
Del porque USA era definitivamente un mejor lugar para Newt, de acuerdo a las deducciones del Director de Seguridad Mágica de MACUSA
El informe sobre el pasado en Inglaterra del británico estuvo en su escritorio por la mañana.
Luego de una hermosa cena junto a Newt la noche anterior, no había sido la mejor manera de comenzar el día.
Percival había recorrido las páginas que Fontaine y Abernathy habían compilado del expediente que el Ministerio de la Magia había enviado cuando contratarán a Scamander en MACUSA, y a medida que las mismas fueron pasando por sus dedos, el enojo hizo que uno de sus ojos llegase a latir.
Todo el maldito documento estaba poblado de remarques para nada disimulados de los superiores de su pareja que dejaban escapar el que estos no habían apreciado para nada las capacidades y particularidades de Newt, ni en su vida personal, ni en su trabajo.
“Predisposición escasa”, “incapacidad para realizar trabajos complejos”, “problemas de socialización”, “se recomienda traslado”, “se solicita junta de supervisión”, “se sugiere licencia”, “se pide revisión por parte de salud mental de San Mungo”.
Una interminable lista de quejas y poco escondidas agresiones.
Que tenían como remate el hecho de que, no conformes con evaluar negativamente a un subordinado, estos mismos superiores habían sometido a Newt a firmar al pie de cada página en la que se habían encargado de vilipendiarlo.
El Director de Seguridad Mágica de MACUSA inspiró profundo, mientras fuera de su oficina se escuchaba que Queenie Goldstein le decía a su segundo al mando, Abernathy, que “el jefe lo necesitaba”.
Dicho Director, cerró los ojos y acarició el capullo de Swooping Evil que se encontraba sobre su escritorio, mientras dejaba que la rabia se transformase en algo más útil que sólo una pérdida total de energía.
_¿Jefe?
Escuchó que lo llamaban y abrió los ojos para ver a la legeremante asomando la cabeza.
_Dígale que pase, Señorita Goldstein y, le agradecería…
_Café para dos
Sonrió la muchacha usando su habilidad sin tapujos, ante lo cual Graves contestó con una sonrisa propia y una inclinación de cabeza.
_Supongo que ya leyó el informe…
Observó Abernathy al entrar y sentarse en su oficina.
_Esto no es un informe – explicó Graves golpeando suavemente con un dedo el documento – Es una construcción difamatoria increíblemente infantil.
_Fontaine y Weiss piensan lo mismo – admitió el auror – Y lo peor es que lo enviaron con total desparpajo al nuevo trabajo de Scamander.
_Lo que me extraña – comentó Percival, mientras la puerta de la oficina se volvía a abrir y dejaba entrar levitando un servicio de café, que se apoyó sobre su escritorio – es que el hermano de Newt es… alguien importante en el Ministerio y se nota que lo aprecia, porque siempre está hablando de Theseus de la mejor manera.
Abernathy suspiró asintiendo en tanto ambos se servían una taza de café.
No parecía para nada adecuado que el mayor de los Scamander permitiera que sus compañeros de Ministerio maltratarán a su hermano menor de esa manera.
_Quizá no pueda – señaló su segundo al mando al cabo de unos minutos – defenderlo, digo.
_¿Cómo?
Le cuestionó Percival levantando una ceja.
_Jefe, no por ser cruel ni mucho menos, porque en serio los chicos y yo apreciamos a Newt, pero… hay algo en él que resulta extraño – comentó el auror negando con la cabeza – Con nosotros y, especialmente con usted, es afectuoso y amable y algo distraído y torpe y super capaz, pero cuando se trata de relacionarse con gente por fuera de lo profesional, Scamander es como si se retrajera, ¿sabe?
_¿Cuál es la evaluación de Weiss?
Le preguntó llevando los dedos de una de sus manos al puente de su nariz, porque temía, más creía saber por dónde iba el razonamiento de Abernathy, respecto de su pareja.
_Como especialista en magipsicología, Weiss opina que algo grave en la infancia de Scamander condicionó la forma en la que este se relaciona con el mundo y como ese mismo entorno le responde.
El Director de Seguridad Mágica bajo su mano y suspiró.
No necesitaba preguntar por ninguna sugerencia respecto a cómo abordar el tema: tenía que indagar en la juventud de su pareja de la manera más discreta y menos invasiva posible.
