Say Yes To Heaven

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
Say Yes To Heaven

De vuelta a Hogwarts

" Draco Malfoy nunca aceptaría que el aroma 

a pergamino viejo, tarta de melaza 

y lirios era su favorito. 

Harry Potter olía a todo eso. "


 

Hogwarts por si solo ya tenía muchos gritos y escándalos diario, más con ciertos gemelos gryffindors. Pero lidiar con un slytherin y un gryffindor rivales era algo que realmente no necesitaban.

 

Harry aceptaba que esta rivalidad le resultaba absurda, pero molestar al slytherin y verlo ponerse rojo de furia era magnífico. 

 

Draco no aceptaba que fuera absurda, al contrario. Para él está rivalidad estaba totalmente justificada, y es que para él, todo era culpa de Harry. 

 

Ambos amaban estropear cada momento del otro, no importaba si era en el desayuno o en clase.

Y Draco amaba realmente hacer que su padrino castigara a Harry arruinando sus pociones.

 

Pero siemore hubo una regla invisible entre todo esto, una línea que nunca se cruzaba.

 

Nunca pero nunca se herían físicamente. 

 

Por eso para Draco, tendido en el suelo y sintiendo cada parte de su cuerpo tensarse y doler a niveles infernales, no le entraba como Harry pudo lastimarlo así. No sólo lastimarlo, sino también huir.

 

Su sexto año no inició bien, Draco ya no quería ir tras Harry tan seguido pero parecía que el ojiverde si, Draco estaba cansado mentalmente y ni hablar de físicamente, Harry parecía querer ponerlo al límite. No iba a mentir, él fue quien primero dañó físicamente a Harry, pero una nariz dislocada no era lo mismo a dejarlo para morir.

 

Y a veces, como ahora, tenía tanto miedo de morir.

 

Ver a Harry irse corriendo sin importarle dejarlo ahí. Lo mató por dentro.

 

Si fuera al revés, Draco estaría llorando intentando sanarlo, porque no era un asesino, quizás un bravucón resentido y solitario pero no un asesino.

 

Sabía que su padrino lo estaba salvando, pero él no quería ser salvado. No quería morir, pero tampoco quería seguir sufriendo. 

No era cobarde, claro que no, pero tampoco era un suicida para querer volver.

 

Por eso y más, Draco odiaba a Harry.

 

No le había bastado al Rayito con haberlo humillado y rechazar su amistad sincera de forma cruel, sino que ahora quería matarlo.

 

Draco Malfoy nunca había pensado que el que consideró héroe de pequeño ahora sería la razón por la que sufría tanto.

 

Harry Potter era... no era feo, para nada, sus ojos esmeraldas, su cabello desarreglo y castaño tan lindo que se veía suave y brillaba bajo algunos rayos del sol, su rostro digno de ser el elegido. Labios carnosos y rosados ni tan delgados ni tan grandes, simplemente perfectos.

 

Él era un completo imbecil atractivo. 

 

Por otra parte, Harry Potter simplemente odiaba a Draco, lo odiaba con cada parte de su ser.

 

No por ser su rival, sino por ser él.

 

Draco a su punto de vista era simplemente insoportable. Tan caprichoso, presumido, arrogante, y extremadamente lindo y tierno. Sus cabellos parecían brillar bajo la luz, sus ojos a veces tan inocentes que miraban con adoración sus pociones,  el como sus labios se curvaban en una sutil sonrisa cuando lograba molestarlo o era elogiado.

 

Draco Malfoy era sin duda alguna lo que más odiaba.

 

Entonces no entendía esa pesadez abrumadora en su pecho al haber huido y dejarlo ahí, casi haberlo asesinado. Él no quería claramente, no planeó que eso pasara, era lo que menos quería. Pero él sólo quiso ayudar a Draco, verlo llorando con esa desesperación y miedo, un miedo tan aterrador y sofocante. Verlo así casi lo mata.

