A Black Skull

Harry Potter - J. K. Rowling Katekyou Hitman Reborn!
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A Black Skull
Summary
Skull no recordaba mucho. No eran memorias. Pero estaba seguro de haber vivido otra vida. A veces simplemente sabía cosas que nunca había aprendido o presentía cuándo algo iba a pasar antes de que pasara. No recordaba nada específico de esa otra vida, aunque a veces tenía pesadillas con el fuego rozando su piel y agua llenándole los pulmones. Y a veces, alguna cara le era familiar sin haberla visto antes.Pero eso a él nunca le importó. Era raro, muy raro, pero la verdad era que su día a día era aún más raro con el resto de Arcobalenos (sin los Cielos y con Lal. Skull nunca se había fiado mucho de los Cielos en general, otro de esos extraños presentimientos) desafiando las leyes de la naturaleza y la lógica como si nada.No hasta que entró al Ministerio de Magia británico por unos asuntos y se lo encontró casi vacío excepto por unas personas en mitad de una pelea. Como su suerte era su suerte, resbaló y salió disparado hacia una de esas personas, haciéndola esquivar un hechizo. Alzó la mirada para ver contra quién se había chocado y... vio esos ojos azules tan familiares.
Note
Este capítulo sólo está publicado para que la historia no se me borre. Ya veré cuándo la actualizo.
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Un pequeño vistazo de cómo Skull se tropezó y vio su vida pasar por los ojos... de otra persona

Sinceramente, no le sorprendía.

Debería haberlo visto venir. Mientras que el trabajo no parecía tan malo, eso era porque le faltaba bastante información, cosa que hacía que pareciera simplemente misterioso y nada más.

Mafia...

Por una vez en su vida, algo extraño se le había lanzado a la cara sin que tuviera un ligero recuerdo o presentimiento de ello. El circo le recordaba a algo de motos, la magia era un conocimiento que ya sabía, pero la mafia... No le sonaba. Nada de nada.

Excepto a lo mejor esos Vindice de hacía bastantes años y su charla de Llamas. Skull no se acordaba mucho de esos momentos, había sido muy pequeño y había estado un poco en shock todavía.

Y ahora la mafia le venía golpeando la cara, casi literalmente por el hitman de gatillo fácil.

Skull llegaba a tiempo, de verdad, justo a tiempo, así que tampoco venía muy pronto. Pero llegó, ¿no? Eso era lo que contaba y él había tenido que ducharse y conducir durante media hora en su moto porque justo antes había estado en un espectáculo. No podían enfadarse cuando no llegó ni un segundo tarde. De hecho, llegó cuatro minutos antes de la hora indicada.

Pero al parecer, en la mafia eran un poco tiquismiquis con la hora. En cuanto entró en la mansión (era una mansión, nada de casa como decía en el folleto que le dio Checker Face) y abrió la puerta que daba a la habitación en donde supuestamente estaría la reunión (después de seguir unos ridículos carteles. El showman era Skull y era, por lo tanto, dramático, y hasta él dudaba un poco de esos carteles), una bala le pasó rozando su mejilla izquierda, dejando una fina línea.

Skull, obviamente, ni se inmutó. ¿Por qué debería cuando sus acrobacias le habían llevado más cerca de la muerte que un corte hecho por la bala? Al menos eso pareció darle un poco de respeto para los que estaban dentro de la habitación.

Siete personas sin contar a Checker Face y contando a Skull.

Siete colores, los del arcoíris. Una silla de cada color. La única que quedaba libre era la morada. Era obvio que esa era la suya. Pero en serio, se sentía un poco insultado. El morado no le hacía justicia a su pelo u ojos. Si iban a seguir el logo del arcoíris, al menos podrían haberle hecho el favor de ser lo más fiel posible a la realidad.

Skull se sentó y se quedó callado, escuchando la conversación. Estaban preguntando detalles del trabajo y poco a poco se dio cuenta Skull de que se había metido de lleno en la mafia.

Si hubiera sido cualquier otro civil, se hubiera puesto en pánico. Pero era Skull, así que simplemente pensó 'pos vale' y siguió con su vida. Por alguna razón, la muerte a su alrededor era algo muy sintetizado, como si antes hubiera experimentado algo así. Al menos así estaba más en su territorio, con sensaciones de recuerdo.

Tampoco era que a Skull le gustara matar, pero tampoco entraba en un ataque de pánico si alguien cualquiera moría delante suya.

Una vez que la dudas estuvieron resueltas, la mujer sentada en la silla naranja (el resto le había estado dando una especie de respeto y liderazgo a esa mujer inconscientemente. A Skull, por alguna razón, no le caía bien esa señora. El naranja no era su color favorito, esa mujer se sentía falsa como otro falso líder al cual no había querido servir, ¡le arrebataron su libertad! No quería perderla otra vez) anunció que era hora de las presentaciones porque hasta ahora nadie lo había hecho con tantas preguntas que estaban haciendo.

