Traducción: "Day Says" de GallaPlacidia

Harry Potter - J. K. Rowling
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Traducción: "Day Says" de GallaPlacidia
Summary
Scorpius, de once años, comienza a escribirle a Harry. Harry comienza a enamorarse de Draco a través de su interpretación en las cartas de su hijo.Con un Draco extremadamente arrepentido que vive con muggles y trabaja en una librería de segunda mano, un Harry aislado y un Scorpius que teme ir a Hogwarts porque sabe que será intimidado allí.
Note
La presente en una traducción del fanfic de GallaPlacidia "Dad says". Quien publicó que eliminaría su cuenta en esta plataforma, así como todos sus fanfics, como una fan que ama su trabajo he decidido traducir sus fanfics al español para que sus fans de habla hispana podamos seguir disfrutando su trabajo.El fanart agregado pertenece a Swymsuyt y ha sido compartido con su permiso.Toda la historia publicada no me pertenece solamente hice la traducción y la correspondiente edición.Disfruten de esta maravillosa historia.
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Capítulo 12

Capítulo 12

 

   —Magia —dijo Eve, mirando el armario que Harry había prendido fuego y luego rociado— Maldita magia.

 

   —¿Es por eso que tus libros nunca son pesados, Scorp? —pregunto Fran. Scorpius asintió.

 

   —Se llama magia accidental.

 

Harry se rio.

 

   —¿Tu magia accidental hace que tus libros sean más ligeros? Realmente eres un Ravenclaw.

 

   —¿Pero por qué Draco no nos dijo esto antes? —preguntó Nick.

 

   —Es ilegal. Lo habrían enviado de vuelta a prisión.

 

   —Prisión mágica —dijo Eve, débilmente.

 

   —Entonces, ¿Cómo es que nos lo dices? ¿No te enviarán a la cárcel? —preguntó Nick.

 

   —Harry es un héroe de guerra —dijo Scorpius.

 

   —Eh —dijo Harry, mientras Nick y Flora lo miraban fijamente. Eve todavía tenía los ojos fijos en el armario que Harry había encantado.

 

   —¿Pero Draco está bien? —preguntó Flora— Dijiste que lo habían atacado de nuevo.

 

   —Por supuesto que está bien —dijo Eve— ¡Tiene magia!

 

   —Bueno. La magia realmente no puede resolverlo todo. Y las personas que lo atacaron también usaron magia.

 

   —Draco siempre decía que las personas que lo atacaban eran enemigos de la prisión —dijo Nick.

 

   —Prisión mágica —dijo Eve.

 

   —No exactamente. Draco… luchó en el lado equivocado de una guerra.

 

   —¿Así que ustedes eran enemigos? —preguntó Nick.

 

   —No… no realmente.

 

   —Lo eran —dijo Scorpius— Te rompió la nariz.

 

   —Sí, bueno, no éramos… cercanos.

 

   —Lo maldijiste. Por eso Papá tiene esas cicatrices en el pecho.

 

Harry estaba extremadamente incómodo.

 

   —¿Ese fuiste ? —preguntó Nick, su voz bordeando la hostilidad— ¡Esas cicatrices son jodidamente horribles!

 

   —Lenguaje —dijo Flora.

 

   —¡No sabía lo que hacía ese hechizo! ¡Y me maldijo a mí primero!

 

   —¡Nos dijo que eran de una pelea con cuchillos en la prisión!

 

   —¡Mira, fue complicado! Teníamos dieciséis…

 

   —Espera —dijo Eve— ¿Esto sucedió en la escuela?

 

   —Sí.

 

   —¿La misma escuela a la que nuestro Scorpius asiste actualmente?

 

   —No fue culpa de la escuela

 

   —¿Qué clase de escuela para magos psicópatas es esta? ¡No suena seguro!

 

   —Hogwarts es el mejor lugar del mundo —dijo Scorpius.

 

   —¿Pero Draco está bien? —preguntó Flora de nuevo.

 

   —Él esta… no sé —admitió Harry— Pero quería que ustedes pudieran visitarlo en el Hospital.

 

   —Hospital para magos —dijo Eve.

 

 

Siguió así cuando llegaron a San Mungo.

 

   —Médicos magos —dijo.

 

   —Se llaman sanadores.

 

   —Medicina mágica.

 

   —Es más como pociones… sabes qué, no importa.

