
#33. Vivir el Síndrome de Stendhal en la Galería de Uffizi.
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CAPÍTULO 14
#33. Vivir el Síndrome de Stendhal20 en la Galería de Uffizi.
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—¡Draco! ¡Draco, despierta!
Harry y Draco se sentaron, parpadeando. Harry se había quedado dormido a los pies de la cama de Draco, y Pansy Pankinson había regresado del trabajo, gritando mientras subía las escaleras.
—¡Asqueroso, El sudoroso Tim me invitó a salir! —continuó, entrando a toda velocidad en la habitación de Draco— Oh —dijo ella— Potter.
—Me iré —dijo Harry.
—Quédate —dijo Draco— Si quieres —agregó.
—Está bien —dijo Harry. Draco escondió su bordado debajo de la cama mientras Pansy se quitaba los zapatos y se metía en la cama con él. Puso su brazo alrededor de sus hombros al instante, sin ninguna queja. Estaba claro que a menudo se sentaban así, acurrucados juntos, encajando como piezas de un rompecabezas.
—¿Comiste? —preguntó Pansy.
—Harry me lanzó un hechizo nutricional antes.
Pansy miró a Harry.
—Sé que es persuasivo, Potter, pero en realidad tiene que comer algo de vez en cuando.
—Me da náuseas —dijo Draco lastimeramente— Odio sentir náuseas.
—Solo tienes náuseas porque tienes hambre, ¿Dipsy?
Un elfo doméstico apareció en la habitación.
—¿Señorita Pansy?
—Hola Dipsy. ¿Le harías pure de papas a Draco?
Draco gimió.
—Por supuesto, señorita —dijo Dipsy, con una mirada cautelosa a Draco, y luego desapareció.
—Eres una tirana —dijo Draco— Ni siquiera dejaras que un hombre muera en paz y con dignidad.
—Dios, eres quejumbroso. ¿Has estado lloriqueando todo el día, Potter, o me lo ha estado guardando a mí?
—Eh —dijo Harry.
—¿Acaso Él Asqueroso y Sudoroso Tim realmente te invitó a salir? —preguntó Draco— ¿No entiende que estás fuera de su liga?
Blaise entró en la habitación luciendo relajado. Se congeló cuando vio a Harry.
—Ah, ¿Debería simplemente…?
—Me iré yo —dijo Harry, mirando a Draco inquisitivamente.
—Quédate —dijo Draco, mirando de Harry a Blaise. Blaise se encogió de hombros y se metió en la cama al otro lado de Draco. De repente, Harry se dio cuenta de que Blaise era muy guapo, y que la cama individual era muy estrecha, y que Draco se veía tan cómodo acurrucado con Blaise como con Pansy.
Recordó que Lamorak había dicho que se había acostado con uno de sus mejores amigos y tenía la ligera sospecha de que sabía cuál.
—¿No es esto acogedor? —preguntó Blaise— ¿Has estado aquí todo el día, Potter? Espero que Draco haya sido un buen anfitrión. Sigue fingiendo que está enfermo para salir de las cosas, ¿Te ofreció un trago?
—No todo el mundo es alcohólico, Blaise —dijo Pansy.
—Yo no soy el que tiene un carrito de bebidas en su dormitorio. ¡Mops!
Apareció otro elfo doméstico. A pesar de que llevaba una funda de almohada, se veía bien vestido.
—¿Si, Amo Blaise?
—Querida elfa; ¿No eres un espectáculo para los adoloridos ojos? Estoy tan cómodo, ¿Nos traerías una ronda de gin-tonics? —su nariz se hundió cerca de la cara de Draco. Draco se giró para mirarlo con fácil intimidad— Tomarás uno, ¿Verdad, cariño?
Draco negó con la cabeza.
—No se mezcla bien con la morfina —dijo.
—Un poco de agua y limón para Draco, Mops, y mejor que sean cinco gin-tonics; las chicas están obligadas a estar aquí pronto.
—¿Pansy no es una chica? —preguntó Astoria, entrando y sentándose al lado de Harry en la cama como si lo hiciera todos los días— Hola Harry, Mops. Blaise, eres asquerosamente perezoso, todos sabemos que Borracha Parkinson ha abierto un bar a menos de diez metros de distancia en su habitación.
—El carrito de bebidas estaba en oferta. Es una antigüedad.
—¡Harry Potter! —gritó Millicent, que acababa de caminar del brazo de Daphne Greengrass. Harry abrió mucho los ojos a Draco, esperando apoyo moral, pero Draco solo sonrió— ¡Hey! ¡Quédate ahí!
Ella salió.
