
Capitulo 5
CAPÍTULO V
«El amor es una parte del alma misma, es de la misma naturaleza que ella, es una chispa divina; como ella, es incorruptible, indivisible, imperecedero. Es una partícula de fuego que está en nosotros, que es inmortal a infinita, a la cual nada puede limitar, ni amortiguar.» Los Miserables – Victor Hugo
Sirius
Él sabía que era una persona muy posesiva, desde pequeño. Tal vez se debía a la familia Black y su exuberante vida millonaria. Se le había dicho desde que nació que podía tenerlo todo, que todo era suyo siempre y cuando escuchara a sus padres. Mientras Sirius no fuera en contra de las indiscutibles tradiciones, no había nada que no pudiera obtener. Si bien a él nunca le importo seguir las reglas, había asumido que podría obtenerlo todo de igual forma, adjúntenlo a su carisma y perseverancia más que a su nombre.
Bueno, eso había sido hace años. Cuando aún era un niño bastante iluso.
Claro que ahora comprendía que la vida no funcionaba realmente de esa manera, tantos años compartiendo cuarto con James Potter le había acomodado un poco las ideas. Aunque Sirius sospechaba que su amigo era más posesivo de lo que aparentaba, no era posible que fuera tan perfecto como aparentaba.
El punto era que sabía que las personas no eran objetos que se podían poseer, lo entendía perfectamente pero justo ahora, como desearía que si lo fueran.
Desde que Reggie se había unido a su círculo, muchas cosas habían cambiado. Su hermano había pasado a tener cierta cotidianeidad con sus amigos que le incomodaban (e irritaba) porque parecía que su hermano se había adaptado a todos sus amigos y ellos a él sin ningún tipo de dificultad. Entonces no entendía como Regulus estaba siendo tan descarado de prácticamente ignorarlo en su propia cara y a la vez; robarle a sus preciados amigos.
Estaba enojado, molesto y de muy mal humor.
Claro que estaba aliviado de que ninguno de los dos estuviera en la casa Black, pero todavía no se sentía cómodo con la situación.
La situación en cuestión era Regulus Black.
Si, quien no tenía la culpa de lo que habían hecho sus padres. Quien había sufrido tanto como Sirius. Quien parecía cerrarse cada vez que trataba de entablar una maldita conversación y que a duras penas le contestaba los saludos con una cortesía tan cortante como el filo de un cuchillo.
Pero que de alguna manera se había estado relacionado con los demás en esta nueva y extraña dinámica sin dificultad alguna.
James y Peter e incluso Mary, joder.
Con Remus.
Y Sirius tenía esta voz en su interior que gritaba: aléjate de ellos, son mis amigos. Tú eres mi hermano.
Era como si no supiera con quien estaba verdaderamente enojado, pero es que eran las personas más importantes para él y por tanto tiempo parecieron estar tan separadas, sentimientos tan aislados y personas tan diferentes que ahora que las veía convivir no sabía cómo sentirse.
Quería a su hermano de vuelta, como aquella noche en Potter Manor, volar juntos en un silencio comprensivo o volver al altillo de Grimmauld Place cuando eran niños, envueltos en un manto de oscuridad y proclamando que las estrellas eran suyas.
Lo quería cerca de él.
También quería a sus amigos solo para él. No quería que James sea tan comprensivo, ni que Peter se pusiera a jugar al estúpido ajedrez mágico con su hermano, tampoco le gustaba que Mary lo molestara cuando lo veía, con esa característica brusquedad que les daba a las personas por las que se veía interesada y sobre todo, estaba harto de oír a Remus hablar sobre lo inteligente que le parecía.
Era injusto que todos pasaran tiempo con su hermano, excepto él.
Siguió caminando mientras trataba de desviar sus pensamientos, era difícil cuando el lugar era tan silencioso.
