Long live if we can

Harry Potter - J. K. Rowling Chronicles of Narnia - C. S. Lewis
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Viaje hacia Hogwarts

01/09/1971

Martha y James partieron de la mansión Potter a las 10.30 el 1 de septiembre de 1971. Era la primera vez que James iba allí, no por el contrario de Martha, que acompañaba a Frank desde hacía 6 años cada primero de septiembre. Después de atravesar la barrera, y de haber metido sus pertenencias en el tren, salieron para despedirse de sus padres. Su madre les dio un abrazo gigantesco, de estos en los que sólo ese abrazo vale más que mil palabras para despedirse de ellos. Su padre, estaba al lado, esperando para poder achucharlos también. Les hicieron prometer que les escribirían todas las semanas y que se protegerían y cuidarían mutuamente. Después de 10 minutos asintiendo y diciéndoles cuanto los querían, Martha y James se montaron en el tren.

 

En el último compartimiento, se encontraba Peter, el cual James estaba emocionado de ver e invitó a Martha a que se subiere con ellos. Esta a su pesar, le dijo a su hermano que primero había quedado con Frank para poder hablar antes de que hiciese sus rondas, pues le habían asignado como delegado. Mientras que ella le esperaba en el pasillo de Gryffindor, pudo distinguir como todos los alumnos iban subiendo en el tren.

 

Entre ellos vio a una pelirroja y a un niño de pelo negro largo que aparentaban ser también de primero, dirigirse al compartimento de James y Peter. También pudo distinguir a otro niño de pelo negro subirse al tren gritando por detrás a su madre. La cual, estaba roja de ira y le gritaba que si no iba a Slytherin estaría desheredado para siempre. Por detrás, había un niño pequeño que tenía pinta de ser el hermano del otro riéndose por lo bajo sin que su madre lo notase.

 

Justo cuando sus miradas chocaron y el pequeño adoptó una postura firme, Frank apareció, lamentando la tardanza, pero que 2 niños de Hufflepuff de 2º habían sido arrinconados por un grupo de 5º de Sytherins. Frank la llevó hacia un comportamiento vacío para poder hablar mejor sin gente husmeando por detrás.

 

"Quiero que sepas que pase lo que pase este curso, y dando igual la casa en la que te pongan, confiarás en mí para cualquier problema que sea, por inútil que te parezca y mínimo. Quiero ayudarte y sé que los últimos años no lo has pasado del todo bien. Si alguien se mete contigo dímelo y será lo último que hagan en esta vida." Frank estaba más serio de lo que nunca ella le había visto.

 

"Lo haré. Pero eso no hacía falta decirlo. Eres un hermano para mí. Siempre te contaré de lo que ocurre." Ante eso, Martha fue a abrazarle y él le dio un abrazo estilo paternal hasta el punto en el que si se hubiesen llevado más de 6 años, uno hubiese jurado que era una brazo padre-hija.

 

Al separarse, Frank le dio un beso en la coronilla a Martha de buena suerte y después le revolvió un poco el pelo. Era un gesto que llevaba haciendo desde hacía 8 años y era algo que se quedaría para siempre.

 

"Bueno, ahora vete a hacer amigos, y haber si hay suerte y te toca en Gryffindor para pasar las tardes contigo." Frank parecía ilusionado de poder estar todas las tardes con ella de nuevo.

 

"¿Qué pasa si me sortean en otra casa?."Preguntó la pequeña niña.

 

"Me daría igual y pasarías todas las tardes en Gryffindor."

 

Ante esto la pequeña se rio y salió del compartimento hacia donde se encontraba su hermano. En el camino de aquel vagón, la pequeña encontró otro en donde solo estaba un niño, el cual se veía muy flaco y miraba por la ventana, y no pudo resistirse a la tentación de entrar. No creyó que a su hermano le importase que estuviese ausente un par de minutos más. Cuando esta entró, el niño se giró para verla. Tenía una cicatriz fea en la cara y parecía reciente. No obstante, eso no intimidó a la pequeña.

 

"Hola, ¿Te importa que me siente aquí? Mi hermano me dijo que fuese con el al vagón pero me perdí y no le encuentro ahora." Era la mentira que más se podría negociar posteriormente.

