
Del porque no se deben tomar decisiones con el estómago vacío
Al siguiente día, una mano moviéndole el hombro despertó a Percival Graves.
El Director de Seguridad Mágica de MACUSA gruño semi incorporándose, mientras se llevaba una de sus manos a la cabeza sintiendo como esta parecía estar siendo golpeada en todas direcciones por dentro.
Resaca.
Hacía años que no padecía una.
Desde que los tiempos de la guerra terminarán y pusiese sus ojos en la Dirección del DLE.
_Queenie dice que vas a necesitar esto si quieres ir a trabajar
Le dijo una voz y, al fijar los ojos en esta, descubrió que provenía del No-Maj que era novio de una de las hermanas Goldstein y que medio cubierto en harina, le extendía un vial de pociones.
Mentalmente, el auror le anotó a la rubia legeremante un favor: le había enviado una poción anti resaca, que, por el color, no le haría salir humo por las orejas.
_Gracias
Contestó recibiendo el vial para beberlo de un trago, sintiendo inmediatamente como sus sentidos retornaban, el color volvía a su rostro y el dolor de cabeza retrocedía.
_No importa lo que digan las chicas y Newt, pero… – comentó el No-Maj riendo bajo – nunca voy a no asombrarme con todo esto de la magia.
Graves negó con la cabeza sonriendo.
Ahora podía ver la razón por la que su secretaria estaba tan enamorada del hombre.
Literalmente, Jacob Kowalsky, era el ser más bonachón y alegre que había conocido.
Para alguien que tenía que mantener fuera de su mente lo más posible los pensamientos de todas las personas que la rodeaban como Queenie, tener a su lado a alguien que no tenía maldad alguna ni en sus pensamientos, ni en sus intenciones, debía ser un alivio enorme y un atractivo gigante.
_No lo niego, aún a mí me sigue asombrando – admitió Graves levantándose – Bien, señor Kowalsky, no voy a seguir abusan…
_Nada de eso – lo interrumpió el panadero señalando el pie de la cama y luego el pasillo – Ropa nueva y baño. Luego desayuno. A menos que quieras que le diga a Newt dónde estás.
El auror pestañeo sorprendido.
¿Acaso el No-Maj lo estaba extorsionando?
¿Es que el tipo estaba demente?
Sin embargo, el tipo, lejos de todas las acciones que podía ocurrírsele que podía llevar a cabo, en lugar de asustarse ante el hecho de que el Jefe de los aurores le había entrecerrado los ojos de manera amenazante, simplemente le golpeo el brazo diciendo.
_Cuando estés listo, hay café y de mis masas abajo. No vas a ir a trabajar sin desayunar.
No iba a negarlo.
En el momento en que la palabra masas había sido pronunciada, su nariz había registrado el aroma tentador de los productos que el panadero creaba y su estómago lo había traicionado gruñendo.
El color de las mejillas del auror se había encendido entonces, pero el tipo sólo había reído bajo y lo había dejado solo para que pudiese cambiarse.
El Director suspiró profundamente, más luego había recogido su ropa y se había dirigido al baño dónde había tomado una ducha a conciencia.
Queenie Goldstein tenía razón, pensó mientras flexionaba sus músculos bajo el agua que resbalaba por su piel, no podía no ir a trabajar. Por mucho que quisiera dirigirse a su nueva casa y esconderse entre setecientos libros y diez kilos de chocolate, para no salir nunca más. El DLE lo necesitaba y él no podía permitirse que su vida personal interfiriese con su trabajo. Había sacrificado demasiado para obtenerlo como para permitirse abandonarlo por su estupidez.
Simplemente, aparecería en el lugar, se encerraría en su oficina y simularía estar demasiado ocupado como para salir.
Manteniendo una enorme distancia con Newt Scamander, a quien encargaría a Roberts y a Goldstein.
Después de todo, estaba seguro que el magizoólogo lo ayudaría a mantener esa distancia, puesto que no creía que quisiera volver a estar cerca de Percival más.
Tendría que hablar con Seraphina, eso sí.
La Presidenta no sólo era su superior. Era su amiga personal. Y no quería que oyese de parte de nadie por qué había dejado de cortejar a Newt. Especialmente porque la mujer no entendería a menos que le explicase y por nada deseaba que adquiriese algún tipo de rencor con el británico, cuando este no había hecho nada para merecerlo y era actualmente una de las joyas de la división.
