Long live if we can

Harry Potter - J. K. Rowling Chronicles of Narnia - C. S. Lewis
Multi
G
Long live if we can
All Chapters

Abril del '72

10.

Abril del ‘72

4 días después de regresar, quedó con Frank. Él le había pedido quedar. Al parecer tenía una sorpresa para ella. Le intrigó bastante, porque ella no le había pedido nada. Además de que en la carta que le mandó la semana anterior, no dió indicios de sospecha de nada.

 

Por ello, la tarde del 10 de abril quedaron en el patio exterior.

 

-Qué buen día se ha quedado, ¿Verdad?- Martha sonrió al oírle. Estaba sentada de espaldas de él. A causa de éso, se giró a abrazarle.

 

Frank respondió igual. - ¡Sí!. Al fin hace buen tiempo para estar en el exterior.

 

-Bueno… ¿Sabés por qué te he dicho de quedar hoy?

 

-Porque tenías una sorpresa…

 

-Sí. ¿Qué crees que puede ser?

 

Amm…. - Martha se quedó pensativa un rato. ¿Qué podía ser?. Era algo que le gustaba fijo. Sino no estaría sonriendo. ¿Ballet? No. ¿Algún libro? Podía ser. ¿Vinilos? Era posible también. - Estoy entre libros y algún vinilo.

 

- Arriésgate. - Le dijo sonriendo más.

 

- Libro.

 

-Bingo. - Martha sonrió ampliamente, y le abrazó de nuevo.

 

-Pero… ¡Si aún no te he dado el libro!.- Dijo entre risas.

 

-Lo sé pero aún así. ¿Qué libro es?

 

-La novia de mi amigo Kingsley me lo ha recomendado para tí. Dice que es un clásico Muggle. Se llama La bella durmiente

 

-¿Cómo es que me lo ha recomendado? No la conozco.

 

-Digamos… Digamos que le he hablado de tí.

 

A martha se le iluminaron los ojos. - ¿Le hablas a la gente de mí?.

 

-¡Pues claro! Tendré que presumir de mis hermanos de otra madre.

 

-Dile que muchas gracias.

 

-¿Te gustaría decírselo tú?

 

Martha se puso roja en un instante. - Ammm…. Yo… -Fue cortada por Frank.

 

-No te avergüences. No te va a comer. Ven. - Dijo dándole la mano.

 

-Está bien…- Dijo ella, con un poco de vergüenza todavía.

 

Frank le condujo hasta llegar al gran comedor. El libro lo tenía Martha en su mano derecha, con la cual lo sujetaba para su pecho con fuerza.

 

El Gran Comedor estaba abarrotado. La cena la acababan de servir y apenas quedaba un sitio libre. Martha miró a Frank. Le estaba dando apuro, pero ya era tarde para echarse para atrás, porque con la mano que tenía libre, Frank saludó a sus amigos y se acercaron a ellos.

 

-¿Qué pasa?- Les dijo sonriendo éste.

 

Martha reconoció a Kingsley Shacklebolt y Caradoc Dearborn. Se los había presentado a inicios de curso. Al lado de Kingsley, había una chica de pelo negro y liso, rasgos faciales asiáticos y con muchas pecas. Los 3 estaban sonriendo.

 

-Veo que no vienes sólo.- Habló Kingsley. - Hola Martha. ¡Cuánto tiempo! ¿Qué tal estás?

 

-Amm bien… Gracias…- Dijo sonriendo. La cara le ardía de la vergüenza y agarró la mano de Frank con más fuerza involuntariamente.

 

Oyó a Frank reírse un poco y ella le miró mal. Frank se sentó y le dejó un hueco a Martha para que se sentase a su lado. - Martha, te presento a Madelaine. Madelaine, ésta es Martha.

 

-Encantada. - Dijo Madelaine. - Me puedes llamar Maddie si lo prefieres. Es como me llama todo el mundo.

 

-De acuerdo. Gracias.

 

-Ella es quien me ha ayudado con el libro.- Siguió Frank.

 

-¿Ya le has dado el libro entonces?- Preguntó Maddie mirándole.

 

-Sí. Esta tarde.

 

-Muchas gracias. Me ha gustado mucho. Hoy mismo lo voy a leer. - Tras eso puso el libro encima de la mesa.

 

-¿Puedo ver?- Preguntó Caradoc. Martha asintió.

