Shared Scars (Español)

Harry Potter - J. K. Rowling
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Shared Scars (Español)
Summary
Los hermanos Black crecieron en una casa llena de gritos, violencia y falta de amor. Con el paso del tiempo, ambos comenzaron a alejarse y olvidaron lo que una vez fue una de las cosas más importantes para ambos, estar juntos. Sirius Black, el traidor de sangre, el diferente, la decepción de la familia. Regulus Black el chico bueno, el chico tranquilo, el obediente, el sensible. Regulus Black creció extrañando a su hermano mayor, odiándose a sí mismo por nunca defenderlo ante sus padres cuando eran más jóvenes, "tal vez eso hubiera hecho que Sirius se quedara..."
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Alice Fortescue

Sabado 21 de octubre de 1972


Las cosas habían mejorado en vista de Regulus, no pasaba largas horas con su hermano, pero al menos ahora se paraban a hablar por los pasillos o se veían en el jardín de vez en cuando, o Sirius guiñaba a Regulus después de sus bromas con esa sonrisa de complicidad que tanto lo hacía reír. No era ideal, pero era algo. Un pequeño vacío se había llenado de nuevo en él.


Era sábado y Regulus había salido al jardín junto a sus amigos. Los cuatro estaban sentados a la sombra de un enorme árbol, el cielo estaba encapotado y todas las nubes tenían ese color plateado que Regulus amaba. Olía a humedad, hacía frío. Una ligera brisa de viento sopló y Regulus sintió ese frío colándose por sus mangas. Sacó de la mochila otro jersey de lana de color azul marino que había cogido por si acaso.


— Reg, ¿estás bien? Llevas dos jerséis y bufanda. — Dorcas se rio mientras su cabeza asomaba por el hueco del jersey azul —


— Sí, solo soy un poco friolero, nada a lo que no esté acostumbrado, tranquila. — Contestó él mirando la risa en la expresión facial de Evan — ¿qué pasa?


— ¡Nada! — Regulus levantó una ceja y Barty se rio también — ¡Nada, nada! Es solo que pensaba que te gustaba el frío.


— Y me gusta. — dijo sacando un termo con té caliente de su bolsa —


— ¿ Cómo puede gustarte algo que te lo hace pasar mal — Evan contestó —


— Me gusta la sensación del frío, me gusta poder ponerme un jersey y sentir ese frío pegado a mis brazos y ver como va desapareciendo — sorbió de su té. Barty, asombrado, lo señaló —


— ¿Llevas un maldito termo con té caliente en la bolsa? — dijo Barty señalándolo —


— Pero tú tienes frío siempre, no tiene sentido que te guste, debe de ser muy cansino ir siempre con un jersey de repuesto por si te entra frío — Evan prosiguió, ignorando a Barty —


— Bueno, es cuestión de acostumbrarse. — Regulus sorbió de nuevo también ignorando a Barty —


— ¿Tu estación favorita no era el invierno Regulus? — se unió Dorcas —


— ¿Hola? ¿Es que nadie lo ve? — Barty fue ignorado una vez más —


— Aja — Regulus asintió — el otoño también me gusta, pero sí, se podría decir que el invierno es mi favorita.


— ¡¿Perdona?! — Evan se incorporó ligeramente — ¿qué clase de psicópata tengo por amigo? ¿cómo puede ser tu estación favorita la estación de las plantas muertas, la lluvia helada y el frío?


— El invierno es genial. Precisamente por lo que has dicho es genial, hace frío, llueve mucho, no hay plantas por tanto no hay alergias, duermes con manta y calcetines, haces té caliente, lees junto a la hoguera, nada falla. — sorbió de nuevo —


— Voy a ignorar el hecho de que acabes de decir que duermes con calcetines porque no estoy de humor para matar a nad-


— ¿¡PUEDE ALGUIÉN HACERME CASO?! REGULUS ¿POR QUÉ LLEVAS UN TERMO DE TÉ EN LA MALDITA BOLSA? — Barty gritó interrumpiendo a Evan —


— ¿por qué no?


