
CAPÍTULO 16
Capítulo 16
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LA VERGÜENZA OCULTA DE HARRY POTTER.
Derrotó al Señor Oscuro, pero ¿Podrá derrotar sus oscuros deseos?
Este verano, el Niño Que Vivió fue noticia cuando salió en defensa del Mortífago adolescente Draco Malfoy y, en un giró histórico, acepto someterse al Vínculo del Prisionero recientemente desarrollado para mantener al joven y atractivo Slytherin fuera de Azkaban. Fuentes cercanas a Potter ahora han revelado que sus razones pueden no haber sido tan honorables como parecían… “Potter se siente desesperadamente atraído por mí”, dijo Draco Malfoy, en una entrevista exclusiva con El Profeta. “Le disgusta, pero no puede evitarlo”. Draco Malfoy de 18 años, fue declarado culpable de docenas de crímenes verdaderamente atroces, incluso el uso de la maldición Cruciatus para torturar a niños de hasta once años. “Creo que eso es parte del atractivo”, dijo una fuente anónima, cercana tanto a Potter como a Malfoy. “Malfoy es asqueroso, y a Potter le gusta eso…”
***
Hubo un zumbido en los oídos de Harry. Tenía la cara tan caliente que le ardía. Draco sentado a su lado, mirándolo de cerca.
—¡Oh, Harry…! —dijo Hermione, pero Harry la ignoró. Todos lo miraban, pero él solo tenía ojos para Draco.
—Draco —dijo, tratando de mantener la voz firme— Di la verdad: ¿Hablaste con El Profeta?
—Sí —dijo Draco.
Fue como si algo explotara en el cerebro de Harry. Agarró a Malfoy por el cuello y lo arrastro fuera de su asiento. Fue espectacularmente fácil de hacer; Malfoy era tan ligero y frágil como un anciano. Manteniendo una mano en su túnica, Harry salió del Gran Comedor. Malfoy no tuvo más remedio que seguirlo.
—¡Harry!
Era Ginny. Corrió para reunirse a su lado mientras caminaban por los pasillos.
—Él lo admitió —gruño Harry— Fue a los periódicos.
—¡No le hagas daño! —dijo Ginny.
—¿Te estoy lastimando Malfoy?
Malfoy negó con la cabeza.
—Espera hasta que te hayas calmado para hablar con él —dijo Ginny.
—¡No! ¡Hablare con él ahora, porque me traicionó!
—¡No le hagas daño! —repitió Ginny.
—¡No voy a lastimarlo! ¡Él me lastimó!
—Lo sé —dijo Ginny, miserablemente— Yo también estoy decepcionada.
Malfoy parecía como si fuera a llorar. Harry no iba a sentir pena por él. Él no lo haría. Arrastró a Malfoy lejos de Ginny, a su sala de estar. Ginny no los siguió.
Cuando la puerta se cerró, empujó a Malfoy contra la pared, tan fuerte que la cabeza de Malfoy se golpeó contra esta con un ruido sordo.
—¡Yo creía en ti! —aulló Harry.
Lo peor de todo era que Harry todavía se sentía atraído por él, incluso ahora, a pesar de que todo había sido falso, y Malfoy seguía siendo el bastardo cruel e intrigante que lo había torturado durante casi toda su vida.
—¿Por qué hiciste eso? ¡Di la verdad!
Malfoy abrió la boca para hablar, y luego algo parecido al temor brilló en sus ojos. Cerró la boca de nuevo. En cuestión de segundos, el castigo del vínculo entró en vigor. Harry todavía lo sostenía, podía sentir cómo cada músculo en el cuerpo de Malfoy se tensaba y apretaba, pero incluso si no lo hubiera hecho, lo habría sabido por el insoportable grito de agonía de Malfoy.
—¡Detente! ¡No tienes que decírmelo!
Malfoy se hundió en los brazos de Harry. Harry se alejó, porque si no lo hubiera hecho, simplemente se habrían estado abrazando. Sin Harry sosteniéndolo, Malfoy se derrumbó en el suelo.
—Merlín —dijo tembloroso— Duele mucho más cuando tú lo haces.
—¿Por qué no me lo dices?
Malfoy negó con la cabeza. Tenía una mano temblorosa de dedos largos sobre su pecho. Harry no lo compadecería, no lo haría. ¡Compadecerlo era lo que lo había llevado a esta trampa en primer lugar!
—Eso es lo que estabas haciendo en mi habitación, ¿No?
Malfoy asintió. Harry soltó una risa hueca.
—Me dijiste que no te molestaba que yo hubiera escrito la lista. Estas decepcionado de no haber encontrado nada sobre mí, ¿No?