 

-La bella durmiente. Nunca había oído hablar de este libro.

 

-Eso es porque este libro es Muggle. Me acuerdo que cuando salió la película me gustó tanto, que mis padres tuvieron que comprarme el libro.

 

-¿Película? - Dijo Caradoc extrañado. - ¿De qué hablas?

 

- Es como leer un libro, Simplemente que en vez de leerlo, lo estás viendo, querida carcasa.- Tras eso Maddie sonrió y Kingsley y Frank empezaron a reírse.

 

-Pensaba que habíamos acordado que no me llamarías así. 

 

-No me acuerdo yo de eso… ¿Te acuerdas tú amor?. - Le preguntó a Kingsley.

 

-No- Dijo entre risas.

 

Martha se había quedado más con la parte de la película.

 

-¿Tienes esa película aquí?- preguntó con curiosidad.

 

-Lo siento cielo, pero aquello lo ví en cines. Y ya han pasado casi 15 años de aquello.

 

-¿Y aún te acuerdas?.

 

-Sí… Me gustó mucho la verdad. Se me quedó grabado para siempre. Pero no te desanimes. El libro es idéntico. Cuando saquen otra película te aviso y vienes conmigo. ¿Te parece?

 

-Tienes suerte. - Le dijo Frank.- Te está dando más favoritismo que al resto.

 

-Si…- Dijo Caradoc sonriendo. - No creo que a nosotros nos haya tratado igual de bien en éstos años.

 

-Quejicas… - Dijo entre risas.- No les hagas ni caso.

 

Martha rió ante aquello. Se quedó a cenar con ellos. Se lo pasó bastante bien. Maddie era muy divertida y le agradó mucho. Al parecer quería convertirse en artista. Le encantaba pintar y había unas marcas que le apasionaban.

 

Se sintió un poco mal de no haber estado con Dorcas, pero al menos tuvo un muy buen rato.




Aquella noche, se terminó el libro. Le había encantado. A consecuencia del libro, sólo podía pensar en la época medieval. Se propuso encontrar más libros ambientados en esa época. 

 

Se enamoró del castillo. Ella lo había imaginado como un castillo enorme, donde la luz siempre entraba. Se imaginó a la pequeña princesa andando por el castillo en sus vestidos. 

 

Durante la semana siguiente, se lo releyó otras 4 veces. Todas ellas, fueron en el alfeizar del baño abandonado. Como cada vez el sol se ponía más tarde, aprovechaba la claridad para leer.

 

Después de leérselo por última vez, fue en busca de Maddie. Le había encantado tanto que le iba a pedir más recomendaciones. Al principio no sabía dónde buscarla. Estaba en 7mo por lo que la biblioteca era una gran opción, pero tras recorrerla entera, se dió por vencida allí.

 

Miró en el Gran Comedor, ya que le pillaba de camino, pero tampoco. Entonces buscó afuera. Tras una larga caminata, la encontró pintando un cuadro bajo un roble.

 

Maddie la vió enseguida. - Hola Martha, ¿Qué tal estás?. - Tras decir eso, dejó su pincel y la paleta en un pequeño taburete que tenía a su lado.

 

Ammm… Bien gracias. Ammm… - No sabía por qué le ponía tan nerviosa. Pero se sonrojaba siempre que la veía. Empezó a jugar con sus manos. - Que- Quería decirte que me ha gustado mucho el libro y… Y me preguntaba si podrías recomendarme más.

 

-¡Pues claro! Será un placer. ¿La Bella durmiente te ha gustado verdad?- Martha asintió. - Pues entonces están Blancanieves, La Cenicienta, Rapunzel… 

 

La niña abrió los ojos muy ampliamente viendo cómo los enumeraba. - Vaya… Debería haberme traído una pluma y pergamino.

 

Maddie se rió. Y Martha le sonrió. - Si quieres esta noche te hago yo la lista. Lo único es que no tengo aquí los libros, pero ¿Podrías decirles a tus padres? Seguro que no tienen inconveniente.

 

-Muchas gracias de verdad.

 

-No hay de qué.

 

Tras ello, se fue de vuelta al castillo, a contarle a Dorcas. Ya le había dicho que se había leído el libro. Ella misma la vió meses antes con el de Alicia en el País de las Maravillas, pero seguro y se quedaba alucinando cuando le contase la cantidad de cuentos sobre princesas existían.