Lo cual lo ponía en un aprieto, puesto que no estaba actuando solamente como jefe de Newt, sino también como su novio, lo que representaba claramente un conflicto de intereses.
Su segundo al mando lo dejó razonar unos momentos, antes de su mirada se posará sobre la copia del libro del magizoólogo que tenía sobre el escritorio.
Quizá la respuesta no estaba en preguntar acerca de los traumas pasados, sino en dialogar con alguien que no fuese pariente del de cabellos marrones y que, a diferencia de sus compatriotas, lo apreciara de verdad.
_¿Cuánto tardarías en gestionarme un porteador internacional?
Le inquirió a su subordinado.
_Veinte minutos, ¿puedo preguntar adónde en Inglaterra?
_Hogwarts, Abernathy – le dijo el Jefe de los aurores levantándose de su asiento, mientras sujetaba el capullo de Swooping Evil y la copia del libro que le había regalado el británico – Voy a visitar Hogwarts.
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El mediodía había apenas llegado cuando el Director de Seguridad Mágica de MACUSA arribó a los portones de la Escuela a la que había asistido su amado y en la que, de acuerdo a sus deducciones y las de sus subordinados, debía estar la clave de lo que a todas luces parecía ser un triste y duro pasado para Newt Scamander.
Graves levantó la vista y contempló como los árboles del bosque que circundaba el lugar, así como el lago que se hallaba cerca, se hallaban cubiertos por las primeras señales del otoño.
No lo negaba. El lugar tenía su encanto. Sin embargo y no por menospreciar a la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería, pero con todo y el paisaje escocés, no sentía que superase a Ilvermorny en belleza, como le había asegurado exhaustivamente Newt.
_Director Graves. Bienvenido.
Lo saludo una mujer de altiva mirada y cabellos perfectamente peinados abriendo los portones del establecimiento educativo.
_Profesora McGonagall, supongo.
Le contestó extendiendo su mano, la cual la mujer apretó con la suya devolviendo el saludo mientras asentía.
_El Profesor lo está esperando. Sígame.
Expresó la dama soltando su mano para darse media vuelta y atravesar los portones del castillo que albergaba la famosa escuela británica.
Percival observo con atención los detalles antiguos del edificio, claramente imbuidos del poder de siglos de magos y brujas que habían atravesado sus salones y aposentos, al seguir a la bruja por los pasillos.
“Así que este es el lugar en el que Newt estudió”
Pensó unos momentos después al ver a un grupo de estudiantes cruzar riendo y charlando por una de las galerías paralelas a las que transitaban.
El auror sonrió imaginando lo adorable que debía haberse visto su enamorado de joven en ese uniforme, el cual parecía estar hecho para que un pequeño Scamander metiese al menos una decena de criaturas en sus bolsillos.
_Hemos llegado – le anunció la Profesora tocando a una puerta con los nudillos, para luego abrirla y dejarle paso – Un gusto conocerlo.
_Lo mismo digo, señora
La saludó Graves inclinando la cabeza antes de introducirse en el salón.
_¿Percival Graves?
Le preguntó el caballero que se encontraba dentro acercándose para saludarlo.
_¿Albus Dumbledore?
Le cuestionó a su vez Percival, extendiendo, a pesar de ello su mano, la cual apretó el hombre con una amplia sonrisa.
_El mismo, por favor, tome asiento
El Director aceptó la invitación, acomodándose en una de las sillas que se ubicaban delante de su escritorio, mientras el docente se ubicaba del lado contrario, sin dejar de observarlo.
Graves resistió el impulso de girar los ojos ante el escrutinio, puesto que pudo aprovechar el tiempo para hacer exactamente lo mismo con su futuro interlocutor.
¿Sus conclusiones?
Grindelwald tenía toda la razón en temerle al tipo.
El hombre de mediana edad tenía una expresión afable y era un caballero inglés impecablemente vestido y apuesto, pero el auror no necesitaba demasiados indicios para saber que bajo esa fachada era un ser en extremo peligroso. Sus ojos tenían muy bien vigilados ciertos puntos del cuarto que hablaban de alguien que estaba en conocimiento de cómo usar su entorno para defenderse o atacar, mientras que dos de sus dedos estaban en contacto constante con la varita que llevaba oculta en la muñeca. Ese tipo de reflejos, sumados a la notoria vibración que producía la magia del docente y su foja de desempeño dejaban ver que no era un mago para nada ordinario.