Percival apoyó los antebrazos en la pared de la ducha en tanto el agua recorría su espalda. Iba a tener que hablar con Theseus Scamander. Porque su gente era una cosa, puesto que nadie en MACUSA, apenas se corriese el rumor que Graves y el menor de los Scamander no estaban más juntos, iba a abrir la boca, más la cabeza de los aurores ingleses, simplemente, iba a patear su trasero hasta la luna. Primero: por ser su amigo y pretender a su hermano sin siquiera dirigirle una palabra al respecto, segundo: por haber metido la pata con ese mismo hermano, ya que, aunque Newt guardase silencio acerca de todas sus acciones, el británico no iba a tragarse los silencios del magizoólogo e iba a interpretar que todo había sido culpa del Director.
Percival suspiró cerrando la llave del agua.
Había sido su culpa, ¿no?
Todo.
Sin excepción.
Se… había dejado llevar.
Y ahora no le quedaba otra que pasar el mal trago, pedir disculpas, perder un amigo y soportar la mirada acusatoria de la enorme mayoría de los miembros de MACUSA.
Graves negó con la cabeza y utilizó su mano dejando que la magia de su cuerpo lo secara, vistiera y peinase.
Al ver su reflejo en el espejo, el auror inspiró profundo.
Allí estaba, la misma imagen de siempre.
El traje de tres piezas, el abrigo en una mano, los gemelos de su padre y más canas desde la última vez que se había visto a sí mismo.
_La edad nos alcanza a todos
Suspiró antes de salir del baño para bajar a la famosa panadería, dónde lo recibieron el panadero y su ayudante.
_¡Bien! – exclamó el hombre riendo mientras le quitaba el abrigo de la mano y lo ayudaba a sentarse – Casi, casi creí que te habías marchado sin avisar.
_Señor Kowalski…
_Jacob, por favor – le dijo el bonachón hombre, señalando luego al chico al que le había pasado el abrigo – Y este es Andrew, mi ayudante.
_Buenos Días – saludó Percival al muchacho antes de volverse a ver a su jefe – Jacob. Mis padres me educaron adecuadamente. A pesar de la impresión que debe tener de mí, siendo amigo de Newt, nunca… me comportaría de manera inapropiada.
_Padres estrictos, eh…
Comentó el panadero acercando una bandeja de sus creaciones, acompañada de una cafetera, de la cual sirvió dos generosas tazas del líquido para ambos.
_Provengo de una familia… antigua dentro de nuestro mundo – explicó Graves – Nuestra taza de fertilidad no es tan… alta como la de ustedes, los No-Maj. Fui único hijo. Teníamos una reputación que sostener.
_En mi caso fue al revés. Familia muy numerosa, pero mi padre murió cuando era un niño y mi madre no volvió a casarse – explicó Jacob señalando las masas – Por eso aprendí mi profesión. Mi abuela me cuidaba mientras mamá trabajaba y ella me enseñó a hacer todo lo que ves aquí.
El auror cedió a la tentación entonces y sujetó una de estas creaciones que tenía un parecido enorme con el erumpent del magizoólogo para luego probarla.
Mercy Lewis.
Realmente el tipo tenía mano para la panadería.
El cuerpo de la criatura que imitaba era suave y esponjoso y el relleno era, lamentablemente, una de las debilidades de Percival desde pequeño: chocolate.
_Parece que me gané la aprobación de otro mago
Escuchó que decía el panadero y el Director se dio cuenta que había cerrado los ojos sin pensar al disfrutar del sabor del dulce. El auror se aclaró la garganta entonces, sintiéndose algo avergonzado, más la sonrisa del hombre le devolvió tranquilidad. Era obvio que, además de asegurarse de que Queenie no lo regañase por mandar a Graves sin desayunar al trabajo, el creador de esas mismas masas, había decidido utilizar la oportunidad para catar si estas eran aceptables para un entorno fuera de los No-Maj.
_Agradecería que no sea de común conocimiento
Le pidió al panadero, bebiendo luego del café, que también estaba muy bien preparado.
_No te preocupes, soy una tumba – le aseguró el hombre sonriendo y bebiendo de su propio café – Pero… quisiera retomar algo de lo que hablamos anoche y apenas despertaste. No, no, escúchame un momento sin interrumpirme.
Percival suspiró y asintió.
Debería haber esperado que el amigo de Newt trataría de consolarlo de alguna manera.
Y, aunque no quería para nada tratar el tema, sabía que iba a ser una escena repetida en su futuro cercano, por lo que, mejor acostumbrarse a sobrevivirla.
_Newt es… uno de los dos mejores seres humanos que conozco. La otra es Queenie. Pero, a diferencia de mi terroncito, mi amigo es… bueno, él cree que… aunque siempre le digo que no es así – explicó el panadero – que no es… deseable, ¿entiendes?
