Shared Scars (Español)

Harry Potter - J. K. Rowling
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Shared Scars (Español)
Summary
Los hermanos Black crecieron en una casa llena de gritos, violencia y falta de amor. Con el paso del tiempo, ambos comenzaron a alejarse y olvidaron lo que una vez fue una de las cosas más importantes para ambos, estar juntos. Sirius Black, el traidor de sangre, el diferente, la decepción de la familia. Regulus Black el chico bueno, el chico tranquilo, el obediente, el sensible. Regulus Black creció extrañando a su hermano mayor, odiándose a sí mismo por nunca defenderlo ante sus padres cuando eran más jóvenes, "tal vez eso hubiera hecho que Sirius se quedara..."
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Navidades 1971

Las navidades en casa de los Black nunca eran especialmente alegres o familiares, eso es algo con lo que Regulus había crecido, solían más bien ser frías, llenas de gente emborrachándose y hablando generalmente de magia oscura y maldiciones, política y reformas del ministerio. No eran divertidas para niños, pero generalmente eran pasables, solían regalarles un par de libros y reliquias familiares que ambos eran demasiado jóvenes para apreciar y no mucho más. Regulus nunca había sido fan de las Navidades, eran aburridas.


No pudo dormir la noche previa a la vuelta de Sirius. Estaba demasiado nervioso. No podía esperar a que su hermano mayor le contara todo lo que había ocurrido en Hogwarts, sus nuevos amigos, las clases, el Quidditch, la magia... Por otra parte, Reg estaba profundamente preocupado por lo que pudiera pasar durante la reunión. Sabía de buena fe que no iba a ser nada pacifica, su madre no había tenido reparo alguno en lastimar a sus hijos anteriormente como castigo y Regulus estaba seguro de que ella volvería a hacerle daño a Sirius si lo consideraba oportuno.


Regulus remangó el pantalón de su pijama por encima de su tobillo. Miró las elegantes cicatrices, ya casi invisibles, que su madre había hecho en la última travesura del verano que Sirius y él habían llevado a cabo. Walburga decía que era un castigo justo. Regulus sabía que ella había sido mucho más dura con su hermano mayor, Sirius tenía muchas más cicatrices que él. Un escalofrío recorrió su cuerpo y se volvió a bajar el pantalón, no quería ver esas horribles cicatrices más tiempo.

 

Martes 21 de diciembre de 1971


Sirius regresó el día 21 de diciembre de 1971 para pasar las vacaciones en la casa de los Black. Regulus quiso ir a la estación a recoger a su hermano mayor, pero por supuesto, Walburga no se lo permitió.
Esperó en el banquito de la gran entrada, su madre le había hecho vestirse con un atuendo negro, “puramente Black”. Él estaba sentado, con la espalda erguida y la mirada fija en el pomo de la puerta, ansioso por ver un mínimo movimiento en él que anunciaría la llegada de Sirius.


No hizo falta ver el movimiento del pomo, los gritos del joven de ahora doce años se oyeron a metros de distancia de la puerta principal. Regulus dejó de sonreír mucho antes de que su madre y hermano abrieran la puerta.
Ambos entraron, sin maletas, estas serían llevadas por el elfo doméstico a su habitación más tarde. Sirius parecía realmente molesto de estar de vuelta en casa, su madre, tremendamente decepcionada. Reggie supo desde ese instante que las vacaciones serían largas y definitivamente ruidosas.


Regulus inspeccionó a su hermano, llevaba puesta la toga de Hogwarts, pero en efecto, no era verde Slytherin si no un profundo rojo Gryffindor. De todas las casas posibles y su hermano había tenido que entrar en Gryffindor. Reg pensó que probablemente sus padres no se habrían enfadado tanto de haber sido un Ravenclaw, no, pues claro que lo habrían hecho, cambió en seguida de opinión. El joven llevaba su pelo suelto, como de costumbre, ligeramente más ondulado, le llegaba hasta pasados los hombros, le había crecido durante el curso. Su estatura permanecía intacta, pensó Reg. Sus ojos brillaban, pero no con el habitual brillo de picardía, este era un brillo diferente, Regulus lo había visto antes, lo sabía, pero no supo identificarlo en ese momento.


— Sube a tu dormitorio inmediatamente jovencito, más vale que reflexiones o no tendrás cena que te alimente esta noche. Y no te atrevas a contestarme ahora.


