Long live if we can

Harry Potter - J. K. Rowling Chronicles of Narnia - C. S. Lewis
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Octubre y Noviembre del '71

Octubre y Noviembre ‘71

James Pov

-Oye, ¿No crees que ya ha pasado suficiente tiempo?.

 

Sirius le estaba hablando desde su cama. James, quien estaba mirando al techo, salió de sus pensamientos.

 

Había pasado todo el mes de septiembre sin hablar con Martha. A sus padres no se lo había mencionado, y se ve que ella tampoco puesto que no le llegó ninguna carta en represalia.

 

-No.

 

-¡Oh vamos James!, o ¿es qué no lo ves?- Le reprochó Remus. James no le miró ni siquiera, pero frunció el ceño confundido y enfadado.

 

-¿Ver el qué?

 

-Que te estás comportando como un verdadero idiota, amigo.-Le respondió Sirius. Ahí se giró y les miró a los ojos de manera furiosa. Antes de que pudiese contestarle, Peter habló.

 

-James, somos tus amigos, y lo sabes. Pero verdaderamente llevas un mes raro. Ellos igual no lo ven tanto, pero ¡vamos!. Llevo conociéndote desde hace años. Desde que dejaste de hablarle a Martha-

 

-¡No la menciones!-Dijo furioso interrumpiendolo.

 

-¿Por qué?-Preguntó Remus.

 

-Sabes- Dijo Sirius levantándose de la cama-  A mi me cayó bien. Si lo único que te llegó a hacer fue caer en una casa distinta…

 

-Si tu hermano el año que viene fuese seleccionado en Slytherin, ¿Cómo reaccionarías?

 

Sirius se quedó quieto durante unos segundos. -Es diferente y lo sabes.

 

-No… Es exactamente igual.- Dijo también levantándose de la cama- Vosotros no lo comprendéis.

 

-James…

 

No oyó nada más, puesto que en ese momento salió por la puerta. No tenía ningún rumbo ni dirección. Ellos no lo entendían. Ella le había traicionado. Se prometieron estar juntos, y ella le abandonó. Se sentía sólo e incomprendido.

 

Estaba andando distraído con sus pensamientos, cuando chocó con alguien.

 

-James, ¿Estás bien?- Era Frank. 

 

Frank siempre había sido un apoyo en lo general para él. Siempre le había escuchado y le había ayudado mucho en el paso de los últimos años.

 

-Frank, ¿Podemos hablar?

 

-Claro.

 

-¿Te importa que sea en tu cuarto?No quiero que nadie escuche.

 

-Está bien…- Frank le miró con preocupación. Le puso la mano en la cabeza y le guió a su cuarto.

 

Su habitación estaba en la última planta de la torre de Gryffindor. Por suerte para ambos no había nadie.

 

-Ponte cómodo. - Le dijo mientras él se sentaba en su cama, dándole una seña para que se sentase con él.- Ahora dime, ¿Qué ocurre?

 

-Es sobre Martha.- Le dijo sin mirarle la cara y mientras jugaba con sus dedos. Frank por el contrario le miraba muy atento.

 

-Me he fijado en que últimamente estáis distantes. -James le miró a la cara con temor. -Ella no me ha dicho nada, pero presiento que lo está pasando mal por eso.

 

-Ponte en mi lugar. Nos prometimos que estaríamos juntos. Me prometió que no me abandonaría. Y, ¿Qué ha hecho?

 

-Ser seleccionada en otra casa… -Dijo Frank asintiendo. Parecía que ya iba pillando el asunto.

 

-¡Exacto!, ser seleccionada en otra casa. Abandonándome. Dejándome sólo en Gryffindor.

 

Frank suspiró- James… - Le miró a los ojos. Los tenía con unas lágrimas. Pero de furia. Frank volvió a suspirar. Pero no era un suspiro de cansancio, sino de entendimiento. - James, sé que te puede parecer duro, y sé que no te gusta, pero ¿De verdad ha sido ella quien te ha abandonado?. Piénsalo bien. ¿Quién fue quién estuvo detrás del otro durante una semana y media y quien fue quien no le quiso ni mirar a la cara?

 

-Pero, ¡Ella me abandonó!.

 

-James, querido, tú sabes que te quiero mucho- James arrugó un poco la nariz ante aquello- No me pongas esa cara. Sabes que es verdad. Pero piénsalo.

 

James se quedó callado durante un rato. Era verdad que Martha había intentado hablar con él y que éste le había ignorado, pero era porque ella le había dejado tirado ¿O no?.

 

-Frank, creo que he sido un tonto con ella.