El auror pestañeó sorprendido ante el rumbo que había tomado el discurso ajeno.
¿Cómo?
¿Qué Newt qué?
_Sí, es increíble, lo sé. Pero es así – continuó el No-Maj – Según Queenie, medio MACUSA estaba detrás suyo antes de que se hiciera público lo de ustedes, pero él no interpretaba ninguna señal o insinuación de nadie.
_Jacob, Newt y yo no estamos en ninguna relación – le aclaró – Yo estaba confundido, creí ver algo que no estaba allí y…
_Mi amigo se enteró anoche de que gustabas de él, probablemente, en estos momentos, esté devanándose los sesos para encontrar una explicación que le quepa en la cabeza, acerca del porqué un hombre atractivo y de muy buena posición económica y política y al que estoy casi seguro que encuentra muy fuera de su alcance, haya puesto sus ojos en alguien como él – lo interrumpió Kowalski – Ahora sí, de lo que estoy totalmente seguro, es que, habiendo huido como huiste del lugar, de acuerdo a lo que contó Tina, Newt está convencido de que estás profundamente arrepentido de haber sentido algo por él.
Percival apoyó los codos sobre la mesa y cubrió su rostro con sus manos, negando con la cabeza al mismo tiempo.
O sea, ¿qué esperaban que hiciera? ¿Qué se quedará esperando a que el magizoólogo lo rechazará de plano por sus avances? ¡Era un ser humano también! ¡No importaba lo mucho que su personal pensará que funcionaba como una máquina!
Y, además, todo lo que planteaba el panadero era un error y se lo hizo saber al bajar sus manos descubriendo su rostro.
_Se equivoca – aceptó suspirando– Newt… él, definitivamente no estaba confundido cuando me fui…
_¿En serio? ¿Estás seguro? ¿Puedes recordar cuáles fueron sus palabras cuando finalmente comprendió lo que estaba pasando?
_Él… cometí el error de besarlo porque me había asustado demasiado el encontrarlo ensangrentado en la escena y al no corresponder el beso, traté de disculparme porque, Mercy Lewis, fue un impulso y al explicarme, me dijo que… – recordó Percival tragando saliva – qué no sabía que le gustaba de esa manera… ahí caí en la cuenta de lo que había pasado y me fui mientras él me llamaba.
El No-Maj levantó una ceja y sonrió de costado.
_Amigo, si algo sé de los policías es que no se meten con alguien a menos que conozcan su vida al dedillo. Sé que es complicado para ti en estos momentos, pero, ¿puedes ponerte en el lugar de Newt por un instante? – le pidió Kowalski – Porque, que yo sepa, alguien que te quiere rechazar no te da explicaciones y menos te llama después. A menos que sea una mala persona y, creo que ambos podemos acordar que, Newt Scamander es lo opuesto a eso.
Graves tomó otra de las masas de la bandeja y la mordió mientras llevaba a cabo el ejercicio que le proponía el novio de su secretaria. Al menos, el chocolate, le serviría de consuelo de tener que hacerlo.
Ok.
Newton Artemis Fido Scamander.
Hijo menor de Avery y Dana Scamander. Miembro respetado del Ministerio de Magia Inglés el primero y criadora reconocida de Hipogrifos la segunda.
Hermano de Theseus Scamander.
Recibido de mago, vía intervención de sus padres y Albus Dumbledore, luego de rendir de manera libre los exámenes del Ministerio, a consecuencia de haber sido expulsado de Hogwarts en circunstancias calificadas como “debatibles”. Primer magizoólogo en designarse como tal. Veterano de la Gran Guerra dónde dirigió de manera casi individual un escuadrón de Ironbellys ucranianos, el cual fue disuelto luego de que un grupo de idiotas creyera que podía imitar al especialista en criaturas mágicas y convertirse en jinete de dragones, provocando la ira de estos últimos, los que habían intentado comerse a los atrevidos. Posteriormente empleado por el Ministerio de la Magia Británico en diferentes posiciones, todas muy mal pagas y todas con horrorosas referencias.
Respetado autor del Libro “Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos” y partícipe de la captura del mago tenebroso Gellert Grindelwald en la ciudad de Nueva York. Miembro del equipo de rescate del Director de Seguridad Mágica de MACUSA y, luego, miembro del equipo de aurores, contratado especialmente como asesor por parte de la mismísima Presidenta Seraphina Picquery.
Literalmente, el curriculum vitae de Newt era agotador.
Era una carrera en muchas direcciones, con una sola constante: las criaturas mágicas. Las que, tal y como había concluido tras la charla con Dumbledore, eran las que le habían dado un propósito.
Y es que, el carácter de Newt era especial.