Regulus no tenía ni idea de lo que había pasado pero su hermano no pronunció una palabra, ni siquiera pareció percatarse de la presencia del pequeño en la sala. Sirius subió las escaleras a toda velocidad y lo siguiente que se oyó fue un estruendoso portazo que hizo que la cara de Walburga se enrojeciera aún más.


— Crio insolente, vas a saber cómo respetar a tu madre.


Regulus supo inmediatamente lo que vendría después, quiso con todas sus fuerzas hacer algo, pero el terror parecía haberlo pegado a la butaca y fue incapaz de mover un solo musculo. Permaneció allí sentado, solo, durante al menos otra media hora.

 


 

Durante la cena Regulus no abrió la boca para decir una sola palabra, sus padres no parecieron notarlo. Sirius no estuvo presente. Al terminar, Regulus pasó por la cocina y cogió unos panecillos y un poco de carne que había sobrado a escondidas.
Subió a la habitación de su hermano y llamó un par de veces.


— ¡Por última vez, no voy a decirte donde está mi bufanda de Gryffindor, madre!


Regulus esperó un segundo, sin tener muy claro que contestar y finalmente decidió simplemente entrar. Abrió la puerta con mucho cuidado y entró sigilosamente.


— Dejadme los dos en paz un ra- — Sirius empezó a gritar girándose y descubriendo la figura indefensa de su hermano, asustado, una vez más al borde de las lágrimas — Oh… Reg, eres tú… perdona, pasa si quieres.


Sirius pareció destensarse un poco al ver que se trataba de Regulus, el ceño fruncido desapareció. Se pasó la mano por el pelo para ordenárselo un poco y evitar que su hermano pequeño lo viera así. Regulus echó un vistazo rápido a la habitación, Sirius no llevaba ni un día allí y ya estaba hecha un desastre. Las revistas de quidditch esparcidas por todo el suelo, cojines tirados por todas partes, la cama revuelta y el baúl de viaje abierto y desordenado en todo el medio de la alfombra. Después de mirar toda la habitación, Reggie subió los ojos hasta clavarlos en Sirius, su cara estaba roja, Regulus supo en seguida que Sirius había llorado. Sirius no lloraba muy a menudo, pero Regulus siempre identificaba cuando lo había hecho porque el azul característico de la mirada traviesa de Sirius Black se oscurecía hasta llegar a parecerse al color de ojos de Orion Black, su padre. Regulus se estremeció.


— ¡Oh! ¿Traes comida? ¡Merlín! ¡Gracias Reggie! Me estoy muriendo de hambre y esa maldita bruja no me deja cenar si no le doy mi maldita bufanda de maldito color rojo


— Es… es tu madre… — Regulus dijo un poco aturdido de oír tantas maldiciones salir de la boca de su hermano en una sola oración —


Sirius bajó de la cama y se acercó a Regulus cogiendo el plato de comida y dirigiéndolo hacia la cama de nuevo para sentarse ambos — Sí, lo que sea, no hablemos de ella ¿quieres? — masticó uno de los panecillos, sus ojos recuperaron un poco de brillo, lo que recompuso mínimamente a Regulus — ¿qué tal estos meses por aquí? ¿te has aburrido mucho sin mí? — Sirius sonrió a su hermano —


— Yo ehm… sí, bueno, sí, un poco solo. En realidad, han hablado mucho de ti por aquí. — Regulus supuso que Sirius sabría sobre las cartas de Bellatrix, pero aun así se le hacía difícil darle la noticia a su hermano —


— ¿Ah sí? ¿y qué es lo que dicen de mí? —Sirius parecía estar disfrutando de la conversación, se la estaba tomando a risa y eso estaba volviendo loco a Regulus —


— Bueno, ehm… dicen que tú… dicen que no has… que no has… entrado en… bueno, ya sabes.


— ¡Venga Regulus! Puedes decirlo, no he entrado en Slytherin, ¡soy la decepción de la familia! — Sirius río — acabaré desheredado como la prima Andrómeda.


— ¡No digas eso! — el pequeño que había estado calmado saltó, haciendo que Sirius se sorprendiera repentinamente — tú no eres como ella, tú no…

— Oi Reg, ¿Cómo ella? ¿y cómo se supone que es ella?


