"Si estás leyendo esto, significa que estoy muerto o desaparecí"

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Tercera llave

Había anotado algunas cosas en su registro del caso de Malfoy. Por instinto, negó la idea de un secuestro porque sentía que la desaparición de Malfoy se debía a algo de su investigación, los libros lo atraían de una forma que no podía describir, allí estaba la respuesta y estaba más convencido de ello. No tenía ninguna duda al respecto, pero tampoco podía seguir fielmente esa corazonada porque también podría ser en otras causas; se encontró rascándose la cabeza pensando en lo que debería de hacer a continuación, su instinto de seguir el registro de los libros o investigar un secuestro, se encontró a sí mismo pensando en lo que debería de hacer.

Luego pensó en el tercer libro y lo sacó, obviamente tenía que buscar la llave, también estaba el hecho de encontrarse con su propia magia, conocer un poco más de sí mismo, así que tenía ese factor importante, parecía que todo le dictaba que tendría que seguir únicamente los libros, luego las preguntas lo atacaban ¿cómo sabía Malfoy que desaparecería?

¿Malfoy tenía enemigos?

Sabía que no iba a encontrar fácilmente la respuesta a esa pregunta, así que agarró el libro uno y leyó la parte final dónde Malfoy colocaba las pistas, allí se encontró con la ubicación de la tercera llave, ¿viene y va?

Se quedó pensando un momento la situación, parecía que se refería a la Sala de Menesteres, aunque no podía estar completamente seguro. Luego se dio cuenta de algo importante, la ubicación de las llaves estaban en Hogwarts, tal vez podía buscar la tercera y la cuarta llave de una vez y poder enfocarse, de esa forma no tendría que viajar cada vez que finalizaba un libro, buscó el libro y supo la respuesta.

El baño de prefectos, aunque Harry no se sorprendió por eso, lo que le tenía pensativo era el motivo por el cual Malfoy escondería todas las llaves en el colegio, pensaba que se debía a que allí paso muchas etapas de su vida y solo alguien que lo conociera identificaría las respuestas.

Agarró su varita y se apareció cerca del colegio, sabía que la nueva directora Minerva McGonagall no tendría ningún problema en dejarle entrar para hacer su trabajo, así que se despreocupó por eso y empezó a dirigirse a la Sala de Menesteres, es probable que le costaría más encontrar la llave en ese lugar que en el baño, pero estaba seguro que podría encontrarlo si prestaba atención.

Cuando llegó se pasó varias veces en el pasillo, pensando una y otra vez en la llave de Malfoy hasta que la sala apareció y Harry entró. Decir que estaba sorprendido era decir poco, allí estaba el... armario...

¿A qué estaba jugando el Slytherin?

El armario evanescente, o al menos uno de los pares, Harry sacó su varita desconfiado, era peligroso si entraba porque podría morir en el intento y no quería que las cosas resultarán así, volteó a ver a la sala esperando que con ello encontrase otra pista de donde buscar pero... no la encontró, se frustró y decidió que tendría que arriesgarse. Pensó durante un momento en una manera de comprobar si funcionaba sin morir en el intento, se quedo quieto un buen momento y después suspiro derrotado.

Se quitó rápidamente su zapato y abrió la puerta del armario, lo dejó adentro, con pesar y después cerró la puerta, al abrirla un tiempo después comprobó que nada había sucedido, así que él se arriesgó a entrar, cuando llegó al otro lado se sorprendió, era una especie de laberinto. Harry le tenía miedo a los laberintos desde lo que ocurrió con Cedric, así que suspiró hondo y después comenzó a caminar, aguantando las ganas de agarrar su varita y buscar un lugar seguro. Caminó con los nervios de punta pero después de detuvo ¿y si intentaba localizar a Malfoy con un patronus?

Hizó la floritura e invocó su patronus, pensando en los momentos más felices que tuvo en su vida -Expecto patronum -aquel ciervo elegante apareció y se sintió nervioso, si aquello funcionaba significaba que estaba a punto de resolver el caso -Busca a Draco Malfoy.

