Si Estás Dispuesto

Harry Potter - J. K. Rowling
G
Si Estás Dispuesto
Summary
Severus Snape había elegido un camino hacía mucho tiempo y no creía que merecía el perdón o ser feliz. Sin embargo, aprender a aceptar que no es la única persona capaz de cambiar lo llevará a un futuro mejor con la familia que nunca había tenido. Criar a Harry con Sirius nunca había sido parte de su trato con Dumbledore, pero de alguna manera se había convertido en su papel más importante. [Comienza al final de El cáliz de Fuego].
Note
Esta historia la escribió la increíble VeraRose19, quien me ha dado permiso para hacer esta grande traducción. Os prometo que esta historia vale la pena ^^ No dudéis en dejar comentarios y dar también un montón de kudos a la autora original de este fanfic. ¡Disfrutad!
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El daño de los dementores

—¡No necesito la ayuda de una asquerosa sangre sucia como ella!

Las palabras más horribles que Snape había pronunciado se repetían una y otra vez en su cabeza como un disco rayado desde que había pasado un tiempo tan cerca de los dementores. Incluso su destreza en la Oclumancia no había ayudado tanto como esperaba.  Lo había mantenido funcionando para poder hacer el trabajo que el Señor Tenebroso le había ordenado hacer, pero no lo había hecho inmune a la desesperación o la desesperanza, ni al frío helado en sus huesos que los dementores infligían a cualquiera que se acercara a ellos.

—Ninguno de mis amigos puede entender por qué hablo contigo. Tú y tus queridos amigos mortífagos... Ves, ¡ni siquiera niegas que eso es a lo que todos aspiráis! No puedes esperar para unirte a Quién Tú Sabes, ¿verdad?

Snape se dio la vuelta en la cama y presionó su mejilla un poco más firmemente contra la almohada. Estaba completamente agotado, pero le estaba costando lograr dormirse. Cada vez que cerraba su mente a sus peores recuerdos y remordimientos, Lily persistía en romper sus defensas de maneras diferentes.

Tenía sentido, ya que ella siempre había sido la excepción de todo cuando se trataba de Severus. Había tenido un talento para poder ver directamente a través de él y saber instintivamente lo que trataba de ocultar. Su amistad había ocurrido de forma muy natural y había sido muy especial para el tiempo que duró. Lily siempre sería el amor de su vida.

Solo ahora la imagen de ella en su mente lo hacía retroceder avergonzado. Sus brillantes ojos verdes se llenaban de decepción y tristeza, acusando mientras lo miraba fijamente. Todo lo que le había pasado era culpa suya.

Había estado dando vueltas y vueltas toda la noche. Aunque ya no estaba con los dementores, era como si todavía estuvieran en su oído con su aliento frío y áspero, recordándole que no importaba lo que hiciera, nunca podría redimirse o perdonarse. Había crecido para ser todo lo que Lily despreciaba. Esto lo sabía a ciencia cierta porque ella nunca había rehuido para decirle lo que realmente pensaba.

Imperdonable. La palabra parecía cernirse sobre él como una pancarta por su patética excusa de una vida. Snape se cubrió la cara con las manos y un pequeño gemido escapó de sus labios. No había tenido una noche como esa en mucho tiempo, más que nada porque se había entrenado para no pensar en Lily, no porque se hubiera vuelto más fácil vivir con la culpa. Sin embargo, ella había estado en su mente cada vez más a menudo últimamente, incluso antes de que su encuentro con los dementores lo obligara a recordar todas sus peores memorias. La presencia cada vez mayor de su hijo en su vida había causado eso.

Snape se dio la vuelta en la cama de nuevo y lanzó su mirada sobre la forma acurrucada del hijo de Lily dormido en su sillón. Snape no estaba seguro por qué Harry estaba en su casa ahora mismo. Al menos podría haber ido a la habitación que le había dejado; ese asiento no podía ser muy cómodo, sobre todo sin una almohada o una manta. A pesar de que a Harry no parecía importarle en lo más mínimo, a juzgar por la cantidad de veces que Snape había regresado a casa de una reunión de mortífagos para encontrar al chico exactamente como en ese momento. Supuso que eso era lo que pasaba cuando crecías en un armario estrecho.

—Lily, ¿qué tan molesta estarías por esto? —se preguntó Snape en silencio, porque no podía imaginar ninguna circunstancia donde su antigua amiga aceptara que se acercara tanto a su hijo. Sin mencionar al padre, que moriría de nuevo si supiera dónde estaba Harry en este momento.