— Ella es… es…

— Al menos tiene buen gusto musical — Sirius rio de nuevo.


Regulus estaba enfadado ahora. ¿Cómo podía su hermano ser tan insensato a veces?


— Venga, no discutamos, ¿quieres que te hable de mis amigos entonces? Hasta tenemos un nombre de grupo, ¡Los merodeadores!


Regulus se animó ligeramente, pero no pudo evitar notar que su hermano había cambiado, no necesariamente un mal cambio, se le veía más confiado, pero Reg no pudo evitar pensar que ese cambio podría acarrearle muchos problemas, sobre todo con sus padres.


— ¿¡Potter!? — Regulus no podía creerlo — Sirius, los Potter estaban los primeros en la lista de familias que evitar, ¡y probablemente los Pettigrew los terceros! — El pequeño estaba horrorizado, era peor de lo que esperaba —


— Ja, espera a que te cuente sobre Lupin entonces, es mestizo, creció en un hogar para niños muggles. Él es genial, un poco tímido, pero definitivamente uno de nosotros. —


Regulus no sabía si quería oír más, suficientes revelaciones por un día. Si Sirius había formado una pandilla con dos de las familias a evitar y un mestizo huérfano, Bellatrix habría avisado a sus padres sin ninguna duda y ellos estarían probablemente aún más horrorizados que el pequeño Regulus Black.

 


 

Los siguientes días no fueron muy diferentes, Sirius andaba a la gresca con toda su familia, ya no solamente sus padres, sus primas, tíos también. Toda la familia Black se había reunido como habitualmente para celebrar Nochebuena y Navidad los días 24 y 25.


Regulus intentó hablar en varias ocasiones con Sirius, pero siempre fue interrumpido por su madre, la cual consideraba que el joven podía ser corrompido por su hermano y evitaba a toda costa que pudieran tener cualquier relación como dos hermanos debían tener. Se llevo varias cicatrices nuevas por intentarlo, una por llevarle la cena a Sirius la noche del 21 y otra por pillarle intentando salir al jardín junto a él para volar un rato en escoba. Los hermanos Black no pudieron hablar en los días que Sirius estuvo allí.


Jueves 23 de diciembre de 1971


Después de la cena, de la cual Sirius había sido vetado de nuevo, Regulus subió a su habitación a ponerse ropa adecuada. Toda la familia Black asistiría a las 20:00 para tomar el té tradicional previo a Nochebuena. Sirius también estaba obligado a bajar, lo que en cierto modo reconfortaba a Reg, no quería estar solo en la sala con sus primas de nuevo, Regulus estaba seguro de que a Bellatrix le faltaba un hervor y Narcissa… Narcissa simplemente lo aterrorizaba.


Cuando llegó la hora de bajar, Regulus llamó a la puerta de Sirius, habían quedado en bajar juntos, al menos así nadie gritaría al mayor de primeras.


— Pasa Reggie — se oyó la voz de Sirius —


Obedeció, entrando a la habitación de Sirius. Sorprendido, Regulus observó que todavía estaba hecha un desastre, pero claramente más ordenada que antes.


— Fue él — dijo Sirius saliendo del baño todo repeinado y vestido con una camisa acompañada de una corbata roja. Regulus puso una mueca de confusión. — él ordeno la habitación, Órion, bueno, si se puede llamar “ordenar” a tirar todas las cosas rojas que encuentras. ¡Suerte que escondí una corbata de Gryffindor para la cena!


— Sirius… ¿crees que es una buena idea? Toda la familia estará aquí. — Regulus hablaba bajo, la preocupación se podía notar en su voz, era casi palpable —


— ¡A la mierda la familia! Solo es el color de la corbata Reg, no pueden gritarme porque me guste el color rojo.


— No es… no es por eso Sirius.


— ¿por qué entonces? ¿Por qué es de Gryffindor? ¿Por qué yo soy de Gryffindor? — Regulus asintió tímidamente sin querer hablar — ¡pues a la mierda las casas también! No han hecho más que acusarme de ser un traidor de sangre desde que he llegado, ¡ni que hubiera tenido elección! ¡ese maldito gorro parlante eligió, no yo! — Sirius estaba gritando y Regulus odiaba eso, le hacían pensar en sus padres — de todos modos Reg, no es para tanto, solo es una casa, no entiendo por qué tanto drama… ¿Sabes? James dice que soy un dramático, será cosa de familia.