Para su desgracia, el ciervo no se movió. ¿Qué significaba eso?, cada vez se sentía más frustrado, así que envió al ciervo a buscar el cofre, lo encontró unas horas después, era de color morado, tenía dibujos tallados en la madera y detalles de metal color dorado, era elegante, algo característico desde siempre en el Slytherin.

Pronto las paredes del laberinto empezaron a hacerse más pequeñas así que empezó a correr.

-Con un demonio -exclamó, claro, Malfoy nunca ponía las cosas faciles, cuando llegó al armario escuchó el estruendo del laberinto cerrarse y apareció en la Sala de Menesteres, se quedó en el suelo, recuperándose del cansancio de haber corrido hasta allí, luego la puesta del armario de volvió a abrir, y por inercia, apuntó su varita al lugar. Pero no era una persona, sino el zapato que el armario le devolvió con un golpe en la cabeza que lo aturdió por unos instantes.

-Esto se está volviendo cada vez peor -dijo con la caja en su mano, negó mientras hacía la floritura para hacerla más pequeña y guardarla en su bolsillo, tendría que ir al baño de prefectos a buscar el siguiente cofre.

Se dirigió al baño de prefectos, pensando en lo que vivió allí en el torneo, esperaba que no fuese tan difícil encontrar el cofre, entró y todos los recuerdos le llegaron, se encontró sonriendo nerviosamente y empezó a buscar. No encontró nada en su primera ronda, después volvió a dar vueltas, hasta que un destello llamó su atención así que caminó dispuesto a sacar el cofre, lo encontró detrás de una pared pero no podía sacarlo.

Se quedó quieto, pensando, colocó su varita en la barrera pero no sucedió nada, estaba realmente harto, así que hizó la floritura -Bombarda.

Por suerte, pudo romper la pared y sacar el cofre amarillo, había sido demasiado fácil, lo encogió y salió del colegio, no sin despedirse de Minerva. Llegó rápidamente a la casa de Malfoy, a la verdadera y se dirigió a la oficina/biblioteca, sacó las tablas del suelo y la caja de libros.

Cuando intentó traspasar magia para abrir el cofre morado pero no funcionó, lo intentó tantas veces que terminó estresado, es por eso que la ubicación había sido tan fácil porque los cofres no se abrían de la misma forma. Pasó media hora cuando el patronus de una nutria le llegó con un mensaje.

-"Harry hoy es la reunión, ¿vendrás?".

Se cuestionó si realmente valía la pena ir, pensó que realmente quería resolver el caso de Malfoy. Aunque, ya había confirmado que iría así que tendría que hacerlo, se llevó las manos a la frente pensando en la situación, luego volteo a ver al cofre morado y se detuvo a ver los detalles. Tal vez la respuesta de cómo debía abrirlos estaba allí.

Se detuvo a ver fijamente cada detalle hasta que se alejó levemente cuando se abrumó, su plan inicial era tomar un descanso breve sobre la investigación, pero cuando se iba alejando volteo a ver el cofre, se podía ver una palabra. Harry se extrañó y pensó que definitivamente Malfoy no deja nunca las cosas fáciles.

-Revelio -dijo cuando entendió, sacó su varita e hizo la floritura. La caja morada desapareció revelando otra de color azul, traspasó magia y se abrió, sacó la llave rápidamente y abrió el tercer libro.

Eres magia tipo "A", sino la llave no hubiese abierto el libro, eso significa que no tendrás problemas para abrir el último libro tampoco, los mago tipo "A" pueden abrir cualquiera de estos libros. En fin, los magos tipo "B".

Son los más comunes que existen, son magos normales con un centro mágico lo suficientemente estable para poder transportar la magia a su varita. Solo que ellos no tienen reacciones mágicas y algunos no pueden hacer magia sin varita.

Existen muchos ejemplos de estos magos,Ronald Weasley es uno de ellos, lo que ocurrió con su varita, lógicamente, es porque estaba rota y por eso su centro mágico no transportaba eficientemente su magia a la varita, y obviamente no le iba a funcionar bien porque la lealtad de la varita pertenecía a su hermano, es muy común que esto suela suceder, sin una buena varita, un mago tipo "B" estaría perdido, aunque es común que los magos Weasley tengan todos tipo magia "B", a excepción de Ginevra Weasley y su madre Molly Weasley.

