
Chapter 4
CAPÍTULO IV
«Cuanto más profunda es la herida, más privado es el dolor.» Paula – Isabel Allende
Regulus
Regulus nunca había podido pensar en su casa, al menos no impunemente. Cada pensamiento era algo que su madre podía tomar, algo con lo que lo podrían chantajear. Había aprendido a mantener fuera de su mente cualquier cosa que le importara pero para este punto, sentía que ya no había nada que valiera la pena pensar. Nada que pudiera reclamar como suyo.
¿Quién era él realmente? Ya no sabía cómo ser humano. No después de pasar tanto tiempo siendo un muñeco, títere de su familia y allegados. Sirius tenía razón:
"Siempre sumiso y cobarde. El hijo perfecto."
Regulus se consideraba un cobarde por nunca hacer nada, por siempre seguir ciegamente las órdenes que le imponían por no tener fuerza de voluntad.
Lo peor era que sino obedecía, simplemente lo ignoraba. Fingía que nada pasaba a su alrededor, se lavaba las manos de todo asunto. Eso no lo hacía menos culpable, pero si más débil.
Pero aún si hiciera algo: ¿Que haría? ¿Qué era lo que quería?
Después de pasar tanto tiempo siendo un objeto, no sabía que era lo que quería para él. No quería ser como sus padres, no otro eslabón en la cadena interminable de Black's puristas e intolerantes magos oscuros. Solo quería ser como algún otro, cualquier persona menos Regulus Black.
Quería tener el derecho de cometer errores y aprender. Deseaba desesperadamente tener la oportunidad de hacer las cosas diferentes pero parte de él le decía, malicioso:
¿para qué?
No hay nada, nada en ti.
Estas vacío.
¿Para qué intentarlo? Solo reten la respiración, hasta que no quede nada de aire.
Sencillo, pacífico.
No más gritos, ni silencios.
Sin soledad.
Luchaba cada día por aplacar esos pensamientos intrusivos pero no podía negar que algunos días simplemente era tentador y no podía evitar pensar que desaparecer sería más fácil.
Pero luego se recordaba que tenía que probar lo contrario, demostrar que era más que todo lo que le dijeron que debería ser. Se decía que aún no era tarde para intentar hacer algo distinto.
Era luchar todos los días consigo mismo, con distintas partes de sí. Algunas querían rendirse, otras resistir.
Lo único que todas tenían en común era su odio y resentimiento.
No estaba seguro de a quiénes estaban dirigidos tales sentimientos. Pero todo era cruel, se sentía como si sus emociones lo devoraran vivo.
Sólo sabía que a veces no quería levantarse de la cama, que ocasionalmente no quería despertar y otras estaba aterrado de quedarse sin tiempo.
Sin más horas, minutos o segúndos para comprender lo que realmente quería hacer con su patética vida.
Enloquecido por no saber quién era.
Estaba tan acostumbrado a ceder, lo había hecho tanto que ahora no sabía cómo mantener algo.
Pero ahora estaba en una casa que rebosaba compresión, no sabía lo que era eso. No entendía la mitad de las cosas que le decía Euphemia Potter, jamás sabía cómo reaccionar cuando ella se paraba a su lado y lo instaba a hablar. Reaccionaba con modales y cordialidad extremas, se paraba recto, modulaba la voz en un tono perfecto. Se colocaba la máscara que había perfeccionado durante toda su vida pero parecía que nada servía cuando la mujer rechoncha lo despeinaba con cariño o apretaba ligeramente su brazo mientras le dedicaba sonrisas tan dulces que sus dientes parecían ser de azúcar.
Nunca en su vida se había sentido tan fuera de lugar y a la vez, tan acorde.
Era una contradicción, se suponía que Regulus Black no debería ser compatible en ese ambiente, su ser entero debería estar rechazando esta casa y familia, tenía que repudiar todo esto.
Y sin embargo, nunca se había sentido más confortado.
Mientras daba vueltas en sus pensamientos, trazaba líneas en una pequeña libreta que siempre trataba de tener consigo. Sus dibujos eran de las pocas cosas que Regulus podía decir que le pertenecían, a su madre nunca le importó.
Sus dibujos eran tétricos, estaba acostumbrado a dejar en las pequeñas páginas ilustraciones de ingredientes que utilizaba en pociones o calaveras. Le gustaba dibujar la anatomía ósea de los cuerpos, eso incluía la de las criaturas mágicas. A veces, trazaba constelaciones en las pequeñas páginas, pero trataba de evitarlo, las estrellas siempre le recordaban a su familia, especialmente a Sirius. El cielo nocturno siempre había sido algo de ellos, a lo que se aferraban cuando eran pequeños, lo que los despejaba de los horrores que debían sufrir.
