Traducción: "Day Says" de GallaPlacidia

Harry Potter - J. K. Rowling
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Traducción: "Day Says" de GallaPlacidia
Summary
Scorpius, de once años, comienza a escribirle a Harry. Harry comienza a enamorarse de Draco a través de su interpretación en las cartas de su hijo.Con un Draco extremadamente arrepentido que vive con muggles y trabaja en una librería de segunda mano, un Harry aislado y un Scorpius que teme ir a Hogwarts porque sabe que será intimidado allí.
Note
La presente en una traducción del fanfic de GallaPlacidia "Dad says". Quien publicó que eliminaría su cuenta en esta plataforma, así como todos sus fanfics, como una fan que ama su trabajo he decidido traducir sus fanfics al español para que sus fans de habla hispana podamos seguir disfrutando su trabajo.El fanart agregado pertenece a Swymsuyt y ha sido compartido con su permiso.Toda la historia publicada no me pertenece solamente hice la traducción y la correspondiente edición.Disfruten de esta maravillosa historia.
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Capítulo 7

Capítulo 7

 

***

Estimado Harry:

 

Hogwarts es el mejor lugar del mundo entero. No puedo CREER que no quería venir. Anthea dice que no es de extrañar que no quisiera por Prejuicios, pero ella cree en Tabula Rasa19, que significa Borrón y Cuenta Nueva, y cada vez que la gente dice cosas sobre Papá, ella cita este largo discurso o algo así de un filósofo del Siglo XVIII hasta que se van. Funciona mucho mejor de lo que piensas, aunque eso puede deberse a las bromas de Piernas de Gelatina que Titus les lanza mientras Anthea habla. Titus y Anthea son mis mejores amigos y no puedo esperar a que los conozcas.

 

¿Papá está bien?

 

Sinceramente «Anthea dice que lo he estado escribiendo mal todo este tiempo, ¡Deberías haberlo dicho!»

 

Scorpius

***

 

***

Estimado Scorpius:

 

Tus amigos suenan maravillosos. ¡No puedo esperar para conocerlos!

 

Sé que escribí después de la noche de cine hace dos días, pero hoy volví a ver a tu Padre. Fuimos a la Galería Nacional de Retratos20 y me habló de todas las personas en la historia que eras brujas y magos en secreto. ¡Aprendí mucho! Ha estado bien. No ha tenido otro episodio desde el que te hablé, después de que te subiste al tren.

 

¡Espero que lo estés pasando bien! Saluda a Hagrid de mi parte. «Tal vez mostrarle esta carta». «Hagrid, sé amable con Scorpius, le tengo mucho cariño».

 

Tu amigo,

Harry

***

 

***

Estimado Harry:

 

Hagrid se encariño conmigo cuando le mostré tu carta. Creí que era un poco… bueno Papá me dijo que no esperara agradarle a Hagrid. Así que fue muy, muy agradable que nos invitara a Anthea, a Titus y a mí a tomar el té mañana.

 

 ¡¡No soy muy bueno en Defensa, pero he llegado a lo más alto del año en Pociones!!

 

¿Papá está bien?

 

Sinceramente

Scorpius

***

 

***

Estimado Scorpius:

 

Apuesto a que Hagrid le encantaría tu Padre si lo conociera ahora. Asegúrate de no comer ninguno de sus pasteles de roca, te pegarán las mandíbulas. ¡Pero no le digas que dije eso!

 

Hoy volví a ver a tu Papá, fuimos a tomar algo y hablamos de nuevo novio de Eve, que es enorme. Más grande que Nick. En realidad, es bastante aterrador.

 

No me sorprende que te vaya bien en Pociones, tu Padre siempre fue brillante en eso. Puedo ayudarte en Defensa en Navidad, si quieres.

 

Tu amigo,

Harry

***

***

Estimado Harry:

 

No le digas a Papá, pero un Gryffindor de cuarto año llamado Henry Biggs me dijo algunas cosas terribles hoy. Titus y Anthea no estaban y sé que es importante para mí ser Irreprochable y, de todos modos, Papá dice que los modales son la mejor defensa. Así que me quedé muy quieto hasta que termino y le dije que entendía por qué se sentía así. Me golpeo en la espalda con un maleficio punzante cuando me fui. Anthea dice que fue cobarde por su parte y que me comporté como un caballero. Titus dice que debería haberlo golpeado con un hechizo Piernas de Gelatina. Sin embargo, esta bien, entiendo porque Henry Biggs estaba molesto. No lo hace correcto, pero lo entiendo.