 

Pero Draco aún estaba inconsciente. Un sanador explicó que lo mantendrían en estasis mientras trataban de descubrir cómo cerrar sus heridas. «Siguen reabriéndose», dijo. Fran y Andy parecían perfectamente felices de aceptar la repentina existencia de la magia, pero Nick, Eve y Flora estaban claramente demasiado consternados al ver los vendajes ensangrentados de Draco para darse cuenta de los hechizos que lo envolvían.

 

 

Pasó una semana y Draco aún no había despertado. Harry y Scorpius pasaron todo el día en el Hospital. A menudo se les unían los amigos de Draco y, a veces, Ron o Hermione. A Scorpius se le trababa la lengua al hablar cada vez que Hermione estaba cerca, y se sonrojaba si ella lo miraba.

 

   —¿Quieres que Anthea y Titus te visiten? —Harry preguntó.

 

   —Anthea no querría que faltaran a la escuela, no lo creo.

 

   —Tal vez puedan venir en las vacaciones de Navidad —dijo Harry.

 

Scorpius asintió con tristeza. Harry sabía que ambos estaban pensando que, si Draco no estaba mejor para entonces, sería porque habría muerto.

 

Pero finalmente, los sanadores anunciaron que sacarían a Draco de su estasis.

 

   —¿Significa esto que está fuera de peligro?

 

   —Creemos que sí —dijo el sanador— Aunque todavía estará muy débil.

 

Ala mañana siguiente, Harry, Scorpius, Eve, Nick y Flora se reunieron alrededor de la cama de Draco. El sanador eliminó los hechizos que lo habían estado manteniendo inconsciente y comenzó a moverse.

 

   —Papá —susurró Scorpius. Draco giró la cabeza y abrió los ojos.

 

   —Scorpius —susurró.

 

   —Papá, Papá, estas bien —dijo Scorpius. Draco sonrió y se durmió.

 

 

Se despertó de nuevo unas horas más tarde.

 

   —Scorpius —dijo.

 

   —Hola Papá.

 

   —¿Cuánta escuela has perdido?

 

   —Un poco más de una semana —dijo Scorpius.

 

   —¿¿Una semana?? —dijo Draco, sobresaltándose. Trató de sentarse, antes de hacer una mueca y colapsar sobre sus almohadas.

 

   —Oh, no sean tan duro, Draco —dijo Eve. Draco frunció el ceño.

 

   —Estoy soñando —dijo, y se volvió a dormir.

 

 

Media hora después, abrió los ojos de nuevo.

 

   —¿Dónde estoy?

 

   —San Mungo —dijo Flora.

 

   —¿Por qué no puedo despertarme? —dijo, más para sí mismo que para los demás.

 

   —No estás soñando —dijo Harry— Les hablé de la magia.

 

   —¿Harry?

 

   —Hey. Es bueno verte despierto.

 

Draco lo miraba como si todavía estuviera soñando.

 

   —Les dijiste —dijo.

 

   —Sí.

 

   —No puedo creer que no nos dijiste que eras un maldito mago, Draco. Ese es un secreto de otro nivel —dijo Eve— ¿Recuerdas lo enojado que te pusiste cuando no te dije que me había acostado con el Caliente Jeremy de Starbucks30?

 

   —Harry —dijo Draco con urgencia— ¿Les dijiste… les dijiste acerca de… tú… ellos saben?

 

Su expresión se quedó en blanco.

 

   —Papá —dijo Scorpius— Soy Scorpius. Estás en San Mungo. Papá.

 

Draco parpadeó, levantó una mano para acariciar la barbilla de Scorpius.

 

   —No deberías faltar a la escuela, cariño —dijo.

 

   —¡Estabas a punto de morir! —dijo Harry.

 

   —No seas tan melodramático —murmuro Draco— Scorpius, cariño, Te amo mucho.

 

   —Yo también Te amo. Estaba tan preocupado.

 

   —Todos estábamos muy preocupados —dijo Nick. Draco se giró para mirarlo, y su expresión inmediatamente volvió a quedar en blanco.

 

   —Démosles algo de espacio —dijo Harry, mientras Scorpius empezaba a llamar a su Padre— Vamos.

 

Eve, Nick y Flora lo siguieron fuera de la habitación.

 

Harry está bastante seguro de que sabía lo que estaba molestando a Draco.

 

   —¿Saben cómo Draco les dijo que estaba en una pandilla de supremacistas blancos?

