsa irritación.

 

"Ya sé que existen, solo era una especie de metáfora." Dijo soltando una pequeña risa pero sus ojos adoptaron un brillo pensativo. "Bueno, tal vez estuvieron un tiempo sin existir el uno para el otro. Ahora es distinto, quieren ser reales. Tú quieres ser real en su vida, estar presente. Eso está perfecto, Reg."

 

"Cursi y filósofo." Enumero Regulus mientras miraba a su amigo. "Me sorprenden tus aptitudes."

 

"Hablo en serio."

 

"Oh, yo también hablo de Sirius." bromeó pero se arrepintió casi de inmediato. "Olvida que dije eso. Es un chiste ridículo."

 

"Vaya, quién diría que tuvieras la capacidad física de hacer chistes."

 

"Uhm, no tientes a la muerte".

 

"Volviendo al tema: ¿Qué piensas hacer?"

 

"Dije que no sé."

 

"¿Un regalo?"

 

"Tal vez, ¿Que le das a tus hermanas para sus cumpleaños?"

 

"Pandora ama todo lo exotico o potencialmente peligroso. Delia disfruta con pequeños detalles: algo hecho a mano, un picnic o incluso un ramo de flores."



"Me niego a todas esas opciones." Opinó Regulus.

 

"¿Y si le dibujas algo? Tu arte es precioso." Opinó William y Regulus se avergonzó inmediatamente. Sus dibujos eran algo muy personal para él. Liam era de las pocas personas que lo habían visto. Sirius no veía un dibujo de Regulus hace años, lo ponía un poco nervioso el darle un dibujo pero a la vez quería compartir con su hermano una de las cosas que lo hacían sentirse en paz. Quería darle algo significativo.

 

"No lo sé,  un dibujo se siente como algo simple e infantil." Le avergonzaba un poco regalar dibujos a esta edad.

 

"Yo no creo que sea infantil ni tampoco simple. Creo que sería lindo."

 

"Liam, todo es lindo para ti."

 

"Hey, uno de los dos tiene que ver las cosas buenas de la vida y tu no te ves muy motivado en hacerlo." 

 

"¿En serio crees que ese sea un buen regalo?"

 

"Cualquier cosa que le des será un buen regalo si lo haces con cariño y sinceridad."

 

Que cursi. Pensó Regulus pero se permitió sonreír. 

 

Un dibujo no sonaba mal después de todo, podía dibujar algún buen recuerdo pero la mayoría estaban empañados por Grimmauld Place y los castigos de sus padres. No quería despertar malos recuerdos, mucho menos en el cumpleaños de Sirius.

 

Pero en Hogwarts no habían interactuado mucho y cada vez que pensaba en que podría dibujar, se le venía el recuerdo de las estrellas lo que era bastante agridulce. Hasta que recordó aquella madrugada en casa de los Potter.

 

Cuando menos lo esperaba tenía el boceto hecho pero las estrellas se veían tan  simples y las figuras de ellos dos volando eran demasiado planas. Quería agregar más luz, colores y movimiento. Liam lo ayudó a buscar los encantamientos, el chico era muy hábil con los hechizos. Le salía natural, Regulus no era malo pero definitivamente las pociones eran lo suyo. 

 

En unos días pudieron hacer el dibujo dinámico y Regulus pudo seguir trabajando sobre la proyección. Poner luz a las estrellas fue su parte favorita, se aseguró de hacer brillar más las constelaciones del perro y león. Cuando vio el resultado final se sintió bastante conforme pero seguía dudando en darlo. Se sentía avergonzado.

 

Creía que era demasiado infantil. 

 

"Va a adorarlo". Le dijo Liam y como quiso creerle.

 

...

 

Regulus no le había dado a Sirius su regalo el día de su cumpleaños, por mucho que William le insistiera no podía encontrar un buen  momento para entregárselo. Liam le dijo que no debía tener miedo de demostrar afecto pero Regulus estaba muy acostumbrado  a su propia cobardía por lo que decidió ignorar los lloriqueos de su mejor amigo.

 

Sin embargo no pudo huir por mucho tiempo, Sirius decidió festejar y no podía negarse a lo que Liam llamaría "Oportunidad de fraternizar".

A Regulus le daban espasmos de vergüenza de tan solo pensar en esa corta frase. Su amigo realmente lo estaba arruinando, dentro de poco iban a ver a Regulus cultivando margaritas y repartiendo abrazos.