 

¿Papá está bien?

 

Sinceramente,

Scorpius

***

 

***

Estimado Scorpius:

 

Henry Biggs no tenía derecho a hacerte eso, y Anthea tiene razón, es absolutamente cobarde. Lamento mucho que haya sucedido. No te mereces eso en absoluto. Sé que tu Papá aprobaría cómo reaccionante, y entiendo su punto, pero personalmente hubiera seguido la ruta de las Piernas de Gelatina, como tu amigo Titus.

 

Vi a tu Papá hoy, fuimos a una fiesta en casa de Nick y Flora. Parecía feliz, aunque te echa mucho de menos.

 

Tu amigo,

Harry

***

 

***

Estimado Harry:

 

¡Ese Vociferador que le enviaste a Henry Biggs fue INCREÍBLE! Parecía que iba a hundirse en el suelo. Todo el mundo estaba hablando de eso. Anthea dice que no deberías haberlo hecho porque eres una figura pública y se supone que no eres parcial, pero Teddy y Titus y yo pensamos que fue malvado.

 

¿Papá está bien?

 

Sinceramente,

Scorpius

***

 

Cada semana, Harry solo tenía la intención de ver a Malfoy una vez, y cada semana, terminaba viéndolo mucho más que eso.

 

Los amigos de Malfoy seguían invitándolo a lugares, por un lado. Iba con Malfoy y sus amigos a obras de teatro, a restaurantes, al pub. Fue a la noche de cine. Aproximadamente una vez a la semana, iba a clubs con Malfoy. Siempre era la misma rutina «Dime cuál es el chico más sexy que ves y te lo conseguiré, Malfoy susurrando a un atractivo extraño, una noche de sexo sin sentido y una extraña sensación de vacío a la mañana siguiente».

 

Veía a Malfoy tan a menudo porque le gustaba, por supuesto, le encantaba ver a Malfoy en diferentes situaciones, verlo cambiar de aplomo a cómodo en cuestión de segundos dependiendo de con quién estuviera. Era porque le agradaban los amigos de Malfoy, le gustaba que no supieran quién era Harry Potter, solo Harry.

 

Pero principalmente, fue porque sabía que Malfoy lo necesitaba. Malfoy no tenía a nadie más con quien hablar apropiadamente sobre Scorpius, y a Harry le gustaba estar ahí para él. Cuando Scorpius ganó un premio de Pociones, él y Malfoy fueron al pub. Harry escuchó pacientemente mientras Malfoy explicaba todos los detalles de la poción que había hecho Scorpius; qué podría haber salido mal, cómo Malfoy lo había preparado para el éxito enseñándole los conceptos básicos de pociones antes de que Scorpius fuera a Hogwarts. Cuando Malfoy le dijo, de una manera un poco brusca, que ni siquiera sabía cómo era la sala común de Ravenclaw, Harry se la describió.

 

   —Gracias —decía Malfoy, a menudo.

 

A Harry no le gustaba que le agradecieran tanto como le gustaba la forma en que Malfoy lo miraba cuando le daba las gracias.

 

Veía mucho más a Ron, lo cual también se debía a Malfoy. Unos días después de haber ido juntos al pub, Harry fue a casa de Malfoy y encontró a Ron ya allí.

 

   —Él no va a decir que sí —dijo Malfoy.

 

   —¿Decir sí a qué?

 

   —Quiero jugar una partida de ajedrez con este imbécil venenoso, pero necesitamos un árbitro —dijo Ron.

 

   —¿Un árbitro? ¿Para el ajedrez?

 

   —¡No confío en que él no haga trampa! —dijo Ron.

 

   —Hacer trampa es una parte integral del ajedrez —dijo Malfoy, estudiando sus uñas.

 

   —¡No, no lo es!

 

   —Bueno, no confío en que no seas un mal perdedor. No me apetece tener un ojo morado toda la semana porque perder a tu reina te hizo sentir castrado.

 

   —Vamos, Harry. Di que lo harás —presionó Ron.

 

   —Er… sí, está bien —dijo Harry.

