Cervatillo Perdido¡!

Harry Potter - J. K. Rowling
Gen
G
Cervatillo Perdido¡!
Summary
Harry, al verse envuelto en fuertes emociones, experimenta un repentino cambio en su cuerpo.Asustado, huye del lugar, aunque no llega a ser la primera vez que le ocurre algo parecido.De esa manera comienzan las aventuras de un cervatillo, y varias personas que intentan evitar que se mate.
Note
Introducción: En un universo en donde Harry Potter es un animago natural, llega al mundo mágico más temprano de lo esperado.Fue todo gracias a una delicada situación generada en la casa de sus tíos.Ahora, tras entrar en esa nueva vida, tendrá que adaptarse. Incluyendo todas esas personas que va conociendo, y esa extraña situación que pasa con su cuerpo.-------Subí hace tiempo esta historia en Wattpad pero nunca llegué a publicarla aquí-Se hará referencia y mención al abuso infantil. No creo que sea algo explícito, pero si lo hay, pondré alguna advertencia al principio del cap.
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Escapar de un infierno

¡Cervatillo Perdido! ¡Devolver al Profesor Snape si lo encuentran! ¡Se le ofrece una recompensa de un ticket anti-detención con Filch al que lo traiga VIVO!

(Si le tiene mucho miedo al Profesor Snape también puede devolverlo a N̶y̶m̶p̶h̶a̶ Dora Tonks)


Decir que la primera guerra mágica no trajo consecuencias sería una gran mentira.

Un 31 de octubre, fallecieron Lily Evans-Potter y James Potter, asesinados por Quien-No-Debe-Ser-Nombrado.

El hijo de ese matrimonio, Harry James, consiguió de alguna manera sobrevivir a la maldición asesina, convirtiéndose en el ya tan famoso Niño-que-Vivió.

Esa noche del 31 de Octubre fue dejado en la puerta de la casa de sus tíos, con una carta que explicaba todo la situación.

Para su mala suerte, ese no sería un buen comienzo para el joven mago. Que desgracia tener que vivir con una familia que claramente no lo quería, ¿no?

Desde que tenía uso de conciencia, el niño había visto las dos caras de la moneda: mientras su primo lo tenía todo en bandeja, él debía trabajar y matarse para conseguir una mísera cantidad de comida, (que a veces ni siquiera llegaba a ver.)

¿Pero era verdaderamente un caso injusto, o será por esa parte rara de ti que te hace un fenómeno?

Sin dudarlo, ese era uno de los recurrentes tipos de pensamientos que pasaba por su cabeza.

Los días en el número 4 de Privet Drive se volvían muy monótonos para Harry, quién debía hacer un gran esfuerzo para reprimir ese sentimiento innato de curiosidad que cualquier niño normal tendría.

Su única salida era la escuela primaria, donde, si bien no estaba muy alejado de todos esos problemas que acarreaban vivir con sus tíos, al menos le daban una salida.

No tenía amigos. Dudley se encargó casi al instante de ello, molestando a cualquier niño que tuviera la más mínima intención de formar una amistad con él.

Los profesores no hicieron mucho. Solo castigaron unas cuantas veces a su primo si salir al patio en el recreo. Y eso, en vez de ser una ayuda para Harry, era un problema cuando regresaban a la casa, y Dudley se quejaba a sus tíos.

Las ganas de aprender fueron prácticamente arrebatadas del joven Potter. No se le tenía permitido sacar más nota que su primo, tampoco podía hacer preguntas, y los pocos libros que consiguió leer fueron en la biblioteca de la escuela. Aunque, bueno, por culpa de una supuesta conducta de niño malcriado se le prohibió la entrada.

(No fue él quien rompió los libros de cálculo básico que sacó, pero nadie le hizo caso.)

Hubo muchos más problemas producidos por su estancia con la familia de la hermana de su madre, aunque, sin duda, el más importante recogía todos esos factores que afectaban en mayor o menor medida a su desarrollo.

La mala alimentación provocada por la falta de comida solo hizo que su estatura y peso no correspondiese a los intervalos saludables, aunque Harry nunca le tomó demasiada importancia, siempre había sido así, por lo que podría ser hereditario. (Obviando el hecho de que Harry no sabía cómo eran sus padres.)

