Long live if we can

Harry Potter - J. K. Rowling Chronicles of Narnia - C. S. Lewis
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Semana Santa '72

La semana santa pilló la primera semana de abril de ese año. Martha, tras haber retomado su relación con su hermano, creía que la vida le sonreía de nuevo. Quien más se alegraba, era Frank, quien al fin después de tantos meses les veía unidos. Además de que con su nueva amiga, Dorcas, las cosas no podían ir mejor.

 

Para cuando llegó abril, ya había terminado de decorar su escondite. Le habían añadido 2 sofás, pósters, almohadas, fotos, alfombras, habían puesto también 2 mesas al lado de una ventana para estudiar juntas, unos puffs, un par de plantas e incluso un par de peluches de sus respectivas casas. A base de hechizos, cambiaron también el color de las paredes. Las paredes ( obviamente ), eran de azul y verde.

 

Durante aquella semana de vacaciones, su hermano y ella decidieron irse a casa. No muchos lo hicieron. El final de curso se acercaba y había mucho preventor que decidió quedarse en la escuela para que no le pillase el toro por los cuernos. 

Entre ellos, se encontraba Frank, quien al estar en último curso, y faltarle un mes de clase, no quería desperdiciar esa semana. A sus amigos les pasó lo mismo. Peter también decidió quedarse. Las clases le costaban un poco, y la profesora Mcgonagall se había ofrecido a darle unas clases de refuerzo.

 

Remus por su lado le daba más igual si irse a casa o no. Por lo que decidió quedarse con Peter para hacerle compañía. Sirius en cambio, fue obligado puesto que su madre le había mandado una carta vociferadora exigiendo su presencia.

 

Dorcas, también se fue a casa. Le contó a Martha que sus padres estaban renovando las habitaciones y querían que fuera para poder hacer la suya.

 

Por ende, el 2 de abril, Martha, junto con Dorcas, se subieron en un vagón vacío del tren para regresar. 

 

-Estamos a 2. - Empezó Dorcas.

 

Martha la interrumpió entre risas. - Para el 5 tendremos que ponernos al día.

 

Dorcas sonrió ante su comentario. -Si. Ya te contaré como ha quedado mi habitación. 

 

-Seguro que genial. Necesitaré una foto no te olvides.

 

Dorcas se rió.- No lo dudes.

 

En ese momento, entró James al vagón.

 

-¡Hola!. - Ambas le sonrieron. - Martha, antes de bajar espérame para bajar juntos.

 

-De acuerdo. - Le contestó asintiendo.

 

-Pasa buenas vacaciones Dorcas. - Dijo éste despidiéndose, antes de salir del vagón.

 

-Igualmente… 

 

Cuando ambas se quedaron solas, Martha se giró a mirarla. -¿Aún no te cae bien verdad?. - Lo dijo en un tono afirmativo.

 

Dorcas suspiró- A ver no me malinterpretes, me alegro de que te lleves bien con él. Es tu hermano, pero el hecho de que esté día y noche metiéndose con mi casa me impiden ver su lado bueno.

 

-Tendré que hablar con él…

 

-Sí…

 

Después de esa conversación, empezaron a leer revistas y a opinar sobre cantantes y chicos.

 

Al llegar al andén 9 y ¾, se despidió de Dorcas quien bajó y esperó a James en el pasillo. Después unos minutos apareció junto con Sirius.

 

-Eyy, estábais tardando. ¿Qué haciais?.- Los 2 chicos se dieron miradas cómplices y empezaron a reírse. - Vale no me digáis. -Les miró extrañada y empezó a bajar del tren.

 

Vió a su madre al momento. No estaba su padre, pero supuso que estaría en alguna reunión de las suyas.

 

-¡Mamá!- Gritó James a su lado para luego ir corriendo a abrazarla. Martha imitó su gesto, y le alcanzó al momento.