 

Frank le puso la mano en el hombro para apoyarle. - Si… Creo que sí. Pero tiene solución, disculpate con ella anda. Te perdonará seguro.

 

-Eso va a ser más difícil.

 

Tras un par de semanas de octubre, James se animó a acercarse a su hermana. Anteriormente, la oportunidad no había sido tan buena, ya que ella la pasaba con su nueva amiga Sophie. 

 

A James, sinceramente, no le daba buena espina. Era demasiado perfecta. Había más gente perfecta en el colegio. Un ejemplo era él mismo, pero ella no le caía bien. Había algo en ella que no terminaba de cuajar.

 

Esperó la oportunidad de que se quedase sola para ir a hablar con ella.

 

Anteriormente lo había intentado, pero no quería decirle nada a sus amigos. Sentía mucha vergüenza. Sabía que lo había hecho mal y no quería admitirlo delante de ellos. A consecuencia, siempre que veía a Martha sola, al estar con sus amigos no encontraba manera de escabullirse.

 

Por ello, cuando vió que Martha se quedaba sola en la mesa del gran comedor leyendo un libro, aprovechó que él también estaba sólo, y se acercó a hablar con ella.

 

-Hola… -Dijo tímido acercándose a donde estaba.

 

Martha levantó la cabeza del libro. Lo miró con cara de interrogativa. Supuso que era porque no lo esperaba.

 

-Hola. -Dijo bastante seca. - ¿Qué pasa?.

 

-Ammm…Bueno…yo…-

 

-James no tengo todo el día.

 

-Siento haber sido un tonto contigo.

 

-Y?

 

James se le quedó mirando con cara de no saber qué más decir. Martha rodó los ojos mientras cerraba su libro y se levantó para marcharse.

 

-Eeeee. ¡Martha!¡Espera!, ¿A dónde vas?.

 

-Cuando sepas la respuesta de tu anterior formulación, vuelve. Hasta entonces, adiós James…

Martha Pov

Estaba enfadada. James había ido a donde ella para ¿‘disculparse’?. No tenía sentido. Había admitido que se había comportado como un verdadero idiota. Eso le gustó. Pero la manera en la que lo hizo fue demasiado frívola.

 

Regresó a su cuarto. No quería hablar con nadie en aquel momento. Tiró el libro encima de la cama y se puso uno de los vinilos que tenía de música clásica. Le relajaba un montón los instrumentos. 

 

Durante ese período de calma, pensó en alguna manera de agrandar su cuarto. Era demasiado pequeño. Lo único bueno que tenía era que no lo compartía con nadie más. No obstante, seguía sintiendo que era bastante claustrofóbico. 

 

Por ende, durante los siguientes días, fue a la biblioteca en busca de hechizos. Daba la casualidad de que la mayoría de ellos eran de un nivel muy avanzado. Algunos de los libros les faltaban hojas y muchos de los restantes, estaban en la sección prohibida. Intentó con los primeros. Aún así, era muy difícil de realizar. Lo intentó en unas plumas primero. Pero acabaron ardiendo. Lo estuvo intentando con hierba en el exterior del castillo, pero no funcionaba. Martha se desesperó. Y decidió esperar un tiempo a ver si encontraba algo más beneficioso.

 

James Pov

-¿Qué vas a hacer por Halloween?- Dijo Mary

 

Lily levantó la cabeza de su libro-Posiblemente después del banquete me vaya a dar una vuelta con Severus.- 

 

-¡Oh vamos Lily! Vente con nosotras. Haremos una fiesta en nuestro cuarto.

 

-No lo sé…Le prometí que estaríamos juntos…

 

-Porfavor… También estará Marls y he invitado a unas chicas de Hufflepuff y Ravenclaw. ¡Será genial!

 

-Ya veré lo que hago.

 

-Eso es un sí…-Dijo sonriendo

 

-Eso es un no lo sé.-Dijo entre risas.

 

-Bueeeeno. Que sepas que vamos a ir todas de rosa. 

 

Lily sonrió.-Lo tendré en cuenta.

 

-¡James!- Eso le llamó la atención. Era Peter quien acababa de llegar al Gran Comedor.

 

Era el 29 de octubre y Halloween se acercaba. También el cumpleaños de Sirius y le habían planeado una fiesta para el 3. James, había estado escuchando la conversación entre Lily y Mary todo ese rato.

 

Había hablado un par de veces con Mary. Le caía bien. Ella tenía también un alma bastante traviesa y libre.

 

Lily por otro lado era más difícil. Se parecía a su hermana en que ambas tenían que tener un orden brutal para existir. Pero Lily era un poco más rara. Su mejor amigo era Snivellus. 