"Vaya, eso es perturbador. " murmuró una voz detrás de él, haciéndolo saltar de la sorpresa. "Pero se ve genial, está increíble. "
"Potter, ¿Acaso no te enseñaron lo que es la privacidad?"
"La puerta estaba abierta." Mintió. Regulus nunca dejaba la puerta abierta. "¿Qué es?"
Miró su dibujo, un cuerpo humanoide que se deformaba, la boca abierta como si rompiera en un grito, dientes filosos, delgados y descuidados. Orejas puntiagudas, mucho más alargadas que las de un elfo.
"Ni idea, solo lo dibujé. "
"No sé si aplaudir tu creatividad o preocuparme por lo que es capaz de crear tu cabeza. " comentó antes de sentarse frente a la ventana, tapando gran parte de la luz.
"¿Qué quieres, Potter?" Pregunto cuando vio que se instaló cómodamente en su habitación.
"Hablar. "
"Qué específico." Farfulló. "¿De qué quieres hablar?
"De lo que tú quieras."
"En primer lugar, yo no tenía planeado hablar."
"Si, bueno. Siempre hay algo de lo que se puede hablar." Por un momento, James se pareció muchísimo a su madre. Tenía esa misma expresión amable que te invitaba a decirlo todo.
"No siempre, aún si lo hubiera: ¿Por qué hacerlo contigo de todas las personas?"
"No veo razones por las cuales no hablarlo conmigo."
"Yo sí."
"Dilas entonces, no te hagas el misterioso. "
"Eres el mejor amigo de mi hermano." Señaló.
"Lo soy."
" Sirius y yo no estamos en los mejores términos." explicó, un tanto irritado.
"¿No lo están?" Se hizo el tonto, Regulus suspiro.
"Sabes que no. Hace años que no hablamos apropiadamente."
"Eso no evitó que lo salvaras."
"No evité que sucediera." Dijo. "Si la situación no hubiera sido tan extrema, no sé si hubiera hecho algo más. Tal vez la hubiera dejado dañarlo."
"No lo creo." James sonaba firme, sincero. "Yo estaba esa noche, vi lo mucho que te preocupas por él. "
"Eres bastante ingenuo si crees que la preocupación ocasional convierte a alguien en buena persona. "
"No creo que seas una buena persona, no existe nadie que sea absolutamente bueno." Explicó mientras una expresión suave se extendía." Pero sé que no eres mala persona, solo un humano muy malhumorado."
Hubo un poco de silencio, pero no era incómodo. Se sentía extraño y natural, contradictorio.
"No entiendo porque no me odias." Se encontró diciendo, bajo la mirada del moreno quien aún mantenía una expresión amistosa.
"¿Tú me odias?" La sonrisa estaba intacta, pero notó un brillo de duda en sus ojos que le hicieron entender que la pregunta era real.
"No, no te odio. "
"Pero no te agrado." Adivinó.
Bueno, James no estaba del todo equivocado.
"No es que no me agrades, simplemente te tengo celos." Se sinceró, no estaba seguro de la razón, pero sentía que podía decir la verdad.
Había estado celoso de él desde la navidad en la que Sirius llegó a su casa con los ojos brillantes, relatando las aventuras que había tenido con sus nuevos amigos Gryffindor's y recientemente se sintió igual al ver la dinámica entre ellos. También envidiaba su fortuna en el sorteo de sus lazos familiares, su adorada madre y padre respetable.
Sentía celos de su amabilidad y fuerza de voluntad. Le molestaba su convicción, su valentía y carisma. No solo podía ver en el todo lo que no poseía, James Potter era un recordatorio de todo lo que Regulus nunca sería.
"¿Celos?" Se mostró pensativo un momento, luego asintió como si lo hubiera entendido. "Si, yo también siento un poco de eso."
Bueno, eso lo sorprendió.
"No creí que habría algo que el heredero Potter no pudiera conseguir." Dijo en burla, ocultando un pequeño resentimiento detrás de sus palabras.
"Las personas no nos pertenecen, Reggie." Le dio una mirada asesina al escucharlo llamarlo por el apodo infantil con el que Sirius lo molestaba. "No completamente." Farfulló por lo bajo, con una mirada casi filosófica.