Estaba Reborn, el mejor hitman del mundo y sol. Tenía un traje muy pulcro y una fedora que le quedaba muy bien. Unas patillas bastantes curiosas y un extraño camaleón que cambiaba de formas. Ese era el hitman de gatillo fácil. Skull diría que era arrogante, pero sus instintos le decían que era peligroso, muy peligroso, se había ganado toda esa arrogancia. ¿Y era realmente arrogancia cuando podías respaldar todo lo que decías?

Fon, el mejor artista marcial del mundo y tormenta, con muchas artes marciales en la punta de sus dedos para usar cuando quisiera. El Ojo de la Tormenta, le llamaban al parecer. Bueno, su nombre era Feng, pero la pronunciación era un poco rara y Skull podría decirlo bien pero a veces era una pequeña mierdecilla para algunas cosas. Esa era una de ellas.

Lal Mirch, ex-miembro de COMSUBIN y lluvia. Tuvo al parecer un alto rango pero con el despertar de sus Llamas, el gobierno no quería arriesgarse con la mafia. Aún así, Skull sabía que Lal Mirch seguía teniendo conexiones, muchas conexiones, más que cualquiera del resto de esos de alto rango que habían sido compañeros de trabajo suyos. Una mujer así, una persona así, era de las que no se dejaban despedir. Skull sabía que seguramente dimitió antes de que la echaran y que lo hizo con mucho estilo.

Verde, reconocido científico y rayo, apodado la Segunda Venida de Da Vinci. Un científico loco de cabo a rabo. Práctico, directo y lógico. Skull se preguntaba cómo reaccionaría por primera vez ante la magia. Si pudiera ser, Skull quería un asiento de primera fila cuando pasara si es que todavía no había pasado.

Viper, informante y niebla. Eso fue todo. Skull tenía el presentimiento de que era más que sólo un informante. Notaba magia pasiva en Viper. No llegaba a ser un mago porque no podría usar magia activamente, pero estaba claro que podría hacer pociones muy potentes o runas antiguas terroríficas. Nota mental: Preguntarle sobre la magia. En teoría, no estaba rompiendo ninguna regla si se lo decía a un 'Squib'.

Luce, octava líder de la famiglia Giglio Nero y cielo. Skull lo veía en sus ojos, segundas intenciones y manipulaciones. Nunca parecía mirarles, era más bien como si estuviera mirando otros aspectos de sí mismos. ¿Vidente? A Skull no le caía bien. Ni ella ni sus galletas. Tenían un sabor el cual le repugnaba, como una cazadora atrayendo a su presa. Mantendría un ojo en ella... Y tenía una barriga que gritaba 'embarazada'. ¿Qué hacía ahí cuando tenía que cuidarse por el bien del bebé? Parecía que quería tenerlo, así que seguramente le importaba la seguridad del bebé.

Luego le tocó a él, lo cual salió tan bien como uno esperaría. Cuando en duda, hacerse el tonto y ponerse una máscara. Era un showman después de todo, podía hacer de éste su espectáculo.

"Skull De Mort, mejor especialista del mundo y no sé de qué tiempo atmosférico estáis hablando." Dijo inocentemente, con una sonrisa sincera y brillante.

Todos se quedaron en silencio.

"Un civil, ¿de verdad?" Reborn dirigió una mirada acusadora a Luce, asociada de Checker Face (entre los dos al parecer les darían sus misiones).

"No podemos hablar de ésto con civiles. Nos estamos poniendo en peligro tanto a nosotros como a éste inocente civil." Sí, claro, bien dicho, Lal. Aunque lo que ella no sabía era que Skull no era tan inocente como pensaban. Skull sabía perfectamente que él había sido el que acabó con cada una de las personas en el orfanato y no se arrepentía de ello. A lo mejor era una reacción demasiado grande matar a todos, pero había sido un accidente, tampoco se sentía culpable por pasarse porque ellos habían sido horribles.

"Tranquilos. Skull ya tiene sus Llamas activas aunque no esté metido en la mafia. Puedo asegurar que sus Llamas de la Nube son muy fuertes y ese era el requerimiento principal para Il Prescelti Sette. Las Llamas más fuertes de cada tipo" Aseguró Luce.

Skull siguió sonriendo con confusión y una ligera inclinación de cabeza hacia un lado.

"Ahhhh. ¿Os referíais a esas llamas moradas? Son muy útiles." Afirmó Skull como si estuviera contento de por fin entender algo.

"Por supuesto que son útiles." A Reborn parecía que se le estaba acabando la paciencia. "¿Pero para qué pueden serle útiles a un civil?" Preguntó en forma de burla. Skull respondería adecuadamente, a eso podían jugar dos.

