
Chapter 6
CAPÍTULO VI
«Crees que sabes todas tus posibilidades. Entonces, otras personas llegan a tu vida y de repente hay muchas más.» El reino de la posibilidad –David Levithan.
Regulus
Evan Rosier era lo más similar a un amigo que Regulus tenía en Hogwarts. Sinceramente, lo consideraba como un primo teniendo en cuenta que pasaron gran parte de su infancia juntos, y si lo pensaba bien, tranquilamente podrían estar emparentados con lo enredadas que estaban las familias sangre pura. No le sorprendería que compartieran una tía abuela o algo similar.
El punto era, que muchos Slytherin habían comenzado a molestarlo por pasar tiempo con los Gryffindors menos queridos de su casa. Y es que, ya era mal visto relacionarse con Griffyndors pero Regulus se superó a sí mismo al juntarse con lo peor de lo peor. Los merodeadores eran un grano en el trasero para todos, el mismo a veces se detestaba por llevarse tan bien con ellos. Por eso estaba resignado a aceptar la intimidación sin mucho reclamo, pero para su sorpresa, Evan lo defendió. Siempre que veía a sus compañeros con malas intenciones o si notaba que intentaban molestarlo les paraba el carro y daba discursos tan extraños como extensos. Regulus sospechaba que este cambio de corazón tendría que ver con su nueva novia, la cual era una Ravenclaw muy compasiva de bonitos ojos marrones y delicadas facciones que estaba emparentada con los Prewett, sin embargo, era una mestiza. No le quedaba claro si la chica le había lavado el cerebro a su amigo o si simplemente estaba estúpidamente enamorado.
Fuera cual fuera la razón, tenía un aliado en el nido de serpientes que hacía su estancia bastante llevadera. Además, no eran tantos los que lo molestaban, tan solo los mismos que siempre rondaban por la escuela en busca de pequeñas víctimas para
torturar y por mucho que quisieran hacerle la vida de cuadritos a Regulus no podían pasar por alto su nuevo estatus como heredero Black. Claro que nadie había confirmado nada pero el mundo mágico no era tan grande como aparentaba, ya habían corrido los rumores de como Sirius estaba siendo desterrado de la familia. Las teorías iban desde que había embarazado a una joven muggle a que había incendiado la biblioteca de la casa familiar o a otras hipótesis más cercanas a la verdad. Decían que se había escapado de casa para ir a vivir con los Potter luego de que pasara algo muy malo.
A esas teorías se les sumaban otras de la razón del acercamiento de los hermanos que se habían estado evitando los últimos cuatro años y que ahora eran extrañamente cordiales. Sin mencionar que ahora compartían el mismo círculo social. Todos estaban curiosos pero nadie se acercaba a preguntar y estaba agradecido por eso, no tenía muchas ganas de explicar la situación.
Se había visto envuelto en una nueva rutina, bastante extraña. Pasaba las tardes leyendo con Lupin en la biblioteca o a veces jugaba con Pettigrew al ajedrez, era un contrincante muy difícil de vencer. Potter lo saludaba cuando lo encontraba y lo instaba a hablar, siempre le preguntaba por sus dibujos o le daba dulces de parte de Euphemia.
En ocasiones se encontraba con Macdonald y su grupo de amigas, la rubia lo miraba curiosa, la pelirroja lo analizaba con ojos fieros pero se comportaba amable. Cada tanto estaban con una chica de Ravenclaw llamada Dorcas Meadowes quien solo le dedicaba un asentimiento distraído. Mary era quien siempre se le acercaba para saludarlo o hacer algún que otro comentario destinado a molestarlo pero no era desagradable, más bien parecía que se divertía a costa suya.
Sirius se sentía lejos, aunque era vagamente consciente de que esa era su culpa. Ellos pasaban tiempo juntos pero realmente no hablaban, era como si las personas de su entorno los juntaran pero parecían carecer de la voluntad de iniciar intercambios reales. Las paredes de la escuela le recordaban que ahí era en donde lo había perdido por primera vez y no estaba dispuesto a pasar por otro abandono.
Siguió caminando por la escuela con los pensamientos dispersos, con las dudas a flor de piel y podría haber estado un largo tiempo deambulando pero no podría ser.
