
Capítulo 10
Capítulo 10
***
Blaise:
8 PM. Esta noche. El restaurante italiano en el callejón Diagon. Tú pagas.
Harry
***
***
Estimado Harry:
¡Eres tan encantadoramente brusco! Como un leñador. Me hace temblar por todas partes.
Hasta luego.
Blaise
***
Blaise llegó quince minutos tarde.
—Llegas tarde —Dijo Harry.
—¿Lo estoy? Mi cabello no estaba cooperando. Pero lo aplaque hasta la sumisión. Se ve encantador ahora, ¿No?
Lo hacía.
Blaise ordenó por ambos en italiano sin consultar a Harry.
—Espero que te gusten los mejillones28 —dijo. Harry tragó saliva algo incómodo.
Blaise continuó haciendo insinuaciones sexuales y sonriéndole a Harry hasta que llegó su comida. Luego se volvió abruptamente serio otra vez.
—¿Draco me menciono? —preguntó.
—Er… ¿Un poco?
—¿Qué dijo él?
—No mucho realmente.
Blaise pareció asimilarlo, Apoyo la barbilla en su mano.
—Una vez estuve muy enamorado de Draco Malfoy —dijo.
—Oh —dijo Harry sin comprender— ¿Eras… era serio?
Blaise revolvió su bebida ociosamente con su popote.
—Le pedí que se casara conmigo.
—¿¿Qué??
—En séptimo año —dijo Blaise, torciendo la boca en una sonrisa forzada —Él dijo que sí. Espero que no me consideres engreído si te digo que él también estaba enamorado de mí.
—¿Entonces qué paso?
Blaise levantó las cejas.
—Tú, Harry. Derrotaste al Señor Oscuro, y ya no pensé que fuera prudente asociarme con un Mortífago.
—¿Así que terminaste dejándolo? —preguntó Harry, repentinamente encontrando a Blaise considerablemente menor atractivo.
Blaise se encogió de hombros con timidez.
—Tenía que pensar en mí mismo.
—Pero tú lo amabas.
—Oh sí. Le amaba.
Harry frunció el ceño. Blaise lo miraba con una mirada intensa y dura en sus ojos castaños oscuros, como si desafiara a Harry a preguntar más. Estaba claro que todavía estaba obsesionado con Draco y, francamente, esa no era una lata de gusanos que a Harry le interesaba abrir.
—Entonces… ¿Cuándo se casó con Astoria?
—Él se metió en la cama con ella por despecho, la dejó embarazada y se casó con ella para preservar su honor. Oh… sé lo que estás pensando. Pero nosotros, las familias sangre pura, somos muy particulares, ¿Sabes? Hubiera sido más deshonroso para ella tener un hijo fuera del matrimonio que tener un criminal de guerra encarcelado como esposo.
Eso no había sido lo que Harry estaba pensando, de hecho. Había estado pensando que Malfoy nunca había estado enamorado de Astoria, lo que le causo una sensación peculiar detrás de las costillas.
—¿Draco realmente nunca te dijo todo eso?
—No hablamos mucho de la guerra —dijo Harry.
—Ah —dijo Blaise— Bueno, debo decir que eso es inesperadamente generoso de su parte.
—¿A qué te refieres?
—Bueno, ¿Él sabe que estás aquí conmigo?
—SÍ. Dijo que probablemente nos llevaríamos bien.
Una expresión que era inequívocamente de culpa cruzó el hermoso rostro de Blaise.
—¿Y no mencionó nada sobre… después de Azkaban?
—¿No?
Los ojos de Blaise brillaron.
—¿Él no lo hizo?
—¿Qué paso después de Azkaban?
—No debería estar contándote esto. No me coloca de la manera más halagadora.
—¿Por qué me lo dices?
—¿Remordimiento de conciencia? Y… bueno, Draco nunca ha sido bueno para quejarse de las cosas que realmente lo lastiman. Siempre hablábamos de él a sus espaldas, en Slytherin. Contándonos entre nosotros sus problemas para que él no tuviera que hacerlo —tomo un sorbo de vino— Parte de ser amigo de Draco es que otras personas te digan lo que está pasando por su cabeza, me temo.
