Como sobrevivir a un cortejo mágico (y adoptar decenas de animales fantásticos en el proceso)

Harry Potter - J. K. Rowling Fantastic Beasts and Where to Find Them (Movies)
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Como sobrevivir a un cortejo mágico (y adoptar decenas de animales fantásticos en el proceso)
Summary
Luego de ser rescatado de las garras de Grindelwald, Percival Graves está decidido a retornar a su vida lo más pronto posible.Claro que dicha vida ya no es la misma, gracias a la intervención de un extraño magizoólogo y su maleta llena de criaturas mágicas.
Note
La trama principal de este fic es de silverynight, puesto que es mi idea del POV de Percival de su fic "How to get along with your boss (and accidentally seduce him in the process)", el cual tiene a Newt como principal narrador y al que recomiendo que lean muchísimo.Aquí para quien no lo ha hecho: https://archiveofourown.org/works/11423601/chapters/25594209Así que los créditos a silverynight como corresponde y, al principio de cada capítulo, tendrán el link a la obra original.Fuera de ello, quiero señalarles que soy humana, así que, de antemano les pido paciencia y perdón si cometo errores. Y, como siempre, la obra base no es propiedad de nosotros los fans, es de sus respectivos creadores, esto lo escribo para entrenerme, entretener a otros y al hacerlo no se ha producido ningún tipo de ganancia.Espero que lo disfruten y, nuevamente, muchas gracias a silverynight por dejarme escribir a Percival ^^
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Alguien como él no estaba destinado a los finales felices

Percival se sujetó el rostro con ambas manos, mientras a su alrededor, en el bar No-Maj en el que se había escondido el ruido escondía sus gruñidos de vergüenza.

Debería haberlo sabido.

Debería haberlo pensado.

Un viejo cascarrabias como él no estaba destinado a tener un final feliz.

O sea, ¿cómo podía ocurrírsele que alguien como Newt Scamander podía sentir algo por… por Graves?

El mago liberó sus manos y pasó una de ellas por su cabello, mientras con la otra se sirvió un nuevo trago, que bajó de una sola vez, sintiendo como el licor le quemaba la garganta.

_Wow – le dijo una voz – Si sigues tomando así, amigo, no vas a durar mucho sobrio.

El Director de Seguridad Mágica de MACUSA levantó su rostro con el sólo objetivo de decirle al tipo que le hablaba que se fuera al demonio y lo dejará en paz, ya que, precisamente, lo que estaba buscando era hundirse lo suficiente en la bebida como para no recordar y sobrevivir a la humillación que estaba viviendo por su propia estupidez, cuando al ver a su interlocutor, reconoció su rostro.

_Queenie…

Murmuró el auror negando con la cabeza.

_El nombre es Jacob – le dijo el hombre sentándose al otro lado de la mesa – pero sí, me envió ella.

_Señor…

_Kowalsky.

_Kowalsky – expresó Graves al novio de su secretaria – No es que no… aprecie las intenciones de la Señorita Goldstein, pero este es un asunto priva…

_A Newt le gustas

Percival pestañeó asombrado, pero al momento sintió que el enojo se le esparcía por el cuerpo. Era cruel. Muy cruel. Decirle eso cuando estaba atravesan…

_No lo digo yo, lo dice Queenie

Le aclaró el No-M… Jacob y Graves suspiró negando con la cabeza.

_La señorita Goldstein tiene… las mejores intenciones, pero… creo que, en este caso, se equivoca y… solo está tratando de que no me sienta mal.

_¿En serio cree usted que Queenie haría algo como eso?

El Director bajó la mirada y tragó saliva mientras giraba el vaso con una de sus manos.

El tal Kowalsky no había estado en la redada. No tenía porque saberlo. Pero Tina Goldstein sí y, a través de ella, su hermana, seguro se había enterado.

Ambas eran buenas muchachas.

Buenas profesionales, también.

Pero le tenían aprecio y, por eso, no podían ser excelentes jueces de lo que había sucedido con Newt hacía tan solo unas horas.

 

 

El pedido de refuerzos había llegado al cuartel general de los aurores de MACUSA, cuando su equipo volvía de un procedimiento en otra parte de Nueva York.

Naturalmente, había criaturas mágicas involucradas para que Tina Goldstein y Newt Scamander estuviesen participando de una redada. Y Percival no estaba en desacuerdo con la decisión profesional que había tomado la mujer. “Criatura mágica peligrosa”, era la etiqueta perfecta para el británico, quien, realmente, podía conquistar el corazón de cualquiera de ellas, tanto como el suyo.