Otro mago tipo "B" es Remus Lupin. Fue un mago realmente espléndido, pensé en considerarlo mago tipo "A", pero luego pienso en el tiempo en el que estuvo preso en aquella maldición, eso hizo que su magia fluyese mucho más facil en su cuerpo, por eso lo reduje a magia tipo "B", su licantropía le ayudó demasiado a que la magia fluyera en su cuerpo pero no lo suficiente para ser un mago tipo "A".

Blaise Zabini, él es un mago tipo "B", su magia no es tan potente pero tampoco tan baja como para ser un mago tipo "C", pocas veces he visto en él hechizos realmente potentes, aunque tiene una buena comunicación con su varita.

Me encontré hace unos años con un mago tipo "B", llamó mi atención mientras estaba de camino a la posada dónde me estaba quedando, estaba en una misión de investigación, así que necesitaba pasar como un mago común y corriente, me encontré a ese mago por la calle cuando su varita se cayó.

Eso usualmente no debe pasar, nadie descuida de esa forma su varita, es como una extensión del cuerpo del que la posee, es por eso que una varita es importante. Llamó mi atención cuando la recogió, casi tambaleándose, lo suficientemente torpe para no haber evitado la caída, en mi mente, lo primero que hice fue clasificarlo en magia tipo "C", hago eso automáticamente cuando me encuentro a magos, mi investigación siempre está presente en mi cabeza.

Lo seguí, algo me decía que tenía que hacerlo, mi instinto no suele fallar, lo hice. Él no notó que lo estaba siguiendo, mi sorpresa fue demasiado grande cuando noté que podía hacer magia realmente complicada, algo que solamente podría saber un mago tipo "A", así que le seguí la pista, pensando en que tenía por fin otro nombre en mi lista de magos realmente fuertes.

Pero, después de un corto periodo de seguirlo, de dos días, descubrí que su magia realmente es tipo "B", no pudo invocar un hechizo de defensa, no murió por poco. Descubrí que la apariencia no es un factor en la clasificación, no es importante y no debería serlo para nadie.

No hay mucho que decir sobre los magos de este tipo, en cuanto a las características, pero las pondré, necesito que queden lo suficientemente entendibles para el siguiente escalón. Son las siguientes:

a) Magia lo suficientemente estable.

b) Tienen una buena comunicación con su varita.

c) Centro mágico normal, lo suficiente para hacer magia avanzada, pero no lo suficiente para considerarlos magos tipo "A".

d) Sino tienen una buena varita, su centro mágico se vuelve deficiente, la varita es importante para un mago tipo "B", no podrán hacer magia sin ella.

Harry se quedó estático, miró su varita pensando en lo importante que era, él sabía que era primordial para un mago tener una varita, que eran como compañeras de aventura. Volteo a ver el tercer libro, no tenía tanta información como los anteriores, lo cerró y lo guardó, dejando la llave pegada.

Salió de la casa de Malfoy y con un ágil movimiento llegó a su casa, tenía que asistir a la reunión, aunque realmente no quería hacerlo. Se vistió para que todos pensaran que estaba relajado, esperaba que no comentaran nada sobre su misión, agarró los polvos que estaban sobre la chimenea, diciendo la dirección, se transportó.

Llegó a tiempo, todos lo observaron con una sonrisa de felicidad, a excepción de Hermione quien le recibió con un rostro preocupado. Desde la entrada notó que los gemelos Weasley estaban molestando a todos los que encontraban. La señora Weasley estaba conversando animadamente con Fleur, hasta que reparó en su presencia y se dirigió a él dándole un fuerte abrazo maternal.

-Querido, ¿cómo estás? -dijo Molly con su clásico tono de voz -Hace mucho tiempo no venías a casa, ven, seguramente no te estás alimentando bien.

Y Harry supo que no escaparía, intentó integrarse poco a poco a la reunión, pero algo en el fondo de su mente no le dejaba estar tranquilo. Tenía esa terrible sensación de querer correr, pero sin comprender del todo a dónde o para qué. Salió de sus pensamientos cuando notó que Hermione se acercaba a él con un gesto de preocupación, ella siempre había sido demasiado intuitiva para entender rápidamente las cosas, incluyendo los gestos más pequeños.

