
En Sueños
La Chica del Cabello Pelirrojo
Capitulo 1: En Sueños
Sentía el viento cálido acariciar su rostro y azotar su cabello, en la lejanía el horizonte se fundía con una luz amarillenta y mortecina que bañaba las colinas del tono nacarado propio de los atardeceres. Todo estaba en una paz absoluta solo interrumpida la risa cantarina de una chica, aunque a su alrededor no hubiera nada más que el árbol bajo el cual estaba parado y la yerba fresca que acariciaba sus pies descalzos.
El paisaje se le hacía conocido y la risa familiar, suave y divertida
- ¡Ven a buscarme Harry! – aquella voz le erizó el vello de la nuca con un placentero escalofrío, entonces vio la figura a lo lejos, casi un espejismo difuminado por los muertos rayos solares.
Corrió a su encuemtro, pero por mucho que se esforzara no podia alcanzarla. Escuchó su risa y vio el baile del cabello pelirrojo sobre la espalda de la chica.
Abrió los ojos pesadamente pestañeando varias veces cuando la luz del sol dio en su retina, trato de enfocar el techo de su habitación, pero seguía siendo una mancha borrosa y blanca, se incorporó lentamente pasándose las manos por el rostro somnoliento, estiró el brazo y tomó las gafas que estaban sobre la mesita de noche y todo tomó forma repentinamente. A través del cristal de la ventana vio un cielo oscuro y nublado de una mañana del recién llegado invierno y a pesar de la calefacción del apartamento pudo sentir el frio provocado por la tormenta de nieve que había caído durante toda la noche. En momentos así agradecía la aparición con todo y lo desagradable que era.
Miró el reloj que colgaba de la pared, 8:40 de la mañana en domingo, con una resaca horrible que le causaba una flojera increíble, pero tenía que levantarse, bañarse, desayunar, vestirse e ir al almuerzo familiar o la señora Weasley lo mataría. La próxima vez mandaría a buscar snorcaks de cuernos arrugados a Luna y sus bebidas raras que de alguna manera terminaban siendo alcohol. Se levantó esquivando la ropa sucia, platos sin lavar y periódicos sin leer que invadían el piso del apartamento que ocupaba desde hacía tres años e ignorando la luz roja que prendía y apagaba en su contestador fue directo a la nevera a por una aspirina y un vaso de agua que se bebió en dos tragos.
Caminó de nuevo a su habitación, entró al baño tomando una ducha larga y reparadora que lo ayudara a terminar de despertar, secó su cabello mirándose al espejo. Tenía el aspecto de alguien a quien le habían dado una paliza y así se sintió lo cual era extraño porque a él no le pegaba tanto la bebida. El cabello azabache más desordenado de lo normal, increíblemente pálido y dos oscuras ojeras bajo sus ojos verdes. La pesadez y el cansancio aun estaban alli como si no hubiera dormido en toda la noche.
Se vistió con unos jeans desgastados, una camiseta azul, un grueso abrigo negro, botas y pasamontañas que ocultan su cabello y orejas. Metió la varita en su bolsillo derecho buscando su teléfono celular, pero no lo encontró, barrio con la mirada la habitación pero no tuvo éxito, chasqueo la lengua y con un movimiento de varita desapareció. Se materializó en el patio trasero de la madriguera que estaba cubierto por una gruesa manta de nieve blanca, ni siquiera los gnomos se atreverian a salir. Abrió la puerta y sonrió al escuchar la voz de la señora Weasley cantando sus extravagantes canciones navideñas en la cocina y ver a Fleur sonriendo y mirando como Victorie caminaba torpemente hacia él
- ¡Hola Harry! – saludo la rubia al mirarle
- ¿Cómo estas Fleur? – preguntó mientras tomaba en brazos a la niña que rió, el pelinegro la miró sin entender porque la risa le ocasionaba un recuerdo que no terminaba de llegar a su cabeza
- ¿Qué sucede?
- Solo… no lo sé – murmuró entregándole la pequeña rubia a su madre que lo miraba intrigada - ¿Y los demás?
- George, Angelina, Ron y Hermione están arriba y Bill, Charley y Arthur fueron al pueblo por madera
- ¿Ginny no ha llegado? – inquirió
- ¡Oh, ¡Harry! – exclamo la señora Weasley saliendo de la cocina cortando la respuesta de Fleur – menos mal has llegado, Percy me envió una carta diciendo que Audrey no va a poder venir hoy, va a trabajar ¡En domingo!