"Mestiza asquerosa". Escuchó una voz muy familiar al final del pasillo. Mulciber se cernía sobre una pequeña niña, probablemente de segundo año. La pobrecita se veía aterrada por el grotesco chico que era demasiado grande para su propio bien. "¿Si ves por donde caminas, mocosa?"
"Lo siento, yo solo tenía que llevar esto a la biblioteca. No fue mi intención..."
"¿No lo fue? Bueno, tampoco va a ser mi intención maldecirte." Regulus ya había vivido una experiencia muy similar el año anterior. Mary estaba rodeada por Mulciber, Crouch y Avery, los miserables la habían inmovilizado y lanzado un encantamiento que la empapó de pies de cabeza, era tanta el agua que casi la ahogaba. La mirada de Macdonald se había encontrado con la suya pero él no había hecho nada por ayudarla, por el contrario, dio media vuelta y desapareció del lugar como el cobarde que era. Sólo le mencionó a un prefecto que había visto a un par de personas pelear. Después se enteró que Mary había terminado por maldecir a los tres Slytherin con espinillas explosivas en el trasero, no se habían podido sentar bien por dos semanas y nadie se acercaba a ellos debido al asqueroso hedor que desprendían.
Si bien le había divertido oír aquello último, no aligeró la culpa de no hacer nada.
Esta vez no iba a ignorar la situación.
"Oye." Llamó él y ambos se exaltaron antes de mirarlo." Déjala tranquila".
"No es tu asunto, Negro". Dijo en respuesta, mientras le dirigía una mirada cargada de molestia.
"Vamos, Mulciber. Ni tú eres tan bajo para meterte con una niña de doce años."
"No irás a decir que me meta con alguien de mi tamaño, ¿No?"
"Bueno, si lo encuentras". Se burló y el chico se puso rojo de la ira. Trató de lanzar una maldición pero Regulus fue más rápido y lo desarmó.
"Dame mi varita".
"No tengo la intención de quedarme con ella, tan solo evito que sigas haciendo estupideces." Luego se giró para mirar a la pequeña Hufflepuff que lo miraba embelesada. "¿Estás bien?"
Ella asintió tímidamente y luego levantó los libros que se le habían caído.
"Gracias". Murmuró la chica antes de irse. Regulus espero a que la muchacha se fuera para devolverle la varita al otro chico, claro que se la lanzó al piso y no espero a que la agarrara antes de irse.
"¡Cuida tu espalda, Negro!"
Lo ignoró, dudaba que hiciera algo. Regulus realmente no le había hecho nada, tranquilamente pudo haberlo petrificado o maldecido, solo hirió su ego. No había una verdadera razón para que Mulciber se molestara y si ese fuera el caso; ¿Que le podría hacer que ya no le hubieran hecho?
Para variar, se sentía bien de hacer algo correcto por lo que siguió deambulando con una creciente satisfacción en su pecho.
Lo que no sabía era que ayudar a esa pequeña niña, traería a su ya muy desastrosa vida a alguien con quien creía que nunca volvería a relacionarse.
...
No estaba seguro de cómo había pasado pero un día simplemente se pusieron a leer codo a codo, empezaron a debatir en voz baja libros que ambos ya conocían y eventualmente, comenzaron a bromear.
Le agradaba Lupin más que los otros dos amigos de su hermano, especialmente porque Sirius detestaba que ellos estuvieran juntos. Cada vez que los veía pasando tiempo estudiando o tan solo hablando, se ponía a fruncir el ceño con molestia mientras se quejaba por lo bajo y eso le divertía. Le entretenía fastidiarlo.
Esa tarde se encontró con Lupin en el pasillo fuera de la biblioteca, habían caminado juntos hasta su mesa habitual pero notó que caminaba más lento, pasos cuidadosos e incómodos. Por momentos cerraba los ojos con un poco de fuerza, como si la luz le hiciera doler la cabeza. Fue finalmente cuando se sentaron que Regulus frunció el ceño y con toda la delicadeza del mundo dijo:
"Te ves como la."
