
CAPÍTULO 9
El sonido de páginas siendo tocadas y dadas la vuelta inundó la calma de la biblioteca por la noche. El ocasional rasgar de una pluma y dos suaves respiraciones eran toda la ambientación que la Sección Prohibida estaba teniendo aquella noche de viernes. Dos frustrados y cansados Hermione y Malfoy llevaban semanas incansables de búsqueda y no encontraban nada. Se apartó los rizos color canela de la cara y se miró las manos. Oscurecidas con manchas de tinta, parecían pequeños besos del calamar gigante del lago contra el dorado de su piel. Las uñas cortas tenían algún que otro punto sangrante por la ansiedad, que hacía que se las mordiera. Suspirando profundamente, movió su foco de atención de su propio cuerpo hacia el frente cuando lo vio.
Dos libros que estaban flotando a colocarse se chocaron y cayeron al suelo con un sonido sordo.
Draco levantó la vista de su pergamino y observó a Hermione recogerlos cuando la espalda de la chica se puso rígida de repente.
- ¿Qué es? ¿Qué pasa? - preguntó el Delegado.
Hermione se giró, con un libro de Moste Potente Potions bajo un brazo y otro con la portada de cuero amarillo desgastado abierto.
-Nuestra solución. Mira, lee aquí. - apoyó el libro en la mesa y lo giró para que el chico pudiera leer - Esta línea.
"Sin embargo, el mayor logro de mi vida como bruja ha sido erradicar de este mundo la presencia del Espejo Atlavotemlutatem, una reliquia que se dice desciende de la primera Ondina, hija de Poseidón y que comenzaba dejándote ver la voluntad de las personas y acababa ahogándote en el mar. Para deshacerse de objetos con magia elemental (comúnmente denominados reliquias) conseguí formular una poción que acabó por completo con el maldito espej-..."
El resto estaba tachado haciéndolo ilegible, y cuando dio la vuelta a la página, estaba tachada con magia y el resto del libro estaba arrancado salvajemente.
- ¿No lo ves? Es la solución.
- Es el diario de una estudiante de Hogwarts. -repuso secamente Malfoy- También veo que está roto y no existe dicha solución.
- Solo tenemos que buscar su dirección en los archivos de antiguos alumnos e ir allí a investigar. Seguro que encontramos algo.
- No pone fecha ni nombre, Granger. - exhaló aire Malfoy frotándose el entrecejo. – Cómo te gusta meter las narices en vidas ajenas, ¿eh?
Hermione cerró de golpe el libro y abrió la primera hoja enseñándola, en la cual se leía a duras penas desgastado por el tiempo el nombre de Araucaria Fernsby y 1899 (séptimo curso).
- Esta señora debe ser ya polvo a 7 metros bajo tierra. -hojeó un poco las primeras páginas por si hubiera algo que de alguna manera se le hubiera escapado a Mione (sin éxito).
- Da igual, es lo mejor que hemos encontrado. Vayamos a pedir permiso a la Directora para ver la dirección de esta mujer y vayamos allí. - cerró el libro de nuevo y dio por zanjado el asunto recogiendo todo y marchando a la habitación. - Mañana a primera hora. Buenas noches.
“Llegué al mundo el 14 de febrero de 1882 en la leñera de mi casa, una pequeña cabaña en el pueblo de Hillsbreath. En una pequeña comunidad mágica situada en la isla de Coll, Escocia, ser aceptada en Hogwarts significaba un gran avance familiar, podríamos dejar de dedicarnos a la ganadería ovina y poder progresar hacia la pequeña tienda de remedios que siempre quise crear. Todo…”
- Pensé que no había nada más aburrido que el profesor Binns un lunes a las 8 de la mañana después de las vacaciones cotorreando sobre Historia de la Magia. Estaba equivocado. Vaya puta mierda. Peor que la bazofia esa de La Tentación de Bruja que tengo que confiscar constantemente.
Tiró el diario encima de la mesa y siguió desquitándose del libro entre dientes hasta que Hermione salió de la habitación vestida de diario con unos pantalones vaqueros cargo, converse rojas y, entrecerró los ojos, ¿llevaba una camiseta cuello de barco con manga francesa azul y encima un top de tirantes rosa?
- ¿No tienes sentido de la moda, Granger? ¿Qué horterada llevas puesta? ¿Es eso una sudadera de terciopelo verde? Oh, por Merlín, tiene hasta brillantes. – Malfoy estaba realmente horrorizado, sabía que el gusto de ella era malo (al fin y al cabo, le gustó el piojoso de la zanahoria), pero no hasta ESE punto de grave.
Hermione se miró a sí misma confusa mientras se ponía la chaqueta y cogía su abrigo plumas, ¿a qué venía todo ese alboroto por un conjunto perfectamente pasable en el mundo muggle?
- ¿Sí?
- No tenemos tiempo, pero trata de pensar que no vas sola y que no te pones en vergüenza tú sola, si no que me avergüenzas a mí con tu paupérrimo sentido del gusto- palideció horrorizado al observar de nuevo el conjunto antes de decidir salir por la puerta dirección al despacho de la Directora.
Mientras se dirigían hacia allí, Hermione insistía en que no era tan malo y que dejase de sobreactuar y cada vez que decía eso, se paraban y peleaban antes de seguir andando. Así pues, 15 minutos y 3 discusiones después, llegaron a la gárgola.
- Contraseña. -demandó la gárgola al sentir su presencia.
- El Bar de Ruibarbo de Bárbara. -enunció con voz clara Hermione.
La gárgola comenzó a moverse formando la escalera que llevaba al despacho.
- Vaya contraseña más rara.
- Supuestamente lo entenderemos en el futuro, no sé. Se rio cuando dije lo mismo.
Entraron en el despacho y salieron al cabo de media hora con un pergamino con las coordenadas y órdenes directas de no desvelar el origen ni el propósito de la misión. Con las manos detrás de la cabeza, Malfoy expuso con buen humor:
- Y ahora solo queda irnos a Hogsmade, aparecernos en Hillsbreath, asaltar una tumba y a lo mejor derrotar e interrogar a un par de viejos. Vámonos.