"¿Y quién le causa tales sentimientos impuros a San Potter?" Elevó una ceja inquisitiva para sacar al chico de lo que parecía ser el comienzo de un trance o epifanía.
"Por momentos te pareces tanto a él que es escalofriante, se nota que son hermanos. " Mencionó antes de fingir un escalofrío. "Me molesta eso, que se parezcan."
"Bueno, no es como si pudiéramos modificar nuestra genética. "
"No es solo eso." James se apoyó en la ventana y miró a la pared, escapando de los ojos de Regulus. " Los merodeadores son familia para mí. Sirius especialmente, tal vez no compartamos sangre pero es mi hermano y cuando los veo, cuando veo lo mucho que él te quiere. Digo, está bien que te aprecie y todo pero no puedo evitar sentir celos."
"No creo que él realmente me quiera." Sin embargo, se sintió cálido, un tonto deseo infantil de que eso fuera cierto.
"Yo estoy seguro de que sí. "
"Aún si ese fuera el caso, tú ya lo tienes. Es tuyo, no es como si pudiera quitarte algo de él. Estoy seguro de que también te prefiere."
"Pero también lo tienes." Mencionó, enfocando sus ojos marrones que estaban cargados de franqueza. "Tienes partes de Sirius que yo jamás conocí, que jamás podré tener."
"Eres bastante avaricioso, deberías conformarte con la parte que te toco." Se burló." Aunque admito que yo tuve la mejor parte, ahora debe ser mil veces más insoportable que a los diez años."
"Es realmente intenso, pero no me puedo quejar, prácticamente fuimos cortados por el mismo cuchillo." Se río levemente. "Por lo menos lo tuviste para ti solo durante diez años."
"Que posesivo, Potter. Para serte sincero, de todos los integrantes de ese grupo desastroso que tienen, creo que eres su favorito. Te adora, todos pueden verlo."
"Claro que me adora." Rodó los ojos y lo miró con reproche, como si hubiera dicho una obviedad. "Pero tengo mis dudas con su favoritismo. "
Regulus lo pensó un poco y luego asintió hacia al chico.
"Bueno, descarto a Pettigrew pero ciertamente Lupin parece un contrincante fuerte."
"¿Porque descartas a Peter?"
"Cuando me habló de él en primer año me mencionó que arruinó su revista de Quidditch autografiada por el golpeador de los Chudley Cannons." Recordó. "Tal vez hayan pasado años, pero no creo que le haya perdonado eso. " Regulus recordaba el enfado infantil de su hermano, podrían pasar mil años, pero la cólera que había expresado tan vívidamente era inolvidable. Las emociones de Sirius siempre habian sido muy explosivas.
"Si, tienes razón. Ese tema es casi tabú en nuestro grupo, Sirius casi le arranca la cabeza cuándo se dio cuenta que la revista había caído en el caldero y cuando estalló…” Hizo una mueca y se estremeció.” Dudo que algún día lo olvide. "
"Entonces, en esta guerra mental en la que te has envuelto, solo deberás enfrentarte a Lupin. Ya sabes, luchar contra él por el afecto de mi hermano.” Continuó Regulus burlonamente. James debajo de todo ese humor, se veía un poco serio.
"Ah, no. Es imposible ganarle a Remus cuando de cariño se trata." Sonó resignado.
"¿De qué hablas?"
"Moony es simplemente encantador, todos lo adoramos pero Sirius siente pura devoción." Suspiró. "Tú y él son mi verdadera pesadilla, supongo que siempre tendré que compartirlo con ustedes dos."
"Ya te dije que no deberías preocuparte por mí."
"Te aseguro que se de quien debo preocuparme. No lo aparento, pero soy jodidamente egoísta cuando de personas se trata." Le dedicó una sonrisa maliciosa.
"Sabía que esa personalidad de niño bueno que portas frente a tus padres era toda una fachada."
"Atrapado." Dijo antes de levantarse y acercarse a la puerta. "Deberías salir con nosotros un rato, te juro que no mordemos. Bueno, al menos yo no." Al parecer era un chiste interno porque James no pudo evitar reír de sus propias palabras.
"Yo..." Dudó un poco. Había conversado con el chico un largo rato y hasta se podría considerar divertido, estaba seguro de que podría obligarse a bajar a pasar tiempo con los demás pero aún no se sentía del todo cómodo. "Tal vez después, ayer convencí a Frinky de que me dejara ayudarle a cocinar sus famosas galletas. Planeo lograr que me diga la receta."