 

-¡Mis niños!- Se separó de ellos para mirarles- ¿Habéis sido buenos? - Ambos asintieron. - Ay qué grandes que estáis. Ya 12. Cómo pasa el tiempo. - Acto seguido volvió a abrazarles.

 

-Mamá… Aquí no… -Dijo Martha como pudo.

 

Cuando se separó de ellos, cogió sus maletas. Y cuando iban a irse, una señora se acercó.

 

-¡Euphemia cuánto tiempo!-

 

Las 2 mujeres empezaron a charlar un rato. La estación se iba vaciando poco a poco. James y Martha de mientras charlaban y jugaban al veo veo.

 

-Tu turno James.

 

-De acuerdo. Veo veo una cosita que empieza por la letra… Ammm…- empezó a dar vueltas sobre sí mismo buscando algo. A causa de eso, Martha se rió. - Amm… ¡Ah! Ya sé. Por la letra C.

 

-C… -Dijo Martha pensativa. Empezó a mirar a su alrededor buscando algo que empezase por C. Cuando sintió una mirada en ella. Extrañada, buscó la mirada con la suya y volvió a ver a aquel niño de pelo rizado. Estaba al lado de Sirius y de la que supuso que era la madre de éste, por ende, concluyó que el niño era su hermano. 

 

Al parecer éstos aún no se habían ido. Estaban en una esquina apartados hablando con otros magos que Martha reconocía de los sagrados 28. Sirius se le veía aburrido y con cara de querer irse ya para casa. Su hermano tenía la mirada fija en ella. ‘‘ Esto ya me empieza a incomodar un poco ’’ pensó.

 

-Martha, ¿Estás bien? Te noto ida… - Su hermano la llamó de vuelta.

 

-¿Eh?, No no, estaba pensando.

 

-Bueno un placer verte de nuevo. Vamos niños, ¡Vámonos a casa! Vuestro padre llegará a la noche.

Durante el día siguiente, no faltaron risas ni juegos. Se pasaron toda la mañana en el patio jugando a quidditch ( por petición de James ) y a las canicas explosivas. Paralelamente, su madre, horneó un pastel de fresas ya que esa tarde iba a venir la señora Crouch junto con su hijo y los Prewett.

 

La comida pasó rápida. Su padre el día anterior regresó muy tarde y por ello, los 2 hermanos le contaron todo lo que le habían dicho a su madre ayer, durante la comida. Cuando el reloj marcó las 15, el timbre sonó. Martha empezó a bajar las escaleras para ir al salón mientras su madre abría.

 

-¡Lisa querida! Cuánto hace que no nos vemos…

 

-Pareciera una eternidad si…

 

-Y tu debes de ser Barty, ¡Qué grande estás! No sé si te acordarás de mí.- Effie sonreía dulcemente mientras hablaba con el niño. Martha aún no le veía. Estaba en el marco de la puerta ‘‘espiando’’. Cuando vió que les dejaba entrar rápidamente corrió a la sala.

 

-Tú debes de ser Martha. 

 

La señora era guapísima. Apenas se le marcaban las facciones de la cara. Era muy delgada. Tenía la tez bastante pálida y el pelo de un castaño claro. No llegaba a ser rojizo pero se asemejaba. Lo tenía semi-recogido en un pequeño moño. Sus ojos eran verdes. También llevaba un vestido azul oscuro con bordados de un crema roto. Las medias eran negras y los zapatos del mismo color que el bordado.

 

Martha giró la cabeza a su izquierda para ver al niño. No se parecía mucho a su madre. Él tenía el pelo más oscuro, echado un poco hacia atrás. Al igual que ella, era delgado y pálido, pero tenía los ojos muy oscuros. Al hacer contacto visual, la niña le sonrió.

 

-Mucho gusto.

 

Tras eso, ambos invitados tomaron asiento en el sofá.

 

-Martha ha empezado este año en Hogwarts. Igual que su hermano. - Decía su madre orgullosa. - Lisa, ¿Te apetece un té?