No era el típico macho alfa que abundaba en los cuerpos ministeriales, sino que, por el contrario, era un hombre suave y agradable, que disfrutaba más de la soledad y los silencios, que hablaba consigo mismo y con sus criaturas como una forma de encontrar solución a cualquier problema o duda o de… hallar un reemplazo a la falta de interacción humana.
Para colmo de males, sus padres ya no estaban y su hermano mayor era impecable y siempre eficaz.
El Director recordaba a Theseus Scamander por ello. Por ser un tipo al que se le podía confiar cualquier cosa en el frente. Que no dudaba, que tenía el suficiente encanto como para conseguirles ventajas, que era tan ambicioso como Graves respecto de su futuro. Lejos, muy lejos de conformarse como lo había hecho Newt, con dos sickles de sueldo, mientras le escupían constantemente en la cara. El mayor de los hermanos, para colmo de males, era muy popular con el sexo opuesto, mientras que Newt, no teniendo esa preferencia, no era precisamente conocido por un largo número de amantes.
_Mierda…
Murmuró Percival considerando verdaderamente lo propuesto por Jacob.
Poniéndose en los zapatos de Newt verdaderamente, nunca se le hubiese cruzado por la cabeza que alguien como el Director se fijase en su persona.
Y no porque creyera que tuviese “características especiales”, porque Merlín sabía, como dirían los ingleses, que había muchas más personas atractivas que Graves en MACUSA, más jóvenes también y con amplio poder económico y político, sino porque el auror había manifestado estar interesado pese a conocer al detalle la forma de ser de Newt y sus intereses.
Todo el tiempo que habían pasado juntos, desde aquel primer encuentro en su oficina, había sido para Newt la amabilidad de un jefe que, por primera vez, reconocía sus aportes y soportaba sus excentricidades porque era… amable y buena persona y amigo o conocido de su hermano. No porque considerara que el magizoólogo era especial y eso le había construido un espacio en el corazón del americano.
Era tal y como había concluido el profesor de Hogwarts: un genio que no podía visualizar el talento y el valor que tenía para quiénes lo rodeaban.
_Así es – interrumpió el No-Maj sus pensamientos casi imitando a la segunda de las Goldstein – Ese es Newt. Siempre creyendo que molesta o que los demás valen más que él. Debe haberle explotado la cabeza cuando volvió a casa anoche con la noticia.
_No estaría tan segu…
_Ok. Lo acepto – volvió a interrumpirlo Kowalski – Puede que tengas razón y sea como tu creas, pero si fuera como yo digo, ¿qué crees que haría Newt hoy?
El mago terminó su café pensando, pero luego sólo pudo contestar una cosa.
_Iría directamente a hablar conmigo. A aclarar las cosas.
_¿Por?
Le cuestionó el panadero y el auror gruñó antes de entregar su respuesta.
_Porque si alguien puede quererme lo suficiente como para soportar que mi nundu lo use de almohada cuando va de visita, que mi bowtruckle le abra todos los cajones y le saque la lengua y que el pequeño ladronzuelo de mi niffler lo robe todas las veces que se escabulle en su oficina, ni de broma lo dejo ir.
_Exacto
Concluyó Kowalski sonriendo.
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_Señorita Goldstein – le dijo a su secretaria antes de entrar a su oficina mientras le extendía una caja de las masas del panadero – Esto le envía su pareja.
_Muchas gracias por traerlo, señor
Le contestó la rubia legeremante sonriendo, aunque instantáneamente la sonrisa se le borró del rostro.
_No – la detuvo Percival negando con la cabeza – Ya lo he dialogado con su novio, le estaría dando una oportunidad a la situación si sucediera, pero no guardo ninguna esperanza y, honestamente, no quiero hablar más del tema. Encárguese de que no me molesten los demás y… arregle un encuentro con la Presidenta para el final del día, ya que si no pasa lo que usted y Jacob esperan, quiero ser el primero y único que le explique lo que sucede.
_Sí, señor
Murmuró la muchacha y Graves entró a su oficina, cerrando la puerta tras suyo, mientras sentía que el nudo en la garganta volvía a formársele.
Entrar a MACUSA, luego de dejar la panadería, le había resultado en extremo doloroso.
Pensar que ingresaba al mismo edificio al que llegaría la persona que amaba, pero que, muy probablemente, estuviese aliviada de no tener que soportar sus avances, le había estrujado el alma y había logrado que tuviese tal expresión en la cara que, prácticamente todos, habían volteado a verlo.
Por eso también le había pedido a Queenie que nadie lo molestara.
Hoy no pensaba tocar un papel.
