𝕳𝖊𝔯𝖒𝔞𝔫𝖔𝔰 𝖉𝖊 𝔰𝔞𝖓𝔤𝖗𝖊©

Harry Potter - J. K. Rowling
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Summary
En el número cuatro de Privet Drive vive Harry Potter un "bicho raro" que es maltratado por sus tíos, la oportunidad de escapar se presenta.
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Petunia se acercó al cuerpo inerte del chico, colocó un dedo en la yugular del castaño, Vernon y Dudley se mantuvieron en un silencio casi culposo, la tensión se dispersaba en el aire.
“Sigue vivo.” Informó Petunia. “Dudley, pásame la varita”Solicitó.
Dudley volvió corriendo segundos después con la varita de su madre en la mano, observó los movimientos de la varita con curiosidad, aquellos hilos de magia que envolvían a su primo se le hacían fascinantes, un resplandor dorado lo cegó por unos segundos.
“Llévate la varita, Dudkins, se va a despertar pronto.”
En cuanto el infante volvió se encontró a su primo ya despierto aún acostado en el suelo.
“Ya hay que irnos ¿Qué haces ahí tirado? ¡Quiero ir temprano al zoológico!” Gritó enfurruñado. “Lo siento, señorito.” Murmuró Harry con la voz temblorosa.
Minutos después la familia salía de la casa y subía al coche para llevar a Dudley a la escuela, Harry iba en la maletera para cuidar que los libros de Dudkins no se maltrataran, el trayecto fue corto debido a que la escuela estaba cerca de la casa.
“¡Dudley!”Gritó uno de los mejores amigos del mencionado “¿Listo para ir al Zoo? Yo no puedo aguantar la espera.” Vernon rió ante las ocurrencias de los pequeños. “¡Sí! Me interesan los anfibios.”
Harry observó la interacción entre los chicos con ojos llorosos, deseando una amistad así, pero él no era merecedor de amor, los raritos no merecían tal cosa. A veces se sentía culpable por las muertes de sus padres, el debió haber muerto, sus padres tenían futuros brillantes y él sólo era un rarito que no sabía hacer nada y era incluso más inútil que una bolsa rota.
Vernon los apresuró a entrar a la escuela para no manchar el perfecto récord de asistencia de Dudley, la primera clase era Matemáticas y después irían de excursión al Zoológico.
“Buenos días estudiantes ¿están listos para ir a la excursión?” Cuestiona el maestro, un estruendoso ¡Sí! Se escucha como respuesta, el único que se mantenía en silencio era Harry. “¿Qué les gustaría ver primero?” Las respuestas variaban, pero la mayoría querían ver a los elefantes y leones. “Ya veo que están muy emocionados…¿Cuántos animales creen que habrán si tenemos diez elefantes y diez leones?” Dudley volteó a ver a Harry que le señaló la repuesta utilizando los dedos de sus manos. “¡Diez!” Gritó. “Muy bien Dudley, pero recuerda levantar la mano antes de dar la respuesta, por favor. Ahora si dos de los elefantes están embarazados ¿Cuántos elefantes hay?” Harry hizo una seña, Dudley alzó la mano y gritó “Diez” La maestra suspiró dándose por vencida.
La clase prosiguió con Dudley respondiendo todo correctamente y Harry susurrándole la respuesta.
“Muy bien estudiantes, llegó el momento que tanto habían estado esperando, por favor hagan una fila ordenada, saldremos de la escuela en unos minutos”
La directora y una profesora de apoyo llegaron corriendo, al parecer se les había hecho tarde debido a un problema con un alumno que se había escapado de la instalación.
Se irían en unas vans blancas, pero el grupo entero no cabía así que se tuvieron que separar en tres grupos, Harry estaba a punto de suspirar de alivio por que le había tocado un grupo en el que ni su primo ni sus amigos estarían, hasta que el pequeño rechoncho chilló al respecto y las profesoras tuvieron que sentarlo junto a su primo.