A Snape no le importaba cómo se sintiera James Potter sobre nada, pero sí se preocupaba por lo que Lily pensaría. En muchos sentidos, parecía casi una mayor traición a su memoria tener una relación positiva con su hijo, en lugar de concentrarse en hacer que todos sus encuentros fueran una experiencia mutuamente desagradable. ¿Por qué debería él, entre todas las personas, llegar a disfrutar de un lugar en la vida de Harry mientras sus padres estaban muertos y se perdían todo? Snape sabía que realmente merecía ser odiado por Harry y había hecho todo lo posible en los últimos cuatro años para asegurarse de que eso fuera precisamente lo que sucediera.

Sin embargo, mientras observaba al chico dormir, Snape sintió el primer destello de calidez dentro que había experimentado por días y se vio obligado a admitir que las cosas habían cambiado. Lo había sabido cuando no había podido resistirse a reemplazar los desgastados pantalones de Harry con ropa que realmente le quedara. O cuando le había enviado por correo el viejo reloj de bolsillo por su cumpleaños y realmente haber estado nervioso por cómo se recibiría. Había llegado a preocuparse profundamente por el bienestar del chico y no estaba seguro de si podía volver a cómo las cosas estaban antes de este verano. Siendo honesto consigo mismo, realmente no quería.

—Yo no... ¿Qué? —Harry murmuró incoherentemente, sorprendiendo a Snape al sentarse de repente y abrir los ojos.

Era casi como si hubiera sentido que estaba siendo observado y había sido sacado del sueño por ello. Snape ni siquiera se había dado cuenta de que había estado mirando al chico durante varios minutos hasta que Harry se volvió para mirarlo.

—Estabas soñando —explicó Snape en voz baja.

Harry negó con la cabeza.

—Estaba viendo...

Señaló la televisión que ahora era una pantalla azul brillante. El videocasete había sido rebobinado y expulsado una vez que había terminado, pero Harry había estado profundamente dormido incluso antes de llegar a la mitad. Casi pareciendo entretenido, Snape se acercó para recoger el mando de la mesita. Apagó la televisión y la habitación se disolvió en una mayor oscuridad. Las cortinas estaban abiertas, pero la luna había terminado su ciclo y no iluminaba el cielo como a veces hacía. Ahora Snape apenas podía distinguir el contorno de la cara de Harry. Se había aliviado temporalmente de tener que mirar a los ojos de Lily.

—Vamos a llevarte arriba a la cama —sugirió lentamente, hablando con una voz tan suave como podría conseguir.

Harry dudó.

—¿Tengo que hacerlo?

—Estarás más cómodo —respondió Snape, y su boca se curvó cuando vio a Harry negar con la cabeza.

—¿Puedo quedarme aquí? —preguntó con un bostezo—. Sólo quiero un poco de agua.

Snape podría haber hecho aparecer fácilmente un vaso, pero permitió que el chico se levantara y cruzara el pasillo hacia la cocina. Luego aprovechó su ausencia momentánea para recoger su varita y transformar el sillón en una cama estrecha, pero mullida, que cabría en el pequeño espacio. No le importaba que Harry no lo escuchara sobre subir las escaleras en este momento. Con toda honestidad, Snape había estado muy contento de verlo cuando había regresado, incluso si eso lo confundía. Después de dejar a Harry en Grimmauld Place, su casa de repente había comenzado a parecer demasiado grande y demasiado silenciosa para él solo.

—¿Cuánto tiempo he estado durmiendo? —preguntó Harry al volver al salón un minuto más tarde.

—No lo sé —dijo este con cuidado—. Creo que me quedé dormido antes que tú.

Vio a Harry sorprenderse por la cama transformada que ahora lo esperaba en la esquina, pero en lugar de subirse a ella, sorprendió a Snape al ir a sentarse en la alfombra frente a la mesita. Apoyó la espalda contra el marco de la cama de Snape y sostuvo el vaso de agua con ambas manos. Snape observó la desordenada cabeza de pelo negro que estaba al nivel de su colchón. ¿Alguna vez se acostumbraría a lo notablemente idéntico que era Harry a su padre?

—¿Cómo fue la experiencia? —preguntó Harry en voz baja.

Snape se sintió tentado a fingir que no sabía lo que le preguntaban, pero luego se sorprendió a sí mismo y decidió responder honestamente.