Malfoy negó con la cabeza. Harry resistió el impulso de ordenarle que dijera la verdad.
—¿Por qué entonces?
—¡Estaba molesto porque había hecho esas cosas! —dijo Malfoy— Todas las cosas de la lista, ni siquiera podía recordad haber hecho la mayoría de ellas… ¿Cuántas más he hecho?
De repente se registraron las palabras anteriores de Draco. «Duele mucho más cuando tú lo haces». Harry miró fijamente a Draco, cuya cabeza se había inclinado para descansar sobre el borde de la chimenea. Pensó en la forma resignada en que Draco le había respondido en la mesa del desayuno, en la mirada de angustia en sus ojos cuando Ginny dijo que estaba decepcionada de él, en su negativa a responder una simple pregunta, eligiendo ser torturado en su lugar. No cuadraba.
—¿Por qué harías algo de esto? —preguntó Harry, pero ya no hablaba con Draco— No te beneficia. No es como si salieras bien en ese artículo.
Draco levantó la cabeza para mirarlo. El estómago de Harry se revolvió ante el miedo que vio en sus ojos.
—Si te digo que hagas algo que provoque la Cruciatus, avísame de inmediato —dijo— No quise que eso sucediera.
Draco apretó los dientes, pero no dijo nada.
—Estás escondiendo algo —dijo Harry.
—Por favor —dijo Draco, pero no estaba claro por qué estaba suplicando. Parecía asustado.
—No puedes decirme por qué lo hiciste.
—Por favor —dijo Draco de nuevo.
—Harry conjuró un vaso de agua y se lo entregó a Draco, quien lo aceptó con cautela.
—Gracias —dijo.
El hecho era que Harry creía en Draco. Él confiaba en él. O bien, era más bien que no se atrevía a desconfiar de él. Había estado enojado por instinto, porque su ira siempre estaba cerca de la superficie en estos días, porque Draco había oscilado constantemente entre comportarse como solía hacerlo y comportarse como alguien de quien Harry podría enamorarse perdidamente. Pero cuando Harry dio un paso atrás, su ira ya no pudo atrapar a Draco, porque era muy obvio que algo andaba mal. Draco no lo traicionaría, no si pudiera evitarlo. Draco no lo había traicionado en la Mansión, cuando su vida dependía de ello. Draco no quería lastimarlo.
—Lamento haber estado enojado —dijo Harry.
—No te disculpes. Soy el que te vendió a El Profeta. Una vez más, podría agregar. Vi ese número en la lista, de cuarto año.
—Te asusté.
—Siempre me has asustado. Incluso cuando éramos niños. Eres jodidamente aterrador.
—No quiero lastimarte. Pero tengo que intentar algo. Si va a desencadenar la Cruciatus…
Draco se encogió, pero endureció su expresión.
—Hazlo —dijo.
Harry respiró hondo.
—Respóndeme sólo con mentiras. ¿Cuál es tu nombre?
Los ojos de Draco estaban muy abiertos, esperanzados, asustados.
—Harry Potter —dijo.
—Bien —dijo Harry— ¿Por qué fuiste a El Profeta?
—Porque… —Draco parecía completamente aterrorizado— Porque… yo… te odio… —miro a Harry, quien sonrió tranquilamente— Porque quería lastimarte… Porque…
Harry de repente se dio cuenta de lo que Draco le recordaba: Dobby, en segundo año, tratando de darle pistas a Harry cuando sabía que un desliz en la lengua le causaría un sufrimiento indecible.
—Porque… —Draco lo miró con una expresión casi suplicante— Porque yo quería…
—No querías —susurró Harry.
—Por favor —dijo Draco. Sonaba como una advertencia.
—Alguien te está obligando. Pero, ¿Cómo han alterado el Vínculo?
—Por favor, no me preguntes nada.
—Tengo que hablar con Hermione. Siento mucho haberme enfadado. Eso fue injusto de mi parte, no te lo merecías.
—¿De qué diablos estás hablando, merecido? ¡Como si quisiera obtener lo que merezco, soy lo suficientemente miserable como estoy…!
Harry se agachó a su lado y apoyó su frente en la de Draco.
—Draco… —dijo. Draco hizo un suave sonido de sorpresa que hizo que Harry quisiera besarlo hasta la muerte. Pero alguien estaba amenazando a Draco, o lo que fuera que lo tenía tan aterrorizado que prefirió recibir la Cruciatus que contarle a Harry algo al respecto, y Harry tenía que averiguar qué— Quédate aquí, ¿De acuerdo? Tengo que encontrar a Hermione. Volveré tan pronto como pueda. Vamos a solucionar esto. Lo prometo.