Más, para lo que no estaba preparado, era para recibir el patronus de la auror, diciendo con temor en la voz que no podía encontrar al magizoólogo, que estaban superados en número y que necesitaban urgentemente refuerzos.

No pasaron más que segundos, entonces, para que sus tropas y él, se apareciesen en el lugar.

_¡Con cuidado! – les ordeno a los aurores - ¡Este lugar va a caerse a pedazos en cualquier momento y aún tenemos que encontrar a Goldstein y Scamander!

Los demás miembros de MACUSA asintieron y se dividieron para cubrir todas las entradas. Momentos después, las luces de los hechizos y los gritos, indicaron que la batalla se había desatado dentro del edificio.

Un escalofrío corrió por el cuerpo de Percival al ir derribando magos, pero descubrir al mismo tiempo un reguero de sangre y de cuerpos que tenían pedazos arrancados. Definitivamente los tipos involucrados en esa operación se habían metido con una bestia a la que no podían controlar.

_¡Ese es el último, señor!

Exclamó su segundo al mando, arrojando a los pies del Director a un tipo con aspecto desagradable, mientras los aurores restringían su movimiento.

_¿Qué estaban haciendo? – le preguntó inclinándose y sujetando la cara del hombre con fuerza con una de sus manos – ¿A qué criatura estaban utilizando? ¿Dónde están los aurores que vinieron primero?

El prisionero sacudió su rostro liberándose y escupió a sus pies. Al girar la cabeza y ver Graves el cuello del otro negó con la cabeza.

_Acromántula – murmuró reconociendo la forma de la herida que tenía el delincuente - ¿Qué demonios les pasa con esos animales?

_Dinero – señaló Roberts mientras el Director se incorporaba – Eliminamos un vendedor de veneno y…

_Otro tenía que suplantarlo.

Completó el Jefe de los Aurores.

Oferta y demanda.

Básico y concreto.

Había un mercado para el veneno de acromántula, el cual había descubierto gracias a las anotaciones del libro de su pareja, que funcionaba como un intensificador de distintas pociones, además de una excelente arma para exterminar enemigos.

_Bien, procesen a quien esté vivo y tengan mucho cuidado – les explicó a Abernathy y Roberts – Si Scamander no tiene dominada a la criatura y esta está aún viva, es en extremo peligrosa. No busquen interactuar. Escapan e informan su ubicación.

_Entendido…

Comenzó a decir Abernathy cuando un grito los hizo girar el rostro.

_¡NEWT!

Goldstein.

Las piernas de Percival se movieron solas siguiendo rápidamente el sonido de la voz de la mujer.

El Director de Seguridad Mágica de MACUSA agitó sus manos y utilizó la misma magia sin varita que había impresionado al británico para dar impulso al salto que lo llevó por entre medio del hueco de las escaleras hasta el segundo piso, en el que se encontraba la auror.

Varios de los miembros de su personal se encontraban susurrando entre ellos en la puerta de una habitación y, al apartarlos, las rodillas de Graves temblaron.

El lugar era un escenario de carnicería.

Había no menos de cinco cadáveres humanos en distintos estados de desmembramiento, testimonio de que la enorme acromántula que se encontraba también muerta a un costado, había cobrado cara su vida.

Y sangre.

Sangre

Sangre por todos lados.

En las paredes, el piso, las ventanas, el techo y las manos de Tina Golstein, que sujetaban la cabeza de un inerte y también cubierto de sangre Newt Scamander.

_No, no, no, no

Medio gimió, medio gritó Percival corriendo al lado de la mujer quien le entregó el cuerpo de su amado, mientras ahogaba un sollozo.

No podía ser.

No.

Newt era el encantador de criaturas mágicas.

Ninguna criatura lo heriría.

Ninguna criatura le haría daño.

Todas ellas sabían que él era quien las protegía.

Los dedos temblorosos de Graves recorrieron el cuerpo del ensangrentado magizoólogo comprobando sus posibles heridas, mientras la amiga de este y auror suyo, seguía llamando al británico.

El americano tragó saliva aliviado al no encontrar ninguna rotura o mordedura y comprobar que el de los cabellos marrones respiraba.

_Goldstein – le dijo a la mujer que seguía muy afectada - ¡Tina!

La chica pestañeó recuperando su foco.

_Un sanador, Goldstein – ordenó Percival viendo como el británico empezaba a moverse volviendo de su inconsciencia – Necesitamos seguir el protocolo.

La auror tragó saliva, pero asintió y se levantó para llamar a un sanador de servicio al lugar.

Aun así, el Jefe de los aurores no pudo evitar que se le quebrase un poco la voz al mover suavemente al herido para terminar de despertarlo.