 

-Oh sí, por favor. - Euphemia salió del salón a la cocina.- Y dime, ¿En qué casa estás?

 

-Soy una Ravenclaw. -Dijo con orgullo.

 

-¡Fabuloso!Sabes, mi marido también lo fue, y esperamos que Barty también lo sea.

 

Martha volvió su mirada a él y le sonrió- Siempre es bueno tener a más gente.

 

Euphemia regresó con una taza de té para Lisa. -Martha querida- Dijo mientras le acercaba la taza- ¿Por qué no vas a buscar a tu hermano? Seguro se ha quedado dormido.

 

-De acuerdo.

 

Luego se giró a mirar a Barty- Barty querido, ¿Por qué no vas con ella?.

 

Éste miró a su madre, y ésta le asintió con la cabeza. - De acuerdo.

 

Mientras se levantaba, el timbre volvió a sonar.

 

-Deben ser los Prewett. - Dijo Euphemia. - Monty, ve a abrir la puerta tú por favor.

 

- De acuerdo querida.

 

Subiendo las escaleras Martha empezó a hablar. - Y… ¿Cómo estás?

 

-Bien… ¿Cómo es Ravenclaw?

 

A Martha se le iluminaron los ojos. - Es fantástico. La sala común es preciosa. Y tenemos la mejor biblioteca de las 4 casas. Además de que por la noche las estrellas se ven genial. Te va a encantar.

 

-Eso espero…

 

-¿Tú quieres ser seleccionado en Ravenclaw?

 

-Bueno, a mí me da igual. Mi padre insiste en que es lo mejor para la familia.

 

-Pero es decisión tuya. Eres tú quien tiene que decidir. De todas maneras, si al final eres seleccionado no dudes en hablarme si quieres.

 

- Gracias.- Dijo éste sonriéndole.

 

Cuando llegaron a la puerta del cuarto de James, Martha empezó a golpearla.

 

-James, ¿Estás despierto?.- Silencio. Martha suspiró- James, estás dando muy mala primera impresión. - Se giró a mirar a Barty quien se estaba riendo un poco de la situación. - Lo siento por mi hermano. Cuando se duerme no hay quien le despierte.

 

-Tranquila.

 

-¡James!. -Dijo esta vez más fuerte aporreando la puerta. 

 

Se oyó un ruido adentro, y tras eso salió James medio despeinado en su pijama de cuadros rojo y negro.

 

La imagen era muy graciosa para ella. - James, éste es Barty. Barty, éste es James mi hermano.

 

Barty le miró divertido y le dió la mano. -Encantado.

 

James, que se acababa de despertar le miró extrañado, pero aceptó el saludo y le asintió. Luego se giró a su hermana. -¿Qué está pasando?

 

Suspiró.- Esta tarde venían los Prewett y los Crouch.

 

-Aa… Es verdad. Pues un gusto. Esperadme en tu cuarto mientras me cambio. - Cerró la puerta.

 

Barty se rió. Y Martha también.

 

-De acuerdo, pues vamos a mi cuarto. Tienes suerte, esta mañana la limpié. Ayer parecía una leonera.

 

-Mi padre no me deja tener así el cuarto. El año que viene te juro que ese será el estado por los siguientes 7 años.

 

Ambos niños se rieron de nuevo.

 

-¿Cómo es posible que nuestras madres se lleven tan bien, pero nosotros no nos hayamos conocido hasta hoy?- Preguntó Barty.

 

-No lo sé. Y es bastante extraño.

 

Estuvieron solos en la habitación de Martha por unos minutos. Lo tenía decentemente ordenado. La cama estaba hecha, sus peluches estaban en su cesto y su escritorio ordenado. Tenía la maleta abierta encima de la silla pero no estaba muy desordenada. 

 

Martha tenía 4 puffs en su cuarto, por lo que decidieron sentarse allí a esperar a su hermano. Minutos después, entró James con una camisa naranja con un sol en el centro, unos pantalones azules y unas zapatillas.