—Fría y húmeda —dijo simplemente.

—¿Cómo llegasteis ahí?

—Nos aparecimos —respondió Snape—. Azkaban se encuentra en una parte muy remota del Mar del Norte, pero no es la única isla por ahí. Fuimos a un arrecife rocoso a un kilómetro de distancia de la fortaleza y eso estaba lo bastante cerca. Acampamos allí durante unos días mientras negociábamos una oferta que los dementores no podían rechazar. Todo en nombre del Señor Tenebroso.

Harry se estremeció y la mano de Snape actuó por propia voluntad, estirando el brazo para apretar su hombro en un intento de gesto reconfortante. Harry dejó escapar un suspiro de alivio por su presencia y Snape se abstuvo de retirarla. Se preguntó qué estaba imaginando Harry en ese momento. Si podía ver las olas tormentosas chocando contra la roca en la que él, Malfoy, Crabbe y Goyle se habían apiñado. Los dementores habían estado dando vueltas muy entusiasmados por todas las almas inocentes que les acababan de prometer. Su lado acababa de ganar unos aliados muy poderosos, en la forma de unas de las criaturas más oscuras de este planeta.

—Señor, estaba muy preocupado de que algo malo hubiera sucedido —confesó Harry, sentado perfectamente quieto mientras Snape mantenía su mano sobre él.

—¿Quieres decir algo peor que forjar una alianza entre las criaturas más viles de la tierra y los mortífagos, lo que garantizará una fuga masiva de Azkaban? —preguntó él sarcásticamente.

—Pensé que te había pasado algo —reiteró Harry, bajando la mirada con determinación a su vaso.

Snape estaba un poco atónito por estas palabras. A decir verdad, estaba extremadamente conmovido por la preocupación y apretó el hombro de Harry un poco más fuerte por ello. Tal vez por eso Dumbledore había traído a Harry aquí, para alentar este cariño. A pesar de que hacía que Snape se sintiera un poco incómodo, considerando que no tenía control sobre si algo le sucedía o no cuando se arriesgaba.

—No tienes que preocuparte por cosas como esa —dijo Snape lentamente.

—¿Por qué no? —exigió él, girando la cabeza por primera vez para mirarlo.

—Porque no vale la pena preocuparse por mí —respondió Snape con frialdad, encontrándose con los ojos verdes de Harry—. En eso puedes creerme, Potter.

Harry sacudió la cabeza por tercera vez mientras miraba hacia adelante de nuevo. —Eso no es cierto. No digas cosas como esa.

Snape apretó los labios y consideró al chico cerca de él. Sabía que su táctica de indiferencia hacia su propio bienestar no funcionaría ahora. Para Dumbledore, era un regalo cuánto Snape estaba dispuesto a arriesgar en nombre de corregir los errores del pasado, pero Harry no veía las cosas de esa manera. No sabía el alcance de los crímenes de Snape. Claramente también tenía miedo a perder más personas y Snape de alguna manera se había convertido en una de ellas.

—Obviamente, no puedo prometer que nada malo me sucederá, pero puedo prometer que para mí vale la pena —dijo Snape—. No me arrepiento de espiar para la Orden en lo más mínimo. Tomé decisiones terribles en el pasado que ahora me dan la oportunidad de cumplir con esta única posición. Nadie más puede hacer lo que yo puedo hacer, porque nadie más en la Orden ha sido jamás tan horrible como yo.

—La gente cambia —dijo Harry con neutralidad.

—Tal vez —dijo él, cansado.

Quería creer que había cambiado. Al menos sabía con confianza que si tuviera la oportunidad de comenzar su vida de nuevo, volvería a escribir una historia completamente diferente. Aunque la realidad era que nadie podía deshacer el pasado y la redención parecía imposible cuando las consecuencias de sus errores todavía se sentían constantemente.

Snape esperó hasta que vio a Harry vaciar el último trago de agua de su vaso y luego le dio un suave empujón en el hombro.

—Ve a la cama.

Por una vez, el chico no discutió. Colocó el vaso encima de la mesita al lado del mando y de la varita de Snape. Luego se levantó lentamente y se acercó a la cama que había sido creada para él. Esta vez, se acordó de quitarse las gafas de la cara y las puso en la estantería para mantenerlas seguras. Ya era muy tarde y retiró las mantas para deslizarse dentro y acostarse boca abajo, abrazando su almohada.