"Pues claro. Me curan cuando me rompo una pierna o dos cuando hago prácticas experimentales en moto, por ejemplo. Oh, y el corte de antes." Señaló su mejilla. Skull sabía que ninguno de ellos se dio cuenta de que ya no tenía ninguna herida en la cara. Sólo les estaba indicando, dejándoles saber, que no se habían dado cuenta, recalcando la falta de atención y habilidad de observación que tenían. Reborn era muy orgulloso, seguro que a él le afectaría más que al resto que tuvieran que señalarle su error.

Los demás le miraron, Skull tenía la cara limpia, sin ninguna línea de sangre ni nada. De repente, los ojos de Verde brillaron en una manera muy inquietante.

"¿Tus Llamas de la Nube te pueden curar? Los Soles tienen fama por sus habilidades curativas, pero no ha habido ni una Nube con regeneración. ¿O ese no es su límite? ¿También sirven para curar a otros? ¿Cuánto tiempo tarda en curar una pierna rota? ¿Cuánto tiempo tarda en curar otras heridas?" Había sacado una libreta y un lápiz de quién sabía dónde y no paraba de escribir a mil por hora.

"¿No lo sé? Nunca he intentado curar a otros. Y hace un mes me rompí las dos piernas. El fémur de ambas y otro par de huesos con nombres raros. Creo que fueron... ¿Dos días y medio? No tenía ningún espectáculo pendiente cerca, así que no tenía prisa. Cuando tengo uno al día siguiente, se suelen curar más rápido, no sé. Especialmente si son más graves. ¡Una vez me caí de una acrobacia en moto y pensé que me rompería el cuello! Pero sólo me quedé inconsciente y desperté perfectamente bien minutos después, así que creo que en realidad no fue nada." Mentira, sabía que se había tenido que romper el cuello, una herida mortal, una muerte rápida. Pero no murió.

Verde parecía... Emocionado. Demasiado emocionado a decir verdad. Skull estaba empezando a sentir peligro. Se había pasado, ¿no? Se había pasado al hablar y ahora le estaba explotando en la cara. Genial.

Al menos podía decir honestamente que el resto de ese día fue sin ninguna bala más dirigida hacia él. Aunque no podía hablar por el resto de días.


Il Prescelti Sette. Así les llamó Luce.

Skull sabía que tenía más significado de lo que les estaban diciendo. Había decidido seguir un poco en este trabajo para averiguar qué pasaba. Y en serio que tenía planeado dejarlo cuando se viera demasiado arriesgado. Porque estaba claro que en algún momento le intentarían hacer algo.

Sin embargo, esas personas con la que trabajaba eran... muy únicas, irremplazables, brillantes por su propio derecho. Eran todos diferentes los unos de los otros, pero eso mismo les hacía brillar más. La mayoría... No, TODOS estaban algo locos porque definitivamente ninguno de ellos estaba totalmente cuerdo. Pero no era malo. Algunos podían llegar a ser agresivos, otros demasiados entusiastas en hacer experimentos o demasiado... demasiado ellos. Pero eso era algo bueno, o al menos así lo veía Skull.

Se había enamorado y no, no era de una forma romántica. Había distintos tipos de amor, ¿sabéis? Pues ellos le habían arrebatado el corazón con su forma de ser. Skull sabía que ellos también lo veían así aunque seguramente no lo admitiría en voz alta.

Skull se sentía bien, libre, se encontró sonriendo genuinamente todo el tiempo. No recordaba ningún otro momento en su vida que hubiera sido así. Ningún recuerdo que pudiera recordar. Hasta el circo no fue tan... mágico, aunque no se refería al sentido literal con la magia literal. Ya sabéis a lo que se refería.

Las máscaras que tenía cubriéndole ya no eran tan pesadas, tampoco se sentían realmente como las máscaras de antes. Eran más bien un juego entre amigos, algo que había hecho tanto que era ahora una buena y graciosa costumbre. Especialmente cuando podía hacerles sonreír cuando se ofuscaban demasiado. No eran sonrisas falsas lo que conseguía, sino pequeños y ligeros cambios en las comisuras de sus labios que indicaban que ahora estaban mejor.

Con todo eso, Skull no se podía ir de ahí y dejarlos de ver. Ya no se podía ir, dejándolos a ellos atrás.

Ellos eran los tan llamados Il Prescelti Sette excepto Luce. Porque Luce seguía siendo igual de manipuladora. Seguía teniendo esos mismos ojos que se habían rendido hacia lo que parecía su destino. Luce era eso, una persona que se había rendido y ahora hacía lo que había visto en una visión porque 'no había otra manera'. Seguramente antes no había sido así, antes era probable que luchara, que se sintiera más viva y real. Y ahora seguramente se había convertido en lo que antes había odiado más. Por eso mismo no podía odiarla, porque también fue víctima del destino que veía y ahora era su marioneta. Tampoco podía confiar en ella, sin embargo.