—Nunca puedo sentarme en la cama —se quejó Daphne, empujando sin contemplaciones la ropa de Draco de la silla y sentándose— Hola, Harry, soy Daphne, ¿Te acuerdas de mí?
—Un poco —dijo Harry, débilmente— ¿Todos los dormitorios son así de, er… pequeños?
—Oh, no, el de Draco es, con mucho, el peor —dijo Daphne— También está húmedo, ¿No? Y tiene tan mala luz.
Harry miró a Draco, pero la mirada de Draco se alejó de él.
—¿El juego de la pajita más corta? —preguntó Harry.
—Obtuvo el dormitorio de mierda porque era una persona de mierda —dijo Blaise alegremente.
—Sí, Blaise, gracias —dijo Draco.
—Fue una especie de penitencia —dijo Daphne.
—No fue penitencia —dijo Pansy— Fue una prueba de buena fe.
—Me mudé justo después de la guerra —dijo Draco, como si eso explicara todo.
Hubo un destello y un cacareo desde la puerta. Millicent acababa de tomarles una foto con una cámara grande que a Harry le recordaba dolorosamente a Colin Creevey. En medio de la protesta general que surgió de los Slytherins, Harry escuchó la voz de Draco: baja y preocupada.
—¿Estás bien, Potter?
Harry le sonrió.
—Bien —dijo— Gracias.
—Escucha —argumentaba Millicent— ¡Cuando Draco haya pateado el balde, una foto de él en la cama con Potter ayudará mucho a Narcissa!
—Oh, por favor —dijo Astoria— Como si estuvieras pensando en Narcissa. Solo quieres ver tu nombre impreso.
—Posaré para una foto mejor con Draco si eso ayuda a Narcissa —dijo Harry.
La habitación quedó en silencio. Los ojos de Millicent brillaban con algo en lo que Harry no confiaba, y una sonrisa lenta y encantada se extendía por su rostro.
—Qué buena idea, Potter. Una sesión de fotos. ¿Lo harías en topless?
Dipsy apareció con un plato de puré de patatas antes de que Harry pudiera responder.
—¡Dipsy! —exclamó Blaise— Te ves maravillosa hoy.
—Gracias Señor. ¿El Amo Draco querrá su puré de papa ahora?
—Me gustaría hace cinco meses, cuando podría haberlos disfrutado —dijo Draco, pero tomó el plato de Dipsy cuando vio su expresión confundida— Gracias Dipsy.
—¿Puedes hacer un asado de domingo, Dipsy, mi amor? —preguntó Blaise— Sé que no es domingo, pero podría asesinar por un asado. Para todos nosotros. Gracias, eres un ángel.
Dipsy expresó su entusiasmo en voz alta y con fervor antes de desaparecer con un crujido.
—Así que ustedes realmente no cocinan, eh —dijo Harry.
—Draco aprendió a hacer bourguignon de res —dijo Astoria— No muy bien.
—Debí haber comenzado más simple —murmuró Draco— Huevos. Me hubiera gustado aprender a hervir un huevo.
—¿Tan solo es hervir agua…? —dijo Harry.
—Estás sobreestimando las habilidades culinarias de Draco, Harry —dijo Daphne.
—Muy bien, ¿Nadie quiere saber cómo Él Asqueroso y Sudoroso Tim me invitó a salir?
—¿Asqueroso y Sudoroso Tim? ¿De verdad?
—Podría ser peor —dijo Blaise.
—¿Qué Asqueroso y Sudoroso Tim?
—Pansy —dijo Blaise con una sonrisa malvada— Saliste con Draco.
—Cierto, pero nunca dejé que me follara, Blaise —dijo Pansy con dulzura.
—¡Ding, ding, ding! —dijo Millicent— ¡Esa es una victoria para Parkinson, y Zabini está fuera de combate!
—¿Viene Greg? —preguntó Draco, aparentemente imperturbable por todo esto.
—Está en casa de Theo —dijo Blaise. Su voz era suave.
—Bien, bien —dijo Draco— Lo olvidé.
Hubo una pausa. Blaise apoyó la mejilla en la parte superior de la cabeza de Draco, Tenía una extraña mirada de dolor en sus ojos.
—Ha estado… ocupado —dijo Astoria.
—Vamos, Pans, ese Tim —dijo Draco, falsamente alegre— Es repugnante. Está sudoroso. ¿Qué te vas a poner en su primera cita?
—Ja ja. Obviamente, no podría rechazarlo directamente porque es mi jefe…
—¡Eso es realmente inapropiado! —dijo Harry.