 

Le fue más fácil encontrarla a ella. Estaba en su habitación secreta leyendo un libro en uno de los puffs. 

 

-¿A que no adivinas qué?- Dijo la pequeña sonriendo y cerrando la puerta tras ella.

 

Dorcas le sonrió extrañada y cerró el libro. -Mala elección de palabras. ¿Qué?

 

-He conocido a una chica súper guay. Se llama Madelaine aunque la gente, bueno sus amigos, le llaman Maddie-

 

Dorcas le cortó. - Martha por favor vete más al grano.- Luego rió-

 

-Si. Perdón. Bueno la cosa es que ella la semana pasada me recomendó un libro, qué por cierto te he de dejar, porque está chulísimo, y hoy he ido a donde ella y me ha dicho que me va a recomendar más- Terminó sonriendo y tratando de coger aire puesto que lo había dicho muy rápidamente.

 

-¿Es esa chica con la que cenaste la semana pasada?

 

-Siii. Me vuelvo a disculpar por no cenar contigo aquel día.

 

-No pasa nada. Tranquila. Hablando de cena, ¿Nos cambiamos y bajamos ya? Va a ser la hora.

 

-De acuerdo.

 

Se volvieron a encontrar un largo rato después y bajaron a cenar. Ese día estaban en la mesa de Slytherin. Ya iban la mitad de la cena cuando Maddie se acercó. 

 

No iba con el uniforme. En cambio, vestía unos pantalones campana y una camiseta con unas personas en ella. Muchos Slytherins se la quedaron mirando, pero ella les ignoró.

 

-Hola Mars.- Dijo sonriendo.

 

-¡Hola!

 

-Te dejo la lista de recomendaciones. Espero que te gusten. Son clásicos que me leían de pequeña y bueno, libros que creo que estarían bien para tu edad.

 

-¡Genial!. Muchas gracias.- Dijo Martha agarrándolo. -Esta es Dorcas por cierto.

 

Dorcas sonrió tímidamente. -Hola…

 

Maddie rió. - Encantada de conocerte. Yo soy Madelaine, pero puedes llamarme Maddie. 

 

Dorcas asintió.

 

-Si alguna vez necesitáis algo no dudéis en avisarme. No soy la delegada como Frank, pero puedo echaros un cable.

 

-Gracias de nuevo. - Le dijo Martha.

 

-No hay de que. Hasta otra y encantada de conocerte.- Dijo ésto último mirando a Dorcas. Ella volvió a asentir y Martha pudo ver cómo se sonrojaba un poco. Eso le hizo gracia.

 

Cuando se fue y se quedaron solas, Martha se volvió hacia Dorcas.- Bueno, Y… ¿Qué te ha parecido?.

 

Ella parecía en un trance mirando en su dirección y tardó un rato en reaccionar. Al hacerlo, casi tira su plato de la mesa. Martha rió ante aquello.

 

-Eeeee… Se la ve simpática…- Para intentar aliviar la mayor tensión posible rió y su pequeña amiga la imitó.

 

La 3ra semana de abril, quedó con James. Hacían mucho que no quedaban. Se habían estado viendo en los pasillos, en clase y en el comedor. Pero no era como una conversación buena. Por ello, quedaron en el dormitorio de él.

 

Cuando llegó estaba la mitad del cuarto patas arriba. No toda. Había 2 camas que estaban ordenadas. La de su hermano no era una de ellas.

 

-¿Cómo es posible que puedas vivir así?- Preguntó un poco horrorizada.

 

James la miró un poco perplejo y luego se encogió de hombros. -No lo sé. Pero la verdad no me incomoda.

 

Martha apartó con su varita un bulto de ropa sucia que había encima de la cama al mismo tiempo que escuchaba una queja de su hermano por ello. Tras eso se tumbó mirando al techo. Su hermano la imitó.

 

-¿En qué piensas?- Preguntó James.

 

-En nada.

 

-Me encanta no pensar en nada.

 

-Ayuda mucho.

 

-Sí…

 

Se quedaron callados unos minutos largos en esa misma posición. Hasta que James volvió a hablar.

 

-Sabes… No te lo había dicho pero…Creo que me gusta una chica.

 

Martha le miró extrañada pero sonriendo. -¿Desde cuándo?