_Newt, por favor, despierta

_¿Percy?

Preguntó el magizoólogo y Percival tuvo que contener el sollozo de alivio que se le asomó a la garganta, mientras acomodaba mejor al muchacho trazando con sus dedos sus mejillas ensangrentadas.

_La próxima vez, sólo espérame, ¿sí?

Le pidió al británico y este sólo asintió con una expresión de incomodidad y cansancio que lo hizo volver a centrar sus sentidos en el bienestar del herido.

_¿Dónde te duele?

Cuestionó el Director, puesto que las acromántulas tenían fama de defenderse por todos los medios posibles y no podía estar seguro de que su enamorado no hubiese sido herido a través de la ropa.

_No… no estoy adolorido – explicó Newt negando con la cabeza – Creo que… fui aturdido con un hechizo.

Graves frunció los labios bajando la mirada para observar la ropa ensangrentada de su pareja. O sea, amaba a ese hombre. Y amaba su adoración por las criaturas mágicas. Pero tenía que dejar de esconder cuando algo salía mal con estas sólo para evitar que las castigarán.

_No es mía esa sangre – le explicó el británico al seguir su mirada - ¿Dónde está la acromántula?

El Jefe de los aurores cerró momentáneamente los ojos y negó con la cabeza.

Esto no iba a ser agradable.

Detestaba darle malas noticias respecto de las criaturas mágicas que resultaban parte de alguno de los operativos en los que tenían participación.

Al abrir de nuevo los ojos, la mirada del magizoólogo hizo que su corazón se encogiera. La tristeza en las orbes azules de Newt, transmitían un dolor y pena por la enorme araña que era duro de contemplar.

Sin embargo, antes de que pudiese inclinarse para consolarlo con un beso, el británico suspiró.

_Helen

_Hola, Newt – escuchó que respondía una voz tímida cerca – Uhh, ¿podrías pedirle al Señor Graves que se mueva un poquito así puedo revisarte?

_Ya la escuchaste, Percy

Le dijo entre risitas su pareja.

Entre risitas.

Y Graves no pudo menos que protestar, antes de dejarle espacio a la medibruja a la que él mismo había mandado a buscar, aun recuperándose del hecho de que su amado estuviese tirado en el suelo, cubierto de sangre, pero muy divertido a costa de la incomodidad de Percival.

Oh, como iba a vengarse de esa movida frente a todos sus aurores del británico.

_Señor

Escuchó que lo llamaban y llevó los dedos de una de sus manos al puente de su nariz, antes de contestar.

_Goldstein

_Lo necesitamos, señor. Tenemos varios edificios cercanos llenos de No-Maj. Testigos.

El Director bajó su mano y gruñó.

Naturalmente lo necesitaban.

Era quien dirigía el bendito operativo, pero…

_Ve – le dijo Newt sonriendo – Te necesitan. Yo no me muevo, lo prometo.

_No se preocupe – le aseguró la sanadora – Me encargaré de él, Señor Graves.

_Más le vale, Williams

Le advirtió el Jefe de los aurores antes de salir del cuarto para encontrarse con su equipo y comenzar el proceso de organización de todo el sector.

Los No-Maj, naturalmente advertidos de la lucha, habían llamado a la policía neoyorkina, por lo que junto con su segundo y tercero al mando, tuvo que intervenir haciéndose pasar por miembros del FBI, ya que era regla de MACUSA no desmemoriar agentes de la ley No-Maj, puesto que los encuentros con estos eran demasiado regulares y el Bureau, gracias a la intensa colaboración que tenían bajo la mesa con los magos, hacía la vista gorda al uso no legal de los aurores de sus identificaciones.

Los policías tardaron en ser convencidos, más, para cuando terminaron de charlar, se encontraron con que ninguno de los vecinos del lugar recordaba haber convocado a las autoridades, por lo que, a regañadientes, se habían marchado.

_Tenemos poco tiempo

Señaló, pese a esta partida, Abernathy.

_Coincido, hay que limpiar este sitio a fondo.

Afirmó el Director.

_Nosotros nos encargamos, señor – le dijo el auror – Vuelva con Newt.

_Ni una huella

Aclaró Graves a lo que sus aurores asintieron, mientras giraban los ojos.

El Jefe de los aurores de Estados Unidos se dio media vuelta y sonrió al subir las escaleras. Por supuesto que no tenía ninguna duda de que sus tropas iban a hacer las cosas bien, pero era parte de su posición el ser el cascarrabias que siempre resaltaba lo obvio.

_¿Cómo está?