 

El niño en vez de contestar sólo asintió con la cabeza dándole a entender que se sentase en frente. Después de 3 minutos que se hicieron interminables por el silencio incómodo, una señora con un carrito lleno de dulces entró a ofrecernos algo para lo que comer. Miré primero al niño, éste miraba el carro con los ojos llenos de una esperanza perdida como si no pudiese permitírselo. Ante esto, Martha sacó sus pocas monedas que le habían dado sus padres y compró 4 ranas de chocolate. Cuando la señora se fue, él la miró con recelo. Esta al verle así no pudo evitar partirse de risa por lo que el niño cambió su mirada a una extrañada.

 

"Ten, toma. Te sentirás mejor." Dijo Martha entregándole 2 de las 4 ranas. Este la miró como si la niña se hubiese vuelto loca y negó con la cabeza como si no pudiese aceptar lo que la niña le estaba dando.

 

"No gracias, no... no... no puedo aceptarlo." Dijo echándose para atrás con cada no mencionado.

 

"¡Oh vamos!, Sé que lo estás deseando, además, ¿Crees que soy capaz de comerme 4 ranas de chocolate por mi cuenta? Osea me halagas y tal pero soy de las que se llenan sólo con mirar el plato." Dijo medio riendo y contagiando la risa al chico. El niño seguía negando con la cabeza pero esta vez, con una risa y una sonrisa en la cara. Para terminar de convencerlo, ella añadió, "A este pasó nos graduaremos antes de que aceptes este pequeño chocolate." Ante aquello, le quitó el chocolate de las manos y con una tímida sonrisa le dio las gracias.

 

Mientras que este abría su caja, Martha prosiguió hablando.

 

"Además creo que aún no nos hemos presentado. Soy Martha, Martha Potter. Encanta de conocerte." Le extendió la mano y la cual él gustosamente aceptó.

 

"Yo soy Remus Lupin."

 

"Y dime Remus, ¿Tus padres son magos?." Ante la mirada de preocupación en el rostro del niño ella intervino de nuevo. "No me malentiendas, me da igual toda esa mierda de pureza, pero siempre tengo curiosidad." Eso le hizo relajarse, pero no bajó la guardia.

 

"Mi padre era mago, pero mi madre es muggle." Hizo una pequeña pausa para continuar su chocolate. Se le veía disfrutar. " Estuve hasta los 5 años viviendo en el mundo mágico pero por circunstancias de la vida, me pasé los últimos 6 en el mundo muggle." Ante eso, Martha prefirió cambiar de tema.

 

"Y, ¿En qué casa esperas estar? Yo si tengo suerte espero que me pongan con mi hermano. Me da igual la casa."

 

"Lo mismo. Bastante con haber podido asistir al colegio." Ante aquello, Martha se rio. Para ella estar en ese tren era más de lo que alguna vez soñó. Siempre pensó que sería la primera squib de la familia.

 

Cuando miró a su reloj se dio cuenta de que era la 13.30, y su hermano posiblemente le iba matar en cuanto la viese. Cuando Remus la miró, y le vio su cara de preocupación no pudo contener la intriga y le preguntó que pasaba. Esta le dijo que iba a volver a buscar a su hermano porque si este no la veía a ella en menos de 20 minutos probablemente pararía el tren y haría a todos que la buscasen. Remus asintió divertido y mientras la niña abandonaba el compartimento, esperó que le pusiesen en la misma casa que ella.

 

15 minutos después, encontró el compartimento de James, y cuando esta entró, este fue corriendo a abrazarla.

 

"¿Dónde estabas? Me has pegado un susto de muerte. Ya pensé que me habías dejado por otro." Ante esto, él hizo un puchero y esta le pegó divertido en el pecho empujándole hacia atrás riendo.

 

"Me pasé alrededor de 45 minutos con Frank, y cuando volvía me encontré a alguien sólo y pensé que querría compañía. Además no seas exagerado solo han pasado 2.30h." Le dije aún de pie.

 

" Ya... ya.... Bueno da igual. Siéntate. Martha, ya conoces a Peter." Dijo señalando a Peter, mientras que este sonreía con una pequeña sonrisa en la cara. Ante esto Martha le saludó alegremente. " Y este es Sirius Black." Ahora señalaba al pelinegro. Al mirarle se dio cuenta de que era el mismo que había entrado discutiendo con su madre unas horas antes.

 

"Encantada." Dije extendiéndole mi mano, el cual él sacudió energéticamente.