Para Harry fue un trayecto largo, Dudley y sus amigos lo obligaron a acostarse en el suelo y ser una buena ‘alfombra’, Petunia sí había aliviado sus heridas, pero un hechizo tan rápido no servía para nada más que amortiguar el dolor.
“¡Llegamos!” Gritaron los amigos de Dudley pisando a Harry cuando se levantaron, el pequeño juró que escuchó dos fuertes cracks.
Se levantó sacudiéndose la ropa, bajó de la Van con precaución, sabiendo que su primo podía estar esperándolo abajo para hacerlo tropezar, el grupo se había reunido a unos metros del estacionamiento, un guía les explicaba que no debían pegarse a los vidrios o meter la mano -o alguna otra extremidad- a las jaulas.
El recorrido inició con tranquilidad, lo primero que vieron fueron los leones y felinos, de ahí observaron de cerca a algunos mamíferos. Cuando llegaron al área de los anfibios y reptiles les mostraron una boa constrictor, Dudley se enojó por que la serpiente no se movía.
“Usted, ¿Me quiere tomar el pelo? ¡Esa serpiente es falsa!” Reclamó, al guardia no pareció importarle y continuó explicando cómo se alimentaban, Dudley le pegó al vidrio de la jaula de la serpiente.
Las palabras abandonaron la boca de Harry que se sentía profundamente apenado por las acciones de su primo, apenas fue un susurro “lo siento” la serpiente lo observó antes de sisear ‘no hay necesidad, cariño. Me sorprende que seas capaz de hablarme’
Antes de que Dudley pudiera hacer el intento de romper el vidrio de la jaula con una piedra Harry se interpuso, recibió el golpe. No fue más de un segundo sin embargo ese corto periodo de tiempo fue suficiente para que el cristal desapareciera y la Boa de manchas amarillentas y sorprendente longitud reptara fuera de su cautiverio. La única víctima fue Dudley, que recibió una mordida en el tobillo.
El personal del zoológico se alertó al no encontrar a la Boa, pero Harry sabía. Aquel señor de cabellos castaños y ojos verdes la había escondido en su chamarra, señalándole a Harry que guardara el secreto.
El guía se acercó a Harry después de asegurarse de que Dudley fuera atendido. “¿Sabes lo que acabas de hacer?” Cuestionó en un susurro.
Harry negó, por primera vez prestando atención a la apariencia del guía, su cabello era negro, largo y sedoso, sus ojos también eran negros y tenía un aroma delicioso, que el castaño no logró identificar en ese momento, junto a su aroma había otros tres, dos de ellos demasiado mezclados y un tercero que a penas y lograba estar allí.
“¿Tus papás son magos?” Preguntó, el pequeño solo negó. “Murieron el 31 de Julio, el día de mi primer cumpleaños.” Susurró aguantándose las lágrimas, el guía lo miró, Harry no pudo descifrar esa mirada. “Ya veo.” Harry decidió hacer la pregunta que rondaba por su cabecita “¿Usted conoce al chico de cabellos rubios y ojos plateados?” El adulto lo miró sorprendido antes de asentir. “¿Le puede decir que lo quiero mucho, pero que debería buscar a alguien que merezca su amor y pueda hacerlo feliz?” Pidió con ojos llorosos, el guía asintió al parecer la petición lo tomó desprevenido y lo dejó sin palabras.

La profesora llamó a los padres de Dudley que llegaron corriendo ante la noticia de que su hijo resultó herido. En cuanto llegaron y vieron a Harry hecho una bolita en el suelo le dieron una cachetada. El niño corrió a esconderse detrás del guardia que le daba una sensación de seguridad inigualable.
Los tres adultos conversaron, pero Harry no logró escuchar ninguna palabra.
Cuando llegó el momento de irse Harry comenzó a temblar, no lograba sentir sus extremidades, su respiración era irregular y su cerebro sólo le gritaba una cosa: Escapa.

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