Long live if we can

Harry Potter - J. K. Rowling Chronicles of Narnia - C. S. Lewis
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Navidades '71

Navidad de 1971

Aquellas Navidades fueron distintas al resto. Para empezar, los Longbottom se iban a quedar en su casa estas Navidades. Cosa que alegró a Martha mucho. Además, había acordado con James pasarlas pacíficamente.

 

Cuando Martha bajó al salón, se encontró con Augusta, la señora Longbottom, hablando con la suya. Llevaba mucho sin verla y nada más hacerlo fue corriendo hacia ella para darle un abrazo. Ésta lo aceptó encantada y le dijo lo mucho que había crecido.

 

-Oh, querida, ¡Qué grande estás ya!- Martha se sonrojó ante eso.

 

-Gracias Augusta. Usted también está tan radiante como siempre.

 

Aquello era verdad. La señora Longbottom, siempre vestía con las mejores prendas. No por ser las más caras, o las que estuviesen más a la moda, sino por ser las más elegantes. A pesar de que ya tuviera casi 55 años, Augusta era una de las mujeres que daba igual la edad, siempre se veía radiante, como si la edad no le pasase factura.

 

-¡Ay querida, me halagas!. 

 

-¿Ha venido Frank también?- Augusta rió ante el comentario.

 

-Si cielo, está con tu hermano afuera. Creí haberle entendido antes que quería que le enseñase técnicas de vuelo.- Típico de James, pensó.

 

-¡Gracias!.

 

-¡Martha!-Llamó su madre desde el sillón.-No te olvides de saludar también a Charles. Y ¡abrígate!. Hace frió afuera

 

Tras saludar de la misma forma al señor Longbotton, y ponerse el abrigo, salió afuera. Al abrir la puerta James casi le lleva por delante con su escoba.

 

- ¡Cuidado James! Una de las reglas básicas es siempre estar atentos. Si quieres que el año que viene te pillen en el equipo has de trabajar un poco en eso. -Dijo Frank mientras descendía levemente.

 

- ¡De acuerdo!. Pero entonces necesitaré entrenamientos más duros. ¿Puedo pasarme por todos los entrenamientos? ¿Por favor?. Es importante que tenga todo tipo de conocimiento. Nunca se sabe de que me pueden examinar el día de las pruebas.- Cuando hubo terminado la frase ya estaba en el suelo.

 

- Jajja. Está bien pero has de tener en cuenta que posiblemente ya estés casi del todo listo. Y si el año que viene no te cogen, iré yo mismo a decirles que mi puesto habrá sido desperdiciado.

 

-Gracias Frank.-Tras eso, le abrazó fuertemente, y Frank le correspondió el abrazo.

 

-Bueno, tras este entrenamiento, creo que lo mejor será que busquemos una actividad para los 3. ¿Qué os parece entrar a casa a hacer postres? Ahora mismo un buen pastel de limón apetece ¿Verdad?. Venga ¡Vamos!, aquí está empezando a refrescar más.

 

Los tres entraron de nuevo a la casa, y mientras los mellizos se cambiaban, Frank organizó todo el material para hacer un buen pastel.

 

Se pasaron la tarde entera jugando en la cocina, y de vez en cuando Augusta y Effie se pasaban a vigilar que estaban bien. Ellas se miraban con cara enternecida viendo a sus hijos pasar un buen rato juntos. Sobre las 20.00, les llamaron a cenar al comedor, y tras una rápida ducha para quitarse los restos de harina que tenían en la cara y el cuerpo bajaron a cenar. 

 

-Euphemia, cada año la cena te sale mejor que la anterior. -Dijo Frank tras probar un bocado.

 

Cenaron un gran pavo relleno, con verdura frita alrededor.

 

-Oh, querido ¡Me halagas!. ¿Qué tal va el último curso?.

 

-Es bastante duro. Hay mucha presión… No sólo por parte de los profesores, sino también de la nuestra.

 

-Si..- continuó Augusta- Además, éste año le eligieron como el delegado del curso. Mi niño tiene muchas responsabilidades. Aún me acuerdo cuando entró a Hogwarts. Era tan pequeño…- El resto rió en bajo. Martha miró a Frank de manera divertida.

 

Frank se sonrojó ante el comentario. Mamá…

 

-¡Ay! Cómo pasa el tiempo. Ayer tenía 7 años y jugaba con los mellizos y éste año se gradúa. Euphemia, Monty, disfrutadlos ahora.