Sirius puso su brazo alrededor del cuello de su hermano pequeño, el cual seguía pálido, y ambos bajaron las escaleras. Cuando llegaron a la puerta del salón, Regulus sintió como el cuerpo del mayor se tensaba y vio como la sonrisa juguetona que había estado en su cara minutos atrás desaparecía.


Regulus apartó el brazo de Sirius de su cuello y se puso directamente frente a él. Lo miró, analizando su expresión como siempre hacía. Los ojos azules de Sirius brillaban con terror, siempre se hacía el valiente, pero Regulus siempre sabía cuándo mentía. Él también estaba asustado, sería la primera reunión Black desde la llegada de Sirius. El mayor giró su cabeza hacia Regulus por fin apartando su vista del salón en el que ya se veían algunas figuras familiares. Al poner su mirada sobre Regulus, sintió lástima por el pequeño, él era el mayor, debía dar ejemplo, no preocuparle. Regulus mantuvo el contacto visual unos segundos, queriendo decirle telepáticamente: “todo irá bien” pero no podía hacer eso, así que se conformó con abrazar a Sirius. El mayor de los hermanos no se esperaba eso, pero le devolvió el abrazo al pequeño y asustado Reggie de diez años.


— Te quiero Sirius — dijo Regulus como pudo con su cabeza enterrada en el hombro de su hermano —


Sirius tardó un poco en reaccionar, nadie le había dicho que le quería nunca — Oi Reg, yo también, lo sabes — trató de no haber sonado sarcástico — Venga, será mejor que entremos — apartó al pequeño y ambos entraron de la mano al salón —
Esa sería la primera y última vez que Regulus Black diría “te quiero” en su vida.

 


 

Apenas llevaban una hora sentados en el salón cuando todo se descontroló. Regulus nunca olvidaría la sensación de sudor frío que apareció por primera vez en su cuello aquella noche de 1971.


Desde que habían entrado en el salón, todas las miradas se habían estado echando sobre el mayor de los hermanos Black. Sirius lo había estado ignorando. Regulus también. Los primeros 45 minutos habían sido tolerables, solo cuchicheos por parte de sus primas, probablemente sobre la corbata de Sirius o riéndose de la expresión de absoluto terror que no abandonó la cara de Reg en ningún momento. Fue sobre las 20: 55 cuando Orion rompió la escena de color gris y la tornó rojo sangre.


Orion Black, el padre de Regulus y Sirius, pasaba muchas horas en su despacho, trabajando, es por eso que en muchas ocasiones era el último en unirse al resto de la familia en las reuniones. Esta fue una de esas veces. Walburga había estado presente durante toda la velada, lanzando miradas asesinas a Sirius cada vez que se levantaba a coger una pasta o azúcar para el té. Orion se unió sobre las 20:50. A su llegada, se dedicó a saludar cordialmente a cada miembro de la familia presente, las hermanas Black, sus padres, los tíos, primos, todos. Cuando llegó a donde Regulus y Sirius estaban, su sonrisa cordial se convirtió en un ceño profundamente fruncido e ira en los ojos. Por un momento, Regulus se plateó que fuera por él, luego recordó que cuando se trataba de reuniones familiares él era prácticamente invisible.


Regulus rezó para que su hermano, que ahora miraba hacia arriba a su padre con esa expresión maniática de Sirius Black, callara su enorme boca por una vez. No sirvió de nada.


— ¿Qué? — dijo Sirius rompiendo el silencio que se había formado en la sala tras la entrada del padre —


— ¡Niño insolente! ¿Cómo te atreves?


— ¿Qué? — Sirius sonreía ligeramente — Ahora no he hecho nada ¿qué es lo que miras? — Regulus se dio cuenta años más tarde que esa actitud que solía tener Sirius en ocasiones tan inconvenientes no era más que un mecanismo de defensa propio de un niño de 12 años —


— Así que esas tenemos ¿eh? — Orion se irguió pareciendo aún más grande de lo que ya era — ¿quieres hablar de lo que has hecho? Desgraciado, eres un desgraciado. Nos vas a llevar a la ruina, has roto años de tradición y te atreves a presentarte a una reunión Black con esa mancha de vergüenza colgada del cuello.