 

Ellos asintieron.

 

   —No era la supremacía blanca. Era la supremacía mágica. Tenía prejuicios contra las personas sin magia. El grupo del que formaba parte y, por cierto, no tenía muchas opciones en eso, era una especie de matar o morir, supongo, atacaban a los muggles. Gente sin magia. Como ustedes.

 

Flora rio suavemente.

 

   —Siempre supimos que era algo así —dijo.

 

   —¿Qué?

 

   —Que, sea lo que sea, solía odiar a la gente como nosotros. Podríamos decirlo, solo por las cosas que solía decir. Sobre todo, al principio.

 

   —Solía disculparse todo el tiempo —dijo Nick— De estas formas extrañas y excesivas.

 

   —Pensamos que tenía que ver con la clase —dijo Eve.

 

   —Pobre Draco —dijo Flora— Debe pensar que ya no nos agrada.

 

   —Es un jodido idiota —dijo Eve— Siempre ha sido un jodido idiota. Vale, vamos a decirle que no nos importa lo idiota que era hace diez años.

 

Harry no entró con ellos. Se sentó en el pasillo y esperó. Finalmente, Flora asomó la cabeza por la puerta.

 

   —Está bien —dijo felizmente— Puedes entrar ahora.

 

Draco estaba apoyado sobre sus almohadas. Scorpius se había metido en la cama con él, y la barbilla de Draco descansaba sobre su cabeza. Ambos parecían ligeramente aturdidos y siguieron riéndose, aunque las risas de Draco rápidamente se convirtieron en muecas de dolor.

 

   —… ¿Y qué hay de Papá Noel? —Eve estaba preguntando.

 

   —No es real —dijo Draco.

 

   —¿Vampiros?

 

   —Real. Pero no como en Crepúsculo31. Desafortunadamente.

 

   —¿El Hada de los dientes?

 

   —Irreal.

 

   —¿Unicornios?

 

   —Real.

 

El juego continuó hasta que llegó un sanador y les dijo que las horas de visita habían terminado.

 

   —Volveremos mañana —dijo Harry.

 

Draco asintió. Parecía tener problemas para mirar a Harry a los ojos.

 

   —Estoy tan contento de que estés bien —dijo Harry, para que nadie más pudiera escuchar— No tienes idea.

 

Draco hizo el suave sonido de que estaba tratando de reírse sin lastimarse.

 

   —Todos ustedes son tan malditamente dramáticos. Estoy bien.

 

Harry puso los ojos en blanco.

 

   —Es realmente bastante difícil adaptarse a la idea de que eres del tipo estoico, que sufre en silencio. Pasé toda mi vida pensando que eras un hipocondríaco.

 

   —¡Ese Hipogrifo prácticamente me arrancó el brazo!

 

   —¿Pero esto? —Harry hizo un gesto hacia los vendajes que cubrían todo el cuerpo de Draco.

 

   —¿Qué, esto? Esto no es nada. Pan comido, comparado con Buckbeak.

 

 

Harry volvió a preparar el Desayuno de Medianoche esa noche.

 

   —A veces es solo porque estoy feliz —explicó. Scorpius le sonrió, aunque solo después de haber masticado y tragado cuidadosamente su comida. Era un Malfoy, después de todo.

 

Harry y Scorpius continuaron visitando a Draco todos los días. No había muchas oportunidades de hablar con Draco apropiadamente, pero a Harry no le importaba. Era encantador, simplemente sentare en la misma habitación y ver a Draco perder deliberadamente partidas de ajedrez con su hijo. Scorpius era un ganador insoportablemente presumido. Fue una de las pocas veces que le recordó a Harry cómo había sido Malfoy en la escuela. El efecto fue extrañamente conmovedor.

 

Pero después de unos tres días, Scorpius se quedó dormido mientras estaban de visita. Tenía la cabeza en el regazo de Harry, los pies enroscados en la dura silla de plástico y Harry dejó que su mano descansara sobre la cabeza rubia de Scorpius.

 

Se hizo un largo silencio. Fue Draco quien lo rompió.

 

   —Sabía que te lo llevarías.

 

Su voz era suave y melancólica.

 

   —Tu eres su Padre —dijo Harry— Eres todo lo que él quiere.

 

   —Mhm —dijo Draco.

