Judas

Harry Potter - J. K. Rowling
F/M
G
Judas
All Chapters Forward

Mastermind (parte 1)

Eran pasadas las once de la mañana del día domingo 18 de septiembre. El segundo grupo a Hogsmeade acababa de salir de Hogwarts junto a la profesora Sprout.

Priscila, sentada en uno de los bancos de piedra, mantenía su ceño fruncido y los brazos cruzados. No había señales de James o de Remus… ni hablar de Sirius. Sabrina de sentó a su lado y bufó.

— No digas…

— ¿Qué? ¿Qué se los dije? —gruñó— Nunca fueron puntuales en sus vidas, ¿por qué lo cambiarían hoy?

— Porque él me invitó a una cita —respondió Ámbar caminando de un lado a otro, impaciente—. Pero resultó ser como el resto.

Priscila le diría te lo dije. Pero, en realidad, no se lo dijo. Lo pensó e intentó evitarlo.

— Es obvio que quiere llamar mi atención de esta manera. Quiere hacerse el interesante.

Era peor de lo que pensaba. Hizo una mueca, que Ámbar no notó, pero sí Sabrina. Le contestó con otra, que quería decir algo como ‘‘no seas mala’’, intentando no sonreír. 

— ¡Tengo hambre! —se quejó, fregándose la cara.

— Te dije que desayunes.

— Ti diji qui disiyinis —repitió con burla, virando los ojos— ¡Ámbar, cuando llegue McGonagall nos vamos!

— Estoy con Pri. Encuéntrate con él en la casa de té.

— ¿Quién te gusta más? —preguntó sentándose entre Sabrina y Priscila, sin mirar a ninguna, pero dirigiéndose a la segunda— ¿Remus o Peter?

— Ninguno.

— ¡Elige a uno!

— ¿Remus? ¿Por qué?

— Porque…

— Quiere organizar una cita triple —intervino Sabrina, virando los ojos, pero se notaba que la idea no le asqueaba en lo absoluto—. Ella y Sirius, James y yo… tú y…

— Olvídate. No pasará —dijo con tenacidad, levándose.

Miró al cielo; el día estaba nublado, pero ya no llovía. No hacía frío, pero tampoco calor. Un clima tibio, con matices. El tipo de clima que a Priscila no le gustaba.

Entre un grupo que seguía a la profesora Minerva McGonagall, Priscila, vio a Zaira Greengrass. Levantó la mano y la sacudió, sonriente. Dejando atrás -e ignorando- a Ámbar que no había desistido de su idea. Quizás aguantaría el show de James y sus amigos durante toda la tarde si Zaira los acompañaba. Sin preguntar opiniones, la invitó.

— Síganme.

— Profesora, ¿no podríamos esperar cinco minutos más? —preguntó Ámbar, rogando— Estoy esperando a alguien.

— Solo cinco minutos, Davies.

— ¡Gracias!

Pero pasaron diez y no obtuvo señal alguna de Sirius Black. Tuvo que rendirse o la dejarían atrás. Se encontrarían allí. No la dejaría plantada. Sirius Black era todo un caballero, un hombre de honor, de palabra, decía a sus amigas. Ninguna le prestaba atención realmente. Incluso Sabrina ya comenzaba a fastidiarse al escuchar el nombre Sirius Black o referencia alguna sobre él.

 

:・゚ ✧ :・. ☽ ˚。・゚ ✧: ・. :

 

James, Remus, Peter y Sirius llegaron a las tres escobas pasadas las dos de la tarde. Los tres primeros se sumaron a la mesa de Priscila, Sabrina y Zaira mientras Sirius y Ámbar se fueron a tener su cita a algún otro sitio. Probablemente, la casa de té de madame Pudipié.

James Potter no perdía el tiempo en mirar con demasiado desagrado a la nueva amiga de su hermana. No podía creer cómo le caía bien esa serpiente. Quien tampoco era que se intimidaba con él. Zaira le sostenía la mirada sin acobardarse.

— Aquí tienen. 4 jarras de cervezas de mantequilla y dos vasos largos de hidromiel, ¿para quién es la que tiene esencia de canela y chocolate en vez de esencia de frutas? —sirvió la señora Rosmerta. Priscila levantó la mano como respuesta a su pregunta.

— Gracias —dijeron todos casi al unísono.

Escuchaba muy atenta la conversación de Peter y Remus sobre la producción de las moscas con café con leche hasta que James le llamó la atención.

— ¿Y cuánto falta para que dejes de trabajar junto a esos dos tarados? —lamió la cuchara llena del chocolate derretido de su croissant esperando la respuesta.