Le preguntó a la sanadora, colocándose en cuclillas al lado de Newt, luego de entrar al cuarto.

_Bien. Va a estar mareado por culpa del hechizo por un par de minutos, nada más

Percival asintió aliviado y, mientras la sanadora se retiraba, se agachó para levantar en brazos a su pareja, quien, naturalmente, comenzó a quejarse.

_No, Percy. Puedo… ¡puedo caminar! Lo prometo. Puedo. No estoy tan mareado.

El Director suspiró y terminó bajando al testarudo británico en la puerta, porque, sinceramente, no deseaba provocar una escena.

Ya bastante iba a tener el cuerpo de aurores para hablar de su total y perdido enamoramiento por el de cabellos marrones y, por otro lado, necesitaba decirle algo a este precisamente.

_Tan testarudo – murmuró igual viendo a los ojos del medio enojado magizoólogo con ternura, para luego levantar el rostro y decirle a la amiga de este que los estaba esperando - ¿Nos puede dar unos minutos a solas, Goldstein?

_Por supuesto, señor

Contestó la chica y, apenas hubo desaparecido, Percival dejó caer su máscara de Jefe de personal, para permitir que la preocupación y terror que había sentido en esos momentos en que lo había creído herido de gravedad o muerto, se filtrará en sus palabras y expresiones.

_Por un segundo, creí que iba a perderte

Confesó, porque era exactamente eso lo que había sentido.

Que la vida de Newt se le escapaba de las manos y, aunque como Director de Seguridad Mágica, había vivido decenas de pérdidas de aurores y de víctimas, nada lo había podido preparar para el grado de desolación y sufrimiento que había atravesado, en esos compactos momentos, entre que había entrado al cuarto y descubierto su cuerpo ensangrentado hasta que el británico había vuelto a verlo a los ojos nuevamente.

_Pero no me perdis…

Mercy Lewis.

Ese chico era increíble.

No podía creer que podía consolarlo y disminuir la peligrosidad de la situación.

¿Es que acaso no entendía que Percival no necesitaba eso?

¿Qué inclusive estaba agradecido de quererlo hasta el punto de temer de esa manera perderlo?

El americano cerró la distancia entre ambos y se apoderó de los labios del británico en un impulso. Más, el placer que le recorrió el cuerpo al sentir finalmente esos labios en los suyos, se transformó en asombro y luego en temor al no recibir contestación alguna de parte de Newt.

Oh, no.

El chico le había dicho que no estaba listo antes, cuando le había sugerido que fueran a su casa juntos.

No podía ser tan estúpido de avasallar al magizoólogo así.

¿Qué era?

¿Un adolescente incapaz de controlarse?

_ Lo siento. Debería haberte pedido… - balbuceó luego de separarse del chico tratando de excusarse - Se que no… Que decidimos ir lento, pero yo… dime si te hice sentir incómodo o…

_No, no es eso. Es sólo que me sorprendiste – le contestó Newt – No imagine que te gustaba de esa manera

Percival no pudo menos que reír un poco entonces.

Newt debía estar desorientado todavía.

Mira que no iba a gustarle de esa manera.

_Hemos estado saliendo por semanas, por supuesto que me gustas de esa manera – le aclaró el auror – Seguro aún debes estar mareado

_¿A qué te refieres cuando dices que hemos estado saliendo por semanas?

Le cuestionó el chico y en la sinceridad de su mirada el Director de Seguridad Mágica de MACUSA sintió que el mundo se derrumbaba a su alrededor.

Newt… él… nunca…

Mercy Lewis.

Había malinterpretado las cosas.

La mente de Percival recorrió rápidamente todas las instancias en las que habían estado juntos y, por vez primera, pudo identificar el hecho de que, desde aquel encuentro en que había creído que el magizoólogo se le había declarado, en realidad, lo que había estado viendo era lo que había querido ver y no lo que verdaderamente había sucedido: Newt, simplemente, era un chico tímido que había tratado de ser amable, pero como no tenía demasiada experiencia en el trato con otras personas había utilizado sin querer fórmulas sociales poco adecuadas.

Y Graves…

El estómago del Jefe de los Aurores se retorció en su cuerpo y le sobrevinieron inmediatamente ganas de vomitar.

No hacía demasiado le había dado una clase de magia sin varita a ese mismo muchacho y lo había abrazado sin permiso y hasta intentado besarlo como había hecho minutos antes. Y no sólo eso, también… Newt… Scamander… Probablemente este había sido el primer trabajo que lograba conseguir relacionado con aquello que amaba, pudiendo afrontar los costos que sus criaturas generaban y en el que, encima, compartía espacio con sus amigas.