_Tan fuera de lo ordinario como es Newt…
Murmuró Percival riendo bajo, lo que provocó que los ojos del maestro de su pareja brillarán con diversión.
_Presumo que es nuestro magizoólogo la razón por la que el Director de Seguridad Mágica de MACUSA ha decidido hacerse presente en nuestra Escuela intempestivamente
Comentó Dumbledore cruzándose de piernas.
_¿Oficialmente? Estoy aquí para completar ciertas observaciones necesarias para el reporte acerca de la captura de Gellert Grindelwald – respondió Percival mientras sacaba de su bolsillo el informe que le habían entregado sus aurors, su copia del libro de Newt así como el capullo de Swooping Evil que apoyó sobre el escritorio del docente – ¿Extraoficialmente? Podría decirse que estoy dividido entre el funcionario que cree que debe iniciar una queja formal ante su Ministerio por maltrato y el novio que apenas puede contenerse de hechizar a los mismos por los que presentaría la queja.
Albus Dumbledore levantó las cejas asombrado ante su directa aproximación a los hechos, pero Graves se encogió de hombros.
No tenía tiempo para sutilezas británicas.
Su porteador internacional volvería a activarse en un par de horas.
Y en Nueva York no consideraban productivo el andar dándole vueltas a cualquier asunto.
El profesor, entonces, se adelantó y luego de ver de reojo el capullo de la criatura, recogió el informe y el libro, repasando ambos a conciencia.
_No me extraña – reconoció suspirando luego, mientras señalaba el documento ministerial – Nuestro sistema es… antiguo. Difícil de cambiar. Aunque reconozco que es… duro en extremo el que lo hayan hecho…
_¿Firmar todas y cada una de esas evaluaciones? – le cuestionó Percival – Yo no sé en qué mundo viven ustedes, pero en el resto, eso es acoso laboral, Profesor
_Por eso se marchó de este mundo, ¿no? – le respondió el hombre – ¿Cómo está Newt?
_Bien. Adaptándose – explicó Graves – MACUSA es una entidad distinta a su Ministerio
_Escuché que su Presidenta lo convenció personalmente de quedarse a trabajar allí
_Escuchó bien
_Y sin embargo – apuntó el docente señalando su copia del libro de su pareja – quién tiene anotaciones y comentarios de su puño y letra en una de las pocas copias de un libro agotado, así como una de sus criaturas, es usted
Percival asintió como respuesta, mientras recogía con su mano el capullo nuevamente. Este, al ser acariciado como Newt le había explicado, hizo que el Swooping Evil se desplegara para apoyarse en su pecho, disfrutando de la atención.
_Director – dijo Dumbledore riendo bajo – ¿Es usted es consciente de que esa criatura se alimenta de cerebros humanos?
_Alastair fue criado en cierta maleta, sin contacto con el tipo de alimento usual que consumen los de su especie.
Le aclaró al Profesor, en tanto el animal, luego de ser consentido unos instantes, retornó a su forma de capullo original, el cual volvió a guardar en su bolsillo.
_¿Qué quiere usted saber?
Preguntó el hombre devolviéndole el informe y su copia del libro.
_No me interesa la razón por la que Newt fue expulsado. Eso es algo que él, si así lo desea, en algún momento, me relatará – le aclaró Percival – Lo que quiero es que usted, que llegó a conocerlo lo suficiente como para que años después le pidiese escribir el prólogo de su libro, me cuente todo lo que recuerde de cómo era el Newt Scamander que estudió en estos salones, sin ahorrar un solo detalle.
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_¿Me acompañarías a cenar?
Le preguntó a Newt al retornar de Inglaterra.
_¿Ahora?
_Hola, Pickett – Percival saludó riendo bajo al bowtruckle que se asomó por entre los cabellos de su enamorado cuando trató de acomodárselo – No sé si has visto la hora, pero…
_¡Oh! – exclamó Newt al darse cuenta de que ya se había acabado la jornada - ¡No he alimentado a nadie aún! ¡Tengo que…! Disculpa, pero no voy a poder…
_Pedí para llevar – le explicó mostrándole la bolsa que tenía en una mano – Las Goldstein nos esperan y dicen que, mientras me des asilo en la maleta, no hay problema.
El rostro del magizoólogo se iluminó con una amplia sonrisa mientras asentía y Graves no pudo evitar recordar uno de los tramos de la conversación que había sostenido con Dumbledore apenas unas horas antes.