"Que astuto. Típico de un Slytherin."
"Bueno, es parte de mí." Dijo sinceramente y el otro chico volvió a sonreír antes de desaparecer tras la puerta.
…
Puedes sacar al chico de Grimmauld Place pero no siempre se puede sacar el infierno del chico.
Las pesadillas habían menguado pero no desaparecido, eso le quedó bastante claro cuando se despertó sudando después de soñar con el cuerpo inerte de su hermano y se levantó con la certeza de que era él quien lo había torturado hasta la muerte. Después de que se despejará la neblina del sueño e intentara inútilmente el tranquilizarse, decidió levantarse para ir hasta la cocina, no tenía hambre pero tampoco quería quedarse quieto. Necesitaba moverse.
Fue coincidencia que se desviara a medio camino y decidiera salir al patio. No sabía qué era lo que podría mantener a Sirius despierto a las cuatro de la mañana, tal vez lo mismo que a él.
"¿No es un poco tarde para escabullirse a volar?" Se encontró diciendo mientras veía a su hermano pulir una elegante escoba que reconocía como una Nimbus 1000.
"Bueno, no pude dormir."
"¿Pesadillas?"
"Insomnio." Comento con simpleza. "A veces creo que nunca seré capaz de dormir como un ser humano normal. "
"Yo igual." Hubo silencio, extenso y pesado.
"¿Quieres volar?" Sugirió su hermano.
"Es de madrugada."
"¿Qué importa? La noche es nuestra aliada, Reggie."
"Solías decir eso cuando tenía siete años." Sonrió mientras se acercaba a su hermano, aceptando su propuesta de volar.
"Lo decía más por mí que por ti." Mencionó mientras se adentraba en un galpón donde había demasiadas cosas de Quidditch, tomó otra nimbus y se la extendió al menor. "Me aterraba la oscuridad."
"¿Lo hacía?" Preguntó sorprendido.
Sirius siempre le había parecido tan valiente que no se lo imaginaba asustado por cosas tan sencillas como los lugares oscuros, ni siquiera a los ocho años.
"Si, pero luego me empezó a gustar un poco. Especialmente de noche." Levantó la mirada, nostálgico. " ¿Te acuerdas, Reg?"
Asintió levemente antes de darse cuenta de que su hermano no podía verlo, tan pendiente del cielo como estaba. "Si."
"Solíamos decir que las estrellas eran nuestras." Soltó una risa cansada antes de subirse a su escoba y elevarse del suelo.
"Éramos niños." Murmuró mientras imitaba las acciones de su hermano, ambos estaban a punto de despegar.
"Lo éramos." Se giró para mirarlo, un brillo se instaló en sus ojos antes de que una sonrisa medio triste, medio divertida se extendiera lentamente. "Las estrellas aún nos pertenecen, Reg."
No hablaron más, solo volaron por mucho tiempo bajo el cielo nocturno, hasta que las estrellas empezaron a desvanecerse con la llegada del amanecer.
…
La llegada a King's Cross fue muy diferente a lo que estaba acostumbrado y en cuanto pasó el andén 9 ¾ se sintió inseguro, tuvo el impulso de dar media vuelta y regresar a Potter Manor donde todo parecía ser más fácil. Extrañaba la magia y siempre había adorado Hogwarts pero temía que el estar en una escuela tan grande volviera la situación con Sirius aún más complicada. Ambos estaban intentando reconciliarse (Aparentemente) pero era difícil entablar conversaciones sin sentir el tirar de los sentimientos horribles como lo eran el resentimiento, la decepción o la tristeza.
Regulus entró detrás de los otros, los vio caminar por los pasillos y sintió un extraño deja vu de hace casi tres años, la segunda vez que Sirius lo abandonó.
"¿Qué?" Su hermano lo miraba con desdén y desagrado."¿No irás con tus amigos de sangre pura?"
"¿Reg?" Sirius se giró con el ceño fruncido. Movió ligeramente la cabeza para sacar el recuerdo de sus pensamientos, no quería pensar en eso. Recopiló todo el aire que sus pulmones estuvieron dispuestos a soportar, preparando su mente para el golpe emocional que seguramente recibiría." ¿Qué haces ahí parado? Mueve ese culo privilegiado o nos quedaremos sin asientos."
