
#188. Hacer salto en bungee. ¿Qué pensarán estos muggles después?
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CAPÍTULO 9
#188. Hacer salto en bungee. ¿Qué pensarán estos muggles después?
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Por la mañana se sentía físicamente mejor, pero mentalmente peor.
Estaba enamorado de Harry. Todas esas tardes charlando con él sin el peso de la historia distorsionando su química le habían mostrado a Draco un hombre del que pensaba que era sinceramente maravilloso. Le gustaba lo serio que era Harry, lo dispuesto que era al confiar en Lamorak, lo dispuesto que estaba a seguir el consejo de Lamorak. A Draco le gustaba que lo necesitaran que confiaran en él y que creyeran en él. Le gustaba ser útil. Era un adjetivo tan poco familiar. A Draco le gustaba la bondad de Harry, lo devoto que era por Teddy, que Harry entendiera el sentido del humor de Draco (cuando era Lamorak, al menos), que bromeara y se divirtiera alegre y fácilmente, incluso a sobre sí mismo. A Draco simplemente le gustaba Harry. Le gustaba y lo amaba.
Pero Harry nunca, nunca pensaría en él de esa manera.
Su Marca Tenebrosa se sentía pesada y repugnante en su brazo.
Se vistió con uno de sus trajes muggles. Realmente ya no le quedaban bien. Su cuerpo lo entristecía. Alejó el pensamiento de su cabeza y se apareció dolorosamente en el cine.
Seven estaba sentado afuera. Draco había estado preocupado de que no estuviera allí.
—Me enamoré de él —dijo Draco. Seven miró hacia arriba con sorpresa.
—¿De dónde vienes?
—Magia —dijo Draco con tristeza. Se sentó en el suelo junto a Seven y se llevó las rodillas al pecho— Solo fui y me enamoré de él, ¿lo jodí no?
—¿Tu amigo idiota?
—El mismo.
—Vino preguntando por ti —dijo Seven— Le conté cómo me disté setenta libras. No parece pensar bien de ti.
—Tengo un historial un poco malo —dijo Draco. Se pauso— Casi mato a su mejor amigo, una vez. Entre otras cosas.
—Parece que deberías encontrar a alguien más de quien enamorarte. No tienes mucho tiempo, ¿Verdad?
Draco miró en su billetera y sacó cuatro billetes de veinte libras.
—Antes que lo olvide —dijo, dándoselos a Seven.
—Gracias amigo.
—Me enamoré de él, y él no me ama. Él nunca me amará de vuelta.
—Eres tan joven —dijo Seven, con asombro— Creo que nunca fui tan joven.
El mundo se ponía de buen humor. Hacía eso a veces, lo había hecho desde que terminó la guerra.
—Podría ser peor —dijo Draco alegremente— Podría haber una especie de mano nazi mágico y serpenteante que me obligue a torturar a los amigos de mi padre.
Seven parecía preocupado.
—¿Sí? —él dijo— ¿Supongo que eso sería peor?
Draco se rio.
—Definitivamente lo sería —se rio y se rio— Imagínate… Seven, solo imagínate, si tuviera que asesinar a alguien o ser asesinado yo mismo. Eso sería mucho peor que estar enamorado de Harry Potter.
—Eres un tipo raro, Draco.
Draco cerró los ojos.
—¿Cómo te atreves? —dijo débilmente— Quiero que sepas que he sido elogiado por mi normalidad. Alabado, te lo digo.
—¿Cigarro? —ofreció Seven, claramente sin palabras.
Draco se rio de nuevo.
—¿Y correr el riesgo de cáncer? Nunca lo haría.
—¿Estás bien, amigo?
—Bien, bien —dijo Draco—Mi dolor de cabeza se detuvo, se siente maravilloso. Solo déjame apoyar mi cabeza en tu hombre, ¿Quieres?
No esperó una respuesta. Su cabeza cayó sobre el hombro de Seven y Draco se durmió. Sucedió tan instantáneamente que casi no se dio cuenta de que había sucedido cuando se despertó.
—Draco —dijo Seven, sacudiéndolo— Vamos, amigo, despierta.
Draco abrió un ojo con sueño.
—¿Hm?
—Ha pasado una hora. Solo comprobaba que no hubieras muerto sobre mí.
—Me tengo que ir —dijo Draco. Seven lo ayudó a ponerse de pie— Puede que no te vuelva a ver —él inclino la cabeza— Esto es difícil. No esperaba que todo fuera tan difícil.
—Anímate —dijo Seven— Estás aquí ahora.
Draco asintió.
—Sí —dijo— Sí. Eso cuenta por mucho.
Él y Seven se dieron la mano.
—¿Estás seguro del dinero? —preguntó Seven. Draco asintió.