Debido a la falta de nutrientes, su vista empeoró drásticamente. Fue en primero de primaria cuando, bajo órdenes de una profesora, su tía Petunia lo llevó al oculista, y le compró sus primeras y únicas gafas.

Años después volvía a tener el mismo problema. Aún con las gafas, seguía sin poder ver bien, y Harry no entendía el porqué.

En la noche del 23 de agosto de 1987 tuvo el valor de preguntarle a su tía, pero esta no le tomó importancia. Solo le dijo que no sobreactuara, y que mostrara algo de gratitud ante la 'gran suma' de dinero que se gastaron en él.

Harry no le volvió a preguntar más.

Esa misma noche, cuando su tía le contó todo a su marido, las quejas de su tío Vernon no se hicieron esperar. Mientras comía, se burlaba de sus padres, los cuales, según lo poco que sabía, eran unos alcohólicos, y solo traían desgracias a su alrededor.

Harry, quien en ese momento se encontraba fregando, pudo escuchar la vozarrona voz de su tío con claridad, y las risillas que soltaba su primo. Gracias que no estaba cara a cara con ellos, porque si su tío le hubiera pillado con ese rastro de lágrimas que bajaban por su cara, tendría un gran problema.

Cuando por fin estaba devuelta en su alacena, y la casa se quedó en silencio, no pudo más, y estalló.

Los llantos, antes silenciosos, ahora se escuchaban con claridad. Su pequeño cuerpo temblaba, aunque se sentía sofocado, e intentaba por cualquier medio hacer más grande la ropa ya de por sí estirada que heredó de su primo.

Sus pensamientos fueron detenidos por unos pasos que provenían de arriba, y su cuerpo se tensó aún más. Intentó callar cualquier mínimo ruido que generara, pero no le sirvió de mucho, pues, pocos minutos después, su tío abrió la puerta de su habitación.

Harry no tardó en notar la expresión de pura ira del hombre, probablemente generada por culpa de ser despertado en mitad de su sueño. El niño temió por su vida cuando la gran mano de su tío agarró su pelo, y lo tiró con fuerzas para sacarlo de la alacena.

Una vez Vernon cesó el tirón, y soltó su pelo, Harry colocó por instinto sus brazos alrededor de su rostro, intentando cubrir la mayor parte posible de este. Esperó el golpe, pero nunca llegó. En vez de eso, un estruendo se hizo sonar.

El niño abrió los ojos, y poco a poco, viendo que no hubiera peligro, se apartó las manos de su cara. Decir que estaba sorprendido cuando vio a su tío tirado en el suelo, inconsciente, y con algunas gotas de sangre cayendo, era poco.

Cuando otro par de pasos se escucharon, preso del pánico, Harry huyó. No sabía cómo reaccionaría su tía al ver la escena, pero tenía claro que no quería estar allí cuando lo hiciera.

Corrió todo lo que sus cortas piernecitas le permitieron, saliendo de la casa de sus tíos, y de la seguridad de las protecciones de sangre.

Justo antes de llegar a la pequeña plazoleta que estaba a unas cuantas manzanas de donde vivía, el cuerpo de Harry no reaccionó como era debido. Sus piernas perdieron fuerza, sus manos le temblaban violentamente, y bajo esa fría noche, el chico se desplomó muy cerca de un arbusto.

Tiempo después, cuando el sol empezaba a salir, el chico se despertó, aún sintiéndose muy cansado por algún motivo que desconocía.

Intentó hacer algo de memoria de lo ocurrido tras llegar a la plazoleta, pero solo logró recordar un extraño sueño que tuvo, uno en donde él era una cría de ciervo, un cervatillo que recorría esa misma plazoleta.

Sin duda, era algo raro, pero lo achacó a que era solo un sueño.

A Harry le hubiera dado algo si se enterara de que no despertó en el mismo arbusto donde se desplomó.

Durante el resto de la mañana se dedicó a divagar por la zona, sintiendo como su barriga pedía comida que no le podía dar.

Con pesar, el chico sabía que tendría que aprender a sobrevivir.

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