
Septiembre '71
Septiembre '71
Durante la primera semana de clases, Martha fue incapaz de dormir bien. El cuarto suyo no era el más agradable tampoco y eso no la ayudaba. El primer día, le mandó una carta a sus padres diciéndoles que le había tocado en Ravenclaw.
Se quedaba despierta hasta las 2 de la mañana y se despertaba sobre las 6.30. Ella de por sí, tenía costumbre de madrugar, pero nunca le había pasado tener tanto insomnio.
Aquella mañana, después de estar tirada en la cama un rato largo, pues aún tenía un par de horas más, se dió cuenta que en la mesa de su escritorio había una hoja de papel con su horario.
Vió que con su hermano, compartía las clases de Astronomía y Transformaciones. Así que le podría ver más a menudo. Eso la tranquilizó un poco. No quería estar de malas con él, se había pasado el último año discutiendo y quería arreglar las cosas.
Sobre las 8, se acercó al Gran Comedor. Necesitó un poco de ayuda, pero consiguió llegar sin perderse. Al primero que vió allí, fue a Frank, quien estaba sentado con quien supuso eran sus amigos. No obstante, se acercó a saludarle.
-¡Hola! .- Dijo la niña sonriente.
Frank se giró y al verla le sonrió.
-Hola Mars, ¿Nerviosa ese primer día? .- Le preguntó. Le hizo un hueco para que se sentase junto a ellos.
-Bien. -Contestó de manera tímida.
-Martha, estos son Kingsley Shacklebolt y Caradoc Dearborn.- Mientras que Frank les presentaba les fue señalando.
Por un lado, Kingsley Shacklebolt, llevaba el uniforme de Gryffindor, al igual que Frank. Era de tez oscura y llevaba un pelo afro muy marcado. Por otro lado, Caradoc Dearborn, llevaba un jersey de Ravenclaw. Era castaño y llevaba unas cejas muy pobladas. También se había dejado un poco de barba.
Ambos sonrieron.
-¿Te han dado ya el horario? .- Preguntó el chico de delante Martha asintió tímidamente- ¿Puedo verlo?
-Si….-Contestó tímida. Se sacó la hoja del bolsillo y se la pasó.
- Frank, ¿después de clase podemos quedar?- Le preguntó mirándole.
-Claro, Ammm…. ¿Después de cenar?.
-Vale.
Al poco rato, Martha notó cómo James entraba junto a Peter, Remus y Sirius. Frank lo notó también.
-Mira, ahí viene James.
-Si… Ammm…. Voy a saludarle. ¡Hasta luego!. -Dijo dando una abrazo a Frank. Se giró a mirar a sus amigos. -¡Adiós!. Dijo despidiéndose con la mano.
Se fue hasta la otra punta de la mesa donde se encontraban. Remus le dió una pequeña sonrisa que Martha le correspondió. Peter y Sirius levantaron la cabeza cuando la sintieron más cerca. También la saludaron.
-Martha, gracias a ti gané una apuesta.- Le dijo Sirius sonriendo.
Martha se rió ante aquello. - De nada. - Se giró a mirar a su hermano. Éste aún no le había dicho nada desde el día anterior. Además, estaba actuando muy raro. - James.- Intentó llamar su atención. -He visto que compartimos 2 clases este año. ¿Quieres ponerte a mi lado en Transformaciones? Sería genial estar juntos.- Le preguntó emocionada.
James volvió a mirar su bol de cereales.- Lo siento, pero ya me iba a poner con Sirius.
Martha miró a Sirius quien le dio una pequeña sonrisa de disculpa
James siguió hablando. -Pero, si quieres podemos quedar para hacer los deberes a la tarde.-
-A, bueno, pues… Ammm… Vale. Eee.. Adiós chicos.
Tras aquella conversación se marchó a su primera clase, que era historia de la magia. James estaba actuando demasiado raro.
Aquella primera clase, fue para sorpresa de Martha, menos aburrida de lo que ella pensó. Ella creía, a causa de las cartas que les mandaba Frank en sus anteriores cursos, que la clase sería la más aburrida del año, y que le costaría aguantar despierta, pero al empezar la clase, se dio cuenta de que en realidad, no estaba tan mal. Empezaron por Emeric el Malvado. La mayoría de los alumnos, encontraban su vida muy poco interesante. No obstante, a Martha le fascinó. Sabía que él provenía de una leyenda, pero jamás pensó en su transcurso por la vida.
También consiguió hacer una amiga. Su nombre era Sophie. La niña era de piel mediterránea, y muy pecosa. Tenía el pelo liso con las puntas hacia atrás, igual que la moda muggle de los 60. Sus ojos eran marrones y su pelo rubio. Martha no creía haber visto nunca a una niña tan guapa. Además era también Ravenclaw.