 

-Bueno… Yo… Me fijé en ella hacía unos meses. Al principio me caía mal, pero creo que me gusta. No lo sé. Es bastante raro.

 

-¿Lo sabe alguien más?

 

-No. Aunque creo que Sirius sospecha algo. Últimamente me la quedo mucho mirando.

 

-Y… ¿Puedo saber quién es?

 

-Lily.

 

Aquello no se lo esperaba para nada. Había visto a Lily quejarse de él con Snape bastantes veces cuando coincidían en la mesa de Slytherin para comer. También había visto cómo se quejaba de él en las clases que compartían y al igual que Sirius y Peter con ella. Supuso que Remus y James harían lo mismo. No se esperaba aquellas palabras.

 

-Porfavor, no le digas a nadie. - Salió de su trance.- Ni siquiera a mamá y a papá. Ni siquiera a Frank. Y mucho menos a Dorcas.

 

-De acuerdo. Te lo prometo.

 

-Gracias.

 

Se quedaron otro largo rato en silencio. No era nada incómodo. Ambos lo estaban disfrutando. Hasta que la puerta del dormitorio se abrió. Los mellizos levantaron la cabeza unísona mente.

 

Quien entraba era Remus. Se echó para atrás al verles en esa posición.

 

-¡Merlín!. Me habéis asustado.- Ambos giraron la cabeza a la par y comenzaron a reírse.

 

-Lo siento amigo.- Dijo James aguantándose la risa. - No era nuestra intención.- 

 

Remus negó riéndose ahora también y avanzó hacia su parte de la habitación. Los mellizos volvieron a tumbarse y se volvió a formar un silencio. No era como el de antes, ya que oían cómo unos cajones se abrían y cerraban, pero seguía siendo cómodo.

 

Posteriormente, Remus se sentó en su cama. Tras otro largo rato, habló.

 

-¿En qué pensáis?.

 

-En nada. - Dijo Martha.

 

-Te lo recomiendo bastante.- Dijo James. -Es más cómodo de lo que parece.

 

-¿Cómo se hace eso?.

 

-Muy fácil. Te quedas mirando un punto fijo, y enfocas toda tu concentración en él. Llegará un momento en el que tu cerebro estará tan concentrado mirando ese punto que se olvidará del resto.

 

-Y tras eso simplemente desconectas tu mente de todo. Pero ten cuidado o acabarás durmiendote.

 

-Muy cierto.

 

Al rato, llegaron Sirius y Peter. Se quedaron extrañados al ver a sus 2 mejores amigos y a la hermana de uno de éstos tumbados en la cama, inmóviles, mirando al techo y en silencio.

 

-¿Estáis bien?. - Preguntó Peter.

 

-Eso. - No hubo respuesta de ninguno.- Oye, ¿Estáis vivos?.

 

James se levantó a duras penas de la cama para sentarse, ya que el cuerpo se le había dormido después de tanto rato. - Si… Estamos simplemente descansando.

 

Peter se acercó a su cama. -¡Merlín!, más que descansar parecía que os había dado algo.

 

-Dramáticos…- Dijo esta vez Remus sentándose. Martha imitó el gesto.

 

Los 3 niños rieron ante el comentario. -Martha. - Llamó Sirius. - Te recomiendo que esta noche te saltes la cena.

 

-Oh ¡Sí.! Es mejor que vayas a las cocinas.- Dijo su hermano.

 

-¿Qué habéis liado?

 

-Digamos…- Prosiguió James, levantándose de la cama. - Que…. Si no quieres morirte de sed esta noche, lo mejor que puedes hacer para tu salud es no ir. No podemos decirte más.- Todo eso lo dijo girando por el cuarto, y al acabar, se tiró encima de ella.

 

Martha rió negando con la cabeza. - ¿Cómo es posible que aún no os hayan pillado?

 

-¿Quién dice eso?. Preguntó Remus levantando una ceja.- Aquí donde les ves estos 2 de aquí.- Señaló a Peter y a James quienes sonrieron orgullosamente.- Les han castigado 30 veces en lo que llevamos de curso, y a éste otro… -Esta vez señalando a Sirius. - Lleva más de 40.

 

-Lo dices como si fuese malo.- Dijo Sirius sonriéndole.

 

-Bueno tampoco es. - Le devolvió la sonrisa.

 

-¿Y tú?- Preguntó Martha.- No me creo que a tí no te hayan castigado.

