Long live if we can

Harry Potter - J. K. Rowling Chronicles of Narnia - C. S. Lewis
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Enero del '72

Enero del '72


Martha Pov

El primer lunes lectivo tras las vacaciones, se sintió más sola que nunca. Tenía Pociones a primera y Sophie y Henry se habían cambiado para ser parejas juntos. Entonces, le tocó sentarse con la chica que había sido la compañera de Henry durante el trimestre anterior. Ella era una niña callada, con rastras en el pelo. Martha la saludó e intentó mostrarse lo más amable con ella.

 

-Hola, ¿Puedo sentarme contigo?- Al inicio aquella niña ni la miró. Tras unos segundos, se dió cuenta de que hablaba con ella, y frunció el ceño.

 

-Amm… ¿Tú no te sentabas con esa rubita de primera fila?

 

-Si…Pero ya no.

 

-Mmm- Aquella niña ni se molestaba en mirarla a los ojos.

 

-Amm…¿Puedo?- Dijo señalando el asiento.

 

La niña la miró pero no dijo nada. Se lo tomó como un sí.

 

-Soy Martha por cierto.

 

-Dorcas. ¿Eres Potter no?-Martha asintió.-¿No serás la hermana de ese de Gryffindor de gafas?

 

-¿James?-suspiró- Ese es mi hermano sí.

 

-Ya.

 

Tras aquella pequeña conversación un tanto incómoda, prepararon todo el material para hacer la Poción del Olvido. Mientras dejaron la poción en reposo tras haberla preparado, Martha intentó continuar hablando con ella.

 

-Y… ¿Qué tal llevas el curso?

 

-Bien.

 

-Am, pues me alegro.

 

-Ya…-Dorcas estaba bastante incómoda con aquella conversación. Martha lo notaba. Y más aún teniendo en cuenta que era porque ella estaba todavía más intentando hacerla.

 

Viendo cómo sus esfuerzos no daban frutos, dejó de intentar sacar temas de conversación. Después de un largo rato, comprobaron que la poción fuese bien y al acabar se la mostraron al profesor Slughorn, y salieron del aula al acabar la clase. Habían conseguido la nota más alta además de 5 puntos a cada una. 

 

-Oye Potter!-Martha se giró para mirar a Dorcas- No serás buena hablando con la gente, pero sí para estos trabajos. Me acabas de caer bien.- Dicho esto, Dorcas se dió la vuelta para irse. Dejando a Martha en un trance entre halagada e insultada. No obstante, teniendo en cuenta la racha de suerte que estaba teniendo últimamente, se lo tomó bien.

 



Con el paso de los días, aprovechó su soledad en beneficio propio, puesto que estuvo en la biblioteca buscando hechizos para agrandar su cuarto. Para finales de enero, ya había encontrado unos cuantos, y durante los primeros días de febrero los puso en práctica. 

 

Al inicio, lo probó con una maceta para ver si de verdad funcionaban o, mejor dicho, si tenía habilidad suficiente. Para eso, tuvo que ir al aula de herbología a pillar unas cuantas macetas para las pruebas. Las primeras 4 macetas, en vez de agrandarse, encogieron. Las siguientes 2 explotaron y la última se quedó estática. A causa de ello, se llevó una decepción enorme. No obstante siguió practicando hasta que una semana después la maceta pareció agrandarse. Midió el radio y efectivamente había conseguido que el radio fuese 5 cm más grande.

 

Lo volvió a probar en la misma maceta unas cuantas veces más hasta que se volvió tan grande que tuvo que deshacerse de ella. Tras ello, intentó en más objetos randoms como una lámpara, unos libros y un sillón. ‘Mágicamente’ la sal de Ravenclaw se había agrandado. Pero no por ser más espaciosa sino porque todo su interior había aumentado.

 

A mediados de febrero, cuando ya creía estar lista, retiró sus pocas pertenencias del cuarto, puesto que tampoco entraban muchas debido al tamaño, y realizó el hechizo. No sin antes haber medido las dimensiones de éste. Para así tener pruebas. El cuarto era de 8 m2. Al inicio, no parecía haber logrado nada, pero al cabo de unos segundos una especie de temblor inundó el cuarto, y tras eso el suelo y las paredes empezaron a alejarse. Pero no dejando un agujero en medio, sino como si fuese una plastilina que está estirándose hacia ambos lados.

 

Cuando volvió a medirlo, comprobó que ya no era de 8, sino de 16!. Había aumentado el doble del tamaño. Al regresar las cosas a su dormitorio se dió cuenta de los pocos bienes que tenía con ella, y decidió que moldería su cuarto de arriba a abajo.



Paralelamente, durante ese mes de enero, James y sus amigos decidieron que sería una gran idea gastar una broma a la escuela entera. Era la broma de ‘inicio del año’ como le había escuchado decir a su hermano entre risas. 



James Pov

-Me abuuuuurroooooo- Levantó los ojos de Lily Evans. A su lado Sirius estaba tumbado en el suelo. Era la 5ta vez que lo decía, y cada vez subía más el volumen.

 

Estaban escondidos detrás de una columna, mientras que James admiraba a Lily. Ella estaba con Mary Macdonald, otra Gryffindor de su curso. Había hablado poco con ella, pero la veía muy amable y graciosa.