 

Y, de hecho, Ron y Malfoy necesitaban un árbitro para el ajedrez. Malfoy logró hacer trampa de formas variadas y elaboradas que la mayor parte del juego se dedicó simplemente a descubrir cómo lo estaba haciendo. Cuando Ron perdió, recogió la tabla y trató de golpear a Malfoy en la cabeza con ella. Malfoy se burló de él, Ron fanfarroneó, Harry puso un hechizo escudo y acordaron encontrarse a la misma hora la próxima semana para hacerlo todo de nuevo.

 

Harry y Malfoy casi nunca hablaban sobre el pasado, pero de vez en cuando Harry recogía un fragmento de información sobre lo que en privado consideraba Los Años Perdidos de Draco.

 

   —¿Milly? —preguntó Malfoy sorprendido— ¿Luna Lovegood se casó con Millicent Bulstrode? —estaban caminando en el Támesis, acababan de salir de una fiesta de tragos de Eve.

 

   —Sí. Inesperado, ¿Verdad?

 

   —No sé —Malfoy parecía pensativo— Me preguntaba… Me encontré con Milly, cuando estaba comprando los libros de Scorpius en el callejón Diagon. Ella no me desairó.

 

   —¿Crees que Luna le dijo que no lo hiciera?

 

Malfoy se encogió de hombros, un movimiento frío y espasmódico.

 

   —Luna fue amable conmigo, en la mansión —Harry no dijo nada, esperando que Malfoy continuara. Malfoy a menudo necesitaba un poco de espacio para hablar, como si quisiera estar seguro de que no estaba secuestrando la conversación—Ella y Dean vinieron al funeral de Astoria —dijo después de unos momentos. Su aliento era tembloroso— Es extraordinario lo buenas que son algunas personas.

 

Harry podía sentir que Malfoy estaba cerca de quedar atrapado en sus pensamientos, así que golpeó sus hombros.

 

   —¿Me ayudarías a comprar ropa nueva, en algún momento?

 

Funcionó. Malfoy se rio, y Harry supo que se habían escapado del traicionero agujero negro en el cerebro de Malfoy.

 

   —Si —dijo Malfoy— Pero tienes que entregarte por completo a mi juicio superior.

 

   —Por supuesto.

 

Esa noche, Harry se acercó a Luna y Dean. No había hablado con ninguno de ellos en años, pero ambos respondieron de inmediato. Al día siguiente, vinieron a cenar.

 

Harry debería haber estado nervioso. Sabía que había sido un amigo terrible para ambos. Había dejado de estar en contacto y sabía desde hacía mucho tiempo que debía rectificar la situación. Pero no podía estar nervioso. Tenía que preguntarles sobre Malfoy.

 

Al igual que con Ron y Hermione, pasaron las primeras horas poniéndolo al tanto de sus vidas. Cuando le hicieron preguntas sobre sí mismo, se desvió.

 

   —Tu casa es preciosa —dijo Luna, mientras terminaban su helado. Los platos de cristal desaparecieron cuando terminaron, y en su lugar aparecieron pequeños cuencos de porcelana con mentas, junto con un carrito de plata cargado con parafernalia de té.

 

   —Gracias. Tuve un poco de ayuda con eso —Harry hizo una pausa— He estado pasando mucho tiempo con Draco Malfoy.

 

   —¿Cómo está él? —pregunto Dean, al mismo tiempo que Luna preguntaba —¿Está bien?

 

   —Sí, él está bien —dijo Harry— Un poco solo a veces, creo.

 

   —No lo hemos visto desde el funeral de su esposa —dijo Luna.

 

   —Mencionó que ustedes estaban allí.

 

   —Fue horrible —dijo Luna en voz baja— Nos vio y se quedó con los ojos en blanco.

 

   —No debimos haber ido —dijo Dean.

 

   —No, se alegró de que fueran —dijo Harry.

 

   —Pero se desmoronó por completo cuando nos vio —dijo Dean— Era como si ya no estuviera allí. Solo se recuperó cuando su hijo comenzó a llorar.

 

   —Fue horrible —dijo Luna, de nuevo.

 

   —Creo… si estuvieran dispuesto a hacerlo, creo que le ayudaría verlos de nuevo —dijo Harry.

 

   —Si eso significa que podemos verte más a ti, estoy dentro —dijo Dean.

 

   —Sentí pena por él, en la Mansión —dijo Luna. Dean asintió.