— Ah… ¿es por la corbata? — Sirius no parecía darse por vencido — Sí, ¿es bonita verdad? Pensé que el rojo me quedaba mej-


— ¡CALLATE MALCRIADO! ¿CÓMO TE ATREVES? PARECE QUE NO ENTIENDES LA GRAVEDAD DEL ASUNTO — Orion gritaba ahora —


— SIRIUS ORION BLACK — intervino su madre —


Sirius pareció ponerse un poco más tenso, pero la sonrisa no desapareció. Todo el salón lo estaba mirando. Regulus sabía lo que vendría a continuación y luchó contra la necesidad de llorar.


— MALDITO… NO SOLO HAS ROTO SIGLOS DE TRADICIÓN, HAS DESOBEDECIDO NUESTRAS ORDENES DIRECTAS DE JUNTARTE EXCLUSIVAMENTE CON PURAS SANGRES, TE HAS JUNTADO CON MESTIZOS Y FAMILIAS QUE TE DEJAMOS CLARO NO SER DE NUESTRA APROVACIÓN — La sonrisa de Sirius desapareció en el instante en el que los merodeadores fueron mencionados —


— ERES LA DESGRACIA EN PERSONA, JOVENCITO — Walburga seguía echando leña al fuego, un fuego que Regulus temía pudiera quemar a su hermano —


— SI NO ERES CAPAZ DE SEGUIR LA LÍNEA DE TU FAMILIA POR PALABRAS HABRÁ QUE EMPLEAR OTROS MÉTODOS —


Regulus dejó salir de su boca un suspiro de terror. Nadie lo oyó.


Orion pronunció una de las incontables maldiciones que se sabía, haciendo que la taza con té que sostenía Sirius reventara. La porcelana que estalló cortó la mano de Sirius y el té hirviendo probablemente generó quemaduras.


— ESO ES SOLO UN ÁPICE DE LO QUE TE ESPERA SI SIGUES ASÍ, ¿LO HAS ENTENDIDO SIRIUS?


Sirius asintió tímidamente, agarrando fuerte su muñeca con la mano no rasguñada y sus ojos completamente rojos, evitando las lágrimas.


— Y AHORA SERÁ MEJOR QUE TE RETIRES A TU HABITACIÓN.


Sirius se levantó y corrió escaleras arriba. Un portazo sonó y Regulus se levantó, listo para ayudar a su hermano a curar el corte. Él siempre había sido mejor curando heridas, por eso sus cicatrices eran menos evidentes que las de Sirius.


— Regulus Arcturus Black, ¿a dónde crees que vas, querido? — Dijo Bellatrix Black detrás de él —


— Yo… iba a ver a…


— ¿Sirius? — ella se rio con esa risa loca que erizaba los pelos de Reggie — primo, tu hermano estará bien, un poco de té no mata a nadie — cogió su taza y la vació sobre su mano — ¿ves? — Regulus confirmó cualquier duda que cabía, su prima estaba completamente ida de la cabeza, tanta mezcla de primos había hecho su aparición en la salud mental de Bellatrix. Él vio como el té resbalaba por sus manos y estas se ponían rojas, su expresión ni se inmutó, mientras que Reg podía sentir el dolor como si fuera suyo propio — vamos, tu madre me pidió que te llevara de vuelta a la mesa de los pasteles, algo sobre una firma familiar…


Bellatrix agarró al pequeño del hombro, clavando sus uñas a través de la camisa de Regulus. Eso dejaría herida. Regulus no se preocupó por eso, solo miraba hacia atrás mientras era empujado por su prima. Quería gritar, correr a ayudar a Sirius, pero sabía que montar otro numerito no favorecería en nada la posición de su hermano.

 


 

Una vez en su habitación, Sirius tuvo claro que había sido suficiente, no aguantaría todas las navidades así. Tomó la decisión, volvería a Hogwarts y las pasaría mejor allí. Remus Lupin estaría también allí y algunos de séptimo curso se quedaban también. Sirius no tuvo tiempo para pararse a pensar en su hermano hasta estar en Hogwarts. Hizo las maletas muy deprisa, no se molestó en curarse la mano, iría a Madame Pomfrey si le seguía doliendo a su regreso a la escuela.


Viernes 24 de diciembre de 1971


Sobre las seis de la mañana, el pequeño niño de doce años divisó la escuela y sintió una oleada de alivio. Cuando entró en la habitación trató de no hacer ningún ruido, no quiso despertar a Remus, aunque lo hizo igual.