 

-Claro que sí. Pero la diferencia es que yo soy más disimulado.

 

-¡Vamos Remus!, no te tires flores.- Dijo Peter tirándole una almohada. Remus la esquivó y le sacó la lengua. Pero no vió que James le lanzaba otra del costado que hizo que se desestabilizarse y cayera hacia su izquierda.

 

-¡James estás muerto!. Tras eso le lanzó más almohadas con perfecta puntería. Los 5 rieron y los otros 3 se sumaron a la guerra.

 

El resto de la tarde se la pasaron jugando entre ellos. Ninguno bajó a cenar, pero Martha sí que esperó en la puerta a Dorcas para que no se adentrara en ella. Cenaron en su habitación secreta una sopa de pollo que habían preparado en cocina.

 

La última semana de abril, Martha recibió una caja llena de libros de la lista que Madelaine le había dado. Le escribió a su madre una carta donde le pidió los libros.

 

No estaban todos. Ya que la lista era bastante larga, pero sí que cubría buena parte de la lista. La caja le llegó durante el desayuno del último martes del mes. Para poder llevarla necesitaron 6 búhos. Pesaba tanto que 2 de ellos tuvieron que ir por debajo para que no se rompiese.

 

Dorcas, quien estaba enfrente de ella se quedó alucinando.

 

-¿Y esa caja?

 

-¿Te acuerdas de los libros?- Dorcas asintió. - Pues ¡Tachán!.

 

-Madre mía… y ¿Ya te va a dar tiempo a leer todo eso?

 

-¿Acaso me subestimas querida amiga?- Ambas se rieron tras eso.

 

Notaron como por detrás alguien se estaba riendo, y al girarse vieron a Sophie con sus 2 amigas Lottie y Verónica.

 

-Cada día me dan más ganas de pegarlas. - Dijo Dorcas. Ahora estaba agarrando el tenedor con mucha fuerza y su cara estaba roja de la ira.

 

-Déjalas… Son demasiado inmaduras.

 

-Insoportables.

 

-Plastas.

 

-Presumidas.

 

Ambas sonrieron tras eso.

 

Dorcas miró el reloj y se levantó.-Me tengo que ir. Como llegue tarde me van a bajar 10 puntos. Nos vemos luego.

 

Martha no tenía tanta prisa. Así que fue primero a dejar la caja de libros a su cuarto. Cómo pesa. Pensó. A duras penas lo sacó del Gran Comedor.

 

Al salir se topó con un grupo de estudiantes que estaba en la puerta bloqueando el paso. A consecuencia, se desestabilizó y cayó.

 

Frank Pov

-Caradoc- Llamó a su amigo. Éste estaba repasando pues tenía un examen de Runas. - Al final, ¿Luego te veo?

 

Estaban de camino a DCLAO. Iban a tener un intensivo para que les ayudase con sus exámenes.

 

-No lo sé… Tengo entrenamiento esta tarde.

 

-Mucha suerte para ganarnos. - Dijo Kingsley bromeando. Frank sonrió ante el comentario.

 

-¡Vamos a machacaros! Está clarísimo. Nos iremos haciendo historia.

 

-Vamos no discutáis. Que haya paz.

 

-Sigue siendo verdad. En fin, en la cena nos vemos. Hasta luego tíos.

 

Siguieron caminando por los pasillos. Tenían tiempo de sobre para llegar con tiempo. Poco después Frank notó cómo su amigo empezó a reírse.

 

-¿De qué te ríes?.- Le preguntó sonriendo.

 

Caradoc se giró. Mira a esa.- Se giró a donde señalaba.

 

Había una niña que parecía de primero o segundo, saliendo del gran comedor, cargada hasta arriba con una caja, qué, por lo que se veía, pesaba lo suyo.

 

La niña estaba de espaldas a ellos entonces no le veían la cara.

 

Caradoc empezó a reírse. Unos alumnos de 4to de Slytherin estaban en la puerta y acabó cayéndose con todo. Cuando caía su amigo rió más.

 

Frank suspiró. - Voy a ayudarla… 

 

Mientras se acercaba puedo escuchar a su amigo un rato más reír. - ¿Estás bien? .- Intentó mostrarse calmado.