Misiones en el campo sí, no habría problema, porque la adrenalina taparía el dolor, más, no estaba de ánimos, para escribir ni media forma ese día.
Podía hacerlo mañana.
Podía postergarlo hasta mañana.
Todo.
Hoy, sólo quería indulgirse en la espera y la tristeza, mientras ocupaba su oficina y le daba a los demás la seguridad de que el Jefe del DLE estaba ocupado y trabajando.
El auror se quitó su abrigo entonces, colgándolo del perchero y resistió el sacar a su Swooping Evil del bolsillo. Antes de llegar a la oficina había pasado brevemente por su casa y alimentado a la criatura y la había dejado volver a dormir.
No.
Era una tontera exponer a la pobre bestia a tener a Percival tratándola como si fuese un perro, mientras buscaba algún consuelo.
La vista de Nueva York era una mejor alternativa.
Siempre lo había calmado.
Era la ciudad en la que había nacido y en la que había vivido la mayoría de su vida. También la ciudad por la que había arriesgado y entregado esa vida en incontables oportunidades.
Era su ciudad.
Pensó Graves cruzando sus manos por detrás de su espalda, dejando que el sol bañase su rostro, cuando su puerta se abrió sin ningún anuncio de su secretaria y unos pasos se acercaron a la ventana.
Newt.
No necesitaba ni siquiera darse vuelta para saber que era él.
El perfume del magizoólogo, mezclado con el de las criaturas que siempre estaban a su lado lo delataba.
El Director respiro profundo y tensó sus hombros preparándose para la charla que se avecinaba.
_Percy, ¿podemos hablar?
Le preguntó el británico y el americano se giró lentamente, tratando de suprimir la alegría que siempre le había producido la presencia del menor de los Scamander.
_Por supuesto, Newt
Respondió apenas controlando que se le quebrase la voz.
_Lo siento – comentó el de los cabellos marrones nerviosamente – Yo no quería… Me han dicho que puedo ser algo despistado algunas veces…
_¿Algunas… veces?
Cuestionó el Jefe de los aurores de MACUSA levantando una de sus cejas y sonriendo muy a su pesar.
¿En serio?
_Todo el tiempo – concedió el magizoólogo frotando sus manos entre sí – Sólo cuando se trata de emociones…
Okay.
Podía ahorrarse escuchar todo lo demás.
Era tal y como Percival había pensado.
No venía una declaración de afecto, sino una disculpa y, la verdad, no tenía las fuerzas como para escucharla, ya que, como buen idiota que era, se había aferrado a la esperanza que le había dado Jacob y realmente había esperado que Newt le dijese que…
Iba a cancelar la reunión con Seraphina.
Es más.
Iba a abandonar toda pretensión, por mucho que amara su trabajo, de permanecer en el lugar.
Apenas terminará de clavarse una daga en el corazón, iba a aprovecharse de la ventaja que tenía de poder aparecerse fuera de MACUSA e iba a marcharse a su casa a llorar todo lo que tenía que llorar, abrazado a los diez kilogramos de chocolate que se había prometido.
_Lo noté – le dijo Percival mientras la sonrisa abandonaba su rostro – Creo que está es la parte entonces en la que me dices que no sientes lo mismo y que tú…
Pero antes de que terminase a toda prisa de tragar la cicuta de sus palabras, Newt se adelantó y le sujetó las mejillas entre sus manos.
La respiración del Jefe de los aurores se detuvo al sentir los dedos de su amado sobre su piel, mientras los ojos azules del otro se fijaban en los suyos.
_Esta es la parte en la que digo: “yo también te amo”
¿Qué?
¿Cómo?
No.
No era posible.
Si no había empezado…
Pero entonces las palabras de Jacob resonaron en su cabeza una vez más: “Debe haberle explotado la cabeza cuando volvió a casa anoche con la noticia”.
Por ende, había pensado todo ese tiempo, unido situaciones e ideas, miradas y palabras y había llegado a primera hora a la oficina para ir directamente a verlo, sólo que, como le hubiese pasado a cualquiera de estar en su lugar, no había sabido exactamente como comenzar a explicarse y…
El Director intentó no ilusionarse, no dejar ver su vulnerabilidad, pero no pudo evitar que la misma se reflejase en su rostro y en la pregunta que hizo con la voz temblorosa.
_¿En serio?
Newt sonrió y sin ningún tipo de aviso, acercó su rostro al de Percival y le dio un suave beso.
El aire volvió a circular por los pulmones del americano, mientras una sonrisa enorme se dibujaba en sus facciones.
Había sido un idiota.
En todo momento.