Ciertamente, la biblioteca no era un lugar muy concurrido a inicios de año. Solo tal vez por algunos de séptimo que querían comenzar a prepararse (demasiado temprano) para su ÉXTASIS y algún que otro ratón de biblioteca. Para disgusto de Sirius, él conocía dos personas que entraban en esta última categoría y los cuales habían llegado a un acuerdo silencioso de sentarse a leer juntos, en un lugar bastante apartado. No los juzgaba (pero le molestaba), la gente seguramente comenzaría rumores si veían a un Gryffindor y Slytherin, que nunca antes se habían llevado bien (más bien, que nunca habían interactuado), haciendo algo tan cotidiano como estudiar juntos.
Sirius estaba bastante preocupado por Remus, al día siguiente sería la luna llena y aun así había decidido acudir religiosamente a la biblioteca. Entonces, como buen amigo que era, se ofreció a acompañarlo.
Claro que esto no tenía nada que ver con el hecho de que le molestara que Regulus y Remus se llevarán sorprendente bien. No, tampoco era que quería pasar tiempo con su hermano quien parecía hacer tiempo para todos menos para él. Solo era un buen amigo que no tenía mucho que hacer.
"Parece que Reggie te ha dejado plantado." Se burló cuando llegaron a las mesas que estaban escondidas, no muy lejos de la sección prohibida y notoriamente deshabitadas. Los ventanales iluminaban esa zona, pero el resto se veía bastante oscuro, no sabía si tenía que ver con estar cerca de libros de magia oscura lo que hacía ver ese sector tan apagado. Se suponía que la iluminación era un factor importante en una biblioteca.
"Yo nunca dije que tuviera planes con Reg." Dijo Remus y Sirius frunció el ceño con molestia al escuchar el apodo.
"Ah, entonces ahora lo llamas así." Soltó bruscamente, sin pensar demasiado en el tono que había usado. Su amigo lo miró extrañado antes de dejar sus cosas sobre la mesa.
"No estarás celoso de tu hermano pequeño, ¿No?" Señaló antes de inmiscuirse en el laberinto de repisas sin girarse a mirarlo y Sirius sintió un pequeño rubor ascender por su cuello.
"Claro que no." Se defendió y siguió al chico, quien se movía con habilidad. No le sorprendía, Remus prácticamente podría quitarle su trabajo a la Señora Pince. "¿Qué estás buscando?"
"Prongs quiere hacer esta broma con babosas gigantes y quería empezar a buscar algunos encantamientos impermeables a gran escala, estoy seguro de que va a hacer explotar mucha baba."
"Siempre tan diligente." Le dijo cuando el otro chico se sentó en el suelo para leer un libro que acababa de seleccionar. No entendía porque simplemente no lo tomaba y se iba a la mesa que habían apartado, pero no dijo nada. Se quedó parado frente a él, mirando como el chico se recostaba contra la repisa y leía tranquilamente, sin importarle los ojos que lo observaban. Sirius se había dicho que debía dejar de hacer eso, que no debería de mirarlo tan abiertamente ya que podía ser raro.
Solo que cuando estaban solos, no podía evitar ver las pequeñas pecas que salpicaban su rostro, casi imperceptibles o le era inevitable no centrarse en el cabello que era de un castaño tan claro que casi era rubio rojizo o en las pequeñas ondas que se formaban en las puntas para luego caer descuidadamente sobre sus ojos y como al parecer eso no parecía molestarle en lo más mínimo para leer.
¿Cómo era qué no le molestaba?
Se inclinó y corrió esos mechones con delicadeza. Remus levantó la vista y Sirius se encontró siendo absorbido por un par de pozos otoñales que lo miraban intensamente.
No pudo evitar pensar que Monny tenía los ojos más hermosos que había visto en su vida. Siempre se veían más encantadores bajo la luz, lástima que este pasillo era oscuro y no podía ver las motas doradas que salpicaba sus iris.
