
CAPÍTULO 8
Capítulo 8
¿«Solo quise decir sexualmente»? ¿A Draco le gustaba que le dieran órdenes, pero solo sexualmente? ¿Cómo diablos se suponía que Harry volvería a pensar en otra cosa ahora que lo sabía?
Le dio a Dean la nota de mala gana y apuñalo furiosamente sus salchichas y huevos.
—¿Está todo bien entre Malfoy y tú? —preguntó Hermione, viéndose preocupada.
—Oh, maravillosamente —dijo Harry mutilando un tomate cocido.
—Si está siendo difícil, Harry, no debes sentirte culpable por enviarlo de vuelta. Es demasiada responsabilidad y…
—No, él es… no es nada de eso, Hermione. Y no hables de enviarlo de vuelta así, como si fuera un par de zapatos que vinieron del número equivocado. Estás hablando de enviarlo a Azkaban.
—No es como si él no hubiera hecho nada para merecer estar allí, Harry.
—Sí, lo sé —dijo Harry, porque eso era parte del problema. Había pensado que más o menos confiaba en Draco, pero en el momento en que Draco dijo que no se disculparía con Dean, Harry instantáneamente perdió la fe en él. Injustamente, como se vio después. Pero aún. Claramente, Harry no había superado el pasado. Y las dinámicas de poder eran una locura. Y también, realmente no estaba tan claro lo que Draco quería de todo esto. Harry había sido bastante abierto sobre lo atraído que estaba por Draco, pero Draco era tan reacio a revelar algo que era imposible saber si le gustaban todos sus momentos intensos o si solo los toleraba.
Y ahora Harry sabía que le gustaba que le dieran órdenes. Sólo sexualmente, por supuesto. Merlín.
—Sí, lo veré —dijo Dean, levantando la vista de la nota de Draco.
—Genial —dijo Harry, distraído— Estará complacido.
—¿Es menos gilipollas ahora?
—No piensa con la polla5 —dijo Harry.
Todos lo miraron.
—Oh. ¿Cuál es la pregunta?
Una mirada de comprensión surgió de los ojos de Hermione.
—Harry —siseó, una vez que dejaron de reírse de él— Dime que no te gusta. Por favor. Porque sabes tan bien como yo que eso sería un desastre total. Es un Mortífago. Y tú prisionero.
—¡No me gusta! Solo, ya sabes aprecio su… cara. Es… er... estética —algo se aclaró en su cabeza y se giró para mirar a Hermione con más seriedad— Además, ha cambiado. Creo que se siente realmente culpable por todo y eso lo está convirtiendo en una mejor persona.
Hermione suspiró.
—Harry, quiero creer en la redención tanto como tú, pero él tiene todos los incentivos para hacerte pensar eso.
—Entonces, ¿No es posible que él pueda cambiar para mejor ahora, porque nuestro lado ganó la guerra?
—Eso no es lo que estoy diciendo. Sólo quiero que tengas cuidado. ¿Quién sabe cómo está reaccionando al Vínculo?
—No afecta la personalidad. Lo comprobé.
—No me refiero a una reacción mágica. Quiero decir que él podría haber decidido que la mejor manera de asegurarse de que lo tratarán bien es asegurarse de que pienses que está reformado, independientemente de si realmente lo está.
Harry pensó en Draco caminando ansiosamente por el pasillo mientras trataba de pensar qué decir. Si la teoría de Hermione era correcta, entonces Draco… Malfoy… había estado tratando de averiguar qué convencería más a Harry de que le agradara.
—Está bien —dijo— Así que imagina que finge estar reformado durante un año y hace un montón de cosas buenas por todos. ¿Significa eso que no es real? ¿Qué no cuenta?
—Solo cuenta si siente remordimiento, Harry.
Harry suspiró. Como siempre, estaba el hecho de que Draco simplemente no parecía pensar en la guerra. Se cerraba cada vez que bordeaban cerca del tema.
Llevo a Dean a sus habitaciones. Draco se puso de pie de un salto cuando entraron y se puso muy pálido al ver a Dean.