 

   —Lo trataron peor que a nosotros, la mayor parte del tiempo —dijo— Estaba en una difícil situación.

 

   —¿Así que lo verían?

 

   —¿Cuándo quieras? —Dijo Dean.

 

 

   —Luna y Dean quieren verte —dijo Harry. La mano de Malfoy se congeló sosteniendo su Alfil.

 

   —Qué —él dijo.

 

   —Deja de dudar —dijo Ron— Mueve tu maldito Alfil ya.

 

Malfoy capturo al Caballo de Ron. Estaban jugando al ajedrez muggle, porque estaban en un café de juegos.

 

   —¿Qué dices, estás dispuesto a hacerlo? Pensé que podría invitarlos a una noche de cine, si quieres.

 

   —No es buena idea —dijo Ron— No creo que Luna pueda pasar por muggle.

 

   —Ron había estado en una noche de cine. No había ido bien. Malfoy había tenido que desmemorizar a sus amigos tres veces y le dijo a Ron que no podía volver.

 

   —Ellos no quieren verme —dijo Malfoy. Miró a Harry con los ojos entrecerrados— Espera, ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que los viste?

 

   —Hace unas noches. Años, antes de eso.

 

Malfoy lo consideró por un momento, luego encogió los hombros.

 

   —Por supuesto. Los veré, si están allí.

 

Decidieron reunirse en el tranquilo pub muggle cerca de la casa de Malfoy. Harry había aprendido muy pronto que Malfoy se negaba categóricamente a ir a cualquier parte del mundo mágico y después de lo que había visto en el callejón Diagon, Harry realmente no podía culparlo.

 

Harry, Ron y Malfoy llegaron temprano. Malfoy estaba vestido con bastante severidad, con el pelo peinado hacia atrás. Llevaba corbata. Apenas habló mientras Harry les ordenaba una ronda de bebidas. Había cogido uno de los posavasos de cartón y le daba vueltas en las manos, con los ojos fijos en la pueta. Harry podía sentirlo temblando a su lado.

 

Se quedó en blanco en el momento en que llegaron Luna y Dean.

 

   —Mierda —dijo Ron. Malfoy miró fijamente al frente, con esa extraña e impasible mirada en su rostro.

 

   —Oh, querido —dijo Luna— Tal vez deberíamos irnos.

 

   —No, esperen —dijo Harry— Solo siéntense.

 

Lo hicieron, y Harry se inclinó cerca de Malfoy.

 

   —Oye, amigo —dijo— Soy Harry. Vamos, pasa el rato con nosotros.

 

Su corazón estaba en su garganta. Tenía el número de Eve, en caso de que esto no funcionara, pero tenía la sensación… la esperanza… de que no necesitaría llamarla.

 

Malfoy parpadeó. Se giró para mirar a Harry.

 

Sus narices casi se tocaban.

 

   —Esta es una mala idea —dijo.

 

   —No seas una reina del drama.

 

Los ojos de Malfoy brillaron de ira.

 

   —No lo soy.

 

   —Es solo un trago. Puedes hacerlo.

 

   —Va a suceder de nuevo. Lo del Daño de Pensamiento; Puedo sentirlo.

 

   —Está bien —dijo Harry. Inclino la cabeza repentinamente hacia adelante y acercó su nariz a la de Malfoy, quien emitió un sonido de sorpresa— Ahora di, Hola. Estás siendo grosero.

 

Malfoy se giró para mirar a Dean y Luna, quienes habían observado todo esto con expresión de perplejidad.

 

   —Hola —dijo— Yo… es amable de su parte verme.

 

   —Queríamos —dijo Luna— ¿Cómo has estado?

 

Malfoy estuvo mayormente en silencio durante toda la noche. Dean y Luna tampoco hablaban mucho, así que Ron y Harry llevaron la conversación. Malfoy continuamente se quedaba con los ojos en blanco, a veces con tan mínimo indicio que era Luna quien tenía que señalarlo. Harry se inclinaba y le pedía en voz baja que regresara.

 

Y Malfoy volvía, cada vez, con una pequeña disculpa rápida.

 

   —Lo siento. Sé que esto es mucho más difícil para ustedes que para mí —les dijo Dean y Luna, la tercera vez que sucedió.

 

   —No sé si eso es cierto —dijo Luna.

