𝕳𝖊𝔯𝖒𝔞𝔫𝖔𝔰 𝖉𝖊 𝔰𝔞𝖓𝔤𝖗𝖊©

Los envenenados colmillos de la criatura que había trepado por el brazo de Harry se clavaron en el cuello del castaño, los ojos verde esmeralda del niño se abrieron; el miedo reflejado en su rostro. Su mundo comenzó a dar vueltas, su corazón dejó de latir, la piel de su espalda se desgarró, sus encías sangraron.

"lo la𝑚e𝑛to" Susurró la serpiente, sus escamas eran negras como el ébano, sus ojos eran de un tono verde grisáceo "pero esto era co𝑚pleta𝑚e𝑛te 𝑛ecesario"

Harry se sentía extraño, casi como si hubiera vuelto a salir de su cuerpo, sin embargo sabía que ese no era el caso, la sensación era distinta y no había perdido la conexión con su cuerpo físico.

"¿Hola? ¿Hay alguien ahí?" La única respuesta que obtuvo fue la del eco, que regresó las preguntas.

Al darse cuenta de que nadie respondería a sus llamadas optó por observar sus alrededores, estaba parado en el centro de una calle, frente a él había una casa de color rojo ladrillo, se acercó. La cerradura tenía labrada una serpiente con ojos de esmeralda, colgando de los colmillos tenía un pequeño letrero que rezaba 'secretum infra seram et clavem erit, donec verus dominus comparuerit et petat quod iure suo¹' Tuvo que leerlo varias veces antes de darse cuenta de que a pesar de que entendía lo que estaba escrito, el texto estaba redactado en latín.

Dudó un poco antes de tocar con la punta de los dedos la cerradura, se escuchó un pequeño crujido segundos antes de que la puerta se abriera por completo, las paredes de la casa estaban pintadas de un verde claro, casi pastel. Muchos retratos decoraban los muros, las personas que estaban pintadas en ellos parecían seguirlo con la mirada.

"¿Quiénes son ustedes?" Cuestionó sin esperar una respuesta. "¿Quién eres tú?" Preguntó el cuadro frente a él, era una mujer de cabellos negros, labios delgados y ojos grandes de color morado. "Harry Potter" Contestó con la voz corroída por el miedo ¿Cómo era posible que una persona pintada se moviera? "No, no eres Harry Potter. ¿Quién eres en realidad?" Repitió la mujer.

Harry no entendía a qué se refería, él era Harry Potter ¿o no?

Un nombre se deslizó por sus labios, casi como si su inconsciente lo susurrara en su lugar, sólo para recordarle quién era. "Harrison Prince-Riddle-Potter."

La mujer asintió, su sonrisa se ensanchó y sus ojos se pintaron de verde. "Bien, me alegro de que hayas recordado, al menos tu nombre. Mi nombre es Anastasia, soy tu abuela y ellos son tus familiares." Informó señalando a los otros cuadros. "Todos nosotros ya estamos muertos, pero, podemos ayudarte a recuperar tus recuerdos e incluso enseñarte magia."

"Anne, se nos acaba el tiempo." Gruñó uno de los cuadros, Harry volteó a ver a Anastasia, tal vez, esperando una explicación, que, por supuesto no llegó. En su lugar un grito agudo se escuchó por toda la habitación.

"Madame Petunia."Susurró Harry. "¡Escoria! ¿Qué pensabas que podías quedarte dormido y no hacer el desayuno?" Gritó Petunia. "Disculpe." Murmuró.

El sueño había escapado de su cerebro, al parecer el instinto de supervivencia era superior a la necesidad de un buen descanso, se levantó y se dirigió al baño al que le era permitido el acceso, tomó agua de una cubeta y se lavó las manos. Después caminó hacia la cocina, como Dudley y él tenían clases debía cocinar un poco más de lo usual, colocó el sartén en la estufa, tomó el aceite y derramó un poco del líquido en la superficie del sartén, rompió diez huevos y vació el contenido sobre el sartén. Esperó unos cuantos minutos para voltear el huevo y colocar trocitos de salchicha.

Partió y sirvió el huevo en tres platos, no había porción para él porque las escorias no comen, exprimió seis naranjas y llenó tres vasos con el jugo; un violento gruñido escapó de su estómago. Ignorando el dolor que le ocasionaba el hambre llevó los platos y vasos a la mesa, para después regresar a preparar el café de tío Vernon.

El repartidor de periódicos había dejado el periódico diario en la entrada de la casa, así que pasó a recogerlo, el encabezado rezaba: 6 AÑOS DE LA TRAGEDIA Y AÚN NO SE ENCUENTRA EL CUERPO DEL NIÑO QUE FUE ENTERRADO EN LOS ESCOMBROS DE SU CASA.

"Ni lo encontrarán." Gritó Vernon en cuanto lo leyó.

Harry lo miró con curiosidad, no tardó en bajar la vista, no quería problemas tan temprano. "Escoria, ven aquí. No debes ir con el estómago vacío a la excursión ¿no lo crees?"

El pequeño alzó la vista y con cuidado se acercó a su tío, que lo alentó a abrir la boca, Harry no esperó, sin embargo que le vaciara la cafetera en la boca, el café estaba hirviendo y quemó su lengua, labios, mejillas y cuello; a pesar de ello bebió lo más que pudo. Su estómago agradeció lo poco que pudo consumir.

Ignoró las lágrimas y el dolor que comenzaba a apoderarse de su cuerpo antes de agradecer la 'amabilidad' de su tío, que asintió y le ordenó que limpiara la porquería del suelo.

Fue por un trapo para secar el café hirviente del suelo, fue en ese momento, en el que sintió un fuerte calambre en las piernas, segundos después estaba tirado en el piso, la sangre escurría con lentitud, siguiendo pequeños senderos que recorrían trayectos largos y cortos, su mirada se volvió borrosa.

Una escena se reprodujo en su mente, un niño de ojos plateados y cabellos dorados lo miraba con preocupación, Harry juraba que no entendería nunca la razón por la que las personas sostenían que el dorado no debía juntarse con el plateado o ¿quizás dependía de quién los usara?. Una sonrisa se dibujó en su rostro, ojalá aquel niño fuera feliz.

El dolor superó los límites de lo imaginable, el cuerpo del castaño no lo aguantó, los ojos se cerraron, los músculos se relajaron y las lágrimas fluyeron.

"Ya fue suficiente, Vernon." Murmuró Petunia al ver cómo el cuerpo de su sobrino no se movía. "¿Está muerto?"Cuestionó Dudley. "Sí, muy tarde. Dumbledore estará rabioso."Contestó Vernon. "¿Es eso lo que te preocupa? ¡Matamos al chico!"