— ¿¡Sirius?! — dijo su amigo al verlo entrar —


— Hola Lupin — trató de hacer como si todo estuviera bien, no quería pensar en su familia, estaba a salvo ahora —


— Maldita seas Black ¿qué haces aquí? Es Nochebuena.


— Mhh… Sí, lo sé. Mucho drama familiar por unas vacaciones. He aguantado suficiente mierda.


— Oh, lo siento amigo ¿todo bien? — Remus se había levantado completamente ahora y miraba a Sirius con preocupación en los ojos, por una parte esto conmovió a Sirius, Remus no solía mostrar emociones, pero por otra lo odió, ¿quién era él para quejarse de familia a un chico que ni siquiera tenía una? —


— Todo bien, suficiente mierda de traidor de sangre por un año jaja. ¡Estoy hambriento! ¿Desayuno?


— ¡Desayuno! — La respuesta pareció conformar a Remus Lupin de momento —

 


 

Regulus no durmió ni un solo minuto la noche del 23. Antes de entrar en su habitación había llamado varias veces a la puerta de su hermano sin respuesta. Le habría encantado escabullirse al cuarto de Sirius de noche para hablar con él pero Walburga tenía un hechizo de vigilancia para evitar que los niños salieran de noche, para la hora de finalización de su fiesta del té, el hechizo estaba activo.


Reggie salió de su dormitorio, pálido, con enormes ojeras. Lo primero que intentó fue llamar a la puerta de Sirius. Una vez más, no obtuvo respuesta. Se paró frente a la puerta y permaneció inmóvil varios minutos, solo mirando y pensando. “Puede que ya haya bajado a desayunar. Mamá le ha hecho madrugar. Le duele la mano y no quiere abrir la puerta. Está enfadado conmigo por no haberle defendido ayer.” Tantas opciones aparecían tan abruptamente en la cabeza del pequeño que le abrumaba. Los pensamientos se nublaban a causa del sueño y cada uno era peor que el anterior. “Le han castigado de por vida. Papá le va a sacar de Hogwarts. Le han castigado sin volverme a ver. Piensa que soy un cobarde. No quiere ni verme. Me odia. Me odia.”
Un grito agudo proveniente de la cocina fue lo que le sacó de su trance. Su madre gritaba como una histérica. Regulus aunó sus pocas fuerzas y bajó hasta la cocina con la única esperanza de encontrar a Sirius allí junto a los gritos. No hubo suerte.


Regulus entró en la sala, estiró la espalda y trató de parecer espabilado. Ambos Orion y Walburga dirigieron la mirada a su hijo menor cuando este entró, pero ninguno le otorgó ni una sola palabra.


— ¿Qué ha pasado? — trató de hacerse notar Regulus —


Su voz se disipó en el aire de tal modo que hasta el mismo Regulus dudó haber pronunciado algo.


— ¿Dónde está Sirius? — reunió el coraje para decirlo sin titubear, sabiendo que podían castigarle tan solo por mencionar su nombre —


— En Hogwarts — La respuesta de Orion fue recta y sincera —


— ¿¡QUÉ?!


— Tu hermano se ha marchado esta madrugada, probablemente por la chimenea. — el pequeño estaba tan conmocionado que no podía formular una sola palabra — No te preocupes por el traidor de sangre Regulus, tendrá un castigo adecuado este verano a su vuelta y por supuesto, pasará lo que queda de sus vacaciones en la escuela. — Walburga no miró a su hijo en ningún momento, lo que hizo toda la conversación mucho más fría y distante. Ella tenía un talento para hacer sentir a sus hijos pequeños e insignificantes y así era exactamente como Regulus se sentía —


Regulus Black pasó las vacaciones encerrado con su familia. Solo dijo una palabra en todas las vacaciones a partir de ese momento. “Cobarde” se lo dijo a sí mismo. Mirando directamente al verde de sus ojos reflejados en el espejo. Ojos llenos de rabia y lágrimas. No se lo repitió, no hizo falta. Regulus se odio a sí mismo como nunca antes lo había hecho. Se odio por no haber defendido a Sirius, por haber dejado que se marchara.


Nadie se dio cuenta de su silencio. Ni siquiera Sirius, él no estaba allí para notarlo.

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