 

-Qué ropa más rara- Dijo Barty mirándolo.

 

-Es muggle. Vivimos cerca de un pueblo y a veces nuestra madre baja a comprar allí. Al ver ésto le haría gracia y me lo pilló.

 

-¿Vuestra madre va a tiendas muggles?

 

-Ya no tanto. Antes iba más.- Dijo ahora Martha.

 

-¿Por qué?

 

Martha dudó en responder. - Bueno… Cuando éramos más pequeños, dando un paseo descubrimos una escuela de Ballet, y quedé impresionada así que les pedí a mis padres de apuntarme, y tras mucha insistencia, lo hicieron. Entonces bajábamos más a menudo. Tuvimos que comprar ropa muggle para pasar desapercibidos, y también para las clases.

 

-¿Sabes ballet?

 

James se le adelantó a contestar.- Es la mejor. Tenías que verla en las competiciones. Ganaba a todas las niñas.

 

Barty estaba impresionado.- Wow, ¿Podrías hacer una demostración?

 

-No lo sé… Hace meses que no practico Podría lesionarme.- Dijo dudosa.

 

Su hermano la intentó animar. - Venga Martha… Sólo un movimiento.

 

-De acuerdo.

 

Se colocó al lado de su barra, y se puso en posición. Empezó con un plié que dió paso a un piqué para luego terminar con un pirouette .

 

-No me atrevo a hacer más. No he calentado  bastante que no me ha dado nada haciendo ésto. - Dijo volviendo a sentarse.

 

-Bueno, ha estado bien. -Dijo Barty mirándola.

 

-Gracias.

 

Estuvieron hablando un rato largo más hasta que alguien tocó la puerta.

 

-¿Se puede?.- 

 

-¡Adelante!- Exclamó James.

 

Ante aquello, Gideon y Fabián entraron.

 

-¡Hola chavales!. - Dijo Gideon. James y Martha se levantaron a abrazarlos, mientras que Barty, a pesar de levantarse, se quedó en el puff.

 

-¿Qué tal lleváis el curso? .- preguntó Fabián mientras abrazaba a Martha.

 

-Bien. Ha sido un trimestre fantástico. Lleno de bromas- Dijo James.

 

Los gemelos se dieron una mirada cómplice ante aquello. Y luego Gideon volvió a hablar.

 

-Me alegro. ¿Por qué no bajáis con nosotros? Molly está abajo con Will.

 

A James se le iluminaron los ojos tras la mención del bebé. -¡Si!. Ya tiene que estar muy grande verdad.

 

-Si la verdad. Ya tiene 5 meses. - Contestó Fabián.

 

Gideon le puso la mano sobre el hombro. - Cómo pasa el tiempo. 

 

Ambos sonrieron y asintieron.

 

Los niños se acercaron a la puerta con ellos, y Martha se puso en medio de los gemelos. 

 

-Por cierto - Dijo llamando la atención de ambos. - Este es Barty.

 

Durante este tiempo, Barty había estado un poco incómodo detrás escuchando la conversación. Cuando fue nombrado, se acercó un poco a donde ellos para presentarse de manera más cordial.

 

-Un placer. - Dijo dándoles la mano. Fabián y Gideon le devolvieron el saludo.

 

-Eres el hijo de Crouch, ¿Verdad?. - Barty se tensó un poco después de que Gideon mencionara a su padre pero no lo notó nadie. Asintió con la cabeza. - No era muy difícil de atinar. -Dijo en una pequeña risa.

 

James se quedó confundido. -¿Por qué?

 

-Tenemos el mismo nombre. La diferencia es que yo soy Junior. - Le explicó.

 

Ya habían llegado a la sala de estar cuando vieron a Arthur y a su padre hablar entre risas, y a su madre, Lisa y Molly en un sofá. Molly estaba en una esquina, puesto que a su lado había un carrito.

 

-¡James querido!. - Dijo Molly cuando los 5 entraron. Ella se levantó del sofá y éste salió corriendo hacia ella.