 

Cuando la niña se giró vió que era Martha. Empezó a preocuparse más. -¡Martha!. ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?. - Empezó a inspeccionar los brazos porque fue donde más peso cayó.

 

-Amm… Si. Creo que sí. Pero me duele este brazo. - Dijo señalando su izquierdo.

 

-¿Qué hacías cargando tanto peso? Podrías haberte hecho daño. Bueno. Te has acabado haciendo daño. Es muy peligroso.

 

-Lo siento.- Dijo mirando hacia la caja ahora rota.

 

Frank cogió uno de los libros que se habían caído. Al darle la vuelta, el título era Mujercitas.

 

-¿Son los libros que te recomendó Maddie verdad? .- Martha asintió. Frank suspiró.- Está bien… .- Se giró a mirar a su amigo que ahora estaba hablando con Sam. Una Hufflepuff de 6to que estaba bastante pillado de su amigo. - ¡Eh Caradoc! Ven. - Ambos se giraron. Al inicio puso cara de querer matarle pero luego al ver la situación fue rápido.

 

-Hola Martha- Dijo mirando a ésta. Luego miró a su amigo de manera irritada. - ¿Qué pasa?.

 

-Voy a llegar un poco tarde a clase. Inventate alguna excusa buena. 

 

-De acuerdo.

 

Ayudó a Martha a levantarse del suelo y luego entre los 2 recogieron los libros.

 

-De acuerdo. Llevaremos los libros a tu cuarto, y luego vamos a la enfermería a qué te miren ese brazo. ¿Qué te parece?

 

-De acuerdo.

 

Ambos caminaron sin decir ni una palabra durante un rato hasta que Martha rompió el silencio.

 

-¿Frank?

 

Éste no miró a donde la niña, pero sí que la respondió. -¿Si?

 

-Te voy a echar de menos el año que viene. 

 

Frank sonrió. Bajó la cabeza para mirarla. Él también la iba a echar mucho de menos. Aún recordaba cuando él estaba en primero que tenía en el calendario marcado para ver a los mellizos. La espera se le solía hacer eterna, y sabía que a ellos también.

 

-A mí también me da pena que ya no estemos viéndonos a diario.

 

-¿Nos escribirás?

 

-Siempre. No lo dudes ni por un momento.

 

Poco después llegaron a la puerta de Ravenclaw. Martha se puso en medio de la puerta esperando la adivinanza.

 

-’’Cuánto más quitas más grande se vuelve’’

 

Martha se quedó pensativa un rato. -Un hoyo.

 

-Correcto.- Las puertas se abrieron. Anduvieron hasta el inicio del pasillo de ella.

 

-Muy bien Martha. - Se giró para mirar a Frank.- Yo te espero aquí.

 

Se quedó extrañada. -¿Por qué no me acompañas?.

 

-Hay una regla no escrita que los chicos no pueden acceder a las habitaciones de las chicas. En Gryffindor, si lo intentas las escaleras se convierten en toboganes. En Hufflepuff sé que directamente se bloquea la puerta con una red invisible y en Ravenclaw al cruzar el umbral te traslada a la puerta principal.

 

-¿Y en Slytherin?

 

-Bueno, no te puedo decir con tanta certeza, pero creo que era que te lanzaba algún tipo de hechizo.

 

-¿Y por qué cuando yo subía a tu cuarto no me pasaba nada de eso?

 

-Creo que era porque consideran a las chicas más sensatas que a nosotros, entonces no os es necesario ninguna restricción. Y ahora coje la varita y aplicale Windgardium leviosa. Te será más fácil, sino puedo hacerlo yo. Tu cuarto es el último del pasillo ¿no? - Martha asintió. De acuerdo. Primero inténtalo tú.

 

-De acuerdo. Wingardium Leviosa.- La caja se elevó un pelín. - ¡Es un hechizo muy sencillo!. ¿Por qué no me sale?

 

-La caja pesa mucho, es normal. Prueba de nuevo. Esta vez más fuerte.

 

-Sí. vale. Wingardium Leviosa. - Lo dijo con más énfasis y confianza. Esta vez la caja se elevó a su altura.

 

-¡Perfecto!. Te espero aquí. No tardes.

 

Martha Pov

Al llegar al cuarto, no sabía dónde dejarlos. Había sido una semana bastante complicada, ya que les habían mandado mucha tarea y no había tenido mucho tiempo de recogerla. La cama la tenía hecha un cirio. Llena de ropa. En el suelo había dejado sus apuntes y libros, ya que en la mesa no cabían más pergaminos y plumas.

