
Capítulo 9
Capítulo 9
Harry se despertó con un fuerte dolor de cabeza y un mal sabor de boca.
Draco estaba sentado en el borde de la cama, mirándolo.
—Bébete esto —dijo, y le pasó a Harry un antídoto para la resaca. Harry bebió y se derrumbó sobre las almohadas cuando sintió que la poción quemaba el alcohol fuera de él. Después de unos minutos, su dolor de cabeza había disminuido y simplemente se sentía cansado.
Abrió los ojos. Draco solo vestía bóxers.
—Joder —dijo Harry— Follamos.
—Intentamos.
—Mierda.
Harry había estado totalmente borracho, pero las pociones para la resaca evitan la pérdida de memoria. Recordaba todo. El terror que se erizaba en él la noche anterior parecía haberse estirado y crecido mientras dormía, y ahora lo entendía.
Draco lo miraba con gentil simpatía.
—Fue solo sexo, Potter.
Pero no lo había sido. Ese era el problema. A Harry Potter se le permitía follar con un Mortífago, eso probablemente era incluso apropiado. Llevar al enemigo hasta la sumisión.
No se suponía que Harry Potter tuviera sexo entre risas, impotencia y desvergüenza con un mortífago. No se suponía que comiera el jodido Desayuno de Medianoche con el maldito Draco Malfoy.
No estaba seguro de por qué importaba, cuando antes no lo había hecho. Él simplemente sabía que lo hacía. Él era Harry Potter. Se suponía que debía estar con Ginny Weasley. Se suponía que era un amigo maravilloso, una persona noble, un miembro trabajador y productivo de la sociedad. Dormir con Draco Malfoy era un fracaso abyecto del ideal heroico. Iba en contra de todo lo que se esperaba de él. Fue una Mala Idea.
—Estábamos borrachos —dijo Draco. Si se hubiera escuchado aburrido o casual, Harry habría sabido que estaba herido. Pero lo ojos de Draco eran suaves, preocupados. Era como si supiera lo que Harry estaba pensando.
—No podemos estar juntos —dijo Harry.
—Lo sé —dijo Draco— Nunca esperaría eso de ti.
—No debimos haber…
—Fue solo sexo. Un error de borrachos. No lo pienses demasiado.
—Yo soy… y tú eres…
Sabía que Draco sabía lo que quería decir, porque empujó rápidamente su brazo izquierdo detrás de su espalda. Para que Harry no pudiera ver su Marca Tenebrosa.
—Confía en mí, lo sé —dijo. Todavía estaba siendo tan compresivo. Lo que hizo que Harry quisiera besarlo. Lo cual no estaba permitido.
—Cristo, Malfoy, ¿Te pondrías algo de ropa ya?
Ahora había herido sus sentimientos. Draco se vistió con movimientos rápidos y deliberados. Harry lo observó desde la cama mientras Draco cubría las partes de él que lo hacían intocable. Esas cicatrices en su pecho. La marca en su brazo. Cicatrices como un uniforme enemigo, marcándolo como la oposición incluso cuando estaba desnudo. Especialmente cuando estaba desnudo.
Harry se puso su propia ropa.
—Fue solo sexo —dijo.
—Si —dijo Draco, su voz entrecortada y precisa.
—Un error de borrachos.
—Sí.
—No volverá a suceder.
—No —dijo Draco.
—No podemos estar juntos —dijo Harry. ¿Por qué lo dijo de nuevo? ¿Esperaba que Draco no estuviera de acuerdo? ¿Para pelear con él? Sabía que Draco no lo estaría. Draco no pedía cosas fácilmente.
Draco no dijo nada, de hecho. Observó a Harry con su expresión más educada.
—Me voy —dijo Harry. Draco inclino la cabeza y lo llevó a la chimenea, le entregó el bote de polvos flu.
—¿Te veré el sábado? —él dijo— ¿En las bebidas de cumpleaños de Eve?