"¿Uhm?" Fue lo que salió de la boca del hombre lobo, sacándolo de su ensoñación. Se había quedado largo tiempo mirándolo y su mano aún estaba en su frente pero no se apresuró en sacarla, especialmente cuando sintió un aumento en la temperatura del otro chico.
"Moons, estás caliente." Su ceño se frunció y presionó su palma sobre la frente del chico, tratando de captar el cambio de temperatura. "¿Tienes fiebre?"
"Ah, eso." Remus se veía un poco rojo bajo la tenue luz, lo que solo aumentó la preocupación de Sirius." Tal vez, debe ser la luna."
"Deberías ir a descansar. " sugirió, alejándose finalmente y volviendo a erigirse con simpleza. "No entiendo porque quieres estudiar ahora, tenemos mucho tiempo para buscar encantamientos que sean dignos de ti."
"No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy."
"Estoy bastante seguro de que ese es otro de esos proverbios muggle."
"Padfoot." Lo miró con fingida sorpresa. " No puedo creer que sepas lo que significa la palabra proverbio."
"¿Impresionado? No eres el único con cualidades de erudición."
"Estoy seguro de que poseo habilidades que no puedes imitar." Lo miró con picardía y por alguna razón, Sirius se sintió avergonzado.
"¿Cómo qué?" Y el juraba que no planeaba que su voz saliera tan áspera. Se miraron fijamente por unos segundos antes de que el castaño se decidiera a responder.
"Si te lo digo… tendría que matarte." Se levantó del suelo y tomó otro libro antes de caminar hasta la mesa que habían dejado abandonada.
"Creo que lo que jamás podré igualar es tu habilidad para mantener secretos."
"Eso no es cierto, casi siempre lo resuelves."
"El casi es lo que importa. ¿Qué tanto tienes para ocultar?" Golpeó su hombro contra el brazo del chico más alto quien entrecerró los ojos hacia él, ahora les daba la luz de la ventana y pudo ver el destello de dorado en su mirada, bañado en diversión.
Simplemente precioso.
"Aquí otro proverbio, Pads." Se inclinó en su dirección y Sirius luchó para no retroceder un paso. "La curiosidad mató al gato."
"Qué bueno que soy un perro." Se enfrentó a la mirada de Remus, quien se veía notoriamente cansado y, sin embargo, le dio una media sonrisa capaz de derretir a medio Hogwarts. El corazón de Sirius saltó de sorpresa, mientras una sensación cosquilleante se instaló en su estómago.
Ese hombre era un verdadero peligro, no entendía cómo lo hacía.
No, lo más probable era que no se diera cuenta de lo que podía causar. Si Remus fuera consciente de su atractivo…
Mejor. Se dijo. Si supiera que tiene ese poder, nadie estaría a salvo.
"Entonces, sé un buen perro y no ladres." Ordenó con firmeza en su voz, pero su tono seguía siendo juguetón " Quiero leer un poco más."
Sirius obedeció. Se sentó frente al chico, lo vio leer durante mucho tiempo. Remus cada tanto hacia anotaciones en su pergamino, pero lo que más hacia era leer, una y otra vez el mismo párrafo, como si quisiera absorber cada palabra. Cuando no entendía algo, fruncia ligeramente la frente o mordía su pluma, hoy sus ojos se veían más cansados de lo usual, pero por lo general eran muy expresivos, como si reflejara lo que le hacía pensar cada texto con su mirada. Sirius lo miro descaradamente, mientras fingía leer un libro de Transformaciones que ya había leído hace años, trato de hacer la tarea, pero el ensayo le parecía bastante sencillo por lo que prefirió seguir mirando a Remus, por alguna razón eso era mucho más entretenido. Notó que su amigo comenzaba a cabecear, trato de decírselo, pero conociendo lo terco que era, lo más probable era que lo ignorara para seguir estudiando. No paso mucho tiempo cuando soltó un bostezo, luego otro y otro, hasta que Sirius se sintió contagiado de la misma pereza. Cuando Remus finalmente perdió la guerra contra el cansancio, miró a Sirius quien le sonrió encantado de ayudarlo a levantar todo e irse del lugar.