2 días después, el miércoles por la noche, dieron su clase de Astronomía. Martha estaba bastante nerviosa. No sabía por qué. Simplemente era esa sensación en el cuerpo que uno no sabe la causa. La clase la compartía con Slytherin pero ella se sentó con Sophie.
-¡Mira!-Exclamó Sophie señalando las constelaciones.
Se veía todo de manera tan nítida. Martha quedó boquiabierta.- Wow… Se ve… Precioso.
Sophie sonrió ante aquello. Y Martha le correspondió.
La semana acabó rápido, y pronto se dió cuenta de que como las clases de Astronomía, no había ninguna que le gustase tanto.
Durante aquella semana, intentó hablar con James en distintas ocasiones, pero éste la rehuía. En sus clases compartidas, se sentaba con Sirius. Y nada más acabarlas se iban los primeros. El sábado, encontró a Remus sólo por el pasillo leyendo un libro y sin pensárselo 2 veces, fue a hablar con él.
-Hola.- Le dijo Martha un poco tímida.
Remus levantó la cabeza con el ceño fruncido hasta que la vió y los relajó.
-Hey hola. ¿Pasa algo?.
-En verdad sí. ¿ Sabes tú por qué mi hermano está tan raro? Cada vez que intento hablar con él me evita.
Remus parecía bastante incómodo con aquella pregunta.- Eeee… No sé nada la verdad… eee… Sabes tengo bastante prisa, ¿Te importaría que tuviéramos esta conversación otro día?.
Tras ello, salió medio corriendo en dirección a la enfermería.
A la mañana siguiente, lo volvió a intentar con Peter.
-¡Peter!- Gritó desde la otra punta del pasillo mientras iba corriendo a alcanzarle.
Éste se dió la vuelta al oír su nombre y sonrió. -Ah, hola Martha. Cuánto tiempo.
-Si… Cuánto tiempo. Oye, una pregunta. Mi hermano. - Ante aquello Peter cambió su expresión a una más seria.- ¿Qué pasa?¿Por qué actúa tan raro?
Empezó a andar más y más rápido. -Lo siento Martha, pero yo no sé nada. Absolutamente nada.- Tras aquello se había ido también.
Por la tarde vió a Sirius hablar con una chavala rubia de Slytherin quien parecía estar echándole la bronca.
Cuándo éste se apartó de ella, Martha esperó la oportunidad y le pilló por sorpresa detrás de una columna.
-¡Hola!. -Le asustó.
-Aaaa. Martha… Merlín… Qué susto me has pegado.- Dijo tocándose el pecho encima del corazón.
-Eee… Si. Perdón. Pero necesito preguntarte algo. ¿Qué os pasa? Llevo días intentando hablar con mi hermano. Él me evita. Intenté hablar con Remus y Peter. Me dieron largas. Me estáis ocultando algo. ¿Qué pasa?¿Ha liado alguna fuerte?- Estaba ya al borde de las lágrimas.
Sirius suspiró.- Oye Martha escucha….- Le puso la mano en el hombro. - Nosotros no podemos decir nada. Es una cosa que no nos incumbe, y James ya nos avisó de que nos preguntarías. Me caes bien, ¿sabes?. Gracias a tí gané una apuesta. Pero James es nuestro amigo.
-¿Eso qué significa? Espera, ¿Os ha pedido que no me habléis?
-Martha, es más complicado.
-Osea que es verdad, ¿Qué os he hecho?¿Qué le he hecho?- Dijo ya con una lágrima en la mejilla.
-Lo siento, pero no me corresponde a mi ésta conversación.-Le dió un apretón en el hombro con una mirada de pena y se fue sin mirarle.
Ella regresó hacia su dormitorio. Cuando estaba subiendo las escaleras, se encontró con Frank. Intentó huir de él. No quería que le viese mal.
-Adiós, le saludó corriendo.
No esperó a obtener respuesta.
Durante la siguiente semana, Martha aprovechó para conocer el castillo más a fondo. Sophie no la acompañó. No le gustaba mucho el andar, por lo que prefirió quedarse en la sala común con otras de su curso.
Solía ir cada día de la semana por un pasillo distinto. A veces no habían salido esos pasillos y tenía que darse la vuelta, pero habitualmente daban a rincones que parecía que no mucha gente sabía puesto que estaban envueltos en el olvido.
En uno de esos rincones abandonados, descubrió un pasillo un poco tétrico.Por suerte para Martha, seguía siendo de día así que no necesitó llevar ninguna candela con ella para ver. Siguió avanzando hasta que dió con una puerta que estaba medio rota y sucia. Como si nadie la hubiese abierto desde hacía mucho tiempo.