—Sí, quizás. No lo sé —dijo Harry— Tendré que ver.
—Fue… fue solo sexo, Potter. No… no cambia nada.
—Sí, lo sé —mintió Harry, y regresó a Grimmauld Place por la red flu.
…
Para su gran alivio, nadie trató de contactarlo. Esperaba que sus amigos le enviaran lechuzas preocupadas mientras se deshacía de cada uno de los compromisos sociales que había hecho, pero nadie dijo nada. Usaba su capa de invisibilidad constantemente, incluso en casa.
Draco no se acercó. Harry sabía que no lo haría.
No podía explicar si pánico más claramente que… que estaba mal. Había una forma en que se suponía que debía ir su vida, y la había jodido de todas las formas posibles. Así no era como se suponía que debían ser las cosas. Siguió imaginando los titulares de El Profeta: ¡EL ELEGIDO EN ESCÁNDALO SEXUAL GAY CON MORTÍFAGO!
Esa marca de aspecto magullado en el brazo de Draco. Las cicatrices en su pecho. Sectumsempra. Cortar para Siempre.
Estaba furioso, en realidad. Más enojado de lo que había estado el verano después del cuarto año, cuando Ron y Hermione habían estado juntos, en el Cuartel de la Orden, mientras él estaba atrapado en Privet Drive, aislado, sin importancia. Todos los demás habían tenido su final feliz, mientras que Harry, que había muerto en la guerra, no tenía nada.
No era como se suponía que debían ser las cosas.
El problema era que Harry ya no era inmune a la soledad. Su tiempo con Draco y sus amigos le había recordado lo bien que se sentía estar rodeado de gente. Harry voló alrededor del campo de Quidditch bajo techo que su casa le había proporcionado y sintió su soledad como una herida.
No se acercó a Ron y Hermione. Estaba enojado con ellos y consigo mismo; sabía que estaba siendo irracional, pero eso no cambiaba cómo se sentía. No se acercó a nadie. Simplemente deambulo por el callejón Diagon en su capa, odiando a la gente.
…
Una noche, sin embargo, salió sin su capa. Fue a un bar caro y pasado de moda en el callejón Knockturn y compro un gin-tonic demasiado caro. Algunas personas le pidieron su autógrafo, pero fue tan grosero con ellos que comenzaron a dejarlo en paz. Envolvió sus manos alrededor del vidrio frio y trato de no pensar.
—Bien, bien, bien. Si no es el viejo Cara Rajada —dijo una voz elegante y arrastrando las palabras —sonaba como…
Harry se dio la vuelta con entusiasmo…
Era Blaise Zabini.
—Beber solo es la primera señal de un problema —dijo Blaise, sentándose al lado de Harry.
Era extremadamente guapo. Él y Draco deben haberse visto increíbles juntos.
—No tengo ningún problema —dijo Harry.
—¿No? —Blaise sonrió. Era una expresión tan Malfoy. La forma en que se movía también era como Malfoy… tan elegante y arrollador. Dedos largos y gráciles. Arrogante y encantador.
—¿Qué quieres, Zabini?
—Por favor, llámame Blaise —su voz era un ronroneo bajo.
—¿Qué quieres, Blaise?
Blaise no respondió de inmediato. Les pidió otra ronda de bebidas. Harry notó que vestía túnicas exquisitamente cortadas. Probablemente cuestan una fortuna.
—¿Te gustan mis túnicas, Harry? Sigues mirándolas.
—Lo… siento.
—No hay necesidad de disculparse. Se ven bien, ¿No? Te contaré un pequeño secreto. Blaise se inclinó con complicidad y Harry se inclinó hacia adelante a su pesar —El secreto para vestir bien… es tener un cuerpo espectacular.
Harry se sonrojo y se apartó de Blaise.
—Vete a la mierda.
Blaise sonrió perezosamente.