"¿Eh?" Fue lo que pudo responder, completamente confundido. Los chicos se habían frenado en medio del pasillo al igual que él, lo miraban expectantes. Solo que Regulus no terminaba de entender qué era lo que ellos esperaban.
"Vaya, Reggie. ¿Aún no te has despertado?" Se burló Potter acomodando sus gafas. "Peter debe estar impaciente por saber qué hicimos estas últimas semanas, vamos."
Aún pasmado de la impresión, miró a su hermano que se había acercado para tirar de la manga de su túnica, obligándolo a avanzar.
"¿Todo bien?" Los ojos grises lo miraron apreciativos. Hace unos años, el niño de doce años que había sido dejado en ese pasillo se habría sentido completamente feliz de que su hermano se preocupara por él de esta manera.
Regulus se sintió un poco feliz por el niño que alguna vez fue y a la vez se sintió muy triste, porque nunca volvería a ser tan inocente como en aquel tiempo. Sentía que todo lo bueno que quedaba de él había terminado de morir hace mucho, que no quedaba nada del hermano que Sirius había amado. Solo alguien muy roto con errores y resentimientos que le pesaban.
"Si." Fue lo que respondió.
Ya que era más fácil que decir que se sentía indigno, que definitivamente no estaba bien, que no solo estaba roto y podrido, que parte de su niño interior había muerto en ese vagón hace unos años y no sabía cómo olvidar eso, porque a veces lo culpaba. Que tampoco sabía cómo dejar de pensar en todo el mal que se habían hecho, que siempre tenía miedo. "Todo bien."
Continuó caminando por el pasillo, dejando detrás la sombra de un recuerdo que lo seguiría torturando por las noches, porque no estaba en él olvidar.
En el vagón ya se encontraban Pettigrew y Lupin, este último se encontraba contra la ventanilla y en su regazo había un libro cerrado.
"¡Wormtail!" Exclamó Sirius abrazando al más bajo, quien se quejó por la falta de aire. "¿Cómo han estado estas vacaciones? Espero que hayas tenido un amour d'été."
"Padfoot, deja respirar al pobre chico." Regañó Lupin mientras trataba de ocultar el inicio de una sonrisa.
"Oh, Hola." Lo saludó Peter cuando finalmente lo notó, él asintió en respuesta, tratando de ignorar lo incómodo que se veía el chico. No tenía ni idea de que hacía ahí pero tampoco sabía a dónde ir. Desde que se había peleado con Crouch las cosas estaban tensas con todos, ir al vagón de Slytherin no parecía buena idea.
Después de dudar un poco, terminó por sentarse al lado de Lupin, quien le sonrió amablemente antes de abrir el libro que sostenía. No había hablado mucho con el castaño pero era tranquilo, no tan dramático como Potter ni tan nervioso como Pettigrew. Además, ahora quería evitar estar al lado de su hermano. Quien se sentó frente a ellos, trató de robar el lugar junto a la ventana, pero Peter finalmente ganó la batalla y James se sentó en medio de los dos para evitar que Sirius le hiciera alguna maldad al regordete.
"Black." Regulus se giró al oír su apellido, pero claramente el saludo no estaba dirigido a él.
"Hola, Macdonald" Sirius sonrió con coquetería y Regulus no pudo evitar hacer una leve mueca de asco. Remus pareció notarlo porque río levemente, tapando su propia mueca con su antebrazo. "¿Dónde está tu séquito?"
"Si ellas se enteran de que las llamaste de esa manera, estarás maldito por una semana. " La morena se sentó sobre el regazo del chico quien rodeó su cintura con su brazo. "Marls está en nuestro vagón con Dorcas y Lily está patrullando, me sorprende que todavía no haya venido a arrastrar a Remus."
"¿Rem?" Todos lo miraron con curiosidad y el chico suspiro mientras levantaba la mirada de su libro.
"Estoy tratando de escapar de esta situación,
pero a alguien se le ocurrió que sería buena idea hacerme prefecto. "
"¡No nos dijiste nada!" Exclamó Pettigrew, indignado.
"Tú y tus secretos, es que no tienes límites." Dijo Sirius con cariño.
"No sean dramáticos y no es ningún secreto. Simplemente no me apetecía decir nada al respecto."
"Pero Moony, ¿No lo entiendes? Las bromas que vamos a poder hacer teniendo a alguien infiltrado en la ley… ¡Maravilloso!" Saltó Potter, preso de la excitación.
"Él sí sabe que aún estoy aquí, ¿no?" Murmuró Mary a Sirius inutilmente, todos en el vagón pudieron oírla.
