
⤿𝓡𝓮𝓬𝓾𝓮𝓻𝓭𝓸𝓼 ⁴╱﹖⤾
El viaje de regreso a Privet Drive hubiera sido una tortura para Harry de no ser por su inconsciencia, al parecer los Dursley ya no ocultaban su magia pues lo habían dejado encerrado en una cajuela que con cada movimiento que hacía se volvía más y más pequeña, asimilando la forma de una caja cuyo interior estaba repleto de espinas.
Pronto el hambre, el sueño y la incomodidad hicieron acto de presencia, lo único en lo que lograba refugiarse era en aquel inconsciente que se mostraba frente a él en forma de una casa color rojo ladrillo, en la puerta una cerradura en forma de serpiente.
El tiempo que pasó dentro de la cajuela -que asegura fue más de una semana- lo pasó en aquella casa recordando.
“Harry…¿Ya recuerdas a tus padres?” Cuestionó Anne, el castaño sonrió entre lágrimas, sí, por supuesto que los recordaba. “Quiero volver con ellos…si pudiera.” Susurró. “Claro que puedes, de hecho es muy sencillo, escucha con atención. Aquí el tiempo pasa diferente, depende de cuánto tiempo quieras pasar aquí y en cuanto quieres que pase allá. Nosotros te enseñaremos magia, historia de la magia y historia familiar. Lo único es que…en el tiempo que estés aquí crecerás y madurarás, eso no desaparecerá cuando regreses al mundo real.” Harry ladeó la cabeza. “¿Eso quiere decir que seré más alto?” Preguntó. Anne negó con la cabeza. “No crecerás físicamente.” Explicó.
“¿A qué edad se manifiesta la magia en los magos?” Harry respondió en seguida. “La magia accidental comienza alrededor de los nueve años.” El mago asintió. “¿A qué edad la presentaste tú?” Preguntó, el castaño no parecía saber la respuesta. “Ven, será más fácil de esta manera, esto se llama espejo de las sairomem, fue creado justo por casos como el tuyo…en fin, sólo mira tu reflejo.”
El instante en el que los ojos verdes se miraron en el espejo una escena comenzó a reproducirse. La interpretó como su nacimiento, hasta donde Orión le había explicado los embarazos en almas eternas eran complejos, primero se tenía que crear el huevo, después el huevo tenía que ser resguardado en el vientre de la pareja hasta que eclosionara, pero, en el caso de Harry, que era hijo de tres hombres el huevo eclosionaría dentro del vientre, sin embargo el recién eclosionado no estaba desarrollado del todo hasta que pasara un tiempo dentro del vientre del tercer padre.
James había sido el último en tener a Harry en su vientre, después de tres meses el bebé estaba listo para nacer. Harry observó cómo sus dos padres se acurrucaban a lado de James que se esforzaba por entregar al bebé, Severus se levantó para ayudar a James mientras Tom susurraba y colocaba tela húmeda en la frente húmeda del castaño. La letanía de“¿Está bien? Por Merlín, dime que está sano, por favor.” No ayudaba mucho a Severus, que a parte de preocupación por su hijo tenía miedo de que su esposo estuviera sufriendo mucho, de los tres Severus era el más severo respecto a la salud y bienestar de los tres.
Una hora después Severus divisó la cabecita del bebé “Lo veo, vas bien mi amor, descansa un poco…eso es ¿quieres agua? ¿Poción para el dolor? ¿no? ¿Estás seguro?”
Un pequeño lloriqueo se escuchó en la habitación, James lloró de alegría al igual que Severus y Tom. James dormitó por unos minutos en lo que sus esposos limpiaban y atendían al bebé.
“¿Está bien?” Fue lo primero que preguntó en cuanto vió aquel taquito de sábanas en los brazos de Tom. “Sano y salvo, ninguna enfermedad, peso y tamaño adecuados…Núcleo mágico intacto y rebosante de magia.” Informó entregándole al bebé. “Harrison…nueve meses, te esperamos nueve meses, por fin estás con nosotros. Te queremos tanto mi pequeña vainilla.”
Harry observó con lágrimas en los ojos que en ese entonces su cabello era rubio y sólo se fue oscureciendo con el paso de los años; la alegría en sus memorias no duró mucho, pronto cumplió los dos años y con ellos perdió todo, fue alejado de sus padres a la fuerza por un abuelo de ojos azules que lo obligó a tomar pociones que tenían funciones extrañas, como odiar la magia oscura y amar el lado de la luz, es decir a la orden del fénix y serle siempre fiel.
Con lentitud, el trance en el que estaba se desvaneció, descubrió también que las pociones y hechizos aún estaban surtiendo efecto, suspiró, de acuerdo con sus memorias había pocas cosas que podía hacer ahora.
Severus le enseñó todo lo teórico de la preparación de pociones, Tom le enseñó la defensa contra las maldiciones y criaturas sólo en caso de que se viera en alguna situación en la que tuviera que usarlas y James…James le enseñó a escapar, hechizos que resultaran útiles para esconderse, emboscar y escapar de emboscadas…y también artes marciales.
“Tom, Severus, Harry magia…ayuda.” Murmuró James, no sabía que hacer su bebé salió volando por la ventana, eso, de seguro era culpa de Tom.
Tom y Severus se apresuraron a la habitación de su pequeño, observaron a James que lanzaba hechizos a diestra y siniestra para atraer al pequeño, pero nada parecía funcionar, Tom saltó por la ventana, comenzó a perseguir a su pequeño castañito travieso que reía sin parar, una parvada de aves fénix pasó a lado de Harry, que estiró sus brazos, intentando tocar aquellas aves de rojo brillante. Tom juraba que su corazón había dado un vuelco, las llamas de las aves fénix eran demasiado peligrosas para los magos adultos - ni hablar el peligro que corría Harry en ese momento. - sin embargo el niño acarició al ave con cariño y esta cantó en respuesta. Tom lo atrapó gracias a la distracción que ofreció aquel gracioso pájaro, inspeccionó la mano de su hijo, sin poder creer lo que sus ojos le mostraban. No había ni una sola quemadura.
Se apresuró a regresar a la habitación de su hijo, en donde lo esperaban sus compañeros de alma, en ese momento Severus consolaba a James - a pesar de estar igual de preocupado por Harry que él -, en cuanto lo vieron acercarse, salieron al balcón, James recibió a su bebé en brazos, revisó sus manos, cara y cuerpo, el causante de tal preocupación sólo reía.
“Es tu culpa.” Murmuró James en cuanto Harry se durmió. “¿Mi culpa?” Cuestionó Tom. “Sí, te vió volando el otro día.” Susurró el castaño. “Se te olvida que Severus también ha volado frente a Harry, y no es nuestra culpa que tú aún no sepas controlar tu vuelo.” Respondió Tom, ofendido; Severus solo miraba la interacción divertido. “Bueno, tampoco se nos debería hacer raro que sólo a unas semanas de nacido haya logrado volar…teniendo en cuenta quiénes son sus padres, tal vez deberíamos enseñarle a controlar su magia.” Intervino por fin.