—Podrías vestirte bien, ya sabes. Tal vez te lleve a comprar túnicas en algún momento, ¿Eh?
Harry estaba incómodamente consciente de que Blaise probablemente haría un excelente trabajo vistiéndolo con ropa de mago, al igual que Draco había hecho un excelente trabajo vistiéndolo con ropa muggle.
El cantinero les entrego sus bebidas.
—Gracias, como siempre —dijo Blaise con los ojos cerrados. Se lamio los labios — ¡Ñam Ñam!
Harry sabía por qué no está esforzándose más por escapar. Había sentido curiosidad por Blaise desde que Draco menciono que habían salido.
Era como si Blaise pudiera leer su mente.
—Entonces, ¿Cómo esta Draco? —preguntó.
—¿Lo siento?
—¿Draco Malfoy? ¿Conoces muchos Dracos? Yo no, personalmente. Pero tal vez hayas tenido más suerte.
—Draco está bien.
—¿En realidad? —Blaise pareció repentinamente serio. Era tan parecido a Draco que Harry se sobresaltó. La caída abrupta del velo, la intermitencia entre el encanto lacónico y la sinceridad… fue como un vistazo a un universo paralelo. Blaise era quien pudo haber sido Draco, si no hubiera sido un mortífago. Confiado. Bien vestido. Coqueteando con Harry en un bar mágico.
El pensamiento hizo que a Harry le doliera.
—Tiene muchos amigos —dijo Harry.
—Bien —dijo Blaise con seriedad— Se los merece.
Harry no respondió. Recordó haberle preguntado a Draco sobre su relación con Blaise.
«—¿Fue serio?
—No para él.»
—Están ustedes dos… —Blaise se detuvo suavemente— ¿Juntos?
—¡No! —dijo Harry, más enérgicamente de lo necesario— Solo somos amigos.
—¡Ah! —dijo Blaise alegremente— No es eso agradable. Los amigos.
—Espera. ¿Cómo sabes que he visto a Malfoy?
Blaise levantó una ceja en otra expresión dolorosamente Malfoy. ¿Es por eso que habían salido? ¿Por qué eran una imagen espectacular juntos?
—Fuiste con él al Expreso de Hogwarts. Estaba en El Profeta.
—Oh —dijo Harry. Pensó en el horrible encabezado «¡EL ELEGIDO EN ESCÁNDALO SEXUAL GAY CON MORTÍFAGO!» — ¿Cuál era el encabezado?
—No recuerdo. Algo sobre El-Niño-Que-Vivió marcando el comienzo de una nueva era de tolerancia. Y luego estaba ese incidente con el Vociferador, por supuesto.
—¿Eso estaba en El Profeta?
—Oh sí. El Profeta siempre ha estado demasiado interesado en la vida de los escolares, como estoy seguro de que recordarás.
—Sí, lo recuerdo —dijo Harry con tristeza.
—Me gustaría darte las gracias, por cierto. Ahora que tú y Draco Malfoy son amigos, la gente parece menos inclinada a ser grosera conmigo.
—¿Groseros contigo? Pero no estuviste realmente en la guerra, ¿Verdad?
—Slytherin, cariño. Casa del mal. Es mucho más fácil odiarnos a todos. De todos modos, ciertamente has inquietado a todos. La gente está especulando que saldrás a favor de la Ley de Reconciliación de Granger.
—¿Ella qué?
—Honestamente, Cara Rajada, ¿Incluso lees el periódico?
—No, realmente no.
—¿O preguntarles a tus amigos sobre sus trabajos? ¿Sus pasiones?
—¿Tienes un punto? Porque no tengo que quedarme.
—Eres demasiado guapo cuando estás enojado, Harry. ¡No! No te vayas. La Ley de Reconciliación es el proyecto favorito de Granger. Ella piensa que se deben tomar medidas para reducir la discordia entre los sobrevivientes de la guerra. Tomar medidas enérgicas contra los Cazadores de Mortífagos, prohibir la discriminación en el lugar de trabajo basada en la guerra, ese tipo de cosas.