Pero Newt, su hermoso y desquiciado, ahora si podía decir con seguridad, novio, le había perdonado todo y allí estaba, dándole una nueva oportunidad, cuando había tenido todas las razones para no dejarlo acercarse nunca más.
Las manos de Percival fueron a la cintura de su pareja sonriendo aún más ampliamente al ver las mejillas arreboladas y los ojos brillosos del magizoólogo.
Miles de palabras se agolparon en su garganta. Porque seriamente, ambos necesitaban hablar. Más todas murieron antes de salir de su boca. Y es que el Director necesitaba tener la misma valentía que el de cabellos marrones. Usando la verdadera forma que tomaba su manera de expresar amor: acciones.
Por lo que inclinó levemente su cabeza y adelantándose los centímetros que los separaban, al tiempo que acercaba el cuerpo del británico al propio, cubrió los labios ajenos con los suyos.
El americano sintió que su corazón iba a salírsele del pecho al ver como los ojos de Newt se cerraban y su boca se abría instintivamente para dejarlo recorrerla a conciencia. Los brazos de Graves se cerraron sobre la espalda del magizoólogo, mientras este llevaba sus brazos alrededor del cuello del Jefe de aurores, correspondiendo al intercambio con entusiasmo.
“Mercy Lewis” pensó Percival mientras el beso continuaba y, ninguno de los dos, hacía ni medio esfuerzo para detenerse “¿Cómo voy a volver a mi casa si no estás en ella Newt? ¿Cómo voy a hacer para despertar por las mañanas sin verte a mi lado? ¿Cómo voy a lograr que el silencio no me hunda si tu voz no es lo primero que escucho?”
Por la cabeza del auror, entonces, volvieron a cruzarse las palabras del panadero.
El más joven de los Scamander había quemado todas sus naves al venir a buscarlo y, esta vez sí, declarársele como debía.
Si lo que Jacob le había asegurado era cierto, el magizoólogo nunca hubiese descubierto por sí mismo que Percival estaba enamorado de él, de no habérselo confesado el mismo Director. Porque no se sentía suficiente, porque lo creía inalcanzable, porque todos los idiotas que lo habían rodeado cruzando el Atlántico se habían esforzado por destruir su autoestima. Por eso cuidaba tanto a sus criaturas. Ellas eran las únicas que habían sido totalmente abiertas acerca de su aprecio por quien las rescataba y las mantenía a salvo. Había una publicidad en el amor que estas sentían por su cuidador y amigo, que el británico nunca había podido encontrar en otro lugar.
Aventurarse a una relación afectiva con otro ser humano, los que, repetitivamente, le habían fallado, era algo verdaderamente novedoso.
Seguramente su amado estaría desconcertado todavía, especialmente si se había cruzado con alguien del equipo, ya que no tenía duda alguna de que estos debían de haber abierto la boca acerca de lo miserable que se había visto al entrar a la oficina.
Y, también seguramente, al terminar el beso, como estaban haciéndolo, el desconcierto continuaría, puesto que casi podía ver formarse una pregunta en el cerebro de Newt: “¿Y ahora?”.
Ahora volvía a ser tiempo de actuar.
De no dejarlo esperando, como habían hecho tantos otros en la vida del de ojos azules.
De no permitir que se marchará con las manos vacías y el corazón roto.
De demostrarle que una vida a su lado era lo que esperaba.
_¿Múdate conmigo?
Murmuró Percival casi sin separar sus labios y fijando sus ojos en los de Newt.
El magizoólogo sonrió y, al momento, se deshizo en risitas, para luego frotar su nariz con la del auror
_Me encantaría, Percy.
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Para ser honesto, esperaba que pasará desde el momento en que le había devuelto al Jefe de los aurores británicos a su equipo algo… golpeado del duelo.
Pero, siguiendo la misma línea de honestidad, el momento que había elegido este para hacerse presente fuera de sus oficinas en MACUSA, no era para nada el mejor.
Claro que, también agradecía que las cosas con su hermano menor se habían arreglado, porque si recordaba correctamente, Theseus Scamander era del tipo sobreprotector con cierto especialista en criaturas fantásticas.
Así que, cuando el tono de voz del mayor de los hermanos se dejó oír del otro lado de la puerta, realmente no pudo enojarse con este.
Especialmente, porque aún seguía besando a su pareja con bastante entusiasmo.
_No… crees…. que…
Le cuestionó Newt entre besos.
_Unos… minutos… más…
Le contestó provocando una nueva ronda de risitas del magizoólogo quien no puso ninguna resistencia a que lo demorase en la oficina, en una actividad para nada profesional.
_¡Hemos estado aquí horas, Percy!