"Ya, gracias por el cumplido, Reggie." Le respondió, tratando de aparentar jovialidad.
"No me llames de esa forma". Arrugó la nariz con desagradó. " Hablo en serio, deberías ir a la enfermería. "
"Estoy bien, solo un poco cansado. " Fue una respuesta tan automática que estaba por replicar, pero rápidamente agregó. "¿Cómo debería llamarte entonces? Es extraño decirte Black todo el tiempo y tu nombre completo es un poco... raro".
"Es irónico de tu parte el pensar eso de mi nombre cuando el tuyo es Remus Lupin." Replicó. " Creo que ambos podemos estar de acuerdo en que tenemos unos nombres de."
"Pero distintivos, al menos no hay otros como nosotros. " Comentó, ahora con diversión real.
"Quien pensaría que estuvieras interesado en destacar, pensaba que te salía natural." Lo molestó. "Qué decepción".
"¿Crees que soy una persona que destaca demasiado?" Lo miró preocupado y Regulus creyó que debía ser una broma.
"Todos en esta escuela están locos por Los merodeadores, quienes no hacen otra cosa más que llamar la atención." Señaló. "Y estoy bastante seguro de que el año pasado te vi dándole clases a muchas personas de distintas casas, todos te miraban como si fueran una especie de salvador."
"Solo era un grupo de estudio, todos se ayudaban entre sí."
"Bueno, desde afuera se veía diferente." Lo miró entretenido antes de agregar. "El punto es que es imposible para ti el no ser notado y no tiene nada de malo el ser popular por las razones correctas. "
"¿Cómo sería ser popular por las razones inco–?" Se cortó a la mitad de la oración antes de darle una mirada cargada de entendimiento. "Bueno, si tengo que ser reconocido por algo, me alegra que sea por ser un Merodeador."
Creyó que lo decía para desviar su atención de la pregunta que había cortado, pero había algo pesado en la mirada de Lupin, como si temiera que la gente lo notara por algo más, una cosa lo suficientemente mala como para hacerlo poner una expresión ligeramente vulnerable.
Tiene un secreto, pensó a la vez que recordaba como Sirius había mencionado eso una vez. Estaba bien, se le permitía a una persona tener secretos. Regulus más que nadie deseaba el poder mantener algo para sí, con su madre siempre absorbiendo su alma le era casi imposible y lo único que guardaba eran sentimientos complejos en donde se destacaba el dolor.
Por la expresión del chico junto a él, asumió que también guardaba algo complicado, casi oscuro. Sintió crecer la simpatía dentro de su pecho.
Hubo un silencio en donde ambos parecían estar más pendientes de sus pensamientos que del otro hasta que Regulus finalmente dijo:
"Reg." Lupin elevó una ceja inquisitiva, que avergonzó levemente al menor. "Preguntaste cómo deberías llamarme, puedes decirme Reg."
Remus pareció pensarlo mientras lo miraba entre divertido y afectuoso. Regulus estaba agradecido de saber controlar sus gestos faciales porque se sentía cohibido, no estaba seguro de cómo hacer amigos.
"Vaya, Reg. Supongo que este es un gran paso para nuestra amistad." Se burló.
"Oh, Cállate". Miro para otro lado a la vez que escuchaba la risa brotar a su derecha. "No eres gracioso, Lupin".
"Remo". Corrigió a la vez que golpeaba su hombro amistosamente, mientras continuaba hablando. "También puedes llamarme Rem, algunos lo hacen."
"Puedes llegar a ser una verdadera molestia, Remmy" dijo claramente con la intención de molestarlo y funcionó.
"Está bien, yo no te digo Reggie y tu no me vuelves a llamar de esa forma en tu vida." Negoció o más bien amenazó, no le quedó muy claro.
"Qué carácter".
"No eres quien para hablar, tienes personalidad felina."
"Espero que no me vayas a comparar con un león." Fingió un escalofrío en honor a su orgullo Slytherin. Por muy desagradables que fueran sus compañeros él se sentía muy conforme siendo una serpiente.
"Yo diría más un gato." Dijo una persona completamente nueva que por alguna razón se había unido a la conversación.