Hubo silencio durante aproximadamente un minuto y Snape había estado a punto de cerrar sus propios ojos cuando escuchó el sonido de Harry sentándose de repente.

—Olvidé darte las gracias antes, señor.

—¿Gracias por qué? —preguntó Snape perezosamente.

—Por el reloj de mi abuelo —respondió Harry—. Yo... eh... nunca había esperado recibir algo así.

—Bueno, por supuesto que no —dijo Snape con calma—. ¿Por qué habrías esperado que tuviera un objeto como ese en mis manos? De todos modos, solo se lo devolvía a su legítimo propietario. Tu madre hubiera querido que lo tuvieras.

—Bueno, en realidad no —contestó Harry, recostándose boca abajo pero manteniendo la cabeza vuelta para mirar hacia Snape—. Ella te lo dio, ¿no es así? Ella nunca dijo: guarda esto en caso de que algún día tenga un hijo al que quiera dárselo.

—Tal vez no —dijo Snape en voz baja—. Pero ella me dio ese reloj de bolsillo de buena fe, algo que rompí. Dejamos de ser amigos solo un par de años después de eso.

—¿Es por eso que te convertiste en un mortífago? —preguntó Harry, admirando su propia osadía—. ¿Porque la perdiste?

—No —dijo Snape cortante, sin saber por qué estaba compartiendo esas partes de sí mismo. Excepto que ya había ido tan lejos y sentía que podría continuar sin más. Los dementores lo habían debilitado y estaba cansado de estar siempre tan cerrado. Mantener la mente cerrada era extremadamente agotador y no quería hacer eso en este momento—. La perdí porque quería convertirme en mortífago —explicó—. Me estaba obsesionando cada vez más con las Artes Oscuras. Me fascinaban, todavía lo hacen. Me encanta lo complejo que es ese tipo de magia y cómo tiene infinitas posibilidades. Mis talentos eran respetados ahí. Supongo que lo que más anhelaba era que me aceptaran y los compañeros de mi casa en el colegio, que también iban por ese camino, me apreciaban. Siempre había sido cuestión de tiempo, supongo.

—¿Y mi madre trató de hacerte ir por el otro lado? —adivinó Harry—. ¿Por qué no la escuchaste?

—Es más complicado que eso —respondió él—. Quiero decir, ella tampoco necesariamente trató de hacerme ir por el otro lado. Ese lado no me quería de todos modos. Deberías entender... ¿Cuántos amigos tienes que estén en Slytherin? Ya sé que la respuesta es cero.

Harry se movió incómodamente en la cama y se acercó al borde mientras esperaba que Snape siguiera.

—Era lo mismo antes también. Los de Gryffindor y Slytherin no son amigos. Después de la selección, Lily y yo apenas pudimos estar juntos durante el año escolar y cuando lo estábamos, nos ridiculizaban por ello. Comíamos en mesas separadas para las comidas, nos sentábamos en lados opuestos del aula durante las clases y pasábamos el rato en diferentes salas comunes. Lily hizo nuevas amistades y yo...tuve problemas para lo mismo.

» El colegio no era un momento fácil para mí. Si no me hubiera gustado tanto la magia, no estoy seguro si estaba mucho mejor en Hogwarts que aquí con mi padre. Por alguna razón, el tormento en el colegio de niños de mi edad me dolía más que lo que sucedía en casa. Supongo que es porque cuando te das cuenta de que las cosas te siguen sin importar a dónde vayas, comienzas a reconocer que es porque probablemente te lo mereces.

—No creo que te merezcas nada de eso —dijo Harry con valentía.

Se estaban acercando mucho al tema de James y Sirius, pero por una vez eso no parecía convertirse en un problema de Harry y Snape. Casi como si pudieran existir fuera de él. Con Harry siendo algo más que una réplica de su padre y Snape una persona con sentimientos, que no siempre era la causa de todos los problemas.

—Supongo que solo quería encajar en algún lugar —admitió Snape—. Y ser lo suficientemente poderoso como para que nadie pueda hacerme daño de nuevo. Así que, en cambio, dañé a otros y perdí a la mejor persona que he conocido. He estado tratando de compensarlo desde entonces.

A pesar de que no pensaba que alguna vez sería suficiente, Harry no parecía compartir ese sentimiento en este momento con su comprensión limitada.

—Respeto lo que hace, señor —dijo Harry en la oscuridad antes de que ambos volvieran a dormirse—. Respeto mucho lo que hace.

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