"Buen chucho." Creyó oírlo decir cuando salían del lugar.
Regulus nunca apareció en la biblioteca ese día, pero Sirius no pensó mucho en ello.
…
Remus cayó con fuerza sobre el suelo de madera y botó todo lo que tenía en su estómago. Había lunas más difíciles que otras, esta era particularmente dolorosa. Sirius se agachó a un lado de su amigo y con su mano acarició en círculos su espalda, el otro chico temblaba ligeramente, pero soltó una especie de suspiro aliviado. Todavía faltaba un poco para la transformación, Prongs estaba castigado y debía limpiar los baños de las mazmorras (los cuales él mismo había ensuciado al colocar unas bombas de estiércol que explotaron mucho antes de lo planeado, material defectuoso en todo el sentido de la palabra), por lo que esta noche solo Peter y él estarían para hacerle compañía a Monny.
"Toma, bebe un poco. Debes estar hidratado, Moons." El chico más bajo acercó una copa con un líquido cristalino. Remus se apoyó inconscientemente en el costado de Sirius mientras pasaba el agua lentamente.
"Gracias, Pete." Una gota de agua cayó por su mandíbula, la cual estaba muy tensa. Se veía muy adolorido, se sintió frustrado por no saber cómo quitarle un poco de ese dolor. Habai empezado a sentir la temperatura del chico elevarse alarmantemente y podía jurar que sentía los huesos de Remus comenzar a moverse. "Creo que deberían comenzar a transformarse."
No quería alejarse de su lado, pero Remus ya había comenzado a respirar con dificultad mientras era sacudido por espasmos cada vez más fuertes, cambiaron cuando el chico se lanzó a un costado, apartándose bruscamente de Sirius. Un grito les destrozó los tímpanos y vieron el cuerpo del joven romperse hasta reformarse en otra criatura.
No salieron de la cabaña ese día, Remus no se quería arriesgar sin que estuviera James, quien junto con Padfoot podría hacerle un poco de frente al lobo en el caso de que este enloqueciera. Por lo tanto, el lobo se frustró y comenzó a lastimarse hasta que Sirius logró distraerlo, instándolo a jugar o morder los pocos muebles de la casa.
No fue suficiente.
Al salir el sol, el cuerpo del muchacho estaba muy malherido, cicatrices abiertas y mordidas que pudieron ser más profundas de no ser por el pelaje que ya había desaparecido. No recuperó la conciencia hasta mucho después del mediodía por lo que había perdido varias clases, los merodeadores se adelantaron a tomar notas o pedirlas a sabiendas de lo frustrado que estaría Remus al enterarse de que se había ausentado a prácticamente una jornada escolar completa. No importaba que tan cansado estuviera después de una transformación, el generalmente insistía en ir a sus clases. Era tan estudioso que no sabía si tenerle respeto o pena.
"No entiendo cómo es que Remus tiene tanta tarea, compartimos la mayoría de las materias y yo no creo hacer tanto." Farfullo James después de obtener las últimas consignas faltantes.
"Prongs, eso es porque tú no haces la tarea."
"Vamos, mis notas son de las mejores."
"Tener memoria y ser arduamente trabajador son cosas distintas."
"Tú tampoco estudias tanto."
"Bueno, Tengo talento natural." Sonrió. No era del todo cierto, Sirius ya había leído la mayoría de la bibliografía del año, y la de los años siguientes. Sin mencionar que mucho antes de llegar a Hogwarts ya había recibido una educación que iba mucho más allá de la básica. "Wormy es trabajador, tú suertudo y yo un prodigio." Alardeo ganándose un codazo en su costado.
"¿Moony que es?" Pregunto James y Sirius ni lo pensó antes de responder.
