
Estamos al revés
Capítulo 5: Estamos al revés.
03 de junio de 1954.
—El Profeta sustituirá a El Búho, interesante —dice Draco mientras dobla el periódico de 1954.
Ambos sentados en una pastelería que probablemente fue destruida durante el ascenso de lord Voldemort, un hechizo desilusionador y muffliato fue levantado para evitar molestias. El señor Remus Lupin miró sus zapatos, el tamborilero de sus manos contra sus rodillas exponían su nerviosismo.
—¿No me miras? Es obvio que me conoces para bien —cuestionó Draco, transfiguró un reloj de bolsillo en un espejo.
Remus Lupin peleó de lado de Harry Potter. Un héroe de guerra caído, lo más cercano a un padre que tuvo su Harry. Remus Lupin debería tenerle miedo a él. Sin embargo, desde su llegada a 1954, Lupin lo ayudó a orientarse, traía consigo un periódico reciente y mostraba llevar tiempo en la Inglaterra del 54 por la forma en que se desenvolvía al saludar a los peatones.
—Reconozco este rostro —confesó con un dejo de extrañeza.
—Es raro —Remus sonrió—, tus tatuajes no están. Te ves muy pulido.
—¿Alguna vez he dejado de serlo? —Su sentido de la moda es exquisito y elegante.
Draco podía sentir la fina tela de su túnica obscura, pasado de moda aunque finísima. Remus también usaba una túnica acorde a la época, no de la misma calidad.
—Bueno... Dijiste que es una etapa —Remus frunció el cejo, recordando— aún considero que esos collares gigante de saturno son estorbosos.
Draco soltó un suspiro sorpresa.
—¿Vivianne Westwood?
Cuánto pesar sufrió el Draco de quince años cuando se enteró que Vivianne Westwood era una traidora a la sangre fanática de la cultura muggle. Lucius jamás lo aprobaría. Cumplió treinta y seis cuando compró su primer collar de perlas. No es el momento ideal de emocionarse por una de sus diseñadoras favoritas, debe concentrarse.
—Mírate —sonrío Remus, como si hubiese encontrado algo perdido que quería mucho—, quiero apretarte en un abrazo.
—Creo que no hemos llegado a ese nivel de confianza. Menos con este cuerpo, es de mi abuelo —afirmó en un suspiro, fortaleció sus muros mentales—, ¿cómo es posible?
—La teoría de la señorita Lovegood explaya que el alma ha estado en la tierra siete veces. Sin considerar en la que fuimos animales. Su teoría sobre la reencarnación todavía está en las primeras etapas —Remus se levanta, sus rodillas crujen.
Oh, definitivamente no extrañará eso.
—Continuas investigando el motivo por el que tu consciencia viajó a tu vida pasada más cercana y si tiene relación con la llegada a 1993.
—¿Todavía? ¿Qué significa? ¿Yo fui mi abuelo? ¿Acaso soy la teoría del huevo?
Remus negó divertido.
—Lo mejor será que vayamos a la mansión Malfoy. Debes estar agotado. Sé que eres más feliz cuando tu estómago está lleno.
¿Comida? Lo que necesita son los brazos macizos de su esposo y su gran cama con dosel.
Después de gritar como un loco a un pobre elfo de la mansión para no levantar sospechas de la personalidad de Abraxas Malfoy, Draco subió las escaleras en dirección a la biblioteca. Su madre Narcisa había cambiado el tono de las paredes en colores brillantes y etéreos. En 1954, los pasillos y salones carecían de aquella belleza.
—¿Era necesario humillar al elfo doméstico? —Remus se sentó en uno de los sillones de la biblioteca.
—Abraxas Malfoy fue la representación perfecta de un purista de sangre racista —siguió mirando el reflejo de su espejo. Mamá tenía razón, parece más a su abuelo que a Lucius, hay mucha mierda psicológica que escarbar en este suceso—, lo correcto hubiese sido que le lanzara un cruciatus.
—Por Godric —dijo el hombre lobo.
Hubo otro silencio largo mientras Draco se miraba en el espejo. Su nariz griega sería sustituida por la refinada de los Black, los ojos cafés por grises. La mandíbula y su frente despejada se mantendría intacta.
—Es adictivo de ver —mencionó, idiotizado, buscando las diferencias y semejanzas—. Como esos videos que te salen a las tres de la mañana de mukbang o de slimes con nombres graciosos.
Remus sonrió.
—No entendí la mitad de lo que dijiste, no es novedad.
—Sin ofender, señor Lupin —Draco arrugó el entrecejo, seleccionando las palabras correctas—, ¿por qué usted? En la primer línea temporal si acaso tuvimos una conversación en clase. Sé que fue especial para Harry. Necesito contexto. He deducido que me conoce y que probablemente lo amenacé para que viajara hasta aquí.
—Oye, eres especial para mí. Draco, estamos al revés, te he conocido por tres años, eres una persona increíble y me has apoyado que te debo tanto, yo —Remus sonríe, le brillan los ojos—, me voy a casar con el amor de mi vida gracias a ti. Has pedido mi ayuda porque consideraste que era el único adulto con una pizca de madurez para prestarte el hombro. No tengo un discurso preparado pero, piénsalo, ¡es una nueva oportunidad para ti! ¡Puedes remediar tus errores del pasado! ¡Evitar el horror de la segunda guerra!
—Agradezco el esfuerzo que está haciendo. Empero, yo no quería cambiar mi pasado, yo...
—¡Apa, pa, pa! No me digas, no puedes. ¡Lo prometimos! Hasta que nuestras líneas estén en el mismo camino, me dirás lo que perdiste. Para entonces, dolerá menos.
—¿Menos?
—Me contaste que usabas los primeros meses la oclumancia para reprimir tus emociones y sentimientos. Te diría que no es lo correcto ya que puede ser contraproducente para tu psique —suspiró agotado—. Es inútil.
Un pequeño elfo joven, con ojos enormes de canica, funda blanca y limpia apareció. Dobby.
—Lady Malfoy solicita su presencia en el gran salón, mi señor.
—Iré cuando termine, lárgate.
Aterrado, Dobby desapareció.
—¿Quién?
—Mi abuela.
—Espera, si eres Abraxas Malfoy, significa que no es tu abuela, es tu esposa.
Draco aspiró horrorizado.