 

"Los abrazos si son lo mio pero lo de cuidar plantas... Digamos que soy una decepción en ese ámbito." Le había dicho William en respuesta y tenía un punto, era increíble lo pésimo que era en Herbología.

 

"Ni tampoco las pociones."

 

"Veo que alguien se despertó con ganas de pelear."

 

"No es eso."

 

"¿Esto es por la fiesta de hoy o porque Gryffindor ganó el partido de Quidditch?"

 

Por ambos. 

 

"Nada de eso" William levantó una ceja rubia en su dirección. "Bueno, no me gustan las fiestas.. Mucha gente y ruidos fuertes. Además, estoy un poco molesto por el partido pero casi nada."

 

"Claro, Kitty. Casi nada." Resopló divertido y Regulus bufó. Ese maldito apodo.

 

"Te odio tanto." Se quejó mientras se acomodaba el abrigo sobre su túnica, habían decidido salir al patio exterior y había comenzado a nevar un poco. "Ahora todos me llaman por ese estupido apodo y es tu culpa."

 

"De los dos, yo no soy exactamente el gato gruñón." Se veía demasiado feliz para ser un chico que estaba siendo regañado por su amigo. "No puedes culparme por ser talentoso con los apodos."

 

"No me gustan los apodos."

 

"¿Hay algo que si te guste?" Preguntó divertido. William disfrutaba cuando el más pequeño se comportaba infantilmente diciendo odio esto u odio aquello. Pero a Regulus le avergonzaba comportarse de esa manera, se suponía que ya estaba grande para esas niñerias. No tenía tiempo para un comportamiento tan bochornoso como ese. Tenía un papel que cumplir, reglas que seguir y una etiqueta que mantener. Cosas que no le gustaban pero que debía hacer por su familia. A los ojos de su madre, Regulus era casi un adulto. Pero si se lo ponía a pensar; no recordaba un momento en el que sus padres lo hubieran visto como a un niño. La única persona con la que se había permitido ser infantil fue con Sirius pero eso se terminó cuando comenzaron a distanciarse. Ya luego no volvió a poder comportarse de esa manera con nadie más que con Liam. No es como si hubiera estado solo todos estos años, lo tenía a Evan. Pero el chico disfrutaba ser percibido como un adulto, odiaba que lo tratasen como un niño. Posiblemente porque sí había tenido una infancia decente.

 

¡Oh! Pensó cuando llegó a una especie de epifanía sobre el asunto. Volvió a pensar en la pregunta que le había hecho su amigo: ¿Algo que me guste?

 

No estaba seguro. Había muchas cosas que no le gustaban y recién ahora estaba entendiendo las razones de su desagrado. Cómo hablar francés, los lugares  estrechos y silenciosos. No le gustaba el sonido del reloj en un ambiente oscuro porque se parecía al sonido de sus latidos y era molesto. Le generaba ansiedad el tiempo y respirar. No le gustaba no saber qué pensaba Sirius sobre él. Detestaba las cenas familiares. Tampoco le gustaba ser rencoroso ni tener que ser perfecto. No le gustaba que lo tratasen como a un adulto.

 

Y ahí estaba; La gran revelación. Algo tan tonto y ridiculo, producto de una infancia rota. 


Reconoció para sí mismo que aún quería ser un niño y se horrorizó un poco por ello. Pero ya no pudo evitar admitir que eso era algo que le gustaba:

ser infantil con Liam y divertirse sin preocuparse por cómo se veía.

 

Claro que no lo diría en voz alta, era muy vergonzoso como para exteriorizar aquel pensamiento. Pero realmente disfrutaba de los momentos simples en donde podía ser un adolescente infantil en lugar de un heredero de reemplazo. Le gustaba no tener una utilidad ni ser una herramienta. 

 

Le gustaba ser un compañero de estudio para Remus y el mejor amigo de Liam o el hermano menor de Sirius. Disfrutaba dibujando y le encantaba estar en el equipo de Quidditch o tener conversaciones con Evan sobre cosas simples. Muy en el fondo, le gustaba ver las interacciones de los merodeadores, todo risas y dramas entretenidos. Le gustaba cuando no lo estaban observando y podía sonreír sin miedo a verse débil.

 

En fin, a Regulus le gustaba sentirse humano.

 

...

 

La fiesta de Sirius había estado bastante bien. Demasiada gente para su gusto y sinceramente lo había pasado mejor en Halloween cuando no habían acudido tantas personas. De igual forma, se había ido temprano, luego de entregarle su regalo a Sirius. También puede que haya sido un poco grosero al hablar sobre aquel tema que nadie parecía notar. Regulus estaba un poco preocupado por su hermano.