 

Con un poco de maña, hizo un hueco en un rincón para meter ahí la caja. Menos mal que amplié el cuarto. Pensó. Y con razón, puesto que ya no entraba mucho más en el suelo.

 

Intentó recoger un poco el cuarto para que pareciese más habitable y salió escopetada hacia donde Frank.

 

-¡Ya estoy!. 

 

-Pues vamos a la enfermería.¿te duele mucho?

 

-Me duele menos… - Y era verdad. Martha lo sentía como punzadas de dolor. Pero lo aguantaba bastante bien.

 

-Bueno, nunca está de mal que te lo miren. No vaya a ser…

 

Caminaron un rato más hacia la enfermería. Los pasillos estaban ya desérticos, puesto que las clases ya habían comenzado. Martha se giró a mirar a Frank. Estaba perdido en sus pensamientos. 

 

-¿En qué piensas?.- Eso hizo que él reaccionara.

 

-¿Qué? Perdona no estaba escuchando.

 

Martha rió, y Frank se contagió de esa risa.

 

-Que en qué piensas. - Dijo aún divertida.

 

Frank no dejó de sonreír. - Estaba…- Suspiró. - Estaba pensando en los exámenes. Son en un mes aproximadamente. Y la verdad me aterran un poco.

 

-¡Pero si eres la persona más valiente que conozco!. Te van a salir genial, ya verás. 

 

-Gracias. De verdad lo espero…

 

-¿Cuándo jugaís el último partido?

 

-¿De Quidditch?.- Martha asintió.- El 6 de mayo. Jugamos contra vosotros.

 

-Siento vuestra derrota.- Tras eso, la niña sonrió.

 

Frank levantó las cejas y sonrió. - ¿Y eso?

 

-Bueno… Ravenclaw va a ganar.

 

-¿Cómo estás tan segura?.

 

-Intuición. Sonrió más aún.

 

-Bueno, bueno… doña intuición. Será mejor que mires para adelante ahora o no querrás comerte la puerta de la enfermería.

 

Martha se quedó extrañada y miró hacia delante. Estaba a unos pocos centímetros de la puerta.

 

-Venga entra…- Dijo Frank mientras negaba con la cabeza y se reía un poco.

 

Cuando entraron vió a Remus en una de las camillas. Iba a acercarse a saludarle, pero la Madam  Pomfrey salió de su despacho.

 

-¿Qué ocurre?. -Dijo mirando a Frank. Martha simplemente esperó a que Frank contase lo ocurrido.

 

-Iba cargada con una caja de libros, cuando chocó con un grupo de estudiantes haciéndose daño en el brazo izquierdo.

 

-Déjemelo ver señorita Potter.

 

Martha se arremangó y le mostró el brazo.

 

-Se lo ha fracturado. Acompáñeme. Puede irse ya señorito Longbottom. Gracias por traerla.

 

-Un placer. Adiós Martha. - Le dió un beso en la cabeza.

 

-Hasta luego. - Aprovechó que se había agachado para darle un abrazo. - No te preocupes tanto por los exámenes. Te saldrán de maravilla.- Le susurró al oído, y luego le dió un beso en la mejilla para finalmente, irse con Madam Pomfrey.

 

-Túmbese en esa camilla. Ahora vengo.

 

Era la más alejada a Remus. Ella no sabía si él la había visto. -¡Remus!. - El niño se giró con cara extrañada. Pero al verla su cara se volvió de terror y rápidamente se giró.

 

Ella lo miró confusa. No le dijo nada más y se tumbó en la camilla. Pero si que le estuvo observando un largo rato.

 

-Tómese esto.- Dijo Madam Pomfrey. - En un par de horas tendrá el brazo como nuevo. Mientras, quédese reposando un rato.

 

La siguió con la mirada hasta donde estaba Remus. Vió que le daba una poción. Para ello, se levantó hasta la mitad del cuerpo que antes le tapaba con una manta. Y le vió demasiado pálido y demacrado. 

 

Ya le había visto así el mes pasado, y si lo pensaba con detenimiento podía haber jurado verle así otro par de veces. Se giró y cerró los ojos. Iba a averiguar qué le pasaba a ese niño.

Sign in to leave a review.