"Una puta maquinaria de saber. Inteligencia, habilidad y diligencia." Sacudió con la cabeza evitando seguir enumerando más cualidades. " Sinceramente no entiendo cómo es que la cabeza no le pesa."
"O le explota." Se unió Pete. " Es admirable. Tiene todo este estrés por… su problema peludo y aun así es tan perfeccionista en la escuela."
"Sin mencionar que es un genio malvado cuando de bromas se trata." Acotó James, como siempre enfocándose en lo estrictamente importante.
"¡Merlín, sí!" Concordó Sirius, asintiendo furiosamente.
"¿Qué están tramando ustedes tres?" Pregunto Lily Evans quien salía de un aula, mirándolos recelosa.
"Vamos, Evans. Solo estábamos hablando." Se defendió Sirius y ahora fue el quien golpeó a James con su codo para que dejara de babear por la pelirroja que estaba parada frente a ellos.
"¿De qué exactamente estaban hablando?"
"Más bien alabando." Dijo Peter y la chica elevó una ceja por lo que el chico completó. "A Remus."
"Bueno, eso tiene sentido. " asintió ella. " Yo también soy su fan."
"¿Te gusta Moony?" Preguntó James, horrorizado, haciendo una mueca estúpida.
"Potter, a todos nos gusta Remus. Podrían abrir un club de fans en su honor teniendo en cuenta a la cantidad de gente que tiene fascinado, incluso los profesores se unirían." Esa respuesta pareció relajar al chico quien ahora se había acercado mucho más a ella.
"Quién diría que nuestro ratón de biblioteca es tan popular."
"Ratón o no, tiene a varias chicas enamoradas de él." Una cabeza rubia apareció bruscamente para comentar antes de envolver a Lily en un fuerte abrazo.
"Marls, casi me tiras. " Se quejó la chica, pero le dio una mirada afectuosa a su amiga.
"Lo siento, te estaba buscando desde hace rato. Curioso verte con la pandilla problema." Sonrió animadamente a los muchachos.
"Bueno, era más una improvisada reunión social en el pasillo para hablar de lo encantador que es nuestro Moony. " Informó Sirius a lo que la rubia amplió su sonrisa e hizo un gesto burlón en dirección a su amiga.
"Evans, creí que ese enamoramiento tuyo ya había sido enterrado." Sirius estaba seguro de que había oído el corazón de James destruirse o tan solo se rompió los dientes por apretar tanto la mandíbula.
"¡Marlene!" Chilló con fuerza mientras su rostro hacia juego con sus cabellos. "Tú y Mary deben dejar de molestarme con eso, pasó hace años."
"Tercero no fue hace mucho."
"¡¿Tercero?!" Ahora era James quien se había exaltado. "Pads, creo que deberías llevarle las notas a Remus mientras yo salgo a tomar un poco de aire." El chico le entregó las notas y le dedicó una mirada herida a Lily antes de irse dramáticamente.
"¿Y ahora qué le pasó?" Preguntó presa de la confusión.
"Se acaba de enterar que te gustaba uno de sus mejores amigos, fue un golpe duro." Explicó Peter antes de entregarle más hojas a Sirius. "Iré con él para evitar que salte de la torre de astronomía."
"¿Y porque no voy yo?" Lo miró con desconfianza.
"Uno, tú le darías la escoba para que saltara de la torre aludiendo que sería emocionante." El chico comenzó a enumerar." Y dos, tú eres el fan número uno de Monny."
"¿Y?" Preguntó sin negar.
"Que estoy seguro de que quieres saber cómo está." Sonrío.
"¿Remus se siente mal?" Preguntó Marlene, se había olvidado de que las chicas aún estaban ahí.
"Se siente mal desde hace unos días y Madam Pomfrey lo tiene retenido, ya debe estar caminando por las paredes."
"Oh, tal vez deberíamos ir a verlo." Dijo Lily, preocupada.