Ah, bueno, ellos y la nueva adquisición. El caso era que después de los primeros días, un acosador llegó. No, en serio, ni siquiera se escondía bien. Podría engañar a muchos pero Skull sabía que todos le habían notado. Mierda, incluso se había unido a algunas comidas. Ahora era más bien una gracia a la que todos seguían el rollo.

El acosador era aprendiz de Lal. O al menos lo fue cuando ambos estaban en CONSUBIN. Hasta que Lal dimitió (y Skull insistía en que dimitió y no la echaron) y luego a Colonnello le pasó lo mismo de despertar sus Llamas. Ahora Colonnello estaba siguiendo a Lal, intentando estar ahí para ella. Porque la amaba. Muchos dirían que era un simple capricho o una obsesión, pero los ojos de Colonnello estaban claros, amaba a Lal y la seguiría hasta el fin del mundo y más allá.

Todos ellos eran ahora sus amigos (aunque no lo admitieran), sus compañeros. Skull podía perfectamente tener uno de esos días (de esos en los que mantener una máscara era difícil e imposible aunque ya no fueran tan pesadas. Cuando prefería quedarse en su cuarto y estar todo el tiempo callado) y nadie decía nada. No había nada que decir. Respetaban su intimidad e intentaban ayudar de manera sutil (aunque Skull sabía lo que estaban tratando de hacer por más sutiles que fueran. Eso le alegraba en esos días).

Skull confiaba en ellos no sólo con su vida, sino con su libertad. Era por eso que no se podía arrepentir de arriesgarla si eso significaba poder intentar salvarles a ellos también.

La paz, sin embargo, no duró. Entre misiones y misiones, habían pillado confianza. El caso era que el resto menos Skull también le pillaron confianza a Luce. Esa fue la causa de su caída.

La misión había sido acabada y ahora estaban subiendo una montaña para reportar y comer allí todos juntos de paso. Skull estuvo todo el día inquieto y con un nudo en la garganta, pero no sabía por qué. No lo supo hasta que fue demasiado tarde y esos chupetes estaban alrededor de sus cuellos ahora en un cuerpo de una versión mucho más joven de sí mismos. Debían de tener físicamente unos dos o tres años y todo estaba mal. Había un sentimiento de encarcelamiento y el chupete se sentía más bien como una gran cantidad de cadenas que parecían inmovibles.

Todos y cada uno de ellos eran de tamaño bebé. Excepto Luce, quien a pesar de tener un chupete en el cuello, de color naranja en su caso, no estaba enfurecida, confundida o indignada como el resto de ellos.

Incluso Colonnello estaba igual. Su chupete azul al haberse puesto entre Lal y el chupete que se acercaba. Lal también tenía tamaño bebé pero su chupete era gris y vacío de lo que quiera que tuvieran el resto de los chupetes.

Después de un discurso por parte de Checker Face sobre no sé qué Llamas más fuertes de cada tipo y el equilibrio del mundo, cada uno de ellos se separó luego de destrozar varias cosas a su alrededor.

Se sentían traicionados. Luce lo había sabido todo y no solamente se lo había callado y seguido el rollo, sino que también había ayudado a que ellos fueran malditos. Excepto Skull. Él no podía sentirse traicionado cuando ya desde el principio sabía que Luce no estaba en el mismo tren que ellos. Todas esas asquerosas galletas y todas esas falsas sonrisas. Los demás habían estado prácticamente desesperados por un Cielo que pudiera Armonizar con ellos. Eran demasiado fuertes para el resto y, de todas formas, los demás tenían claramente malas intenciones hacia ellos. Luce fue la primera con la que podrían Armonizar y la primera que no parecía tener malas intenciones hacia ellos. Daba igual que ya tuviera Guardianes, era la mejor opción que tenían. Al final, acabó siendo demasiado bueno como para ser verdad.

Skull no recordaba debidamente esa otra vida, no recordaba cómo había vivido y mucho menos aún a quién había conocido, pero había un odio inherente a los Cielos falsos con palabras dulces pero malas intenciones en sus ojos. El mundo no era perfecto, no se esperaba en la mafia a nadie que no hubiera hecho al menos algo 'malo', pero no le gustaban los Cielos que marcaban a la gente como objetos suyos y eran malos con estos.

Sin embargo, él no explotó enseguida. No eran de los que explotaban, de todas formas. Solamente se fue, menos libre que nunca, a algún sitio seguro mientras que los demás también necesitaban su espacio.

No se esperaba que no se volvieran a ver hasta casi cinco años más tarde. Había pasado demasiado tiempo pero Skull no les molestaría si aún necesitaban su tiempo, ellos sí estuvieron afectados por la traición, lo de Skull fue solamente furia y odio puro.

Fue algo al azar, por casualidad. No había estado esperando encontrarse a Viper, pero pasó. Y, bueno, después se fue encontrando aleatoriamente con los demás también. Estaban más calmados pero no menos furiosos. Skull sabía que había algo diferente ahora entre ellos. Esas memorias manchadas por traición y odio.