 

No estaba seguro si él estaba completamente consciente de sus sentimientos pero había decidido ignorarlos o si simplemente aún no se había dado cuenta. 

 

No, Sirius debía saberlo. La forma en la que buscaba a Remus en una habitación llena y como sus ojos brillaban al encontrarlo, no eran cosas que uno pudiera pasar por alto por mucho tiempo. Lo que Regulus no entendía era la razón de él porque estaba con Mary cuando claramente no estaba enamorado de ella. 

 

Como si la hubiera invocado, se topó con ella en uno de los pasillos exteriores. Regulus siempre caminaba por ahí, era de sus lugares favoritos para pasar el rato. No le molestaba el frío pero la chica temblaba un poco a pesar de la ropa extra.

 

"Macdonald". Saludó cuando ella se acercó lo suficiente y decidió lanzarle un hechizo calentador. Ella se sorprendió un poco antes de sonreír agradecida.

 

"¿Quisieras hablar conmigo un rato?" La chica estaba más tranquila que otras veces, claramente este encuentro había sido planeado.

 

"Claro". Regulus se apoyó en la columna de piedra más cercana, ella hizo lo mismo con uno de sus laterales antes de lanzar un Muffliato innecesario teniendo en cuenta que no había muchas personas cerca de ellos.

 

"¿Qué sucede?" la invitó a hablar, ella no se hizo rogar.

 

"Tu eres una persona muy observadora, siento que notas cosas que otros no y es por eso que quería hablar contigo sobre esto." Esperaba que ella continuara, no pensaba interrumpirla cuando era notorio que no le era fácil hablar sobre el asunto. "Es sobre Sirius... No, es sobre mí. No se si estoy haciendo algo mal pero a veces, es como si él no estuviera pensando en nuestra relación como un nosotros. Es difícil el estar para él cuando no parece estar dispuesto a ser ayudado y por momentos es como si me evitará o se olvidara de que yo existo."

 

Ella suspiro frustrada y pareció avergonzada de sus palabras, como si temiera verse demasiado vulnerable. Regulus empatizo con ese sentimiento. "Quiero saber que opinas sobre esto, sé que ustedes no hablan pero.. Yo solo necesito saber que es lo que ves cuando él y yo estamos juntos, lo que opinas de nuestra relación.

 

"Seré sincero". Ella asintió. "Los veo divertirse la mayor parte del tiempo, creo que se hacen felices y de alguna manera se quieren. Los veo y sé que tienen una hermosa amistad."

 

"¿Amistad?"

 

"Sí."

 

Fue en ese momento en el que Regulus se preguntó por primera vez sobre los sentimientos de Mary, nunca los había considerado. ¿Ella si estaría enamorada de su hermano? se atrevió a mirar sus ojos oscuros, ella tenia una mirada analítica puesta en su rostro. Era inteligente, lo suficiente como para entender lo que Regulus había querido decir cuando eligió la palabra "amistad" para describir el vínculo de ambos. Por eso no le sorprendió cuando ella volvió a hablar diciendo exactamente lo que Regulus había querido decir entre palabras.

 

"No está enamorado de mi." Su voz se oía un poco triste pero mayormente resignada, como si no le sorprendiera demasiado aquella resolución. Regulus no pudo evitar hacer la pregunta.

 

"¿Y tú lo estás?" Mary dudó un poco en responder, sus uñas golpeaban rítmicamente la pared mientras tarareaba indecisa.

 

"Creo que me gustaría estarlo." Respondió finalmente. "Que ambos estuviéramos enamorados."

 

"¿Por qué?"

 

"Me divierto cuando estoy con él, tu lo dijiste." Inclinó su cabeza hacia atrás antes de continuar. "Me sentía cómoda y querida en su presencia pero últimamente no me siento deseada ni acompañada, eso me esta jodiendo un poco la autoestima."

 

Se encogió de hombros como queriendo restarle importancia a su declaración pero Regulus sabía que eso era importante. No era sencillo afectar a Mary Macdonald pero Sirius lo había logrado con su indiferencia. 

 

"Yo creo que eres genial." No estaba acostumbrado a confortar a las personas pero no le costó nada decir aquello, ya que realmente pensaba eso de Mary.

 

"Tienes razón, sé que lo soy." Asintió para sí misma. "Pero es lindo que me lo recuerden."

 

"Un placer."