—Eh, tengo que hacer algo en mi habitación—dijo Harry, pero ninguno de los dos le prestaba atención. Entró en su dormitorio y trató de no escuchar. Las paredes eran mucho más gruesas que en Grimmauld Place, y solo podía distinguir el murmullo de Draco.
Después de unos quince minutos, llamaron a su puerta. Abrió para ver a Draco, todavía luciendo bastante mal. Dean se había ido.
—¿Cómo fue?
—No lo sé —dijo Draco. Sus ojos eran vagos— Tenemos cinco minutos hasta las clases. Me preguntaba si podría tener mi varita.
—Sí, por supuesto —Harry la sacó de su baúl y se lo devolvió a Draco, quien lo miró fijamente por unos segundos antes de guardárselo.
—¿Me llevarías a Aritmancia ahora? —preguntó.
—Dirige el camino.
—Lo siento si te he hecho llegar tarde a tu propia clase —dijo Draco, mientras caminaban por el pasillo. La gente miraba y susurraba dondequiera que iban.
—Está bien. ¿Estás bien? ¿Cómo se lo tomó Dean?
—Mejor de lo que podría esperarse —dijo Draco. Parecía tan preocupado.
—Lamento haberme asustado cuando dijiste que no podías disculparte.
—¿Qué? —Draco pareció salir de un sueño.
—Actué como si no pudieras disculparte porque en realidad no lo lamentabas, o algo así.
Draco negó con la cabeza, exasperado.
—No… Merlín, Potter.
Habían llegado al salón de clases de Draco. Harry lo agarró por el antebrazo izquierdo y Draco se quedó inmóvil abruptamente.
—¿Qué pasa, Potter? —preguntó. Harry no pudo responder. No tenía nada que decir. Solo había querido tocar a Draco, hacerle saber que estaba allí.
—Nada —dijo, soltando el brazo de Draco. Draco tocó su manga donde había estado la mano de Harry— Ten una buena clase. Iré a buscarte después.
Pero Harry se olvidó por completo de buscar a Draco después de su clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, y fue solo veinte minutos después, cuando Hermione preguntó «¿Dónde está Draco?» Que recordó. Se había sentido tan normal estar en clase con los Gryffindors, tan placenteramente cómodo, que había ido a la biblioteca con Hermione tal como solía hacerlo, sin pensar.
—¡Mierda! —exclamó en voz alta. Dos chicas de primer año lo miraron alarmadas— Lo siento —dijo.
Corrió por el castillo, preparándose para enfrentar la ira de Draco, pero no lo hubo. Draco se quedó en silencio junto al salón de clases de Aritmancia, con una mirada sombría en su rostro pálido. Se iluminó cuando vio a Harry.
—¡Viniste!
—¡Lo siento!
—¿Qué sucedió? ¿Te perdiste? ¿Abrumado por los fanáticos?
—No, solo lo olvide.
El dolor brilló momentáneamente en los ojos de Draco antes de mirar hacia abajo.
—Lo siento —dijo Harry de nuevo.
—No hay problema.
—Estamos trabajando en la biblioteca, ¿Quieres venir?
Draco frunció el ceño.
—¿Estamos?
—Hermione y yo.
—Ah.
—No puedes evitarla para siempre, Draco, es una de mis mejores amigas.
Draco lo fulminó con la mirada.
—Desearía que no expresaras las cosas como órdenes todo el tiempo. Obviamente no iba a evitarla para siempre, no hay necesidad de que lo órdenes.
—Es realmente difícil, ¿De acuerdo? ¡Los imperativos son una parte importante nuestro idioma!
Draco se recostó contra la pared y se acarició la ceja con un dejo. Parecía cansado e infeliz.
—¿Va a hacer que Granger se sienta incómoda si estoy allí?
—Al principio, ¡sí! ¡Pero se acostumbrará! Así es como funciona el cambio. Entonces, ¿Podrías dejar de preocuparte y venir a la biblioteca?
Inesperadamente, Draco le sonrió.