“Vivir en nuestra parte del mundo, para ciertas personas como Newt, implica tener que aceptar que no vas a poder disfrutar de algunas cosas que los demás disfrutan sin problemas. Cercanía y contacto, por ejemplo. El más joven de los Scamander aprendió tempranamente que para alguien como él, ser abiertamente sincero, así como confiar en otros, iba a ser muy difícil”.
Lo que significaba que el Newt que habían podido conocer en su equipo en MACUSA, era uno que no conocía el resto de la humanidad. Uno que tenía la suficiente confianza en Percival y sus aurores como para permitirse ser él mismo, compartir sus criaturas y, hasta, buscar enamorar al Director.
Por lo que, de todos ellos, pero especialmente de Graves dependía, que el magizoólogo residente, nunca volviese a cerrarse como lo había hecho en Inglaterra y que, poco a poco, mediante el contacto físico y el buen trato, pudiese florecer también por fuera de las oficinas de los aurores americanos.
_Hazme el favor de enviar este sobre a Theseus Scamander – le dijo a Abernathy, quien también se había retrasado en partir para ponerse al día con sus informes – Bajo la calificación de urgente.
El auror asintió, mientras Newt buscaba su abrigo y su maleta, para luego llamar al Director a fin de que pudieran aparecerse cerca del edificio de las hermanas.
Al día siguiente, estaba seguro que en Europa habría varios sorprendidos, entre los que se encontraría el mayor de los Scamander, al recibir dos cartas de quejas formales, una de parte de la Presidenta Picquery y otra de su Director de Seguridad Mágica, en las que cuestionaban con severidad el comportamiento del Ministerio de la Magia Inglés respecto al trato empleador/empleado, evidenciado en la copia del documento que habían tenido el atrevimiento de enviar a Nueva York, y respecto del cual esperaban tener garantías de la destrucción de todos sus folios originales, ya que de otra manera, recomendarían a Newt Scamander, magizoólogo permanente de MACUSA, iniciar acciones legales por medio del Magicongreso Único de los Estados Unidos por acoso laboral contra su anterior empleador.
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Naturalmente, lo que fue un hermoso período de noviazgo sin interrupciones, en el que Newt y Percival siguieron construyendo su relación de manera suave y agradable, no podía durar demasiado sin tener que atravesar una tormenta.
Y es que, la vida de auror, te ponía siempre estos desafíos por delante.
En el caso de Graves, su debilidad eran los niños.
Nada lo perturbaba peor que ver sufrir a manos de criminales a los niños.
Tristemente, había atravesado por demasiadas situaciones que involucraban niños durante sus años de carrera y sabía que en los años que le restaban en MACUSA, vería muchas más.
En el caso de Newt, su debilidad, obviamente, eran las criaturas mágicas.
Nada podía sacar de su eje a su pareja peor que ver a una criatura mágica indefensa sufrir a manos de unos miserables.
_¡Scamander!
Exclamó Roberts luego de aparecerse en las oficinas llamando la atención de todos.
En sus manos, había una caja mugrienta y, la cara de desesperación de la mujer, le indicaron al Director como al magizoólogo, que en la redada a la que había asistido el equipo habían sido encontradas criaturas mágicas heridas.
Por unos segundos, el tiempo pareció detenerse, para volver a correr inmediatamente después mientras Newt corría hacia la caja y Percival daba las primeras órdenes a sus aurores.
_Kenneth lleve la maleta del Señor Scamander a mi oficina. Goldstein tenga en espera a pociones por si es necesario contar con su ayuda. Los demás, contacten al resto de las áreas por lo que haga falta y no nos molesten hasta que las víctimas hayan sido atendidas ¡Muévanse!
Su personal se puso rápidamente a trabajar en tanto abría pasó al magizoólogo que, al escuchar que trasladaban su maleta, se dirigió con la caja en las manos con Roberts comentándole los pormenores del caso.
_Un grupo de magos los tenía cautivos. Los usaban para asustar y confundir a los No-Maj, nos dijeron. Creando diseños en los cultivos.
_Gracias, Roberts – le dijo el Director a su auror al ver que el británico estaba sólo concentrado en llegar lo más pronto posible a la choza de su maleta dónde seguramente tenía los elementos necesarios para asistir a lo que sea que venía en la caja – Nos haremos cargo a partir de aquí.