 

"Gracias." Estaba siendo sincera. "Creo que eres el tipo de persona que no se da cuenta lo mucho que puede ayudar a una persona con sus palabras." Ahora fue él quien se encogió de hombros ante esto, no creía que hubiera hecho gran cosa. Solo fue honesto.

 

"No fue nada."

 

"Por supuesto que dirias eso." Se burló.

 

"¿Qué piensas hacer?" Tal vez era una pregunta abrupta pero se veía interesado por el desenlace de esta historia. "¿Qué quieres hacer?"

 

"Aún no lo sé." Por primera vez se veía un poco incómoda ante la perspectiva de la situación." Creo que tendré que hablar con tú hermano."

 

"Suerte con eso." Ella se inclinó para darle un beso en la mejilla a modo de agradecimiento, se sintió un poco timido por el gesto. Aunque últimamente se estaba empezando a acostumbrar a las pequeñas muestras de afecto.

Se despidieron y Regulus comenzó a caminar, no estaba seguro de a donde ir por lo que solo deambulo sin rumbo por los pasillos y escaleras. No tenía un destino, solo quería pensar.

 

Regulus no entendía a las personas la gran mayor parte del tiempo. O más bien, no comprendía las decisiones que tomaban. El mismo a veces se sorprendía contradiciendo sus acciones con sus sentimientos pero era aún más notorio cuando veía una situación desde afuera. Como la situación de Sirius, Remus y Mary. Era obvio que los dos primeros sentían algo por el otro y Mary se veía bastante inconforme con su relación actual. Entonces, ¿Por qué Sirius y Mary habían empezado a salir en primer lugar?¿No habían complicado las cosas innecesariamente?

 

Regulus no quería opinar al respecto porque nunca se había sentido atraído por ninguna persona, no sabía lo que era gustar de alguien y que le hacía eso a uno. Le daba curiosidad pero podría vivir tranquilamente sin enamorarse, no era algo que buscase. Ni siquiera se sentía sexualmente atraído por la idea de estar con alguien, no veía lo genial del sexo. 

 

"Eso es porque aún ni lo has probado, Reg." Le había dicho Evan cuando mencionó su animosidad sobre el asunto.

 

Cissy lo había sorprendido un poco con su opinión: 

 

"Cosas carnales como esas no son tan importantes. Como yo lo veo, es una ventaja el que no te dejes dominar por sentimientos tan primitivos." 

 

"¿Qué hay de Lucius? Creí que tenías sentimientos por él."

 

"Los tengo". Asintió ella con vehemencia. "Sin embargo nuestro compromiso fue en un inicio un trato comercial, tuvimos la ventaja de compartir cierta afinidad que nos llevó a enamorarnos."

 

"¿No sabe uno desde un principio que está enamorado?" Preguntó con ingenuidad y su prima lo miró con una expresión que se asemejaba al cariño.

 

"El amor se puede construir, Regulus. Hay quienes aman locamente desde un inicio y hasta pueden llegar a dejar todo por aquel amor." Explicó Narcisa con pesar y Regulus supo que estaba recordando a su hermana Andrómeda. "Otras veces el amor tarda en darse, es lento. Incluso suave. Fue de esa manera para mí y es un alivió pensar que tuve tiempo para conocer a Lucius, ver el tipo de persona que era antes de caer irremediablemente enamorada." Confesó y sus mejillas se tiñeron de un suave rosa que le quedaban bien. La hacían ver más humana y menos parecida a una muñeca de porcelana.

 

"Cissy". Dijo Regulus sorprendido. "Nunca te tomé por romántica. "

 

"Yo no diría que lo soy."

 

"¿Que eres sino?" Preguntó con diversión.

 

"Soy una Black. " Expuso ella con una sonrisa digna de su nombre. "Dicen que amar a los nuestros es una condena pero que no hay quien ame como nosotros."



Regulus sacudió el recuerdo en su cabeza. Esa conversación había sido durante la fiesta de compromiso de Lucius y Narcisa hace ya varios meses. Extrañaba un poco a su prima pero temía que ella no respondiera sus cartas ahora que había osado ir en contra de las normas de su familia. Después de todo ella casi no habla de Andrómeda a pesar de que habían sido bastante unidas en su infancia. Pero a Regulus le gustaría creer que ella respondería, tal vez debería tratar de escribirle más tarde. Mientras pensaba en ello escucho a alguien lanzar un hechizo que impactó con fuerza contra su espalda. Luego todo se puso negro.

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