 

-No lo dudes Augusta- Respondió entre risas cortas Monty.

 

El resto de la cena pasó entre risas y anécdotas. Anécdotas de cuando los mellizos eran bebés y de cuando Frank era pequeño. De postre cenaron el pastel que habían estado cocinando durante la tarde. Sabía delicioso según sus padres.

 

Tras cenar los mellizos no duraron mucho más despiertos, y se acostaron después de darles las buenas noches a todos. La mañana siguiente era Navidad, y estaban ansiosos por sus regalos.


Frank Pov

-Buenos días, querido. Un poco pronto para estar despierto, ¿No crees?

 

Se rió ante aquello-Buenos días Euphemia. Los estudios son duros.

 

Al estar en último curso, ser delegado y ser el capitán de su equipo, se despertaba cada mañana a las 6 para organizarse. 

 

-¿Quieres que te prepare un café?.

 

-Sí, por favor.

 

-¿Y tostadas?

 

Frank asintió con la cabeza dándole una enorme sonrisa. Effie se la correspondió y se giró a la encimera para prepararlas. De mientras, él se sentó en la mesa.

 

-Frank, una pregunta. Durante este trimestre, James y Martha, ¿Cómo les has visto? .-Se sintió aliviado que no se giró para mirarle, ya que levantó las cejas en alto y su cara fue de duda.

 

-¿A qué viene eso?- Quería salvar la situación.

 

Se giró para llevarle el café y las tostadas a la mesa-Bueno, sabes que James y Martha, durante tiempo, no tuvieron buena relación, pero este verano estuvieron muy unidos. No obstante, cuando volvieron estaban de nuevo distantes.

 

-Ninguno me ha dicho nada, pero temo que se hayan vuelto a pelear.- Se volvió a girarse para fregar los platos

 

-Amm… Bueno, yo… No estuve muy pendiente de eso. He visto más a Martha que a James durante el otoño. Eso sí es verdad. Pero… más allá ... .-No quería decir mucho del tema. Sabía que era una conversación que a él no le pertenecía.

 

Effie se giró mientras se secaba las manos con un trapo.-Marta te quiere mucho.-Dijo sonriente.- Te considera su hermano y su confidente.

 

Frank sonrió. Comió las tostadas y se bebió el café mientras miraba por la ventana el paisaje nevado, para luego dirigirse hacia su cuarto a estudiar un rato.

 

A las 2 horas, oyó a James, gritar por el pasillo hacia abajo, supuso que se acabaría de dar cuenta de que era Navidad. Por lo tanto salió de su habitación para dirigirse con el resto. Al fin y al cabo, ya estarían todos despiertos.

 

Cuánto más se acercaba a la sala, más voces oía y cuando entró, James corrió a donde él a darle un abrazo.

 

-¡Frank!¡Frank!, ya es Navidad!, ¡Mira! .- Señaló el árbol.

 

-Si, ya veo.-Dijo entre risas.

 

-¡Vamos a abrirlos! .- Le agarró de la camiseta para ir al árbol.

 

En el sillón, Effie estaba sentada junto con Augusta hablando mientras tomaban el té. La oyó suspirar-¡James!. ¿Qué hemos hablado antes?. No se abren hasta que no estemos todos.

 

-Pero mamá!, Martha sigue dormida, y llevo mucho esperando.

 

-Cuando se despierte.

 

-¿Podemos ir a despertarla?Por favor.-Se arrodilló delante de su madre suplicando,

 

-No, James, se enfadará.

 

-Porfa, porfa, porfa. -Le puso ojos de cachorrito.

 

-Esta bien, pero yo no me hago responsable de su mal humor posterior.- James le dió un beso en la mejilla.

 

-¡Vamos Frank! .- Le agarró de la mano, y subieron escaleras arriba.

 

-Tras subirlas, al llegar a la puerta, James miró a Frank. Éste se le quedó mirando de vuelta durante unos segundos. Frank siguió mirándole, esta vez con las cejas levantadas en señal de pregunta. James le puso los ojos de cachorrito también. Frank suspiró.

 

-De acuerdo, pero me debes una.- James le abrazó de nuevo, y acto seguido entró a la habitación.

 

Al entrar al cuarto, la vió durmiendo tan profundamente que hasta le dió pena despertarla.

 

-Buenos días Martha…-Dijo entre susurros.