—Eso suena genial —dijo Harry.
Blaise sonrió con bastante seriedad.
—¿Quieres tomar una copa alguna vez, Harry?
—¿Cómo una cita?
—Sí. Como una cita.
«EL ELEGIDO GAY Y SU GUSTO POR SLYTHERIN ATRACTIVOS», pensó Harry. No sonaba tan mal, Eso es lo que habrían dicho sobre él y Draco, si… si las cosas hubieran sido diferentes.
Blaise era tan similar a Draco. Un Draco sin las cicatrices.
—No —dijo Harry— Gracias.
Blaise parecía decepcionado.
—Lastima —dijo— Hazme saber si cambias de parecer.
Apuró el resto de su bebida, le guiño un ojo a Harry y se fue.
…
Harry no había olvidado su promesa a Scorpius. Pasó una semana y sabía que tenía que ver cómo estaba Draco.
Se preguntó si Draco había ido al concurso del pub con Ron, Dean y Luna, como de costumbre, o si eso solo pasaba cuando Harry estaba allí. Le hacía sentir miserable pensar que Draco estaba aislado de la gente por culpa de Harry. Para ser justos, todo lo relacionado con Draco lo hacía miserable.
Decidió ir a la librería de Draco. Menos intimo que ir al apartamento, razono. Ese era el problema… se habían vuelto demasiado íntimos. Dos hombres homosexuales solteros no deberían pasar tanto tiempo solos, emborrachándose y hablando de sus sentimientos. Si no hubiera sido por eso, todo habría estado bien, probablemente.
Era una pequeña tienda desorganizada, atestada de libros que estaban apilados tan precariamente que Harry estaba seguro de que Draco estaba usando magia para mantenerlos. Escucho a Draco antes de verlo.
—Claro, si valoras la fama por encima de la calidad, lee Tiempos Difíciles24.
—Mira, ¿Puedes simplemente cobrar el libro? —dijo una voz femenina molesta— Realmente no necesito una crítica.
—Tengo Casa Desolada25 justo aquí. Es una novela muy superior de Dickens.
—Es enorme. No tengo tiempo.
—Ah, claro. No te gusta que te desafíen. Prefieres tus libros fáciles y poco gratificantes, ¿Verdad?
—Joven…
—A veces las cosas difíciles son las que más valen la pena.
—Debería haber escuchado las reseñas de Yelp26. Dijeron que eras grosero.
Draco se rio.
—Encantadoramente sincero, ¿No?
—Comprare Casa Desolada Y TAMBIEN Tiempos Difíciles —dijo la mujer, sonando resignada.
—No te arrepentirás. A menos que leas Tiempos Difíciles. Te arrepentirás de eso.
La mujer se rio. Aparentemente, Draco la había encantado con éxito.
—Volveré, joven.
—Gracias por su compra —dijo Draco, con aire de suficiencia.
La mujer pasó apresuradamente junto a Harry, agarrando sus dos libros, y Harry se deslizó junto a la pila de memorias de la Primera Guerra Mundial hacia la caja registradora.
—Oye —dijo.
Draco levantó la vista, sobresaltado.
—¿Harry?
Aterrorizaste a esa pobre mujer.
Draco agito su mano.
—Ella debería estar agradecida. Le he dado el regalo de Casa Desolada.
—¿Cómo has leído tantas novelas muggles?
Draco tomó un dispositivo de escaneo y comenzó a escanear los códigos de barras en una pila de libros sobre el mostrador.
—Granger —dijo— Aprobó un proyecto de Ley que puso una biblioteca llena de libros muggles en Azkaban. Leí bastante, ahí dentro.
—Vaya.
Draco no lo estaba mirando. Harry apoyo el codo en el mostrador. No dejaba de distraerse al recordar que había estado dentro del Draco.