 

-¡Sirius! ¡Si sigues así, van a acabar descubriéndonos!.

 

-James, con todo el respeto, pero te has pasado desde que regresamos de vacaciones fijada por ella. ¿Qué has visto de diferente en 2 semanas?. Lleva el mismo pelo, misma ropa y misma actitud marimandona que siempre.

 

James arrugó la frente. Era verdad que el trimestre pasado no se había fijado en ella más que para ver si estaba presente en alguna de sus bromas para que no se chivase. En cambio, notaba algo raro en ella. A pesar de estar igual que antes, notaba que no era ella misma. Y eso atrajo su atención.

 

-¡Hagamos otra cosa!. Vamos a donde Peter y Remus.-Sirius le tiró de la manga.

 

-Vaaale, de acueeerdo.

 

Al llegar al cuarto se encontraron a Remus leyendo un libro en la cama.

 

-¿Peter?-Preguntó James extrañado.

 

-Ducha.

 

James se tumbó en su cama. Era sábado y al haber vuelto hacía una semana apenas tenían deberes.

 

-Deberíamos gastar otra broma.- Dijo Sirius en alto.

 

James sonrió.-Te escucho.

 

-Hogwarts lleva tranquilo mucho tiempo. Ésto necesita un poco de caos. He estado pensando. ¿No creéis que las escaleras son muy… directas?

 

James vió por el rabillo del ojo como Remus dejaba el libro que estaba leyendo. 

 

- Estoy completamente de acuerdo, querido amigo.

 

En ese momento, Peter salió con una toalla al cuarto. Al ver la cara de pillines de los 3, les miró extrañado.

 

-Ammm… ¿Chicos? Ammm… ¿Qué me he perdido?- Tras eso los 3 se volvieron a mirar sonrientes y le volvieron. James fue quien le contestó.

 

-Pet, querido amigo, ponte unos pantalones. Nos vamos a hacer un poco de caos.




Su grandiosa idea fue hacer un plan para que las escaleras se volvieran aún más locas y girasen sin cesar, y que cualquier persona que pusiese un pie en ella, se quedase atrapado al menos una hora. 

 

Por desgracia para Martha se quedó atrapada en una de esas escaleras mientras iba a clase, con un chico de 6to. Del aburrimiento se acabó sentando en las escaleras mientras que miraba el reloj de su muñeca. Lo peor de eso, no fue la hora desperdiciada, sino que aquel chaval acabó mareándose y echó todo el vómito en mitad de ellas. En aquel momento no sabía por quien tener más compasión, si por ella, por él o por quien tuviera que limpiar ese estropicio. 

 

James no estuvo ahí para ver eso, pero Peter sí. Y nada más verlo, empezó a reírse en voz alta. Martha le vió, y éste al ver que le había pillado salió huyendo de ahí. A Martha le caía bien Peter. O al menos hasta antes del colegio.

 

Dejando ese acontecimiento de lado, enero pasó bastante bien. En pociones, siguió sentado al lado de Dorcas. Poco a poco fueron pillando más confianza y al final acabaron siendo amigas. Hasta el punto en el que en las otras clases que compartían se empezaron a sentar juntas. Se volvieron más amigas.

 

-Jajajjajajaj. Sophiee-Dorcas y Martha estaban para salir de clase cuando escucharon a Henry. Acto seguido, una figura las empujó a ambas, pasando por el medio. Sophie. A los pocos segundos otra, haciendo que Martha se cayese al suelo. Era Henry.

 

Dorcas les miró con furia mientras les maldecía en voz baja, mientras ayudaba a Martha a levantarse y recoger sus cosas.

 

-De verdad que no entiendo cómo pudiste ser amiga de éstos niñatos.

 

-Yo tampoco. Parecían majos, pero viéndolo mejor, más que niños se comportan como animales.

 

Dorcas sonrió ante aquel comentario.

 

-De todas maneras, tú estuviste con Henry en clase durante el trimestre pasado.

 

-Agh, ni me lo recuerdes. Era un plasta.

 

-¿No te caía bien?

 

-¿De verás me lo estás preguntando?- Dijo con una ceja levantada.

 

-Ya… Tienes razón, pero no sé. Eres de su casa. 

 

-Sophie es de la tuya.

 

-Ya…Es verdad.

 

-Es que te lo juro. Henry es un malcriado. Alguna vez han venido a cenar a mi casa. Y no sé quién era peor, si sus padres o él. Y ya ni hablemos de Sophie. A esa niña la han criado los billetes en vez de personas. Estoy convencida que antes de Hogwarts su mejor amiga era su elfo doméstico.

 

Martha sabía que Sophie era pija. Su familia era de mucho dinero. Ella se había dejado mal influenciar. Siguieron hablando de quien les caía bien y quien mal, y se dieron cuenta de que apenas les caía alguien bien. 

 

Por otro lado, Martha le contó cómo de insoportable se había vuelto su hermano. Otra vez. Ya le había contado sobre él en más ocasiones, pero es que no se cansaba de explicarle lo pesado que era. Y lo imbécil que se había vuelto tras conocer a Sirius. La había reemplazado, por que no le tocó en Gryffindor. Dorcas estaba con ella, pero cada vez que hablaba de James, desconectaba. Ya le aburría un poco el tema.

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