 

Martha no reaccionó. Frank suspiró. Se fue hacia la ventana y abrió las cortinas. Se giró para ver si Martha reaccionaba. Pero ni se inmutó. Frank volvió a suspirar. Levantó las persianas para ver si con el ruido, se despertaba sola. Pero tampoco. Frank volvió a suspirar. Cualquiera diría que la niña estuviese viva.

 

-Martha…-Dijo empezando a elevar un poco más el tono de voz. Al ver que no respondía se tiró a la cama. Ahí empezó a moverse. - ¡Es navidad! Martha…

 

-Mmm…-Gruñó y se dió la vuelta.

 

-¿No quieres abrir tus regalos? .- Le tiró las sábanas hacia atrás.

 

-No…- Se volvió a poner las mantas

 

-Pero si seguro que son cosas muy chulas.

 

-Mmm…

 

-Además si te despiertas, hoy podremos hacer cosas muy guays. Podemos… Amm.. hacer galletas de vainilla, jugar en la nieve… Además de que esta tarde vienen los Prewett. ¿Qué van a pensar si te ven así? .-Se puso las manos en las caderas intentando ponerle más énfasis.

 

-Me da igual… quiero dormir.- A Frank no le quedó más remedio que sacar la última estrategia.

 

-¿Seguro?, no preferirías unas pocas… ¡Cosquillas!.

 

La empezó a atacar con cosquillas. Ante eso, Martha se levantó rápidamente entre risas para intentar huir sin éxito. No hubo ni llegado a la puerta, y Frank ya la había acorralado haciéndole más y más cosquillas.

 

-Jajajajajaja ... .Me rindo, vale bajaré ... .Jajajajaja ... .Para por favor.- Frank sonrió. Victoria pensó. Siempre funciona.

 

-Eso está mejor.

 

Al salir por la puerta vieron a James saliendo del baño. Al verles se le iluminó la cara.-¡Los regalos!.

 

-Amm ¿James?, he sido yo quien la ha despertado, así que abriré los míos primero. Me debes una recuerda.

 

James cedió fastidiado.

 

Martha Pov

Tras bajar, Frank abrió sus regalos. Una nueva camiseta y una tabla de surf. Él había tomado estudios muggles por afición, le gustaba mucho esa asignatura. Tanto que les había pedido a sus padres viajar a Portugal en verano para poder aprender más acerca de aquel deporte del que había oído hablar durante sus clases el curso anterior. 

 

James, recibió una nueva escoba para practicar pues la suya estaba prácticamente destrozada de tanto usarla. Además, le regalaron una taza roja en honor a su casa.

A Martha, la taza en vez de ser roja se la dieron azul. También le regalaron unas medias de estrellas y una colección de libros de Jane Austen. Al rato, su padre les llamó.

 

-Hey chicos, acercaros un momento.- Martha miró a su hermano, luciendo un poco confundida. 

 

Le siguieron por el pasillo hasta otra sala de estar más pequeña. No se usaba mucho. Estaba repleta de libros y estanterías y tenía un par de sillones. La otra sala era más familiar.

 

-¿Sabéis por qué os he llamado aquí?- Se volvieron a mirar, posteriormente, se volvieron a su padre y negaron con la cabeza. Su padre les sonrió. Se acercó a una de las baldas de la estantería, y detrás de unos libros, sacó un par de cajas.- Ésto, me perteneció a mi,  a mi padre, y a su padre hasta remontarnos en las primeras generaciones Potter. ¿Qué creéis que puede ser?

 

-¿Una bludger?-preguntó James. Martha rodó los ojos tras el comentario.

 

-Jajaj… No James. No es nada relacionado con el quidditch.

 

-¿Y entonces qué es?- Fleamont miró a Martha para que lo intentase también ella.

 

-¿Martha?.

 

-No lo sé. ¿Alguna reliquia?

 

-Si.. Pero no una. -Tras ello abrió la primera caja y sacó de ellas los objetos. Eran 2 espejos.

 

-¿Un espejo? .- preguntó James extrañado. Martha volvió a rodar los ojos. 

 

-No son espejos comunes. Sirven para comunicarse con otra persona. Donde quiera que estéis. Siempre que lo llevéis encima, podréis hablar el uno con el otro.- James y Martha se acercaron a verlos mejor. Antes de que ninguno de los 2 pudiera cogerlos, Monty retiró un poco la mano.- Ésto no es un juguete. Si quiero que lo tengáis, es por que confío que le deis el mejor uso y que seáis responsables.