Al principio, Martha no estaba muy segura de si entrar o no, pero tuvo una sensación en el pecho que la instó a entrar. Al hacerlo, tuvo que quitar unas cuantas telarañas con sus manos. Era un aula antigua, pues aún conservaba pupitres y sillas. Pero todas estaban en muy mal estado. La niña curiosa, se acercó lentamente.
Fue hacia uno de esos pupitres y le quitó el polvo. Vió que había unas letras talladas en la madera. W & T. Supuso que eran iniciales de una pareja de aquel momento. Debajo, un año. 1945.
-Espero que sigan juntos.-Dijo en alto.
Siguió mirando más. En casi todos los pupitres había algo. La mayoría eran rajones e incluso 3 en rayas. Pero nada más. Detrás de los pupitres, había estanterías con libros. Martha se acercó. Eran antiguos. Se podía notar por su estado. Le extrañaba que estuviesen intactos. - ¿A nadie se le ocurrió llevarlos cuando cambiaron el lugar de las aulas?- Pensó.
Estuvo mirando por encima los lomos de los libros hasta que vió uno que le llamó la atención. No fue por el color, ya que apenas le quedaba un poco de la pigmentación magenta que tenía al inicio. Fue más por la caligrafía de éste. En el lomo, tenía escrito algo. Ahora apenas era legible, pero se podía aún ver una ‘f’ y una ‘p’. Era la letra de su padre.
Abrió la primera página para ver el año de impresión. Databa de 1919. su padre ahí tendría unos 14.
Ojeó un poco el libro, y se lo quedó. Luego volvió a girar a la clase.
-Con un poco de arreglo- pensó, -se podría convertir en un espacio muy guay-.
Se aprendió el camino para ir allí, no estaba muy lejos de la torre de Ravenclaw, pero sí que era muy poco accesible.
Al regresar de vuelta a los pasillos principales, se encontró a Sophie hablando con uno de Slytherin. No se extrañó. Ella era muy sociable y conocía a gente en todas las casas.
-¡Martha!- Le gritó al verla.
Ésta se acercó con una sonrisa.
-Te presento a Henry. Henry ella es Martha. También es de 1ero.
-Encantada. Dijo dándole la mano con una sonrisa.
-Igualmente-dijo él devolviéndosela.
Sophie le contó que le conoció hace un par de días en el jardín, mientras daba una vuelta con otras amigas suyas de Gryffindor. Él, estaba con otros de Slytherin y coincidieron cuando accidentalmente se les escapó unas canicas.
Así, Henry se unió a ellas 2, dejando el dúo por trío de amigos.
A finales de ese mes, quedó con Frank fuera de la sala común de Ravenclaw como de costumbre. Ésta vez, para pedirle un pequeño favor. Ella tenía un tocadiscos que le habían regalado en su cumpleaños número 9, y por ahora, había ido comprando con su madre vinilos de los Beatles, Frank y Nancy Sinatra y alguno de los Rolling Stones.
A su madre, que su hija comprase música muggle no le desagradaba mucho, pero sí que pensaba que la muchacha era muy pequeña para ciertos cantantes. No obstante, Martha había ido ahorrando monedas que sus padres le habían ido dando, para comprarse uno de The Doors.
Era un grupo que había descubierto después de que su vocalista falleciese aquel verano. Y por la radio, habían puesto sus canciones en su homenaje. No tenía muchas expectativas en sí Frank se lo iba a comprar, pero se arriesgó.
-Oye, Frank, ¿Podrías hacerme un pequeño favor?- Dijo poniendo la mejor cara de ángel que pudo poner.
-Ay, dime Mars, ¿Qué necesitas?
-Bueno, estaba pensando, tú eres mayor y puedes salir a Hogsmeade, además de que eres mayor de edad. Si te doy este puñado de monedas muggle, ¿Podrías ir a comprarme un disco?
El muchacho se quedó mirando. Era verdad que ya había ido a comprarle un disco anteriormente, pero, en aquella ocasión era verano, y pudo manejarse mejor para ir hasta allí.
Frank suspiró.-Martha, no creo que pueda. Estamos en la escuela y en Hogsmade no venden estos discos.
-Pero- La niña titubeó. -Puedes aparecerte fuera de los terrenos ¿No?.-
-No es tan fácil ¿Sabes? .- Le daba mucha pena no poder ayudarla, y se acercó para devolverle el saco de monedas.
-¡Espera! Quédatelo hasta el próximo viaje al pueblo e inténtalo ¿Vale?. Sólo eso, si no lo consigues me devuelves las monedas.
-De acuerdo, pero no te prometo nada.-
Continuaron andando un rato más, hasta que Frank se tuvo que marchar a estudiar.