Regulus contestó a Barty con toda la calma del mundo, lo que desesperó aún más a su amigo.


— ¿Cómo que por qué no? ¿Por qué es raro?


— Bartemius Crouch Junior, no interrumpas, estamos teniendo una conversación de extrema importancia. — Barty odiaba que lo llamaran por su nombre completo y Evan lo utilizaba para burlarse de él. Barty se puso rojo como un tomate y se calló. — En fin, Reggie, ¿por dónde íbamos? Ah sí, te estaba diciendo que eres unMALDITO PSICÓPATA. ¿Cómo puedes preferir la frialdad y soledad del invierno sobre la alegría y vida del verano?


— El verano está sobrevalorado. — Dorcas dijo para gran ofensa de Evan —


— ¿CÓMO TE ATREVES?


— Es verdad. A la gente solo le gusta el verano porque hay vacaciones, pero lo que es la estación en sí es probablemente la peor. Hace calor, no se puede dormir, la gente grita en verano, hasta la paleta de colores es mala.


— ¡Pobre de mí! ¡Vivo entre locos! — Evan se tumbó sobre el césped — ¿Tu favorita también es el invierno Dorcas?


— Otoño — dijo ella —


— Hm, supongo que sí, me he rodeado de gentuza, soy un desgraciado.


— El otoño está bien, no seas dramático. — Regulus añadió —


— Mejores colores, mejor ropa, mejor comida, mejor tiempo, simplemente la mejor estación.


— ¿Barty? Amigo, dame la razón, no me falles tú también. — Evan señaló a Barty esperando su respuesta —


— ¿En serio no te ha impactado que tu amigo lleve un termo de té caliente en pleno octubre, pero te horroriza que nadie elija el verano como su estación favorita? — Barty le miró juicioso —


— ¡Olvida lo del termo Bartemius! ¡Nuestra amistad pende de un hilo! ¿Cuál es tu estación favorita?


— La primavera


Todos lo miraron atónitos. Nadie esperaba que la estación favorita del que tenían como el rebelde de su grupo fuese la estación de las flores y el amor.


— Espera ¿qué? ¿en serio? — Dorcas fue la única que se atrevió a preguntar, acto seguido se empezó a reír —


— Sí ¿qué pasa?


— Menudo plot twist — Evan lo miró confundido —


— ¿qué le pasa a la primavera? Es sin duda la mejor estación, hace buen tiempo, los campos se llenan de flores, muchos animales reaparecen después de meses, las clases están acabando…


— Sí, no, estoy parcialmente de acuerdo, la primavera es la mejor estación, después del verano.


— Ni después ni leches tío, es mejor, asúmelo.


— Otoño.


Regulus salió de la escena un momento y analizó la situación. Sus amigos discutiendo por ver cual es su estación favorita, cada uno tiene una opinión diferente, ninguno dispuesto a cambiarla, se rio para sí mismo y regresó a la escena, dejándose una nota mental para escribir algo en su diario en cuanto estuviera solo.

 

 

(21/10/1972)


Las cuatro estaciones.


Barty: primavera. Calor, luz, vida, polvo, energía, ruido, cambio.


Evan: verano. Sol, amarillo, césped húmedo, libertad, ingenuidad, apartamiento, sutileza.


Dorcas: otoño. Tarde, soledad, canela, hojas caídas, hogar, confort.


Yo: invierno. Frío, aislamiento, calcetines, taza en mano, azul, nieve, lana.



Regulus caminaba de regreso de la biblioteca, acababa de devolver un par de libros que había cogido para un trabajo de pociones. Sus amigos ya habían ido a la sala común donde habían acordado encontrarse con él cuando terminara de devolver los libros. Todavía quedaban unas horas antes de la cena y Barty y Regulus querían aprovechar para volar con las escobas un rato.


Regulus sonreía, le apetecía mucho volar, llevaba semanas sin hacerlo y echaba de menos la sensación del aire frío chocando con su cara mientras aceleraba hasta no poder más.