Regulus se tensó levemente al ver de quién se trataba. No había rastro del pequeño niño que alguna vez había sido, al menos no físicamente. Alto, de anchos hombros y cabello brillante, los rulos rubios caían cuidadosamente sobre sus ojos azules.
"Hola Remus". Saludo a su compañero de estudio y luego lo miro. "Negro".
"Piedra". Asintió incómodo a la especie de saludo rígido que se estaban dando, como si fueran hombres de cincuenta años y no adolescentes de catorce. Eso se dijo, pero la verdad era que no le habría molestado de tratarse de otra persona, era normal en las familias sangre pura la cordialidad y rigidez entre los jóvenes pero esto era distinto. Ellos habían sido amigos y jamás se habían tratado tan formalmente.
Pero eso estaba en el pasado.
"William, hace tiempo que no te veía por aquí." Correspondió educadamente el Gryffindor pero los miraba inquisitivo, como si hubiera notado algo diferente en el ambiente.
"Si, Bueno. No soy muy devoto a los libros." Mintió, o tal vez no. Podría ser que sus gustos hubieran cambiado y ahora disfrutaba hacer otra cosa además de leer. Era perfectamente entendible. "Supongo que me volveré a unir cuando inicies tu grupo de estudio, gracias a esas tutorías pude esquivar a Slughorn y aprobar con un aceptable."
"Tal vez luego de Navidad". Remus lo miró, invitándolo a unirse a la conversación. "Deberías unirte, estoy seguro de que tus habilidades de niño Slytherin ejemplar nos van a ser de ayuda."
"Oí que eres el mejor de tu año en pociones." Mencionó William como si fuera un dato sin importancia, un pequeño aporte. Solo que a Regulus le alegró que supiera algo sobre él.
Merlín, podía ser tan patético. Emocionarse solo porque alguien supiera algo sobre él.
"Si, le estás pisando los talones a Sniv.. Snape". Había una especie de orgullo en la voz de Remus. "Sería divertido que participaras."
"Todos saben que eres muy inteligente, seguramente ayudaría tenerte ahí. " Agregó el rubio con franqueza.
"Supongo que lo pensaré más tarde." Puso el mayor desinterés en su voz pero agachó un poco la cabeza, no queriendo que notaran como sus mejillas se calentaban levemente. Estaba acostumbrado a la adulación frívola pero no a halagos sinceros.
"Como un pequeño gato". Murmuró William lo suficientemente alto y Regulus le dedicó una mirada fiera que fue aceptada con una sonrisa.
"No creí que ustedes se conocieran." Señaló Remus, alternando la mirada entre ambos.
"No tanto". Respondió a la defensiva a la vez que William decía: "Un poco."
"¿Pasó algo entre ustedes?" Había burla en su voz, claramente sabía que algo estaba pasando.
"Nada". Respondieron al unísono y el castaño los miró sospechosamente pero no dijo nada más, se concentró en su libro de pasta dura dando por finalizado su intercambio y Regulus le agradeció que lo hiciera, no tenía muchas ganas de continuar esa conversación.
Sin embargo, William pareció no entender la indirecta, se quedó parado frente a su mesa con las manos ocultas en los bolsillos de su túnica, meciendo su cuerpo ligeramente hacia adelante y hacia atrás en un movimiento casi imperceptible que delataba un nerviosismo que su rostro no dejaba notar.
"¿Podrías venir un momento?" Preguntó amablemente y rompiendo finalmente el silencio que se había extendido. Regulus se quedó estático hasta que entendió que le estaba hablando a él. Se levantó dudoso, no sin antes recibir una mirada de parte de Remus quien ladeo la cabeza, como si le preguntara si todo estaba bien. Regulus asintió en su dirección para hacerle saber que no había problema.
Luego siguió a William por la biblioteca, caminaron juntos hasta el pasillo de criaturas mágicas y momentáneamente sintió que volvía a tener once años. Esos estantes le generaban nostalgia.
"Parece que se llevan bien." Soltó William de la nada, lo miró confundido sin saber de qué hablaba
"¿Disculpa?" Dijo con toda la educación que le habían tallado hasta los huesos cuando realmente quería soltar un montón de preguntas cuyas respuestas no tendrían porqué importarle.
