
CAPÍTULO 8
Neville paseaba por la orilla del lago apuntando plantas autóctonas de la zona en su cuaderno que iba encontrando y le podían ayudar en su tarea de herbología y metiendo algunas en un cesto pequeño. La Sra Pomfey había acudido a la Profesora Sprout ya que necesitaba Porynetium, una planta que crecía con la humedad y ayudaba a crear junto con otros ingredientes la famosa poción del sueño sin sueños. La demanda de dicha poción tras la Batalla de Hogwarts se había elevado tanto entre alumnos y profesorado, que tenían asignada un aula de pociones solo para su elaboración.
- ¡Eh! ¡Longbottom! - alguien le llamó por detrás - La Profesora Sprout ha decidido que nadie se quede solo y ahora la tarea es por parejas. Tienes la suerte de ir conmigo, ¿no estás encantado?
Nada más y nada menos que Theodore "Theo" Nott era el que había pronunciado aquellas palabras. El chico de cabello castaño ondulado se acercaba con las manos en los bolsillos, los músculos de los brazos se le notaban por debajo de la remangada camisa y en los que destacaban unos lunares salteados. La corbata desatada con los colores de Slytherin estaba por encima del chaleco con el escudo de la serpiente y ondeaba ligeramente con la brisa otoñal.
Neville le dedicó una simple mirada y se giró para continuar con la búsqueda de Tapicua verdina y Amaretia risueña. Sabía que estaban por aquella zona del Lago Negro y las necesitaba para los deberes de herbología.
- ¿Longbottom? ¿Me estás ignorando? - atónito, Theo corrió los metros que le separaban de Neville. No estaba acostumbrado a ser ignorado, por lo menos, no en Hogwarts. Al ver que seguía sin hacerle caso ninguno, volvió a llamarle canturreando para llamar la atención - Longbooottom.
- Si quisiera hablar contigo, te habría respondido al principio.
- Venga,venga. No seas así. ¿Cómo puedes decirle eso a tu querido compañero de tarea, Longbottom? - chasqueó la lengua Theo.
- Dejemos algo claro, Nott - remarcó su apellido Neville cambiándose el cesto de mano y agachándose a tocar unas flores violetas antes de anotar en su cuaderno la localización y propiedades para después cortarlas con unas tijeras de plata pequeñas. - Si quieres hablarme, te diriges a mí por mi nombre o simplemente no esperes respuesta. Mis padres me pusieron un nombre, úsalo o cállate.
No cuadraba con la personalidad que le había conocido hasta entonces de chico amable, siempre sonriente y que, bueno, se dejaba pisotear por los demás. El chico que tenía enfrente le hablaba directamente y no aceptaba su mierda, le trataba como si fuera...normal. No Theodore Nott, apestado por lo ocurrido en Hogwarts. No el "hijo de Nott", el hijo del Mortífago. No el séptimo hijo del que nadie se acuerda que existe. Solo Theo, el molesto compañero de clase. Y pensaba aprovechar la oportunidad.
- ¿Qué diferencia hay, Longbottom? Nombre o apellido, eres tú. - silencio - De acuerdo, Neville. - jugueteó con su nombre.
Apuntando algo más en su cuaderno, Neville se paró y volvió a agachar para inspeccionar un musgo rojo que crecía entre unas rocas que se cubrían en marea alta y ahora estaban bañadas ligeramente por el mecer del lago. Murmurando algo ininteligible, cogió unos trozos con unas pinzas, los metió en un frasco de cristal alargado y lo tapó con un tapón de corcho antes de dejarlo cuidadosamente en el cesto. Miró un poco más y se levantó negando.
Le pasó el cesto a Theo, quien se apresuró a cogerlo, y siguió andando recto, consultando el cuaderno de vez en cuando mientras su compañero le seguía por detrás corriendo de vez en cuando para seguir a su altura y parloteando sin sentido.
Risas y bullicio llenaban el Gran Comedor esa tarde de otoño. El techo encantado mostraba la luz característica de Escocia en la época de la caída de la hoja. Los fantasmas del castillo cruzaban de un lado para otro la sala, apareciendo desde el suelo y charlando con los alumnos.
En la mesa de Gryffindor, había un corrillo de amigos con las cabezas juntas chismeando y contando su día.
El pelo rubio casi blanco de Luna destacaba al lado del pelirrojo fuego de la pequeña de los Weasley,ambas sentadas con Neville y Hermione enfrente.
Luna sorbió parte de su té, que todavía quemaba antes de continuar escuchando a su amigo quejarse de la tarea de herbología y su nuevo compañero no callándose ni debajo del agua.
- Sabeis que yo tengo mucha paciencia y que soy agradable con la gente, pero es que este chico me pone muy nervioso. No se calla. Todo el rato hablando y ni siquiera de algo importante de los deberes o de cualquier cosa. No. Es que son tantas cosas a la vez que no soy capaz de procesarlas. - se metió una cucharada de estofado, masticando y tragando antes de continuar su queja Nev - Me ha dado un dolor de cabeza terrible.
Hermione le dió un abrazo como pudo sin dejar de comer, ya que estaba completamente hambrienta ese día después de haber estado horas con Pociones y buscando en varios libros posibles soluciones.
- Pobrecito mío - dijo con cariño la Delegada - Nev está teniendo una santa paciencia con Nott que yo desearía tener con Malfoy, Slugghorn nos ha puesto juntos en un trabajo y, aunque él es súper bueno en Pociones sorprendente, me dan ganas de aplastarle la cabeza con Historia de Hogwarts cada vez que habla y suelta uno de sus comentarios típicos "de Malfoy".
Ginny rió por lo bajo dando gracias por tener a Aramintha Mapleleaf, un Hufflepuff con el que se había vuelto cercana por todos los trabajos juntas años atrás y los que les mandaban ese año. Ari era una persona maravillosa, con una sonrisa preciosa y una picardía innata que le había metido alguna que otra vez en líos a Ginny. El pelo recogido con rastas delgadas atrás y con un undercut que le marcaba mas las facciones y unos ojos marrón oscuro que aceleraban el corazón de cualquiera que le mirase. Lo bueno es que eran buenas amigues y trabajaban muy bien.
Por su parte, Luna tenía como compañera permanente en todas las asignaturas a Pansy Parkinson, una Slytherin que soltaba más veneno que el basilisco mascota del fundador de su casa. Sin embargo, por extraño que pareciera, académicamente no le había dado ningún problema.
- Creo firmemente que el colegio está poniendo a prueba nuestra resistencia mental, si no, no entiendo como es que tres de cuatro estéis con Slytherins - masticó pan Ginny.
- Los posos predijeron esto ya y las cartas confirmaron. - dijo Luna - hace semanas, ¿no os acordáis? Está saliendo todo como debe salir.
Los cuatro miraron la taza que Luna enseñaba, unos más escépticos que otros pero sin romper el silencio.
Sí, las cosas estaban saliendo como debían...