 

James prosiguió."Estábamos hablando de a qué casa nos gustaría ir una vez que nos seleccionasen."

 

"Sí. Nosotros vamos a Gryffindor. ¿A dónde quieres ir tú?." Preguntó Sirius con mucha delicadeza y sin apartar sus ojos fijos de los míos.

 

"Amm... Pues no sé supongo que con que me permita hacer amigos y estudiar durante los 7 próximos años...."

 

"Respuesta inteligente. A puesto que serás una Ravenclaw." Afirmó Sirius echándose el pelo hacia atrás.

 

Ante aquella afirmación James se indignó un poco. "No. Ella será Gryffindor como nosotros."

 

"¿Quieres apostar, Potter?." Dijo Sirius con una sonrisa traviesa en la cara.

 

Ante aquello James, con una sonrisa le contestó. " 2 galeones de oro y 1 sickle."

 

"Pan comido Potter." Después de decir eso, se giró para hablarle a Martha. "Estaremos felices de sacrificar a un Griffindor por esta buena causa."

 

Las horas pasaron y cuando menos se lo esperaron, unas prefectos de Hufflepuff les avisaron para que se pusiesen sus túnicas. Ante aquello, Martha recogió la suya y se dispuso al baño de las chicas. Allí había una pequeña cola para poder cambiarse. Delante de ella había un niña de pelo largo y negro. Mientras esperaban, se pusieron a hablar. Al parecer aquella niña, también era de primero, se llamaba Emma Vanity y quería ser sorteada en Slytherin.

 

Cuando al fin llegó su turno, sólo tardó 5 minutos. El uniforme era fácil de poner, y ya estaba acostumbrada a ellos a causa del colegio anterior. Lo que más guerra le dio fue la corbata, que no sabía como ponérsela. Así que, recogió su ropa, la metió cuidadosamente en la mochila. Como aún no se había puesto la corbata fue a buscar ayuda de su hermano, pero justo antes de llegar a donde él, se encontró con Frank, así que le pidió ayuda a él.

 

La escena, que fue vista por muchos (sobre todo por chicas que aparentaban ser de entre 4º a 6º) fue una de las más tiernas que se vieron en el tren, y que a día de hoy, se haya visto. La niña mirando al mayor con ojos inocentes e intentado memorizar los pasos. Mientras el mayor se arrodillaba a su altura y le explica lentamente como hacerlo. Al acabar esta le sonrió y con un gracias y un abrazo fue corriendo hacia donde su hermano se encontraba. No sin antes pasar a ver a Remus quien se encontraba en la misma posición en la que ella le había dejado.

 

"Hola." Saludo alegremente la muchacha.

 

Al girar vio a Remus ya cambiado y observando por la ventana.

 

"Hey, ¿Encontraste ya a tu hermano?."

 

"Sí, y como lo supuse entró en un ataque de nervios." Ante esto el niño sonrió. "Oye, me preguntaba, ¿Quieres venir a la compartimento conmigo y mi hermano? No falta mucho para llegar y seguro que un poco de compañía te hará mejor."

 

El niño la miró con terror, y denegó la invitación dubitativamente.

 

"Oh vamos, te prometo que te lo pasarás bien. Y si no invéntate una escusa para salir de ahí y yo te la seguiré." El niño le miró con más seguridad.

 

"Está bien, Dirígeme." Y con una sonrisa en la cara, Martha le presentó a quienes posteriormente, se convertirían en sus mejores amigos.

 


"Esperad aquí, y cuando yo diga, entraréis seguidos de mí. ¿De acuerdo?" Esto lo decía una mujer que aparentaba estar en la mitad de sus 30. Aún siendo joven, imponía bastante y daba miedo. James y Martha, estaban juntos, esperando. Susurrándose que daba igual donde estuvieran, que siempre serían los Potter. 5 minutos más tarde, la joven profesora volvió a aparecer, y les indicó que les siguiese. Estos, entraron al Comedor embobados por las velas flotando. Martha, se despistó tanto que chocó con su hermano que la había adelantado en el camino.

 

"Al decir vuestro nombre, quiero que os subáis a este taburete y cuando el sombrero diga la casa a la que pertenecéis, os dirijáis a esta. ¿Queda claro?." El alumnado asintió con la cabeza y ella empezó a decir nombres.