—No estás enojado conmigo —dijo Draco, sin comprender.
—No debería haber estado enojado en primer lugar. Debería haber tenido fe en ti. Lo siento.
—¿Fe…?
—Volveré pronto. Necesitamos hablar con Hermione, y no estás en condiciones de venir conmigo— ¿Estás bien? ¿No tienes dolor?
—Vete a la mierda, Potter —dijo Draco desagradablemente, algo hizo clic en la cabeza de Harry. El cambio repentino en el comportamiento de Draco durante las últimas semanas, la forma en que pasaba de amistoso a horrible en lapsos impredecibles… Harry había pensado que era por ese estúpido beso, pero ¿Y si era por algo más? ¿Algo que inicio aproximadamente al mismo tiempo que el beso en la taberna, después de lo cual Draco había comenzado a comportarse de manera tan errática?
—El hechizo Obliviate —dijo.
—No digas nada más —dijo Draco, y parecía aterrorizado— Por favor, Harry…
—No lo haré —presionó sus labios en la frente de Draco— Volveré pronto. Vamos a arreglar esto, Lo prometo —se puso de pie para irse, vio a Draco y tuvo que agacharse para besar su frente nuevamente. Estaba lleno de un afecto tan feroz que le dio ganas de levantar a Draco y apretarlo.
No había tiempo. Le dio a Draco una última y prolongada mirada y se apresuró a buscar a Hermione.
Steven entró un minuto después de que Harry se fuera. Draco estaba seguro de que había estado esperando afuera de la puerta.
—¿Le contaste sobre tu entrevista con El Profeta?
—Sí —dijo Draco, poniéndose de pie tambaleándose. Todavía se sentía mareado por la Cruciatus, que había sido mucho más fuerte que nunca con Steven, a pesar de que había durado sólo unos segundos.
—¿Qué dijo él?
—Él estaba enojado.
—¿Él te castigo?
—Él no es así.
Steven parecía decepcionado. Draco sabía que a Steven le encantaba la idea de que Harry lastimara a Draco: lo físico combinado con lo emocional; era el tipo de cosa que le encantaba a Steven.
—¿Qué más dijo él?
—Quería saber por qué lo hice.
—¿Qué dijiste?
—Draco esperaba evitar esto. Se estaban acercando a un territorio peligroso: si Steven descubría cuánto había averiguado Harry, simplemente mataría a Draco y terminaría con todo.
—No pude decir nada —respondió— Me dijo que dijera la verdad.
Supo en un instante que eso era suficiente. Los ojos inteligentes de Steven vagaron sobre él.
—Él sabe que alguien te está controlando.
Draco no dijo nada. Steven había hecho una regla hace mucho tiempo que Draco tenía que responder a sus preguntas, pero esta no parecía ser una.
—¡Respóndeme! —dijo Steven, su voz lanzando un tono desesperado. Draco dio un paso atrás. Sabía cómo resultaba esto.
Voldemort nunca había sido más violento que cuando estaba desesperado.
—Él sospecha —dijo Draco, y gracias a Dios, eso parecía contar como la verdad.
—Correcto —dijo Steven, para sí mismo— De acuerdo.
Draco podía ver las ruedas girando, podía ver a Steven decidiendo torturarlo hasta la locura ahora, a pesar de que era antes de lo planeado.
—Sabrá que fue el plan de alguien si regresa y estoy lastimado —dijo Draco— La única forma en que puedes salirte con la tuya es si parece que rompí una de sus reglas por estupidez o terquedad.
Steven le dirigió una mirada evaluadora.
—Eres inteligente —dijo— Es una lástima que jodiste tanto tu vida.
Draco se rio.
—Dos cosas en las que estamos de acuerdo. Somos prácticamente amigos —dijo.
—Cierra la puta boca.
Draco cerró la boca. Steven parecía intensamente alterado. Se pasó las manos por el pelo, respiró hondo varias veces y luego sonrió.
—Sí. Cierra la boca. No digas una palabra, no escribas ni una palabra, no te comuniques de ninguna manera a través de gestos, hasta que haya tenido la oportunidad de resolver esto. Finge que estás de mal humor o algo así.
O algo. Draco logró ocultar su creciente esperanza. Había mucho espacio para interpretar en la frase «O algo así».
—Te voy a quebrar Draco —dijo Steven— No creas que Harry te va a salvar. No lo lograra.
Con eso salió de la habitación.
Draco sonrió. La gente tenía una tendencia a subestimar a Harry Potter, y nunca funciono para ellos.