
Poción Sleekeazy
7: Poción Sleekeazy
Fue estúpido. Un sentido de responsabilidad lo obliga a dar pasos. Las celdas son frías, húmedas y el cielo nublado ocasiona vértigo y ansiedad. Azkaban fue despojada de dementores, sin embargo, los guardias se aseguraron de recordarles la escoria que fueron.
Lo es.
No habrá perdón.
No lo ha visto desde los juicios, ahora que ha cumplido su condena, debe despedirse de su padre, él estará encerrado aquí para siempre.
—¡Volverá! —Hay desesperación en la voz de Lucius Malfoy. Draco se detiene en la esquina—. ¡Ya lo hizo! ¡Los impuros deben ser exterminados! ¡Los traidores merecen captura! ¡Todos ustedes!
—Señor Malfoy, por favor. Su familia ha pagado el precio de sus errores. ¡Ya basta de este odio sin sentido!
Su respiración se acelera.
—Aberraciones de la magia.
El rostro filoso de su padre navegó a su memoria. Repulsión, desprecio. En su niñez solía ser la expresión frecuente al darle la bienvenida.
—No puedo ayudarle así —susurró Harry Potter, su voz distanciándose.
—¡Saldré de aquí! ¡Lo verás! ¡Tú en especial, sucio mestizo!
—¡Lucius Malfoy!
El gélido ambiente se volvió silente. ¿Qué está pasando? ¿Por qué se han callado?
—Mi señor... —las energías de Lucius menguaron.
—Lo lamento, señor Malfoy. Hermione tenía razón. Es una amenaza para la sociedad —Potter se gira y lo ve— ¡Draco! —la voz de Potter sonó agitada.
Se observan. Potter ha crecido, nacía una ridícula barba de chivo en su mentón. Se veía saludable y bronceado. Por el contrario, él se veía acabado.
—Cariño, aquí estás. Creí que habías dejado de escabullirte en sexto año, ¡Potter!
—Zabini.
Incómodo.
Podría ver a su padre después.
—Vámonos.
Un años más tarde, entre vicios y borracheras, regresó a Inglaterra. Y Lucius Malfoy murió.
Muerto, muerto, muerto. Muerto.
Despertó en un hospital privado de la Inglaterra muggle.
—Escúchame, Draco Lucius Malfoy Black, es la última vez que te permito estar fuera de mi alcance. Jamás te dejare fuera de mi vista, ¡Basta de sandeces! ¡¿Ibas a dejarme sola?!
—Mamá, yo...
—¡No! Tú no estás solo, no aún. Nos protegemos. ¡Eso hace la familia! ¡Nos protegemos! —explotó iracunda—, ¡no nos rendimos!
Los Black tienen el cabello ondulado y salvaje, reflejando su alma indómita. Su madre utilizó las más exquisitas pociones para controlar su cabellera, convirtiéndola en un calmado río eterno.
El cabello lacio y recogido significaba estatus y respeto. En medio de un hospital muggle, se veía suave y cansada con su melena suelta y esponjosa por el frizz. Los Malfoy no significan nada.
—¿Qué sucede con el Wizengamot? La cantidad de miembros pro-muggle aumenta significativamente cada año. Nuestras tradiciones perecen —Trovan Yaxley escupió con sutileza, parado con su elegante bastón—, debemos tomar medidas, tiempos terribles se acercan.
Draco miró a su abuela charlando con Walburga en la otra esquina del salón. Mantuvo sus labios ocupados con el vino. Sonriendo en reconocimiento a los antiguos miembros del Wizengamot, los sagrados y comerciantes en ciernes.
—O podríamos integrarlos. Compartir las tradiciones y convertirnos en una sociedad mucho más fuerte.
Una cabellera obscura como el ébano. Rebelde y crespa. Un par de canas se asomaban en las sienes. Los lentes eran ovalados en lugar de redondos y había una sonrisa descarada en sus labios.
—No me miren como si hubiera dicho una ilusión. Es una realidad que la cantidad de niños mágicos provenientes de la cultura muggle va en aumento.
Los Potter nunca siguieron las normas de la alta sociedad. Dijeron lo que pensaron, metiéndolos en un millón de problemas. Eso le encantó. Draco rio.
—En efecto, lord Malfoy. Es gracioso lo dicho por el lord Potter.
—¿Qué parte? ¿La de integrarlos o ser una sociedad fuerte? A mí me sonó progresista —Emma Longbottom sonrió tras su abanico— y queramos o no, aportan a nuestra economía actual. Lo sensato es tenerlos de nuestro lado.
—¡Ajá! —dijo Fleomont Potter, ignorando que lo habían tratado como un payaso.
Draco admiró la mandíbula que heredaría Harry. Fleomont Potter lo miró aturdido.
—Siguiendo el razonamiento de Lady Longbottom, quisiera mostrar un poco de mi reciente invento.
—Eso explica su asistencia a la mansión Black, lord Potter —Selwyn se rio descaradamente—, ¿no prefiere estar con su amigo Dumbledore?
—¡Le dije que hiciera una velada la misma fecha que lo hicieran nuestros anfitriones! —suspiró infeliz— sería descortés de su parte.
Al ser lords de renombre, existía un acuerdo tácito de tolerar los insultos insulsos dentro de los miembros pura sangre. La débil telaraña se rompería con el ascenso de Voldemort.
—Me encantaría domar estos rulos, ¿es cierto que su invento lo logra, lord Potter? —Magnus Lupin preguntó con genuino interés.
Draco miró sus manos, el anillo de la familia descansaba en su dedo meñique.
—Estaría encantado de invertir en su nuevo invento, lord Potter —soltó irreflexivo, sus ojos chocaron con los color borgoña de Fleamont.
—Me gustaría decir lo mismo.