 

Ambos asintieron y Monty les dió a cada uno..

 

-¿Y la otra caja?.

 

-Ésto- Dijo señalando a la caja.- Es un regalo que tendréis que compartir. También es una reliquia familiar. Pero es mucho más preciada, es única en el mundo.

 

Tras decir eso, abrió la caja y sacó una especie de capa. Ambos le miraron dudosos. Entonces, con una gran sonrisa, se puso la capa por encima. Había desaparecido.

 

-¡No puede ser!- Exclamó Martha seguido de un ‘¡Ha desaparecido! de James.

 

-Papá, es increíble. Es una capa de invisibilidad. Dijo James acercándose hacia su padre.

 

-Lo es, y ahora es vuestra. Prometed que la compartiréis.

 

-Lo prometo.-Dijeron ambos unisonamente.


 

Aquella tarde, los Weasley y los Prewett fueron a visitarlos. Eran buenos amigos de sus padres y les invitaron a tomar el té. Los hijos mayores de los Prewett, Fabian y Gideon, siempre eran muy alegres y les gustaba entablar conversación con los mellizos. No solían verles muy a menudo puesto que ellos ya llevaban 6 años trabajando y ahora que ellos habían empezado Hogwarts era aún más difícil. 

 

Martha estaba en el salón leyendo un libro, mientras que Charles y su padre jugaban una partida de ajedrez. 

 

-¡La puerta!- Gritó Effie desde la cocina. Estaba horneando unos bizcochos para merendar.-¡La puerta! .-Volvió a repetir viendo que no había respuesta.

 

-Voy yo, señora Potter.- Dijo Frank bajando las escaleras.

 

-Ohh, gracias querido, que haríamos sin tí.

 

-Jajajja, seguro sobeviviríais bastante bien.- Dijo abriendo la puerta.

 

-¡Frank!, Qué alegría de verte hijo.- Ese sonaba al señor Prewett.

 

-¡Fabián!¡Gideon!, ¡Cuánto tiempo! .- Se oyó decir a Frank.

 

Poco después entró a la sala el señor Prewett, Thomas junto con su mujer, Eloise.

 

-¡Martha! Qué mayor estás.- Martha se levantó para ir a abrazarla.- A este ritmo estarás irreconocible para junio.

 

-Gracias señora Prewett. Hola señor Prewett.- Se acercó a darle la mano.

 

-Buenas tardes, Martha.- Dijo sonriente para luego dirigirse a saludar a su padre.

 

-Martha, cielo, ¿Y tu madre y hermano? .-Preguntó con una sonrisa Eloise.

 

En ese momento, apareció por la puerta Euphemia , quien llevaba un bizcocho de limón mientras que James llevaba un jarrón de té. Por detrás pasaron Frank hablando con Fabian, Gideon y más atrás estaba Molly junto con su marido Arthur y su hijo de apenas un año William. 

 

-¡Martha!¡James!, pero bueno. Ya estáis enormes. ¿Cuándo fue la última vez que os vimos?- Exclamó Fabián mirando a Gideon

 

-Antes de verano seguro. -Dijo entre risas. Tras ello les fueron a abrazar.- Por cierto, tenemos para vosotros.- Dijo sonriendoles.

 

Al decirlo, Fabián salió corriendo al pasillo. James y Martha le siguieron y detrás de él Gideon. Había un set nuevo de quidditch. A su lado, había un tocadiscos nuevo.

 

-¡Gracias!.- Dijeron ambos. Cada uno fue a mirar su nuevo regalo, y volvieron a abrazarse.

 

Los gemelos, solían comprarles regalos ya que les consideraban sus sobrinos. No tenían preferencia por ninguno de los dos, puesto que siempre les trataban a  ambos con el mismo cariño y solían engatusarlos para gastar bromas a quienes tuvieran alrededor.

 

-¡James!. Sonó desde la otra punta del pasillo.James salió corriendo a abrazarla.  Era Molly.

 

Molly, por otra parte, si tenía un favorito de los dos y lo hacía notar sutilmente. Siempre se la pasaba con James. Le consideraba su sobrino favorito y hacía cualquier cosa por él. En ese sentido, le tenía un poco malcriado, pues cualquier capricho que se le antojase se lo solía comprar. 

 

En cambio, no tenía ese acercamiento con Martha, y a pesar de que no la trataba mal tampoco es que tuviera intención de llevarse mejor. Además, con su hijo de apenas un año de edad, cada vez que Martha se acercaba a ella, no tardaba en ponerle, con una amplia sonrisa, la excusa de que tenía que ir a ver al bebé.