Reclamó Newt sin dejar de reír.
_Un par de horas – aclaró el Jefe de aurores de MACUSA – y hablando.
_Igualmen…
Un beso más. Sólo uno más.
Se prometió el americano al silenciar a su pareja.
Porque era verdad.
Luego de aclarar todo el malentendido y de reír, esta vez ambos, ante la historia tan diferente que había vivido cada uno en esos meses, realmente se merecían la posibilidad de confortarse físicamente.
_¿En serio creíste que me había declarado apenas de conocerte?
Le preguntó el especialista en criaturas mágicas pestañeando sorprendido.
_Técnicamente, ya me conocías.
Percival le recordó sonriendo.
_¡Pero no habíamos hablado nunca! – exclamó el británico –¡Durante el rescate apenas dijiste algo y en el hospital habías estado demasiado sedado!
_¡Newt, me cuidaste como si fueras mi enfermera personal y mandaste a tus criaturas a vigilarme!
Explicó Graves, más el magizoólogo negó con la cabeza.
_¡Porque Grindelwald había hecho algo que los medimagos no podían saber! ¡Yo me dedico a las criaturas, era mi responsabilidad!
_Yo no lo sabía, amor – admitió encogiéndose de hombros – Yo… yo sólo me desperté solo, sabiendo que nadie, ni Seraphina, que es una amiga personal, había podido distinguirlo de mi persona y que tú si lo habías hecho y que, luego, te habías preocupado por lo que me pasaba hasta ese punto.
_Oh, Percy – susurró Newt sujetándole el rostro – Lo siento mucho. Ellos… debes admitir que… bueno…
_Lo sé. Él me lo dijo, sabes – comentó suspirando el auror – Grindelwald. Mientras me torturaba. Que había sido mi culpa. Que había sido tan estricto y tan… inalcanzable para mi gente, que ninguno se había cuestionado nada.
_Es mentira – afirmó el de los ojos azules – Tina lo sospechaba.
_Goldstein me tenía miedo y deseaba demasiado probarse a sí misma, Newt – aclaró Graves – No niego que, probablemente, algo oliese en la situación, pero puedo asegurarte que no iba a ir con una duda así a ninguno de los aurores más antiguos y… sin mentirte, cuando pude ser racional al respecto, verdaderamente, hoy agradezco que ninguno de ellos se enfrentase solo o se convirtiese en un objetivo para ese desquiciado y que sólo tenga que lamentar mi prisión y no la muerte de nadie.
Cuando salieron de la oficina, finalmente, luego de acomodar sus ropas y de robarse un par de besos más, lo hicieron de la mano y Percival con el alma mucho más ligera.
Lo había prometido, a sí mismo antes y a su pareja en esas horas.
El tiempo de cautiverio en las manos del mago tenebroso era algo que tenía que tratar urgente con un especialista en salud mental. Era claro que había sido una de las razones que lo había llevado a construirse todo un universo inexistente alrededor de Newt y, aunque las cosas habían resultado demasiado bien, también podían haber salido tremendamente mal y ese desequilibrio no podía estar presente en su vida, no si pensaba seguir dirigiendo el DLE.
_No – escucharon una voz al abrir la puerta - ¿En serio?
_Lo juró por Merlín
Un acento británico marcado respondió y el suspiro de su novio al, evidentemente, reconocer la voz de su hermano, casi le arrancó una nueva risa.
Esa era usualmente la reacción que provocaba el mayor de los Scamander.
Esa y el círculo en el que su personal lo tenía rodeado, mientras este se entretenía contándoles anécdotas vergonzosas, seguro, de alguno de los dos.
Y esa, allí, era la razón por la que el Director se había enamorado del magizoólogo y nunca había sentido lo mismo por su hermano, pese a haberlo conocido primero.
Theseus Scamander era como el sol. Quemaba las cosas a su alrededor. Comandaba atención y no dejaba a nadie desconocer su presencia.
Mientras que Newt era la luna, pensó el auror fijando su vista en la de su pareja. No necesitaba provocarte nada. No esperaba atención o reconocimiento. Pero siempre iba a estar allí para cuando la necesitaras, abrazándote con su luz.
_Quería sorprenderte, hermanito – los interrumpió el mayor de los hermanos – Pero parece que el sorprendido fui yo.
_Seus, yo…
El magizoólogo empezó a responderle a su pariente, mientras este descruzaba sus brazos y centraba su atención en la pareja.
_Y dime, ¿por qué nunca mencionaste en tus cartas que estabas saliendo con el Director de Seguridad Mágica? ¿Y por qué, por las barbas de Merlin, todos aquí piensan que eres medio veela?