"No es como si fueras a delatarnos."
"Uhm" lo miró con picardía. " Quien sabe…"
"Oh, vamos." Sirius hizo un puchero bastante cómico que hizo que ella soltara una suave risa antes de besar su mejilla.
"Consigan una alcoba." Se burló James quien estaba a un lado de la pareja, Mary golpeó su hombro de forma juguetona. Regulus la miró con curiosidad, se le hacía remotamente conocida…
Oh
Ella era la nacida de muggles a quien habían estado molestando Mulciber y otros Slytherin el año anterior. Él los había visto pero jamás hizo nada.
Ella pareció sentir su mirada porque dirigió su vista a él, profundos e inteligentes ojos negros. Mary era muy hermosa.
"Él es Regulus, mi hermano menor." Presentó Sirius, torpemente.
"Oh, lo sé. Nos conocemos. " Mary le dedicó una sonrisa lobuna que lo hizo estremecer.
"Yo… lo siento." Ella le dio una mirada extraña, no sorprendida pero sí curiosa. "Me refiero a lo del año pasado, estuve mal."
Todos los miraban ahora y a pesar de que se quería hundir en su asiento, no lo hizo.
"No sé de qué hablas. Tú no hiciste nada." Dijo ella, aunque claramente entendía la razón de su disculpa.
"Exacto, no hice nada." La miró y trató de dejar toda su sinceridad en su voz. "Eso estuvo mal, lo lamento. "
"Ya veo." Sus ojos brillaban misteriosamente. "Eres peculiar, mini-Black."
"Oh, Macdonald. Ya tienes a Sirius, es un poco cruel de tu parte el tratar de seducir a Reggie."
"No seas tonto, Potter." Se quejó ella.
"Entonces… ¿Están saliendo?" Preguntó a Sirius, no queriendo ser el centro de atención de todo el vagón.
"Bueno, Reg. Esa es una pregunta ambigua." Puso los ojos en blanco ante la estúpida respuesta.
"No seas idiota, sabes que me refiero a si son novios." Sintió a Lupin tensarse a su costado, no le dio importancia.
"Bueno, tu hermano aún no me lo ha preguntado. " Reclamó ella.
"¿Quieres que lo haga?"
"No es divertido si tengo que decirte que hacer."
"Tú adoras decirle a la gente qué hacer."
"Bueno, pero en este caso eso no sería divertido." Él bufó y ella sonrió.
Regulus se puso a pensar, ¿Y si su madre había visto a Mary en los recuerdos de Sirius? Estaba claro que la mujer nunca respetaría la privacidad mental de sus hijos, posiblemente la haya encontrado. Eso pudo hacerla enojar, claramente la haría enojar por toda esa obsesión de pureza de sangre pero a pesar de que esa parecía ser la respuesta obvia, sentía que era otra cosa lo que la había hecho explotar.
Jamás había dejado de pensar en aquella noche, en su hermano destrozado y todo lo que había hecho Walburga. No podía dejar de imaginar escenarios donde hacía algo diferente o donde decidía no bajar de su habitación. Se pasaba horas pensando en todo lo que pasó antes de que él bajara, sacando conjeturas a ciegas.
Había muchas cosas que Regulus no entendía, una de ellas era que la posible razón de la locura extrema de su madre fuera aquella bruja nacida de muggles, quien se pegaba a su hermano con la confianza que solo un par de amantes mantendrían. Eso lo explicaría todo pero lo que no cuadraba eran los movimientos mecánicos de Sirius, era extraño. Ciertamente podría notar que le agradaba la chica pero él no brillaba cuando la miraba, no había en su rostro aquella familiar expresión de cariño extremo que había visto en los últimos días. Se veía galante pero sus ojos no se iluminaban al mirar a Mary, no como lo hacía cuando miraba a los merodeadores.
Especialmente cuando sonreía distraídamente con la vista fija en el chico que leía plácidamente a un lado de Regulus.
Bueno, él no era un experto en relaciones ni en amor pero estaba seguro de que lo que sintiera por aquella chica no era suficiente como para hacer enloquecer a su madre. Otra cosa debió haber hecho explotar a Walburga Black.
Algo que su hermano no podía controlar, ni aceptar.
Mientras el tren continuaba su camino, los muchachos reían, comían dulces y contaban anécdotas. Regulus recostó su cabeza en el respaldo, cerró los ojos y se quedó dormido con el pensamiento que ese sería un año muy agotador.