—Suena saludable.
—¿Quién dijo algo de saludable? Es Draco.
—Bien. Continua.
Blaise suspiró.
—Lo dejaron salir de Azkaban cuatro meses antes. Buen comportamiento. Solo que Astoria nunca fue muy organizada; se le perdió la carta con la fecha de su liberación, así que salió… sin varita; esa era una de las estipulaciones; un año sin magia… y ella y Scorpius todavía estaban en Francia. Sus padres estaban muertos, por supuesto. Se le permitió enviar una lechuza de corta distancia. Me preguntó si podía dormir en mi sofá. Dije que no.
Harry hizo un pequeño sonido de indignación.
—Lo sé —dijo Blaise— No se me ocurrió que él no tendría a nadie más, y no tienes idea de cómo ha sido para los Slytherins; la cantidad de prejuicios, podría haber perdido mi trabajo… —su voz decayó, tomo otro sorbo de vino y luego continuo— Luego salió ese artículo en El Profeta.
—¿Qué artículo en El Profeta?
—«Mortífagos sin hogar muriendo de hambre en las calles de Londres».
—¿Estaba sin hogar?
—Fui a buscarlo después de eso. Astoria lo encontró primero. Lo llevó de vuelta a Francia. Se suicido unos meses después. Fue un regreso a casa bastante duro, me imagino.
—¿Les gustaría el menú de postres? —preguntó el mesero alegre.
—Oooooh… ¿Tienen tarta Banoffee29? —preguntó Blaise— Adoro la tarta Banoffee.
—¡La tenemos!
—Que maravilloso. Dos tartas Banoffee, por favor.
Harry sintió como si sus pensamientos anduvieran penosamente a través de lodo espeso. El horror y la culpa se aferraron a él mientras trataba de encontrar las palabras.
—Tu… tú fuiste un cobarde —dijo.
Blaise pareció desconcertado.
—Sí. Supongo que lo fui.
—Estabas tan preocupado por lo que dirían los demás si estabas con él que no te detuviste a pensar cómo se sentía.
Blaise lo miró fijamente, herido.
—Lo lastimaste —dijo Harry.
—Sí, Harry, todo esto se me ha ocurrido antes… oh.
Harry puso su cabeza entre sus manos.
—La cagué.
—Oh —dijo Blaise de nuevo.
—¿Qué debo hacer?
—No estoy seguro de ser la mejor persona para aconsejar.
—Soy tan jodidamente inútil.
—Contrólate —dijo Blaise, mirando a su alrededor con ansiedad— No te desmorones conmigo, Elegido, te lo imploro.
—Tengo que irme.
—Sí, creo que eso es probablemente lo mejor.
—Soy un idiota.
—Me alegro de haber podido ayudarte a llegar a esa conclusión.
Harry lo miró.
—¿Lo sabías?
—No. Pero pensé que era una posibilidad. Ustedes dos siempre estuvieron obsesionados el uno con el otro, en la escuela —el pauso— Estarían bien juntos, ¿Sabes?
—Eso es lo que dijo acerca de ti y de mí.
Blaise negó la cabeza.
—He salido con gente que luchó en la guerra antes. Nunca funciona. No puedo relacionarme. No… coincidimos.
—¡Tarta Banoffee! —dijo el mesero, alegremente.
—¡Celestial! ¡Todo para mí! Vete, Harry.
—Nos vemos, Blaise.
—Envíale mi amor a Draco.
...
Harry salió corriendo del restaurante y se apareció directamente en la sala de estar de Draco.
Estaba vacío.
—¿Draco? Tengo que hablar contigo…
Había sangre en el suelo, bastante sangre. Con el corazón latiendo en sus oídos, Harry siguió el rastro rojo hasta una vista horriblemente familiar: Draco Malfoy desangrándose hasta morir en un baño.