—No me ordenaste, esta vez.
—Sí, bueno, nunca quiero darte órdenes —entonces pensó en lo que Draco había dicho antes— Quiero decir, a menos que tú quisieras que lo hiciera.
Draco se sonrojó.
—La biblioteca —dijo, sonando bastante asustado— Vamos allá, a la biblioteca.
Sus manos se rozaron varias veces mientras caminaban. Ninguno de los dos lo mencionó.
Draco estaba callado con Hermione. Hizo su trabajo y parecía decidido a no estorbar. Durante los siguientes días, fue como el fantasma de Harry. Estaba en silencio en la mesa de Gryffindor durante las comidas, en silencio en la biblioteca y en silencio en clase. Solo en sus habitaciones privadas cobraba vida, aunque se sentía como una versión apagada de la relación que habían construido en Grimmauld Place, porque claramente era muy infeliz.
En Defensa Contra las Artes Oscuras, Harry le preguntó a Dean cómo había ido la disculpa.
—Fue realmente extraño —dijo Dean— Él no se disculpó por la guerra, solo por no estar en Azkaban. Sin embargo, parecía realmente molesto por eso. Luna dijo lo mismo.
—¿Cuándo se disculpó con ella?
—Tienen Encantamientos juntos, así que después de eso, ¿Supongo? Luna cree que solo está paranoico acerca de traer malos recuerdos —Dean negó con la cabeza— Malfoy, loco, ¿No?
—Sí —dijo Harry.
Como Harry había aprendido en cuarto año, se pasaba mucho tiempo en la biblioteca cuando tu mejor amiga era Hermione.
Era extraño cómo todavía eran un trío. Se preguntó cómo se sentiría Ron al saber que había sido reemplazado por Draco Malfoy.
Estaba pensando en esto cuando la delgada y pálida mano de Draco cayó sobre su muñeca. Draco se inclinó hacia su oído.
—Hay una chica tomándote una foto en la sección de Magizoología —susurró.
—Gracias —dijo Harry, y Draco se alejó. Hermione siguió el movimiento con los ojos mientras Harry le decía a la chica de la cámara que se largara.
—¿Te importa si me siento?
Era Ginny. Harry le sonrió y le hizo lugar.
—Hola; Hermione, Malfoy.
Malfoy asintió a modo de saludo y luego se enfocó con firmeza en sus libros. Ginny miró a Malfoy y luego a Harry con una mirada inquisitiva.
—¿Cómo te va? —articuló.
Harry le hizo un gesto a Draco y articuló: ¡Ahora no!
—Puedo irme, si eso hace que esta conversación sobre mí sea más fácil —dijo Draco, sin levantar la vista.
—Solo me preguntó cómo va todo con el Vínculo del Prisionero —dijo Ginny— No creerías lo que dice la gente.
—Podría aventurarme a adivinar —dijo Draco secamente.
—¿Puedes obligarlo a hacer algo ahora? —Ginny le preguntó a Harry— ¿Una mamada rápida debajo de la mesa, tal vez?
Harry balbuceó.
—¡Ginny! ¡Nunca lo haría!
—No tendrías que hacer nada en ese escenario —dijo Draco en voz baja.
Ginny resopló.
—Relájate, Harry, aquí nadie piensa que has convertido a Malfoy en un esclavo sexual —ella hizo una pausa— Aunque el resto de la escuela sí. He estado recibiendo algunas preguntas bastante interesantes. ¿Quieres escuchar lo que le he estado diciendo a la gente?
—¿Se trata de mi varonil tatuaje de Hipogrifo?
—¿Tu qué?
Harry se rio ante la expresión de horror en el rostro de Draco. Esto fue lo máximo que había hablado fuera de sus habitaciones en días, y a Harry le gustó.
—Oh, ¿Aún no lo has visto? —preguntó Ginny, inocentemente.
—Pensé que habíamos establecido que en realidad no soy un esclavo sexual de Potter —dijo Draco.
—¡Todos dejen de hablar de esclavos sexuales! —dijo Hermione.