_De nada – le contestó la mujer sujetando su brazo antes de que cerrará la puerta para susurrarle – Jefe, están en muy malas condiciones…
Graves asintió y le hizo una seña con el rostro a Abernathy, quien asintió como contestación. La oficina quedaba oficialmente al mando del segundo y los aurores deberían diferir sus consultas y permisos a este.
Al girarse luego de volver a agradecer a Roberts, Percival descubrió que el magizoólogo no estaba en su oficina, pero que la maleta permanecía abierta, claramente en una invitación a que el Director se uniese a su pareja en el proceso de asistir a las criaturas que habían sido rescatadas.
El americano, entonces, bajo por la escalera, asegurándose de cerrar la tapa de la maleta, sabiendo que era mucho más seguro para ambos, ya que Queenie se aseguraría de que la misma no fuese tocada por nadie.
_Deshidratados, malnutridos, golpeados…
Escuchó murmurar a Newt al descender y encontrarse con la espalda del británico frente a la mesa de su estudio en la choza dónde, sobre un paño, estaba inspeccionando tres pequeños mooncalves.
Un escalofrío corrió por la espalda de Percival al ver la imagen que se desplegaba sobre la superficie de madera.
Las calmas criaturas que, en el hábitat que su pareja tenía en su maleta, solían tener sus grandes ojos abiertos y ser muy activos, siempre curiosos de lo que hacía o traía el americano al mundo personal de Newt Scamander, en este caso, apenas podían reconocerse como miembros de su especie.
Muy delgados, con marcas en el cuerpo, los ojos cerrados, respirando con dificultad y con sus patas casi en piel viva eran, como le dijese Roberts, la viva imagen de algo que no iba a durar demasiado.
Sin embargo, si algo había aprendido de esos meses de cuasi convivencia con el de cabellos marrones, era que Newt Scamander podía enfrentar cualquier situación adversa y desafiar todo posible pronóstico.
_Dime que necesitas – le dijo a su novio apoyándole una mano en el hombro – Te ayudaré a salvarlos. No estás solo.
El británico asintió y luego de inspirar y exhalar profundo, le contestó.
_Agua, necesito lavarlos y desinfectarlos primero
Graves se quitó el saco y lo colgó del perchero, para salir de la choza, arremangándose la camisa y encontrarse con el demiguise sosteniendo un balde.
Ese había sido el comienzo de cuatro días en los que los mooncalves habían pendido de un hilo. El Director, durante ese tiempo, había asistido lo más posible a su enamorado, en tanto salía esporádicamente de la maleta para comprobar que afuera no hubiese sucedido nada grave y para buscar comida para ambos, así como para las demás criaturas, puesto que Newt tenía toda su energía puesta en los tres pequeños cuerpos.
Para Graves el proceso había sido en extremo difícil y revelador, ya que no había podido evitar trazar un paralelismo entre el secuestro de los mooncalves y su propio secuestro a mano de Grindelwald.
Tanto las criaturas como él, habían sido sacados de su ambiente contra su voluntad por criminales. Tanto las criaturas como él, habían sido mal alimentados, mal provistos de agua y maltratados hasta el punto de poner a su existencia en peligro. Tanto las criaturas como él, no pudieron al principio identificar que estaban a salvo cuando fueron rescatados. Y tanto las criaturas como él, habían sido tratados durante su recuperación por las cuidadosas manos del más joven de los Scamander.
Percival no podía negar que había terminado profundamente conmovido cuando, al depositarlos Newt, en el hábitat iluminado por la luna de los otros mooncalves, uno de los pequeños rescatados, al abrir sus ojos, había restregado suavemente su rostro en la mano de su novio, como agradeciendo la ternura con la que eran tratados en comparación con el infierno que habían vivido anteriormente.
El británico había contestado al gesto con un susurro en el que le había pedido a la criatura que guardara fuerzas y volviese a dormir, que todo estaría bien, aunque aún ninguno de los dos sabía si los pequeños llegarían a sobrevivir.
¿Cuántas noches de esas dos semanas en las que Percival había permanecido sedado recuperándose y en las que le habían contado que el magizoólogo prácticamente no se había separado de su lado en el hospital de Nueva York esa misma voz lo habría tranquilizado de la misma manera?
¿Habría dudado alguna vez Newt de que el Director de Seguridad Mágica de MACUSA sobreviviera a las consecuencias de su cautiverio?
El americano no había querido nunca pensarlo.