 

Martha suspiró. No se esperaba menos. Anduvo a donde ella saludarla también. Cada vez le caía peor. Pero no iba a dejar que se notase.

 

-Molly. Dijo con una sonrisa falsa. Se dieron un beso en la mejilla.

 

-Marta. Cada día estás más grande. Los 2.

 

-¿Cómo está William?.- Le preguntó la niña.

 

Molly se enorgulleció de esa pregunta. -¡Ay!, está genial, ¿Verdad Arthur?. No da nada de guerra. Todo el día durmiendo y jugando. Es un bebé fantástico.

 

-¿Puedo cogerle?. -Preguntó James emocionado.

 

-Con mucho cuidado. Ven siéntate. Así. 

 

James se había sentado en el sillón mientras Molly le explicaba cómo poner los brazos.

 

-Martha. -Dijo Arthur acercándose. -¿Quieres tú también?

 

Martha asintió. 

 

-Bien, ponte al lado de tu hermano e imitale el gesto. Muy bien. - Arthur se acercó a donde James y con cuidado le pasó a ella el bebé.

 

Fue uno de los momentos más bonitos que se presenciaron en esa casa.


 

A los 2 días, Martha envió una carta a Dorcas contándole hasta ese momento sus vacaciones. La carta era de 3 páginas por ambas caras. A las pocas horas, le llegó a ella una respuesta de la misma longitud.

 

James por su lado, también se la pasó enviandose cartas con sus amigos. La mayor parte de las cartas eran de nuevas técnicas de Quidditch que había aprendido.

 

Ambos se veían muy unidos y sus padres estaban muy felices por ello. 

 

Lo que quedó de semana, se la pasaron jugando juntos, tanto fuera como dentro. Además, al haber hecho migas con el hijo de los Crouch, se pasó por la casa otra tarde más. La tarde anterior al regreso de éstos a la escuela. 

 

Con quien más congenió fue con Martha. No era porque James le hubiese caído mal, no había una razón exacta para el motivo. No por ello se llevaban mal. Es más, James y Barty se la pasaron jugando a Quidditch más de la mitad de la tarde. 

 

Con Martha tenía más charlas y eso lo agradecía. Martha sabía que cuando hablaban él no era completamente sincero. Tampoco tenía por qué serlo. Se habían conocido hacía poco, pero quería hacerse su amiga. Y sabía que para ello la sinceridad tenía que ser lo primero. No obstante, no le presionó ni le dijo nada. La primera vez que se vieron ya sentía algo mal con él. No quería presionarle. Sabía que no era lo correcto.

 

Cuando llegó el día 6 de abril, los mellizos regresaron a la estación 9 y ¾. Llegaron un poco justo de tiempo. No fue por culpa de Martha. Ella por suerte no deshizo las maletas cuando fueron . Por ello sólo tuvo que ordenar un poco. Por otro lado, James quien nada más llegar a casa hacía una semana puso la maleta patas arriba, al haberlo dejado para último momento, hizo que a su madre casi le diera un infarto viendo que no llegaban a pillar el tren.

 

Por suerte estuvieron justo a tiempo para que no saliese sin ellos. Al llegar ya no quedaban muchos padres.

 

-Prometedme que seréis buenos. - Les dijo su madre.

 

-Si… - Dijeron unísonamemte.

 

Su madre se les quedó mirando un rato más y luego les abrazó. - Bueno iros ya. Que perdéis el tren. Os quiero mucho. No lo olvidéis.

-¡Hasta verano mamá!- Dijo James mientras se subía al tren.

 

-¡Hasta verano!- Dijo Martha repitiendo la acción de su hermano.

 

Tras ello, James desapareció rápidamente en busca de Sirius, y Martha en busca de Dorcas. El viaje fue tranquilo para ambos.


 

 

La carta que le mandó Dorcas, ns si subirla o no. Si queréis que lo subo decidme.

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