- ¿Y eso por qué? – preguntó mientras era arrastrado por Molly hasta la cocina y le servía una taza de chocolate caliente
- Ya sabes que ella trabaja en el ministerio muggle y pues un cacharro de esos que vuelan se estrelló o algo así y pues los muggles están conmocionados, ya sabes, falta tan poco para navidad
- Sucede relativamente poco, por eso es tan grave cuando pasa – explicó Harry al ver la cara de horror de Fleur – seguro fue por la tormenta de nieve
- Si bueno… Percy llega en un rato y el nos dirá
- ¡Eh, si ya llegaste! – exclamó Ron entrando a la cocina junto a Hermione que lo saludó con una sonrisa
- ¿Por qué no colocan la mesa? – dijo Molly mirándolos – cuando lleguen los demás almorzaremos
- ¿Qué le pasa a tu madre? – preguntó Harry cuando ya estaban solos en el comedor – no ha criticado lo delgado que estoy
- Además de lo pálido y ojeroso – reprochó Hermione
- A lo mejor me voy a resfriar – dijo el moreno restándole importancia y miró a Ron
- Está preocupada por Ginny – explicó el pelirrojo – faltan dos días para navidad y no hemos tenido noticias de ella, desde que juega en la selección nacional la vemos muy poco, ya sabes, pero escribía casi todos los días y hoy hace semana y media que no lo hace
- Lo último que supimos de ella es que iba a Paris por un juego – agregó Hermione, en ese momento se abrió la puerta y Bill, Charley, Percy y el señor Weasley entraron sacudiéndose la nieve.
La risa cantarina de Victorie y el tintinear de los cubiertos era lo único que se escuchaba en el comedor, las luces estaban encendidas y el fuego de la chimenea crepitaba calentando la casa. El cielo se había oscurecido nuevamente amenazando con una nueva tormenta
- ¿Y Audrey? – rompió el silencio George, Percy miró a su madre que negó con un movimiento de cabeza
- Trabajando
-¿Y eso por qué? – pregunto Bill limpiando los restos de comida del rostro de su hija
Un avión que venía de Francia se estrelló al amanecer por culpa de la tormenta
- ¡Oh, Merlín! – murmuró Angelina – se supone que no salió con tormenta
- No había iniciado cuando salió, me imagino, además a todos nos ha sorprendido que haya nevado tan pronto
- ¿Fue grave? – preguntó Hermione
- Cayo en las montañas, al parecer ya hay varios muertos y…
- ¿Cómo va el trabajo con los aurores? – pregunto el señor Weasley mirando por el rabillo del ojo a su mujer y luego clavando sus ojos azules en Harry y Ron
- Aumm… Muy bien – murmuró este último – mucho papeleo
- Lo cual alegra a Neville – añadió Harry al sentir el codo de Angelina en su costado
- ¿Y a ustedes aburren, no? – pregunto Charley divertido
- Mortalmente – Hermione se pellizco el puente de la nariz al escuchar a su novio ocasionando la risa de todos aunque Molly Weasley ni siquiera se dio por enterada.
"…La risa jovial y cantarina hacía eco en el campo de quidditch, hacía un frio que calaba hasta los huesos y estaba oscuro, pero aun así podía ver las gradas y los postes de gol. Las leves carcajadas le ocasionaban un insoportable nudo en el pecho que lo hacia sentir cada vez mas cansado. Las luces se encendieron repentinamente cegándolo por un instante pero cuando logro enfocar la mirada la vio a contraluz, la figura difuminada por la incandescencia de las lámparas, no pudo distinguir su rostro, pero si su cabello pelirrojo ondeando como el fuego.
- ¡Búscame Harry! – su voz igual de divertida que su risa lo embargo de una sensación de calidez - ¿Qué esperas?
Se incorporo algo aturdido, miro a los lados notando que aun se encontraba en la sala de la madriguera ¿En qué momentos se había quedado dormido? Todo estaba oscuro, miro el reloj, 11:15 de la noche, se colocó en pie y palpo el bolsillo donde tenía su varita. Sería mejor que fuera a su casa.
Apareció en la sala de su apartamento sosteniéndose del mueble para sofocar la náusea que le provocó la aparición. Caminó hasta la cocina sintiéndose cada vez más débil y cansado, se preparó un café y miró la luz que parpadeaba en su contestador
- ¡Hola Harry! ¿Cómo estás? – dió un respingo al escuchar la voz – soy Ginny, te llamo para saber si mañana temprano vas a estar en tu casa y llegar allí, mi vuelo llega a Londres a primera hora y pues no se me ocurrió otra persona a quien recurrir, les quiero dar la sorpresa a mis padres así que Hermione no es una opción porque vive con Ron, y Neville y Luna son tan despistados que a lo mejor se les va la lengua, así que eres el único que puedo usar - la risa cantarina de la pelirroja invadió el contestador - ¡oh ,dije vuelo! Usaré ese cacharro muggle para que nadie le diga a papá en el ministerio, llego mañana temprano ¿Eh? ¿Me puedes devolver la llamada? Nos vemos Harry, te quiero
Cerró los ojos fuertemente mientras negaba una y otra vez con la cabeza sin poder creer su suerte, Ginny no podía venir en ese vuelo y sin embargo algo le decía que ese era el vuelo de la pelirroja.