— Bueno… Slughorn dijo que sería durante las primeras dos semanas de clases, pero…

— Ya pasaron.

— Sí, ya sé que ya pasaron más de dos semanas. Van tres. Pero…

— Tienes que quejarte con él. O Dumbledore. ¿Quieres que vaya?

— James. No. Él dijo algo cuando…

— ¿El hermano de Sirius o Snivellus?

— Slughorn. Él dijo que nuestra nota FINAL depende del otro. Así que no creo que sean dos semanas. Quizás quiso decir dos semestres.

— Me sorprende que con tu bocota no le hayas reclamado.

— Tal vez le gusta trabajar con ellos —Peter intentó burlarse, pero James le había lanzado una maldición imperdonable solo con su mirada. No le gustó para nada aquel chiste.

— Ni siquiera lo digas —lo amenazó con la cuchara.

Priscila suspiró, jugueteando con su vaso medio lleno.

— Sí que es un dolor de cabeza. No me gusta trabajar con él. Pero, aunque le reprochara que nos engañara, aún tengo que dar tutorías con Regulus Black e incluso a veces compartimos rondas de prefectos. Intento verle el lado positivo. El año que viene no será así y seré ayudante de pociones, tendré distinciones, puntos extra. Estoy bien con eso. Además, me ignora más de lo que insulta. Así que puedo aguantarlo un par de meses más.

— Si tú lo dices… ¿y en qué parte entra Snivellus?

— Es nuestra niñera —respondió sin gracia, virando los ojos—. Es inservible. Porque él y… bueno, no. No es inservible. No es pociones, a lo que me refiero… es que… En realidad, es admirable lo bueno que es para las pociones. Pero —dejó de hablar cuando escuchó las falsas arcadas de James. Volvió a virar los ojos— Estamos comiendo. ¿Tienes que ser tan asqueroso?

James le hizo burlas y giró hacia Sabrina para hablar de Quidditch y comentarle que la destrozaría en el primer partido. Priscila lo observó tensa por un momento, odiaba cuando James hacía cosas como esas.  Agarró el vaso de hidromiel y bebió todo el contenido que le quedaba, metiendo su dedo hasta el fondo para rasgar el sirope de chocolate.

— Zaira, tengo que ir a Zonko. ¿Me acompañas? —le preguntó.

James la miró de lado, fingiendo desinterés, asegurándose de haber escuchado bien. ¿Priscila y Zonko? Eso sí que era raro.

Dejaron todas sus cosas y se fueron, unos metros después, Sabrina las alcanzó. 

 

:・゚ ✧ :・. ☽ ˚。・゚ ✧: ・. :

 

Era hora de volver. Ámbar ya estaba de regreso junto a Priscila, Sabrina y Zaira. Volvían a Hogwarts. Solas. Ámbar las miraba con una sonrisa ancha, totalmente alterada, pero no decía nada. Ni una sola palabra de su cita con Sirius.

— Sirius y yo lo hicimos —explotó.

— ¿Lo hicieron? ¿Qué hicieron? —verificó Sabrina con una ceja en alto.

— Lo hicimos lo hicimos. En la Cabeza del Puerco. Pagó una habitación.

Ella se veía muy contenta, pero sus amigas estaban espantadas. Incluso Zaira.

— ¿No te parece se fue algo muy premeditado?  

— ¿En la cabeza del puerco? Ese lugar es hediondo, literalmente una pocilga —dijo Priscila con las cejas arrugadas.

— ¿Por qué no se emocionan por mí?

— Porque es espantoso. Ni siquiera lo conoces tanto.

— ¡Sí lo hago! Lo conozco desde que entramos a Hogwarts. Lo amo desde que entramos a Hogwarts.

— Wow.

— Lo que Priscila intenta decir… —intervino Sabrina— es que nos alegramos por ti. Seguro que sí. Pero… nos sorprende. Solo eso. Sí estamos contentas por ti.

Sabrina la agarró del brazo y comenzó a preguntarle todo. Cómo la había pasado. Cómo la hizo sentir. Todo. Priscila seguía sin creerlo.

— Sabemos que las Gryffindor no mentían, ¿verdad? —susurró Zaira— Digo que a ‘‘lo amo desde que entramos a Hogwarts’’ podría rompérsele el corazón.

— No lo ama. No puede amarlo.

— ¿Y qué compraste en Zonko?

— Eh… algo. Algo para James. Me tiene cansada, me vengaré de él —mintió. Aún no confiaba lo suficiente en ella como para contarle sus planes de venganza y chantaje contra Regulus Black. 

— Okey…

Forward
Sign in to leave a review.