Dejó que le dispararan. No eran como esos disparos que nunca dejaban más que a lo mejor un pequeño arañazo que no se pudiera curar segundos después. Esos que eran de broma porque ellos no tenían la misma mentalidad que unos civiles y esas cosas no eran para tanto. A Skull siempre le habían gustado esos disparos, porque eran de broma y le hacían sentirse vivo cuando se hundía demasiado en una máscara o su mente intentaba demasiado recordar cosas de esa otra vida (porque también le disparaban por eso. Un simple toque o meneo no hubiera conseguido despertarle y sacarle de sus pensamientos).

Pero ahora tenían más furia ciega y menos bromas. De todas formas, nunca le daban en algún sitio importante ni eran demasiado graves. Y Skull necesitaba más que ese ligero pellizco de dolor por unos segundos que los disparos de antes hacían, para despertarse y centrarse. Ese chupete le estaba pasando factura y no era precisamente porque chupaba muy lentamente sus Llamas. Era esa falta de libertad. Se sentía como si se estuviera ahogando, quería desesperadamente ser libre pero no podía. A lo mejor era una cosa de Nube, ahora que lo pensaba mejor.

Y ese cuerpo le recordaba a cada instante su falta de libertad. A cada paso que daba, notaba lo poco que se desplazaba, pasos más pequeños de lo que recordaba que eran antes. A cada cosa que intentaba coger de la encimera, notaba lo que pequeños que eran sus brazos y sus piernas al no poder alcanzarlos sin la ayuda de un taburete. A cada cosa que intentaba coger sus manos, notaba lo pequeñas que eran, los dedos cortos y su incapacidad de coger cosas que como adulto eran fáciles de coger. A cada nostalgia que le daba, notaba más que nunca el pequeño cuerpo que ahora tenía y su incapacidad de montar en una moto en condiciones y hacer las piruetas que antes hacía.

La esperanza volvió cuando, un día, Reborn entró de una patada al cuarto que tenía (al menos, el dinero no era ningún problema. En su tiempo como especialista, el mejor de todos, había hecho suficiente dinero para mil vidas), le cogió de la parte de atrás del cuello de la ropa que tenía puesta y le llevó arrastrando hacia un auto mini en el que sorprendentemente cabían todas sus cosas (¿y cuándo le había dado tiempo empacar todas las cosas sin que Skull se diera cuenta? Estaba un poco ido de sí por lo que sería seguramente unas cuántas horas, pero no como para no notar a alguien del tamaño de un bebé cogiendo sus cosas y metiéndolas en un muy mini-auto, ¿no? Bueno, era Reborn). Le ató y le llevó en contra de su voluntad a una mansión que tenía un poco de cada uno de ellos (el comienzo de un laboratorio, un par de campos de entrenamiento, un campo de tiro, una cochera donde podrían caber un montón de vehículos...). Lo más extraño era que parecía la mansión que habían empezado a planear en hacer antes de la maldición cuando pensaron que el trabajo de 'Il Prescelti Sette' iba a durar bastante más y era más cómodo si todos vivían en un sitio más cómodo que la mansión de Luce y su famiglia. Se habían pasado un poco mucho al planearla, pero nunca acabaron de hacerlo. La mansión que tenía delante tampoco estaba acabada.

Y se echó a llorar cuando vio la mini-moto en la que podía montar con su pequeño cuerpo actual, con un Verde al lado que murmuraba algo de que al menos había otro más que había sido arrastrado hasta ahí en contra de su voluntad. Al parecer, solamente había faltado Skull y era el último porque se había escondido muy bien (tan poco era que se hubiera escondido. Solamente creó un nombre falso para comprar un piso y luego procedió a mezclarse entre la gente las pocas veces que salía para comprar comida y agua. Era verdad que era bueno actuando y pasando desapercibido, pero tampoco había estado expresamente intentando ocultarse. A lo mejor era porque no había estado haciendo mucho más a parte de intenta tener algo de movilidad en su cuerpo a diferencia de los demás).

Una vez ahí, Reborn por fin dijo sus intenciones. Entrenarlos. Se dieron cuenta más tarde que su versión de entrenamiento era una tortura. Menos mal que ellos no eran normales y podían con eso a pesar de tener cuerpos de bebé que definitivamente no eran normales a pesar de su aspecto porque no podrían recuperar la fuerza que tenían si fueran normales. Una década después de la maldición y ya se podían ver a todos con una maestría de sus propios cuerpos obtenida hacía ya más un par de años.

Se quedaron a vivir ahí. O, al menos, decidieron volver ahí de vez en cuando. La mansión no se terminó y la mayoría de las veces que estaban todos ahí era solamente para una reunión cada dos o tres años, pero al menos volvía a haber algo a lo que volver. Skull, en cambio, fue el que se estableció más allí. Puede que volara y durmiera mucho en ese dirigible suyo que estaba muy guay si se lo permitís decir, pero era el que más se quedaba en la mansión.