 

   —Debería traer a Hermione la próxima vez —dijo Ron en voz alta. Malfoy se frotó los ojos. Había estado a punto de quedarse en blanco otra vez, y Harry estaba agradecido de que Ron lo hubiera notado.

 

   —La próxima vez —dijo Malfoy, débilmente.

 

   —Sí. Hacen un concurso de pub los jueves —dijo Harry.

 

   —Eso no es justo, todo serán cosas muggles —dijo Ron—Luna y yo seremos basura.

 

   —Hermione sabrá de Historia, Dean sabrá de deportes y Malfoy es genial con la cultura Pop —dijo Harry.

 

   —Soy bastante bueno en los concursos de pub —admitió Malfoy. Sus ojos se posaron en Dean y Luna.

 

   —Buena idea —dijo Luna— Tal vez pueda traer a Milly.

 

Un músculo se tensó en la mandíbula de Malfoy.

 

   —Me gustaría ver a Milly —dijo.

 

Harry brillaba de placer.

 

 

Era asombroso lo fácil que era hacer planes con sus amigos cuando lo hacía por Draco, no por sí mismo. Donde antes agonizaba por decepcionarlos, sobre si tendría la energía para responder preguntas sobre sí mismo, ahora solo pensaba en cuánto más feliz sería Draco si estuviera más conectado con el mundo mágico.

 

Hermione no pudo asistir al concurso del pub de la semana siguiente, pero Luna trajo a Millicent Bulstrode. Draco y Milly se sentaron uno al lado del otro y hablaron en voz baja toda la noche. No se quedó en blanco ni una sola vez.

 

 

Al día siguiente, Draco finalmente llevó a Harry de compras. Fueron a Harrods21. Draco era más Malfoy de lo que Harry lo había visto en mucho tiempo, exigiendo imperiosamente cosas de los vendedores, negándose a dejar que Harry eligiera algo por sí mismo e insultando el sentido de la moda de Harry a cualquiera que quisiera escuchar. Harry se sorprendió al descubrir que lo disfrutó muchísimo.

 

   —¿Verde? —dijo Harry, mientras Draco le entregaba un jersey de cachemira.

 

   —No cumplo una agenda, Potter. Junta esto con tus ojos, no conmigo. Solo los estoy emparejando.

 

Harry se vio obligado a admitir que el verde era su color cuando se probó el jersey. Se veía… bien, Harry no había pensado que pudiera verse así. Draco se paró junto a él en el espejo. Se veían bien juntos; Draco con su impecable camisa blanca, Harry con su suave jersey verde.

 

   —Piensa en lo diferente que habría sido todo si hubieras estado en Slytherin —dijo Draco— Podrías haber follado.

 

   —¡Te haré saber que me besuqueé con dos chicas en Hogwarts!

 

   —¡Casanova!

 

   —Adelante, ¿Con cuántas personas te besaste, entonces?

 

   —Un caballero nunca cuenta.

 

Harry suspiró.

 

   —Me gustaría que me ayudaras a comprar túnicas —dijo.

 

   —No puedo hacer eso —dijo Draco a la ligera.

 

   —Todo esto es una pequeña pérdida de tiempo —dijo Harry, pasándose las manos por las suaves mangas de cachemira— Todavía me veré como un idiota en el mundo real.

 

   —Este mundo es lo suficiente real para mí —dijo Draco, y Harry supo que lo había molestado. Podía decirlo por la forma en que la voz de Draco se había vuelto más ordenado y preciso, su postura más erguida, todo en él se refinaba y realzaba. Se encogió de hombros ante la elegancia como un abrigo que había pensado que se le permitía quitarse, y Harry no sabía qué hacer al respecto. Si se disculpaba, Draco actuaría como si estuviera loco… Harry lo conocía lo suficientemente bien como para saber eso.

 

   —Draco —comenzó.

 

   —Debería irme a casa.

 

   —Toma un trago conmigo primero —dijo Harry. Draco nunca pudo resistirse al pub, No es que bebiera tanto, a veces iban al pub y solo tomaban té. Harry pensó que era porque los pubs estaban pasados de moda. El local de Draco bien podría haber sido el Caldero Chorreante. Draco podría ir a un pub y fingir.

 

   —Un trago —dijo Draco.

 

 

Harry se apareció en casa con sus compras y se encontró con Draco en el pub. Draco estaba silencioso y tenso, y Harry sabía que realmente iría por un trago. Harry quería desesperadamente que se quedara, así que comenzó a hablar.