—Le prometí a Scorpius que te vería una vez a la semana —dijo, porque era algo apropiado para decir y eso era lo que Harry quería ser; apropiado.
Los inteligentes ojos grises de Draco se movieron hacia arriba.
—Puedo enviarte una lechuza la próxima semana, No tienes que venir a verme.
Harry considero esto. Estaba resultando más difícil no besar a Draco de lo que había anticipado. Y no podía besar a Draco, así que tal vez sería mejor si simplemente no se vieran, hasta que este enamoramiento siguiera su curso.
Harry se preguntó si Draco también estaba pensando en besarlo. No parecía estar pensando en nada más que en la tienda mientras escaneaba los libros con sus dedos largos y ágiles…
—Vi a Blaise —dijo Harry, como por error.
Los dedos de Draco se detuvieron en las "La naranja no es la única fruta", luego la levantó para escanearla.
—Él me pidió salir. Dije que no —dijo Harry.
—¿Por qué? ¿Por qué es un Slytherin? —Draco no sonaba amargado. Sonaba curioso.
—No, porque es tu ex.
—No le mencionaste eso a él, ¿Verdad?
—No. Sin embargo, preguntó por ti.
Draco soltó una risa baja e infeliz.
—Lo hizo —murmuró— ¿Qué dijiste?
—Que estabas bien.
—Que deliciosamente vago.
—Sí, bueno, no sé toda la historia entre ustedes dos, no quería meter mi pie en eso.
Draco le lanzó una mirada de complicidad.
—Lo siento —dijo Harry— No estoy tratando de sacártelo.
—Sé que no lo estás —dijo Draco, y ahora estaba mirando a Harry apropiadamente, sus ojos amables y compresivos. Él suspiró — A menudo he pensado que Blaise es quien hubiera sido yo, si no hubiera tomado tantas decisiones terribles.
Esto era exactamente lo que el propio Harry había pensado que se quedó desconcertado.
Draco parecía pensativo.
—Tal vez deberías darle una oportunidad —dijo.
—¿Qué?
—Ten una cita con él. Creo que ustedes dos estarían bien juntos.
—Venga ya.
—No realmente. Es guapo, divertido, bien vestido. La cantidad justa de maldad. Vive en el mundo real contigo —Draco lo miraba intensamente, pero de nuevo, no parecía herido ni cerrado. Parecía… preocupado— Lo digo enserio. Podrías hacerlo peor. Si alguien puede hacerte feliz, era él.
—Lo dices en serio.
Draco sonrió torcidamente.
—Soy tu amigo de clubs27 ¿No?
—El mejor amigo de clubs que he tenido —dijo Harry. Frunció el ceño ante el mostrador— Siento haber desaparecido. Solo… necesitaba un poco de espacio. Aún lo necesito.
Draco puso los ojos en blanco.
—Lo sé, Potter. Puedo leer las señales sociales transparentes.
—Bien, solo quería que supieras que volveré. Porque somos amigos, ¿Sí?
—Cristo, Potter, no seas tan chica.
—Te haré un brazalete de la amistas si no tienes cuidado.
—Ten una cita con Blaise —dijo Draco con firmeza.
—¿Sí?
—Sí. Te aclarará la cabeza, creo.
De repente, Harry entendió. Draco quería que se permitiera volver a tomar decisiones estúpidas, cometer errores como un veinteañero normal, sin que eso tuviera consecuencias de gran alcance para él y su hijo. Poder follar borracho a un amigo sin que importe.
Draco podía sentir que le había importado a Harry, y estaba tratando de desviar la atención de Harry a otra parte, para que pudieran volver a ser amigos. Harry recordó que rápido, cuán suplicante había reiterado que solo era sexo.
El sentimiento de dolor en el pecho de Harry ante la idea de que a Draco realmente no le gustaba era increíblemente egoísta, se dijo Harry a sí mismo.
—Está bien —dijo— Tendré una cita con Blaise.