Puede que nadie volviera tan a menudo, pero volvían y Skull estaba dispuesto a al menos nunca dejarlo demasiado descuidado. Además, incluso dejaron bastantes cosas ahí a pesar del poco tiempo que pasaban en esa mansión.

Los años se hicieron más amables en algún sentido. Volvía a haber un sentido de familiaridad entre ellos que no estaba marcado por el dolor o la traición. No del todo como antes y fue muy lentamente, pero estaba ahí. Y, a pesar de no ser libre, Skull estaba lo más feliz que podía estar, especialmente porque cada vez pasaban más tiempo en la mansión a menos que tuvieran algún trabajo afuera. Reborn estaba bastante tiempo en otro lado por ese alumno, y después otro, al que le habían entregado como sacrificio sin que los pobres tontos supieran de verdad que era un sacrificio. Lal solía quedarse a menos que CEDEF tuviera algo demasiado urgente que requiriera varias noches fuera de casa. Colonnello estaba normalmente en Mafia Land, pero en todas sus vacaciones volvía a la mansión. Verde ya se había trasladado prácticamente ahí y estaba escondido la mayoría del tiempo en el laboratorio ahora mucho más lleno y completo (y expandido y con cosas que nadie más sabía qué eran). Viper se iba y volvía con más frecuencia (Skull sabía que se hacía llamar Mammon ahora porque no quería que nadie más supiera que estaba trabajando con los Varia. No era la Niebla de ese furioso Cielo, sino que más bien, de alguna forma, ahora era más bien como si se sintiera responsable del furioso mini-Cielo, daba igual lo que dijera de la buena paga, aunque eso también era claramente una razón). Y Fon, si no estaba en China (o con su nueva aprendiz años bastante más tarde), estaba ahí. Skull solamente se iba si Carcassa (no sabía cómo asumió el mando de esa famiglia ni quería saberlo, la verdad, pero fue accidentalmente) tenía algo urgente que no pudiera hacer desde ahí o para jugar al juego de 'invasión a Mafia Land para entrenar a los nuevos y reírse un rato', aunque a Colonnello no le hacía tanta gracia (esa era la mitad de la diversión para Skull).

Fue algo sorprendente cuando Reborn cogió a su segundo estudiante bajo su ala. Al principio, todos pensaban que a pesar de ser Vongola, no todo se iba ir a la mierda y lo que pasaría mayormente era que otra pobre alma había sido sacrificada a Reborn (el porqué continuaban dándole estudiantes era todo un misterio). Pero Viper (Mammon si estaban delante de otros) había sido arrastrado con los Varia a una especie de prueba (y una semi-venganza. El furioso Cielo que ya no era tan pequeño se había ganado esa semi-venganza y el Nono Vongola toda esa mierda por ser un muy mal padre si es que se podía llamar así). Luego vino lo del futuro y eso fue simplemente una mierda y media. Y un dolor de cabeza cuando las memorias volvieron de repente (Skull no estaba impactado con su propia muerte, ya le había pasado una vez, no era para tanto. Pero Colonnello, Lal, Viper, Fon y Verde habían muerto antes que él. Sus muertes y la idea de dejar a Reborn solo habían sido horribles).

Una guerra entre Vongola y Simon también sucedió, y Skull acabó conociendo a Enma Kozato (o Kozato Enma en Japón) y decidió que él estaba bajo su ala igual que Viper había hecho con Xanxus (lo de Reborn y sus estudiantes había sido más bien el demonio cogiendo a sus víctimas que habían sido sacrificadas a él).

Pero luego ocurrió la Batalla Representativa del Arcoíris. Todos sabían que era un trampa, no se fiaban de Checker Face. Pero no tenían otra opción que pelear para ver qué quería exactamente ese cabrón. Era o eso, o que encontrara una manera peor para hacer lo que quiera que fuera lo que quisiese hacer. Fue entonces que los Vindice salieron de la nada y empezaron a eliminar a todos los demás. Al final, fue el Equipo Reborn el que ganó y Checker Face mostró sus colores por fin.

Otros Arcobalenos, como si ellos no hubieran sido suficientes, ahora quería condenar a otros y dejarles por muertos a ellos como si nada. Por primera vez, Skull iba a explotar de verdad, le daba igual que Checker Face le matara antes. Fue una suerte que Sawada Tsunayoshi, estudiante de Reborn, hablara e intentara buscar otra forma. Creó el tiempo suficiente como para que Talbot, un viejo que tenía como segunda identidad la de Nicolas Flamel en el mundo mágico (cosa que Skull sabía gracias a Viper), llegara a la escena y diera la solución de todo esto.