Ginny y Draco murmuraron “Lo siento”
Draco tomó su lápiz, comenzó a hacer anotaciones en su libro y luego lo dejó.
—¿De verdad tienes un tatuaje de un Hipogrifo?
—Solo hay una manera de averiguarlo —dijo Harry, mirando a Draco a los ojos. Draco respiró hondo y apartó la mirada. Harry miró hacia otro lado también, sonriendo, solo para ver a Ginny y Hermione mirándolo fijamente— ¿Cómo se está formando el equipo? —le preguntó a Ginny apresuradamente. Ni él ni Draco se habían inscrito en los equipos de quidditch de sus casas. Harry simplemente no se sentía con ganas, esa era había terminado, y Draco parecía estar evitando todo lo relacionado con Slytherin.
—Oh, está bien, solo que hemos tenido que dejar entrar a Steven Hodges, a pesar de que es un imbécil. Pero idiota o no, es un buen buscador. No tan bueno como tú, por supuesto —añadió, bastante irritada.
—¿Él es bueno? ¿Steven Hodges? —preguntó Draco. Harry lo miró sorprendido.
—Sí, pero él me da escalofríos —dijo Ginny— Parece del tipo asesino en su sótano.
Draco se puso rígido. Harry pensó que sabía por qué. Probablemente más de unas pocas personas habían sido asesinadas en el sótano de la Mansión Malfoy.
Pero si Draco era bueno en algo, era en evitar hablar de la guerra.
—Le dije a Harry que podía volverse profesional —dijo— ¿Y sabes lo que dijo?
—¿Algo sobre no ser merecedor? —preguntó Ginny.
—Ese es uno. Dijo que solo lo tendrían por las relaciones públicas.
—Sí, bueno, Harry siempre ha sido un idiota. De hecho, estuviste entre los primeros en detectarlo.
Draco frunció el ceño, bajando los ojos a sus libros. La sonrisa de Ginny se desvaneció.
—Lo dije como un cumplido.
—Ah —dijo Draco— Gracias. De todos modos, trata de hacerle entrar en razón.
—Harry no me escucha —dijo Ginny.
—Estoy aquí. No es necesario que hables de mí en tercera persona.
—¿Cómo es que no te uniste a tu equipo, Malfoy? —preguntó Ginny— No eras tan malo.
—Gracias —dijo Draco, con una risa tranquila que hizo que Harry sintiera algo cálido en su pecho. Draco y Ginny. Llevándose bien.
—¿Así que? —presionó Ginny.
Draco miró sin ver su libro, pensando. Harry sabía exactamente lo que estaba haciendo, pero Ginny parecía molesta.
—¿Tierra a Malfoy?
—Está pensando —espetó Harry— Le gusta pensar antes de hablar.
Draco le dio una mirada ilegible.
—¿Por qué? —preguntó Ginny— ¿Para qué no nos insulte accidentalmente?
—No —dijo Draco. Abrió la boca para continuar, luego la cerró. Harry golpeó su rodilla contra la de Draco debajo de la mesa, y cuando Draco se sobresaltó, Harry le sonrió en lo que esperaba que fuera de una manera tranquilizadora. Draco pareció relajarse un poco. Toda su pierna cayó contra la de Harry.
—No pensé que beneficiaría a mucha gente si yo estaba en el equipo de Slytherin —dijo con cuidado— Solo a mí.
—Qué forma tan Slytherin de ser desinteresado —dijo Ginny.
—No soy desinteresado —protestó Draco.
—No tienes que ser desinteresado para comportarte desinteresadamente.
—Eso es… —Draco sonrió— Un sentimiento encantador.
—Hey, ¿Alguno de ustedes realmente planea trabajar? —preguntó Hermione.
—Lo siento —murmuraron Ginny y Draco de nuevo. Harry apartó su pierna de la de Draco, porque sentía que toda la sangre de su cuerpo se había precipitado hacia ella y no sería capaz de usar su cerebro hasta que hubiera espacio entre ellos.
Todos volvieron al trabajo.