Su paso era rápido, cuanto antes llegara, más tiempo de volar tendrían.


— Regulus


El chico paró en seco al oír su nombre. Por un segundo se le heló la sangre. La voz de Narcissa se parecía demasiado a la de su tía cuando estaba sería.


— Narcissa


Regulus se giró y vio como ella se acercaba. Durante el verano, Regulus lo había pasado bien con ella y Lucius, pero en la escuela, su prima había recuperado ese aire altivo y perfección que aterraba a Regulus. La miró de arriba abajo, su camisa no tenía ni una sola arruga, su pelo teñido de rubio caía lacio por sus hombros, recogido parcialmente por un moño atado con un lazo azul en la parte trasera de su cabeza, llevaba una falda a cuadros de color azul oscuro y un cárdigan de punto del mismo color, si Regulus no hubiera sabido cómo era el uniforme de Hogwarts habría jurado que ella lo llevaba puesto en ese momento. En su muñeca había una pulsera amarilla que ese verano no había estado ahí, estaba hecha a mano.


Narcissa conocía a Regulus y se dio cuenta de como su primo miraba la pulsera nueva que ella llevaba. No le extrañó, una pulsera amarilla, echa a mano no era un accesorio habitual de los Black.


— Me la ha hecho mi amiga Alice, es una pulsera de la amistad. Normalmente no creo en esas bobadas, pero a ella le hace ilusión que la lleve así que la tolero. — Le dijo Narcissa subiendo la muñeca para que Regulus la viera mejor —


— ¿La Hufflepuff? — Regulus recordó la conversación del verano en la que su prima había mencionado a una Alice de hufflepuff —


— Aja — asintió —


— ¿te dejan llevarla?


— ¿Qué si me dejan? ¿quiénes? ¿el colegio? — Narcissa preguntó seria retirando la muñeca como si de repente tuviera que proteger la pulsera a toda costa —


— No… ehm… tus padres.


— Regulus, no estamos en casa


Los ojos de Narcissa se oscurecieron y miraron al pequeño e indefenso Regulus. Narcissa empatizó con él y de repente era la pequeña Cissy de primero una vez más, la hermana de Bellatrix y Andrómeda, la asustada e indefensa Cissy que solo quería sentirse segura. No conocía a prácticamente nadie. Una chica de pelo moreno y corto se le acercó.


— Da miedo ¿verdad? — Narcissa no contestó — sí, lo sé. ¿A qué casa crees que irás?


— S-Slytherin — los ojos brillantes de Narcissa subieron y se encontraron con los enormes y marrones ojos de la pequeña chica de rostro redondo —


— ¡Que pasada! ¡Los Slytherins molan!


— ¿E-eso crees?


— ¡Sin duda! Además, el color verde te pega, seguro que te quedará genial el uniforme con la serpiente — ambas rieron —


— ¿Tú? ¿a cuál crees que vas a ir?


— Hum… mis padres dicen que podría ir a Gryffindor, pero creo que acabaré en Hufflepuff. Creo que el amarillo resalta más mi personalidad. — Narcissa sonrió — Alice Fortescue — la chica extendió la mano —


— Narcissa Black


Narcissa volvió en sí y miró su pulsera de nuevo.


— Aquí podemos llevar pulseras de la amistad si queremos Reggie, no pasa nada.


Regulus no supo que contestar, así que no dijo nada.


— Veo que sigues siendo igual de callado, está bien, así te meterás en menos problemas. Bueno, yo quería hablar contigo por algo en específico.


— ¿De qué se trata?


— Sirius. Su cumpleaños es dentro de nada y nuestra familia tiene la tradición de tomar el té juntos en los cumpleaños en Hogwarts. Este año Bellatrix no está así que seremos solo nosotros tres. ¿Te ha llegado ya la carta de Walburga?


— No


— Pues te llegará. A los dos os llegará una carta.


— Está bien.