De hecho, tenía guardado en uno de los cajones de su escritorio el informe médico de su tratamiento y no había querido ni hojearlo antes de enterrarlo entre medio de otros papeles. Entonces, había pensado que había tomado las cosas como una situación laboral más. Después de todo, ¿cuántas veces no había terminado herido de gravedad en el pasado? Era prácticamente una condición para ser auror de cierta categoría el tener un número alarmante de visitas al Hospital.
Sin embargo, hoy podía ver que, en realidad, lo que había hecho era huir de la verdad.
Del simple y llano hecho de que había estado muy cerca de no contar el cuento.
Lo que lo hizo pasar por diversos estados en muy pocos minutos.
Terror, porque de acabar su vida en aquel momento, no estaba seguro de que lo hubiese hecho en un tiempo en el que considerase que estaba cumplido todo lo que había deseado. Furia, porque hubiese terminado a manos de alguien horrible. Decepción, porque las personas más cercanas a él en ese entonces, no habían podido identificar al impostor antes. Y, finalmente, tristeza, porque se hubiese perdido de conocer a Newt y experimentar el vivir una nueva aventura junto al magizoólogo.
Porque esos días, en los que la preocupación por los pequeños, los había hecho casi recluirse en la maleta, habían sido un antes y un después para Percival.
Ocupados en la asistencia a las criaturas, ambos habían podido, virtualmente, convivir. Puesto que habían compartido comidas y charlas por mucho más tiempo del que se podían permitir en el exterior e, inclusive, habían dormido juntos, cuando el americano había podido convencer al británico de que colocarán un hechizo que les avisará si se producía algún cambio, pero que necesitaban descansar.
El de cabellos marrones, en esas madrugadas, se había dejado arrastrar a la cama de su choza, dónde había caído agotado, totalmente vestido entre los brazos de Graves. El líder de los aurores de MACUSA, esas mismas madrugadas, había permanecido despierto, no sólo para vigilar a los enfermos de reojo, sino también para considerar como se sentía ante lo que sucedía entre ambos y había llegado a la conclusión de que no deseaba volver a una casa acogedora pero extremadamente solitaria.
Que, cuando la tensión por los mooncalves terminase, daría el siguiente paso, porque era evidente que Newt respetaba sus tiempos y sólo respondía a los movimientos que Percival realizaba. Como si fuese una de sus criaturas, el especialista esperaba a que el Director lo abrazará, rozará sus manos o invadiese su espacio personal, antes de corresponder. Y eso lo había llevado a apreciar mucho más los esfuerzos que hacía el británico para hacerlo sentir cómodo y tranquilo en la relación que llevaban.
El magizoólogo, si tomaba en consideración la historia que había podido aprender al hablar con el profesor Dumbledore, probablemente, aún seguía teniendo dudas de su valía y no lograba comprender que, a la vista de todo el mundo, quien estaba siendo beneficiado de ambos, era precisamente Graves. Porque, más allá de la inteligencia y la habilidad del de cabellos marrones, su enorme corazón y paciencia, eran mucho más de lo que un cascarrabias con muy mal humor como él, hubiesen esperado en la vida.
Y, por ello, al ver como los ojos del mago se apagaron al cerrar los ojos el pequeño mooncalf, Percival extendió su mano para que Newt la tomará ayudándolo a levantarse con el fin de bailar suavemente bajo la luz de la luna artificial del hábitat.
_Mi madre me enseñó – le dijo al muchacho suspirando en su oído – Ella solía bailar conmigo cuando me veía triste o estaba estresado para alegrarme.
Newt estalló en risitas, probablemente imaginando a Percival de pequeño siendo guiado por su madre para bailar y, como en aquella oportunidad en la que, días atrás habían terminado golpeándose las cabezas por la poca coordinación del Jefe de los aurores al intentar besarlo, el americano río también.
Pero, como siempre, su especial pareja había logrado acallar sus risas con un movimiento inesperado.
Como con los pequeños rescatados, el magizoólogo había tenido un gesto de ternura.
De esos que, Graves pensaba, habían quedado tan atrás en el tiempo que ya no iba a volver a vivirlos.
El británico había frotado con suavidad su nariz con la suya, provocando que su corazón medio le saliera del pecho, en tanto su rostro se había tornado colorado como un tomate aún bajo la luz del astro nocturno.
_Gracias
Le dijo luego el de los ojos azules en un susurro.
_El placer es mío, Newt.
Confesó Percival.