 

Literalmente, una fregona es superior a eso. Tanto en pelo como en persona. Se metía con todo el mundo y él no estaba dispuesto a dejarle irse como si nada.

 

A causa de ello, Lily no le soportaba, pero a él no le importaba mucho.

 

-Dime pet, ¿Qué pasa?

-¿Has repartido ya todas las invitaciones?

 

-Claro.

 

Habían invitado a toda la torre de Gryffindor, la profesora McGonagall lo sabía. Él mismo había ido a donde ella a pedirle permiso y, a pesar de todas las travesuras, les había dejado. Eso era como un milagro.

 

-Bien. Por cierto, he pensado que necesitamos un regalo para Sirius.

 

-Pero,... Ya tenemos uno. ¿Al final no le has comprado nada?

 

-Si si. No me refiero a ese tipo de regalos. Llevo esta semana pensando. ¿No crees que se merece un buen regalo a nuestro estilo?- Sonrió de manera pícara.

 

James necesitó unos segundos para procesar lo que le había dicho ya que al inicio no le entendía. -Pet, querido amigo, cada día te superas más. A este ritmo, serás recordado como un Dios.

 

Peter sonrió tras el cumplido. -Lo sé.

 

A causa de eso, fueron inmediatamente a donde Remus a comunicarle su grandiosa idea. Remus no necesitó mucho para que fuese convencido y aceptó sin pensárselo 2 veces.

 

Como bien le gustaba a Sirius, idearon una broma contra Slytherin. Su idea fue decolorar la ropa de esta casa de color rojo, así el día de cumpleaños de Sirius irían todos de Gryffindor.

 

Fue bastante fácil de hacer, ya que uno de los principales hechizos que habían aprendido era cómo cambiar las cosas de colores. 

 

El día 2, cuando Sirius se estaba dando una de sus largas nocturnas duchas, bajaron sigilosamente hasta la lavandería para realizar su fantástico plan. No había nadie, eso fue una ventaja. 

 

Acordaron que quien realizaría el hechizo sería Remus, mientras que James y Peter vigilaban. Éste no tardó mucho en realizarlo. Lo más arduo fue tener que hacerlo en conjunto.

 

Al acabar, volvieron a su cuarto como si nada hubiera ocurrido y para su no sorpresa, Sirius aún seguía duchándose

 

Aquella noche tuvo lugar la primera de muchas de sus fiestas, pero sin duda una de las más inolvidables ya que gracias a Frank, tuvieron el permiso de ‘armarla’. Bebieron ponche, jugaron un partido de Quidditch dentro de la sala común, pusieron música y cantaron y bailaron como si no hubiese un mañana. A pesar de que cayera en miércoles, tuvieron el permiso hasta la 1.30 de la mañana.

 

A la mañana siguiente fue cuando más alegría tuvieron los 4. Le dieron la sorpresa a Sirius de que todo Slytherin iba de rojo. Todas sus túnicas que estaban lavando habían amanecido de un tono diferente al habitual.

 

En el Gran Comedor, se la pasaron a risas viéndoles. A Bellatrix Black casi le dió un infarto. Iba gritando y maldiciendo a cualquiera que se le cruzase mientras que pedía a gritos que saliese el culpable sino querían ser torturados de la manera más trágica. James sabía de ella a causa de su apellido, pero fue Sirius quien más le contó puesto que es su prima directa.

 

Según él, Bellatrix siempre había tenido celos de él por ser el heredero. Cuando eran pequeños, y cuando ni Andromeda ni Narcissa ( sus otras primas ), estaban en el mismo cuarto, ella solía hacerle cosas deleznables. Se metía con él con una brutalidad increíble y recordando le cómo tenía que comportarse el heredero.

 

A pesar de ello, no fue nunca tan brusco como cuando su prima mayor, Andrómeda, se escapó a principios de año de su casa. Sirius le contó hacía un mes que su prima había cambiado. Algo tuvo que pasar ese invierno ya que cuando llegó el verano, su prima era más cruel que nunca. Sus comentarios hacia gente nacida de muggles eran más crueles. Más exterminadoras. 

 

Sirius les miró a todos sonrientes.

 

-Me acabáis de mejorar el cumpleaños no sabéis cuanto.