—Mhmmm, pero me costó bastante conseguir este trabajo, y él lo sabe —dijo Pansy— Así que. Entré al trabajo esta mañana, luciendo hermosa como siempre. Obviamente entiendo cómo llegó a estar tan enamorado. Sin embargo…
Harry entraba y salía de la historia, que tomó mucho tiempo para contar, porque los Slytherin seguían interrumpiendo. Draco había cerrado los ojos, una pequeña sonrisa en su rostro. De vez en cuando fruncía el ceño, claramente dolorido. Cada vez que esto sucedía, Blaise o Pansy le besaban la cabeza o le apretaban los hombros.
Harry se sorprendió de lo cómodo que se sentía todo, de lo poco que parecía exigirse de él. Bebió su gin tonic y observó a Draco, preguntándose cuántas noches los Slytherin la habían pasado así, hacinados en la terrible habitación del ático de Draco.
A las ocho de la noche llegó Narcissa. Todos se levantaron de la cama excepto Draco, para que Narcissa pudiera alcanzarlo y abrazarlo.
Ella se alejó rápidamente.
—No has cambiado tus vendajes —dijo ella.
—No hay problema —dijo Draco. Pansy parecía afligida.
—Potter estuvo aquí; Yo no quería…
—Está bien —dijo Draco.
Harry tenía una sensación de vacío en el pecho.
—No debí haberme quedado —dijo.
—No seas ridículo —espetó Pansy— Este es el aspecto más feliz de Draco en semanas.
Era angustiante que Draco fuera demasiado débil para estar indignado por esta aclaración.
—No importa —dijo Narcissa— Te ayudaré con ellas, Draco.
Blaise preparó un catre para que Narcissa durmiera al lado de la cama de Draco con eficiencia rutinaria, y los Slytherin salieron de la habitación.
—Er… buenas noches —dijo Harry.
—¿Te hemos asustado, Potter? —preguntó Draco— ¿Estarás huyendo al cálido abrazo de los Gryffindors?
—Te veo mañana, Malfoy —dijo Harry, con una sonrisa.
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Harry llegó a la misma hora al día siguiente. Draco no estaba sorprendido, pero estaba complacido. Por el momento, de todos modos, parecía tener la atención de Harry.
Harry se sentó de nuevo en el borde de la cama y charló sobre su vida, como solía hacerlo cuando Draco era Lamorak. Draco no puedo evitar admirar la forma fácil en que Harry hablaba de sí mismo. Llenaba tan bien los silencios y era tan cómodo. Sabía que no siempre era así; Sabía que Harry era hosco y taciturno en las entrevistas, pero eso hacía que Draco se sintiera especial.
A media mañana, Draco se tambaleó hacia el baño. Había un goteo intravenoso allí. Los sanadores muggles le habían dicho que se lo dejara puesto, pero no podía soportarlo, así que desenganchaba el tubo de su brazo la mayor parte del tiempo y lo volvía a conectar solo cuando el dolor se volvía insoportable. Había un trozo de plástico en la curva de su codo izquierdo que lo hacía bastante simple, y entendía la dosis. No era tan diferente de las pociones.
Le hubiera gustado ser sanador.
Había otra razón para mantener la vía intravenosa en el baño, incluso si le resultaba más difícil levantarse de la cama; con ella dentro su brazo izquierdo habría quedado descubierto y no quería ver a Harry encogerse de miedo. De nuevo.
Cuando Pansy llegó a las cinco, ella y Draco fueron al baño y ella cambió el vendaje de su pecho.
—Está empeorando —dijo.
—Todo está empeorando. Excepto por la tecnología muggle, eso está mejorando. Pueden hacer algunas cosas inteligentes en ese Internet suyo.
Pansy bajó la voz.
—¿Se quedó todo el día otra vez?
—Se siente culpable —dijo Draco— No analices esto.
Pansy frunció los labios y pegó un poco de gasa con cinta adhesiva.
Cuando regresaron al dormitorio, parecía que Harry se estaba armando de valor para decir algo.
—No tienes que salir de la habitación para hacer eso —dijo— Quiero decir, tal vez solo eres tímido o lo que sea. Sobre tu cuerpo. Pero… er… Has modelado desnudo, ¿no? ¿Así que parece que no lo eres?
—Mi cuerpo ha cambiado mucho desde entonces —dijo Draco.
—Está bien, sí —dijo Harry— Quiero decir… sé que es incómodo… porque… lo siento mucho… yo solo…
Pansy llamó la atención de Draco y ambos se echaron a reír.
—¿Qué? —preguntó Harry acaloradamente.
—Es solo —dijo Draco, limpiándose los ojos— Oh, Dios, te ves tan…
—Culpable —dijo Pansy.
—Eres el verdadero bastardo por aquí —dijo Draco— Quiero decir, sé que torturé a la gente y me uní voluntariamente al Señor Oscuro, pero Harry Potter; que horror.