— Pues ya está primo, eso era. Nos vemos en el cumpleaños de tu hermano. — Narcissa se giró y se alejó mientras se despedía con la mano —


Regulus se había olvidado de la idea de volar. Su mente repasaba lo que Narcissa había dicho “Regulus, no estamos en casa” ¿acaso su prima temía la casa de los Black tanto como él lo hacía?

 



Mientras se alejaba de su primo, la mente de Narcissa estaba fija en la pulsera de Alice.
Narcissa deseó con todas sus fuerzas que Regulus hubiera encontrado a su Alice Fortescue. Yo no lo habría logrado sin ella, pensó sintiendo un trozo del hilo con los dedos.
Antes de que pudiera darse cuenta se encontró a sí misma corriendo por el pasillo. No había nadie cerca. Narcissa sabía donde encontrar a Alice en ese momento y ahí se dirigía.


Estaba lloviendo así que de camino acabó empapándose. Cuando entró en el invernadero la vio. Un pequeño rayo de luz iluminaba su pelo castaño que le llegaba hasta los hombros. Ella sonreía, siempre lo hacía. Alice tenía un talento nato para actuar en los momentos idóneos de la manera idónea. En ese instante se giró y vio a Narcissa en la puerta del invernadero completamente empapada, su camisa arrugada pegada a su piel y sus calcetines bajados uno más alto que el otro. Alice dejó la regadera y corrió hacia Narcissa.


— ¡Cissy! ¡Estás empapada! ¡Merlín, te vas a poner enferma! Pasa.


Alice tomó la mano de Narcissa y la condujo a dentro. La sentó al lado de una maceta que ella estaba cultivando y le dio una bata que ella misma había bordado con unos girasoles.


— ¿Té? — le ofreció un termo y Narcissa lo tomó — ¿qué ha pasado? ¿carta? — Narcissa asintió, pero luego rectificó —


— Sí y no


— ¿Sí y no? Esa es nueva. Cuéntame, amiga.


— No quiero molestarte mientras trabajas.


— Ya he acabado de regar a Narcissa.


— ¿Has llamado a tu planta como yo? — sonrió —


— En efecto. Os parecéis muchísimo. Las dos tenéis ese aire melancólico y elegante.


— Es una gerbera.


— Sí


— Me gusta


— A mí también — Narcissa se sonrojó y miró para abajo — pero creo que ahora Narcissa la planta necesita menos ayuda que mi Cissy. Cuéntame qué ha pasado.


— Estaba hablando con mi primo


— ¿Sirius?


— No, el pequeño, Regulus


— Ah, sí, el callado — Narcissa asintió —


— Me ha preguntado por la pulsera — levantó el brazo y dejó la pulsera de Alice a la vista —


— ¿Qué le pasa a la pulsera?


— Me ha preguntado si podía llevarla y le he dicho que no estábamos en casa y de repente…


— Estabas ahí otra vez…


— Aja, estaba ahí.


Alice abrazó a Narcissa


— Pero no estás ahí, ¿recuerdas? Estás aquí, conmigo y con Narcissa la gerbera.


— No es por mí por quien me he preocupado. No esta vez.


— Oh. ¿Regulus?


— Regulus. Sus ojos… había puro terror en ellos. ¿y si él no ha tenido tanta suerte como tuve yo?


— ¿a qué te refieres?


— ¿y si él no tiene a su Alice Fortescue? — Alice no pudo evitar reírse — ¡Va en serio! —Narcissa protestó —


— Lo sé, lo sé. Oye Cissy tu primo es fuerte como tú. Encontrará a su Alice — se rio de nuevo —


— ¿De verdad lo crees?


— Estoy convencida de ello —

Narcissa apoyó su cabeza en el hombro de Alice y esta le acarició el pelo húmedo —


— Gracias Alice


— Para eso estoy Cissy, para eso estoy


Alice no se quedó tranquila hasta que vio los ojos de Narcissa aclararse y recuperar ese tono azul pastel que tanto le gustaba. Miró su muñeca. La pulsera azul que Narcissa le había dado estaba ahí. Luego miró la pulsera amarilla de su amiga. Todo estaba bien.

 

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