-¿Qué pasa Harry? -preguntó Hermione.

Harry, con una sensación extraña en la garganta, le mintió lo mejor que pudo -No pasa nada.

Cualquier réplica que su amiga iba a decir, quedó interrumpida por la llegada de Ginny, junto a un hombre delgado y de cabellos rubios. Todos se quedaron en silencio observando al recién llegado.

-Familia -dijo Ginny mirándoles con un brillo que jamás había tenido cuando estaba en una relación con Harry. -Les presento a Donovan Baker, es mago igual que nosotros.

Entonces Harry entendió lo que le pasaba, el señor Weasley estaba con Molly acosando al recién llegado, Hermione golpeaba a Ron por algún comentario fuera de lugar, Fleur salía de la cocina y le entregaba una taza a Bill, quien le regaló una sonrisa impecable. Y se sintió tan fuera de lugar, dejó de lado sus pensamientos previos y se concentró en su miseria, ahora no tenía nada. Sus amigos, parecían olvidarse de él, Ginny tenía a alguien más, Neville se había ido a capacitar para ser maestro, Luna estaba concentrada en El Quisquilloso. Y Harry... Estaba sólo.

No lo pensó tanto, se acercó a la señora Weasley, con una mentira piadosa de enfermedad, se excusó. Ella parecía realmente preocupada, pero Harry no permitió que ella interfiriera en su escape. Con un movimiento de su varita, se apareció en su apartamento vacío. Rápidamente lanzó un hechizo que bloqueaba la chimenea y luego otro de antiapariciones. Quería estar sólo.

Se levantó asustado, una terrible pesadilla. Usualmente soñaba con sus padres siendo alcanzados por aquel horrible hechizo. Se recostó de nuevo cuando se dio cuenta que era sábado y ese día él no trabajaba, con calma agarró su varita de la mesa que estaba al lado derecho de la mano y empezó a pasarla por sus dedos. Pensando en su huida de la madriguera. Sabía que ninguno de sus amigos merecía que él haya hecho eso, naturalmente se sentía culpable.

No podía dejar de pensar en demasiadas cosas a la vez, se sentía cansado de tantas responsabilidades y pensamientos que le atormentaban cada segundo. Se levantó y fue a su cocina, donde empezó a buscar algo para comer, se encontró con una bolsa de pan y pensó en hacer pan tostado.

Desde que era muy chico, por culpa de los Dursley, estaba acostumbrado a comer poco, incluso Hermione le había regañado muchas veces porque no se alimentaba bien. Cuando estuvo listo, se sentó en el comedor, con un té que había puesto a hervir antes de hacer el pan. Cuando se sentó en la silla y acomodó el desayuno, captó el silencio.

Dejó el cuchillo de mantequilla en su lugar, con intranquilidad, colocó toda la comida en la nevera y se dispuso a hacer otras cosas, se cambió y con un movimiento de su varita, de dirigió a la casa de Malfoy.

Cuando estuvo en el patio, miró la casa. A pesar de que estaba deshabitada el aura de lugar, estaba lleno de vida. Cuando entró, miró que por dentro era acogedora, algunos libreros y muebles de color azul, tenía un caldero con un estante con pequeños frascos. Algunas fotografías estaban esparcidas por la sala, negó y se dirigió a la oficina/biblioteca. Era momento de descubrir más y más.

Sacó rápidamente las tablas que estaban en el suelo, con el corazón latiendo fuertemente y con deseos de descubrir cada palabra del último libro que el rubio había escrito con esmero. Tenía que admitir que Draco, había hecho un trabajo espléndido con la investigación, no existía en las páginas del libro ningún comentario negativo o despectivo hacia los magos que no eran sangre pura. Se detuvo cuando estaba a punto de colocar la llave en el libro y revelar el contenido.

¿Se estaba volviendo desquiciado, de nuevo, con el tema de Malfoy? ¿Era curiosidad? ¿Por la investigación?, o simplemente era porque ¿no se sentía sólo cuando leía las páginas?

Ninguna de sus preguntas tuvo una respuesta.

 

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