 

-Felices 12 querido amigo- Dijo Pet sonriéndole

Martha Pov

 

Para mediados de noviembre, ya había sido capaz de ampliar unos centímetros una bolsa de equipaje. Aunque a vista ajena fuese imperceptible, Martha lo notó y lo colocó arriba de su estante para visualizar el logro que había hecho

 

Habían sido unas 2 semanas duras. Para empezar, su mejor amiga, Sophie, cada vez se la pasaba más tiempo con Henry. Ella lo había notado, pero no quería decir nada de por si acaso. En clase, seguían teniendo el mismo comportamiento que cuando se conocieron. Pero ya no quedaban para hacer las tareas con tanta frecuencia como en septiembre. También había notado cómo en algunos proyectos por motivos que desconocía había tenido que acabar haciéndolos ella sola.

 

No sólo ella lo había notado, Frank también y a pesar de que al inicio lo dejase pasar creyendo que eran imaginaciones suyas, llegó un punto en el que no pudo más y se acercó a preguntarle.

 

-¡Mars espera!- Le dijo mientras corría hacia donde ella.

 

Era una tarde lluviosa y el frío se había instalado dentro de las paredes del castillo. Martha llevaba su uniforme con unas trenzas a los laterales. En sus manos, llevaba unos libros que había sacado de la biblioteca.

 

-Hola Frank.- Cuando éste llegó a donde ella, ésta le abrazó.

 

-¿Te puedo hacer una pregunta?- Tras eso Martha asintió. - Hace mucho que no te veo con tus amigos. ¿Te has peleado con ellos?

 

Martha le miró extrañada.- ¿por qué dices eso?

 

-Bueno, últimamente te he visto más por tu cuenta de lo normal.

 

-Pero eso no tiene nada que ver. -Le seguía mirando extrañada.

 

-¿Estás segura? Sabes que sólo quiero lo mejor para tí. Si te han hecho algo, dimelo y el resto del curso les será como un infierno. - Lo dijo con una expresión amenazante.

 

-Siiii…. Tu tranquilo que no pasa absolutamente nada.

 

Frank no parecía muy convencido pero asintió. -De acuerdo, como tú digas, pero a la mínima que te vea dañada por ellos, se arrepentirán a la mínima. Otra cosa, ¿Has hablado ya con James?

 

-¿Con James?

 

-Si, ¿Fue a disculparse contigo no?

 

-Habló conmigo hace un par de semanas, pero aquello no fue disculpa.

 

-¿Qué te dijo?.- Frank parecía ya un poco desesperado con sus problemas.

 

-Bueno, me pidió disculpas, pero lo hizo en un tono muy seco. No parecía que de verdad lo sintiera. Así que, cogí y me fuí.

 

-¡Marthaa!.- Le dijo en reprimenda.

 

-¡¿Qué?!

 

-Sabes que no fue fácil para él acercarse a disculparse.

 

-Bueno no es como si hubiese sido una buena elección de palabras para unas disculpas.

 

Miró hacia un ventanal del pasillo-No sé qué voy a hacer con vosotros.

 

-¿Vuestros padres saben que estáis peleados?

 

-No, y la verdad, no me apetece que sepan. Después de este año no les quiero dar más disgustos.

 

-¿Sabes qué no les daría disgustos? Que no estuvieseis peleados.

 

-Qué más da, ellos no lo ven.

 

-No es sólo por eso, a mi también me entristece que os llevéis mal. ¿O es que no te acuerdas lo unidos que erais de pequeños? Porque yo sí. Y te aseguro que erais los mejores amigos.

 

-Frank… Ya no somos esos niños.

 

Frank resopló. Y la miró de manera cansada y decepcionada.- Desgraciadamente.

 

Tras eso se marchó. A Martha, ver a Frank así le sintió como una patada en el culo. Nunca le había visto tan triste con ella. Y le afectó durante unos cuántos días. Ni Sophie ni Henry se percataron, pero James sí. 

 

La veía más cabizbaja que de costumbre y notaba como apenas sonreía. Eso le hizo tener más ganas de acercarse a ella, pero no encontraba las palabras. Sabía que era una estupidez. ¡Estaba en Gryffindor!, la casa para los valientes, y no se atrevía a decirle a su propia hermana que lo sentía.

 

Además, él había notado como Sophie y Henry la dejaban más de lado. Se había fijado que fue todo a raíz de Henry.

 

James, no estaba muy contento con que su hermana tuviese de amigo un Slytherin, no sólo porque según él, estaba confraternizando con el enemigo común, sino porque la estaba viendo sufrir mucho.

 

A pesar de eso, no fue capaz de decirle nada, temiendo que si le decía acabase rechazándolo más y mandando a la mierdad de manera definitiva. Pero sí que se alejó más de ella. No fue por una razón propia, y él lo sabía. Le dolía mucho, pero sentía que si seguía viendo aquello iba a explotar y arruinaría más la relación con su hermana.

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