"Ya está de salida, seguramente lo verán en la sala común más tarde. Solo debía descansar un rato." Se apresuró a explicar Peter antes de darse la vuelta e ir por donde se había dirigido su tormentoso amigo.
"Entonces, como Presidente del Remus club, dale saludos de nuestra parte." Indicó la rubia.
"Solo respondo ante los miembros del club, deberás llenar un formulario para ser admitida."
"Podrías considerarme miembro honorario." Sugirió.
"Eso no sería justo para los demás aspirantes, McKinnon."
"Lily, tú eres básicamente la vicepresidenta, ayúdame. " Inesperadamente, los ojos de la pelirroja brillaron con diversión.
"Ya oíste al presidente, ponte en la fila."
"Qué pragmática, Evans." Ella sonrió y Sirius entendió un poco el por qué James estaba tan encantado con la chica.
Caminó hasta la enfermería, sin pedir permiso se escabulló tras la cortina que separaba la cama de su amigo de las otras. El chico estaba sentado, hojeando un libro de tapa dura que ocupaba su regazo. Sirius jamás comprendería cómo le hacía para leer o estudiar después de una transformación.
"Asumo que Madam Pomfrey no está enterada de que estás leyendo cuando deberías estar descansando." Mencionó, recordando que la medimaga siempre se enojaba cuando Remus forzaba la vista.
"Y asumo que ella tampoco sabe que estas aquí cuando se supone que me deberías dejar descansar. "
"No estás descansando y ella finge no saber que estoy aquí, es puro favoritismo."
"¿Estás diciendo que eres su favorito?" Lo miró dudoso.
"No, tú eres su paciente favorito y es por eso que nos deja venir aquí, quiere tenerte contento."
"Bueno, debería mencionarle que lo que realmente me haría feliz es una gran dotación de chocolate en lugar de unos adolescentes molestos. "
"Moony, nos amas y…" hizo una pausa antes de sacar una rana de chocolate de su bolsillo. "Contrabandear chocolates es nuestra especialidad."
"Gracias, Pads." Sonrío antes de desenvolver el dulce.
"También tengo las notas de tus clases. Rem, es realmente demasiado, tienes que tomarte un puto respiro." El chico vio la pila de hojas y su sonrisa se ensanchó. " No me digas que la tarea te pone feliz, eres un sádico. "
"Solo iba a agradecerte por traerme eso." Rodo los ojos y emitió un sonido de fastidio. "¿Quién en su sano juicio disfrutaría de hacer tarea?"
"No me sorprendería que ese fuera tu caso." Le guiñó un ojo que el chico ignoró mientras comenzaba a revisar las anotaciones. " Oye, ¿tú sabías que Evans había tenido un enamoramiento por ti?"
Remus levantó la mirada y para su sorpresa asintió tímidamente, Sirius planeaba molestarlo al respecto, no esperaba que el chico estuviera al tanto.
"Eso fue hace años." Murmuró.
"Ella mencionó que fue en tercero." Las mejillas de Remus se tiñeron de rojo. "Creo que Prongs enloqueció un poco al enterarse."
"Carajo." Había un ligero pánico en su voz. "Se suponía que él jamás debía enterarse. No sé si preocuparme por mi o su seguridad."
"Te quiere demasiado como para hacerte algo."
"Es James, el querer a las personas no le evita hacer estupideces. Ustedes se parecen demasiado en eso." Soltó un suspiro.
"¿Cómo sabías lo de Evans?" Curioseo Sirius.
"Bueno, ella no era particularmente disimulada."
"¿Nunca te gustó? Ustedes son bastante cercanos."
"Lily es mi amiga, le tengo cariño, pero nunca me gustó de manera romántica. " Lo miró fijamente.
"Qué bueno, James moriría si fuera de otra manera. Sospecho que te tiene celos."
"Es un tonto, Lily lo amaría si dejara de comportarse como un idiota frente a ella."