El Director tuvo que contenerse de contestarle: quizá porque pensaba que lo ibas a interrogar así, porque, la verdad, era que Newt no le había contado nada porque no sabía que Percival y, obviamente su personal, pensaban que salían, por lo que en sus cartas había sido totalmente sincero.
Ahora, ¿medio veela?
¿En serio?
Mientras Weiss, dios la bendijera, evitaba que Fontaine metiese la pata delante de su nuevo cuñado, este último volvió sus ojos al americano y, bueno, lo que tenía que pasar, empezó a pasar.
La mirada de su contraparte del Ministerio de la Magia le reveló que estaba midiéndolo.
Naturalmente, desde la Gran Guerra, sus caminos se habían separado y sus carreras, inclusive, los habían hecho interrumpir sus comunicaciones por fuera de los aspectos formales, por lo que el otro no sabía con seguridad que tipo de hombre pretendía a su único pariente vivo.
Percival le levantó una ceja y frunció los labios.
Un gesto que sabía, le recordaría ciertos momentos en las filas en las que habían combatido juntos.
Una forma de recordarle que no estaba tratando con cualquiera y que, allende su traspié con Grindelwald, era perfectamente capaz de proteger, amar y construir una vida junto a Newt.
El británico medio se sonrió y asintió de manera muy suave como respuesta al gesto. Claro que, como era una prima donna que, siempre había adorado sacarlo de sus casillas, al siguiente instante, se había adelantado y colocado delante de Graves diciendo.
_Y tú. Necesito decirte tres cosas…
_No, Seus
Murmuró avergonzado Newt, más ya era tarde, su hermano iba a hacer una escena.
_Primero: si lo hieres, tu muerte será lenta y dolorosa
_Él no habla en serio, Percý. Es demasiado dramático.
_Segundo: No, nunca vas a ser capaz de decirle que no y, créeme, lo sé, he intentado. Bienvenido al club. Y tercero: realmente lo siento por ti, porque mi hermano no tiene ni idea de lo que ‘peligroso’ significa, así que espera sufrir un ataque al corazón, al menos, una vez a la semana.
Ok, podría haber sido peor.
Mucho peor.
Esperaba una amenaza y hasta un par de golpes inclusive.
Tanto por no contarle, como por no pedir permiso.
Más Theseus Scamander había optado por la solución menos violenta: hacerlos pasar vergüenza.
Lo que, quizá, hubiese tenido un mejor resultado si Percival no estuviese volando por los aires de la alegría, ya que, a la confesión de Newt, se unía el hecho de que el hermano de este les estuviese dando su bendición, a su manera, claro está.
Su pobre novio, por supuesto, no opinaba precisamente de la misma manera y cubrió su rostro con ambas manos, gruñendo mientras se sonrojaba totalmente.
_Sabes que te quiero, pequeño – le dijo Theseus muy divertido con todo el asunto – Pero tenía que advertirle a mi futuro cuñado
_¡Que no estamos comprometidos!
Exclamó el magizoólogo y media oficina estalló en carcajadas, mientras el jefe de los aurores británicos giraba sus ojos.
_No necesito ser un oráculo para saber que vas a casarte con él, verlos haciéndose ojitos fue suficiente para mí.
Explicó Theseus, provocando que Percival abrazase a su pareja, permitiéndole esconderse en su pecho, mientras le murmuraba al mayor que ya era suficiente, en tanto reía y besaba los rizos marrones del especialista en criaturas mágicas.
_Tú estás disfrutando esto, ¿no?
Le cuestionó su adorable novio, al separarse un poco de su pecho.
_Un poquito
Admitió el director, besando las mejillas de su pareja.
_Hey, el hecho de que apruebe que estén juntos, no significa que puedes poner tus manos sobre mi hermanito, mientras estoy aquí. (“Hey, the fact that I approve doesn’t mean you can put your hands on my baby brother while I’m here.”)
Graves giró sus ojos.
Si, claro.
Iba a detenerse por lo que quisiera Theseus.
Por supuesto.
Por favor.
Esa misma noche pensaba patearle el trasero para que volviese al hotel dónde se quedase porque pensaba dormir abrazado a su magizoólogo, muchas gracias.
_¿Cuánto piensas quedarte, Seus?
Le preguntó Newt al auror, evidenciando en el tono, lo mismo que sentía Percival.
_Una semana, quizá dos… Sólo para asegurarme que quién elegiste es merecedor de estar a tu lado.
El de ojos azules volvió a gruñir y el Director, esta vez se unió a la risa de todo su personal.
La disputa entre hermanos, simplemente, era demasiado divertida.