Bermuda, jefe de los Vindice, era la clave para el fin de la maldición y aceptó con tal de cumplir su venganza (y vaya, tenía que tener algo de sangre Black dado que ha guardado tal rencor durante siglos, solamente un Black podría hacer algo así... ¿Pero de qué Black estaba hablando? Había una familia mágica con ese nombre pero estaban casi todos extintos y él no había tenido ninguna relación con ellos).

Y así, fue cómo Lal volvió a su cuerpo normal adulto y el resto de ellos se tuvieron que aguantar con poder crecer. Qué fraude y qué desilusión después de lo emocionados que estaban, pero al menos Verde consiguió una manera de hacerlos crecer en un año todos los años hasta donde habían envejecido antes de la maldición. Fue un año en el que estuvieron todos juntos, incluso Lal (quien se rio de todos ellos pero era algo justo, ellos también se hubieran reído en su lugar). También fue un año caótico y lleno de hormonas. Qué asco era tener que pasar por la pubertad otra vez (pero al menos descubrieron que un Reborn borracho en plena adolescencia tendía a llorar. Y todos se sorprendieron cuando un Skull borracho a la edad de la adolescencia significaba mucha furia típica de una Nube normal. Y, bueno, también cuando estaba borracho en cualquier otra edad, pero era mucho más difícil conducirle a esa furia sin las hormonas de la pubertad).

Pero lo consiguieron y, mes después, dieron una fiesta para celebrarlo (pobre Tsuna que fue obligado, aunque no tan obligado, por Reborn). Tuvieron que acostumbrarse a sus cuerpos de adultos otra vez, pero lo consiguieron en unas semanas, antes de la fiesta, y todo se hizo un poco mejor (aunque hubo llantos y lloros con mucho alcohol porque era difícil ser un adulto en el cuerpo de un bebé, pero también era difícil haber sido una bebé físicamente por décadas y volver a ser un adulto en cuerpo como si nada hubiera pasado. Lal tuvo que aceptarlo antes que ellos).

Y pasaron un par de años así y Skull tenía que reconocer que fue un tonto. Los otros descubrieron sus Llamas naranjas y le miraron mal cuando él dijo que nunca se había parado a pensar lo que significaban (nunca antes pudo hacerlo, porque si ni siquiera podía vivir el día a día sin tener días malos cada mes, pensar en otra cosa más como esa podría empeorarlo todo aún más otra vez. Y lo de crecer otra vez y las hormonas no le dio mucho tiempo para pensar en algo más).

Sorprendentemente, Armonizaron. Skull tenía unas poderosas Llamas de la Nube, pero sus Llamas secundarias, las del Cielo, no eran tan fuertes y él mismo lo sabía. Armonizar con los más fuertes de sus Llamas fue algo que no se había esperado. Aunque no fue malo, nada malo.

Y todo fue bien y Skull era libre y podía respirar otra vez, con todos viviendo en la ahora completa mansión (o incompleta todavía, según por dónde lo mires. De vez en cuando a alguien se le ocurría algo y por supuesto que lo añadían). Era frecuente que se fueran a hacer algún trabajo, pero siempre volvían después de acabarlos.

Hasta que tuvo que ir al Ministerio Mágico Británico.

Había tenido un gran espectáculo ahí antes en ese mismo día, uno de los primeros espectáculos tras tantos años. Nadie se había quejado y por más dudas y preguntas que tuvieran, eso de ser los mejores en sus respectivos campos de especialización lo llevaban a otro nivel y Skull no era una excepción. El mundo le dio la bienvenida y, tras lidiar con lo inminentemente político de los gobiernos gracias a un Viper al que se le había pagado dinero (siempre hablaban de él en masculino. No estaban seguros de su género pero él les dijo que, como mínimo, no le importaba que se le tratase como él), nadie se había quejado.

Después de dicho espectáculo, decidió ir al Ministerio de Magia Británico porque tenía que devolver a las autoridades el Traslador que había usado para llegar al país desde Rusia. Ese era el último destino de su tour mundial, el primero en décadas, y había visitado muchos lugares en poco tiempo como celebración de que Skull De Mort estaba devuelta. Había necesitado usar la magia para ir de un sitio a otro rápidamente para tener suficiente tiempo para descansar y no había querido arriesgarse a tener problemas en mitad del tour al haber utilizado métodos más ilegales. Así que tenía que hacerlo oficialmente y pedir un par de Trasladores. Tenía que devolverlos entre una cierta cantidad de tiempo después de usarlos y no había tenido tiempo antes, así que a pesar del cansancio, había ido hasta allí para devolverlo. Su mánager era un Squib y podría haberlo traído él, pero este también estaba muy cansado y Skull sabía que hizo mucho esfuerzo para que todo en el tour fuera perfecto y Skull no estaba tan cansado como para no hacer un último viajecito y después tirarse a la cama.

Qué mala pata que su suerte era su suerte y acabara todo en esa situación.