—Gracias por escucharme quejarme —dijo, y se Apareció, al diablo con el Estatuto del Secreto.
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Harry se estaba obsesionando rápidamente con Lamorak Toujours.
—Lam dijo…
—Harry. Sabemos lo que dijo Lam. Nos lo has dicho ocho veces —dijo Ron— Solo fóllalo y termina con esto.
—Sabes, estoy casi seguro de que es gay —dijo Harry, como si estuviera impartiendo nueva información importante, en lugar de expresar su teoría favorita por tercera vez esa noche de pub.
—No puedo evitar sentir que tu relación con él no puede progresar hasta que te cuente un poco más sobre sí mismo —dijo Hermione.
—Sí —dijo Harry— Lo sé. Lo sé —se pausó— Creo que podría estar mintiendo acerca de ser heterosexual.
Ron gimió en su vaso de cerveza.
Luna no fue más útil.
—Lo siento, Harry. Es muy reservado.
—Solo quiero saber un poco más sobre él. ¿Estaba en Hogwarts?
—Tendrá que decírtelo él mismo, Harry. Luna lo miró fijamente con sus grandes ojos redondos— Pero su corazón está en el lugar correcto. Y está pasando por un momento difícil. Trata de recordar eso.
—Sí —dijo Harry— Sé que ha estado un poco frío el clima recientemente. Todos están malditamente enfermos. ¿Escuchaste que Draco Malfoy se está muriendo?
—Sí —dijo Luna con calma— Me lo dijo.
—¿Él te lo dijo? ¿Cuándo?
—Oh, hace mucho tiempo —dijo Luna— Somos muy buenos amigos, ¿Sabes?
—¡Te mantuvo prisionera en su Mansión durante un año!
—Logramos superarlo. Me escribió una carta tan bonita después de la guerra.
Harry resopló.
—Sí, yo también tengo una de esas.
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Estimado Potter:
Es hora de tu carta de disculpa, sujétate.
Lo siento.
- Por burlarme de la muerte de tus padres. Un golpe bajo, ese.
- Por intentar que te expulsaran en primer año, y todos los años después de eso, aunque no siempre te diste cuenta. Muchos de mis planes no funcionaron.
- Por disfrazarme de Dementor e ir a tu partido, aunque eso fue objetivamente divertido.
- Por hacer esas insignias en cuarto año, aunque de nuevo, fue bastante divertido. Tal vez no lo creas todavía. ¡Dale tiempo!
- Probablemente no debí hablar de ti a la prensa tan a menudo en cuarto año. Mira, en ese momento pensé que no había nada mejor que tener tu nombre en los periódicos, así que parecía relativamente inofensivo, en lo que respecta a las bromas. Ahora que mi propio nombre sale mucho en los periódicos (y no hace falta decir que nunca eligen las fotografía que les envío, donde mi cabello se ve glorioso), siento una punzada de culpa por mi breve amistad con Rita Skeeter.
- ¿Por ser un poco, digamos, falto de tacto? Sobre cosas como el peligro de que Hermione Granger fuera asesinada por el Heredero de Slytherin, o la muerte prematura de Cedric Diggory. Como explicación solo puedo ofrecer que históricamente me he creído gracioso. No te rías, lo sé mejor ahora.
- La Brigada Inquisitorial. En retrospectiva, fue un poco raro, ¿No?
- Los acontecimientos de la guerra, incluido el sexto año en su totalidad.
Creo que eso cubre lo básico. Feliz de arrastrarme a tu discreción. Gracias por salvar el mundo, etc.
Sinceramente
Draco L. Malfoy
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—Oh, para que lo sepas —dijo Luna— Qué ha pasado los últimos años haciendo un examen de conciencia.
—Eso realmente no es lo que obtuve de su carta.
Luna lo miró con una expresión peculiar.
—No debes confundir su humor con insensibilidad —dijo.
—Mira, no estoy aquí para hablar de Draco Malfoy. Estoy aquí para preguntar sobre Lamorak.
Luna volvió a negar con la cabeza.
—Te he dicho todo lo que puedo, Harry.
Pero Harry se estaba volviendo loco. Pensaba en Lamorak constantemente. Tenía tantas ganas de besarlo y tocarlo que se sentía como una compulsión. Nunca antes se había sentido así por nadie.
Cuando llegó a su cafetería al día siguiente, estaba inesperadamente llena. Lamorak estaba apoyado contra un mostrador, buscando una mesa. No había ninguna disponible.
—¿Por qué no vamos a mi casa? —dijo Harry— Está cerca.
Lamorak vaciló.
—No estoy tratando de… llevarte, o lo que sea —se apresuró a agregar Harry.
