
Scorpius
Capítulo 3: Scorpius.
—El tiempo es complicado, un error puede afectar toda la línea temporal. Reconocido es el caso de 1902. La inefable Aurora Snow viajó un mes al año 1887 para su investigación sobre la arena de los giratiempos, de regreso a 1902, sus tres sobrinas dejaron de existir y su novio estaba comprometido con otro hombre. Intentó regresar a su "verdadera época" —dijo Theodore Nott, enfatizando las comillas—. Lamentablemente no existía tal verdadera época dado que ya se ubicaba en ella. Al cambiar acciones pequeñas en el pasado, su presente cambió de forma irrevocable.
—Efecto mariposa —Draco señaló tajante, un lector de la narrativa ajena.
—Sí —confesó Nott—. Los giratiempos son artefactos volátiles. Un misterio vivo de la magia, materia poco estudiada —Theo le sonrió—, así que por favor destrúyelo, ni siquiera recordaba que lo tenía. Mi padre lo mantenía oculto inclusive de sí mismo. Llama a tu noviecito, a Potah, que lo queme. Qué sé yo.
—¿Quemarlo? Es el único giratiempo después de los hechos de 1995 —Draco le golpeó el brazo, cerrando la caja con el giratiempo del difunto Lord Nott—. Debió ser tentador.
—Desde que lo encontré, sobrepienso —Theo se levantó de su sillón, el saco a la medida se ajustó cuando flexionó sus hombros, suspiró—, puedo ir a ver a mi madre, decirle que es un error casarse con mi padre, le diría que huya, huya muy lejos.
—Por Merlín, Theo, no digas tonterías. No puedo imaginar mejor infancia que la que tuve contigo.
La sonrisa seductora de Theo se asomó por sus labios durazno.
—Nunca lo sabrías. No habría dolor ni remordimientos. No seamos hipócritas, Draco. Tú y yo sabemos las acciones horribles que hicimos en el pasado, los juicios apenas tocaron el iceberg de la masacre y el dolor...
—¿Por qué estamos discutiendo esto? —Draco se alejó de repente.
—¿Dices que te mostré un giratiempo útil y real aquí en mi casa y no pensaste en cambiar las acciones de tu yo de dieciséis años?
Tragó saliva.
—Sabes qué, ni tú ni yo tocaremos ese giratiempo, llamaré ahora mismo a Potah —suspiró resignado el nuevo Lord Nott.
Comenzó a ver borroso, sentía un incendio forestal en su caja torácica. Gotas mancharon la alfombra antigua de los Black.
Oh Aurora Snow, «¿y qué hago ahora?» Incluso si se consigue un giratiempo, no será igual, está poseyendo su cuerpo infantil de trece años en lugar de su yo de cuarenta y cinco.
Se trataba de una imagen aterradora. Un jovencito de trece años apretando su plano estómago en una sombría estancia inglesa.
—Mi bebé, perdí a mi bebé —sollozó.
Sus planes hechos pedazos, sus aspiraciones y deseos. No hay migajas por recoger.
—¡Oh joven maestro, quizá sea lo mejor! Un heredero Black debe nacer en un buen matrimonio —el viejo elfo doméstico se inventó una historia con las palabras despechadas de Draco.
Draco sorbió sus mocos. Enfrió su cabeza. Levantó sus muros mentales hasta que la pena se sintió como la herida de un corte de papel. Molesta, sin embargo, ignorable. Tendría tiempo para llorar después
—Kreacher, lamento molestarte a tales horas.
—Es un honor para mí servirle —las orejas del elfo tocaron el suelo en reverencia.
Los elegantes dedos de Draco rodearon la pequeña y frágil criatura. El elfo doméstico quedó estático ante repentino abrazo.
—Debió ser duro estar solo durante años.
—Un elfo Black permanecerá fiel hasta el final de sus días.
Recordó una habitación bañada por el brillante sol de medio día y cómo Kreacher era el más emocionado por la llegada de su bebé.
—Voy a necesitar todo tu apoyo, Kreacher. Iniciemos con lo sencillo, necesito un periódico del profeta con la fecha del día de hoy.