No había nadie, lo cual era extraño. Pero Skull estaba demasiado cansado como para que le importase y, de todas formas, era demasiado tarde y no era extraño que alguno se escaqueara del trabajo. Sí era un poco raro que lo hicieran todos a la vez, pero podía ser una coincidencia y no podría haber más de diez personas que deberían haber estado por donde Skull había pasado.

Estuvo buscando un buen rato pero de verdad que no había nadie. Así que decidió ir a ver en el Departamentos de Misterios porque conocía a los investigadores, mágicos, no mágicos, civiles o mafiosos. Siempre había como mínimo alguno que estaba despierto por la noche por el insomnio y por estar metido hasta la cabeza en alguna investigación. Con café, seguramente. Ese era otro incentivo, la posible promesa de poder robar algo de café para poder llegar a la cama. De todas formas, después de asegurarse de que había alguien ahí, podría volver en sus pasos a donde todavía podía estar legalmente sin ser un Inefable pero lo suficientemente a la vista como para asegurarse de que la persona con insomnio de turno podría verlo más tarde cuando levantara la cabeza de su investigación. Nadie le notaría, Skull era bueno pasando desapercibido y podía pasar entre barreras mágicas con facilidad si se encontraba con alguna. Era un gobierno, por supuesto que no tenían mucha seguridad y era fácil colarse y salir sin que te noten (para los civiles normales no, pero Skull no era un civil).

Hasta que se dio cuenta de que el ruido que escuchaba de fondo no eran explosiones de experimentos, sino una pelea. Qué pena que fuera demasiado tarde porque alguien puso un montón de aceite o cualquier otra sustancia resbaladiza en el suelo y algo con lo que Skull se tropezó y empezó a resbalarse hasta chocar con alguien, haciendo que esa persona esquivara por los pelos un hechizo y sin que le diera a Skull en su lugar (tampoco era que estuviera muy preocupado. Cualquier herida normal, mágica o no, se curaría con sus Llamas aunque tuviera que asegurarse de que nadie más viera las Llamas. Y, al parecer, la maldición de los Arcobalenos hacía que no pudieran ser afectados por ninguna otra maldición o algo así mientras que esta estuviera activa, lo cual también parecía significar que, una vez que ya no la tienes, te daba no una inmunidad, sino una gran resistencia al resto de maldiciones y cosas así).

Luego Skull alzó la vista para ver contra quién se había chocado y pedir perdón y quitarse de encima. Pero vio esos ojos que nunca antes en esa vida había recordado pero que ahora sí, igual que las memorias de esa otra vida.

Porque no solamente eran unos ojos azules, sino que eran esos ojos que no eran exactamente azules como pudiera parecer al principio, sino de unos grises que le resultaban muy familiares. Eran los ojos de su hermano mayor, Sirius Orion Black. Y Skull una vez fue conocido como Regulus Arcturus Black.

La pelea cayó a un segundo plano y el mundo pareció ir a cámara lenta.

Mierda, sabía que no tenía tanta suerte como para tener paz así porque sí (bueno, paz relativamente hablando teniendo en cuenta a Reborn y a todos los demás).

Y reconocía que huyó. La pelea fue trasladada un par de minutos después en pleno Ministerio y bastantes de los mortífagos fueron capturados enseguida. Le resto seguía peleando en donde se había llevado la pelea pero de pronto apareció ese cabrón de Voldy y todos se enteraron de que había vuelto. El resto de mortífagos que no habían huido aún fueron arrestados y todos los presentes fueron interrogados. Skull se libró cuando dijo que venía cansado de trabajar a devolver un Traslador porque por la mañana ya se habría acabado el plazo y que entró sin darse verdaderamente cuenta en el Departamento de Misterios. No había ninguna alarma que le digera que por ahí no se podía ir y estaba demasiado cansado como para darse cuenta por sí mismo además de que nunca había estado antes en el Ministerio de magia Británico, así que se acabó tropezando y haciendo esquivar a alguien que dio la coincidencia que era Sirius Black el criminal que al parecer no era un criminal. Fue suerte que no le diera ninguna maldición, pero como pronto esa pelea terminó, no tuvo que durar tanto tiempo sin que le dieran. Coló por sus horribles ojeras (ocultadas por maquillaje y su casco en los espectáculos) que tenía y porque estaba claramente durmiéndose incluso con el café que le dieron.

Skull estaba actuando más cansado de lo que debería estar físicamente, pero el dolor de cabeza por la memorias era real y quería irse de ahí antes de que Sirius consiguiera pillarle. No tenía ninguna duda de que Sirius le había reconocido, no después de haber visto esos ojos agrandarse en reconocimiento y sorpresa.

Por suerte, huyó rápidamente al ser uno de los primeros en ser interrogados (lo cual hizo a propósito) y justo a tiempo porque vio a Sirius de lejos intentar ir a por él cuando le vio. Desapareció entre la gente y se fue directo a la cama en la habitación de hotel no mágico que había reservado. Ya tendría tiempo de pensar más por la mañana.

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