—Él no está acostumbrado —dijo Pansy, sosteniendo su costado— No, vamos, Potter, no te ofendas. Es lindo. ¡En verdad!
—¡Solo estoy tratando de decir que puedes mostrar tus malditas cicatrices frente a mí la próxima vez!
Draco y Pansy se rieron más fuerte. Pero al día siguiente, Harry todavía estaba allí cuando entró Pansy.
—¿Realmente estamos haciendo esto? —ella preguntó.
—Oh, sí —dijo Draco— Démosle a Harry algo para su archivo de pajas.
—Sí, me excito con la culpa —dijo Harry, pero parecía nervioso. Pansy ayudó a Draco a desabrocharse la camisa. La gasa debajo estaba manchada de sangre.
—¡Estás lastimándome! —se quejó Draco mientras ella se la quitaba, como siempre hacía.
—Deja de lloriquear —dijo Pansy— ¿No se supone que debes decir “Apenas es un rasguño”?
—¡No es un maldito rasguño! —dijo Draco.
—Joder —dijo Harry.
Sus ojos estaban muy abiertos por el horror. Draco supuso que no se veían muy bien, sus cicatrices. Era como si lo hubieran cortado con un cuchillo hace unos días. Los doctores muggles había tratado de hacerle puntos. Fue solo confundiéndolos que su madre los convenció de que lo dejaran ir solo con la morfina.
—Joder —dijo Harry de nuevo. Pansy puso los ojos en blanco.
—Disculpa —dijo ella— No te preocupaste cuando se los hiciste, así que no empieces ahora.
—¡Estaba furioso! Yo estaba… ¡Fue horrible!
—“Es apenas un rasguño” —dijo Draco en voz baja.
Harry estaba literalmente mordiéndose los nudillos.
—¡Joder, Draco!
—Sé que soy muy atractivo, pero ahora no es el momento, Harry.
Pansy resopló y cuidadosamente presionó el vendaje sobre su piel.
—¿No deberías tener una… enfermera o algo así? —preguntó Harry.
—Lo ofreció San Mungo, pero no quería una —dijo Draco, abrochándose la camisa.
—¿Duele?
—Todo duele. Soy increíblemente valiente. Pensé que ya habíamos cubierto eso. Asegúrate de que esté en mi elogio, Pansy: “Por mucho que sufriera, nunca se quejó. Era casi un santo en su paciencia” ¿Todavía nombran santos, por cierto?
—Tienes que ser católico romano —dijo Pansy.
—«#365. Convertirme en católico romano» —dijo Draco.
—Eso no está realmente en tu lista, ¿Verdad? —preguntó Harry.
—Ve por ti mismo.
Draco le arrojó el cuaderno con su lista de deseos. Harry se inclinó sobre ella, leyéndolo cuidadosamente.
—Pero… Draco… estos son todos viajes —dijo Harry.
—¡No, no lo son!
—Al menos la mitad de ellos. “Visitar las pirámides. Nadar en el Mar Muerto. Ir a bucear en la Gran Barrera de Coral”.
—Fui a bucear, en realidad —dijo Draco— Solo que fue en Gales.
Pansy se estremeció.
—Dios, eso fue tan frío.
—Pero… —dijo Harry, sonando cada vez más molesto— Pensé que solo eran El Cairo y Petra.
—El mundo es enorme, Harry —dijo Draco en voz baja.
—¿Dónde está la Galería de Uffizi?
—Florencia —dijo Draco, golpeando sus dedos contra su pierna— Quería ver la Primavera de Botticelli.
—Lo siento —dijo Harry— No fue mi intención… Mierda, lo siento, fue realmente desconsiderado de mi parte sacar el tema. Todo esto. Lo siento. Mierda.
—Draco —preguntó Pansy, mirando por encima del hombro de Harry para ver la lista— ¿Cómo es que “Usar uno de esos baños japoneses que te lavan el trasero” está en la veintiséis, ¿pero, “Dile a Pansy que la amas” está en la ochenta y dos?
Draco sintió que su rostro se calentaba.
—Los números no necesariamente… de todos modos, taché el número ochenta y dos, ¿No?
—¡Nunca me has dicho que me amas! —dijo Pansy. Ella hizo una pausa para considerarlo— Esto es bastante vergonzoso para ti, ¿No? Quiero decir, realmente debes amarme.
—Cierra la boca. Yo no.
—¿Tú me gustas? Mmm. Déjame pensarlo.
—Lo taché porque era estúpido —dijo Draco— Las palabras son baratas. Es mucho mejor mostrar ese tipo de cosas. Merlín, ¿Podemos cambiar de tema?
Harry lo miró pensativo y pasó a la siguiente página del cuaderno.
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...CONTINUARÁ...