"Tú y Remus, no sabía que eran amigos." Mencionó William y Regulus enarcó una ceja en su dirección.
"¿Para qué me necesitabas?" Pregunto ignorando lo anterior dicho.
"Quería agradecerte por lo del otro día."
Aja, lo del otro día. ¿Pero qué le pasaba a William Stone? ¡Si no le hablaba hace años! Suspiró internamente, si es que eso era posible.
"Creo que deberías ser más específico. " Le dijo, tratando que su irritación no fuera evidente. No lo era, siempre había sido bueno tapando sus emociones.
"Ayudaste a mi hermana. " Explicó.
Regulus recordaba vagamente a la hermana mayor de William, había sido prefecta de Ravenclaw y una estudiante de honor pero estaba bastante seguro de que Pandora Stone se había graduado de Hogwarts junto con Narcissa hace ya dos años y por lo que sabía estaba comprometida con aquel excéntrico de Lovegood.
"Sigo sin saber de qué estas hablando."
"Delia me dijo que la ayudaste cuando un Slytherin la estaba molestando. "
"¿Quién es Delia?"
"Mi hermana, ella está en Hufflepuff."
Ah.
Regulus recordó a la pequeña niña rubia que había ayudado hace unos días, ahora que lo pensaba era muy parecida al chico frente a él. Pero bueno, no era como si asumiera que todo rubio de ojos azules tenía que ser pariente de Liam.
"Cierto, me había olvidado de que tenías una hermana menor." Farfulló. "No hice mucho, no tienes por qué agradecer. "
"Pero lo hiciste." Dijo con firmeza y tuvo un déjà vu de Potter diciendo algo vagamente similar. No solo eso, lo miraba con esa misma expresión de confianza plena. No entendía cómo la gente se podía volver tan estúpida porque alguien decidiera hacer algo bueno una vez. Ayudar a una persona no lo volvía alguien de fiar.
"Te aseguro que no lo planeé, ni tampoco lo hice por ti. Fue algo de pasada.
"No lo fue, no para mí". Dijo cálidamente y sintió que un escalofrío le recorría el cuerpo. Por Merlín, no podía ser tan ingenuo, hasta le daban ganas de golpearlo por estúpido y dramático.
"Ya te dije que no fue nada, Stone. No hagas una montaña de un grano de arena." Puso los ojos en blanco sin poder evitarlo y recibió una mirada llena de reproche en respuesta.
"Mi familia es lo más importante para mí." Declaró el rubio con firmeza antes de explicar. "Pandora ya no está, me toca a mí cuidar de Delia. Ella es mi responsabilidad, pero es realmente difícil ayudarla cuando ella se calla todo lo que le pasa." Suspiró quedamente. "Entonces, realmente estoy muy agradecido de que estuvieras ahí, hiciste más que otros... por lo que te pido que no le quites peso a tus acciones, ¿Sí?"
Eso fue inesperado. Era tan ridículo que quería reír por horas.
William no solo no tuvo contacto con él por años, sino que un día al azar reaparece para agradecerle por hacer algo que debería considerarse básica decencia humana y luego lo regañó por decirle que no era la gran cosa, cuando realmente no es la gran cosa. Regulus no le quitaba peso a sus acciones, él era plenamente consciente de las cosas nefastas que había hecho y eso sí jamás olvidaría.
Ayudar a una niña en problemas es lo mínimo que debería hacer por todas las veces que se quedó sin hacer nada. Sin mencionar las veces en las que él fue quien hizo mucho para molestar a otros.
"No entiendo porque me dice todo esto." Respondió amargamente, tratando de acallar los pensamientos punzantes. "Si, ayudé a tu hermana, pero no tienes que hacer una gran escena de ello."
"No solo es eso". Murmuró.
"¿Entonces qué más?" Se estaba poniendo más irritable, si es que podía estarlo. Desde que empezó la conversación su molestia no hacía más que crecer, no permitió que eso se viera reflejado en su rostro.
"Extrañaba hablar contigo".
Y eso lo sacudió.
Habían pasado años desde la última vez que habían estado siquiera en la misma habitación y de la nada le hablaba como si aún tuvieran once años, como si todo siguiera igual.