 

   —He estado pensando, sin embargo —dijo Harry, sintiéndose valiente— Creo que deberías mudarte a Grimmauld Place conmigo.

 

Draco levantó las cejas.

 

   —¿Disculpa?

 

   —Lo puse bajo Fidelius la semana pasada. Ron es el guardián secreto. Estarías a salvo allí.

 

   —No necesito tu protección, Potter. Ahora que mis amigos saben sobre el mundo mágico, puedo conseguir un piso y ponerlo bajo el Fidelius yo mismo.

 

   —Lo sé. O el ministerio te daría una casa segura, hasta que encuentren a las personas que te hicieron esto.

 

   —Así que. No hay necesidad de que nos acojas como pequeños niños pordioseros.

 

   —Estaba tan jodidamente solo antes de ti, Draco.

 

Draco parpadeó y trago.

 

   —Lo sé —dijo.

 

   —Yo… escucha, solo piénsalo. Me encanta Scorpius. Ha sido genial tenerlo. Es… me estarías haciendo un favor.

 

Draco no habló durante tanto tiempo que Harry estuvo a punto de retractarse de su oferta.

 

   —Pagaremos el alquiler —dijo finalmente.

 

Harry hizo una mueca.

 

   —¿Tienes que? Honestamente, soy tan rico.

 

   —Sí. Alquiler o no hay trato.

 

   —Bien. Pero yo decido la cantidad, y no reflejará los precios actuales de la vivienda en Londres.

 

   —Bien. Pero no tienes permitido estropear a Scorpius.

 

Harry se rio.

 

   —No puedo prometer eso. Tal vez pueda tener, como, una asignación de regalo mensual o algo así.

 

   —Esta es una mala idea —dijo Draco con tristeza.

 

Harry lo miró a los ojos.

 

   —Realmente no creo que lo sea.

 

Draco miró hacia otro lado.

 

   —¿Cómo estuvo tu cita con Blaise? —preguntó a la ligera.

 

   —Esclarecedor. Todavía está enamorado de ti, ¿Lo sabías?

 

   —¿Qué?

 

   —Sí. Paso toda la cita tratando de sacar información sobre ti.

 

Draco se encogió de hombros.

 

   —No significa nada. Siempre fue un bastardo entrometido.

 

   —Confía en mí. Era más que curiosidad —Harry hizo una pausa, tratando de evitar pensar en el doloroso nudo en su estómago— ¿Te gustaría estar con él, si él estuviera dispuesto a hacerlo?

 

Draco negó con la cabeza.

 

   —No. Nunca fue la persona adecuada para mí, de verdad.

 

La boca de Harry se secó.

 

   —¿Quién… quién era?

 

Draco jugueteó con su manta de Hospital.

 

   —No estoy seguro de que haya una persona adecuada para mí, para ser honesto.

 

   —La hay, para mí —dijo Harry. Draco lo miró fijamente, y Harry abrió la boca para continuar…

 

Scorpius se incorporó, frotándose los ojos.

 

   —¿Qué hora es? —preguntó.

 

   —Hora de dormir —dijo Draco— Y volverás a Hogwarts mañana.

 

   —¡No es justo! ¡Quiero estar aquí contigo!

 

   —Estoy bien. Incluso los sanadores lo dicen.

 

   —No quiero que estés solo —dijo Scorpius.

 

   —Él no lo estará —dijo Harry.

 

Scorpius no protestó tanto como Harry esperaba. Era obvio que cuando Draco decidía algo, no había ninguna posibilidad de convencerlo de lo contrario, y Scorpius vio la inutilidad del desacuerdo. Se organizó un traslador para el día siguiente, Harry dejó solos a Draco y Scorpius para despedirse, y antes de darse cuenta se estaba despidiendo del propio Scorpius.

 

   —Papá dice que vamos a vivir contigo —dijo Scorpius.

 

   —Si te parece bien —dijo Harry.

 

   —¡Por supuesto que sí! —Scorpius hizo una pausa, pareciendo repentinamente serio— Cuidarás de él ¿Verdad?

 

   —Sí —dijo Harry, igualando su seriedad— Voy a cuidarlo muy bien.

 

Scorpius asintió solemnemente.

 

   —Eso es bueno —dijo— Te veré en Navidad Harry. ¿Puedo invitar a Anthea y Titus?

 

   —Por supuesto.

 

Scorpius colocó su mano sobre traslador «una vieja lata de coca cola» y desapareció.

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