¿Y si había pensado que sólo consintiendo los avances nada apropiados de su nuevo Jefe podía conservarlo?

La sangre se escapó del rostro del Director palideciendo.

Él nunca… pero… ¿qué otra explicación cabía al comportamiento complaciente del británico?

Deliverance Dane.

No.

_No sabías. Pensé que… Tú entonces nunca – volvió a balbucear Percival sintiéndose cada vez peor ante la idea de haber forzado su persona sobre alguien más – Lo siento, Newt. Probablemente pensaste que estaba acosan…

_¡No! Percy, yo…

Maldita sea.

Era su maldita culpa.

El magizoólogo simplemente era demasiado bueno.

Y ahora… ahora estaba tratando de hacerlo sentir mejor cuando era evidente que nunca había querido estar en una relación con Graves y, pese a seguirle la corriente, no había podido esconder su rechazo.

Percival cerró los ojos unos segundos y volvió a abrirlos, dejando que su entrenamiento como auror se abriese paso frente a la vergüenza y la humillación que sentía por su propia estupidez.

Newt no merecía sufrir porque era un inhábil social.

_Está bien

Le dijo asintiendo, para luego pasar a su lado interrumpiendo las excusas del británico para dirigirse hacia la escalera dónde se encontró con Tina Goldstein.

_Auror Goldstein – la llamó – Asegúrese de acompañar a Scamander a su casa y de vigilar que por las próximas horas no presente cambios negativos en su salud. Cualquier problema, comuníquese inmediatamente con los sanadores del DLE y que lo asistan.

_Sí, señor

Trastabilló al contestarle la mujer, puesto que estaba seguro que, pese a su control de sus expresiones faciales, algo debía haberse filtrado que delataba el dolor que sentía.

Pero eso sería un tema para preocuparse más tarde, pensó usando la aparición para marcharse del lugar, con la escasa dignidad que le quedaba.

 

 

_Así que lo que usted piensa es que Newt accedió a sus “avances”, como los llama, porque necesitaba el dinero, era su primer trabajo y no quería dejar mal a Tina y Queenie.

Percival suspiró y tras beberse un nuevo vaso de licor, asintió.

Lo cual fue una horrenda idea.

Porque al momento de tocar el líquido su estómago se revolvió de tal manera que tuvo que salir corriendo al baño para vomitar todo lo que había bebido.

El No-Maj no entendía.

Si esa noche… en la que había invitado al británico a su casa, este hubiese accedido, estaba seguro que, convencido de que al muchacho le gustaba, habría logrado besarlo y, quizá algo más y hubiese estado cometiendo un delito sin saberlo.

Y Newt lo hubiese odiado por ello.

Porque Graves había estudiado el legajo del magizoólogo y sabía de primera fuente, a partir de su conversación con Dumbledore, que este había sido maltratado de joven y no desconocía que, psicológicamente, ello podía condicionar a una persona en su accionar.

El más joven de los Scamander no había tenido como resistir u oponerse.

Pese a que lo había intentado.

Theseus.

¿Cómo no se le había cruzado por la cabeza de que, si hubiese estado verdaderamente interesado, no hubiera querido que su único hermano conociera de su relación con Percival?

Mercy Lewis.

Su amigo iba a matarlo cuando lo descubriera.

Y Percival Graves iba a prestarle su varita con gusto para que lo hiciera.

_¿Estás bien?

Escuchó que le preguntaban y asintió cuando unos brazos lo maniobraron apoyándolo en los hombros de alguien.

_Puedo solo…

Comenzó a decir, pero el novio de Queenie Goldstein suspiró.

_Amigo, no puedes mantenerte en pie, menos vas a poder “aparecerte” con seguridad. Newt y las chicas siempre dicen que si no estás enfocado puedes…

_Astillarte (Splinching) – aceptó – Es cierto. Si es tan amable de llamar a…

El Director de Seguridad Mágica de MACUSA pensó rápidamente. No iba a molestar a Seraphina, lo más seguro era contactar a Abernathy, ya que su segundo al mando no haría demasiadas preguntas, ni cambiaría su opinión de su jefe por verlo intoxicado una vez.

_Tonteras – le dijo el No-Maj comenzando a moverlo – Mi panadería queda muy cerca de aquí.

_Está bien

Concedió Percival sintiendo como el licor comenzaba a hacer efecto y su cuerpo se volvía más pesado.

Sólo esperaba que, al llegar a su sitio de descanso, la intoxicación fuese lo suficientemente fuerte como para dormir sin soñar, borrando la imagen de Newt de su mente.

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