 

Así que no fue hasta que llegó Snape que reaccionó y huyó, aterrado de lo que hizo.

 

Pero claro que ninguno aceptaría todo eso.

 

El día en que Draco Malfoy murió, fue el día que Harry Potter lamentó no haber aceptado su amistad.

 

Y el día que Harry Potter murió, no vió a su familia en el bosque prohibido, vió a Draco Malfoy.

 


 

── ¿Crees que mi nombre es gracioso? ── una voz infantil hizo un eco que le causó dolor de cabeza. ── Yo no tengo que preguntar el tuyo. Esa cara. Esa ropa usada y vieja. Debes ser un Weasley. 

Harry confundido no entendió, casi cae al suelo al sentirse mareado y fuera de sí.

Perdido por unos segundos miró a su alrededor.

Estoy en Hogwarts...

Fue lo que pensó, luego vió el rostro rojo de Ron y la mano de cierto rubio arrogante.

── Te darás cuenta que unas familias son mejores que otras, Potter. ── Su corazón se aceleró, temblando con anticipación. ── No te conviene amistar con los equivocados. Yo te puedo ayudar.

Observó atentamente la mano, un jadeo ahogado de Ron lo enfocó en la realidad.

Estaba en Hogwarts, frente a Draco, con Ron, era un... niño.

── Sabes Malfoy, mi madre fue una hija de muggles. ── hizo una corta pausa. ── mi madre no tenía el mismo nivel económico que mi padre sangre pura y heredero. ¿Vas a burlarte de mi como lo haces con Ron?

Draco guardó silencio y estuvo a punto de bajar su mano.

Harry fue más rápido y la tomó.

── Espero que tu concepto de amistad no se base en el dinero, eso es aburrido y de adultos. ── Sonrió al ver el sonrojo avergonzado en sus mejillas.

── Yo soy Harry, Harry Potter. 

Insistió a iniciar de nuevo, Draco pareció entenderlo.

── Draco, Draco Malfoy.

La señora McGonagall llegó, carraspeando los vió a todos.

Harry realmente no tuvo tiempo para mirar todo o escuchar a la profesora McGonagall, él aún pensaba en lo perdido que estaba con todo esto.

Aún sentía sus brazos picar por querer algo... querer sentir más cerca a Draco, todo su núcleo se removió por querer tirarse encima suyo, disculparse por todo y llorar mientras se aferra a su cuerpo, prometerle que lo cuidaría y que nunca volvería a dañarlo.

Un codazo lo hizo reaccionar casi asustandolo. Era su turno ahora.

Caminando al frente hasta llegar al taburete sentándose y sintiendo el sombrero en su cabeza, de nuevo.

── Mhm... difícil, muy difícil. ¿Pero que tenemos aquí, mhm? Tú no deberías estar aquí y lo sabes ¿no? Pero en que casa te pondré ahora.

── Realmente no me importa.

── ¡Ja! Me alegra que ahora no te opongas a mi decisión, irás a donde debiste ir desde un principio si no hubieras sido ingenuo y manipulable.

── ¡SLYTHERIN!

Los gritos de Slytherin por "atrapar a Potter" se hicieron audibles, mientras que dos singulares gemelos cantaban a coro "no atrapamos a Potter, los grandes leones asustaron a la pequeña serpiente". 

Harry quiso correr y abrazarlos, sentarse con ellos.

En cambio, se sentó junto a Draco quien le sonrió. 

El banquete inició, sin duda iría a hablar con Dumbledore, esta situación no era normal.

Saboreandose al ver toda la comida, comió como si no lo hubiera hecho en semanas –lo cual era relativamente correcto–. Desde la búsqueda de horrocruxes no había comido nada que no fuera pequeños trozos de pan y botellas de agua.

Al acabar la cena entre risas y un Harry aún desconcertado, todos fueron guiados a sus respectivas casas. Harry se desvió para llegar a Dumbledore. 

── Harry, muchacho.

Bien, se quedó en blanco.