Físicamente se veía tan distinto, pero internamente seguía siendo un niño. Regulus se sentía consternado, ni en un millón de años creía que volverían a estar en ese pasillo siendo tan familiares.
"¿Por qué ahora, Liam?
"Me llamaste Liam". Sonrió estúpidamente y Regulus se golpeó mentalmente por su pequeño desliz.
"Contesta, Piedra".
"Ese año pasaron muchas cosas, especialmente esas navidades. Cuando volví todo era tan complicado y luego pasó el tiempo tan rápido que asumí que ya era tarde. Te veías tan distinto, no creí que... no sé qué creí, pero tú tampoco te acercaste." Trato de explicarse pero no se sentía como si realmente le hubiera respondido. "Y ahora se siente posible."
"¿Pero porqué antes no?" No debería de haberlo preguntado pero ya no podía evitarlo.
"Reg, no estabas en ningún lado. Era imposible acercarse a ti." Explicó lentamente y Regulus sabía que se refería a algo más allá de lo físico, porque él era consciente de que a veces su cuerpo era como un recipiente vacío que se movía porque debía y él se sentía flotar, como si todo ocurriera en automático. "Te alejaste completamente de mí."
"Hubo una razón". Se apresuró a decir, porque una parte de él quería justificarse. Aunque sabía que había sido necesario el alejarse. Ya era tarde, no se podía cambiar el pasado.
"¿Cuál?" Pero Regulus no respondió, sus labios formaron una línea y endureció su expresión.
"No. Ya no importa".
"Importa, Reg."
"No cambiaría nada".
Los envolvió un silencio que pesaba al igual que los recuerdos, que las palabras olvidadas o jamás dichas. En el aire estaban los errores entremezclados con los momentos y las decisiones que ya no podrían cambiarse. Ya estaba hecho, no había vuelta atrás.
"El pasado no se puede cambiar." Alzó las cejas sorprendido al oír que William había pensado lo mismo que él. "Pero a mí me importa el presente y realmente extraño a mi mejor amigo."
"Fuimos amigos por muy poco tiempo, casi nada. Dudo mucho que te pese mi ausencia. Además, ¿tú mejor amigo? Realmente es patético." Trató de herirlo, pero ni se inmutó ante su ataque verbal. Quería golpear su estúpida cara para que entrara en razón, cualquier persona podría ser un verdadero mejor amigo en comparación a Regulus, era tonto el considerarlo siquiera un amigo decente cuando él no tenía la menor idea de lo que se trataba la amistad.
Nunca había entendido como querer a alguien sanamente.
"Dos meses o toda una vida, me da igual. El cariño no se puede cronometrar, se siente y yo lo sentí de esa manera." Regulus se quedó de piedra, casi vomitaba de la vergüenza ajena, había olvidado lo empalagoso que podría ser Liam. "Extraño nuestra amistad, siempre la he extrañado. "
Respiró profundamente, tratando de calmar la avalancha de emociones que estaban sobresaliendo más allá de lo que se tenía permitido. A pesar de la cursilería, sabía que lo decía con sinceridad y él realmente lo apreciaba. Era difícil mantener sus sentimientos al margen con personas como William o Sirius, ambos tenían la capacidad de hacerlo perder el control. Era frustrante.
"Ya no somos las personas que éramos, yo no soy quien era." Suspiro, agotado de esa conversación. "El mejor amigo que extrañas ya no existe, solo queda esto."
Levantó los brazos despectivamente y sonrió con tristeza, porque él también se extrañaba a veces.
Liam guardó silencio unos segundos mientras lo analizaba, finalmente asintió en su dirección como si hubiera tomado una decisión.
"Bien, empecemos otra vez."
"¿Qué?"
"Quiero conocerte, al Regulus frente a mí y no me importa si ya no queda rastro de mi mejor amigo, al menos quiero darnos la oportunidad de intentarlo. Quiero volver a ser tu amigo."
"Tal vez no te agrade en quien me he convertido." Soltó sinceramente.
Ni yo mismo me gusto.
"¿Quién sabe? Tal vez nos sorprenda a ambos."