—No, lo sé, es solo muy privado, ¿No? No quiero que te arrepientas de mostrármela.
Harry levantó las cejas.
—Relájate Lam, ¿Sí? Solo ven a tomar una taza de té.
—Está bien —dijo Lamorak.
Lamorak estaba claramente muy incómodo en Grimmauld Place. Seguía mirando a su alrededor como si reconociera el lugar, y luego bajaba los ojos rápidamente a sus manos.
—¿Cómo has estado? —preguntó Harry— ¿Cómo estás de salud?
—Bien, gracias —dijo Lamorak— He estado bien. Tuve una noche un poco rara.
—¿Qué sucedió?
—Peleé con un amigo, me acosté con otro.
Harry tragó un sorbo de té que estaba demasiado caliente. Le quemó la parte posterior de la garganta.
—Oh, cierto —dijo. Lamorak le dirigió una mirada de complicidad.
—Fue un error —dijo— No acabe.
—Oh, bien—dijo Harry, mucho más feliz— ¿Estás bien? ¿De qué trató la pelea?
Lamorak negó con la cabeza.
—Paso.
—Lam…
—Déjalo, Harry. Por favor.
—Sí, está bien —dijo Harry.
Hubo un silencio incómodo.
—¿Sabes qué es lo más triste de todo el asunto de Draco Malfoy? —dijo Harry, para cambiar de tema. Lamorak no respondió, así que Harry continuo.
—Está en libertad condicional, así que no puede viajar. Nunca podrá ir a Petra o El Cairo. Siempre ha querido ir.
—… ¿Cómo sabes eso?
—Todo el mundo sabe que está en libertad condicional.
—No —dijo Lamorak— Quiero decir, ¿Cómo sabes sobre Petra y El Cairo?
—Oh —dijo Harry. No estaba seguro de cómo, en verdad. Era solo parte de su archivo de información de Malfoy, como la manera que tomaba Malfoy su té (aunque había dejado la cafeína debido a su enfermedad) y qué comida le gustaba, y su cumpleaños. Cosas como esas. Cosas normales— Todo el mundo sabe eso de Malfoy. Es como, conocimiento general de Draco.
Lamorak no parecía convencido. Harry decidió continuar.
—También he estado pensando en cómo me sigue pidiendo citas. Pensé que lo estaba haciendo, como, para enojar a su madre o algo así, o simplemente para probar un punto; No sé. Pero creo que debe haber estado en su maldita Lista de Deseos. ¡Creo que en verdad podría querer tener una cita conmigo!
—Hablas mucho de él, Harry.
Harry movió las cejas.
—¿Estás celoso de Draco, Lam?
Lamorak se rio tan fuerte y durante tanto tiempo que le provocó un horrible ataque de tos. Harry tuvo que traerle un vaso de agua.
—Eso nunca había sucedido antes —dijo Lamorak sombríamente.
—¿Estás bien?
—Sí —dijo Lamorak— Escucha, tal vez deberías tener una cita con Draco. A ver si hay algo allí.
Harry negó con la cabeza.
—No estoy interesado en él. Hay una diferencia entre sentir lástima por alguien y quererlo.
Lamorak le dedicó a Harry una rápida y dolorosa sonrisa.
—Buen punto —dijo. Consultó su reloj— Debería irme.
—Está bien —dijo Harry, decepcionado. Llevó a Lamorak a su chimenea. No estaba seguro de lo que había dicho mal. ¿Lamorak quería que saliera con Draco para que Harry dejara de coquetear con él?
Cuando llegaron a la chimenea, Harry se dio cuenta de repente de que estaban solos y más juntos que nunca.
—Realmente me gustas, Lam —susurró Harry— Sé que no quieres que lo haga, pero yo sí.
Lamorak resopló en un suspiro irregular y apoyó la frente contra la de Harry.
—Eres lo más destacado de mi semana, Harry.
Harry sonrió. Sus narices se tocaban, y luego sus labios se tocaban, porque Lamorak lo estaba besando. ¡Lamorak!, ¡Lamorak lo había besado! Harry le devolvió el beso con avidez, pero terminó mucho antes de que Harry estuviera listo.
—Mierda —dijo Lamorak— Lo siento mucho. No quise aprovecharme.
—¿De qué estás hablando? ¡Me he muerto por besarte durante meses!
—Hay tantas cosas que no sabes sobre mí —dijo Lamorak, alejándose de él, sus dedos jugando nerviosamente con los botones de su camisa— No es justo para ti.
—Lam —dijo Harry, poniendo su mano en el antebrazo izquierdo de Lamorak— Te conozco. Te respeto. No hay nada que pueda saber de ti que pueda cambiar eso.
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...CONTINUARÁ...