 

"Simon Arnold." El mencionado al oír su nombre, se sentó.

 

"Hufflepuff". La casa empezó a rugir y aplaudir de alegría tras el nombrado.

 

"Arthur Avery."

 

"Slytherin." La mesa fue muy ruidosa.

 

Así fue pasando la lista. A Sirius Black, después de 5 minutos, le pusieron en Gryffindor cosa que alegró a James, pero que aterró a muchas personas, sobre todo de Slytherin. La primera Ravenclaw fue Leah Dott. Después de un rato más de espera, llegaron a la L . Éste, fue nervioso a donde el sombrero se encontraba y después de una reflexión, fue sorteado en Gryffindor. Cuando llegó la P, al turno de Peter, fue también sorteado en esta casa, al igual que lo hizo James. Casi batió el record de más rápido ponerse en una casa. No se hubo ni sentado y ya le habían dicho que se pusiese en Gryffindor. Después, fue el turno de Martha. Mientras que James y Sirius se jugaban el dinero en esa estúpida apuesta, la pequeña se sentó y le fue puesto el sombrero en la cabeza esperando su veredicto.

 

"Vaya, vaya pero ¿Qué tenemos aquí? Una niña, que estuvo a punto de ser una squib y que se libró por los pelos. ... Interesante. Tienes la valentía de un Gryffindor si señor, pero es opacada por tu generosidad digna de Hufflepuff. También eres astuta si, si muy astuta te organizaste un futuro de por si acaso no podías ser bruja. Pero, sobre todo resalta tu inteligencia. Debes de ser Una Ravenclaw."

 

Martha humildemente se dirigió hacia su nueva casa mientras que daba una mirada de pena a Frank y a James que la miraban aprensivos y traicionados respectivamente. Cuando el director, Albus Dumbledore, terminó su discurso, un gran banquete dio paso en las mesas. Martha comió rápido y fue a ver a su hermano que se encontraba diagonalmente a ella.

 

"Hola, es una pena que nos hayan puesto en diferentes casas ¿No?. Bueno al final Sirius tenía razón. Fui sorteada en Ravenclaw. Al parecer la sala común es una torre en donde admirar las estrellas por la noche. ¿No suena fantástico? Estoy deseando que llegue mañana para contárselo a mamá y a papá." La felicidad desbordaba de sus ojos e hizo sentirse a James aún peor.

 

"Pensaba que querías ser sorteada conmigo, aquí en Gryffindor." Dijo con un tono de pena en la voz.

 

"Y me hubiese encantado idiota, pero resulta que me pusieron en Ravenclaw, además si eso es lo que pasa, una semana yo iré contigo a la torre de Gryffindor y la siguiente vendrás conmigo a la torre de Ravenclaw." Eso pareció alumbrar los ojos del pequeño de once años, pero no lo suficiente.

 

"Bueno, ya veremos. Ahora será mejor que te vayas, si no te quieres meter en un lío por estar en otra casa diferente a la tuya." Respondió dándole énfasis a diferente y que te vayas .

 

Cuando llegaron a la torre de Ravenclaw liderados por el prefecto, y se disponían a irse a sus respectivas habitaciones, les dijo a las niñas que se quedasen.

 

"Hubo una niña que tuvo que quedarse en una habitación sola, pues no quedaban suficientes camas en las compartidas. Lo siento pero señorita... ¿Potter?." Preguntó mirando a las niñas para poder dirigirse directamente a ella. "Usted ha sido la elegida si me es tan amable de acompañarme..." Cuando dijo eso le dieron ganas de llorar. Primero su hermano la consideraba traidora otra vez, y ahora iba dormir ¿Marginada?

 

La habitación era cutre. Era pequeña y de una madera mal cuidada. Tenía un mueble al lado de la cama con su horario. También un pequeño armario que daba la impresión de haber sido utilizado por última vez en 1906. En el suelo, había una pequeña alfombra redonda azul y gris a juego con las sábanas y las cortinas. Y la pared, era mitad madera, mitad pintura azul pastel. Cuando el prefecto y ella vieron el cuarto él le dirigió una mirada de pena y con una disculpa salió de allí. Lo único que tenía de salvable el cuarto eran sus vistas.

 

Después de organizar un poco su nuevo cuarto se dispuso a dormir. Iban a ser 7 años muy largos.

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