"Bueno, no todos tienen las ventajas de ser unos galanes con las señoritas." Se río divertido, pero Remus lo ignoró.
"Sirius, no se trata de ser galán, simplemente hay que escucharlas." Se oía un tanto molesto. "Tal vez no lo sepas, pero las mujeres son personas. " Dijo lo último sarcástico.
"¡Oye! Yo escucho a las chicas. "
"Si lo hicieras Mary no estaría tan enojada." Soltó.
"¿Mary está molesta?"
"Por favor, Sirius. La chica está esperando desde el año pasado a que formalicen lo que sea que estén teniendo. " Después de decir eso se veía mucho más cansado que antes.
"¿Crees que debería hacerlo?" Preguntó cómo si fuera un niño pequeño que pedía indicaciones después de perderse. Sirius siempre se sentía perdido y Remus era tan confortante, como un adulto que siempre tenía las respuestas que uno necesitaba. "¿Debería pedirle que sea mi novia?" La pregunta pareció sacudir al chico, se puso tenso.
"Tú deberías saber eso." Dijo finalmente.
"Realmente no sé."
"No es tan complicado, ¿Te gusta? " preguntó sin mirar, había desviado la vista a sus anotaciones.
"Claro que me gusta." Era cierto, le agradaba Mary.
"Entonces, no la lastimes." Se veía extraño, pero le dio una suave sonrisa que pretendía ser comprensiva. "No la tengas dando vueltas sin saber dónde está parada o se va a cansar."
Eso se sintió pesado, un poco asfixiante. Y la mirada que le dio el castaño, no le gustaba. Se aclaró la garganta, incómodo.
"Es por lo increíble que eres que queremos hacerte un club de fans." Sirius rompió el silencio y desvió la conversación, claramente para zanjar el tema que los había puesto tan tensos. "De eso estábamos hablando con los chicos antes de venir."
"¿Sí? Dudo que mucha gente se quiera unir, los hombres lobos no somos conocidos por ser populares con el público." Miro a un costado antes de agregar. "Al menos no de buena manera. "
"Eres más que eso." Dijo mientras admiraba su perfil.
Jodidamente que lo era y le frustraba que no se diera cuenta de la increíble persona que era.
Remus Lupin era el mago más brillante que había conocido y era a su vez el chico más ciego al notar sus atributos. Lo que a Sirius le parecía una locura porqué: ¿Como no podía notar que brillaba?
"Hablo en serio." Farfulló el castaño, un tanto distante y disperso.
"Yo también." Dijo con firmeza, Remus se giró nuevamente y lo miró de frente, dudoso o más bien confundido. Entreabrió los labios, seguramente para discutir, pero no pudo decir nada ya que Sirius volvió a hablar, con la sinceridad acentuándose en cada palabra.
"Moons, no tienes ni la menor idea de la cantidad de gente que tienes en tu poder."
"¿Lo tengo?"
Me tienes. Pensó mientras veía al chico inclinar su cabeza.
"Si, Remus." El afecto inundó su voz. "Lo tienes."
Su amigo le dio una sonrisa triste y Sirius deseo poder hacer que Remus se viera a través de sus ojos, que entendiera lo brillante que era, lo magnético e imponente. Como se sentía asfixiante estar a su alrededor y que contradictoriamente, era como si el fuese el aire mismo. Tan fresco y esencial.
Sirius siempre pensaba en lo tortuoso que podría ser el estar alrededor de su atrayente luz. Él era tan brillante, casi cegador. Y a pesar de que podía ser casi agobiante tanto esplendor, era indiscutible lo reconfortante que era su mirada, su tacto o su voz.
No podía entender como Remus solo se reducía a una mínima parte de sí y el cómo se veía como un monstruo cuando en realidad era tanto.
Hasta siendo el lobo no le pareció otra cosa más que hermoso.
Moony era sumamente inteligente para todo menos para juzgarse a sí mismo.