 

Habló sobre los Dursley, sobre cómo se todavía tenía problemas para identificar dolores de hambre porque se había vuelto muy inmune a ellos mientras crecía. Habló sobre el armario y sobre la boa constrictora del zoológico «Malfoy se rio cuando Harry le contó que había liberado a la boa». Hablo de su horrible verano en segundo año.

 

   —Recuerdo haber pensado que incluso quería verte, aunque solo fuera para demostrar que Hogwarts realmente existía.

 

Draco levantó las cejas, pero no dijo nada.

 

Harry le contó sobre los barrotes en la ventana y la gatera de la puerta, y sobre sentirse loco. Eso surgió una y otra vez, y le dijo a Malfoy. Sentirse enloquecer.

 

Se adelantó, entonces, a los años trascurridos desde la guerra. Ahora estaban en su tercer trago, tal vez el cuarto. Draco se sentó en silencio, haciendo preguntas ocasionales y neutrales: «¿Entonces qué?, ¿Qué les has dicho?, ¿Qué pensaste?»

 

Pero mayormente estuvo en silencio, sus ojos grises calmados y tranquilizadores, mientras Harry le explicaba sentirse acabado y exhausto. Cómo todos todavía esperaban cosas de él, que no podía cumplir. Cómo era un amigo de mierda y un adulto de mierda, cómo vivía una pequeña vida egoísta.

 

   —Y sé que me llamarás engreído, pero pienso mucho en mis biografías. Las biografías de Dumbledore están llenas hasta el final… —Draco parpadeó varias veces cuando Harry dijo Dumbledore, pero permaneció presente— … porque Dumbledore logró tanto al final de su vida como al principio. Pero mis biografías serán tan desiguales. Serán veinte capítulos para cubrir mi vida hasta los 17, uno para resumir el resto.

 

   —El final feliz —dijo Draco. Era lo más obstinado que había dicho en horas. Estaban en su sexto trago ahora, probablemente. Difícil de decir. Harry estaba un poco mareado.

 

   —Si, exacto. Y entonces vivió feliz para siempre.

 

Draco no dijo nada. Él solo escuchó. Harry no sabía lo que estaba pensando, solo sabía que Draco no se había ido.

 

   —A veces pienso que la historia hubiera sido más clara si me hubiera quedado muerto —dijo Harry.

 

   —¿Qué quieres decir? —preguntó Draco, mesurado y paciente.

 

Harry explicó, y explicó, y explicó, y era imposible saber si Draco entendía porque estaba muy callado.

 

   —Vamos… vayamos a un club —dijo Harry, cuando sonó la campana para la última llamada22.

 

Draco frunció el ceño.

 

   —Está bien —dijo, lentamente.

 

 

Se aparecieron irresponsablemente en el club. Era mucho más ruidoso que el pub. Draco les dio tragos, como siempre lo hacía, aunque Harry ya estaba extremadamente borracho. Draco también lo estaba, se tambaleó mientras ordenaba.

 

   —Vamos a bailar primero —dijo Harry. Malfoy volvió a fruncir el ceño. Todavía estaba molesto, tal vez, pensó Harry. Era difícil pensar. Se dirigieron a la pista de baile y Draco apoyó los brazos sobre los hombros de Harry, cruzando las muñecas detrás de la cabeza de Harry. Sus ojos estaban vidriosos. Harry puso sus manos en la cintura de Draco por primera vez desde que fingió ser el novio de Draco en la fiesta de Vino y Queso de Eve.

 

No dejaba de pensar en cómo se había visto Draco en el baño en sexto año, con la sangre saliendo a borbotones de su pecho. Sectumsempra… del latín para «Cortar para Siempre». Un corte que duraría para siempre. Recordó lo aturdido que Draco se había visto mientras se desangraba hasta morir. Que frágil.

 

Estaba ahora igual, pensó Harry. Aturdido. Frágil.

 

   —Conoces la rutina, Potter —dijo Draco en su oído— Dime cuál es el chico más sexy que ves y me aseguraré de que vaya a casa contigo.

 

Harry no había estado tan borracho desde los primeros meses después de la guerra, cuando se metía en la bañera todas las noches después de los juicios y bebía hasta que se desmayaba.

 

   —Tú —dijo.

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