 

Martha siguió a su hermano. Ella no corrió pero sí que fue a saludarla.

 

-Oh Martha, ¡Qué grande estás!- Dijo al notarla. Le puso una mano sobre el hombro. Abrió la boca para decirle algo, pero en aquel momento su hijo empezó a llorar.

 

-Ay William… Lo siento.- Dijo excusándose hacia los mellizos.


 

La Navidad pasó volando, James y Frank entrenaban a diario. Ella también estaba a veces con ellos, pero no le interesaba tanto. Se leyó muchos libros que estaban en la biblioteca. Encontró uno que le fascinó sobre las constelaciones. Además de que alguna noche, Frank salía con sus amigos que le escribían por carta.

 

En clase ya tenían una clase de Astronomía, pero de la manera en la que les explicaba la profesora Sinistra, no le había llegado a llamar tanto la atención como en las explicaciones del libro. A causa de ello, buscó más libros de esos temas y los metió en su baúl.

 

Los días resultantes, pasaron entre risas, deberes y tareas de la casa. Pero cuando el 29 de diciembre llegó, no tuvieron más remedio que volver a Hogwarts. Rehicieron sus baúles y regresaron a la estación para pillar el tren de vuelta. 

 

Llegaron con 20 minutos de sobra, a pesar de que Effie les había dicho que llegaban tarde. Ni Monty ni los señores Longbottom pudieron acompañarlos. Durante ese tiempo, empezaron a aparecer más y más gente en la estación. Poco tiempo pasó hasta que Martha acabó disociando en sus pensamientos lo que ella consideró que fueron horas. Justo en ese lapso oyó cómo alguien se acercaba corriendo y gritando en su dirección. Cuando volvió a conectar con la realidad se encontró con Sirius hablando con su madre y su hermano. 

 

-¡Mira mamá!.- Señaló James en dirección a Sirius.-Ese es mi amigo. Del que tanto te hablé de las cartas.

 

La madre de Sirius vió como James les señalaba, y frunció más el ceño gritando más a Sirius.

 

-Cielo, no señales. -Le dijo su madre apartando la mano.

 

Intentó mirar a otro lado e intentar no escucharles mucho puesto que no le interesaba lo más mínimo de lo que estaban conversando. Se acercó al cartel de avisos para matar el rato cuando se fijó que había alguien mirándola fijamente. Al darse la vuelta encontró a aquel niño de rizos que había visto las 2 veces anteriores en la estación. Él, al notar que le devolvía la mirada, rápidamente la apartó y se puso a hablar con quien supuso que era su madre.

 

Martha siguió mirándolo durante unos minutos más hasta que él, queriendo comprobar que ya no le miraba se topó con su mirada fija. El niño apenas mostraba emociones. No obstante, se le notaba en la mirada que tenía mucho que decir.

 

Martha regresó a donde su madre. Frank ya había subido hacía mucho rato para una reunión de prefectos, y James había desaparecido junto a Sirius cuando éste se separó de su madre.

 

Le dió un beso muy grande y tras coger su maleta subió a un vagón vacío del tren. Se sentó al lado de la ventanilla. Se puso a mirar un rato Viendo a la gente llegar. Madres y padres despidiendo a sus hijos una vez más.  Sintió otra vez el sentimiento de ser observada. Empezó a buscar con la mirada y vió que el niño de antes la estaba volviendo a mirar. Para no hacer la cosa más incómoda, le sonrió. Éste no se lo esperaba y se sonrojó, pero le devolvió el gesto con una media sonrisa.

 

Poco después el tren arrancó de regreso, y se puso a leer uno de los libros de astronomía que había encontrado. Estaban bastante interesantes y rápidamente se enganchó a ellos. Durante el trayecto, nadie entró al vagón -mucho mejor- pensó. 

 

A la hora de comer, sacó el bocadillo que su madre le había preparado de lomo empanado y se lo comió. Poco después se quedó dormida hasta que en una curva pronunciada el vagón se movió de manera brusca. Desgraciadamente, no pudo volver a dormirse, porlo que continuó con su libro hasta que una estudiante de Hufflepuff que parecía ser de sexto  entró.

 

-Hey, vete poniendo el uniforme. Llegaremos en menos de 20 minutos.

 

Martha asintió, y tras eso se dirigió a los baños a cambiarse.

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